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Mi dulce ángel por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¡Una semana! No pueden enojarse por una semana X3 Capítulo especial, envío saludos especiales a Emmyllie y a VidelFujoshi, así como a mis fantasmitas fieles... Y a todos mis lectores. Hay algo, ¿íntimo? al final. ¡Disfruten!

9

Reconciliación

 

 

—¿A qué te refieres?—se separó para encender la luz y verlo seriamente.

     —Supongamos que lo que sueño es completamente real... ¿Por qué Goku no me ha querido decir mi pasado? No sé si pueda perdonarle que me oculte algo tan importante.

     —Gotenks... Suponiendo que fuera así, ¿no crees que él intentaría protegerte de ti mismo? Mírate, te alteras demasiado por esas pesadillas, ¿crees resistir algo mayor? Además, ni siquiera estás seguro de que sea verdad lo que sueñas...

     —No, pero se siente tan real que dudo que sea una simple pesadilla—bajó la mirada.

     —Debes volver con él—le dijo—. Sabes que lo necesitas...

     —¡No quiero estorbarle!—le gritó mientras sus ojos volvían a llenarse de lágrimas—. Siento que soy una molestia para él.

     —Pues yo creo que lo que te molesta es que él extrañe a su novio todavía un poco y no te corresponda al cien por ciento—el menor volteó a verlo—. Él te quiere, y lo sabes. Pero él aún tiene problemas para superar aquella pérdida. ¿Sabes lo que creo? Que tiene miedo de perderte a ti también y por eso no es capaz de decir abiertamente lo que siente... Tal vez tiene la sensación de que ya te está perdiendo a ti también por la manera en que cuando él se siente mal tú te alejas...

     —¡Él me lo pidió!

     —Tal vez debiste insistir—suspiró—. Lo conociste en un intento de suicidio por parte suya, ¿en serio crees que ahora está perfectamente bien?

     —No...—susurró—. Está bien, tú ganas, me iré a disculpar mañana temprano y haré las paces con él.

     —Perfecto. Ahora, si no te importa, vamos a dormir—apagó la luz y se acomodó a su lado—. No hay pizza para comer esta noche.

     —Ve y pídele, seguro te dará... ah, y también pizza...

     —¡Gotenks!

 

***

 

—¿Trunks? ¿Qué haces aquí?—preguntó adormilado el de cabellera alborotada después de abrir la puerta.

     —Quería venir a ver cómo está Goten—se estiró un poco el cuello de la playera para acercarse a él y susurrarle—: está tomando medicamento y necesita una inyección, debo llevarlo a la enfermería para que se la pongan. Después pienso llevarlo a comer postres para que no se enoje conmigo... ¿Vienes?

     —No—bostezó—. Gracias por la invitación, pero necesito dormir, él me obligó a saltar sobre la cama hasta media noche.

     —Entiendo—sonrió—. Veo que estás muy relajado y...—notó sus brazos descubiertos—, ¿se lo dijiste?

     —Se dio cuenta por sí solo, y quiso apoyarme. Lo hablamos y me hizo sentir mejor—sonrió sinceramente—. Hace mucho que necesitaba algo así, una verdadera conversación acerca de mi situación, pero creo que dejaré que pasen tiempo juntos ustedes dos, Goten me dijo que a partir de mañana trabajarás demasiado por el nuevo equipo que llegará a la escuela, así que será mejor que estén juntos hoy.

     —Gracias—sonrió y se adentró a la habitación. Se acercó a su novio, que llevaba puesta una playera que decía "Son Goku" en el pecho—. Pss, Goten, vamos a comer pastelillos.

     —¿Pastelillos?—abrió un poco los ojos y vio a su novio—. ¿De qué sabor? ¿Chocolate?

     —De todos los sabores. Vamos—lo ayudó a levantarse y, gracias a que estaba más dormido que despierto, lo encaminó fuera de la habitación—. ¡Adiós!

     —¡Adiós, primo!—se despidió y se fue con su pareja.

     —¡Adiós, chicos!—hizo un ademán y cerró la puerta.

     Vio las cobijas en desorden sobre su cama y rio, anoche ni siquiera se molestaron en acomodarlas luego de saltar por dos horas sobre la cama. Comenzó a acomodarlas, para poder dormir otro poco, tarareando su canción favorita con una sonrisilla. Pero el sonido de la puerta abriéndose con ayuda de la llave lo hizo voltear.

     Guardó silencio y siguió haciendo lo suyo. Cuando terminó, se sentó en la orilla de la cama viendo al suelo.

     —¿Podemos hablar? Por favor—pidió sentándose en el suelo, frente a él.

     —Sí, claro. ¿De qué quieres hablar?—sonrió de medio lado. Su alma ya estaba en paz, y sinceramente le daba gusto volver a verlo a pesar de lo ocurrido entre ellos.

     —Yo... quiero...—levantó la mirada y lo vio a los ojos—. Quiero ofrecerte disculpas. No debí decirte aquello, me comporté como un niño porque creo que yo—sus mejillas se sonrojaron—yo estaba celoso—bajó la mirada—. Me molestaba creer que tú jugabas conmigo porque me gustas y... no debí, en serio no debí enojarme.

     —No te puedo perdonar ahora—lo tomó de la barbilla y lo hizo levantar la mirada—. Ya lo había hecho, no puedo estar molesto contigo—le sonrió—. Yo también me disculpo por lo que te dije, no fue la mejor manera de hacerlo. Me sentía mal, sí, y espero no te enojes por lo que diré, pero te dije lo que realmente pienso. No porque me molestara las noches que dormí contigo, sino porque no eras capaz de ver toda la felicidad que te rodea y sigas preocupándote tanto por recuperar la memoria en lugar de dejar que tu cuerpo lentamente lo haga al ritmo que le parezca mejor—el menor se sorprendió.

     —¿Entonces era por eso?—el mayor asintió—. Entiendo, entonces te lo agradezco. Y sí, te disculpo.

     —Gracias—sonrió, pero esa sonrisita sólo duró unos segundos, soltó un suspiro y lo vio seriamente—. Te diré la verdad, yo me sentí mal desde antes de lo de la cafetería, cuando fui al baño yo...—mostró sus brazos, ganándose una mirada llena de preocupación por parte de él—. Cuando te escuché irte con tu nuevo amigo, aproveché para ir a la habitación y desahogarme, después me vendé y limpie la sangre—bajó la mirada con decepción—. No quería tener otro ataque de ira que me hiciera gritarte, por eso necesitaba que te fueras. No quería lastimarte, ni mucho menos preocuparte—le acarició la mejilla—. Lloré, arrojé cosas, golpeé la pared... Hice de todo con tal de liberar mi enojo...

     —Debí quedarme—apretó sus puños—. Debí quedarme y apoyarte, me necesitabas.

     —Tal vez. Tal vez pudiste ayudarme, tal vez no, no lo sé—soltó aire—. Te conté lo de mi novio, de que murió. También de que me sentía culpable por ello, lo sabes casi todo... Tienes un carácter fuerte, eso me encanta de ti, aunque también eres sensible, yo jamás pensaría en ti como un juego. Amé a mi novio, sí... Pero contigo estoy descubriendo un nuevo sentimiento muy fuerte.

     —Goku—susurró mientras su rostro se volvía color carmín.

     —Goten vino con su novio, Trunks, y fuimos a desayunar juntos, después Goten se quedó conmigo aquí mientras Trunks se iba a trabajar en unos documentos que debía enviar. Hablé con Goten y me desahogué, me ayudó demasiado, porque él tiene un alma demasiado tranquila y serena, muy pura y llena de buenas intenciones. Pude ver cosas que no vi antes y me ayudó a calmarme... Esta fue la primera noche después de tantos meses que pude dormir serenamente.

     —Me alegra que estés mejor—le sonrió, después acarició su brazo.

     —Eso me ayudó tanto, como no tienes idea—aclaró su garganta y le dedicó una sonrisa—. ¿Aceptas tener una cita conmigo esta tarde?

     —¿Eh?—abrió los ojos con sorpresa—. ¡Claro que quiero una cita contigo!

     —Perfecto... Ehm... él me ayudó a tener valor de iniciar una nueva relación, así que quiero estar más tiempo contigo—se acercó y le besó la frente.

     —¡No!—cerró los ojos e hizo su cabeza hacia atrás—. Lo había olvidado por completo, tengo la tarde ocupada...

     —¿Ocupada?

     —Me inscribí al equipo de baloncesto, y esta tarde harán preselecciones para los aspirantes, debo estar ahí a las dos, y terminaré a las seis...

     —Entonces iré a verte y apoyarte. Y después de que termines, te acepten y hagan lo que sea que hagan los que quedan seleccionados, vamos a cenar juntos y paseamos por el campus—propuso. El menor arqueó una ceja.

     —¿Tan seguro estás de que me seleccionarán?

     —Sí. Dudo que ese cuerpo se formara por leer libros—giñó un ojo y le sonrió. El menor se sonrojó demasiado ante aquello, bajó la cabeza algo avergonzado.

     Una brillante idea llegó a su mente, así que se puso de pie y comenzó a desvestirse, quitándose su playera de manera sensual y provocativa.

     —¿Qué haces?—respondió algo nervioso haciéndose hacia atrás.

     —Bueno, creí que te gustaría ver mi cuerpo de nuevo para que verifiques qué tan pronto me seleccionarán—se sentó sobre sus piernas y arrojó su playera al suelo—. ¿Crees que tengo habilidades?

     —...—desvió la mirada completamente sonrojado—. Okey, ya entendí. Tú ganas.

     —Jajaja—rio un poco—. Sólo juego, realmente te agradezco que tengas fe en mí—se inclinó hacia adelante y le besó la mejilla.

     —Siempre la tendré—le tomó el rostro con ambas manos y besó la punta de su nariz—. Me hace feliz estar contigo.

     —Te extrañé demasiado—lo abrazó del cuello y aspiró su aroma.

     —¿Más pesadillas?—acarició su espalda.

 

     —Sí, más fuertes que antes...Goku, ¿te gusto seriamente?—lo vio a los ojos.

     —Sí, demasiado—respondió confundido.

     —Si tú quisieras algo serio en un futuro conmigo, creo que tienes que saber algo—sus ojos se llenaron de lágrimas—. Creo que yo... si lo que sueño es un recuerdo de mi pasado antes de perder la memoria... Me violaron cuatro sujetos de la forma más cruel posible—admitió aún con lágrimas en sus ojos.

     —Yo...—bajó la mirada—. Supuse algo parecido porque en la primera pesadilla desde que nos conocimos hablabas y decías algo así. No te dije nada porque no quería preocuparte. Perdón...

     —No, está bien. Contigo estaba en paz, pero estos días que nos distanciamos soñé algo así... Tal vez sólo son pesadillas, tal vez sólo es un temor oculto y eso... Quería que lo supieras, eso es todo.

     —¿Temes que no te acepte si resulte ser verdad?—buscó su mirada.

     —Algo así—rascó su brazo con cierta pena.

     —Te apoyaré a que lo superes, si resulta ser cierto... Y no te podría rechazar por eso, al contrario, siempre te vería como un guerrero que pudo afrontar la vida misma—le dedicó una sonrisa sincera y lo besó dulcemente.

     El menor correspondió gustoso, moviendo sus labios al ritmo impuesto por el mayor. Sintió cómo el de cabellera alborotada succionó su labio inferior, se separó un poco sobresaltado.

     —¿Ocurre algo?

     —No, es sólo que me tomaste desprevenido—sonrió un poco avergonzado—. Es la primera vez que haces esto y... bueno, eres la única persona que recuerdo haber besado.

     —Lo haría de nuevo, pero te noto algo cansado. ¿No quieres dormir un poco antes de tu práctica?

     —Por favor—se puso de pie y tapó la ventana con las cortinas, evitando que la luz se filtrara.

     —Yo también quería dormir otro poco, sobre todo si es contigo—se hizo a un lado y dejó un espacio para el menor.

     Gotenks comenzó a quitarse el cinturón, desabotonó su pantalón y lo deslizó por sus tonificadas piernas. Quedó en un bóxer celeste a líneas algo holgado. Cuando volteó con el mayor vio que lo veía con una media sonrisa.

     —Espero no te incomode que duerma así, me es más cómodo—se acercó.

     —No—negó con la cabeza—. Para mí está bien—lo tomó de la cintura y lo atrajo, para que se acostara a su lado.

     Así, ambos abrazados con cariño, se dejaron llevar por los brazos de Morfeo.

 

***

 

—¿Estás enojado?—preguntó con una sonrisa al ver su puchero y sus brazos cruzados sobre su pecho.

     —¡Sí! ¡Es la quinta inyección que me ponen en la semana! ¡Ya no te quiero!—le mostró su lengua.

     —Goten—le besó la frente y acarició su brazo—. Sé que detestas las inyecciones, pero son por tu bien. Además, ésta es la última, ya terminaste el tratamiento. Por eso te llevaré a comer postres y pasaremos el día juntos.

     —¿No trabajarás hoy?—lo vio con emoción.

     —No. Y además me inscribiré contigo al equipo de baloncesto, estaremos juntos todo el día porque a partir de mañana tendré que trabajar mucho.

     —¡Genial!—bajó de un brinco de la camilla y comenzó a salir de la enfermería—. Vamos a nuestra habitación, quiero... bañarme contigo...

     —Sí—lo siguió con una sonrisa, el menor se sonrojaba de una manera tan linda. Al llegar, el más alto se dirigió al cuarto de baño—. Alistaré la bañera.

     —¡Sí!—se empezó a quitar la ropa, quedando sólo en bóxer.

     Se acercó a su cajón y sacó un cambio de ropa, después buscó otro para Trunks. Por último, buscó en su celular aquella música clásica que tanto le gustaba oír cuando se duchaban juntos.

     —¡Ya está lista!—avisó desde el interior.

     —Voy—cerró con seguro y caminó al baño. Dejó su teléfono en el suelo cerca de la puerta mientras la melodía sonaba y entró bajó la regadera, quitándose la ropa interior en el camino.

     La ducha fue tranquila, el mayor le lavó el cabello al pelinegro consiguiendo que se relajara. Cuando ambos terminaron, fueron a la tina. Trunks abrazaba por la espalda a Goten, mientras que estaba recargado en la bañera. A pesar de que estaban desnudos los dos no podía tener malos pensamientos, al contrario, estaba en gran calma con su compañía.

     —Trunks, te quiero mucho—abrazó con más fuerza aquellas manos que reposaban sobre su pecho—. Te amo.

     —Yo también te amo, Goten—susurró en su oído—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida...

 

***

 

—Pss, despierta—le dijo al oído—. Vamos, sé que estás despierto.

     —Tal vez—sonrió sin abrir los ojos—. Convénceme de levantarme.

     —Tu práctica es en dos horas.

     —Dame un motivo mayor—seguía sonriendo.

     —Éste—lo besó en los labios y se separó. Se puso de pie y le quitó las cobijas, después descubrió las ventanas, para que toda la luz se adentrara a la habitación.

     —Bien, bien. Ya me levantaré—se puso de pie y cerró de nuevo las cortinas—. Vamos a comer algo y después vamos a las canchas.

     —Fui por algo de comer, estabas tan dormido que ni te diste cuenta—le mostró una bolsa con contenedores.

     —¿Y qué trajiste?—lo vio con una sonrisa.

 

     —Pues... pollo condimentado y papas fritas, algo de pasta y... ensalada de frutas...

     —Perfecto.

 

***

 

—¿Nervioso?—comentó de la nada al verlo anudar las agujetas de sus tenis.

     —La verdad no, estuve entrenando mucho estos meses, soy bueno en este deporte—levantó la mirada y le sonrió.

     —Confío en que te irá bien—se acercó y lo besó con dulzura—. Estaré apoyándote en todo momento.

     —Gracias—lo rodeó del cuello con ambos brazos y lo besó.

     Su beso continuó con ambos de pie, hasta que la intensidad los hizo caminar un poco, el menor comenzó a retroceder hasta que su espalda chocó contra la pared. Eso no parecía molestarles, siguieron besándose tiernamente y con algo de pasión, sólo demostraban lo mucho que se habían necesitado.

     El mayor delineó sus labios con su lengua, el de cabellera en punta por la sorpresa separó sus labios. Fue ahí donde Goku aprovechó para introducir su lengua en su cavidad bucal, explorándola sin restricciones y acariciando su lengua constantemente.

     El sonido de que alguien tocó la puerta lo obligó a separarse del menor, que estaba completamente sonrojado por aquel tacto. Goku suspiró y sonrió, a pesar de haber arruinado el momento no podía estar de mal humor.

     Gotenks vio perfectamente cómo el de cabellera alborotada abría la puerta y a los segundos era derribado por una presencia que reía alegremente, posicionándose arriba de él.

     —Goten, ¿qué te dije?—un pelilila que se adentró a la habitación lo regañó.

     —Goku, ¡ve a verme en la selección de baloncesto!—pidió el pelinegro sentándose en el abdomen de su primo.

     —Sí, iba a ir a ver—respondió el aludido con una sonrisa tierna, sí que le emocionaba el estar juntos.

     —...—guardó silencio unos segundos y después agrandó su sonrisa—. ¡Inscríbete con nosotros!

     —¿Eh? No, Goten. No creo que sea buena idea, hace meses que no practico algún deporte—el pelilila cerró la puerta y se apoyó contra ésta.

     —¡Por favor!—insistió.

     —...—vio a su primo, la mirada insistente que le dirigía era tal que sonrió. Luego vio al pelilila, que mantenía los brazos cruzados y una media sonrisa al ver su escena. Y por último miró a su compañero de habitación, dedicándole una sonrisa mientras mantenía un sonrojo tenue en sus mejillas por lo que segundos atrás habían hecho. Volvió a mirar a su primo—. Está bien, lo haré.

     —¡Genial!—se puso de pie y fue a buscar un cambio de ropa deportiva para él.

     —Lo siento, tal vez no debí decirle "pide todos los dulces que quieras"—el de ojos azules lo ayudó a levantarse.

     —Gracias—sacudió un poco su vestimenta.

     —Vamos, Goku. Debes alistarte—comenzó a arrojar ropa sobre la cama.

     —Se ve muy emocionado—comentó el de cabellera bicolor dirigiéndose al pelilila.

     —Sí, quiere demasiado a su primo—volteó a verlo y extendió su mano—. Un gusto, mi nombre es Trunks Brief.

     —¿Eh? Ah, claro. Un gusto, me llamo Gotenks—intentó imitar su tono formal.

     —No le hagas caso, Trunks es bien payaso—dijo Goten con una risa—. Está tan metido en la oficina que a veces olvida que está con amigos. ¡Esto es perfecto!—se acercó al de cabellera alborotada y lo tomó del brazo, encaminándose al cuarto de baño.

     —¿Oficina?—se sentó en la orilla de la cama.

     —Ehm, así es—aclaró su garganta—. Tengo que trabajar, y paso mucho tiempo en una oficina administrando varias cosas.

     —Eres el heredero de la Corporación Cápsula, ¿verdad?—el de ojos azules, algo apenado, asintió—. Supongo que debo agradecerte, por las donaciones de tu empresa para el Orfanatorio Esperanza.

     —¿Donaciones al...?—susurró. Calló un segundo, recordando todo lo hablado con Goku el día anterior. Debía analizar todo el comportamiento del de cabellera bicolor ahora que lo tenía cerca—. Ah, claro. Realmente no es nada. Ehm... mi abuelo creció en el orfanato, ya que su madre trabajaba ahí, tenían que quedarse en ese lugar, no tenían a dónde ir. Creció sin padre, y en condiciones no favorables, pero tenía un gran ingenio y actitud, cuando cumplió dieciocho desarrolló una tecnología innovadora y rápidamente salió al mercado—se sentó a su lado—. Él está muy agradecido con las personas de ese lugar, ya sabes, a todos aquellos que le brindan su mano a quien lo necesita sin mirar sus condiciones.

     —Entiendo...—sonrió al escuchar tal historia.

     —Y, dime, ¿también te inscribirás al equipo de baloncesto?

     —Sí, desde que me enteré quise unirme.

     —¿Y qué técnica te interesa?—llenó el silencio que comenzaba a hacer presencia.

     —Gastronomía—volteó a verlo con una sonrisa—. Verás, yo pertenezco al orfanato, y... quiero ayudar más, dar algo a cambio por todo lo que han hecho por mí... Mi intención es ayudar en la cocina—bajó la mirada sin que la comisura de sus labios bajara—. Te parecerá tonto, pero quiero entrar también al club de literatura.

     —¿Te gusta la poesía?

     —Sí... Ya sé, es ridículo—rio.

     —No, no lo es... Comparto tu gusto, aunque yo sé que podría escribir un poema basándome en la lírica tradicional y eso, pero no por pasión propia como posiblemente lo harías tú—reconoció.

     —¡Ya vámonos!—exclamó el menor saliendo del baño, arrastrando a Goku fuera de la habitación.

     —Él se lo llevará, así que es mejor apresurarnos si no queremos quedarnos atrás—salieron y el de cabellera bicolor cerró.

     —Me alegra que él lo esté ayudando a superar su situación—dijo sinceramente.

     —Sí, bueno, él no se iba a quedar tan tranquilo sabiendo que, citando sus palabras, su "súper ultra híper mega genial primo favorito", la esté pasando mal—sonrió viendo a su novio llevarse alegremente a Goku—. Sé que, como todos lo demás, te parece molestamente aniñado, ¿no es así?—se giró a verlo.

     —No te mentiré, en un inicio creí eso—seguía viendo al frente sin inmutarse, estaba siendo inmune a las reacciones a las que intentaba someterlo disimuladamente el mayor—. Yo... me enojé porque Goku saldría con alguien más, así que básicamente espié gran parte de su estadía en la cafetería. Sí, tienes razón, creí que era un niño—volteó a verlo y sonrió—. No me equivoqué completamente, esa es su actitud, sólo lo confirmé cuando tacleó a Goku. Aunque no me parece molesto, al contrario, se ve que es muy agradable, alguien alegre y lleno de ilusiones, tiene un alma pura—volvió a ver al frente—. Se ve inocente y eso, la pureza en persona—soltó una sonrisa.

     El pelilila también sonrió, aunque en el fondo seguía pensando en sus reacciones, no se veía a la defensiva ni exageradamente relajado, lucía demasiado normal, como si esa fuera su actitud de siempre.

     Los cuatro llegaron a las canchas, las cuales estaban al aire libre. Faltaban unos minutos para que iniciaran las selecciones, pero ya había muchos jóvenes interesados en entrar al equipo. Unos eran chicos altos y de cuerpos atléticos, aunque también había otros que no tanto. Gotenks era uno de los de más baja estatura, ganándose burlas a sus espaldas que no fue capaz de escuchar.

     El de cabellera bicolor dirigió su mirada hacia las gradas, y notó a un peculiar chico que parecía tener siempre un libro pegado en las manos. Avisó a su ¿amigo con derechos? de su retirada momentánea, así como a sus nuevos amigos, y fue en dirección al castaño.

     —¡Hola! creí que no vendrías—se sentó frente a él.

     —Pues... realmente no me interesa mucho verlo... Pero esto es algo importante para ti, así que aquí estoy para darte apoyo moral a distancia—el menor soltó una carcajada.

     —Está bien, aunque sé que te la pasarás leyendo todo el tiempo y no voltees lo suficiente para verme, te lo agradezco.

     —Parece que alguien tuvo una mañana feliz, ¿se te adelantó la Navidad o por qué sonríes tanto?—cerró el libro y le prestó total atención.

     —Tenías razón, yo lo necesitaba en mi vida y... pude disculparme. Lo hablamos y, no creas que no quiero pasar tiempo contigo, pero quiero volver—el de ojos azules asintió.

     —Lo suponía. Puedes regresar a mi habitación si vuelves a enojarte por tonterías

     —Gracias... Y también tenías razón, sólo son primos—bajó la mirada—. Actué mal.

     —Perfecto, aceptaste tu error, te disculpaste... Espero que te vaya bien con él.

     —Gracias. Si me disculpas, debo ir ya—se despidió y se adentró a la cancha.

     Se acercó de nuevo con sus compañeros, los cuatro se mantuvieron cerca cuando el entrenador, quien era de un aspecto de dictador, comenzaba a ordenar unas últimas cosas. Un chico de cabello plateado comenzó a repartir etiquetas a los aspirantes, para que las colocaran en su playera con su nombre escrito en el lado izquierdo del pecho.

     —Muy bien, señoritas. Si creen que esta práctica será un juego, que sólo harán cosas simples y quedarán en el equipo, están muy equivocados—hablaba con voz grave y potente, intimidando inmediatamente a los de carácter débil—. Seré directo, sólo seis de ustedes o menos entrarán al equipo, o sea que treinta princesitas se irán llorando de nuevo a su habitación—comenzó a caminar de un lado a otro viéndolos mientras hablaba.

     Así fue hasta que se topó con cierto muchacho bajito que tenía una etiqueta con el nombre "Gotenks". El entrenador calló y se colocó frente a él, inclinó su rostro hacia adelante y lo vio fijamente.

     —Así que tú eres el famoso Gotenks, quien se decía era un buen elemento y debería entrar al equipo—escupió a un lado—. Estoy medio metro decepcionado.

     —¿Eh?—apretó sus puños con fuerza ante aquella burla, sobre todo por las risas que se hicieron presentes.

     —Así es. Esperaba algo de, ¿cómo decirlo? Más altura—una vez más los otros chicos se rieron.

     —Hmph—iba a replicar algo, pero la mano del pelilila en su hombro lo hizo detenerse.

     —¿Eh? ¿Qué tenemos aquí? Son Goten, el mejor deportista que llegaría a esta escuela—negó con una sonrisa de fingida decepción—. Creo que ustedes dos se equivocaron, ésta no es selección infantil—eso fue suficiente.

     Goku apretó sus puños con fuerza, no le perdonaría que se burlara de la estatura de "su Vegeta" ni mucho menos de la apariencia de su primo Goten; estaba a poco de perder la poca paciencia que le quedaba. Trunks, por el contrario, aunque estaba molesto sabía mantener la calma, sería necesario considerando que estaba entre dinamita a punto de encender su mecha.

     —¿Selección infantil? ¡Eso es ridículo! Somos buenos deportistas—replicó el pelinegro algo ofendido. El hombre sólo rio.

     —Mira, niño, esta no es guardería, vete con tu mami a que te cambien los pañales—se giró y caminó en dirección al resto de los chicos—. Lárguense los dos.

     El de cabellera bicolor volteó a ver a Goten, quien en su rostro reflejaba un poco de humillación por haber sido tratado de esa manera. Claro, ¿cómo podría reaccionar alguien que toda su vida había entrenado, y ahora se le impedía una oportunidad sin siquiera ver sus habilidades? Frunció más su ceño y lo tomó del hombro, le dedicó una sonrisa sincera y después vio con algo de odio al adulto.

     —¿Siguen aquí? Váyanse, sólo estorban.

     Gotenks sonrió de medio lado de forma burlona, sus dientes se mostraban con cierta malicia.

     —Oblígame—todos callaron al escuchar la manera de contestar de aquel valiente joven.

     —¿Qué dijiste?—lo vio con enojo.

—Lo que oíste... ¿O es que los años te están cayendo tan rápido que ya no oyes?—agregó.

     —Escucha, enano—se agachó a su altura—. Por si no lo sabías, sólo hay una altura para la canasta, y yo no te voy a poner un banquito para que la alcances—devolvió la ofensa.

     —¿Y qué le hace creer que lo necesito?

     —Uuhhh—la mayoría hizo ese sonido ante el atrevimiento del de cabellera en punta. El adulto bufó.

     —Demuéstralo—le arrojó el balón con fuerza, a lo que lo atrapó con facilidad.

     Caminó unos pasos, hasta estar al centro de la cancha. Ni siquiera se molestó en acercarse más a la canasta, arrojó con fuerza el balón, logrando que entrara fácilmente a la red. Un silencio se hizo presente al ver el talento del más bajo.

     —¿Crees que por un tiro de suerte voy a dejarte entrar al equipo?

     —... Sí—respondió con cinismo.

     —Estás equivocado, jovencito. Te propongo algo, forma un equipo, tú y otros tres. Si tan bueno te crees en esto, entonces te será fácil competir en un pequeño partido contra un equipo de seis—lo vio con una sonrisa de puro orgullo, creyendo que por fin había ganado la discusión—. Si ganan, los consideraré. Pero si pierden, los cuatro se me largan de este lugar.

     —Pff, que sean ocho, para volverlo más interesante—dijo con cierta burla.

     —Acepto el reto, niño—estrecharon sus manos y el hombre caminó hacia la banca—. Empezamos en cinco minutos—dictó.

     El de cabellera en punta se giró a ver a Goten, quien veía con una sonrisa la escena.

     —¿Estás bien?—el menor asintió.

     —Gracias por intentar defenderme—estrecharon sus manos con fuerza, símbolo de apoyo.

     —No fue nada—lo soltó y se giró hacia Goku. Soltó un suspiro y se rascó el brazo con cierta pena—. ¿Estarías en mi equipo? Nadie más querría porque podrían perder la oportunidad de entrar por lo que hice, y como a ti no te interesaba entrar en un inicio...

     —Claro—le dedicó una sonrisa sincera—. Tú y yo somos un equipo, jamás te dejaré sólo en una batalla... Nunca lo olvides...—ambos se estaban perdiendo en la mirada del otro, mirada enamorada que sólo aparecía al verse.

     —¡Ejem!—exclamó el otro pelinegro con ciertos celos. Se colocó al lado de Goku y lo abrazó por un costado—. Goku y yo venimos en combo, si él entra a tu equipo yo también.

     —Está bien—soltó una risita al ver esa escena tan adorable del chico haciendo un puchero porque no lo invitó primero.

     —¡Genial!—estiró al pelilila de un brazo para atraerlo a sí, provocando que casi se desequilibrara—. Y Trunks viene conmigo como extra.

     —De acuerdo, empecemos a calentar—propuso y así lo hicieron, para evitar posibles desgarres musculares.

     Luego, tal como lo había determinado, el entrenador sonó el silbato, avisando que daría inicio aquel partido.

     —Espera, Gotenks—llamó el pelilila antes de que se acercara al centro de la cancha como el capitán—. Allá hay un chico de cabello rosa, él era muy bueno en este deporte, Goten y yo lo conocimos. Juega limpio, sí, pero es muy hábil. Debemos tener cuidado con él.

     —Sí, gracias, Trunks.

     Caminó y se quedó cerca del entrenador, que lo veía con una mirada llena de confianza. El menor imitó el gesto, no se dejaría intimidar por él a pesar de su autoridad. Miró al otro equipo, analizando quiénes se veían buenos jugadores.

     El muy maldito había elegido a los de mejor apariencia física para competir contra ellos. Bien, estaba bien, de todos modos podrían ganar... O al menos haría su mayor esfuerzo para ello, por Goten, por Trunks, por Goku y por él mismo.

     Un chico de cabello rosado atado en una coleta alborotada se colocó frente a él. Aquel chico tenía ojos grises muy brillantes, y una sonrisa que resplandecía. Su estatura era alta, así como la de Goku, y su piel levemente bronceada. El chico lo vio y extendió su mano, la tomó y sintió que la estrechó amigablemente.

     —Espero que tengamos un buen juego—el más bajo se perdió unos segundos en esos ojos. Después, algo sonrojado, sonrió con orgullo.

     —Obviamente lo tendrás.

     Sonó el silbato y lanzó el balón hacia arriba, por la estatura el pelirrosa pudo golpear el balón, sin embargo cayó en manos de Goten, quien al tener la pelota en manos sólo empezó a reír.

     —¿Sabes, Gotenks?—botó tranquilamente la pelota, bajo la mirada confundida de todos los del equipo contrario y del entrenador, que hacía de árbitro—. Tienes buen estilo, me gusta. Pero yo tengo el mío.

     Se dio media vuelta y sin ver hacia atrás arrojó el balón, que encestó perfectamente. Después Goten volteó a ver al de cabellera bicolor y le giñó un ojo algo coqueto.

     —Nada mal—reconoció el de cabellera en punta—. Pero mi estilo es el juego rápido.

     —Veamos qué tan rápido...

 

***

 

El juego iba avanzando, los minutos pasaban y ambos equipos daban lo mejor de sí. El equipo del ojigris, a pesar de la ventaja por número de jugadores, no le hacía frente al de Gotenks, ya que ellos tenían gran participación por parte de todos los miembros, contrario al otro.

     Un silbatazo final se escuchó. Aquel juego fue tan impactante que todos, incluso a quienes no les atraía el deporte, lo habían observado sin perder detalle, emocionándose como si de una final del campeonato mundial se tratase.

     Así, con el marcador 24 -23, se dio por ganador el equipo conformado por Trunks, Goten, Goku, y Gotenks. Algo agitados, los ganadores caminaron hacia la banca, para reposar un poco.

     —Buen juego—halagó el castaño entregándoles bebidas hidratantes, las aceptaron gustosos.

     —¿Lo... viste?—preguntó el de cabello en punta con una sonrisa, su pecho subía y bajaba con frenesí, pero estaba orgulloso de su victoria.

     —Sí. Durante el medio tiempo fui a comprar esto, y cuando volví ya no había lugares disponibles. Realmente fue un gran juego, muy bien hecho. Debo irme, tengo que... arreglar un asunto con alguien—bajó la mirada. Después la levantó con una sonrisa—. Nos vemos. Y, felicidades...

     Se terminó de despedir y se fue, dejando a los cuatro tomar aire. El entrenador se acercó con una mirada severa, no se veía contento. Al estar frente a ellos, escupió al suelo, se cruzó de brazos y miró seriamente a los cuatro.

     —Aunque ganaron ese "partido", tienen que hacer las pruebas... Les toca dentro de una hora—sin más se retiró.

     —Já, se molestó—mencionó con un poco de burla—. Gracias, chicos... Por apoyarme—agradeció sinceramente.

     —No fue nada—dijo Goten y le guiñó un ojo—. Ahora somos equipo.

     —Goten—susurró en su oído—. Basta de coqueteos.

     —¡No le estoy coqueteando!—se quejó y se cruzó de brazos.

     —No te pongas celoso, Trunks—ahora el de cabellera bicolor se metió en la discusión luego de oír aquello—. Sólo juega. Además, me gusta alguien más—bebió de aquel líquido azul, y cuando notó la mirada del azabache de cabellera alborotada entrelazarse con la suya le guiñó un ojo, ganándose un sonrojo por parte de él.

 

***

 

Sí, se la cobró muy bien. Primero fueron múltiples vueltas alrededor de la cancha, para probar resistencia... de nuevo... Luego fueron abdominales, sentadillas y lagartijas.

     Muchos ejercicios más, los cuales habían obligado a muchos a retirarse sin terminar, agotados completamente. Al final sólo quedaron cinco, pero ni así el dictador disfrazado de maestro se detenía. Hasta que por fin, luego de unas últimas quince vueltas alrededor de la cancha les mandó llamar.

     —A ver, Son Goku. Aprobado—apuntó cosas en una hoja—. Tienes agilidad, resistencia y buena altura.

     —Ah, está bien—dijo sin tantos ánimos, realmente no le interesaba tanto el equipo.

     —Bien, Trunks Brief, nada mal. Aprobado.

     —Ehm, gracias.

     —Son Goten—vio al menor que estaba como si todo aquel ejercicio realizado jamás hubiera pasado—. Vaya, es verdad eso que dicen de los niños de montaña, resisten demasiado... Aprobado.

     —¡Genial!—fue a donde estaba su pareja y primo a abrazarlos con emoción.

     —Y tú, Black... Vaya nombrecito...

     —Alias, maestro—sonrió.

     —Como sea, aprobado—al igual que los demás, le entregó una hoja.

     —Ehm, gracias—permaneció ahí, viendo con alegría aquel papel.

     —Es todo—se dirigió hacia la banca, aún con la tabla en mano y anotando cosas.

     —¿Eh?—se indignó completamente—. ¿Qué hay de mí?—lo siguió, dispuesto a encararlo.

     —Creí que era obvio—se giró a ver al joven.

     —Pff, ¿lo dice por mi estatura?—comentó sarcástico. Vio que sacaba un nuevo bolígrafo de su maleta y seguía haciendo apuntes.

     —Ten. Los espero el lunes a las cuatro de la tarde—se quitó la gorra y se la colocó al menor, quien sólo lo vio con confusión retirarse luego de entregarle una hoja.

     Al leerla pudo ver que había comentarios positivos acerca de su desempeño, aunque obviamente también otros malos por su actitud. Pero lo que terminó de agrandar su felicidad fue el leer lo siguiente:

 

"Nunca dejes que los demás se interpongan entre tú y tus sueños. Si alguien trata de impedirlo, enfréntalo. Si alguien te dice que no puedes, demuestra que se equivoca. Nunca tengas la cabeza lo suficientemente baja como para que la puedan pisar, pero tampoco lo suficientemente alta como para que la puedan cortar.

Aprende a disfrutar la vida y aceptar los retos. Siempre habrá quienes te digan que no puedes. Es ahí donde tú tienes que saber salir adelante, aunque todo se te venga en contra.

Efectivamente, eres tal como te describieron: un muchacho capaz y luchador, orgulloso pero con un corazón dispuesto a defender a quien lo necesite. Tienes buenas habilidades, pero nunca dejes que la arrogancia te ciegue.

Tienes un gran futuro, muchacho. No lo desaproveches. Ve siempre por el buen camino.

 

Atte. Maestro P. Daimaku "

 

—Gracias, maestro—susurró viendo en dirección a donde se fue aquel hombre, con una sonrisa dibujada en sus labios.

     —Ehm... Hola—saludó el pelirrosa colocándose frente a él con los brazos detrás de su espalda—. Me dicen Black... ¿Cuál es tu nombre?

     —Gotenks. Un gusto, Black.

     —Tú y tus amigos son buenos, fue un gran juego... Eres muy hábil—aduló. El menor sólo sonrió con orgullo.

     —Lo sé—después su mirada se llenó de dulzura—. Aunque debo admitir que tú fuiste el mejor elemento de tu equipo.

     —Pues... algo, sí—rascó su nuca y desvió la mirada—. Habrá una fiesta esta noche en la habitación de un amigo, ¿vienes?

     —¿Fiesta?

     —Sí, habitación doscientos veintiuno, del edificio C.

     —Mmm, no lo sé—vio en dirección a sus nuevos amigos.

     —Si te preocupan Goten y Trunks, los invité, son viejos camaradas.

     —¿Puedo llevar a Goku?

     —...—vio en dirección al azabache. Notó claramente aquella mirada llena de recelo que dirigía—. Está bien, puedes llevar a quien quieras—lo vio con una sonrisa—. Bueno, nos vemos a las diez si es que decides ir.

     —Sí, gracias—se despidieron y se acercó a los demás, que conversaban animadamente—. Valió la pena.

     —Sí—Goten se acercó y lo abrazó fuertemente por un costado—. Anda, Trunks, dime algo.

     —¿Eh?—sólo sonrió al ver que esperaba una reacción de celos—. Vamos a comer, yo invito.

     —No, gracias. Quisiera ir a descansar—negó amablemente el de cabellera bicolor.

     —Opino igual—agregó Goku—. Salgan ustedes, chicos... Merecen un tiempo a solas como pareja.

     —Pero—el azabache menor se colocó frente a él con un puchero—, ¡quiero pasar tiempo con ustedes!

     —Goten—susurró en su oído—. Lo de tiempo a solas en pareja lo dicen también por ellos, se gustan y quieren estar solos—el menor se sonrojó al escuchar esas palabras murmuradas en su oído.

     —¡Está bien! Los dejamos solos—tomó al pelilila del brazo y lo comenzó a arrastrar para irse de ahí.

     —Entendió mal—suspiró el de cabello en punta, sonriendo por verlos alejarse rápidamente, con el pelilila siendo empujado por el pelinegro.

     —No. Trunks le dijo que quería tiempo para nosotros—tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Vamos a la habitación—susurró en su oído, causándole un sonrojo.

     —Goku...—soltó su mano—. Yo no...—bajó la mirada—. Me da vergüenza hacer este tipo de cosas en público—levantó la vista con sus mejillas completamente rojas—. Vamos a la habitación—le dedicó una sonrisa y Goku correspondió el gesto.

     Caminaron tranquilamente por el campus hasta llegar a su edificio. Al entrar a su alcoba arrojaron sus playeras al suelo, acalorados por el deporte y también por el clima.

     —¿Te ducharás primero?—preguntó el azabache con una sonrisa.

     —Entra tú, necesito reposar un poco—se acostó en el suelo y extendió sus brazos.

     —Bien—sonrió al verlo y se metió al baño.

     Cuando terminó de ducharse y relajarse un poco, salió vestido con un pants únicamente, su torso descubierto aún era acariciado por gotas de agua que se deslizaban por su piel.

     —Goku—mencionó desde el suelo al verlo—. Black me invitó a una fiesta, ¿irías conmigo?

     —¿Fiesta? No lo sé, las fiesta no son lo mío, al menos no las de los que se creen universitarios...

     —Por favor—insistió y bajó la mirada—. Quiero ir... y quisiera que me acompañes...

     —No creo que sea buena idea, además, te invitaron a ti directamente—soltó aire y lo vio con una sonrisa sincera—. Ve tú, y diviértete. Y si necesitas algo o quieres que vaya por ti, llámame y ahí estaré.

     —¿Seguro?

     —Sí. Sería muy egoísta de mi parte decirte que no quiero ir y obligarte a quedarte, o acompañarte sabiendo que no podré sentirme bien y hacerte pasar mala noche. Descuida, si me aburro puedo llamar a mi hermano y hablar con él—pasó su mano por la cabellera del menor.

     —Bueno, pero... ayúdame a elegir ropa, no sé cómo...—pasó su mano por su cuello y lo vio.

     —Sí—deslizó sus dedos desde su cabellera hacia su mejilla, cuello, y después pectorales, pero al inicio de ellos el menor se puso de pie y caminó al baño.

     —Necesito ducharme—entró y cerró.

     Goku solamente sonrió, aquel sonrojo pronunciado que tuvo le fascinaba, era tan adorable cuando sus mejillas se tornaban de color carmín e inmediatamente se tornaba inofensivo.

     Pensó en ese tal Black. Suspiró con decepción al recordar la mirada que el pelirrosa le dirigía, obviamente veía con otros ojos a "su Vegeta". ¡¿Y cómo no hacerlo?! Era apuesto, de actitud agradable, muy masculino y excelente deportista.

     Su único consuelo era que sin importar lo que pasara en un futuro jamás se perdería aquella conexión que tuvieron desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron, desde que sus manos se tomaron y que sus labios se volvieron beso.

     Se recostó en la cama y colocó sus brazos detrás de la cabeza. Cerró los ojos y respiró hondo, recordando los buenos momentos que había pasado con Vegeta antes del accidente, y ahora estaba sumándole más recuerdos agradables como el de esa tarde.

     Escuchó la puerta del baño abrirse, pero no abrió los ojos, siguió pensando con tranquilidad. También oyó cómo corría las cortinas, posiblemente tapando las ventanas. Después el sonido del seguro de la puerta. Por último, los resortes del colchón propio siendo presionados por un peso que se colocaba a un lado suyo. Fue ahí cuando abrió los ojos y se dio cuenta del menor sentándose en su abdomen con sus piernas a cada lado.

     —¿Qué haces?—preguntó con una sonrisa. Después lo vio detenidamente y notó que sólo llevaba un bóxer azul puesto, su torso estaba descubierto y sus hombros anchos se podían apreciar por la luz que seguía encendida.

     —Nada, sólo pensé que te gustaría verme así—sus mejillas estaban completamente rojas, pero se veía gran determinación en su rostro—. Sólo quería decirte que tú... tú puedes... si quieres...—cerró los ojos fuertemente y lo tomó de su mano.

     La guio a su pecho, y se acarició el mismo con ella, deslizándola desde su pectoral hasta su abdomen, ahí fue cuando Goku se detuvo y la quitó. Tomó al menor de la cintura y se sentó, haciendo que él terminara sobre sus piernas. Ya de frente y a pocos centímetros de distancia le dio un dulce beso en los labios.

     —Tú también tienes todo derecho de tocarme... Siempre lo tendrás...—le susurró el azabache en el oído al menor, quien aceptó inmediatamente y acarició la espalda fornida del más alto.

     —Goku, yo... Estoy enamorado de ti—confesó viéndolo a los ojos.

     El pelinegro no se sentía en libertad de decir lo mismo, algo en su interior le decía que no lo hiciera. Por eso, en lugar de mentirle diciendo que él no, o de admitirlo diciendo que sí, únicamente se permitió besarlo con mayor pasión, introduciendo su lengua en su cavidad bucal y tocando con una mano su pecho, mientras la otra la reposaba en su cintura.

     El de cabellera en punta no se quedó atrás, tomó un poco de iniciativa y lo empujó levemente, quedando encima de él. Con un poco de vergüenza se acercó a su cuello y repartió tiernos besitos por la extensión de éste. Lo besó nuevamente con sus ojos cerrados, dejándose llevar por la situación.

     Comenzó a mover sus caderas intencionalmente, haciendo que sus miembros se rosaran aún con la ropa puesta, haciendo que su temperatura se fuera elevando y el ambiente en torno a ellos se calentara. El mayor correspondía las caricias, aunque dejaba que fuera el menor quien, como todo hombre, tenía instintos de dominante y quería llevar las riendas.

     Así fueron unos minutos, entre beso y beso ambos despacito fueron acariciando sus pieles por primera vez. Se decían al oído lo que les gustaba del otro, sin que el menor abandonara su movimiento de caderas.

     Cuando sus miembros ya estuvieron erectos a causa de los constantes roces, y que se marcaban en su ropa, Goku tomó las riendas de la situación. Con su respiración agitada y su frente perlada de sudor, de un rápido movimiento invirtió sus posiciones, quedando arriba ahora. Tomó las rodillas del menor y flexionó sus piernas, las colocó a cada lado y se inclinó más hacia adelante, retomando sus labios con las piernas del menor flexionadas contra su pecho.

     Ahora él era quien llevó el ritmo, movía sus caderas para que sus entrepiernas se rosaran, su cadencioso vaivén les permitía sentir el miembro endurecido del contrario, sintiendo el placer de sus caricias reflejado. El mayor se acercó al cuello del más bajo y succionó su piel.

     —Mgh—gimió al sentir el chupetón.

     —Me gustas demasiado—le dijo al oído al dejar la marca.

     —Tú... también...—hizo lo mismo, marcando su piel cada vez más sensible por la situación.

     Sus bocas volvieron a unirse en una, mientras aquel molesto rechinar de los resortes del colchón hacía eco en la habitación. Goku colocó su mano por su pecho hasta su abdomen, bajó más y acarició sus entrepiernas con la tela de su vestimenta, tocando con ritmo y fluidez, ejerciendo algo de presión en sus testículos y apretando un poco para estimularlo más, mientras escuchaba los suspiros que se escapaban de su garganta como gemidos ahogados.

     Así, con ambos en aquella posición, sin necesitar de un contacto directo de piel contra piel, ambos se corrieron, llenando de fluidos sus vestimentas.

     Tomaron aire, intentando relajarse. Goku se acostó a su lado, así el menor pudo acostarse sobre él, sintiendo el latir de su corazón agitado y su pecho subir y bajar a causa de su respirar.

     —Me gusta estar contigo, Goku... Lamento todo lo que dije... Por favor, no me vuelvas a dejar.

     —Nunca más lo haré—le besó la cabeza y lo abrazó. Lo cubrió con las sábanas y lo dejó descansar—. Nunca más te dejaré, Vegeta...—pensó.

Notas finales:

Goku está muy seguro de que es Vegeta, demasiado. Pero, ¿estará en lo correcto?

-¿Black trama algo, o por qué su interés en él? Y si le interesa de otro modo, ¿"Gotenks" accederá o le será incondicional al Goku?

-Goten coqueteando XD Lo siento, pero tenía que hacerlo.

-Trunks está analizando a Gotenks y su comportamiento, ¿a qué conclusión llegará?

Disculpen si hay errores, mi cel no tiene revisor de ortografía y gramática.

Me gustaría saber sus teorías O.o Sobre qué creen que pase en el futuro de este fic, o sobre Gotenks y su procedencia.

 

È tutto.

Arrivederci, amici miei.


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