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Mi dulce ángel por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

Quiero agradecer a todos los que leen esta hermosa (?) historia.

Quiero mandar saludos especiales a Videl Fujoshi y Anónimo por dejarme sus reviews en la bandeja :3

    También mando saludos a Vegetto235

 

Bueno, aquí va la historia, en el capítulo anterior: Gotenks se arrepiente de haber estado en esa posición con Gogeta y sobrepone sus sentimientos hacia Goku. Gogeta desquita su ira con Vegetto, pero terminó rompiendo su corazón.

    Gotenks y Goku pudieron perdonarse, tanto que empezaron a tener acercamientos más íntimos.

    Pero un personaje cometió un error grave, y nadie se dió cuenta (creo yo). Las opciones que me dieron fueron buenas, pero no aquella en particular que es crítica. (Y sí, la respuesta está en este capítulo).

 

¡Sigamos con el fic!

17

Sin razón ni medidas

 

 

—Buenos días, dormilón—saludó al menor que apenas despertaba.

    —¿Dónde estoy?—parpadeó un poco y miró al de cabellera alborotada. Se aferró a su cuello, desconcertándolo.

    —¿Qué ocurre?

    —No quiero separarme de ti nunca más—tomó aire—. Sé perfectamente que gran parte de la culpa la tengo yo, pero no puedo vivir sin ti.

    —Ya no nos separaremos—le dedicó una dulce sonrisa antes de abrazarlo protectoramente.

    La realidad era que Goku, a final de cuentas, no se sentía completamente libre para decirle sus sentimientos. Tenía esa ligera sensación del asunto pendiente. Y sabía perfectamente cuál era. Tenía una cosa qué hacer antes de poderle decir esas dos palabras que amenazaban siempre con salir de su boca.

    —Tenemos que ir a clases—el menor gruñó.

    —No quiero…

  —Anda, no quiero volver a estar solo en el aula—besó su cabeza—. Tú tenías a tu amigo, pero yo... yo me encontraba solo. Y no hacía otra cosa que pensar en ti.

    —Perdóname.

    —No te estoy reclamando, sólo te pido que vayas a clases conmigo y me alegres el día con tu presencia—le besó la punta de su nariz—. ¿Vas conmigo?

    —Sí.

 

***

 

La semana transcurrió de forma tranquila, ambos chicos estaban disfrutando de su amor esta vez sin dificultades ni problemas. El haber sufrido tanto por la ausencia del otro les ayudó a reconsiderar todo antes de iniciar una discusión, por lo que los problemas se volvieron nulos.

    Sin embargo, para el resto era historia diferente. Gogeta siguió dando las clases de forma normal, pero evitaba a toda costa el cruzar miradas o palabras con Gotenks, llegando al extremo de que si el menor tenía una duda con respecto a su clase, el adulto sin verlo le decía que preguntara a sus compañeros “porque ya había dado la indicación”.

    Entendía perfectamente el porqué de su actuar, y aceptaba la responsabilidad de ello. Sin embargo, el disculparse no era una opción, ya que él no tenía por qué lamentar sus sentimientos. Hubiera sido peor engañarlo y estar con él cuando su corazón le pertenecía a alguien más. Y aunque fuera una opción, no solucionaría nada. Lo hecho, hecho está; y no podría cambiarlo.

    Sin embargo, su principal preocupación, y no porque menospreciara a Gogeta, era Vegetto. El castaño llegaba a ser un poco rebelde, y no le sorprendería que de vez en cuando quisiera darse un tiempo libre por lo hastioso que podían ser las clases para él, ya que de cocina sabía suficiente por las enseñanzas de Gogeta, ¿pero faltar a clases una semana entera? Eso era mucho incluso para él.

    Quería pensar que el chico se encontraba entrenando para su futura competencia, pero en el fondo le parecía muy extraño. Incluso estaba considerando el ir a verlo a su habitación para cerciorarse de que estuviera bien.

    En estos momentos se encontraba hablando con Hiroshi en la cafetería a la vez que almorzaban, distrayéndose un poco de esa inquietud que tenía desde hace rato.

    —Me alegra que hayan solucionado todo. Por favor, haz que duren las cosas así—mencionó el castaño antes de meter una papa frita en su boca.

    —Sí, lo haré...—sonrió un poco burlón—. ¿Cómo te va con la cerecita desteñida? Sabía que le gustabas.

     —Bah, es muy molesto—jugó con la pasta con su tenedor—. Es un completo posesivo, celoso, manipulador… Anoche yo leía mientras él estudiaba, cuando terminé me acomodé para dormir, y cuando él terminó de estudiar invadió mi cama. Me abrazó toda la noche con fuerza, aún tengo sus manos marcadas en mi abdomen.

     —Y aun así te gusta…

    —...—soltó aire—. Sí… Pero no se lo digas porque es capaz de creerse más y no soltarme…

     —Jajaja—le dedicó una sonrisa—. Me alegro por ti…

    —¡Gotenks!—un pelinegro llegó corriendo y lo abrazó—. Me alegra verte.

    —Hablando de asfixiar con abrazos...—comentó el castaño—. Bueno, me voy. Dash quería que lo viera en su práctica de natación.

     —¿Eh? ¡No!—el pelinegro soltó al de cabellera bicolor y corrió al otro lado de la mesa para aferrarse al castaño—. Tú eres amigo de Gotenks y también serás mi amigo, así que no huyas de mi amistad.

    —Goten, no molestes al muchacho—dijo el pelilila llegando con ellos, a su lado se encontraba Goku que, al ver al de cabello en punta, se acercó a él para darse muestras de cariño disimuladas—. Suéltalo...

    —¡No!

    —Oh no...—susurró Gotenks al ver  una figura en la puerta de la cafetería, cuya persona emanaba un aura  asesina. Y eso no era lo peor de todo, ese chico veía fijamente en su dirección. Y por si fuera poco, empezó a acercarse.

    —Ejem, ¿podrías soltarlo?—pidió sin ocultar su molestia.

    —¡No!—como si fuera una provocación, Goten  subió las piernas y con ellas apresó más el cuerpo del chico.

     —Escucha… quiero que lo sueltes de una vez, Goten, ¿está claro?—pidió quien era su capitán de equipo de baloncesto.

    Pero el menor, en lugar de obedecer, le mostró su lengua al de cabellera naranja. Éste frunció el ceño y, antes de tomar bruscamente al pelinegro, el pelilila tomó su hombro, calmándolo.

    —Goten—lo abrazó por detrás, luego lo estiró—. Anda, suéltalo.

    —Ay—lo soltó y cruzó sus brazos mientras su novio lo apresaba por detrás.

    —Goku—llamó al de cabellera alborotada—. Debemos irnos ya. Gotenks, disculpa el que tengamos que irnos y te dejemos estos días solo.

    —Está bien—le dedicó una sonrisa sincera—. Entiendo que es tu trabajo ir a esa junta, y me alegra que Goku y Goten te puedan acompañar y ver a su familia.

    —Adiós...—lo abrazó fuertemente, causándole un sonrojo después de ser besado en la mejilla—. Llámame si necesitas algo.

    —Sí—permanecieron unos segundos más así hasta que se separaron y los tres salieron de la cafetería. El de cabellera  bicolor soltó aire y miró al castaño, que era sostenido de los hombros por el pelinaranja—. Hiroshi, ya me voy. Iré a ver  a Vegetto.

    —¿Vegetto?—preguntó el de ojos color miel—. Si lo ves, ¿podrías decirle que vaya a los entrenamientos? Lleva una semana sin ir y ya están reconsiderando que sea el  representante en la competencia…

    —¿Él no ha ido a entrenar?

    —No…

     —Eso significa que algo anda mal—miró a los chicos—. Debo irme ya.

     Algo angustiado salió deprisa. Esto era malo, Vegetto tenía un orgullo enorme que le impediría faltar a algo  tan importante como lo era el superar a un fastidio como lo era Zamasu, nunca permitiría que él lo sustituyera. Entonces, ¿qué provocó un descuido así en el chico?

    Tenía en su mente un recuerdo que realmente lo atormentaba. El día que casi tenía relaciones con Gogeta, se cruzó con Vegetto en el camino. Lo único que podía esperar era que el castaño haya ido a la oficina del pelirrojo y hayan discutido. Entonces sí entendería  perfectamente la reacción de Vegetto, ya que amaba fuertemente a Gogeta y éste ni siquiera era amable con él.

     Llegó por fin a la habitación del castaño, tocó la puerta con su puño y esperó a que abriera. Cuando por fin se abrió, interpuso su pie para que no volviera a cerrarla.

    —¿Qué quieres Gotenks?—preguntó. Sin embargo no sonaba como el chico arrogante que era, sino como una persona lastimada que aguantaba el llanto.

     —¿Qué te pasa?—preguntó con preocupación. El castaño soltó aire y dejó de forcejear, le permitió pasar y se sentó en la orilla de su cama  viendo al suelo.

    —Gotenks, no me pasa nada—su voz sonaba ida—. Sólo quiero estar solo…

    —Vegetto...—se sentó a su lado y lo abrazó. El castaño no resistió y, pese a sus ojos irritados y enrojecidos, empezó a llorar nuevamente, esta vez aferrándose al cuerpo de su amigo.

    —¡Es Gogeta!—apretó la playera del más bajo entre sus manos empuñadas—. No importa lo que haga, ni cuánto me esfuerce, jamás logré que me quisiera. Yo sólo soy un estorbo, una molestia para él…

    —Algún día encontrarás alguien que…

    —¡Para ti es fácil decirlo!—alzó su voz—. Tú ya tienes a alguien que te ama, y Gogeta te quiere a ti. Aunque terminaras con tu novio habría alguien más esperándote…

    —Vegetto...—soltó aire y acarició su cabellera—. Tienes razón no lo entiendo completamente, pero sí la mitad. Goku tuvo un novio antes que yo, y, como tú con Gogeta, creí que jamás lo superaría. Entiendo que estás sintiéndote mal por mi culpa, es decir, ya sufriste por el recuerdo que tiene de alguien y la única oportunidad que se da para enamorarse nuevamente de alguien más la utiliza en mí, alguien que jamás podrá corresponderle porque su corazón quiere a alguien más...—besó su cabeza, haciéndolo estremecer por la calidez y afecto—. Primero su novio y ahora yo…

 

POV Vegetto

     Inevitablemente trago saliva tras escuchar eso. Gotenks perdió la memoria, eso quiere decir que  no recuerda que él y Gog… Me siento de pronto mal, no sé si decirle lo que Gogeta me confesó, tal vez  la información le caiga mal y tenga un colapso nervioso. No puedo hacerlo… Es mi amigo.

    Já, vaya suerte la que me cargo. Quién diría que estoy abrazado al culpable de que perdiera a Gogeta en dos ocasiones… Jamás podría creer que esa persona, quién fue causante de mal trato por parte del amor de mi vida, de causarme un dolor y muchas lágrimas se convirtiera en mi mejor amigo.

    No puedo enojarme con él, no tiene la culpa de nada…

    ¡La culpa la tiene el imbécil de Gogeta! Por no poder dejar de quererlo, es más que obvio que ahora es feliz con alguien más, ¡ya supéralo, idiota! Nunca estuvieron destinados a estar  juntos, acéptalo de una buena maldita vez.

    —Vegetto, ¿quieres tomar  un baño? Puedo preparar la bañera con agua caliente para que te relajes—esta amabilidad… en serio no puedo enojarme con él.

    —Sí—apenas pude decir. Inmediatamente se pone de pie y va al baño.

    Siento de pronto ese vacío al sentirlo alejarse, de verdad necesitaba de alguien conmigo, que me apoyara como sólo Gojita hacía. Gotenks… Vegeta se ha convertido en una persona muy importante para mí.

    —Ya está—me avisa. Voy con paso lento, de verdad me siento agotado. Sin importarme que esté aquí me desnudo frente a sus ojos y me meto al agua.

    Está cálida, pero no tanto como el abrazo de alguien que te quiere y se preocupa por ti. Él mete una taza en una tina con agua que está al lado de la bañera y moja mi cabello. ¡Demonios!, nuevamente quiero llorar. Desearía que Gogeta fuera quién hiciera esto, desearía que él me quisiera y se preocupara así por mí.

    —No quiero tener secretos contigo ni ocultarte cosas— suspira hondo, demasiado—. Gogeta me hizo una felación ese día. Huí porque no podía traicionar a Goku ni a ti… Pero siento que aun así lo hice.

    —Una felación—repito sin ganas al sentirlo ponerme shampoo—. ¿Huiste llorando porque te recordó a la violación?

    —Huí porque no dejaba de pensar en Goku—tal como me lo imaginaba.

    —Si yo no amara a Gogeta… Me hubiera gustado enamorarme de  ti.

    —¿De mí?—pregunta alterado.

    —Gotenks—volteo a verlo—. ¿Puedo besarte?

Fin del POV

 

    —Vegetto...—se separó y su semblante se tornó serio—. Perdóname, pero no puedo hacerle eso a Goku—el castaño sonrió.

    —A esto me refiero—hizo su cabeza hacia atrás y la apoyó en la orilla de la bañera—. Consciente eres muy fiel. Cuando peleaste con tu Goku, empezaste una relación con  Gogeta y le fuiste leal. Terminaron y ahora que estás con Goku no puedes serle infiel ni por un beso—lo miró—. Por eso digo que me hubiera gustado enamorarme de alguien como tú, leal, sincero y que además se preocupe por mí. Aunque creo que sufriría igual porque tú lo amas a él, así que el resultado sería el mismo.

    —Supongo que sí—masajeó con sus dedos la cabeza del mayor para que hiciera espuma—. Dashiell me dijo que el entrenador  puede sacarte de la competencia por no ir a los entrenamientos.

    —Tsk—chasqueó la lengua—. Nadie en mi categoría me supera.

    —¿Puedes ir hoy sólo por  si acaso? No quisiera saber que ponen a ese idiota con peinado punk como tu reemplazo.

    —Sólo si me acompañas—susurró.

    —Sí, iré contigo.

 

***

 

—Vegetto, ¿dónde estabas metido?—regañó el hombre a cargo.

    —Bah, necesitaba vacaciones—respondió con ese tono rebelde que lo caracterizaba—.  Sé que me extrañaron pero no es para tanto.

    —Casi pongo a Zamasu en lugar tuyo.

    —Sí, “casi”. Porque todos saben que soy el mejor—colocó sus brazos detrás de la cabeza—. ¿Puedo ir a cambiarme?

    —Que sea rápido.

    El castaño fue a vestirse con el traje de baño. Se colocó el protector para el cabello y unos goggles y se posicionó en la orilla de la alberca, al lado de otros dos chicos. El entrenador dio un silbatazo y se arrojaron al agua. Nadando velozmente llegaron al otro lado de la alberca e, impulsados con sus pies, pudieron dar una vuelta y nadar en dirección de donde venían. Cuando llegaron, en tiempos muy similares, salieron y se quitaron todas las protecciones.

    —Bien hecho, Vegetto—dijo el de cabellera bicolor cubriéndolo con una toalla—. Ni parece que dejaste de entrenar.

    —Es obvio. Mi talento es natural—le dedicó una sonrisa y caminó a su lado a donde estaba el entrenador.

    —Vegetto—el hombre soltó aire—. No sé qué te ocurrió para que quisieras faltar de esa manera. Llamé al tutor de tu grupo y me dijo que faltaste a clases. No te pediré explicaciones, sólo te pido que reconsideres tus acciones.

     —Así será, entrenador—respondió  cortante—. Iré a cambiarme. Gotenks, espera aquí.

    El castaño se alejó, sin embargo el de cabello en punta notó ese cambio al oír las palabras del hombre. Y es que, el tutor de su grupo, era Gogeta. Nuevamente la mención del pelirrojo causaba un revuelco en el chico.  Miró hacia los vestidores, Vegetto no tardaba en salir. La puerta del vestidor estaba a un lado del baño, y frente a ambas puertas había una especie de pared que cubría a la vista externa, formando un pequeño pasillo de tres metros como máximo. Sin embargo, miró a una persona familiar por aquella zona, extrañándole debido a que, si su memoria ebria no le fallaba, ese chico no practicaba ese deporte.

     —Tal vez lo mejor sea ir…

 

***

 

—Hola, Vegetto—saludó.

    —Ah, Black—arqueó una ceja—. ¿Qué quieres?

   —Suena como si no quisieras verme—se acercó y acarició su cabello, el castaño retrocedió un paso, sintiendo la pared en su espalda.

    —Tsk, ¿cuándo he querido verte?

    —Ay, Vegetto… sabes que me gustas dos veces más que lo que yo te gusto a ti.

    —Ajá, dos por cero es igual a cero… Ya déjame en paz.

    —Shh...—se acercó a su oído—. Escuché que te vieron  llorando la semana pasada, ¿tuviste un mal de amores? Yo te ayudaré a olvidarlo.

     Sin importarle el lugar en donde estaban, empezó a besar su cuello. Vegetto hizo su cabeza a un costado, dejándolo hacer lo que quisiera. En esos momentos no tenía ganas de nada, pero tal vez eso ayudaría a que olvidara a ese pelirrojo. Miró al pelinegro teñido llegar.

    Gotenks, tan sólo vio la escena, frunció el ceño y se acercó, tomó a Black del hombro y lo jaló. Finalmente le dio un puñetazo en el rostro que lo hizo caer.

    —¡Aléjate de Vegetto!—tomó al castaño de la muñeca y furioso lo arrastró con él.

    —¿A dónde me llevas?—preguntó molesto

    El más bajo no respondió, sólo siguió su camino. Luego de unos minutos llegaron a la habitación del chico de pendientes, ahí lo empujó al interior de ella y cerró con llave.

    —¡¿Qué te pasa?! ¿Por qué hiciste eso? Dime, ¿acaso quieres arruinarte la vida estando con alguien por despecho?—empezó a regañar, pero calló al verlo sollozar. Soltó aire y se acercó a él para abrazarlo—. Eres mucho para él, no puedo permitir que salgas con alguien indigno—el más alto soltó una risilla entre lágrimas.

    —Quédate esta noche—pidió.

    —Me quedaré… Vegetto, debes empezar de nuevo aunque sea difícil—el castaño se separó y se sentó en la orilla de la cama.

    —Estuve pensando en estos días cambiar un poco mi apariencia, para distraerme.

    —¿En serio?

    —Mi cabello—caminó hasta el escritorio.

    —¿¡Te cortarás el cabello?!

    —No exactamente—le extendió una cajita colorida.

    —¿Tinte?

     —Esperaba que me ayudaras—el menor mostró una sonrisa torcida.

    —¿No pudiste escoger otro color?

    —Ese es mi color favorito, además sólo durará unos días—le dedicó una sonrisa—. Será divertido ver la reacción de todos—el menor se permitió sonreír.

    —De acuerdo.

 

***

 

—Yo entiendo, Goku. Tu familia te extrañaba—sonrió—. Nos vemos el martes. Buenas noches.

    Colgó el teléfono y miró al castaño. Se quitó los zapatos y se recostó a su lado para abrazarlo. Gotenks muchas veces necesitó de alguien para poder estar en paz, pero ahora podía ayudar a alguien. Para él debía ser fuerte.

     —¿Puedo preguntar por qué decidiste no acompañarlo?—mencionó el castaño.

    —Fue decisión suya—bostezó—. Su familia conoció a su ex y no sabe cómo reaccionarían conmigo, principalmente porque su hermano sale con quien se supone es hermano de su exnovio.

    —Vale, entiendo—lo miró con empatía—. ¿Te molesta esta situación?

    —Sí, creo que es evidente—el castaño lo observó unos segundos.

    —Hay algo más que te molesta, ¿verdad?

    —Hace unos días él y yo tuvimos un… encuentro. Mientras yo le hacía un oral, él… tal vez escuché mal, de hecho estoy considerando creer que lo imaginé, pero él...—tragó saliva, el mayor sólo prestó atención a sus reacciones que eran un poco inusuales—. Él dijo “Vegeta” mientras le hacía la felación—cerró los ojos, el más alto estaba sorprendido por lo dicho, empezó a formular en su mente miles de posibilidades—. Ese nombre me resulta demasiado familiar, creo que es el nombre de su ex, tal vez me lo dijo en algún momento y no lo recuerdo, no lo sé…—sonrió vacíamente—. Espero estar equivocado, porque es horrible imaginar que pensaba en él estando conmigo.

    —Gotenks, seguramente escuchaste mal o lo imaginaste, tal vez tu miedo a perderlo otra vez te está jugando una mala pasada—se aferró a él—. Quiero decirte una cosa.

    —Te escucho.

    —Siempre recuerda que sin importar tu pasado o tu presente, te considero mi amigo. Y te apoyaré en todo.

    —Está bien...—respondió confundido. Decidió ignorar un poco el comentario extraño, empezó a hablar—. Debo admitir que me gusta tu estilo. Se ve bien tu cabello en ese color.

    —Todos los colores se me ven bien—mordió el hombro del menor—. Necesito dormir.

    —No tenías por qué hacer eso—se quejó—. ¿Qué harías si yo te mordiera así, eh?

    —Te lo agradecería.

    —¿Eh?

    —¿Recuerdas la táctica de Black? Bueno, caí en ella. Fui con él a una fiesta, bebí como loco  y me llevó ebrio a su habitación. En lugar de estar alegre me puse a llorar y contarle mi fracaso en el amor, sin decir nombres. Empezamos a besarnos y me separé porque empezó a tocarme. Reaccioné y me fui de ahí—chasqueó la lengua—. Se aprovecha de esa situación para acorralarme y querer besarme porque no tengo a nadie.

    —Entonces si ve marcas en tu piel…

    —Creerá que estoy con alguien y dejará de molestar—completó.

    —Entiendo...—acercó su boca a su cuello y empezó a  succionar su piel con intenciones de marcarlo.

    El castaño dejaba salir uno que otro suspiro al sentir esa lengua caliente y esos dientes afilados en su cuello. Apretó con fuerza las sábanas al ser mordido en la manzana de Adán. Las marcas fueron hechas también en la parte superior de sus pectorales,  para que fueran más evidentes. Cuando terminó, el más alto abrazó al menor.

    —Gracias—susurró—. Será suficiente para que ese imbécil deje de molestar.

    —Esperemos—empezó a reír—. Vegetto, causarás alboroto en la piscina.

    —Mejor. Así se enterará más rápido—bostezó—. Buenas noches, Gotenks.

    —Buenas noches, Vegetto.

 

***

 

—¿Así que Goku volverá mañana?—preguntó el castaño antes de tomar su mochila.

    —Sí, está con su familia—miró a un grupo de personas que, al salir, miraban a algo o alguien afuera del salón—. ¿Qué ocurre allá afuera?

    Invadidos por la curiosidad, ambos chicos salieron y miraron aquel blanco de la sorpresa de muchos. Un chico apuesto de cabello en punta color  azul, usaba pendientes amarillos colgando de sus orejas, vestía una playera holgada que dejaba ver más abajo de su cuello permitiendo visualizar múltiples marcas en su nívea piel.

    —Ah, Vegetto. ¿Qué haces aquí?—preguntó el de cabello bicolor—. En serio estás llamando la atención.

    —Esa era la idea—le guiñó un ojo—. Hiroshi, ¿cierto? Dash está allá viendo fija y asesinamente en esta dirección—señaló una esquina al otro lado del pasillo—. Si fuera tú huiría en dirección contraria, tienes al menos diez segundos de ventaja.

    —¿Huir?

    —Ganó una apuesta de popularidad en su clase… En estos momentos su ego está por las nubes—lo miró con una sonrisa burlona—. Te cubriremos.

    —Gracias—miró al más bajito—. Lo siento pero suficiente tengo con aguantarlo en estado normal como para soportarlo en modo engreído.

    —Suerte—el castaño se fue. Y como si fuera predestinado, el chico de ojos miel se acercó a ellos.

     —¿A dónde fue Hiroshi?—les preguntó.

    —Dijo que iría a la piscina para buscarte.

    —Bueno… gracias—algo dudoso fue a donde el peliazul le dijo.

    —¿Nos vamos, Gotenks?

    —Sí.

    Ambos se dirigieron al aula de cocina. Todos aquellos que veían al peliazul se sorprendían por su apariencia tan extravagante y por las marcas en su piel. El pelinegro sólo sonreía raramente ante esos gestos.

    —Vegetto…

    —¿Sí?

    —Repíteme por qué soy tu amigo.

    —Porque te di el privilegio de serlo—visualizó la puerta de la cocina donde tomaban clases—. Debo superarlo, ¿verdad?

    —Por tu bien, Vegetto—posó su mano sobre su hombro—. Si es para ti tarde o temprano se dará cuenta y te buscará, pero hasta que no lo sepas con certeza trata de no depender de él.

    —...—le dedicó una sonrisa y entraron al aula. Inmediatamente todos lo vieron, él sólo sonrió con orgullo.

    —Chicos, buenos días, el día de hoy tendremos la clase de repostería, los ingredientes están en las mesas, trabajarán en parejas hoy—el pelirrojo dejó su maletín sobre el escritorio y miró a su grupo. Inmediatamente su vista enfocó una cabellera azul, era de un chico que veía al suelo, le era incapaz mirarlo—. Pueden empezar—desvió él también la mirada al notar a Gotenks mirarlo con el ceño fruncido.

    La clase transcurrió de forma normal, ambos amigos prepararon un delicioso pay de manzana y canela,  evidenciando que eran muy buen equipo. Mientras lavaban los utensilios, el peliazul decidió hablar.

    —Tu entrenamiento para baloncesto inicia en una hora, ¿verdad?

    —Sí, ¿irás conmigo?

    —No, necesito hablar con Gog y darle los justificantes—miró al menor—.  Debo enfrentarlo para superarlo, ¿no?

    —Sí, pero… ¿estarás bien?

    —Claro, y si no...—bajó la mirada y tragó saliva—. Puedo ir a buscarte… ¿cierto?

    —Sí—miró unos segundos más al más alto—. Vegetto, ¿seguro que no quieres que esté contigo?

    —Gotenks, estaré bien.

 

***

 

—Vegetto, ¿qué haces aquí? La clase terminó hace una hora?—preguntó el pelirrojo en voz baja.

   —Traje el justificante de hace una semana y los de la próxima. La competencia será pronto y ese día me ausentaré.

    —Felicidades por tu triunfo—el menor miraba al suelo en todo momento. El hombre, algo dolido, siguió hablando—. Tu padre envió un regalo para ti,  lo dejé en mi habitación porque no sabía si vendrías hoy a clases.

    —Entonces mañana puedes dármelo—apretó la correa de su mochila—. Iré a mi habitación.

    —Puedes acompañarme para que te lo dé de una vez—el peliazul tragó saliva.

    —E-está bien…

    Ambos se dirigieron a la habitación del pelirrojo. A esas horas los pasillos estaban vacíos casi en su totalidad, permitiéndoles ir con calma. O al menos eso intentaban, ambos se encontraban en una situación muy tensa que les impedía mantener una conversación. Llegaron luego de unos minutos a la habitación del pelirrojo. Vegetto entró y después Gogeta, quién buscó entre unos cajones el regalo mencionado y se lo entregó.

    —¿Un libro?—preguntó antes de quitar la envoltura. Sonrió al ver el título—. Es el que quería para Navidad.

     —Supongo que no quiso esperar más y por eso lo envió.

    —Gracias—miró al hombre y le sonrió. Sin embargo, luego su vista se posó en un lugar particular sobre el escritorio, se trataba de una botella de licor y un vaso medio lleno—. ¿Estuviste bebiendo?

    —Han pasado muchas cosas...—dijo y se sentó en la orilla de la cama.

     —Supongo que perder a vegeta por segunda ocasión—mencionó. El hombre soltó una risa sin gracia.

    —Yo también pensé que esa era la razón—unas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas—. Estuve bebiendo todo el  sábado, lamentándome por lo que pasó, por lo que le hice a Vegeta…

     —Lamentarte no solucionaba nada…

    —Pero me hizo ver una cosa—estiró su cabello con frustración—. Cuando me mudé y trabajé para tu padre, siempre hubo un niño molesto que me sacaba de quicio constantemente, ese niño era caprichoso y era muy consentido… Sin darme cuenta fue mi soporte emocional todo ese tiempo. Cuando ese niño me decía que yo le gustaba le pedía que ya no lo  hiciera, pero lo cierto era que yo siempre disfrutaba escuchar esas palabras dulces—el peliazul dejó correr una lagrima al escuchar lo que el hombre de corazón roto y alma destrozada decía, un nudo se formó en su garganta lentamente al oír eso—. Ese niño siempre estaba de mal humor, y siempre requería mi atención, pero… era tierno… Recuerdo que una ocasión por estarme pidiendo insistentemente que le preparará un postre de fresas me corté con el cuchillo, y él me regañó mientras curaba mis heridas. Me dijo que era muy descuidado,  y que siempre debía llevar conmigo una bandita para emergencias. Me regaló una de sus favoritas, tenía un dibujo de un dragón verde—sacó su cartera y la abrió. Sacó un papel y se lo entregó, ahí el chico vio que se trataba del objeto recientemente mencionado—. La llevo conmigo desde ese día.

    —Gog...—un nudo en la garganta le impidió hablar.

    —Ese niño, cierto día, me robó un beso… su primer beso—cerró los ojos y sonrió—. Como capricho me pedía dormir con él cuando su  padre trabajaba doble turno “para no sentirse solo…”—el peliazul tenía un sendero de lágrimas hasta su barbilla, atento a las palabras del mayor—. Siempre creí que Vegeta era el causante de mi dolor, que si tenía la oportunidad de tenerlo a mi lado nuevamente no lo dejaría ir y que haría lo que fuera para mantenerlo conmigo, porque sin él no podría vivir, pero...—apretó sus puños con fuerza—. Sólo podía pensar en ti estos días, no sé sinceramente desde cuándo son así  las cosas, pero sin ti no puedo vivir—miró al menor—. Puedo aceptar que Vegeta ya no me quiere, ya lo acepté de la forma más increíblemente fácil. Pero no puedo aceptar el que te vayas de mi vida, Vegetto. Y menos que haya alguien contigo.

    —Yo…

    —¡No dejaba de pensar en ti!, ¡te necesito conmigo fastidiándome la existencia! No me veo sin ti, ¡maldita sea! Vegetto, sin darme cuenta sólo veía a Vegeta como esa obsesión...—se acercó al menor que yacía estático en su lugar—. Pero a mi corazón no puedo engañarlo—abrazó al peliazul—. No quiero verte de nuevo como esa tarde, no quiero verte llorar ni decirme que todo se acabó. No quiero verte destrozado… Sé el niño caprichoso de siempre, el que se la pasa siendo rebelde y contestándole a los adultos. El que defiende sus ideales y se cree la octava maravilla del mundo…—tomó el rostro del menor entre sus  manos—. No quiero que cambies tu manera de ser…

    El adulto había confesado sus sentimientos con gran honestidad, la cual se veía reflejada en su rostro y principalmente en sus ojos llorosos. Tímidamente el peliazul pasó sus manos por  la espalda del mayor, abrazándolo con fuerza al oír eso que por tanto tiempo ansió y que ahora no creía que de verdad estuviera pasando.

    —Gog...—empezó a gimotear—. ¡Júrame que dices la verdad!

    —¡Lo juro!—abrazó con fuerza su cuerpo tembloroso—. Me di cuenta estos días sin ti… Pude haberme distanciado un par de años, pero el perderte definitivamente de esta manera no lo soporté…

    Sin decir nada, el mayor cargó al  menor y lo recostó sobre la cama, así pudo él acostarse a  su lado y abrazarlo protectoramente, como si fuera un niño abrazando un oso de  peluche muy preciado para él. Lo cierto era que Vegetto se había convertido en lo más valioso en su vida y no lo supo hasta que él decidió alejarse.

    Sin embargo esta vez no cometería el error que cometió con Vegeta, esta vez no lo dejaría ir, ahora sí lucharía por él.

    Cuando Gogeta perdió a  Vegeta, lo convenció de continuar juntos, y por un error todo se fue al diablo. Y en lugar de intentarlo más, simplemente huyó como un cobarde siendo incapaz de luchar. Por mucho tiempo se arrepintió y juraba que si tenía la oportunidad de enmendar su error, o de luchar por él lo haría, pero ¿y si  la batalla estaba perdida? Vegeta ahora le pertenecía a alguien más, a alguien que de verdad estaba dispuesto a jugarse todas las cartas por él. ¿Y qué había de él? Sin notarlo le tomó cariño a Vegetto, y descubrió su amor hacia él cuando estuvo a poco de perderlo.

    Esta vez no podía dejar las cosas así, tenía que luchar por él, no le diría adiós de una forma tan fácil, tenía que dar guerra para no cometer la misma equivocación porque sabía perfectamente que si lo hacía se arrepentiría toda la vida.

    —¿Quién te hizo esas  marcas?—preguntó el mayor de repente.

    —Gotenks—se removió entre sus brazos para acomodarse mejor—. Black no deja de molestarme, así que con esto creerá que salgo con alguien.

     —Ahora lo haces...—acarició su azulada cabellera—. Ahora estás conmigo…

    —Eres el otro lado de mi hilo rojo.

    —¿Hilo rojo?

    —Me contabas esa historia cuando era niño. “Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper”...—tomó la camisa del mayor entre  sus manos—. Eres el otro lado de mi hilo.

    —Recuerdo que un día tú me amarraste un hilo de verdad y lo ataste a tu meñique—empezó a reír, el peliazul sintió sus mejillas arder de la vergüenza—. Me dijiste que eras mi destino…

    —Hmph, ya cállate—se removió entre la cama y se cubrió con las sábanas.

    —Tenías razón, tú eres mi destino—abrazó su cuerpo que asemejaba una oruga—. Tenía la felicidad frente a mí y no me daba cuenta.

 

Las horas pasaron con las dos figuras abrazadas, estar juntos pudo curar todas las heridas abiertas en sus corazones, ambos podían disfrutar de la presencia del otro como si fueran una sola alma.

    —Debo irme, ya casi anochece—salió de su escondite bajo las cobijas y se puso de pie.

    —Puedes pasar la noche aquí.

    —Vegeta, alias Gotenks, se está quedando conmigo—tomó su mochila, la cual sin recordar en qué momento ocurrió, estaba tirada en el suelo de la habitación.

    —¿Le contarás su origen?

    —Él quiere saber de su vida, pero sé que si le digo lo dañaré—miró esos ojos azules con empatía—. Me ha tocado verlo teniendo pesadillas y no es algo fácil, así que quiero acompañarlo para que no se sienta solo en su batalla.

    —Entonces ve, buenas noches—le sonrió y besó su frente.

    —Tsk, ¿vas a besarme bien o me dejarás con ganas?—sí, la actitud arrogante había vuelto.

    —Te besaré—tomó su rostro entre  sus manos y unió sus labios—. Buenas noches.

    —Espero mi pastel de fresas mañana.

    —El mismo que te preparaba todos los martes, ¿cierto?

    —Ajá—abrió la puerta—. Adiós, Gog. Sueña conmigo.

    —¿Qué la expresión no era “sueña con los angelitos”?

    —Tsk, es lo mismo…

 

***

 

Goku veía a través de la ventana la luna llena. Ver a su familia le había traído gran alegría y satisfacción, es decir, por fin pudo estar en paz frente a ellos. Hablar con su padre ayudaría a reducir el  alcoholismo al que se había sometido desde la muerte de quien era su esposa. Y no sólo eso, Goten también ayudó a que Bardock pudiera continuar el camino y decirle adiós a Gine.

    En esos momentos todos estaban dormidos, su padre en su habitación, Goten y Trunks en la de Raditz y él en la propia. Tomó un poco de aire antes de abrir por enésima vez aquel  diario manchado de sangre que ya muchas veces había leído, con la excepción de que ahora podía leer páginas que en un inicio no tenía conocimiento de ellas.

    —Debería decirle...—pensó, pero inmediatamente desechó esa idea. Aún tenía algo qué hacer.

    Sacó su teléfono y marcó un número específico. Espero unos segundos y oyó una voz adormilada al otro lado de la línea. Se metió al baño de su habitación para evitar que alguien al otro lado de su puerta escuchara sus palabras.

    —¿Goku…?

    —Uub…, ¿recuerdas que pospuse el viaje?

    —¿No me digas que…?

    —Este viernes iré—miró al suelo y tomó aire antes de que unas lágrimas llenaran sus ojos—. Tengo que hacerlo, me dijiste que ya tenías los materiales listos, no puedo desistir ahora, debo ir.

    —¿Puedo ir contigo?

    —No, es muy  arriesgado y es algo que debo hacer solo.

    —Goku… De acuerdo, mañana a las diez a.m., frente a la malla trasera de la escuela te entregaré los boletos.

    —Gracias, amigo.

    —Goku, sea lo que sea que hagas, ten cuidado…

 

***

 

—Eso pasó—el peliazul terminó su relato y se acomodó mejor  entre las cobijas, el menor atónito lo abrazó por la espalda, acomodándose para dormir.

    —Vaya… fue inesperado—atinó a  decir.

    —También lo fue para mí—admitió—. Estoy cansado y mañana tengo que entrenar desde temprano.

    —¿Eh? Claro, buenas noches.

     El de cabellera bicolor se quedó pensando en esa situación, era demasiado pronta esa respuesta por parte de Gogeta. Es decir, no cuestionaba sus sentimientos, pero tampoco quería que Vegetto sufriera nuevamente.

     Cuando notó que  Vegetto estaba dormido, cuidadosamente salió de la cama y salió de su habitación.  Fue a pasos firmes al último piso, tenía que hacer algo. Tocó la puerta y un pelirrojo adormilado apareció frente a él.

    —Gotenks, ¿qué haces aquí?—el menor lo empujó y cerró la puerta tras de sí.

    —¡Escúchame bien, Gogeta! ¡Lastimas a  Vegetto y te arrepentirás!—amenazó, sorprendiendo al adulto—. Te juro que si le rompes el corazón yo seré el primero en ir con la directora a decirle personalmente que mantuvieron una relación porque tú lo obligaste, aunque él en estos momentos esté de acuerdo—el pelirrojo sonrió con ternura y se sentó en la orilla de la cama tranquilamente.

    —Espero él te haya contado la historia completa de cómo me siento. V… Gotenks, fui completamente honesto  con él, de verdad lo quiero y fui un idiota por no notarlo. Te juro que no quiero lastimarlo—le dedicó una sonrisa—. ¿Sabes? Vegetto no tiene amigos, es muy solitario porque así lo prefiere. Y el verte defendiéndolo así y que él también intente siempre protegerte me hace ver que tienen una muy buena amistad—el menor relajó su expresión—. Gotenks, te pediré algo similar, cuida de Vegetto, él es una persona débil por dentro. Es… un chico sensible.

    —No tienes que pedírmelo—desvió la mirada—. Lo considero mi mejor amigo.

    —Excelente—miró el reloj de la pared—. Será mejor que vayas a dormir, mañana tienen clases.

    —Sí, adiós.

 

***

 

POV Goku

    Está situación es complicada para mí, el ocultarle algo tan grande a Gotenks, a mi Vegeta, me hace sentir mal, pero es necesario. Llevo varios días considerando hacerlo y no puedo desistir en estos momentos, debo ir y arreglar este asunto de una buena vez.

    No supe qué responder el martes pasado cuando me fugué de clases por ir a recoger el boleto de autobús. Simplemente le dije que quería tomar aire, es muy listo y no me creyó. Me duele que haya dejado de insistir para no presionarme, principalmente porque sé que a él le afecta que no le tenga confianza.

    Pero no es falta de confianza, es que… está mal lo que haré, y no puedo dejar que se vea involucrado en esto. Menos porque sé que le dolerá, su corazón sufrirá al entender por qué debo irme y ver a… No resistiría, él no puede soportar esto. Él lleva tanto tiempo compitiendo contra una figura que acabaré por arruinar sus ilusiones.

    Debo decirle algo pronto para tranquilizarlo, no puedo irme en estos momentos así como si nada. Estoy guardando las cosas que necesitaré en una mochila mientras él me ve con algo de tristeza.

    No puedo ver su rostro así, me duele. Inevitablemente empiezo a contarle mi plan, o parte de él. Debo irme, debo salir sólo por esta noche, mañana o pasado volveré a su lado. Es un asunto que debo arreglar y sólo hay una forma, y debo salir hoy, debo aprovechar que la noche es joven.

Fin del POV

 

    —Entonces... ¿saldrás esta noche?

    —Sí, tengo que ir. Es muy importante—respondió en voz baja mientras veía vacíamente su mochila, la cual sólo contenía una linterna, una soga y algunas otras cosas pequeñas

    —Goku, te cubriré... Pero si se dan cuenta, te podrían expulsar del instituto—advirtió.

    —Lo sé pero...—sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas, y el más bajito lo notó—, tengo todavía esperanza de algo, y tengo que ir a comprobar... Si estoy equivocado, sé que no podré resistirlo y...—su voz se entrecortó—probablemente la próxima vez que sepas sobre mí será porque mi nombre estará escrito en una lápida—el menor abrió completamente los ojos ante esa declaración—. Pero estoy seguro de que todo está bien. Tú me haces ver día a día que aún hay esperanza... tú eres mi esperanza—tomó al más bajo y lo besó con cierta desesperación, no quería separarse de él, pero ese viaje nocturno debía ser realizado.

    El menor no comprendía a qué se refería exactamente, pero lo único que pudo hacer fue corresponderle a esos dulces labios que lo besaban con ternura.

    Poco a poco eran presas de la excitación y la pasión, no pudieron controlar su cuerpo que reclamaba por sentir al contrario.

 

Goku miró el reloj, había pasado poco más de una hora desde que terminó de empacar. Él y “Vegeta” habían tenido un encuentro íntimo como la vez anterior, donde el acto no se consumó en su totalidad. Miró al menor dormido luego del reciente orgasmo.

    Cubrió su cuerpo con la sábana y besó su frente. Tomó su mochila y la colgó en sus hombros. Salió de la habitación y cerró, confiado en que el menor a la mañana siguiente podría abrir desde adentro.

    Había analizado dónde estaban las cámaras de vigilancia y la rutina que seguían los guardias de seguridad era la misma todas las noches, por lo que cruzar todo el campus sin ser notado por alguna autoridad fue cosa sencilla. Llegó al lugar donde el martes recibió el boleto de autobús y, con unas pinzas entregadas por su amigo Uub, cortó varios alambres y la levantó. Al tratar de salir recibió varios rasguños, pero continuó hasta que estuvo afuera. Volvió a dejar la malla como estaba, tratando de que no fueran evidentes los cortes hechos.

    Caminó varias calles que le eran un poco desconocidas, algo nervioso se colocó la capucha de su chaqueta y siguió su rumbo hasta su destino: la casa de Uub. Al llegar, tomó aire y se acercó al patio trasero, tal como lo habían acordado anteriormente. Lo encontró sentado frente a la puerta de atrás, algo pensativo. Al llegar el moreno levantó la mirada para verlo.

    —Goku, tengo lo que me pediste—le extendió un estuche para guitarra—. Está adentro, así nadie sospechará de lo que sea que harás.

    —Gracias, Uub—tomó el estuche y dio un largo suspiro—. Escucha, sé que estás preocupado, pero estaré bien…

    —Espero que así sea—miró al suelo—. ¿Qué harás?

   —No puedo hablar de eso…

   —¿Por qué no?

    —Porque no estoy seguro si lo lograré...—le dedicó una sonrisa sincera—. Tal vez deje las cosas así a último momento.

    —De acuerdo, confiaré en ti pero prométeme que estarás bien.

    —Es una promesa.

 

Cuando Goku terminó de despedirse de su amigo, fue en dirección a la parada de autobuses. Cuando abordó el correspondiente se sentó hasta el final. Iba completamente solo a excepción de la compañía del conductor. Inevitablemente empezó a llorar al ver a través de la ventana ¿En serio llegaría tan lejos sólo para comprobar una teoría? Sí, claro, era necesario La incertidumbre lo dañaba peor que su consciencia en estos momentos.

   —Dime, Vegeta, ¿por qué las cosas tuvieron que terminar de esta manera? Yo no puedo vivir sin tu calor, sin tu presencia. Yo… tengo el corazón roto por esta maldita duda. Mi alma se siente vacía y me siento perdido en la soledad, no te olvida mi corazón. No quiere comprender tu muerte, simplemente se rehúsa a aceptarlo.

    >>Cada vez que estoy cerca de Gotenks mi corazón insiste en que tú y él son la misma persona, y quiero creerlo porque me estoy muriendo solo… Sin embargo, también reconozco que es un imposible, no existe la reencarnación... No es así de simple.

   >>Demonios, estoy cansado de llorar tanto por lo mismo, pero es inevitable. ¡¿Por qué tenían que ocurrir así las cosas?! ¡Maldita vida! Me arrebataste a alguien, lo alejaste de mi lado. Y lo peor es que todos los días estoy con la duda de quién es ese chico que me produce las mismas emociones que tú, ¡no pueden ser la misma persona! ¡Es imposible!

    Goku estaba teniendo una pequeña recaída depresiva, su mente solamente podía pensar en las posibilidades de que ese chico dulce de cabellera bicolor no era Vegeta, que Vegeta había muerto hace tiempo y que lo imaginaba con él por su parecido. Además, Goku se sentía solo, demasiado solo. Estaba muy dañado por su muerte que, pensar en que tal vez sí murió y que ese chico valiente solamente era un remplazo que lo salvaría de su soledad, era un intento desesperado para salvarse a sí mismo.

      Después de unos minutos donde pudo llorar desahogándose, bajó por la puerta trasera del autobús al verse cerca de su destino. Bajó la mirada y sonrió con tristeza al haber leído “Cementerio Giru”.

    —Es hora...—apretó la correa de la mochila con fuerza—. Debo hacerlo...—susurró.

    Se acercó a la pared y la escaló fácilmente. Tragó saliva y saltó al interior del camposanto. Caminó por toda la orilla, esperando no toparse a ningún velador o perro en su trayecto. Estar en ese lugar le provocaba un fuerte estremecimiento en su columna vertebral, pero había tantas cosas que planteó en su mente que ahora no podía dar paso atrás.

   Llegó hasta una lápida familiar y se arrodilló frente a ella, soltando unas lágrimas al leer “Son Gine”. Sacó de su mochila una rosa de plástico de un suave color rosa pastel, el favorito de su madre.

   —Hola mamá...—empezó a susurrar—. Te traje esta rosa porque creí que te gustaría, yo… Agradezco a Kamisama por haberme dado una madre como tú, aunque me hubiera gustado tenerte conmigo más tiempo—cerró los ojos—. Haré algo horrible, mamá. Espero me puedan perdonar todos, pero es necesario… yo debo hacerlo...—susurró lo último.

    Hizo una pequeña oración en nombre de su madre y se puso de pie. Siguió atravesando los senderos entre tumbas, algunas estaban abiertas y tenía extremo cuidado de no caer en alguna. Cuando atravesó toda la extensión del panteón llegó a las faldas de una colina. Sí, había otro camino para llegar, pero hubiera sido más tardado; además, quería visitar a su madre para poder sentir aquellas fuerzas que sólo ella le brindaba.

    Comenzó a subir, era una colina empinada y muy alta, la tierra estaba algo suelta pero había muchos árboles en los que el pelinegro podía recargarse para reposar unos minutos o incluso para evitar caer. Le era complicado por lo que llevaba cargando, pero su determinación era demasiada. Pasó casi una hora hasta que por fin llegó al lugar deseado. Miró el camino formado por la falta de vegetación, era tierra lisa y plana con varias huellas de autos. Caminó al lado del sendero hasta el último lugar al que llegaba.

   Con una vista privilegiada al lado de la terminación de la parte alta de la colina se encontraba una última lápida. Con tristeza se arrodilló frente a ella y acarició el nombre escrito, “Vegeta Saiyan”.

      —Perdonen todos por esto…

   Hizo una pequeña oración y abrió aquel estuche para guitarra. Adentro tenía una pala y un pico, las herramientas principales para su objetivo. Empezó a aflojar la tierra y después la sacó con ayuda de la pala. Recordaba perfectamente que la caja estaba muy superficial, por lo que rápidamente dio con ella.

     El cielo estaba cubierto de nubes, y la oscuridad de la noche, que antes era evitada por la luna, ahora era enfrentada por la lámpara que Goku cargaba en su mochila. Las gotas de lluvia cayeron rápidamente, por lo que aquella tierra suelta se convertía en lodo que acababa de manchar su ropa.

    Finalmente pudo descubrir la tapa de la caja quitando toda la tierra. Sin embargo, en esos momentos dudó. ¿Qué haría cuando se entere de la verdad? Es decir, si Vegeta seguía vivo entonces esa caja estaría vacía y la respuesta era que Gotenks era su novio. Pero si había un cuerpo adentro…

    Tragó saliva y empezó a llorar, no quería pensar en eso. No podría resistirlo, sería muy fuerte para él. Sin embargo debía darle paz a su alma, debía cerciorarse de que su duda era cierta o si estaba equivocado al creer que Vegeta seguía con vida.

    Había múltiples posibilidades de que Vegeta estuviera muerto, es verdad, era lo más probable. Pero su corazón gritaba siempre que Gotenks era el amor de su vida, que la similitud entre ellos no era simple coincidencia y se trataban, sin saber muy bien cómo, de la misma persona.

   ¿Y si no? Su felicidad se vería destruida, incluso parecería la forma perfecta de haberlo hecho sufrir, la manera más simple en que la vida podría arruinarlo y burlarse de él. La vida, Kamisama, la muerte… que Vegeta haya muerto sería la respuesta más evidente para que él sufriera la decepción más grande de su existencia, la cual podría llevarlo a la muerte de tanto dolor.

    Le aterraba la posibilidad de que eso ocurriera y es que era lo más probable, ¿por qué la vida le regresaría a la persona que más amaba? Hasta absurdo sonaba.

    Es más, la única cosa que le decía que Vegeta estaba vivo era su corazón, sólo él. Pero… su corazón no podía equivocarse… ¿o sí?

    Con manos temblorosas tomó la cubierta de madera y la levantó, de este modo pudo ver en su interior.

    Cerró los ojos y dejó que un último par de lágrimas resbalaran por sus mejillas.

    —Era obvio....

Notas finales:

    -Vegetto, a pesar de saber la verdad, no le dirá nada a Gotenks/Vegeta para no lastimarlo. Incluso lo considera su mejor amigo a pesar de ser el causante muchos años de su dolor.

    -El error fue… ¡Goku lo llamó Vegeta mientras hacían cositas pervertidas! O sea, lo dijo sin pensar, pero “Gotenks” lo escuchó...

    -Declaración épica de Gogeta XD “No dejaba de pensar en ti, te necesito conmigo fastidiándome la existencia”. Tienen que reconocer que fue muy buena jajaja.

    -Ok, vamos a lo serio. Goku, ¿por qué fuiste a profanar su tumba?, ¿tanta era tu inquietud? Por cierto, ¿qué encontraste ahí que además era demasiado evidente?



Vale, tenía que cortar el cap aquí xd

(Creo que entraré a Hiatus ahora…)ok no jajaja

 

Espero les haya gustado, dejen su review por favor diciéndome sus teorías conspirativas, opiniones o simplemente qué les pareció el capítulo. ¡Nos leemos!

 


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