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Just a little bit of your heart por Na Na

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Notas del capitulo:

Hola a todos.

Tiene a la canciónd de Ariana Grande como OST, pero no la usé literalmente.

Aclaraciones al final.

Disfruten de la lectura.

Just a little bit of our heart

Creyó que sería buena idea salir. Distraerlo un poco del trabajo, de la rutina, de los problemas. Además que sería una buena manera de acercarse más a él.

—Sólo a la feria y ya —le decía por el teléfono esperando una respuesta positiva.

—No sé, SungMin. Tengo trabajo que hacer y…

—No, cero trabajo. Es sábado. Anda, di que sí —y repitió lo último un par de veces hasta que el menor aceptó.

—Pasaré por ti en veinte minutos —y colgaron.

SungMin se apresuró a vestirse con algo más adecuado que un pantalón de pijama y una camiseta manchada. Un pantalón de mezclilla negro, una camisa azul y una zapatillas converse y estaba listo. Fue hasta el baño y se miró al espejo. Se arregló los cabellos rubios hacia un lado, intentando que no se vieran tan rebeldes. Una llamada de SiWon lo hizo bajar no sin antes tomar su billetera, y su teléfono. Y una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola —se subió al auto, SiWon lo saludó y arrancó al sur de la ciudad—. Te agradezco que hayas aceptado salir.

—Yo te lo agradezco a ti. En verdad, un poco de aire fresco no me caería mal —y le sonrió mirándolo y luego a la carretera.

SungMin sonrió pensando que sería un gran día, uno de esos en los que nada puede ir mal. Incluso habían ido cantando en el trayecto hasta la feria.  Sin embargo, el tráfico que había para poder estacionarse le decía otra cosa. Estuvieron quince minutos estancados hasta lograr avanzar y conseguir un lugar.  Una vez fuera del auto el sol abrasador los recibió y también la larga fila para comprar un boleto.

—Ah, hace demasiado calor —SiWon tomó a SungMin de la muñeca y se apresuró a ir a la taquilla cuando fue su turno.

—Dos boletos —soltó a SungMin, sacó su billetera, pagó a la chica, tomó los boletos, la muñeca de SungMin y se acercó hasta la entrada.

Le dio los boletos al hombre con cara de pocos amigos que estaba ahí y se acercó al ventilador que había. El aire los refrescó durante los segundos en que el hombre rompía los boletos por la mitad y les entregaba una de ellas, para luego presionar un botón y dejarlos pasar. Sin soltar a SungMin lo llevó a la tienda más cercana, entraron y el aire acondicionado los golpeó suavemente. Suspiraron complacidos y SiWon caminó hasta el refrigerador más cercano. Abrió el aparato y tomó dos botellas de agua helada, para luego ir al mostrador y pagar por ellas. Sólo entonces soltó al mayor. En unos instantes SiWon se bebió la mitad de la botella.

—Bueno, creo que ya no hará tanto calor —y miró a Min con una sonrisa.

El mayor le correspondió y salieron del lugar para ir a los juegos. El sol había amainado un poco por lo que el calor se sentía menos. Con la mitad del boleto se acercaron hasta otra taquilla reclamando los tickets para las atracciones. Uno para cada atracción, quince en total.

— ¿A qué quieres ir primero? —preguntó SiWon bebiendo de su botella un poco más y entregando a SungMin sus boletos.

—Vayamos a la montaña la rusa —SiWon asintió y siguió a SungMin a través de la multitud terminando su botella de agua y deseando otra.  Halló un bote de basura y depositó su botella en él. Cuando llegaron al juego, la cola no era tan larga, algo que SiWon agradeció ya que podían esperar en la sombra.

—Nos sentamos primeros —le dijo el mayor con emoción.

SiWon abrió los ojos del susto.

—No —y lo miró.

— ¿Por qué no? —y ahí estaba SungMin en su faceta de inocente.

—Porque no. Ya con subirme aquí es mucho, no me sentaré  adelante —y se giró, se cruzó de brazos y puso la cara más seria que pudo.

—Ándale —y SungMin puso la cara más tierna que pudo, pero SiWon siguió sin inmutarse—. Por favor, hay que sentir la adrenalina del juego —dijo con ímpetu—. Si no nos sentamos adelante no será muy divertido —y SiWon siguió serio—. Oh, de acuerdo —e infló los cachetes, se cruzó de brazos y se giró dándole la espalda al menor.

SiWon lo miró y no pudo evitar sonreír. SungMin podía ser un niño cuando quería. Suspiró algo divertido y se rindió. Aceptó ir adelante diciendo que sería la primera y última vez que lo haría. SungMin sonrió y luego soltó sus brazos. Unos cuantos segundos más y el carrito de la atracción llegó. Todos se bajaron, unos asustados, otros divertidos y uno que otro queriendo subirse de nuevo. SiWon tragó, con la garganta repentinamente seca, y siguió a Min.

—Boletos —SungMin entregó dos boletos de los suyos y esta vez fue su turno de tomar a SiWon de la muñeca.

Después de dejar todas sus pertenencias en una caja (celular, billetera, boletos y botella de agua) se sentaron al frente.

—No pasará nada —SungMin intentó tranquilizarlo.

Les pusieron el seguro correspondiente y esperaron un poco hasta que todos los asientos estuviesen ocupados. SiWon pensaba que había sido una mala idea subirse en ese juego. No es que las alturas le dieran miedo, pero temía que en cualquier momento algo se dañara. Eso siempre pasaba en las películas. El carrito se empezó a mover segundos después. SiWon tomó de la mano a SungMin y la apretó. Tenía miedo. SungMin sonrió y lo miró. Su cara de asustado lo hizo reír y SiWon trató de calmarse. Cuando vio que empezaban a subir un escalofrío le recorrió la espalda.

—SungMin, quiero bajarme —sacudió la mano de su acompañante.

—Ya casi llegamos a la cima, espera.

—No me refiero a esa bajada —lo miró asustado y antes de darse cuenta el carrito descendió por los rieles.

SiWon sólo cerró los ojos y apretó la mano de SungMin. Y también gritó. Podía escuchar a SungMin reír y abrió los ojos. El mayor se veía feliz. Miró entonces hacia al frente tratando de divertirse, pero se arrepintió. Los cerró con fuerza de nuevo y siguió gritando. Podía escuchar como SungMin se divertía y reía. Se preguntó cómo alguien puede disfrutar de un juego como ese.

Luego de una eternidad el carrito dejó de moverse.

—Ya puedes abrir los ojos —y primero abrió uno y luego el otro. Soltó la mano de SungMin y salió disparado una vez que el seguro fue retirado aferrándose a una valla—. SiWon, tranquilo —SungMin rio y se acercó con sus cosas y las de él, pero lo primero que le dio fue su botella de agua y  SiWon la bebió por completo—. Bueno, vamos a otro juego.

—Espera, necesito recuperarme —su respiración era agitada.

—Bueno, entonces haré fila para subirnos otra vez —y antes de que diera otro paso el menor lo llevó fuera de la atracción de la muñeca. Min sonrió divertido y cómplice a la vez.*

— ¿A dónde quieres ir ahora? —preguntó SiWon depositando la botella en un contenedor de basura y tomando sus pertenencias.

— ¿Mejor? —SiWon asintió—. ¿Seguro? —y el menor sonrió mostrando una hilera de dientes perfectos.

Min sugirió la rueda moscovita, pero SiWon negó alegando que no se subiría a ningún otro juego ruso. Entonces SungMin dijo un juego de puntería y Won asintió. Se acercaron a un stand y Won dio el boleto correspondiente. A cambio le dieron tres pelotas de ping pong y las lanzó hacia el botón que había al final. Si le daba al botón, un muñequito de madera caía al agua. SungMin lo apoyaba cada que lanzaba una pelota, pero en sus tres intentos los falló todos por lo que dio otro boleto y recibió otras tres pelotas. Esta vez le dio con la última.

—Había que calcular bien el ángulo y la distancia —le dijo al mayor, quien lo golpeó en el hombro riendo y contagiándolo.

—Escoja un premio —y sin pensarlo tomó un conejo de peluche, agradeció al hombre y le dio el animal de felpa a SungMin.

—Un pequeño tú —y sonrió.

El mayor sonrió enternecido, le agradeció el gesto y acarició el peluche.

—Bien, y, ¿ahora qué? —SiWon estaba alegre. Haber salido con SungMin había sido una buena idea. El sol ya no quemaba como antes y aire fresco corría por el lugar.

—Un algodón de azúcar —y ambos sonrieron, SiWon contagiado por SungMin.

Se acercaron hasta el carrito del dulce y compraron uno color rosa muy grande. SungMin lo iba a pagar pero SiWon insistió. Caminaron un poco y SiWon tomó del dulce.

— ¡Yah! Es mío —y SungMin movió el algodón lejos de las manos de SiWon.

— ¡Pero yo lo compré! —y SungMin empezó a reír. SiWon se contagió de la risa del mayor intentando coger del dulce de nuevo. Intentó varias veces, hasta que al final SungMin lo dejó tomar un poco. Movió su cabeza, riendo, y luego se fijó en algo en específico.

Lo que vio lo dejó helado.

Min se fijó que el mayor dejó de reír así que lo miró atento. Reparó en que miraba fijamente a un lugar en concreto por lo que él también vio en esa dirección y su risa también se esfumó. A lo lejos, KyuHyun y YeSung estaban caminando tomados de la mano y sonriendo. SungMin regresó a ver a SiWon quien tenía la mirada baja. Suspiró triste y agachó la mirada.

—Vámonos —susurró el menor y sin esperar respuesta empezó a caminar.

SungMin suspiró de nuevo y lo siguió. Las ganas del algodón se le habían quitado y los boletos de los juegos ya no le servirían así que se los regaló al primer niño que vio. Aceleró el paso al ver a SiWon algo lejos y lo siguió de cerca, mas no a su lado. El conejo iba colgando de sus manos mientras él caminaba en silencio hasta el auto del menor. SiWon lo desbloqueó y SungMin entró después de él, se abrochó el cinturón y sintió el auto avanzar.

Todo el camino fue en silencio. Un silencio incómodo.

Creyó que sería bueno salir. Hacer que se distraiga del trabajo, los problemas, la rutina. Y además sería una buena excusa para estar más cerca de él. Pero no contó con que KyuHyun estaría ahí. Se suponía que quería que lo olvidara, pero el chiquillo del demonio aparecía arruinando sus planes. Se mordió la lengua tratando de no soltar un improperio.

Siguió mirando por la ventana ignorando a SiWon que no hacía más que suspirar. Llegaron a su edificio y se desabrochó el cinturón. SiWon lo llamó pero Min no quiso escucharlo. Salió del auto dejando el conejo y cerrando la puerta con algo de fuerza y caminó directo al living, saludó al portero, a la recepcionista y se dirigió a las escaleras. Si usaba el ascensor las ganas de llorar le ganarían pero si se mantenía en movimiento no pasaría nada. Después de seis pisos llegó al suyo, sacó su tarjeta, ingreso su clave, entró al departamento y se dejó rodar por la puerta. Y lloró dejando salir toda la ira que tenía.

¿Era tan difícil conquistar a SiWon? Mientras el mocoso siguiera en su corazón lo sería. Su teléfono sonó, lo sacó del bolsillo y al ver el nombre de SiWon lo lanzó contra la pared.

En cambio el menor trataba de llamar a Min para disculparse por arruinar el lindo día que tenían. Miró al conejo y marcó de nuevo al mayor. Miró al animal de nuevo y suspiró tras colgar.

—Lo lamento, Min —y se levantó del sofá dejando, por segunda vez, solo a un conejo.

Notas finales:

*Se supone que es la primera ez de SiWon en la feria, y no sabe que los boletos están para cada una de las atracciones, no pueden ser usados en algún otro juego. En la vida real creo que no es así, pero bueh...

Al inicio, pretendí usar la canción de manera literal, pero la historia se fue por otro lado, y terminó en lo que leyeron.

Escogí la canción porque, SungMin quiere conquistar a SiWon, ganarse una parte de su corazón, pero como el Cho sigue ahí, no puede. El coro es perfecto para la situación...

No me quedó cómo quería, pero ni modo.

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