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Mi dulce ángel por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Hola!
Tardé, lo sé, pero me fue (y me será) imposible actualizar por tareas. Así que como quiera traje este capítulo, disculpen si hay faltas de ortografía.

Aclaro que no sé cuando podré subir otro capítulo, salgo en dos semanas de la prepa :D y cuando empiecen los exámenes tendré libre.

Ahora sí, disfruten. Una última aclaración, cuando "se regresó la noche del incidente" se refería a la noche de la violación, no del accidente . Ahora si ¡a leer!

Capítulo 11

Al borde del abismo

 

 

Estaba completamente consciente de que Vegeta debió tener varias relaciones antes que él. Pero, ¿por qué con chicos demasiado mayores? ¿Acaso era un gusto extraño que él tenía o simplemente era muestra de rebeldía? Quizás era por la manera de ser de aquellos muchachos lo que le atraía, aunque también se cuestionaba el por qué ese chico pelirrojo se fijaría en alguien que evidentemente no era legal.

     Y sobre lo que dijo Trunks esa noche, ¿por qué Vegeta se regresó aquella fatal noche donde aquellos hombres se robaron su inocencia de la peor forma posible? ¿Acaso en esa ocasión iba a ver a alguien y quiso "ocultar su secreto" cambiando la versión de los hechos en su diario? Suspiró pesadamente, ya no sabía ni qué pensar.

     Además, ¿ese tal noviecito suyo era (o fue) realmente alguien importante para su vida? Si no, ¿por qué tenía bellas fotografías de ellos juntos circulando por redes sociales donde se demostraban lo mucho que se querían? Y si sí, ¿por qué no había mención suya en su diario, que era donde apuntaba los hechos más relevantes de su vida?

     Miró por última vez aquellas fotografías y apagó la pantalla de su teléfono. Salió del cuarto de baño y se topó con el menor que yacía llorando en su sitio, sentado y tomando su cabellera con cierta desesperación. Miró tristemente aquella escena y se sentó a su lado.

     —Lo siento, no fue mi intención hacerte sentir mal—ante esas palabras, el de cabellera en punta se aferró a él, ocultando su rostro en su pecho, mojando su playera.

     —¡Perdón! ¡Sí quería, pero me arrepiento!—levantó la mirada y lo vio a los ojos, al mayor sólo se le removió el corazón al verlo en ese estado—. Yo no sé qué tengo, sólo me dejo llevar por mis impulsos y no pienso bien las cosas antes de decirlas...

     —Tranquilo...—acarició su cabellera y lo tomó de los hombros. Lo guió a sí, para que se pusiera de pie y, una vez estuvo de frente, se sentara en sus piernas, para verse a los ojos—. Está bien, yo te perdono...

     —¡No! ¡Grítame o trátame mal!—apretó sus puños con fuerza, arrugando su playera—. No es justo para ti que me perdones tan fácil.

     —Yo no puedo hacer eso, no... no puedo hacerte daño—besó la punta de su nariz y unió sus frentes—. Sé que estás pasando por un momento difícil, y que los recuerdos te llegan de golpe y te hieren... Tienes muchas emociones acumuladas que buscan salir, y lo entiendo...

     —¿Por qué perdonas a un idiota como yo tantas veces?—cerró los ojos y tomó aire calmamente.

     —No es tu culpa, es de la situación—besó su mejilla y sonrió enormemente.

     —Pff, si yo fuera tú ya me habría hartado.

     —Si tú fueras yo sabrías por qué me gusta estar contigo—se acercó a su oído y mordió el lóbulo de su oreja—. Me gustan mucho tus ojos, y tu voz...—besó suavemente su cuello—...tu mirada... tu actitud fuerte...

     —Goku...—susurró cerrando sus ojos—. Perdón por todo.

     —Ya no importa, es más, ya se me olvidó—le dedicó una enorme sonrisa que el menor tímidamente devolvió—. Mejor cuéntame, ¿por lo menos te divertiste anoche?

     —Algo...—susurró—. Me agradaron varios tipos del club de fútbol, hice muchos amigos nuevos, pero... —abrazó su cuello y unió sus frentes—. Pensé en ti cada cinco minutos, te extrañaba tanto y...

     —¿Y qué?—preguntó al verlo callado.

     —Goku, me di cuenta de lo mucho que te necesitaba conmigo, tú me haces más feliz—unió sus labios en un casto beso y luego bajó su mirada con pena.

     —Y tú a mí—tomó su rostro con ambas manos y lo besó con dulzura—. Descansemos, yo tampoco dormí bien por la preocupación de que algo te pasara—el menor asintió y se acomodó en la cama.

     —Goku, lo he pensado y... creo que iré con psicológico de la escuela, necesito hablarlo con un especialista—el mayor acarició su mejilla durante su conversación ya recostados ambos—. Tal vez me impidan ir a algunas clases, y corro riesgo de que si resulta ser algo grave me suspendan temporalmente para ir a terapias.

     —¿Quieres eso?—preguntó mientras cerraba sus ojos y unía sus frentes.

     —La verdad... es que estar en esta escuela es una gran oportunidad que, si pierdo, estoy seguro que me arrepentiré... Pero ya no quiero seguir atormentándome... Yo sueño cosas terribles, y siento una gran impotencia al no poder recordar algo...

     —Trunks sabe un poco de psicología, él me ha ayudado a aceptar algunas cosas—acarició su cabello, deslizaba sus dedos ante la sedosidad de éste—. Para evitar esa posibilidad que tú temes, puedes hablarlo con él.

     —¿No crees que me creería loco? Es decir, es muy extraño esto que me pasa.

     —No, no lo creo. Es alguien muy maduro y muy inteligente, además, si quieres puedo hablarlo primero con él antes para ponerlo al tanto de la situación—sugirió.

     —¿Enserio... harías eso... por mí?—buscó su mirada lleno de ilusión al escuchar aquello. Era una increíble persona que llegó así, de la nada, no imaginó que él se converiría en alguien tan importante en su vida y que además le demostrara de esa forma (mediante ayuda) lo mucho que estaba dispuesto a enfrentar el mundo a su lado.

     —Claro que sí—unió sus labios en un tierno beso—. Mi prioridad serás siempre tú... Además, me preocupa mucho que te alteres por eso.

     —Goku, yo... realmente creo que sí abusaron de mí—confesó—. El alcohol, en lugar de hacerme olvidar, avivó ese recuerdo... no sé si sea sólo lo del sueño o si fue real.

     —¿Y cómo te sientes sabiendo esto?

     —Confundido, es lo único que puedo decir. Ni siquiera sé qué pensar—se abrazó fuertemente a él—. ¿Qué opinas?

     —Que dejes de preocuparte por el pasado y disfrutes tu presente—lo tomó de la cintura y en un rápido movimiento giró un poco para que quedara sobre él, recostado en su pecho—. Sé que es difícil para ti ignorar todo ello, pero al menos intenta que no te afecte tanto.

     —Goku... Gracias.

     —No es nada—le besó la cabeza y acarició su espalda—. ¿Algo más de lo que quieras hablar?

     —Sólo una última cosa, cuando me iba a acostar con él, tuve un fuerte miedo repentino antes de hacerlo, cuando él me tocó—lo vio a los ojos—. Creo que tengo alguna clase de trauma a causa de ello.

     —Probablemente—concordó.

     —Goku, no te mentiré. Tengo miedo de que, si algún día tú y yo lo...—sus mejillas se coloraron—bueno, si nos dejáramos llevar, yo reaccione mal y tenga que dejarte con las ganas.

     —No me molestaría, al contrario, me preocuparía mucho más por ti—besó sus labios y le dedicó una sonrisa—. Y dime, ¿acaso él besa mejor que yo?—intentó desviar la conversación por el bien del menor, que se sonrojó ante aquella pregunta.

     —La verdad, no—cerró los ojos y se acomodó en una posición agradable para dormir—. Tú eres mejor que él besando.

     —¿Y en la cama?—mencionó pícaramente.

     —Mucho mejor en la cama—reconoció sinceramente—. Te amo, Goku.

     —Llámame Kakarotto—pidió—.Sólo las personas que más amo en este mundo permito que me llamen así... Como Raditz, papá, y también mamá lo hacía.

     —¿Kakarotto?—repitió, luego soltó una risilla—. ¿Y por qué Goten, tu ultra híper mega súper genial primo, no te llama así?

     —Porque a él no le gusta ese nombre—posó finalmente sus manos en su espalda—. Te quiero mucho...

     Y así, el menor siendo arrullado por el latir enamorado de su corazón, se quedó dormido tranquilamente. Mientras que Goku, sintiendo paz interior al tenerlo entre sus brazos, se permitió dejarse llevar por los brazos de Morfeo.

 

***

 

Esa noche Goku fue a ver a Trunks, luego de dejar dormir a Gotenks en la habitación sin despertarlo, sabiendo que se sentiría muy mal luego de su borrachera. Y, bueno, le contó al pelilila todo lo conversado con el de cabellera bicolor esa tarde.

     —Goku, cálmate—pidió al verlo angustiado al terminar su relato.

     —No puedo, él... me cambiará por alguien más—susurró.

     —Estaba ebrio, su sistema nervioso central se vio afectado a causa del alcohol. Goku, seré franco, Black es un buen tipo, y si le gusta puede que intente conquistarlo—el mayor sólo cerró los ojos con impotencia—. Goku, ese no es el peor de nuestros problemas.

     —¿A qué te refieres?—no pudo evitar sentir curiosidad ante aquellas palabras.

     —A esto—le extendió un folder con varias hojas dentro, incluyendo una fotografía de un joven hombre pelirrojo. Mientras el de cabellera azabache veía esos papeles, siguió hablando—. Su nombre es Gogeta, él es el chico de las fotografías que envié esta tarde.

     —¿Y por qué es un problema?—en el fondo, esperaba lo peor por la mirada seria del menor.

     —Tengo entendido que "Gotenks" está interesado en gastronomía, ¿no es así?—el más alto asintió—. El problema es que Gogeta pertenece a esta institución como docente, del área de gastronomía.

     —¿O sea que...?

     —Así es, Gogeta puede reconocerlo y hacerle volver la memoria—completó tranquilamente—. Si hace eso de la manera equivocada y resulta ser Saiyan, los recuerdos le llegarán de manera brusca y se sentirá mal. Infiero que caerá en las etapas del duelo una vez salga del shock inicial.

     —¿Y qué sugieres que hagamos?

     —Gogeta, por ser alguien joven a pesar de ser maestro, reside en este edificio. En el último piso, última habitación. Es el único docente en esta área—bebió de la botella con agua y se quitó las gafas—. Me infiltré en la base de datos de la escuela, cosa simple, y obtuve esta información. Creo que él sigue despierto, después de todo es casi un adolescente.

     —¿Me estás diciendo que vayamos a hablar con él?—preguntó sorprendido.

     —Goku, en primer lugar, el merece saber acerca de la "muerte" de Vegeta; y en segundo lugar, debemos decirle nuestras teorías; empezando porque, considerando las fechas de su diario y además las fotografías... yo creo que la noche de la violación él no se regresó a detenerlo, sino a ver a Gogeta. Quiero preguntarle específicamente esto, claro, siempre y cuando lo permita aquello que nos diga.

     —Trunks, no lo sé...—dudó.

     —Te planteo esta posibilidad: resulta ser el maestro de Gotenks, y nota el parecido con Saiyan; pide hablar después de clases y le pregunta por qué se hace llamar así, él le confiesa acerca de su pérdida de la memoria y Gogeta por pensar que es Saiyan le cuenta su pasado para que lo recuerde—miró con una sonrisa al más alto—. Lo que sigue ya lo conoces: si resulta serlo, entrará en un shock y desarrollará las etapas del duelo. Si no, puede que adopte la personalidad de Saiyan aunque no lo sea.

     —Esto es demasiado complicado—soltó aire y miró al techo—. ¿Y si yo se lo digo de una vez, para que no me odie tanto?

     —Al final es decisión tuya, pero no olvides lo que dije—sacó una hoja donde tenía varios apuntes y dibujos de la corteza cerebral con señalamientos—. Ten, para que sepas a qué te atienes.

     —Trunks, gracias por todo—miró con detenimiento los estudios entregados—. Quisiera una opinión sincera, ¿tú crees la mejor opción el hablar con Gogeta?

     —Sí. Sirve que así aclaramos dudas directamente con él, y sabremos exactamente qué buscar en su habitación—se colocó nuevamente las gafas—. Sugiero ir ya, ¿estás listo? Igualmente yo ya tengo un listado de cosas para preguntarle, ya si tú deseas preguntar algo más puedes hacerlo.

     —Sí, vamos.

 

***

 

El alegre joven pelinegro abrió la puerta con las llaves prestadas. Miró sentado en la orilla de la cama al de cabellera bicolor que, al escuchar el sonido de la puerta abrirse, había volteado a verlo.

     —¡Hola, Gotenks! ¿Cómo estás?—saludó efusivamente a pesar de ser muy tarde.

     —Bien—respondió luego de un bostezo—. Dame un minuto—pidió al tiempo que entraba al baño.

     —¡Sí!—miró la cama destendida donde había estado durmiendo el mayor y sonrió.

     El pelinegro comenzó a acomodar las cobijas con intención de, cuando volviera, dormir a su lado. El de cabellera en punta salió del cuarto de baño y lo saludó con una sonrisa.

     —Hola. Disculpa, pero en verdad era una urgencia. ¿Cómo estás?

     —¡Excelente!—se sentó en la orilla de la cama y le dedicó una enorme sonrisa—. Goku me pidió que viniera a pasar la noche contigo porque él tenía que hablar con Trunks de algo importante... ¿Sabías que lo acompañará el martes a una junta importantísima porque Black no podrá hacerlo? ¡Será genial! Porque siempre que van a esas juntas les dan bocadillos de regalo, y Trunks siempre me da los suyos, y ahora le podré pedir a Goku los que le den, ¡es increíble!, ¿no lo crees?—el mayor sonrió y asintió.

     —No quiero ser grosero ni nada, pero necesito dormir—pidió y el menor lo dejó recostarse. Después el pelinegro se acostó a su lado.

     —Te haré compañía.

     —Está bien, gracias—se acercó un poco al de cabellera azabache y juntó su frente con su hombro.

     —Estoy feliz—dijo al cabo de unos segundos.

     —¿Por qué?—preguntó sin abrir los ojos.

     —Es que yo crecí en las montañas, y casi no había personas, era un lugar muy pacífico. Sólo tenía amigos en la escuela, y casi siempre dejaba de verlos por cambio de grupos y eso—agrandó su sonrisa—. Me hace feliz saber que ahora podré estar más tiempo con mi primo, con Trunks, y que ahora tú serás mi amigo.

     El mayor abrió los ojos al escuchar aquellas palabras que sonaban tan sinceras. Sonrió tiernamente al verlo, se veía como un niño, un niño inocente y de corazón puro. Era una maravilla de persona, inevitablemente se sintió afortunado de tener a alguien como él ofreciéndole su amistad.

     —Pienso lo mismo. Estoy agradecido por tenerte como amigo...

 

***

 

—Aquí es...—dijo con seriedad. El pasillo se veía sumamente lúgubre por el extremo silencio y la ausencia de suficiente luminaria—. ¿Estás nervioso?

     —Un poco, es decir, ¿qué pensará cuando le digamos que Vegeta está...?—ni siquiera pudo terminar de decir esa oración sin sentirse mal.

     —Y que aún hay esperanza de que esté vivo, no lo olvides—posó su mano sobre su hombro—. ¿Estás listo?

     —Sí.

     El pelilila tocó la puerta con su puño dos veces. Tenía en manos los papeles que necesitaría como evidencia y justificación para preguntar. Sus anteojos le daban ese toque intelectual y serio que requeriría en caso de que quisiera evadir las cuestiones y tuviera que influir un poco.

     La puerta se abrió, dejando ver a un hombre pelirrojo. Éste tenía su cabellera atada en una coleta alborotada, y vestía únicamente un pants deportivo, dejando a la vista su bien formado torso. Se veía adormilado y algo cansado, como si lo hubieran despertado.

     —Hola, chicos. ¿Ocurre algo?—los menores se miraron de reojo y de nuevo miraron al adulto.

     —Tenemos que hablar con usted—dijo seriamente el pelilila. El mayor, algo confundido, lo vio con el ceño algo fruncido.

     —¿Sobre qué? Si es que se puede saber—se colocó a la defensiva.

     —Sobre Vegeta Saiyan—agregó.

     Trunks notó perfectamente cómo el adulto empuñaba sus manos y pasaba saliva tras escuchar ese nombre.

     —No sé de quién se trate. Vuelvan a sus habitaciones, es tarde y deben dormir—intentó cerrar la puerta pero el de ojos turquesa puso el pie para impedirlo.

     —¿Entonces debo suponer que no le interesa saber que está muerto?—Goku inmediatamente volteó a ver a Trunks con sorpresa, ya que esa no era parte del trato—. Bien, nos iremos. Una disculpa por molestarlo.

     Trunks dio el primer paso para irse, Goku lo imitó. Sólo pasaron dos segundos para que el mayor tomara al menor del hombro con el fin de que se detuviera, al igual que lo hizo el pelinegro.

     —Esperen...—su mirada reflejaba una especie de dolor y tristeza tras pronunciar aquello—. Pasen, por favor.

     Ambos se adentraron en la habitación. Trunks tomó la silla de rueditas que estaba a un lado del escritorio y se sentó frente a la cama. Goku tomó otra silla pero de madera y se sentó al lado del pelilila. El pelirrojo, al ver que sus miradas apuntaban hacia la cama, se sentó en la orilla del colchón para verlos.

     —¿Cómo que Vegeta está muerto?—preguntó con preocupación. El de ojos azules solamente suspiró tranquilamente.

     —Dijiste que no lo conocías—perdió todo semblante respetuoso ante él.

     —¿Quiénes son ustedes y por qué quieren saberlo?

     —No es que queramos saberlo. Ya lo sabemos—aclaró. El mayor sólo abrió los ojos con sorpresa—. Un adulto de dieciocho años con un niño de doce... Curiosamente merecería una pena de cinco años de prisión...

     —No sé de qué me estén hablando...—se hizo el desentendido.

     —¿No?—le mostró una hoja donde estaban impresas las fotografías de ellos dos besándose dulcemente.

     —¿Qué quieren?, ¿extorsionarme?—tomó la hoja y no pudo evitar sonreír con nostalgia al ver lo felices que eran.

     —No exactamente, queremos información—extendió su mano—. Me llamo Trunks, y él es Goku. Él conoció a Vegeta, lamentablemente era un chico con ciertos "problemas". Estoy realizando una investigación para saber qué era de él antes de su llegada, además de entender ciertas razones que lo orillaron a realizar algunas acciones autodestructivas.

     —¿Realmente murió?—preguntó seriamente sin despegar la vista de aquella fotografía donde él y Vegeta se besaban castamente.

     —Sí—respondió sin sentir ninguna emoción—. Un accidente automovilístico, fue hace unos meses.

     —Entiendo...—susurró. Guardó silencio unos instantes y después los vio con una media sonrisa—. Conocí a Vegeta hace cuatro años, recuerdo perfectamente ese día... Yo estaba en una cafetería, esperaba que la mesera me entregara la carta para pedir el almuerzo. Vi que entró Vegeta con un sujeto alto mucho mayor que él, incluso lo consideré mayor que yo, inicialmente creí que era su tutor o su hermano mayor. Se sentaron en una mesa al fondo cerca de la barra, pude escuchar todo. Vegeta estaba discutiendo con él, según entendí ese sujeto, su nombre creo que era Nappa, había arruinado su amistad con su mejor amigo a causa de una mentira. Pasaron como veinte minutos en los cuales seguían hablando de ello, hasta que Veg se hartó y terminó con él...—soltó una risilla—. Como el presumido que era, ese sujeto alegó que "se iba a arrepentir de haber hecho eso".

     —¿Abandonó el local?—preguntó mientras lo veía a los ojos.

     —Sí. Y Vegeta se quedó ahí, lucía molesto, y luego decepcionado. Finalmente estiró los brazos y sonrió viendo al techo, parecía que se quitó un peso de encima—miró sus zapatos sin borrar aquella sonrisa—. Me senté con él y lo felicité por acabar con una relación destructiva...—volvió a reír—. E inició una nueva discusión conmigo por escuchar conversaciones ajenas—lentamente las comisuras de sus labios fueron bajando—. Siempre tuvo un carácter fuerte...

     —¿Cómo lograste que cambiara ese mal trato hacia ti?

     —No era mal trato, era natural considerando que era un desconocido para él. Comenzamos a charlar y lo invité a almorzar. Accedió y hablamos toda la mañana... En ese día me di cuenta de que era exactamente lo que yo había esperado toda la vida...—miró nuevamente la fotografía—. Nos volvimos amigos y en unas semanas me le declaré, lo invité a cenar en mi casa, a solas, y durante el postre le extendí una pancarta con un "¿Quieres ser mi novio?" escrito. Fui muy feliz cuando me aceptó.

     —¿No te importó que fuera seis años menor?—preguntó Goku, mordiéndose el labio inferior para evitar reclamarle por meterse con su Vegeta cuando era niño.

     —¿Qué, acaso eres de la ONU? Nunca me importó la edad, me importaba su actitud, era alguien muy maduro e inteligente, y su manera de ser me volvía loco... en el buen sentido—sacó de una nevera cercana una lata de soda y les extendió una a cada quien también—. Éramos muy felices, estas fotos son de nuestro primer aniversario, cumplíamos un mes de novios—abrió la lata y bebió—. Intenté planear algo especial para nuestro segundo aniversario, quería llevarlo a la playa, mi tío tiene un departamento en un hotel cerca del mar.

     —¿Y qué ocurrió?

     El pelilila analizaba cada uno de los movimientos y reacciones del mayor con el fin de comprender si lo que decía era verdadero o no. No perdía detalle, cada mínima acción era percibida por él. Mientras que Goku sólo se sentía más triste al saber que alguien más puede ganarse el corazón de Vegeta.

     —Ya tenía todo listo, incluso le había avisado con una semana de anticipación. Él estaba muy emocionado, y yo también... Sé que ustedes piensan que quería acostarme con él, pero no es así. Sólo quería que pasáramos un tiempo juntos, a solas, disfrutando del lugar... Él también lo deseaba, incluso ya me había ido a dejar su maleta sin que sus padres se enteraran; planeamos que diría que se quedó a dormir en casa de un amigo, y llamaría cuando estuviéramos allá para pedir permiso de pasar la semana aprovechando las vacaciones—su sonrisa se fue convirtiendo en una expresión de dolor—. Y, el día veintinueve de diciembre de ese año, me dejó plantado en casa.

     —¿Veintinueve de diciembre?—repitió el pelilila.

     —Así es... Lo cité a las diez, a esa hora nos iríamos... Como no llegaba, lo estuve buscando, temí que le pasara algo. No lo encontré—suspiró hondamente—. Lo llamé quince veces y no respondió, no devolvió mis mensajes ni nada... Excepto el último, me contestó un "quiero terminar contigo".

     —¿Sabes qué pasó esa noche?

     —Al principio no lo sabía, creí que se hartó de mí o que sus padres se enteraron de lo nuestro y le prohibieron volver a verme... Pero esa idea cambió cuando, el primer día de clases, lo vi en la hora de salida con una expresión de suma tristeza... Intenté acercarme y hablar con él, pero no quiso. Me repetía una y otra vez que lo dejara. Un día fui a su casa, sólo estaba él con su hermanito. Tarble abrió la puerta porque Vegeta estaba en su habitación encerrado, afortunadamente era yo y no otro tipo que tuviera malas intenciones...—apretó fuertemente la lata—. Cuando le pregunté a Tarble por qué Vegeta se veía triste, me contó todo... Al parecer ese día fue a recogerlo a casa de un amigo, y cuando regresaron a su hogar un hombre ebrio los estuvo siguiendo—sus ojos se llenaron de lágrimas—. Vegeta regresó diciendo que tenía que ir a hacer algo mientras que él entró. Como no veía a sus padres se regresó con Vegeta y vio que lo arrastraban a un callejón cuatro hombres. Huyó porque Vegeta le gritó que lo hiciera. Y cuando llegó a su casa sus padres recién llegaban de una fiesta. Les contó lo que vio—aquel líquido salado resbaló por sus mejillas, así que cerró los ojos mientras se hacía hacia atrás y se recargaba en la pared aprovechando que estaba contigua—. Tenía diez años, por eso no lo comprendía. Pero cuando llegaron al lugar, dice que lo vio sin ropa sobre un charco de sangre, y que además había un líquido blanco sobre su cuerpo...—miró a los chicos con dolor—. No se necesita ser un genio para saber que sufrió una violación.

     —Gogeta, eso que tenía que hacer, era reunirse contigo, ¿no?—el mayor únicamente empuñó sus manos con impotencia.

     —Sí... Luego de enterarme de eso, en ese mismo momento lo busqué en su habitación, le dije que yo lo apoyaría, que nos amábamos, que estaría con él siempre para que lo superara... Que a mí no me importaba nada de eso porque mi amor hacia él era puro y sincero...

     —¿Accedió?—preguntó tímidamente Goku.

     —Al inicio no, pero después aceptó... En ese momento nuestro amor era más fuerte que cualquier obstáculo—pasó sus manos por su cabellera con frustración—. Yo le confesé que me sentía culpable, y él me perdonó, me hizo sentir que no causé el incidente... Incluso, esa semana, lo hice muy feliz... Fuimos felices.

     —¿Cómo terminó definitivamente su relación?

     —Lo visité siete días después de nuestra reconciliación... Nos besamos un rato, pero... bueno, él estaba en la edad de las hormonas y, se podría decir, que yo también... Nos dejamos llevar, nos estábamos excitando... Pero cuando toqué su "entrada"... se paralizó del miedo, se alteró tanto que me costó mucho trabajo calmarlo... Fue ahí cuando me dijo que no quería saber más de mí, que jamás lo volviera a buscar. Me prometió que no estaba enojado conmigo, y que no me culpaba por lo que pasó, pero que no quería una relación nunca más y que necesitaba espacio. Estúpidamente acepté creyendo que mejoraría y me volvería a llamar—soltó una risa irónica—. ¿Y qué hice? Lo veía de lejos todos los días cuando salía de la escuela, cada maldito día lo veía más triste y decaído... Mi peor error fue no acercarme.

     —¿Cuándo tocaste fondo y dejaste de verlo?—preguntó serenamente el pelilila, quien no se inmutaba ante el dolor ajeno. En cambio Goku sólo sentía una opresión en el pecho al escuchar la manera en cómo sufrió tanto Vegeta como Gogeta.

     —Cuando fue el último en salir y vi que tenía los brazos sangrando. Ahí ya no pude más y dejé de torturarme buscándolo, era más doloroso para mí verlo en ese estado, pero nunca tuve el valor para hablarle nuevamente.

     —Gogeta, dime una cosa, ¿acaso tenías atenciones hacia él, como detalles?

     —Sí, solía darle cartas, flores, chocolates... Incluso le regalé un oso de peluche... Sólo quería hacerlo feliz.

     —Comprendo—cerró los ojos y guardó silencio unos segundos, acomodando las ideas—. Gogeta, Saiyan tuvo un accidente de auto, lo atropellaron. Los doctores lo dieron por muerto, Goku lo estaba visitando en el hospital cuando sufrió un paro cardíaco.

     —Que duro debió ser para su familia—susurró.

     —¿Lo extrañas?—preguntó el azabache con cierta tristeza contenida.

     —Mucho, aunque no lo creas él era mi primer amor—tomó la cadena que colgaba de su cuello y se la quitó para extendérsela al menor—. La llevo conmigo desde entonces, él me la dio en nuestro aniversario. Tiene... tenía una igual...

     Trunks la observó detenidamente, el dije era una pieza de rompecabezas con una frase que difícilmente podía leerse por la pieza faltante que la complementaba. Pero atrás había un "Vegeta" escrito dentro de la mitad de un corazón. Supuso que adelante, al estar juntos los dijes de Saiyan y él, formarían una frase de amor y atrás un corazón con un "Gogeta & Vegeta" escrito.

     Una vez terminó de verla, se la pasó a Goku para que también la observara. El azabache sólo sintió su corazón despedazarse al ver que alguien más pudo hacer feliz a Vegeta mucho mejor de lo que él podría hacerlo.

     —No dejaron a su familia ver el cuerpo cuando murió, ni tampoco fue un notario de defunción—bebió algo de soda mientras el mayor lo veía confundido—. Incluso prepararon la caja y vistieron a Saiyan, lo colocaron dentro y la sellaron con la excusa de que el estado en el que se encontraba no era muy agradable y que sería doloroso para su familia ver el cuerpo así.

     —Pero cuando se trata de un accidente automovilístico de ese tipo, si no fue grave no requiere esos cuidados.

     —¿Por qué crees que no fue grave?—preguntó serenamente el de ojos turquesa.

     —Porque tú dijiste que estuvo en el hospital y tardó en morir—explicó.

     —Efectivamente, los daños fueron más internos que externos, o eso dijo el doctor... Gogeta, antes del accidente, Goku fue su pareja—el mayor miró al azabache con sorpresa—. Y él, ante su pérdida, también se sintió mal—el de ojos negros suspiró y mostró sus brazos llenos de cicatrices y marcas que evidenciaban que lo dicho era cierto—. Y en un intento de suicidio—el mayor iba a replicar algo con sorpresa, pero el menor con una seña le pidió que lo dejara terminar—, esta persona lo evitó.

     Le mostró su teléfono, en la pantalla se veía una fotografía del chico de cabellera bicolor en punta, sonriendo mientras veía hacia la cancha, día de la prueba de baloncesto. Había otras iguales donde aparecía en diferentes posiciones. Y la final era una de él dormido, tomada por Goku esa tarde.

     —Es... Vegeta...—susurró mientras veía con los ojos vidriosos a los menores—. No puedo equivocarme, es él.

     —Goku y yo suponemos lo mismo. Dice llamarse Gotenks, pero padece amnesia, no recuerda nada antes de unos meses atrás. Tiene la misma voz, estatura, complexión, rostro, incluso la misma caligrafía...—bebió algo de soda y miró un largo tiempo la lata—. Pero entonces cómo explicar que no tiene ninguna cicatriz.

     —...—el adulto miró seriamente las fotografías, no podía estar equivocado, realmente era Vegeta, su Vegeta—. Lo del hospital pudo ser negligencia—se apresuró a decir.

     —Concuerdo con esto. Y todo atenta a favor de que sigue vivo, pero ¿cómo explicar que no tiene ninguna marca, si se supone es el mismo cuerpo?

     —Yo no...—cerró los ojos—. Es... imposible...

     —Touché—sonrió satisfactoriamente—. No es imposible, pero sí poco probable... A lo que queremos llegar es a lo siguiente, tú obviamente lo extrañas, y es normal que si lo ves quieras acercarte y hablar con él. Él posiblemente sea tu alumno, estudia aquí y quiere entrar a gastronomía—al pelirrojo se le iluminaron los ojos—. El problema es que no puedes hacer eso.

     —¿Eh? ¿Pero por qué no?—miró confundido al pelilila, ya que el azabache no decía nada.

     —Sufre amnesia disociativa, es decir, olvidó todo lo relacionado a la violación—suspiró y se quitó los anteojos—. Hay un setenta y nueve punto ocho por ciento de posibilidad de que sea Saiyan—explicó, el mayor asintió sin entender muy bien—. Este porcentaje nos dice que si le llegan los recuerdos de manera brusca, él puede reaccionar igual o de peor magnitud que en el mismo momento de la violación, ya que la información llegaría rápidamente y todos los recuerdos juntos.

     —¿Y si se trata de ese otro veinte punto dos porciento?—preguntó con cierto temor.

     —Si ese es el caso, y tú le hablas como si fuera Saiyan, adoptará esa identidad aunque no sea suya. Llenará sus recuerdos con la información que le llegue—ante esas palabras el mayor sólo cerró los ojos con impotencia.

     —Qué complicado...

     —Lo es. Mi deber es demostrar que es Saiyan aunque haya cosas que atenten en contra—se volvió a acomodar las gafas—. Por ello te pido que, aunque lo veas, no le hables de su "vida pasada". No estoy sugiriendo que no seas su amigo, sino que cuides bien tus movimientos y acciones para evitarle un daño psicológico.

     —De acuerdo... Muchas gracias, muchachos...—sonrió débilmente.

     —Una última cosa—dijo Goku tímidamente—. ¿Dormías con él?

     —¿Eh?—sus mejillas se coloraron—. Sé a qué quieres llegar, y lo entiendo, muchacho. Así que te seré franco. Sí dormía con él, compartíamos cama a veces. Sólo dormíamos, nunca llegamos a algún acercamiento íntimo. Vegeta me confesó una noche que le gustaba la compañía de otra persona para sentirse protegido, pero que no con cualquiera se sentía así. Me puso de ejemplo su exnovio, con él se sentía alterado; con su hermanito tenía que estar alerta porque era él quien debía protegerlo. Conmigo me dijo que se sentía seguro, le transmitía paz.

     —Comprendo—suspiró vacíamente—. Si resulta serlo, ¿intentarás conquistarlo?—lo vio seriamente. El mayor lo pensó unos segundos.

     —Quisiera, pero no podría. Una relación maestro-alumno terminaría en expulsión. Y a mí me despedirían, además de meterme a la cárcel. Por eso tendría que esperar a que salga de aquí.

     —Bien...—susurró y bajó la mirada.

     —Aunque ese es mi punto de vista, si Vegeta quisiera lo contrario yo me arriesgaría por él—el azabache volvió a verlo—. Goku, yo llegué antes que tú, pero tú lo apoyaste en el momento más difícil. Sinceramente, creo que estamos en igual condición ante él. A lo que quiero llegar es a que tú y yo tenemos el mismo derecho de cortejarlo, y él al final tendrá que decidir.

     —Estoy de acuerdo con él, Goku—reconoció Trunks—. Aunque no es momento para ello, sino para ayudarlo antes de que alguno de los dos haga algo.

     —Sí, lo sé...—susurró el de ojos negros.

     —Bien. Es todo. Muchas gracias por tu colaboración, espero tomes en cuenta mis recomendaciones—se puso de pie y estrechó su mano—. Me gustaría que me tuvieras al tanto de lo que ocurra con él.

     —Sí, así será... Y gracias por todo, chicos. En serio se los agradezco...

 

***

 

—Vaya, no sabía que le quisieras dar un regalo de agradecimiento a mi primo por sus atenciones contigo—mencionó con una risilla. Parecía como si no tuviera sueño y, además, hubiera bebido varias latas de bebida energizante.

     —Sí, ¿qué le puedo regalar?—preguntó medio adormilado, estaba a punto de quedarse dormido.

     —Obviamente el mejor regalo que puede tener soy yo—dijo con cierto egocentrismo, el mayor rio un poco—. Jeje, la verdad es que te quiere mucho, así que cualquier cosa que le des le gustará... Aunque yo te recomiendo que tengan una cita, eso en verdad le gustaría.

     —¿Cita?—repitió—. Está bien, muchas gracias, Goten.

     —No fue nada—habló aceleradamente.

     —Tranquilo...—posó su mano en su pecho al verlo respirar agitadamente por la emoción—. Intenta dormir.

     —¡Pero no tengo sueño!—replicó.

     —Lo sé, pero tienes que dormir.

     —¡Aigh!—se acurrucó entre las cobijas y se hizo bolita—. Hasta mañana, Gotenks. Que descanses. Si necesitas algo, despiértame, ¿sí?

     Pero el mayor no respondió. Lo miró con detenimiento y vio su pecho subir y bajar despacio, estaba muy relajado.

     —Se durmió...—pensó con una sonrisa.

     Así que, como buen amigo, se acurrucó a su lado para transmitirle su calor corporal en esa fría noche.

 

***

 

—Es buena persona—comentó al caminar de regreso al cuarto de estudios.

     —Sí, y su historia concuerda muy bien con lo escrito en el diario...Goku, no lo habías notado, estoy seguro, pero Saiyan sí había escrito de él en su diario—el mayor paró en seco.

     —¿Qué?

     —Sí—se adentraron al cuarto de estudios y una vez estuvieron en su lugar de siempre, le mostró el diario abierto en una página específica—. Arrancaron las hojas, quedó un residuo cerca de la grapa.

     El mayor lo vio de cerca y era verdad. El cuaderno estaba grapado, no cosido ni de resorte. Y en el lugar donde estaba la grapa había un pedacito de papel, como si hubieran arrancado una o varias hojas y se quedó esa pequeña parte únicamente. Miró de nuevo al menor.

     —Goku, hay muchas cosas que no entiendo acerca de su relación con Gogeta, y estoy seguro de que esas hojas me ayudarían a comprender—suspiró—. Goku, esto cada vez es más complicado, tanto para ti como para mí. Sé que mueres por decirle todo, y créeme que a mí también me gustaría que lo hicieras para que no siguiera sintiéndose mal por su amnesia... Pero hay muchas cosas qué comprender antes, para saber qué es correcto decirle y qué no...

     —Lo sé, Trunks. Lo sé... Pero es tan difícil para mí saber que él durmió con otro sujeto y se sintió como lo hace conmigo...

     —Es natural, Goku. La compañía de la persona que te gusta hace sentirte seguro y protegido, eso te lo puedo garantizar. Cómo él era el amor de su vida en ese momento, Saiyan estaba en paz con él. Pero no es en sí sólo eso, también puede ser por la actitud y personalidad de la persona con quien lo haga—el mayor asintió débilmente—. Si no me crees, te apuesto a que está durmiendo tranquilamente con Goten en estos momentos, ya que él es alguien tranquilo y de buen corazón.

     —Sí, tienes razón—intentó animarse un poco—. Él cree necesitar un psicólogo, pero como corre riesgo al hablarlo con el de aquí de la escuela, prefiere hablarlo contigo.

     —Me lo veía venir—miró sus hojas unos momentos—. El miércoles estaría bien para mí, tengo libre la noche siempre y cuando puedas controlar a Goten.

     —Sí—empezó a reír—. Por favor, ya no le compres dulces, no creo soportar otra tacleada.

     —Lo sé, no asimila bien el azúcar—miró con una sonrisita el techo—. Pero no puedo negármele, realmente estoy muy enamorado de él.

     —Lo sé, y él de ti... Trunks, gracias por todo lo que has hecho por mí...

 

***

 

El lunes llegó rápidamente, y con él llegó la angustia del mayor por sus primeras clases. Suspiró hondo e intentó relajarse, debía confiar en que Gogeta acataría las precauciones debidas. Su único temor era que, al verlo, Vegeta lo recordara.

     —Despierta—lo zarandeó un poco. El menor abrió lentamente los ojos y miró con reproche al mayor—. Hoy es el primer día de clases, andando.

     —Bah, cinco minutos más—se volvió a cubrir con las cobijas.

     —Por favor, también hoy será nuestra primera práctica... Anda, ya levántate—era muy evidente que ahora era un poco más entusiasmado, le había ayudado mucho hablar con Trunks esas noches.

     —Está bien—notó el cabello mojado del más alto y que desprendía un olor a perfume—. ¿Ya te duchaste?

     —Sí, ya te dejé todo listo en el baño—le beso la frente y se acercó a la puerta—. Traeré algo para desayunar.

     Goku fue a la cafetería a conseguir algo de comida y regresó a la habitación. Ahí comieron tranquilamente mientras de vez en cuando se daban besitos juguetones. En realidad eran muy felices juntos, ¿por qué dejaban entonces que los demás se interpusieran en su cariño?, ¿por qué existía ese pasado que les impedía disfrutar ese presente? Ambos tenían esa fuerte conexión que los obligaba a estar juntos, que los unía como si fueran una sola alma.

     Cuando terminaron de desayunar fueron a tomar las clases. Y cuando se llegó la hora para terminar éstas, cada quien tomó un rumbo distinto a los talleres.

     Gotenks se dirigió al piso donde estaba la cocina A, que era donde tomaría sus clases. Mientras caminaba pudo ver de lejos al pelirrosa, por lo que se puso el gorro de la chaqueta y bajó la mirada para que no lo viera. Entró y se lo quitó. Se sentó en un banquillo cerca de la pizarra que había en una pared y dejó sus cosas debajo de la barra.

     Un chico castaño le entregó una liga y una cofia para que se cubriera el cabello, además de un cubre bocas. Una vez tomó las debidas medidas de higiene, se lavó las manos donde el más alto le indicó.

     Quien sería su maestro entró. No pudo evitar notar lo apuesto que era, sacudió un poco la cabeza y bajó la mirada al sentir sus mejillas arder.

     —Hola, chicos. Me llamo Gogeta, seré su maestro. El día de hoy veremos algo de repostería, no se preocupen, no haremos un pastel de bodas, empezaremos con algo simple, haremos unos cupcakes. Yo haré la muestra inicial y ustedes después lo harán. Quiero que formen equipos de cuatro personas para ello...

 

***

 

     Goku: De verdad, Trunks. Ni siquiera puedo concentrarme en clase sabiendo que tal vez Gogeta intente algo con él.

     Trunks: Goku, calma. Nada malo pasará.

 

     El Son no podía prestar completa atención a la clase, bueno, en realidad el maestro sólo estaba charlando con varios chicos que se acercaron a sacar plática, haciendo que la clase fuera innecesaria a ese punto.

     Intercambiaba mensajes con el pelilila, que se supone estaba en clase, aunque posiblemente también le ocurriera lo que a él. Recibió un audio, así que se puso los audífonos para escucharlo.

     Trunks: (audio) "Goku, tienes que tranquilizarte, angustiarte no ayudará en nada. Gogeta conoce los riesgos que implica hacer algo más, incluso él presenció cómo reaccionaba ante su trauma. Todo saldrá bien".

     Miró con tristeza la pantalla. Era cierto, Gogeta había presenciado cómo Vegeta sufría estragos por aquella noche, y si lo amaba tanto como decía, no le diría nada con tal de no verlo triste otra vez.

 

***

 

—Bien, todos lo hicieron bien, a excepción del equipo del fondo que quemó los pastelillos—comentó el maestro, todos rieron—. Laven los utensilios que utilizaron y dejen su área limpia, después pasen a que les tome asistencia.

     Gotenks hizo lo que les pidió el maestro, aunque su equipo no le ayudó. Y, cuando unos empezaron a salir, ellos se fueron también dejándolo solo con mucho trabajo. A falta de ayuda, fue el último en terminar. Se quitó la cofia y el cubrebocas y lo tiró al contenedor de basura, como lo habían hecho todos los demás. Al voltear se topó con su maestro dirigiéndole una mirada algo tierna.

     —Disculpe por la tardanza—sonrió apenado.

     —Sí, no te preocupes, sí vi que tu equipo se fue y te dejó solo—mordió su labio inferior al verlo ahí, de nuevo frente a él, con esa enorme sonrisa que hace años que no veía, con esa mirada orgullosa y alegre, con esos labios dulces que mostraban felicidad.

     —Maestro, ¿está bien?—preguntó al verlo con los ojos vidriosos, el aludido sólo rio bajo y se limpió las lágrimas cuando cayeron.

     —Sí, no te preocupes, estoy bien—sacó su lista y un bolígrafo—. Gotenks, ¿verdad?

     —Sí—el pelirrojo lo vio con una sonrisa unos segundos, provocando que el menor se sonrojara.

     —Eres muy lindo, Gotenks—comentó, provocando que su rostro se enrojeciera más—. Bueno, dejo que salgas, supongo que querrás ir a salir con amigos o descansar. Que tengas linda tarde—revolvió su cabellera mientras se recargaba en la barra donde estaban los fregaderos.

     —Sí, gracias, igualmente—respondió con pena.

     —Una última cosa—el menor asintió—. Sigue así, haces muy buen trabajo.

     —Sí, muchas gracias—tomó su mochila y se la colgó en los hombros—. ¡Adiós!

     El de cabellera bicolor se fue y el mayor solamente pudo sentir una enorme dicha. Era él, no podía equivocarse, esa esencia era suya, todo era idéntico. Sacó su cartera y vio la fotografía de ellos juntos besándose. Apretó con fuerza aquel dije que colgaba de su cadena y sonrió con nostalgia.

     —Te extrañé tanto...—pensó.

 

***

 

—¡Kakarotto!—lo abrazó cariñosamente al verlo cerca de la cancha, donde tendrían su entrenamiento.

     —Yo también te extrañé—correspondió el abrazo.

     —¡Oigan! ¡Yo también quiero!—gritó el pelinegro menor de lejos y se acercó corriendo a unirse a ese abrazo—. ¡Trunks, ven tú también!

     El de ojos turquesa sólo rodó los ojos y sonrió con ternura. Dejó su mochila y la de Goten a un lado, en el suelo, y formó parte de ese lazo. Los cuatro rieron ante aquello.

     —¿Por qué hay tanta gente?—preguntó al ver incluso chicas en una sección de las gradas, aparentemente porristas, y un grupo de chicos con uniformes de color blanco.

     —Habrá un partido amistoso—comentó el pelirrojo, acercándose a ellos, respondiendo su pregunta—. Quiero que se vistan rápido—les entregó el uniforme correspondiente a cada uno.

     —Gracias... Dashiell, ¿cierto?—el pelirrojo asintió ante la pregunta del pelilila.

     —El entrenador quiere que entren ustedes dos primero—miró a los menores, el pelinegro sonrió sumamente emocionado mientras que el de cabellera en punta sólo sonrió burlón.

     —¡Genial! ¡Vamos a cambiarnos!—tomó a los tres como pudo y comenzó a arrastrarlos hacia los vestidores.

     Cuando regresaron a la cancha, vestían un uniforme naranja con detalles azules. Gotenks sonrió y se anudó correctamente las agujetas de sus tenis para evitar un accidente. Una vez terminó, comenzó a hacer estiramientos mientras Goku y Trunks controlaban a Goten que estaba muy emocionado saltando la cuerda rápidamente.

     —¿Nervioso?—preguntó el castaño a unos dos metros, recién llegaba.

     —No, al contrario—miró hacia donde estaban las chicas, y vio que el pelirrojo hablaba con ellas rodeándolo—. ¿Mujeriego?

     —Un galán para las mujeres desde siempre—respondió y le entregó una bebida hidratante—. La necesitarás, es buen equipo.

     —Gracias...

     —Gotenks, Goten—llamó el entrenador—. A la cancha...

     —¡Sí!—se giró hacia el castaño—. Nos vemos...

     Corrió hacia la cancha y Goten también lo hizo. Una vez ahí, el pelirrojo, que tenía residuos de lápiz labial en varias partes de su rostro, se acercó a ellos. Miró con una sonrisa al equipo y formaron un círculo.

     —Okey, sigue siendo el mismo equipo, no tiene nuevos integrantes, por tanto ya nos conocen. La ventaja que tenemos es que no conocen a los novatos y se confiarán por sus estaturas—mostró un papel donde tenía varias figuras de círculos y flechas—. Videl me lo dio, se trata de la posición que tomará cada quien... Es la misma que hace un año.

     —Dash, ¿cuál es la estrategia?—preguntó uno.

     —Pasarle el balón a los novatos—todos asintieron—. Si yo consigo el dominio del balón al inicio, se lo pasaré a Goten—el menor asintió—. Y quiero que hagas tu magia desde esa posición.

     —¡Claro que sí!—le giñó un ojo mientras hacía una pose coqueta. Al pelirrojo se le pudo divisar las mejillas sonrosadas luego de eso.

     —Ehm, sí, excelente... Si no, durante el juego quiero que, si toman el balón, se lo pasen a Gotenks—el menor sonrió con altanería esperando que se molestara el mayor, cosa que no pasó—. No te tomarán en serio por ser el más bajo del equipo, pero no saben que juegas demasiado bien. ¿Dudas?

     —¡Yo!—levantó el brazo completamente emocionado—. ¿Hay alguna regla que prohíba haber comido mucho chocolate antes del partido?

     —No, Goten. Prohíben el uso de drogas, no el de caramelos... Normalmente no queremos eso porque causa dolor estomacal, pero si con ello estás bien, no hay problema—sonrió al verlo alterado por el azúcar—. ¿Alguna otra duda?—nadie hizo sonido—. Perfecto. Buena suerte a todos, y den su mejor esfuerzo...

     Tomaron sus posiciones, y el pelirrojo fue con el árbitro, lanzaron una moneda pero el del equipo contrario ganó el balón. Cuando dieron el silbatazo de inicio, jugaron rápidamente, sin embargo Gotenks pasó entre dos chicos que se lanzaban constantemente el balón y lo tomó, corrió botándolo hasta el otro lado de la cancha, logrando evitar que se lo quitaran. Finalmente dio un salto y lo arrojó, encestando.

     Sonrió y regresó trotando a su lado de la cancha. El pelirrojo sonrió y colocó una mano sobre su hombro para darle unas palmaditas.

     —Bien hecho.

     Se quedó confundido. ¿Por qué el pelirrojo ahora lo felicitaba, si unos días atrás estuvieron a punto de pelearse? Prefirió no darle importancia y seguir jugando.

    

*

 

Cardíaco, así definían ese partido. Los del equipo local llevaban 24 puntos mientras que el visitante 0. La mayoría eran por parte de Goten, Gotenks y Dashiell, pero principalmente por parte del de cabellera bicolor que, como había dicho el pelirrojo, no lo habían tomado en serio por su estatura. Estaban a veinte minutos de terminar el encuentro, y no habían hecho cambios en su alineación.

     Goten tomó el balón y, gracias a los altos niveles de azúcar en su sangre, corrió velozmente de un extremo de la cancha al otro y encestó. Luego regresó riéndose a abrazar al pelirrojo a modo de festejo. Incluso las porristas, en lugar de animar a su equipo, simplemente tomaron asiento y dieron por perdido aquel partido para ellos.

     Nuevamente empezó otra ronda, el pelirrojo robó el balón, pero al verse rodeado por varios del equipo contrario, pensó rápidamente otra estrategia.

     —¡Gotenks!—le pasó el balón y el de cabellera en punta lo tomó. Corrió rápidamente mientras lo botaba.

     Cuando vio a uno acercarse, intentó evadirlo para que no le quitara el balón. Sin embargo, no pudo hacerse a un lado y, en lugar de que le arrebatara el esférico, recibió un fuerte golpe en el abdomen que lo hizo parar en seco y caer de rodillas.

     —¡Gotenks!—gritó el pelirrojo al ver aquella acción.

     Corrió a donde estaba el menor tirado y miró enojado al de cabellera plateada. Lo empujó por los hombros y casi inició una pelea, de no ser porque sus compañeros lo tomaron de los brazos para que no lo golpeara. Goku, al ver aquello, corrió adentrándose en la cancha.

     El de cabellera en punta, molesto, se puso de pie dificultosamente y miró con el ceño fruncido al que lo había golpeado.

     —¡¿Cuál es tu problema?!—reclamó mientras lo empujaba, intentando ignorar el fuerte dolor que sentía en su tórax. El pelinegro de cabellera alborotada llegó y se colocó delante del él, tomándolo bruscamente del cuello.

     —¡¿Por qué lo golpeaste?!—reclamó. El entrenador llegó y lo tomó para que lo soltara.

     —Goku, sal de la cancha. Ustedes también—dijo al equipo.

     El pelinegro miró con furia por última vez al de cabellera plateada y vio al menor con preocupación.

     —¿Estás bien?—se acercó, pero sólo recibió un empujón por parte de él y una mirada llena de molestia—. ¿Por qué me tratas así?—lo siguió al verlo irse.

     —¡Estoy harto que me trates como si fuera débil!—replicó.

     —¿Eh? ¡Tú y yo somos un equipo! ¡¿Por qué no quieres que te defienda?!

     —¡Ese es el problema, Kakarotto!—se giró a verlo—. Yo no necesito que cuides de mí.

     —¿Qué tiene de malo que quiera hacerlo?—empezaba a molestarse también él al ver su terquedad y que no viera sus intenciones de querer cuidarlo por amor—. ¡Me preocupo por ti!

     —¡Pues no quiero que lo hagas!—ambos tenían carácter fuerte, y se enojaban con facilidad, nuevamente se estaban dejando llevar por sus impulsos.

     —¡Lo hago porque te quiero!

     —¡No puedes defenderme todo el tiempo!

     —¡Claro que sí! ¡Sólo quiero protegerte porque te amo!

     —¡A tu noviecito también lo amabas y no fuiste capaz de protegerlo a él!

     Calló y se cubrió la boca. Fue ahí donde se dio cuenta de que había tocado fondo. Fue ahí donde se dio cuenta de que aquello que pensó lo dijo, ya que vio el rostro dolido a punto de desbordar lágrimas de él.

     En ese momento se dio cuenta de que, a pesar de que se había equivocado en el pasado, supo perdonarlo. Sin embargo, todo tenía un límite. Y ese límite lo cruzó cuando lo hizo derramar lágrimas. Por fin pudo ver que estaba mal su actitud cuando él sólo quería lo mejor, no pensaba bien las cosas antes de decirlas y ahora tenía que pagar caro lo que acababa de decir, rompió un corazón que estaba cicatrizando todavía por una pérdida. Al fin pudo ver algo que terminó por hacerlo tocar fondo:

     Hay palabras que son imperdonables.

Notas finales:

-Según ustedes, ¿estuvo mal que Goku le perdonara que casi se acostaba con Black?
-Gogeta, ¿intentará algo con "Gotenks"?
-¿Cómo reaccionará Goku luego de sus palabras?, ¿lo perdonará también esta vez?
-¿Por qué Dashiell se enojó con el chico que golpeó a Gotenks, si hace unos días él mismo lo había golpeado?

Me interesaría saber sus teorías sobre qué pasará, jeje.

Gracias por leer, que tengan linda semana, insectos


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