CAPITULO 1
De los muchos hechos y personas que pueblan el mundo, un factor ineludible es el sexo, el mundo, el animal y el humano existen hoy gracias al sexo, sexo sin amor, consensuado, a la fuerza, sexo por amor, sexo por despecho, rápido, lento, salvaje, el sexo siempre sería algo ineludible.
Minos Griffon sabía muy bien esto, a sus 25 años tenía su sexualidad resuelta. Gozaba de los placeres que la carne brinda, desde su primera vez allá en sus años de adolescencia comprendió dos cosas primero: que un hombre podía excitarlo al igual o más que una mujer y segundo más que el dinero o cualquier otra cosa banal, el sexo, el poder que este brindaba sobre otros sería algo que lo apasionaría toda su vida.
Iba tarde para su trabajo, algo inusual en él ya que en lo que respectaba en sus deberes era alguien muy puntual, pero ese día su mejor amigo había quedado en recogerlo, su auto había sufrido una avería por lo cual estaba en el mecánico. Pensaba cuanto iba a costar el arreglo cuando su teléfono sonó. - ¿Qué esperas para bajar, o también debo subir por ti, princesa? - ¿No crees qué es muy temprano para decir tantas sandeces? Bajo en un minuto. El auto se encontraba a la salida del edificio, un flameante convertible rojo, en el interior un joven de 26 años de cabello y ojos negros, bastante apuesto lo esperaba adentro, mientras Minos decía para sí que Thanatos jamás cambiaría, siempre le había gustado mostrar cuanto poder y quien tan importante y ese auto y la ropa de gran marca que siempre usaba eran una muestra de ello. Se acomodó en el asiento del copiloto, era una suerte que ambos trabajaran para la misma empresa, Minos se desempeñaba como publicista y Thanatos era uno de los gerentes de la gran empresa Tártaro, una de las más grandes de Atenas, ninguno de los dos eran originarios de las tierras griegas, Minos provenía de Noruega y Thanatos de Alemania. Se habían conocido desde pequeños, la familia Griffon mantenía negocios con la familia Averno, pasó el tiempo y la amistad entre ellos creció incluso cuando el padre de Thanatos, Hades decidió enviar a Thanatos y a su hermano Hypnos a Grecia a estudiar, para que fueran los nuevos gerentes de sus empresas en todo el territorio griego, Minos decidió ir con él a estudiar a una universidad ateniense, pues decía él ya había aprendido todo lo que quería saber sobre la gente de esas tierras. Sus años universitarios fueron salvajes llenos de excesos se habían vuelto compinches, Hypnos también iba a esa universidad pero al no compartir los exóticos gustos de su hermano permitía que se divirtiera con Minos, los dos sacaban partido de su buena apariencia y poder monetario para asistir y hacer fiestas en el campus, alcohol, drogas y sobre todo sexo no podían faltar, Minos siguiendo a su curiosidad innata seducía a todo el que se le apetecía acción que Thanatos repetía, nunca habían tenido una pareja como tal, según ellos les impedía disfrutar de los variados placeres que varios pueden ofrecer; siguiendo este pensamiento experimentaron con hombres y mujeres, formaron tríos e hicieron parte de numerosas orgias, probaron el sexo bajo el efecto de las drogas y traspasando la frontera del dolor ingresaron al mundo del sadomasoquismo, después de su estadía en la universidad no solamente se graduaron como profesionales comunes, también eran unos expertos en el área del placer.
Durante todo el camino hablaron de temas banales, cuando por fin llegaron a sus oficinas no había mucho por hacer, puesto que mucho del trabajo ya había sido adelantado, llego la hora del almuerzo decidieron ir a un restaurante cercano uno que les gustaba mucho, el camarero tomo su orden, mientras esperaban tomaban uno copa de vino, algo de repente llamó la atención de Minos, vio que tres mesas más allá a dos jóvenes que tomaban asiento pero uno de ellos le hizo mirar más de una vez, un chico que no pasaba de más de unos veintitantos, con un reluciente y largo cabello celeste que le hacía juego a sus grandes ojos del mismo tono, piel blanquísima y una cara y cuerpo de ensueño, a su lado iba otro muchacho de más o menos su misma edad un poco más alto, su piel un poco más oscura, como si proviniera de una isla, ese tono dorado complementado por el azul índigo de ojos y cabello sin mencionar que poseía la figura de todo un Adonis , el último chico no dejaba de reír de una manera un tanto socarrona mientas le hacía comentarios al otro, Thanatos notó esa distracción y también volteo a ver, quedando por un momento con la boca abierta, los dos libertinos se habían quedado silenciosos por un momento al ver a los apuestos chicos, cuando sus miradas se cruzaron sus ojos brillaron de forma perversa, tenían la misma idea, una costumbre entre ellos, al pasar los años adoptaron el hacer una apuesta cuando algo les interesaba y esos dos jóvenes sin duda entraron en su radar. – Vaya que fue toda una suerte venir hoy, ¿no lo crees?- Dijo Thanatos. – Sí que lo es – repuso Minos – pero dime ¿qué me vas a dar cuando gana le apuesta? – Ja, ganar ¿tú? Sabes, a veces eres muy optimista Minos. Te recuerdo que hace más d dos meses no me ganas… - Idiota mejor cállate, yo ya escogía a la muñeca celeste a ti te toca el otro, ¿te parece? – Me encanta la idea, ahora juguemos un poco.
Las dos parejas habían acabado con sus almuerzos, Minos vio como el menor de los chicos se dirigía hacia el baño y el otro a la salida, Thanatos no perdió el tiempo y alcanzo al joven – Disculpa ¿tienes fuego? Le pregunto al joven quien tenía un cigarrillo en su boca, -Claro, dijo el chico – Gracias y dime ¿ese auto es tuyo? – Si, es como mi hijo, - Es impresionante, eso quiere decir que no trabajas o vives cerca de aquí, supongo, - Supones bien, trabajo a unas cuantas cuadras de aquí, pero a mi amigo le gusta la comida de este lugar- dijo exhalando el humo por su nariz, - ¿Dónde trabajas? Sí se puede saber claro, pronuncio el peli negro, el chico lo miro por un momento, reparó en su vestimenta y modales, parecía una persona de clase, incluso con mucho más dinero que él, esto le dio un poco de confianza y decidió responder – Yo trabajo en industrias Santuario y ¿usted? – No me tratas de usted, yo me llamo Thanatos Averno y trabajo para Tártaro, este le extendió la mano al chico quien le devolvió el gesto pero notó que el apretón era inusual así que se soltó rápidamente y dijo- El mío es Manigoldo, he oído hablar de usted, dicen que es alguien despiadado para los negocios, - Con que Manigoldo, dijo el peli negro - Me gusta ese nombre y lo de despiadado no lo creas, pero puedes aceptarme una cena y comprobarlo tú mismo, el mencionado se quedó viéndole fijamente y de manera sea le respondió –Sigue intentando amigo pero conmigo te jodiste, aún no ha llegado el día en que me atraiga un hombre; Thanatos le vio algo sorprendido no era normal que lo rechazaran y menos que le dijeran esas palabras, de un momento a otro el peliceleste salió del local llamando a su acompañante iba algo molesto y de afán, ambos jóvenes se subieron al auto perdiéndose a la distancia, Thanatos que contempló la escena enmudecido no se dio cuenta cuando Minos se paró al lado de él – Al parecer tendremos que aumentar el valor de lo apostado, pescar a ese pececito va a ser todo un reto… -Ni que lo digas, a mí no es que me haya tocado fácil, esto será divertido, ¿qué te dijo la porcelana? O ¿Qué le hiciste? No se veía muy feliz al salir – Yo no le hice nada, aún, logre que me dijera que se llama Albafica y trabaja para Santuario pero cuando lo invité a un café y le dije lo bello que era, me dijo que me perdiera y salió casi corriendo – jajajaja alguien se ha resistido a los encantos del gran Minos jajajaja dijo Thanatos sin dejar de reírse, - De que te ríes, sí a ti también te han rechazado, es más te dijeron que no le gustan los hombres – Error, Minos, dijo que aún no le interesan lo cual lo hace más interesante, parece que este juego se hace cada vez más interesante Quién diría que justo acabamos de firmar un contrato con industrias Santuario…