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Mi dulce ángel por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

Sigo viva, por si no lo creían.

Vaya, tuve tres colapsos depresivos en vacaciones (._.')
Como sea, aquí estoy de vuelta con otro capítulo de este hermoso fic.

Los pensamientos están escritos entre comillas.
Disculpen si hay faltas de ortografía, el capítulo fue escrito en mi celular y no tengo revisor de gramática y ortografía, sólo una aplicación de diario donde escribía en mis inicios dentro dea la página.

El título hace referencia a lo que siente Goku.
Hiroshi tomará un poco de protagonismo temporalmente por el bien de a dónde parará la historia.

 

(Segunda edición 18/01/2019)

7

"Estoy bien"

 

 

Goku cerró la llave del agua. La sangre seguía corriendo, pero realmente no le importaba ya. Suspiró con cansancio y tomó una toalla de papel del dispensador para limpiar el exceso de líquidos de su brazo. Lo tiró y salió del baño.

     ¿Y si alguien lo veía sangrando y llamaba a un maestro? No le interesaba. A veces llega el punto en el que no importa nada, sólo dejas fluir la vida a su antojo. Pero al parecer la vida le daba camino libre si quería suicidarse en silencio, los pasillos estuvieron completamente vacíos, no se topó con nadie en toda su trayectoria hacia su habitación.

     Al llegar cerró con seguro, confiado en que su compañero llevaba su llave. Se recostó en su cama y dejó sus brazos colgando a un costado, mientras la sangre goteaba al suelo.

     Quería llorar, pero no lo hacía. Sus lágrimas se habían agotado, o quizás sus ojos estaban demasiado irritados y cansados que eran incapaces de producir más. ¿Y qué hay de su cabeza? Dolía demasiado, sentía fuertes mareos, pero no quería descansar. No, mejor dicho era incapaz de hacerlo, porque no importaba cuánto durmiera el desgaste seguía ahí, el dolor seguía ahí, la culpabilidad seguía ahí...

     Se estaba matando de una forma muy cruel.

     Se estaba matando lentamente.

 

* * *

 

—¿Y con quién compartes habitación?—mencionó de la nada Gotenks al ver la cama vacía al otro lado de la alcoba.

     —¿Eh? Bueno, en realidad estoy solo—dijo viendo hacia abajo—. La cantidad de estudiantes es un número par, pero mi compañero pidió un cambio. A final de cuentas la directora nos dejó una habitación para cada quien—desvió la mirada al sentir los ojos negros del menor fijos sobre él—. Además me dijo que quedan muchas habitaciones vacías, y sólo faltan dos estudiantes ya confirmados para que asistan.

     —Tal vez suene ridículo, pero...—empezó a reír, captando su total atención—. Algo me dice que tu excompañero era la cerecita.

     El castaño se sonrojó un poco, más que nada por la vergüenza, inevitablemente había adquirido una sensación de "me descubrieron".

     —¿Cómo lo supiste?—atinó a preguntar, dándole también la respuesta que pedía.

     —Pues... No le temías y decías conocerlo. Y él parecía tenerte cierto... ¿respeto? A decir verdad no sé cómo decirle, el punto es que no quería problemas contigo—le acarició el brazo, intentando calmarlo.

     —Hizo amigos rápidamente, ehm, del club de baloncesto, creo. Hace unos días hicieron una fiesta, aquí, pero como ya sabes yo no soy muy social. Terminé yéndome casi al inicio. No soporté tantas personas en un lugar tan pequeño como éste—miró al menor—. Me fue a buscar preguntándome cuál era mi problema, y le dije la verdad, que no quería estar ahí... No insistió, supongo que sí notó que no hablaba mucho, y no sólo en la fiesta, sino en general...

     —¿Y no te sientes solo?

     —En realidad no, es como en casa. Mis padres trabajando todo el tiempo y mi hermano mayor saliendo a cada rato con su novia. Casa sola.

     —Vaya...—susurró—. Si algún día te sientes mal o necesitas compañía, puedes buscarme. Mi habitación es la 114, está en este mismo piso—el castaño le dedicó una sonrisa—. Mi compañero se llama Goku y...—cayó en cuenta de algo y se puso de pie inmediatamente—. No...—susurró.

     —¿Sucede algo?

     —No, sólo recordé que... Hiroshi, tengo que irme. Quizás vuelva más tarde o mañana. ¿De acuerdo?—lo vio a los ojos.

     —¿Eh? Sí, está bien. Gracias por tu compañía—susurró con timidez. El de cabellera bicolor sonrió.

     —Nos vemos—se despidió y salió.

     Pensó en que quizás Goku ya no estaría en la cafetería al no encontrarlo, o pudo ir a otro lugar a comer. Así que se dirigió a la habitación, para esperarlo ahí en lo que regresaba.

     Llegó y abrió la puerta. Se sorprendió al verlo sentado en la orilla de la cama, anudando una venda en su mano con ayuda de la otra que ya estaba vendada.

     —Goku, ¿estás bien?—se sentó a su lado y le acarició la mano.

     —Sí. Gotenks, te escuché entrar al baño con otra persona, ¿hiciste un nuevo amigo?—preguntó sin voltear a verlo, veía fríamente hacia adelante.

     —Sí, se llama Hiroshi, es el chico tímido de nuestro salón—recargó su cabeza en su hombro—. Me topé con un tipo en la cafetería, discutimos y me golpeó—ante esas palabras Goku volteó a verlo.

     Notó la mejilla enrojecida y levemente hinchada. Acarició unos centímetros más abajo con sus nudillos. Eso provocó que se sonrojara.

     —¿Te duele todavía?

     —Un poco. Hiroshi me defendió y me ayudó poniéndome hielo. Una cosa llevó a la otra y nos volvimos amigos. Lo acompañé a su habitación para que se cambiara y me quedé charlando con él. No era mi intención dejarte solo—se disculpó.

     —Supongo que estamos a mano, no debí dejarte, así no te hubieran golpeado. Yo te habría defendido.

     —Gracias, pero puedo defenderme solo—lo vio con orgullo—. Entrené artes marciales un tiempo, y me consideraron "prodigio"—empezó a reír—. Además, dudo que lo hayas notado, pero mi físico evidencía mi fuerza.

     —Lo noté—reconoció que había visto bien su cuerpo—. Aunque yo no te dejaría solo en una pelea... Somos un equipo...—le besó suavemente la mejilla en el lugar del golpe.

     Gotenks sintió la sangre subírsele a la cabeza, sus mejillas estaban enrojecidas y de pronto sintió un poco de calor en el rostro. ¡Demonios! Amaba cuando recibía besos de ese chico aunque no lo conociera lo suficiente. Sus labios eran tan suaves, parecían un par de bombones que amaba que pusiera contra sus labios.

     —Gotenks...—susurró juntando su frente con la de él y cerrando los ojos—. Quería estar solo para practicar box, por eso las vendas—mintió—. Ya sabes, "hacer sombra". Solía hacerlo cuando necesitaba desahogarme—desvió la mirada—. No me malinterpretes, pero quiero estar solo el mayor tiempo posible.

     —Oh, de acuerdo... Entonces, si no te molesta, pasaré la noche con Hiroshi, él no tiene acompañante...—se agachó en la base de la cama y abrió el cajón, sacó un cambio de ropa y comenzó a guardar varios libros en su mochila.

     Goku se puso de pie y caminó hacia su cama. Se sentó ahí y observó con detenimiento las acciones del de cabellera bicolor. Se sintió mal por haberle mentido con algo serio como eso, pero en el fondo temía que teniéndolo cerca se dejara llevar y arruinara su amistad. Además no quería que viera sus heridas que aún estaban abiertas, por eso las había cubierto y limpió la sangre antes de que pudiera llegar.

     —Adiós—respondió seriamente sin voltear a verlo y se dirigió a la puerta.

     Pero apenas el menor tomó la perilla, una mano se posó sobre la puerta a la altura de él, impidiendo que la abriera. Se giró y topó con su rostro a unos centímetros de distancia.

     —Goku...—susurró intentando separarse, pero le era imposible retroceder por la madera tras él.

     —No quiero que te enojes conmigo—murmuró uniendo su frente con la de él.

     —Ah—cayó en cuenta del tono de voz que usó con él denotando su molestia—. Yo...

     —No quiero que te enojes conmigo—repitió interrumpiéndolo—. Estoy bien, aunque tengo muchas emociones acumuladas y necesito desahogarme, por eso quiero entrenar aquí... No me perdonaría si en un ataque de ira repentino te digo cosas que no siento en realidad únicamente por la emoción del momento...—confesó. El de cabellera bicolor empezó a acariciarle la espalda.

     —Entonces me quedaré contigo... Tú lo has dicho, somos un equipo, así que te apoyaré. ¿Necesitas desahogarte? Pues yo estoy aquí para escucharte.

     —Gotenks... por favor... no me lo hagas más difícil...—el menor entendió a lo que se refería y suspiró con resignación.

     —De acuerdo, pero quiero que cualquier cosa que suceda me llames o me busques. Estaré en la habitación 93, ¿está bien?—el más alto asintió.

     —Quisiera pedirte una última cosa—se acercó a su oído—. ¿Me darías un beso? Por... favor...

     ¡Demonios! A ese paso estaría por dejarse llevar. Sentía una fuerte conexión con él, como si en cualquier momento fuera a revelársele que era el amor de una de sus vidas pasadas. Ese chico sabía cómo volverlo loco fácilmente.

     Se aferró a su cuello y aproximó sus labios a los de él, uniéndolos en un tierno beso. Sus movimientos eran lentos y suaves, no llevaba prisa, incluso sentía como si de esa manera le transmitiera sus sentimientos más puros.

     Se separaron y Goku le dedicó una sonrisa, el menor también sonrió, aunque sus mejillas estaban coloradas por la vergüenza.

     —Ehmm, yo ya me voy—dijo nervioso por su cercanía.

     —Ten mucho cuidado, por favor—pidió y se separó. Así el menor pudo abrir la puerta y retirarse de la habitación.

     Gotenks se encaminó a la habitación de Hiroshi. Tocó a puerta al llegar y esperó a que abriera. Cuando lo hizo el castaño se sorprendió.

     —Creí que tardarías más—admitió haciéndose a un lado para que pasara—. Cuando te fuiste lucías muy preocupado—se sentó en la orilla de la cama, el de cabellera bicolor en la otra cama, estaban viéndose directamente.

     —Lo que sucede es que Goku es mi amigo, acordamos almorzar juntos. Yo iba a buscar una mesa en lo que regresaba del baño, pero pasó el incidente y me olvidé de él—vio al suelo—. Fui a mi habitación y ahí estaba, pero me dijo que quería estar solo.

     —¿Crees que se molestó contigo?—dedujo.

     —Insistió en que no es así, pero la verdad es que siento como si así fuera... Hiroshi, ¿puedo quedarme contigo esta noche?—preguntó.

     —¿Eh?—sus mejillas se coloraron.

     —Sé que no te conozco muy bien, pero quería pasar aquí la noche en lo que arreglo las cosas con Goku.

     —Está bien—bajó la mirada y sonrió—. ¿Me podrías decir tu nombre?

     —¿Mi nombre?—repitió confundido—. ¡Tienes razón! No me he presentado apropiadamente. Me llamo Gotenks.

     —Pues, Gotenks, ponte cómodo, quédate el tiempo que necesites—ofreció con una sonrisa sincera.

     —Gracias.

     Pero mientras ellos se volvían amigos, Goku no la pasaba nada bien. Tan sólo su compañero de habitación se había retirado, él había comenzado a arrojar las almohadas en un intento de liberar aquel enojo que sentía. Después golpeó varias veces el muro con sus puños y, finalmente, cayó al suelo y se abrazó a sus rodillas mientras lloraba desconsoladamente.

     —Vegeta...—susurraba entrecortado por el llanto—. Me duele tanto tenerte cerca y no poder besarte o abrazarte, me duele mucho que no recuerdes los momentos que pasamos juntos. Me cuesta trabajo aceptar que ahora sólo soy tu amigo nada más...

     La voz de la directora se hizo presente, las bocinas que había en los pasillos permitían que los mensajes que comunicara llegaran a todos los alumnos sin importar dónde estuvieran.

     Goku sonrió tristemente. Necesitaba distraerse, aunque fuera estudiando. Pero la vida... la vida lo estaba atormentando. Muchas casualidades que lo hacían continuar en su estado de depresión.

     —Vegeta... Perdóname por todo. Yo era quien te ayudaba a salir de donde estabas... Pero ahora no sé si seré capaz una vez que recuerdes todo tu pasado... Perdóname, olvidé cómo sonreír con alegría, y no podría transmitirte ese sentimiento de seguridad una vez más...—un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas—. Siento... que ya no me necesitas...

 

***

 

—Joven Brief, me permito decirle que siento un gran orgullo porque usted haya escogido esta institución para continuar sus estudios. Y permítame felicitarlo al mismo tiempo por su calificación perfecta en el exámen de admisión —extendió su mano al joven pelilila que estaba sentado enfrente de ella, al otro lado del escritorio en el lado derecho—. Sea bienvenido a "La Esfera del Dragón".

     —Muchas Gracias, directora Sharotto—respondió con cortesía.

     En la espaciosa oficina sólo se encontraban tres personas. La mujer sentada en su puesto, observando con una sonrisa a los dos adolescentes frente a ella: a Son Goten a la izquierda y a Trunks Brief a la derecha. El primero vestía un pantalón de mezclilla y una playera verde con su nombre escrito en el pecho, mientras que el segundo llevaba una vestimenta formal, además de llevar puestos unos anteojos.

     —Y usted, señor Goten—se dirigió esta vez al menor—. Debo informarle que su calificación fue entre regular y buena, pero aun así me enorgullece tenerlo estudiando aquí porque ha demostrado ser un deportista muy competitivo y destacado; me haría muy feliz que formara parte de los equipos deportivos de esta institución.

     —Sí, eso haré. Me gustaría representar a la escuela en las competencias—dijo con una risilla.

     —¿Y cómo les fue en la competencia que tuvieron esta mañana? Tengo entendido que fue la final de un torneo de béisbol.

     —Así es. Obtuvimos la victoria y el título fue para la secundaria en la que estudiamos. Se extendió la temporada por cuestiones climatológicas que impedían llevar a cabo algunos partidos, pero por fin pudo terminarse—el pelilila aclaró su garganta—. El equipo festejó la victoria, y después Goten y yo salimos a festejar por nuestra cuenta, somos mejores amigos desde niños, fuimos a pasear a un parque. Es por eso que llegamos aquí hace apenas unos minutos.

     —Entiendo... Los felicito por su esfuerzo. Sin más, los dejo retirarse para que puedan instalarse en su habitación, es la ciento veinticinco, está en el cuarto piso del edificio B—les entregó un par de llaves, para que cada uno tuviera una copia.

     —Muchas gracias—el de ojos azules las tomó—. Antes de que lo olvide, mi abuelo me pidió que le entregara unos archivos importantes—abrió su maleta, la cual tenía a un costado de la silla, y sacó un folder amarillo con el símbolo de la C.C. —. Es la lista de todo lo que la Corporación Cápsula donará a esta escuela a cambio de que las escuelas derivadas y pertenecientes a ésta en otras ciudades ofrezcan becas completas a estudiantes de escasos recursos—la mujer lo tomó y sonrió.

     —Sí, se lo agradezco. Se están dando becas en todas las primarias y secundarias que pertenecen a esta institución. Además se mandó construir una escuela en una ciudad retirada donde no hay acceso para los niños a estudiar, y una vez esté terminada se enviarán docentes muy preparados para que impartan las clases, será gratuito y se entregarán libros de texto a todos—comentó.

     —Gracias. Eso es todo lo que él me dijo que le diera. Por último, le informo que el próximo martes él vendrá personalmente a hacer una demostración de cómo usar las nuevas tecnologías que envió.

     —De acuerdo, más tarde me pondré en contacto con él y fijaremos horarios. Como comenzarán mañana las instalaciones, se cancelaron las clases para evitar riesgos para el alumnado, pero se reanudarán el lunes.

     —Gracias por el aviso, y por sus atenciones. Nosotros ya nos retiraremos para poder conocer esta escuela y guardar nuestras cosas en nuestra habitación—se pusieron de pie y él le extendió la mano—. Fue un gusto conocerla.

     —Igualmente, jovencitos—estrechó la mano de ambos y ellos salieron mientras cargaban sus maletas correspondientes.

     Ya afuera, el pelilila se permitió quitarse aquellos lentes, los guardó en el bolsillo del saco que portaba y pasó su mano por su frente.

     —Trunks—llamó. Goten arrastraba su maleta aprovechando que tenía una agarradera y ruedas. En cambio el más alto, aunque su valija era igual, la cargaba—. Me gusta cómo te ves con lentes—bajó la mirada con un tierno sonrojo en las mejillas.

     —...—no dijo nada, sólo lo abrazó por un costado y le besó la mejilla. El menor se sonrojó más ante esa acción del más alto. Se libró de su agarre y caminó nervioso en dirección de donde venían.

     —Olvidé algo importante—corrió y regresó a la oficina de la directora. Tocó la puerta y asomó la cabeza—. ¿Puedo pasar? Es que olvidé algo—preguntó. La mujer le hizo una seña para que se adentrara mientras terminaba de preparar su café.

     —¿Qué se le olvidó, joven Goten?—preguntó amablemente.

     —Verá, mi primo se llama Son Goku, y me dijeron que aquí está estudiando. Quería pedirle que me dijera, si sabe, su número de habitación. Hace mucho que no lo veo y quisiera hablar con él—pidió. La mujer se quedó pensativa unos segundos.

     —Son Goku... ¿Así que eres sobrino de Bardock?—comentó.

     —¿Eh? Sí... ¿Conoce a mi tío?—se sentó en la silla frente a ella.

     —Fuimos juntos a la preparatoria, fuimos buenos amigos... Además, Gine también era mi amiga... Te doy mi pésame.

     —Ah, gracias... De hecho, casi no visitaba a mis tíos, era Goku quien iba con su hermano a verme en la Montaña Paoz—empezó a reír un poco—. Yo no estoy muy familiarizado con la ciudad porque sólo iba a la escuela y pasaba el resto del día en las montañas...

     —Eso explica tu alto rendimiento en los deportes—comenzó a teclear cosas en su computadora—. Y dime, ¿qué otras actividades practicas aparte de béisbol?

     —Artes marciales, atletismo, natación... Soccer, baloncesto...—se rascó la mejilla—. A decir verdad muchos deportes, y además puedo aprender rápido...

     —La primera temporada es de baloncesto... Me gustaría que usted se inscribiera en el equipo, el torneo es el día 31 de este mes—el menor hizo cálculos mentales antes de responder.

     —¿En tres semanas? Vaya... será divertido... ¿Trunks también puede entrar?

     —¿El joven Brief?—preguntó extrañada de que ese muchacho serio y que tenía muchos compromisos gustara de practicar varios deportes, el menor asintió con una sonrisa—. Bueno, si él quiere puede inscribirse también.

     —Gracias. Es que siempre entramos juntos a los equipos deportivos. Y cuando él no puede entrar a uno por sus responsabilidades de la Corporación, me va a ver a las competencias... Somos muy unidos desde siempre—hablaba con gran entusiasmo, el cual no fue desapercibido por la mujer, ella notó claramente el brillo en sus ojos y las mejillas levemente sonrosadas que mantenía el joven durante su relato.

     —A ver. Son Goku, primer año, grupo 141... Está en la habitación 114, es el edificio B, tercer piso... Está a un piso de diferencia que la habitación que le corresponde a usted, joven Son—explicó. El brillar de la mirada del menor aumentó.

     —¿En serio? ¡Gracias!—se puso de pie y corrió a la puerta—. Se lo agradezco mucho, iré a verlo—y se retiró.

     La mujer soltó una risa al ver la emoción del joven pelinegro. Aunque a la vez le parecía tierna la manera en que quería volver a ver a su primo, era evidente que le tenía un gran cariño.

     Goten, cuando salió, se topó con el pelilila, que esperaba pacientemente recargado en la pared frente a la puerta. El azabache comenzó a caminar a su habitación, el mayor lo siguió.

     —¿La directora te dio pastelillos o por qué estás tan feliz?—preguntó con una media sonrisa. El menor infló las mejillas.

     —Bueno fuera eso... Le pregunté sobre Goku y me dijo que estaba en la habitación 114—apresuró el paso.

     Llegaron a las escaleras, y Goten siguió arrastrando su maleta, provocando un fuerte ruido con cada escalón golpeado. El pelilila rio por lo bajo al verlo tan emocionado e ignorando la mirada llena de molestia que le dirigían varios chicos que estaban cerca conversando.

     —¡Apúrate, Trunks! Quiero dejar mis cosas antes de ir a verlo—el mayor asintió y siguieron subiendo escalones.

     Al llegar al cuarto piso buscaron su alcoba. Entraron y el pelinegro colocó rápidamente su maleta sobre la cama, la abrió, sacó su ropa y la metió velozmente dentro de los cajones de la base de la cama posicionada a la derecha. La ropa quedó completamente arrugada y mal acomodada, pero eso no le importaba, estaba demasiado feliz y ansioso por ir a ver a Goku. Otros de los objetos que había traído consigo los acomodó del mismo modo sobre la mesita de noche.

     Sacó por último una cinta adhesiva y varios posters de eventos deportivos a los que había ido, sobre todo de artes marciales, en ellos únicamente estaba el logo del evento. Subió a la cama y cortó un enorme pedazo de cinta, colocó el cartón sobre el muro y la puso atravesada, pegándolo rápidamente. Así fue con todos.

     Mientras él hacía eso de esta manera, Trunks guardaba sus cosas muy ordenadas, colocó su laptop sobre la mesa de noche que le correspondía a su lado de la habitación y guardó su ropa bien doblada, separada la interior de la exterior.

     —¡Trunks, ya vámonos!—bajó de la cama de un brinco y lo vio con una sonrisa insistente.

     —Dame un minuto—pidió, el pelinegro asintió.

     Comenzó a quitarse el saco que llevaba, lo arrojó sobre la cama y después desanudó su corbata y la puso sobre el colchón. Arremangó su camisa y se permitió desabotonar los primeros botones para no sentir tanto calor.

     —Listo—levantó la mirada y se topó con un Goten sonrojado que jugaba nerviosamente con sus dedos—. Goten, ¿qué te ocurre? Últimamente te pones nervioso cuando me cambio frente a ti, y es algo que siempre hago.

     El menor rascó su brazo mientras giraba su rostro hacia otro lado. El pelilila se aproximó a él, tomó su cara con ambas manos y depositó un beso sobre sus labios.

     —Trunks, ¿prometes no enojarte... ni reírte?—el más alto asintió—. Hace unos días tuve un sueño y...—calló, pero el rojo de sus mejillas delataba el posible contenido de dicho sueño—. Me gustó—su mirada bajó—. Pero después soñé que tú me engañabas porque te aburriste de mí—lo abrazó y ocultó su rostro en su cuello—. Promete que no me dejarás jamás—lo vio a los ojos.

     —¿Ese es tú miedo, Goten? Eres lo mejor que ha llegado a mi vida... Por eso yo, Trunks Brief, te prometo a ti, Son Goten, amarte por siempre y nunca dejarte—le dio un beso para sellar la promesa.

     —Gracias, Trunks—sus mejillas coloradas hacían juego con su mirada brillante, características que el de ojos azules amaba en el azabache.

     —Sólo digo la verdad... Ahora, ¿quieres ir con tu primo?

     Eso fue como azúcar para un niño hiperactivo. Goten asintió y corrió rápidamente fuera de la habitación. El mayor sonrió ante su acción. El pelinegro volvió a entrar, esta vez arrastrándolo a él consigo.

     —Espera, debo cerrar—pidió. Introdujo la llave en esa ranura y la giró, colocando el seguro. Guardó bien su llave y no pasaron ni dos segundos cuando volvió a ser arrastrado por el menor.

     Bajaron al tercer piso y buscaron la habitación. Al estar frente a la puerta Goten soltó a Trunks y comenzó a golpear frenéticamente la puerta con ambos puños, alternando los golpes. Luego de unos segundos acercó su oreja a la madera.

     —¿Hola? Goku, ¿estás ahí?—preguntó mientras intentaba girar la perilla, pero ésta tenía el seguro puesto. Hizo un puchero y volvió a golpear la puerta—. Goku, ¡ábreme!—muchos que pasaban por ahí veían confundidos a ese pelinegro que actuaba de una manera muy infantil, pero después de recibir una mirada asesina por parte del pelilila se retiraban.

     —Goten...—susurró en su oído y le tomó las manos, para que se detuviera—. Tranquilízate un poco, tal vez no está—giró al menor para tenerlo de frente.

     —Pero...

     —Sé que quieres verlo, pero tendrás un semestre entero para ello... Quizás no está y volverá más tarde, o tal vez decidió pasar la noche en otra habitación—le tomó de los hombros—. ¿No quieres ir a ver la escuela?—el más bajo negó con un puchero—. ¿Quieres que regresemos a la habitación? Traje tus dulces favoritos, podemos ver una película en mi computadora—ofreció. El azabache sonrió y asintió con sencillez. Y así ambos fueron a pasar tiempo juntos, abrazados, mientras comían y reían animadamente por el film.

 

***

 

Las horas habían pasado volando, Gotenks y Hiroshi pudieron conocerse más, además de que compartieron experiencias pasadas como si fueran viejos camaradas contando su pasado.

     El castaño cerró el libro con el separador en la hoja que recién terminó de leer. Volteó a ver a la cama que estaba al otro lado de la habitación y suspiró, ver a ese chico ahí lo ponía levemente incómodo, no estaba acostumbrado a tener a alguien que lo apoyara de esa manera como lo hacía él.

     Revisó la hora en su celular y se sorprendió al ver que era la 1:04 a.m. Se puso de pie y salió silenciosamente de la habitación. Comenzó a caminar por los pasillos, necesitaba un tiempo a solas y tomar aire fresco. Subió al quinto piso y fue al gigantesco balcón, estuvo ahí unos minutos, en los que pudo acomodar sus pensamientos.

     Pero... ¿cómo hacerlo cuando tenía a un chico apuesto y amable con él en la misma habitación?

     Sí, alguien que no lo juzgaba por su personalidad y había insistido para ser su amigo, no como los demás que sólo se alejaban y lo ignoraban. Tanto tiempo había esperado para encontrar a alguien como él, que se fijara en el por cómo era y buscara la manera de acercarse.

     Aunque, estaba mal... ¿no? Porque lo más obvio era que él ya tuviera a alguien.

     "Goku...".

     El chico que compartía habitación con Gotenks. Al de cabellera en punta se le escapaban sonrisas al hablar de él, y sobre todo notó el dolor cuando "peleó" con él y fue a pedirle que le dejara quedarse en su habitación. Miró por última vez la luna llena y se adentró al edificio.

     Caminó por toda la extensión del pasillo, hasta llegar al extremo, ahí bajó las escaleras, pero sólo al cuarto piso. Pensó que lo mejor era distraerse un rato más antes de volver, por lo que caminó por la extensión de éste y bajaría cuando llegara al extremo opuesto por las escaleras de aquel lado.

     Sin embargo, notó que de una habitación salía un chico pelilila con una mochila en mano, y después volvía a cerrar con llave. Aquel joven de ojos azules lo vio y sonrió de medio lado.

     —¿Insomnio?—preguntó.

     —Un poco—admitió el castaño—. ¿Trabajo?

     —Algo así. Estuve viendo películas con mi compañero, se acaba de quedar dormido, necesito terminar unos archivos y enviarlos, y no quiero despertarlo—se acomodó las gafas y tomó aire—. Supongo que iré a la azotea, la biblioteca está en mantenimiento.

     —Hay un balcón en el piso de arriba. Y en el piso de abajo hay un salón de estudio—desvió la mirada al sentir esos ojos azules analizándolo de pies a cabeza.

     —Ah, gracias. Si me disculpas, quisiera ir ya. Permiso—se despidió con un ademán de manos y se fue en dirección contraria.

     Hiroshi soltó aire y bajó la mirada. No había mucho ruido en el edificio, pero eso no significaba que no estuvieran despiertos los alumnos, seguramente seguían activos jugando videojuegos o enviando mensajes. Siguió caminando hacia el frente, hasta que una puerta diez metros frente a él se abría y dejaba salir a un muchacho bajo de cabellera negra. Éste lo vio y volvió a adentrarse en la habitación, cerrando.

     No le tomó importancia, así que continuó. Ya estaba cerca de la puerta de donde había salido aquel chico, a un metro de distancia se podía percibir fuertes ruidos y risas. Ignoró eso, posiblemente había muchos chicos ahí perdiendo el tiempo o haciendo tonterías.

     La puerta se abrió y salió un chico alto y pelirrojo, fornido y de ojos negros. Éste lo vio.

     —Ah, hola—saludó indiferentemente mientras medio cerraba la puerta tras de sí.

     —Hola—respondió Hiroshi de igual manera, incluso sin ánimo alguno.

     —Qué raro verte por aquí—seguía serio el más alto.

     —Salí a caminar, eso es todo—desvió la mirada, levemente incómodo por la situación, aquel chico lo veía fijamente, con los brazos cruzados sobre su pecho—. Me imagino que hicieron una fiesta o algo así—refirió al escándalo que había dentro.

     —Eso... Sí, ordenamos algunas pizzas, pusimos música... ¿Quieres quedarte?—giró su cabeza a otro lado—. Jugamos beer-pong... no te preocupes, también hay soda, la cerveza la están tomando sólo los de curso superior.

     —No, gracias—respondió pesadamente.

     —De acuerdo, allá tú—tragó saliva y cerró totalmente la puerta para poder recargarse bien en ella sin abandonar la posición de sus brazos—. ¿Piensas delatarnos o algo?

     El castaño solamente negó, desinteresadamente. Y es que era verdad, no le importaba en lo más mínimo que ellos se estuvieran emborrachando.

     —Espera aquí—pidió y entró a la alcoba.

     El de ojos verdes empezó a ver en todas direcciones, algo incómodo por hablar con ese chico, principalmente por la mirada penetrante que le dirigía.

     —Toma—le extendió una lata de soda cerrada y un plato desechable con dos rebanadas de pizza de peperoni encima—. Supongo que te quedarás callado.

     —¿Intentas sobornarme?—alzó una ceja mientras tomaba la lata y el plato. El más alto rio.

     —Tal vez sí, tal vez no...

     —¿Por qué no lo aceptas? Es más que obvio que es la única razón por la cual te portas así en este momento—dijo y volteó a ver a otro lado mientras el otro sólo sonreía.

     —¿Eso piensas? Vaya... ¿Y qué si te dijera que hay otra razón...?

     —¿La hay?

 

***

 

El pelilila bajó al piso inferior a buscar la dichosa sala de estudio. Pero, ¿qué se le podría hacer? Goten estaba muy emocionado por que pasaran tiempo juntos comiendo golosinas y viendo películas en su computadora mientras se abrazaban. A final de cuentas el menor se quedó dormido y él, para no despertarlo por el sonido de él tecleando a alta velocidad y la luz encendida para poder leer otros documentos escritos, prefirió dejarlo descansar mientras él trabajaba.

     Sonrió al recordar su hermoso rostro sonrosado cuando dormía, Goten solía arrugar la nariz mientras dormía, detalle que le gustaba demasiado a Trunks, por eso siempre que dormían juntos él se desvelaba por ver su carita adormilada.

     Caminó a lo largo del pasillo intentando encontrar el salón, pero algo le llamó mucho la atención. Un chico de cabellera alborotada estaba a punto de entrar a la habitación a la que habían ido a buscar a Goku. Se acercó rápidamente y atrajo su atención.

     —Discúlpame por molestarte a esta hora—el pelinegro volteó a verlo—. ¿De casualidad tu nombre es Goku?—preguntó.

     —Sí, ¿por qué?—preguntó en tono bajo, viendo detalladamente al pelilila. No, nunca antes lo había visto.

     —Permíteme presentarme—extendió su mano a él, el azabache la tomó y estrechó—. Mi nombre es Trunks Brief.

     —¿Trunks Brief?—repitió en el mismo tono decaído—. ¿El "Trunks Brief" heredero de la Corporación Cápsula o el "Trunks Brief" cuyo nombre encabeza la lista de los diez mejores y además su puntuación en el examen de admisión fue perfecta?—dijo recordando ese nombre. El de ojos azules se incomodó un poco ante aquella pregunta, estiró un poco el cuello de su playera antes de contestar.

     —Ambos—respondió—. También soy pareja de tu primo, Goten y...—se puso a analizar al chico que tenía enfrente de sí, tenía una playera de mangas largas pero pudo divisar varias cortaditas cicatrizando en la parte de su mano y un vendaje en sus muñecas; Goku se sintió incómodo y ocultó sus brazos en su espalda. Ante esa acción Trunks dirigió su mirada a su rostro, y pudo notar que sus ojos casi no tenían brillo, y que poseía unas ojeras muy pronunciadas, además de tener una expresión de profunda tristeza. El azabache, ante esa observación, giró su rostro a otro lado—. Hace unas horas vinimos porque Goten quería verte, pero no te encontramos. Él está muy entusiasmado por reencontrarse contigo, acordamos venir a verte mañana a las siete treinta—explicó luego de haber hecho ese rápido análisis.

     —Ya veo, así que eran ustedes quienes querían tirar la puerta—soltó una risilla, pero sólo fue de unos segundos, de nuevo apareció su expresión de dolor.

     —Así que sí te encontrabas. Eso explica por qué Goten insistía en que escuchó un ruido dentro—suspiró hondo—. Escucha, él quiere verte, y tarde o temprano tendrán que hacerlo. Por favor te pido de la manera más amable que lo recibas actuando como lo hacías con anterioridad—posó su mano sobre su hombro—. No soy nadie para juzgar lo que haces. Espero que no te tomes mal lo que te pido, Goten te recuerda como un chico alegre y optimista y, no te ofendas por lo que diré a continuación, pero eres ahora todo lo contrario a ello—vio que el azabache bajó la mirada, palmeó su espalda—. Eres su héroe y siempre te verá de ese modo... mi temor es que se asuste y él recaiga en la tristeza que tú llevas.

     Goku volteó a verlo. Era verdad, Goten sentía un gran apego a él desde siempre, y todo el tiempo se mostró fuerte frente a él. Si lo veía en ese estado se decepcionaría demasiado; además, podría entristecerse mucho. No quería eso, no para esa alma alegre e inquieta que era.

     —Está bien, cubriré bien mis heridas y diré que me quemé mientras cocinaba en mi casa con agua caliente. Y que he padecido de insomnio porque nunca antes estuve en un internado.

     —No te pido que finjas totalmente, Goten debe saber cómo es el mundo real aunque sea muy duro... Sólo quiero que se vaya preparando, para que no le afecte tanto cuando se entere de la verdad—explicó.

     —Gracias por cuidar de él—el azabache le dedicó una sonrisa sincera. El pelilila respondió con una igual—. Se ve que te importa demasiado.

     —Es la persona más importante en mi vida—aclaró—. Amo a Goten con todo mi ser...—carraspeó un poco, apenado por lo que se atrevió a confesarle—. Goku, fue un gusto conocerte. Me retiro, tengo que terminar un trabajo y sé que debes descansar. Más tarde vendremos los dos, a las siete treinta. Buenas noches—extendió su mano y él la tomó.

     —Está bien, estaré listo a esa hora para su visita. Adiós.

     Terminaron de despedirse. Goku se adentró a su habitación y Trunks fue a buscar el salón de estudio.

 

***

 

—¿Y qué si la hubiera?—preguntó el pelirrojo.

     —Nada, realmente—desvió la mirada y se recargó en el muro frente a él.

     —Está bien—sonó desinteresado. El castaño observó a todos lados mientras el ambiente se hacía más tenso—. Ehm, yo ya tengo que regresar y...

     —Sí, yo también debo volver...

     —Sí, bueno, ehm, adiós.

     —Adiós—caminó en dirección a las escaleras mientras el pelirrojo soltaba un pesado suspiro y entraba a su habitación.

     Hiroshi retomó sus pensamientos. ¿Por qué no había conocido a alguien que intentara acercarse a él para ser amigos? ¿Por qué Gotenks fue la única persona que lo hizo? ¿Por qué nunca nadie lo había intentado incluir en sus planes, tratarlo amable con insistencia o hacerlo sentir menos excluido?

     Tomó aire y se adentró en su habitación. Tenía que aceptar que Gotenks tenía a alguien más y que sólo eran y serán amigos. Colocó la lata y el plato sobre su mesita de noche y comenzó a acomodar sus cobijas.

     —Mhg basta—escuchó ese sonido por parte de su compañero. Se giró a él y notó que se removía entre las sábanas de manera agitada—. De... deténganse—pronunciaba dificultosamente.

     —Tiene... una pesadilla—encendió la pequeña lámpara de su lado de la alcoba y se sentó en la orilla de su cama. Comenzó a acariciar su cabello—. Tranquilo...

     Pero eso no funcionaba, seguía alterado, y esta situación comenzaba a preocuparlo.

     —No... no lo hagan... por favor—suplicaba.

     —Gotenks despierta...—pidió suavemente.

     —No lo hagan... déjenme... no me toquen—Hiroshi notó cómo un par de lágrimas escapaban de la comisura de sus ojos, los cuales estaban cerrados con fuerza—. Ya no me hagan esto...

     —Gotenks—llamó cálidamente, esperando que pudiera reaccionar.

     —Bas... ta... No me to... quen—su pecho subía y bajaba con fuerza—. Tar... ble... corre...Basta... ¡Déjenlo a él...!

     El castaño estaba asustándose. Aquel chico no parecía dar señales de querer reaccionar, y lo que alcanzaba a entender de las palabras que escapaban de sus labios delataban una historia muy trágica y perturbadora.

     —No... no lo metas...—empezó a sollozar—. ¡Basta!

     Fue en ese momento en el que alzó su cuerpo hacia adelante a la vez que tomaba grandes bocanadas de aire. Seguía sollozando, incluso temblaba; una calidez lo envolvió, eran las sábanas que anteriormente lo cubrían, y seguidamente el castaño lo abrazó.

     —Tranquilo, sólo fue una pesadilla—habló suavemente.

     El de cabellera bicolor seguía muy alterado. Limpió las lágrimas de sus ojos y se sentó recargado contra la pared, aún envuelto en las cobijas. El de ojos esmeraldas se sentó a su lado sin soltarlo.

     —Tranquilo, ya pasó, sólo fue un mal sueño...

     —Lo sé, pero... Ni siquiera logro recordar mucho, y aun así estoy en este estado—sonrió tristemente mientras perdía su mirada en algún punto del suelo.

     —¿No recuerdas... nada?—preguntó incrédulo.

     —No... Suelo tener muchas pesadillas, y casi nunca recuerdo nada, sólo mínimos detalles o palabras—explicó—. Es de estos sueños de los que te hablé.

     —Entiendo... ¿Qué hacía tu compañero de habitación para tranquilizarte? Te confieso que me preocupé mucho por ti.

     —Él... con él no tenía pesadillas—una media sonrisa y un color carmín aparecieron en sus mejillas—. Solía abrazarme en las noches, dormía con él—desvió la mirada—. Creí que al fin las había superado, pero veo que sólo era la tranquilidad que él me transmitía.

     —¿Ninguna ocasión se topó con un caso de este tipo?

     —La primera noche solamente, yo no despertaba así que me abrazó mientras dormía hasta que pude calmarme. Permaneció a mi lado hasta que amaneció. A partir de ese día dormimos juntos todas la noches.

     —Comprendo... Me asusté que hablaras entre sueños y lloraras—le acarició suavemente la cabellera—. Me alegra saber que estás más tranquilo.

     —Hiroshi... ¿qué cosas decía?—preguntó seriamente—. Goku jamás me quiso decir, me pedía que sólo lo olvidara... ¿Podrías decirme, para ver si recuerdo algo más de mi sueño?

     —¿Estás seguro de que no recuerdas nada?

     —Sólo recuerdo una persona pequeña alejándose y algo me arrastraba a algo que parecía un callejón, la verdad no estoy muy seguro. Había pocas luces, era muy oscuro... Aunque—hizo una pausa para pensar con los ojos cerrados—. En las paredes del callejón pude distinguir cuatro sombras además de la mía, creo que eran personas las que me arrastraban... Eso es todo lo que recuerdo, lo demás no puedo hacerlo. Todo era muy oscuro...

     —Gotenks, no creo que sea buena idea que lo sepas, mejor olvídalo y vuelve a dormir—pidió amablemente.

     —Hiroshi, por favor, necesito saberlo... Yo... creo que sueño estas cosas porque son parte de mi pasado, y recordarlas me ayudaría a saber quién soy... Te conté que perdí la memoria y quisiera recuperarla, quiero saber si tengo familia, y si es así dónde están... Hiroshi, por favor. Sea lo que sea, dime qué es lo que decía—volteó a verlo con los ojos vidriosos. El castaño decidió ceder a su súplica, aunque sabría que no sería fácil para él escuchar esa información.

     —Tú...—suspiró hondamente y desvió la mirada—. Decías cosas como 'no me toquen', 'déjenme', 'basta'... Incluso llamaste a alguien, creo que era 'Tarble' su nombre, le decías que corriera y suplicabas para que lo dejaran... Ehm... Gotenks—volteó a verlo, y notó en su rostro esos ojos asustados y a punto de desbordar lágrimas—. Gotenks, pedías que no te tocaran más, y... que no lo metieran...—bajó la mirada—. Se escuchaba como si... como si estuvieras siendo víctima de una violación—explicó.

     El menor sentía que la información llegaba a su cabeza, pero no quería aceptarlo. No, era imposible que fuera eso lo que había soñado, ¿no? Pero todo encajaba, Hiroshi no podría estarle mintiendo, y además esas sombras arrastándolo a un callejón oscuro... Y Goku jamás quiso decirle, probablemente para no asustarlo o preocuparlo...

     Ocultó su rostro en sus rodillas mientras analizaba una vez más lo dicho.

     —Lo siento—se disculpó el castaño—. No debí decírtelo, yo...

     —Está bien, gracias—interrumpió—. Es sólo que... siempre creí que estos sueños eran como recuerdos de lo que alguna vez fue mi vida y yo—las lágrimas corrieron por sus mejillas—. No me imaginé jamás que haya vivido algo como eso...

     —Aún no es un hecho eso, quizás tu cerebro intenta hacerte recordar algo pero lo único que llegue a él sean escenas de películas que habrías visto o algo similar, no necesariamente tuvo que pasarte eso... Podemos ir al cuarto de estudio esta tarde para investigar más acerca de este tema y de la amnesia—el menor asintió débilmente—. Gotenks, ¿eres feliz?

     —¿Eh? Sí, claro que lo soy. ¿Por qué lo preguntas?—lo miró confundido.

     —Supongamos que tienes razón y lo que sueñas es parte de tu pasado que no puedes recordar con claridad... ¿Estarías dispuesto a aceptarlo sin importar qué pueda ser? Es decir, ¿te aceptarías a pesar de que haya sucedido eso?—preguntó seriamente.

     —Yo... no sé qué decirte—estaba completamente confundido.

     —Gotenks, dime, ¿realmente quieres saber más de ti? Eres feliz ahora, ¿qué tal si antes no lo eras?, ¿qué tal si vivías un infierno? A veces...—lo abrazó un poco más fuerte al notar que él se acurrucaba tímidamente en su costado—. A veces el cerebro, cuando sufre de amnesia bloquea los recuerdos negativos a propósito. O sea que... quizás tú no recuerdes porque tu cerebro quería olvidar algo que sucedió... Y ahora que al fin lo logró, no quiere volver a recordarlo.

     —Lo sé, ¡lo sé! Pero...—bajó el tono de su voz—. Sé que alguien me necesita y... debo volver...

     —¿Sea lo que sea que te haya pasado, lo resistirías con esta actitud?—el menor suspiró.

     —Tal vez no pero... ¿y si alguien me está buscando? ¿Y si alguien necesita de mí? No... no podría dejarlo...

     —Entiendo que te preocupas mucho por los demás, eso... eso me encanta de ti. Pero, por un momento ponte a pensar en ti, Gotenks, por favor. Con todas las contradicciones que se te puedan presentar, con todas las ventajas y desventajas de saber quién eres, de todos los posibles altibajos que tendrás... A pesar de todo, ¿realmente quieres saber de ti aunque ahora eres feliz?

     El castaño tenía razón, ¿y si su anterior vida no le gustaba? ¿Y si tenía un pasado que quería olvidar y que ahora que lo consiguió debía seguir su actual vida? Claro que no podría saberlo con certeza, pero ¿realmente resistiría saber sobre él si de cosas malas se tratara?

     Sin embargo, existía la posibilidad de que también tuviera familia, seres queridos que lo buscaban o que necesitaban de él. A lo mejor tenía una pareja y... la engañaba con Goku... O quizás era un adolescente que cometió un error y ahora debía hacerse responsable de un bebé que lo necesitaba...

     Había tantas posibilidades, algunas buenas, otras malas. Pero, ¿y si las malas resultaban ser terribles? ¿Y si... y si él tuvo un pasado malo? ¿Qué tal si su amigo tenía razón y debía aprovechar para seguir con su vida llena de felicidad? ¿Y si no recordaba porque su mente tanto tiempo trató de olvidar su pasado y ahora que lo consiguió debía seguir así?

     ¿Realmente quería saber sobre su pasado, abandonar ahora sus ilusiones y pensar que todo fue una farsa si su vida era distinta a esta?

     ¿Debía hacerlo? ¿Debía investigar más de su historia?

     ¿O debía avanzar?

     ¿Y qué hay de Goku? ¿Y si su pasado determinaba que debía alejarse de él?, ¿y la escuela? ¿Su futuro?

     ¿Realmente quería saber sobre él?

     ¿Era...?

     ¿Era buena idea buscar información de sí?

     Y en caso de ser muy dura, que ese sueño reciente fuera real y que fue víctima de una tragedia... ¿lo soportaría?

     ¿Sería capaz de afrontar su pasado sin importar cuál fuera?

     Él...

     ¿Seguiría siendo feliz cuando lo supiera?

Notas finales:

¿Ustedes qué opinan: debe ser feliz o investigar acerca de su vida?
Pobre Goku, estaba muy triste, ese "estoy bien" era mentira T^T

A pesar de haber golpeado a Gotenks, me agrada la cerecita (^-^)7

Como yo me baso en la serie "El ángel de mi vida" para las estadísticas... ¡99 reviews!
Al review 100 le toca premio... El cual tardaría en llegar pero le toca one-shot de la pareja que quiera o algun pedido o participación dentro de este fic (siempre y cuando no afecte a éste en su contenido original). Arreglaríamos las condiciones dentro de reviews, correo, o facebook, pero primordialmente reviews.

Sin más, me despido de ustedes. Espero les haya gustado.

¡Saludos!


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