La puerta de la casa de Mitch se cierra, sin dejarme decir algo más. Me quedo ahí unos momentos más, pensando en sí debería ir o volver a mi casa. Estoy muy desesperado por lo de la nueva niñera, que de verdad agradecería mucho si Mitch pudiera cuidarle.
.- ¿papá?- Enzo está en la mesa, con sus útiles escolares esparcidos por ella.
.- ¿tienes mucha tarea?-
.- no…- voy a la habitación para ponerme ropa más informal, y luego me pongo a lavar los platos de la comida.
.- Enzo, mañana tendré que trabajar por la tarde. Me han dicho que no puedo tener más permisos en un tiempo, tenemos que conseguir una niñera.-
.- ya puedo quedarme solo.-
.- sería irresponsable de mi parte hacer eso. Aun no tienes ni diez años, y si te pasar algo mientras no estoy… estaría más tranquilo si alguien te cuidara.-
.- está bien. ¿Me quedare yo solo unos días? Aun no tienes una niñera.-
.- dime, ¿Qué te pareció Mitch?-
.- no lo sé. ¿Qué dijo de mí?- yo suelto una risa.
.- nada. Hable con él hace unos momentos, él te cuidara en lo que encontramos una niñera.-
.- no. Consigue alguien más.-
.- no puedo conseguir alguien más para mañana, Enzo, solo serán unos días. Debo asegurarme de que la persona que te cuide sea una buena persona.-
.- papá…-
.- ¿quieres que vayamos a hablar con él?- Enzo me mira. Para ser sincero a pesar de que es muy inteligente, Enzo es también inseguro. Ha sufrido mucho a casusa de su heterocromia, que le cuesta confiar en las personas. Tiene que estar seguro de que las personas a su alrededor no se sientan incomodas por su apariencia para poder abrirse un poco con ellas.
.- no lo sé.-
.- yo iré esta tarde a hablar con él, aun podría cambiar de opinión.-
.- es extraño. Y no me gusto la forma en que llego a casa.- yo suspiro. Sé que Mitch quizá no sea la persona más apropiada, pero la forma en que me dio todo ese discurso sobre la responsabilidad y el hecho de que se quedara por Enzo, me dice que aunque parezca algo irresponsable y sea también un poco irrespetuoso, en realidad tiene un buen corazón.
.- debemos darle una oportunidad. Además, solo sería por unos días.-
.- lo pensare.- Enzo vuelve la vista a sus libros. Siempre he sido muy permisivo con Enzo, y si esta fuera otra ocasión, de seguro aceptaría el no pedirle a Mitch que cuide de él. También, de no haber visto con mis ojos lo que paso, tampoco yo se lo pediría. Las anteriores que he visto a Mitch, me parecía una persona algo desobligada, siempre con ropa moderna pero desarreglada, el cabello largo, y en más de una ocasión le vi fumar. Además, tiene una motocicleta.
.- volveré enseguida.- digo, dirigiéndome a la puerta. Enzo no voltea a verme, pero sé que me escucho. No hay nada más que hacer.- sabes dónde estaré.- es mi despedida momentánea. El complejo de apartamentos no es muy grande, y la acera conecta con los cinco departamentos ubicados en esa área. Toco varias veces en la puerta de Mitch.
.- ¿Si? ah, de nuevo tu.-
.- quisiera hablar contigo ¿tienes tiempo?- Mitch suspira, entrando. Tomo ese gesto como una invitación, así que entro, cerrando la puerta.
.- si te olvidaste de eso de la niñera y ya no cuidare del niño, no me molesta.- me dice, sentándose despreocupadamente en el sofá.
.- no, de hecho quería aclarar todo este asunto.-
.- aah, como digas.-
.- quisiera saber un poco más de ti, solo para hacer sentir más cómodo a Enzo. Él es muy especial.-
.- aja ¿Y? ¿Me harás una entrevista?-
.- solo necesito que me cuentes un poco de ti.- repito. Mitch suspira.
.- no quiero hacer esto, solo porque no puedo dejar que un niño se quede solo en casa.- su tono es cansino, y me hace sentir un poco culpable. Ni siquiera le pregunte su podía cuidarle, mucho menos si quería hacerlo.
.- no tienes que hacerlo… lamento mucho esto, ni siquiera pedí tu opinión sobre esto. Debes pensar que soy una persona aprovechada.-
.- no pienso eso. Y dije que lo haría, no conseguirás otra niñera pronto, no me queda de otra. Considéralo un favor.-
.- muchas gracias.-
.- y puedes decirle a tu hijo que estudio, no tengo mascotas y ya.- no puedo evitar enarcar una ceja ante lo escueto de la respuesta.- ¿Qué? Tampoco quiero contarte toda mi vida, solo voy a cuidar de tu hijo.-
.- y por eso mismo quisiera saber con quién lo estoy dejando.- él suspira, pasándose una mano por el cabello.
.- vale. ¿Cómo que quieres saber?-
.- ¿Cuántos años tienes?-
.- veinticinco.-
.- mencionaste que estudiabas…-
.- último año de especialista en atención pre-hospitalaria… Paramédico.- me dice con expresión aburrida cuando no entiendo a que se refiere.
.- ah, ya. Eso es estupendo. De seguro Enzo se sentirá más seguro con eso… hablando de eso, ¿te incomodo su apariencia?-
.- ¿eh? ¿Te refieres a sus ojos? No, es inusual, pero la verdad me da igual. ¿Tengo que ir por él a algún lado?-
.- no, no. El autobús escolar le traerá.-
.- ¿a qué hora?-
.- poco después de las dos. Yo regreso a las seis…y bueno, Enzo es muy susceptible a las críticas o comentarios sobre sus ojos, procura evitarlas pues le han hecho algo inseguro con las personas.-
.- ¿algo más? Si eso es todo, tengo cosas que hacer.- su intento de echarme de su casa no es muy sutil. A decir verdad, nada es muy sutil con Mitch.
.- solo ¿Cuál es tu nombre completo?-
.- Mitchell Taylor. Ahora…-
.- está bien…. muchas gracias.- digo, saliendo ya del departamento. Cuando tenga algo de tiempo libre me pondré a buscar una niñera para Enzo, mientras tanto, esperare que todo salga bien con Mitch.
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El día se me ha hecho realmente lento. Hace un tiempo que he quedado sin clases, y no tengo tampoco turno en las prácticas hasta la semana siguiente. Termine mis reportes y todo, y estoy mortalmente a-bu-rri-do.
.-oye, Mitch, habrá una fiesta en casa de Wen.- la puerta del aula se abre, y eso es lo primero que escucho.
.- ¿en serio?- me levanto ilusionado.
.- si, de hecho, la fiesta comenzara a la salida, hasta que todo mundo quede inconsciente.-
.- ¡esas son mis favoritas! ¿Qué esperamos?- digo, metiendo todo de cualquier forma en la mochila. Mis amigos ríen, mientras nos dirigimos a la salida. A pesar de que mi motocicleta es uno de mis orgullos, no la llevo a la escuela, así que siempre que hay una salida con mis compañeros, voy en uno de los autos.
.- esta será una de las fiestas más épicas del año.- cuando estoy a punto de subir al auto, recuerdo entonces que tengo algo que hacer.- ¿Mitch?-
.-… no puedo ir…-
.- ¿Qué?-
.- no puedo ir…yo tengo que… cuidar de un niño.- murmuro sombríamente. Mis tres amigos me miran con cara de incredulidad antes de ponerse a reír. Yo suspiro, sacando mi mochila del auto.
.- ¿es en serio?-
.- desgraciadamente sí. Cuidare del mocoso de mi vecino.- digo, poniendo una cara inexpresiva.
.- suerte con eso. Te contaremos como fue la fiesta.- y se marchan. Camino de regreso a la parada de autobús, reprimiendo mi molestia. ¡Me perderé una fiesta por cuidar de un mocoso que ni conozco! Ah, maldición…. Y maldita la hora en que me decidí a estudiar esto, ahora no puedo quedarme tranquilo sabiendo el tipo de accidentes que ocurren por dejar a niños solos. ¡Pero si esto es culpa de mi vecino!
.- ah, maldición.- murmuro, dejándome caer en la banca. Jamás volveré a hacerle un favor a alguien. No solo olvide que tenía que cuidar del niño, sino que además, ya voy tarde.
Afortunadamente cuando llego, el mocoso aun no llega. Guardo mis cosas y dejo la puerta abierta, esperado ver el dichoso autobús escolar que me condenara a algunas horas de convivencia con un niño que no conozco. Sí, me quede una noche en su casa porque él tenía miedo. Si no hubiera despertado esa noche, tampoco estaría en este problema.
Gimo, con deseos de estrellar mi cabeza en cualquier lado. Y es cuando el autobús amarillo de detiene en la esquina. Y ahí está, el motivo de mi desesperación, caminando hacia acá, con una gran mochila amarilla. ¿Qué tan difícil puede ser cuidar de un niño?
.- no quiero que me cuides.-
.- ¿eh?-
.- No necesito que me cuiden. Puedo hacerlo solo, solo digámosle a mi papá que si lo hiciste.- arqueo una ceja, inclinándome para quedar más a la altura del mocoso.
.- ¿sabes? Eso realmente seria genial… pero desgraciadamente no puedo dejarte solo, así que no pierdas el tiempo.- añado mientras me enderezo de vuelta. La expresión de alivio que había comenzado a poner se desvaneció con mis palabras.
.- no quiero.- inflando un poco las mejillas, sigue caminando, pasando de mí.
.- oye.- murmuro, frunciendo el ceño. Me es fácil estirar la mano y sujetarle de la mochila para comenzar a caminar arrastrándolo tras de mi.- Yo tampoco quiero, pero ninguno tiene opción, entra y ponte hacer algo.- digo, cerrando la puerta.
.- ¿Qué haces? ¡Déjame salir!-
.- no. Estarás aquí hasta que llegue tu padre, y por lo que más quieras, no te pongas a llorar.-
.- no voy a llorar.- murmura, sacándose los tirantes de la mochila y dejando que todo el peso caiga sobre mi brazo.
.- ¡¿Qué demonios traes aquí?! ¿Rocas?-
.- libros. Deberías leer uno algún día.- ¿en serio este niño se está burlando de mí?
.- oye, mocoso ¿Quién crees que soy? No llegas a la universidad sin leerte unos buenos libros. Así que ponte a colorear y calla.-
.- yo no coloreo.- refunfuña, ah ¿Qué le pasa a este niño? Decido ignorarle y me voy a sentar al sofá, frotándome los ojos. No han pasado ni cinco minutos y ya estoy estresado por un niño de ocho años.
.- ah, debí irme a la fiesta.- murmuro.- solo échate en el suelo y haz algo.-
.- no soy un perro.-
.- ¿no tienes algo que hacer? ¿Tareas?- solo recibo una negativa.- ¿y que se supone que hacen ahora en las escuelas?-
.-estudiar. Pero adelante los trabajos de mañana.-
.- umm. Entonces ve la televisión.-
.- no me gusta, te echa a perder el cerebro.-
.- ¿en serio?... bueno, entonces haz lo que quieras. Si desordenas algo lo ordenaras antes de irte.- le digo, recostándome en el sofá y sacado mi celular. Siempre y cuando este aquí, da igual lo que haga o deje de hacer el mocoso. Sin embargo, no pasa ni media hora cuando soy interrumpido de mi distractor.
.- estoy aburrido. Haz algo.-
.- ¿Y qué quieres que haga? ¿Bailar?- digo, sentándome. La verdad yo también comienzo aburrirme. Cuidar de un pez sería mucho más entretenido. Pensándolo mejor, está bien que Enzo sea así, de otra manera estaría detrás de él diciéndole que deje de ensuciar o tirar mis cosas. El niño a penas y se movido en el rato que hemos aquí.
.- no lo sé. Se supone que debes cuidarme, no estar distraído.-
.-no estoy distraído, además, sigues estando bajo supervisión adulta.- él solo me mira, con su ceño fruncido y los labios apretados.- ya, da lo mismo. ¿Qué hacían las niñeras?-
.- íbamos a caminar.-
.- ¿Salir, contigo?... Siempre y cuando no salgas corriendo o quieras que te compre algo.-
.- no hare eso.- murmura, y por primera vez se hace se hace un ambiente incomodo en el sala. Enzo parece ahora inseguro, y me hace recordar lo que me había dicho Nash sobre apariencia. Mi intención no es insultar de esa manera al niño, yo lo decía por su forma de ser y no por su apariencia física. Aun así no me molestare en disculparme.
.- mas te vale o no te volveré a sacar.-
.- ya te dije que no soy un perro. No me trates como uno.- yo suelto una risa, levantándome.
.- tratare de recordarlo.- le digo, tomando mis llaves.- ¿a qué hora regresa tu padre?-
.- a las seis.- y ahora ¿De qué supone debo hablar con este mocoso? Estoy acostumbrado a hablar de todo tipo de temas, tengo que hacerlo si quiero tener más clientes y por lo tanto, ganar más dinero. Nunca he hablado con un niño de ocho años que no ve televisión. Suspiro, cada vez más convencido de que esto fue un error. Enzo camina a un lado de mí aunque no tengo idea de a dónde ir y solo camino al azar.
.- ¿quieres uno?- pregunto al ver como mira anhelante un carrito de helados.
.- papá no me deja comer mucha comida chatarra.-
.- ¿comida chatarra? Pero si solo son helados. Ah, no creas que hago esto solo así, espera aquí y no te muevas.- le digo, dirigiéndome al carrito de helados. A mí no me gusta mucho el helado, por lo que me limito a comprar uno sencillo de vainilla. Enzo se sentó en la banca que le señale y ahí siguió.- toma.-
.- ¿está bueno?-
.- cómelo.- le digo, sentándome, sin prestarle mucha atención. De reojo alcanzo a ver que se lleva la cucharilla a la boca. No me dice nada pero sigue comiendo. Al menos sé que le gusto.- tu padre no me dijo que debía y que no hacer contigo.- le digo.
.- eso es porque yo sé que debo y que no hacer.-
.- ¿en serio?- pregunto con burla.- porque no parece que te dejen comer helado.- un pequeño sonrojo aparece en las mejillas de Enzo y yo rio.- volvamos ya, casi son las seis y yo tengo otras cosas que hacer.-
.- ¿Por qué me cuidaste? No pareces estar de acuerdo.-
.- porque tu padre es un irresponsable que no consiguió niñera y no puedo consentir que un menor se quede solo.-
.- mi padre no es irresponsable. Está muy ocupado. Y no elige a cualquier persona para cuidarme, excepto tú.-
.- yo no soy cualquier persona.- mi voz se eleva un poco. Esta vez Enzo es quien ríe.- y no deberías burlarte de los adultos.- no obtengo respuesta. Tampoco digo más. Enzo tira la basura en uno de los botes de la calle y poco después llegamos de regreso al departamento. Enciendo el televisor y me siento en el sofá, Enzo se queda en la mesa con unos libros que saco de la mochila. A las seis quince, llaman a la puerta.
.- hola.- y por fin, mi trabajo de niñera ha terminado por ahora. Enzo llega a la puerta, sus cosas ya guardadas.- ¿le diste problemas a Mitch?- Nash le despeina el cabello, sonriéndole amablemente.
.- no.- dice, pasando su mano por las partes de desordeno su padre en su cabello. Después de eso, sale de mi casa sin decir más.
.- ah, es bueno que llegaras, es realmente…- no digo más, pero me reclino en la puerta soltando un suspiro
.- lo siento, Enzo puede ser algo especial.-
.- ¿algo?- contradigo. Nash sonríe avergonzado. Viendo como es el niño no me extraña que le cueste conseguir una niñera.
.- ¿cuento contigo para mañana?- me dice, extendiéndome algunos billetes. No puedo evitar reír. Usualmente recibo dinero por otras cosas, no por cuidar niños.
.- sí, sí.-
.- espero que sea suficiente ¿quieres venir a cenar?-
.- quizá en otra ocasión.- respondo, entrando en mi departamento.- pero gracias de cualquier forma.- termino de cerrar la puerta. Miro la hora, pensando en que quizá aún logre llegar a la fiesta... pero no tiene caso, no será igual, además, me siento cansando.- insuficiente- murmuro, contando la cantidad de dinero que me dio Nash.- con ese niño, no es suficiente.-digo en voz alta, dejando el dinero en la mesa y yendo a la habitación. Me daré un baño y me pondré a dormir hasta que suene mi alarma de nuevo.