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Mi dulce ángel por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¿Qué tal? Sé que tardé, pero bueno, tengo que trabajar y eso me quita mucho tiempo. Perdonden, pero espero algún día compensarlos por todo eso

13

Sospechas

 

 

—¿En qué piensas, Gotenks?—preguntó. Dejó de teclear en su computadora y miró al menor con una sonrisa para animarlo a que hablara.

    —Gogeta, hace unos días yo casi tuve sexo con un chico—volteó a verlo. El pelirrojo asintió débilmente sin entender el por qué decir eso en esos momentos, considerando que era la tercera noche que pasaban juntos—. Yo...—sus ojos se llenaron de lágrimas, por lo que cubrió su rostro con ambas manos. El adulto se acercó a él y lo abrazó.

    —¿Te obligó a algo?—preguntó serenamente.

    —No... Yo lo estaba disfrutando, pero la verdad es que cuando él me tocó reviví todos esos recuerdos de la violación y yo no... No puedo con ello, es demasiado...

    —Tranquilízate, alterarte no te ayudará en nada. Es más, mejor dime. ¿Crees que la actitud del chico influyó en algo?—intentó desviar la plática poco a poco, porque él sabía perfectamente que no se trataba de un simple cambio de actitud o inseguridad, ese trauma hacía presencia cuando él era tocado en ese lugar tan íntimo. Él lo había descubierto a la mala.

    —No... El chico se llama Black, ¿lo conoces? También estudia gastronomía—al adulto parecía dolerle escuchar aquel nombre.

    —Sí, él fue mi estudiante hace un año, es muy buena persona—soltó un suspiro—. ¿Qué pasó después de eso?

    —Vomité—se quedó confundido. Vegeta no había hecho eso cuando lo iban a hacer—. Había bebido mucha cerveza antes de que fuéramos a su habitación.

    —Entiendo... Gotenks, eres menor de edad—el menor asintió, reconociendo que estuvo mal el embriagarse—. Bueno, guardaré tu secreto sólo por esta vez.

    —Gracias...—miró hacia arriba, viendo detenidamente el techo—. Gogeta, necesito tomar aire. Quiero estar solo un rato, para acomodar ideas. Espero no te moleste.

    —No, claro que no—le sonrió.

    —Bien, volveré más tarde—bajó de la cama y se acercó a la puerta. Salió y el mayor salió con él.

    —Ten cuidado, y ya no llores. Mejor relájate y disfruta de los buenos recuerdos que tengas—el menor asintió—. Dejaré la puerta abierta—revolvió su cabellera—, anda.

    El menor se despidió y se dirigió a un rumbo desconocido para el más alto, quién sólo atinó a volver a entrar en la habitación.

 

***

 

Le encantaba la vista desde ese lugar, esa ventana permitía ver el jardín desde el ángulo perfecto. Escuchó un ruido al otro lado del pasillo, así que volteó. Vio cómo un chico de cabellera en forma de flama salía de la habitación y seguidamente lo hacía quien era actualmente su profesor.

    Sí, era Gogeta, su apuesto maestro. Y después de reconocerlo a él pudo reconocer al más bajo, que era su compañero y además con quien trabajó en equipo alguna ocasión.

    Vio que Gogeta revolvió su cabello antes de que se fuera y él entrara nuevamente.

    Sonrió con algo de burla y chasqueó la lengua. Miró en dirección a aquel lugar mientras metía esa paleta de caramelo sabor fresa en su boca.

 

***

 

—¿Gotenks?—se extrañó de ver a su amigo ahí, frente a su puerta, a altas horas de la noche—. ¿Qué haces aquí?

    —Quería hablar contigo—se adentró y se sentó en el suelo, recargándose en la base de la cama.

    —¿De qué? ¿De Goku? Me enteré de lo que pasó—él asintió.

    —Arruiné todo...

    El menor se dedicó a contarle todo lo sucedido el día de ese partido amistoso, donde al final le dijo cosas horribles a quien era su compañero de cuarto. También le contó lo de Gogeta, y que se habían besado un par de veces y además ahora dormía con él.

    —Sabes que estás mal por hacer lo que haces, ¿cierto?—el menor afirmó con la cabeza.

    —Sí, pero... Hiroshi, te juro que siento que conozco a Gogeta, siento una fuerte conexión con él. Él asegura que no me conocía antes de que yo perdiera la memoria, pero siento como si tuviera años de conocerlo—se abrazó a su amigo para seguir llorando, el haberle contado todo despertó nuevamente los sentimientos en él.

    —Tranquilo, ya sabremos de ti dentro de poco, sólo ten paciencia. Seguramente pronto recuperarás la memoria...—acarició su cabellera mientras lo consolaba.

    —La verdad es que no sé qué hacer—limpió sus ojos—. Tengo un enorme lío en mi cabeza.

    —Sólo aclara tus ideas, después te darás cuenta por ti solo qué es lo mejor.

    —Sí... Bueno, te dejo dormir—se levantó y cuando el castaño también estuvo de pie lo abrazó—. Gracias por todo.

 

***

 

Miró el cuerpo que dormía ya a su lado. Gotenks o "Vegeta" regresó hace ya varios minutos y se durmió rápidamente, estaba agotado. El pelirrojo únicamente lo observaba embelesado por su figura, amaba a ese chico con todo su corazón. Suspiró y se puso de pie, se colocó una playera para tapar la desnudez de su torso y salió de la habitación.

    Bajó las escaleras sintiendo gran duda, pero a la vez curiosidad. Ese mensaje era demasiado extraño: "Necesitamos que vengas al cuarto de estudios lo más pronto posible. Es algo importante sobre Vegeta". Aunque un punto importante de recalcar era ¿cómo había conseguido su número?

    Tal vez su actitud de investigador profesional le comenzaba a asustar un poco. Llegó con ellos y sonrió de medio lado para ocultar su nerviosismo.

    —Hola, chicos—saludó y se sentó frente a ellos. Trunks leía un libro cuyo título no alcanzaba a ver bien, y Goku apoyaba su cabeza sobre sus brazos mirándolo con suma tristeza—. ¿Para qué me necesitaban?

    —Para que vieras esto—le pasó la caja, así el adulto pudo mirar todo lo que había ahí.

 

***

 

El cuerpo adormilado del más alto era zarandeado por el menor, quien insistía en que despertara de una buena vez.

    —¡Raditz!—el mayor abrió lentamente los ojos y miró a su pequeño novio, le sonrió y lo tomó de la cintura, abrazándolo posesivamente.

    —¡Hola!—saludó con una sonrisa seductora.

    —Raditz, tu papá recién llegó—señaló el reloj—. Comprendo que sea duro para él, pero... ¡debes convencerlo de salir adelante!

    —Hmph—se molestó—. Yo ya lo he intentado, muchas más veces de las que te imaginas... Entiendo que estés preocupado—le dio un dulce beso—, pero si él no tiene iniciativa, de nada servirá—la mirada de decepción en el menor se hizo presente.

    —Papá está igual, él... incluso ha llevado a mujeres en las noches, está desesperado que no sólo le basta con emborracharse... Por eso vine a vivir contigo...

    —Lo sé, Tarble... Ya no te pongas triste, por favor—acarició su mejilla y lo abrazó nuevamente, para acurrucarlo en su pecho y que volviera a dormir—. Mejor descansa...

 

***

 

—Chicos, gracias...—sonrió agradecido mientras esas lágrimas caían de sus mejillas—. Ahora estoy en paz...

    —Lo suponía, necesitabas ver tú mismo que, a los ojos de Vegeta, tú no tenías la culpa de nada—el pelilila lo miró con una sonrisa, la cual desapareció cuando dio paso nuevamente a esa actitud de seriedad y desafiadora—. Está durmiendo contigo, ¿cierto?

    El adulto se sorprendió al escuchar eso, sobre todo porque era más una afirmación que una pregunta. ¿Cómo era posible que ese adolescente fuera tan perspicaz? Y no sólo eso, actuaba de manera tan natural que hasta parecía ensayar cada movimiento para hacer las cosas de la forma correcta y producirle esa inquietud a él. Pero, sobre todo, la manera de actuar que tenía donde demostraba que sabía cosas que, aparentemente, Goku desconocía, y esto era evidente por la expresión de sorpresa que ponía casi siempre que el pelilila hablaba.

    —Sí, se está quedando en mi habitación—admitió, sabiendo que le era inútil negarlo cuando él, sin tener muy en claro cómo, ya sabía todo.

    —¿No has sobrepasado la línea, cierto?—preguntó el decaído pelinegro ante esa respuesta.

    —No, pero...—suspiró—. Me preocupa demasiado... Él quiere recordar su pasado, y, chicos, no sé cuánto tiempo más podremos mantener esta mentira.

    —¿Por qué sugieres?—preguntó calmamente el de ojos turquesas.

    —Porque él me contó que siente conocerme... Y no sólo eso, que siente conocer a Goku—cerró sus ojos—. No quiero insistir en el tema, pero me da miedo de que un día recuerde todo y me...—abrió los ojos—. Nos odie—corrigió.

    —No pasará—debatió tranquilamente el de cabellera lacia.

    —¿Por qué estás tan seguro de eso?—estaba confundido, pero en el fondo estaba consciente de que si ese chico decía algo seguramente tenía con qué refutar lo contrario.

    —Porque les tiene gran cariño, a ambos, y sería incapaz de separarse de ustedes por una tontería—bebió un poco de agua y aclaró su garganta—. No los va a odiar, si acaso sólo estará confundido y volvería a hablarles hasta que aclare su mente—explicó.

    —Trunks... ¿cómo supiste que duermo con él? Siempre me aseguro de que nadie esté en los pasillos.

    —Fue algo simple. Visité al chico con el que pasa las noches a veces, Hiroshi, y no estaba ahí. Cuando le pregunté dijo que no sabía, pero por su nerviosismo deduje que sí lo hacía pero era un tema complicado o inadecuado... Mi otra opción era Black, pero le llamé y dijo que no... Por tanto, descartando todas mis opciones y considerando lo sucedido, tú eres quien lo está apoyando.

    El pelirrojo analizó todo lo dicho. Sí que ese pelilila era muy sagaz. Suspiró hondamente. Estaba confundido, cansado, adolorido... Necesitaba de alguien que lo apoyara, posiblemente pida unas terapias con el psicólogo de la escuela para que le dé unos calmantes.

    —¿Hay algo que quieras comentar?—preguntó Trunks al verlo inquieto.

    —Una cosa... ¿cómo conoces a Black?

    —Trabaja para la Corporación Cápsula... Por tanto, trabaja para mí—sonrió de medio lado—. ¿Algo más?

    —No, eso es todo. Gracias, chicos... Por primera vez en muchas noches podré dormir tranquilo—les dedicó una sonrisa y se puso de pie—. Si necesitan algo, saben dónde encontrarme... Y, Goku—el aludido volteó a verlo—, tranquilo, no sobrepasaré la línea... Principalmente porque él también te extraña, pero su maldito orgullo es el que le impide buscarte—lo animó.

    —Gracias, Gogeta...

 

***

 

La mañana siguiente...

    —A ver, chicos. Esta receta es muy simple y es muy clara, estoy seguro de que todos podrán hacerlo. Si tienen dudas pueden preguntar—se sentó y comenzó a llenar unos formatos acerca del rendimiento académico y desempeño de sus alumnos.

    —Pss, Gotenks, ¿cierto?—saludó un chico castaño de cabellera alborotada que terminaba en punta.

    —Sí, ¿tú eres Vegetto?—el aludido asintió—. Bueno, tú serás mi pareja en esta actividad.

    El de cabellera bicolor comenzó a romper huevos en un tazón bajo la mirada del más alto, quien veía serenamente la escena recargado en la barra.

    —Y dime, Gotenks... ¿qué clase de relación tienes con el maestro Gogeta?—preguntó. El pelinegro volteó a verlo con cierta duda.

    —¿A qué te refieres?—cuestionó cautelosamente, adquiriendo una pose algo desafiante.

    —Ya sabes... ¿te ensucias las rodillas para ser su alumno favorito o qué?—comentó con burla.

    —Bah, no sé de qué estás hablando—lo ignoró y tomó el batidor de globo para revolver la mezcla.

    —El equipo de Gotenks y Vegetto, ¿cómo van?—preguntó el pelirrojo desde su lugar, algo celoso de las miraditas que le dirigía a su Vegeta.

    —Muy bien, profe—respondió el castaño guiñándole un ojo al adulto, quien ignoró ese gesto viéndolos con seriedad.

    —Está bien. Pero si siguen hablando les bajaré puntos—advirtió y siguió trabajando.

    —A ti seguro te baja algo y no precisamente puntos—comentó con la misma tonalidad en su voz.

    —¿A qué quieres llegar?—lo confrontó.

    —Mmm... nada, realmente—tomó un pedazo de carne, lo sumergió en la mezcla y después lo empanizó con un polvillo dorado que había en un plato. Por último lo colocó en la sartén para que se friera.

    —¿Entonces por qué lo dijiste?—cuestionó.

    —Já—miró con presunción al más bajo—. Te vi salir anoche de su habitación...

    —...—el de cabellera bicolor se sentía descubierto, pero no por eso cedería—. ¿Y? Ese no es tu problema...

    —Tal vez no, o tal vez sí. No lo sabes...—sacó una paleta y la metió en su boca luego de retirarse el cubre bocas.

    —Bah, sólo te molesta que yo sí obtenga buenas notas y tú no por ser un holgazán—volteó la carne con ayuda de una espátula.

    —¡Claro! Te pone diez cuando te pones en cuatro...

    —¡Ya cállate!—le recriminó alzando la voz.

    —¡Gotenks!—llamó el docente—. En mi oficina, después de clases. Tienes un punto menos por gritar.

    Todos veían al de cabellera en punta por haber sido regañado luego de gritar.

    —Todos, sigan trabajando. Y tú, Vegetto, un punto menos por comer en clase—al castaño tal afirmación no le importó.

    —Tu amorcito se enojó—se burló una vez el docente dejó de mirarlos.

    —No quiero que me hables—sirvió las carnes en un plato y empezó a decorar con salsa y algunas hierbas clásicas.

    —¿Sólo por eso? Bah, ni aguantas nada...—respondió tranquilamente.

    —Hablo en serio, nunca más vuelvas a hablarme... Es más, aunque mi vida dependa de tu ayuda, date la vuelta y vete que no te quiero cerca de mí nunca más—decretó.

    —Tsk—chistó la lengua y giró su rostro al lado contrario.

    Gotenks intentó calmarse para hacer las cosas bien, el sonido de su celular lo hizo sobresaltarse. Lo revisó disimuladamente para que Gogeta no lo regañara, y sonrió.

 

    Goten: ¿Qué crees? ¡Me inscribí en fútbol y me aceptaron!

        Tendré un partido amistoso hoy a las dos, espero que puedas ir a verme. ;)

        Con mucho amor (de amigos solamente), tu sexy Goten.

 

    Sonrió enormemente y se permitió soltar una risita al haber sido "friendzoneado" por el pelinegro menor quien siempre lograba hacerlo reír. Seguramente ese "de amigos solamente" se debió a que Trunks llegaba a ponerse celoso cuando coqueteaba inconscientemente con otros.

    Por higiene volvió a lavarse las manos. Se secó y vio que su (molesto) compañero terminaba de decorar el platillo de una manera espectacular, incluso parecía tener práctica cocinando puesto que quedó mejor que platillo de restaurante lujoso.

    No lo dijo, seguía enojado con él por sus comentarios y que por su culpa ahora tendría menos calificación.

    —Chicos, si terminan lavan los utensilios y pueden retirarse, dejen el platillo en la barra con una nota con su nombre, lo revisará la directora el día de hoy, para diagnosticar su nivel—explicó el maestro, todos comenzaron a apurarse para salir más temprano.

    Vegetto sonrió y tomó todos los trastes sucios, se acercó al fregadero y los lavó mientras tarareaba una canción aún con la paleta dentro de su boca. Gotenks sólo se le quedó mirando, aunque le costara tenía que admitir que ese chico era mejor que él en la cocina, tenía como una pasión para eso.

    Suspiró derrotado y se acercó a su lado, para ayudarlo a lavar los trastes que quedaban, no iba a ser un desgraciado y dejarlo con todo el trabajo.

    —Está prohibido ese tipo de relación—dijo después de un rato en silencio—. Haya o no haya algo, por el simple hecho de estar con él en su habitación lo pueden despedir.

    —...—no dijo nada, sólo soltó aire.

    —Gog se ha esforzado mucho como para que lo echen así, de la nada—secó sus manos y se quitó el delantal.

    —¿Gog?—frunció el ceño.

    —Sí...—se acercó a su oído—. Ten cuidado con lo que haces con MI Gogeta... Yo lo vi primero...

    Y sin más, se retiró del aula. El de cabellera bicolor pudo ver su nerviosismo y enojo, pero no le incomodaba esa situación, al contrario, era lo mejor: tal vez así acataría mejor su petición sobre nunca más cruzarle la palabra. Lo que menos quería era que se interpusiera en su camino y siguiera molestando con lo mismo.

    Salió de la cocina y se adentró en la oficina del pelirrojo, la cual estaba a un lado. Ahí tomó asiento y se dispuso a esperarlo.

 

***

 

—¡No vendrá!—se quejó luego de leer el mensaje que le envió su amigo de cabellera bicolor.

    —Goten, cálmate...—pidió el pelilila.

    —¡No quiero!—cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un puchero.

    —Goten, ¿te dijo algo más?—preguntó el de cabellera alborotada tímidamente, a pesar de lo sucedido le preocupaba.

    —Lo castigaron por gritarle "cállate" a su compañero que no paraba de molestarlo—sonrió—. Me agrada mucho Gotenks.

    —Goten, ya nos llama el entrenador—mencionó el pelilila.

    —Suerte, chicos.

    —¡Goku! ¡Te dedicaré todos mis goles!—gritó mientras se alejaban. El más alto soltó una sonrisa al oír esas palabras.

 

***

 

—¿Me dirás qué hizo Vegetto para hacerte enojar a tal punto que gritaras?—comentó riéndose, después de entrar a la oficina—. En serio, es la primera vez que te veo así de molesto.

    —Sabe de lo nuestro—eso hizo parar de reírse al mayor.

    —¿Qué?—atinó a decir.

    —Me vio saliendo de tu habitación anoche... Hizo bromas vulgares con respecto a eso...

    —...—cerró los ojos y pasó su mano por su rostro con frustración.

    —Gogeta, ¿lo conoces?—preguntó seriamente.

    —No te mentiré, sí lo conozco. No muy bien, pero ya había tratado con él antes de que iniciara el año escolar—la mirada insistente del menor lo hizo proseguir—. Hace tres años me mudé, por problemas personales, y en mi nuevo hogar conocí a un hombre, mi vecino, que me pidió que le ayudara haciéndole una dieta especial por su diabetes, yo cocinaba todas las tardes en su hogar lo que el médico y nutriólogo le recetó... Pero este hombre tenía un hijo algo presumido, arrogante y molesto llamado Vegetto... No le tomé importancia, en la universidad conocí gente, sólo piénsalo, si ahí no me interesó nadie, ¿por qué me interesaría en un niño mimado?

    —Pero Vegetto sí se interesó en ti—dedujo.

    —No te negaré que me pareció tierno al inicio, pero ese niño caprichoso poco a poco me parecía molesto... A veces charlábamos bien, como camaradas, incluso le enseñé a cocinar algunas cosas... Pero en otras se ponía algo meloso y sinceramente no andaba de humor para tratar con un niño una relación amorosa—soltó aire—. Cuando por fin me aceptaron como docente aquí, me despedí de ambos, él y su padre, explicándoles mi sueño de ser maestro y... no los había vuelto a ver, sino hasta el examen de admisión y a Vegetto como mi estudiante.

    —¿Entonces crees que nos delate?—preguntó luego de analizar todo.

    —No, si lo hace me echarían y, por los viejos tiempos, no lo hará... Pero sí creo que llegue a comportarse un poco más pesado que de costumbre...

    —Aun así, es mucho riesgo...—bajó la mirada y se rascó el brazo con pena—. ¿Y qué si hubiera sido otra persona? Ambos corremos mucho riesgo y... Gogeta, me quedaré con un amigo. Y no es pregunta, ya lo decidí—dijo firmemente.

    El mayor se derretía con esa imagen del menor, esa seriedad y determinación le encantaban tanto que si no fuera por ese trato hecho con Goku (sobre no cruzar la línea) lo llevaría a la cama a hacerle tocar las estrellas mientras le hacía el amor.

    —Creo que es lo mejor—cedió luego de pensarlo—. Pero quiero saber una cosa—se puso de pie y caminó hasta estar frente a él, ahí acarició su rostro con dulzura—, lo nuestro ¿seguirá?

    Parecía que dudaba, pasaban los segundos y seguía sin responder. Hasta que por fin soltó el aire que tenía contenido con un suspiro.

    —Sí, yo... te he tomado gran cariño y...—los labios del mayor contra los suyos le imposibilitaron hablar, y las palabras parecían ya no hacer falta, la manera en que le correspondió demostraba todo.

 

***

 

Bueno, tal vez si corría podría alcanzarlos aunque sea a festejar la posible victoria que obtuvieron en ese partido de fútbol. Aquella conversación con Gogeta le había quitado mucho tiempo, y el tener que hacer su maleta y mudarse a la habitación de Hiroshi (además de explicarle todo) había provocado que se desocupara cuando probablemente ya se acabara el partido y desalojaran las canchas.

    Caminó por los pasillos, ya con más calma. Era tarde, ¿qué importaba si corría? No podría llegar aunque detuviera el tiempo. Miró a lo lejos tres chicos saliendo del baño, con uniformes de color blanco, quizá eran contra quienes jugó Goten, delatando que ya se había acabado todo el evento. No le tomo importancia, a pesar de los cuchicheos y las miradas raras que dirigían en su dirección.

    Gotenks siguió caminando tranquilamente, restándole interés a esos tipos. Tal vez sólo se burlaban de su cabellera como solían hacerlo los que lo veían por primera vez.

    Sin embargo, sintió una mano cubriendo su boca y un cuerpo apresándolo por detrás. Comenzó a forcejear, pero era inútil, sus brazos eran sostenidos por dos chicos, uno a cada lado. Intentó liberarse pero simplemente no pudo, aplicó toda su fuerza para soltarse, incluso parecía avanzar un paso con intención de quitárselos de encima, pero sus pies lentamente se deslizaban hacia atrás por la sumatoria de las fuerzas de los chicos.

    Gotenks hacía su mayor esfuerzo, pero eran más y lo tenían bien sujeto. Vio al otro lado del pasillo a Vegetto, quien, como siempre, comía una paleta de caramelo. Éste lo vio durante un segundo, sus miradas se cruzaron y entrelazaron, la de Vegetto con confusión y la de Gotenks con desesperación y miedo.

    Finalmente, el de cabellera bicolor fue arrastrado hasta el baño, perdiendo de vista al castaño cuando la puerta fue cerrada. Lo arrojaron con fuerza al piso, haciendo que se golpeara la cabeza.

    Gotenks se sobó la parte herida, sintiendo algo de humedad, al ver sus dedos notó que estaban teñidos de sangre. Desde el suelo miró a sus atacantes, que lo rodeaban con una sonrisa ladina y miradas cómplices dirigidas entre sí.

    —¿Qué quieren?—preguntó sin miedo, esperando que sólo fuera una broma de mal gusto a lo mucho.

    —Nada, sólo que nos pareciste lindo y queremos “divertirnos” contigo—respondió uno con voz algo lasciva.

    El menor se tensó al escuchar esas palabras, y al ver a los otros dos chicos notó que se acariciaban sus entrepiernas sobre la ropa. Un nudo se formó en su garganta, los vellos de su nuca se erizaron y una gota de sudor resbaló de su frente. Intentó gritar, pero las palabras no alcanzaban a salir, estaba temblando, sus manos sudaban frío y era incapaz de que algún sonido saliera de su garganta.

    Estaba solo y nadie lo ayudaría. Su única salvación sería Vegetto, pero por lo ocurrido esa tarde y por esa orden acerca de no acercarse a ayudarlo aunque su vida dependiera de ello, no lo haría. Estaba solo. Tenía que ser fuerte y salir de ese lugar a como diera lugar, pero sus piernas no respondían.

    Un chico lo tomó de la cabellera e hizo su cabeza hacia atrás, simplemente pudo cerrar sus ojos al sentir que metían un dedo en su boca y simulaba embestidas estirando su cabello para hacerlo moverse.

    Las lágrimas comenzaron a caer de su rostro y el miedo lo invadía. Podía ver en su mente las imágenes de sus pesadillas, esos hombres penetrándolo y obligándolo a hacerles sexo oral...

    Sollozó al sentir un golpe en su rostro y otro dedo en su boca, era incapaz de controlar su cuerpo, el cual estaba congelado.

    Miró hacia la puerta, quería gritar pero sólo escapó un balbuceo a causa del nudo en su garganta.

    Deseaba que alguien entrara a salvarlo pero...

    al parecer la suerte estaba echada...

    y nadie lo rescataría...

 

Notas finales:

·Goku extraña a Gotenks, pero no es capaz de ir a buscarlo. ¿Él buscará a Goku?
·Goten friendzoneó a Gotenks (XD)
·¿Entendieron los chistes de doble sentido de Vegetto? ¿Les gusta su actitud de niño presuntuoso? ¿por qué creen que es así?
·¿Cuánto tiempo durará Gogeta resistiéndose ante su amor?
·Unos chicos quieren "divertirse con Gotenks, pero él se paralizó del miedo y es incapaz de huir o gritar, ¿alguien llegará a salvarlo?

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