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Lo más dulce. por EspermasLocas

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Notas del fanfic:

Bueno, aquí donde vivo aún es 21 así que es solo un día de atraso por su cumpleaños.

Gracias a todos los que leen y eso, espero les guste este fic dedicado al absoluto mas hermoso de este mundo, amo este personaje.

Así que...¡¡Feliz cumpleaños atrasado emperador de mi corazón!!

//////

Los personajes no me pertenecen, solo los uso para hacer yaoi.

Notas del capitulo:

Hola, un fic dedicado al emperador, nunca es tarde dicen por ahí.

Por inspirarme para este shot no termine mi otra historia jeje en fin, tenía que hacer algo para Sei-chan porque me encanta y porque quiero.

Eso, espero les guste y disfruten.

“No es que Aka-chin solo pase por mi mente, en realidad nunca he podido sacarte de ella, una loca adicción más grande que los dulces ¿entiendes Aka-chin?”

Pestañó con rapidez y un poco exaltado al escuchar entre sus sueños esas palabras, segundos después sonó el despertador, tan molesto y rutinario como cada mañana. Akashi Seijuurou procedió a erguirse y apagar ese ensordecedor sonido que le devolvia a la realidad cada mañana.

Contempló la hora para finalmente detenerse a ver la fecha del calendario

–¿Ya es 20 de diciembre? –suspiró –El tiempo está pasando demasiado rápido.

Sin prestar mayor importancia a ese hecho, caminó hasta el baño para tomar una ducha e ir al trabajo. Ya era un hombre hecho y derecho, con 23 años recién cumplidos, trabajaba en una de las muchas sucursales de su padre, esta se ubicaba en Saporo-Hokkaido.

Hace tres años que vivia en esa región, decidió por su cuenta mudarse a ese lugar ya que Tokyo solo le traia algunos amargos recuerdos. Luego de desayunar sólo en su espacioso y ostentoso departamento fue hasta el estacionamiento y como destino final llegó a su trabajo.

Como era casi fin de año, todo era una locura a su alrededor, un caos que solo iba disminuyendo a medida se acercaba a su gran y elegante oficina. Cuando ingresó y se sentó en su gran sillón de cuero frente al escritorio, una linda secretaria se adentro al lugar

–Buenos días Akashi-sama, tengo muchos documentos que debe firmar. –puso sobre el escritorio varias carpetas, una sobre otra. –También su padre, Masaomi-sama está al teléfono en la línea 3. Hay algunos mensajes para usted, la persona solo mencionó al finalizar la llamada lo siguiente; “solo dígale que somos sus amigos de Teiko”.

Eso último lo sorprendió completamente, tanto así, que como nunca lo hacía fijó sus ojos sobre aquella mujer, mirandola directamente, lo que hizo que esta se estremeciera de inmediato

–¿Qué dijiste? ¿Teiko? –se levantó apresurado asustando un tanto a aquella mujer –¿Tú, oiste bien? Atsushi... –murmuró para sí mismo ese nombre pronunciado.

–Yo...yo oí perfectamente Akashi-sa-sama...

–Entiendo, dejame solo ahora, atenderé la llamada de mi padre.

La muchacha hizo una reverencia para luego obedecer y salir de la oficina del que era su respetado jefe. Seijuurou contestó la llamada, trató de sonar lo más normal posible, pero su expresión taciturna le delataba, afortunadamente no había nadie ahí que pudiese ver su lado más débil aflorar desde lo más profundo de su corazón.

En efecto, Teiko por supuesto le recordaba su epoca de estudiante y a todos sus compañeros del club de basketball, sobretodo a uno de ellos; Murasakibara Atsushi. Ese alto muchacho de cabello color morado, con una alocada obsesión por los dulces y la comida, el único que pudo robarse el corazón del "Emperador absoluto", ese chico con expresión un tanto perezosa, a quien se entregó en cuerpo y alma, sin duda aún lo amaba. 

Pero él se fue a París, hace tres años abandonó Japón para seguir uno de sus más grandes sueños, convertirse en un pastelero de primer nivel. “¿Ese era todo el amor que me tenías?” era lo que siempre se preguntaba Akashi de forma egoísta, luego sonreia con melancolía.

Aquella partida hizo que nuevamente el Akashi frío y nada benevolente apareciera y parecía ser que así permaneceria para siempre. El día avanzó lento y muy atareado, mientras sus trabajadores le felicitaban por cumplir un año más, pero él solo veía eso como una felicitación por obligación y eso le molestaba aún más.

Cada 20 de diciembre el pelirrojo tenía un humor terrible, poco a poco la soledad estaba consumiendolo pero no estaba dispuesto a asumir eso. Luego del arduo día de trabajo, regresó a su hogar, nada había sido distinto a otro día, solo el hecho de que cumplió años, pero poco le interesaba. Apenas cerró la puerta, el timbre sonó haciéndolo sobresaltar, ni siquiera tuvo oportunidad de quitarse el calzado antes.

Atendió y no había absolutamente nadie, pero sus ojos que lo veían todo divisaron algo a sus pies.

–¿Qu..?

Un colorido cupcake con una vela en el centro era lo único que sus ojos contemplaban, totalmente sorprendido ni siquiera se dispuso a levantarlo del suelo

–¡¡Akashicchi!!

Un conocido grito lo sacó de su asombro y levanto la mirada, ahí estaba ese enérgico rubio al que no veía desde hace años, tras él un chico más alto y de anteojos que cargaba un pingüino de felpa se dejó ver.

–También traje un Lucky item para ti, Akashi.

–Yo~  –saludó Aomine con una seña mientras rodeaba con su brazo el cuello de Kuroko Tetsuya.

–Akashi-kun, ha sido un largo tiempo. Todos te deseamos un feliz cumpleaños.

La mirada de Seijuurou se dirigia de un lado a otro, buscando a cierta persona, si todos los de Teiko estaban ahí, de seguro "él" también se haría presente, pensaba ingenuamente

–Él no está aquí, pero no importa. –dijo Kuroko de forma discreta. –¿Nos permites entrar Akashi-kun? Compramos cosas para celebrar.

–¡Si Akashicchi! Viajamos solo para verte, vamos a divertirnos hoy.

El pelirrojo no entendía nada, después de años de dejar de verse, ¿por qué todo ellos estaban frente a él? Todos habían cambiado fisicamente, pero la esencia de cada uno era la misma, esa atmósfera era casi idéntica a la del pasado, aunque faltaba algo y eso le dolia.

Todos entraron y brindaron por el festejado, aunque este solo estaba callado y observando. Le entregaron cada uno sus obsequios, Kise Ryouta no paraba de hablar y contar historias haciendo reír a ratos a los demás. Dentro de su corazón por primera vez en tantos años Akashi sintió la genuina calidez de otras personas, que desinteresadamente estaban acompañandolo y convirtiendo ese día, aunque sea un poco, en uno especial.

–Muy bien. –Shintarou sacó su cámara –Vamos a tomarnos una fotografía todos juntos.

–Woah, esa cámara se ve genial Midorimacchi.

–Se la pedí a Takao, nanodayo.

El peliverde la programó y todos corrieron para posar frente a esta

–Akashi-kun, al menos por hoy, sonríe y sé feliz –habló Kuroko solo para ser oído por el pelirrojo.

El temporizador de la cámara emitió un pitido y tomó la fotografía, Akashi sonrió, quizás de manera muy imperceptible, pero estaba feliz y tal vez emocionado, jamás esperó ver a sus compañeros después de tanto tiempo, eso significaba que él todavía estaba dentro de sus corazones y eso lo llenaba de alegría.

–Gracias madre. –susurró para sí mismo.

Cerró sus ojos y sonrió nuevamente, esta vez fue mucho más notorio. Seijuurou atribuía cada cosa buena que le sucedia a su querida madre, quien lo cuidaba desde el cielo.  Pasaron las horas y todos los viejos amigos de Akashi se marchaban, al día siguiente había que trabajar y regresar a sus hogares, los dejó en la puerta, se despidió amable y cerró.

–Al fin se fueron. –dijo cansado. –¿Al fin? ¿a quien intento engañar? Ellos...le otorgaron un poco de color a este día tan gris.

Nuevamente tomó un baño, esta vez para relajarse, después de todo la ex generación de los milagros era agotadora, todos tan intensos a su modo, si que se llevaban todas las energías de cualquiera. Posteriormente entró a su habitación y observó el mismo reloj de la mañana, este marcaba las 23:54

–Ah, en seis minutos ya no será mi cumpleaños. Eso es bueno.

Se sentó sobre la cama, mirando un punto fijo de forma perdida. Como si no pensara nada, pero en realidad su mente estaba repleta de múltiples y diferentes pensamientos, tantos de ellos que se sintió mareado unos segundos. De pronto se escuchó el timbre, liberandolo de ese sueño ambulante

–¿Que se les olvidó a esos cuatro?

Se dirigió a la entrada y abrió la puerta, se encontró de frente a Murasakibara, quien estaba apoyado en la pared para descanzar, alcanzando la estatura del pelirrojo, su estado jadeante demostraba que había estado corriendo hasta llegar al lugar

–¿Es demasiado...tarde Aka-chin? –preguntó entre bocanadas de aire. –¿Aún es...tu cumpleaños?

Seijuurou estaba más pálido de lo normal, en silencio, no hallaba palabras para decir, solo retrocedió un par de pasos alejandose del alto muchacho

–¿Aka-chin?

–Vete. –pronunció mirando hacia el suelo. –¿Qué haces...? –recuperó sus cinco sentidos y fijó su fría mirada sobre el recién llegado –¿Para que viniste? De seguro ya es 21 así que solo estás perdiendo tu tiempo. De todas formas gracias.

–Mmm~ Aka-chin no actúes así. Te conozco bien, lo sabes.

–Han pasado años, ver tu cara no es agradable Atsushi. ¿O que, piensas que estaba esperando por ti? ¿olvidaste con quien estás hablando? Conoce tu lug-

–¡No me hables así! –alzó la voz y sujetó el brazo del más bajo. –¿No recuerdas lo que dije Aka-chin?

–¡Solo dijiste que te ibas Atsushi, ya te olvide ahora vete! –se soltó del agarre.

–¡Dije que me iba para cumplir mi sueño! Aka-chin... –ahora sostuvo la cintura del contrario –Solo quería ser el mejor en lo que me gusta hacer, porque quería ser digno de estár a tu lado.

–¿Eh...?

–Aka-chin siempre ha sido bueno en cualquier cosa, jugando basketball, en las clases, cabalgando a Yukimaru...en todo. Yo solo era bueno comiendo y amandote. Deseaba alcanzar a Aka-chin y pararme a su lado con grandeza.

Seijuurou solo estaba escuchando aquellas honestas palabras del amor de su vida, eran como dagas que se enterraban cada vez más profundo.

–Cuando te comenté que me iba ni siquiera me dejaste dar una explicación, solo te volteaste mostrandome tu espalda, y me evitaste tanto. Te fuiste de mis manos, escapaste y me entregaste toda tu frialdad. –revolvió su cabello un poco desanimado –Aka-chin esa es la verdad, todo lo hice por ti, pensando que aún sentías amor por mi. Nee, si ya no es así no hay nada que hacer.

Atsushi se dio la media vuelta y caminó con decisión hasta la puerta, mientras Akashi lo veía partir por segunda vez, eso lo enloqueció y corrió tras este dejando su orgullo caer completamente

–¡No te atrevas Atsushi! –cruzó su mano entre la cintura y el brazo del más alto y cerró la puerta con fuerza. Sin decir más afirmó su frente en la amplia espalda del contrario.

–Mo~ sabía que Aka-chin haría eso.

–Hey, ¿a quien piensas que estás manipulando?

–A mi dulce Aka-chin.

Atsushi se volteo y tomó entre sus brazos al pelirrojo, quien no hizo más que rodear el cuello del otro con fuerza y contornear la cintura de este con sus piernas

–Aka-chin es lo más dulce que he probado en mi vida, soy un adicto, jamás podría dejar a mi Aka-chin.

–Dejaste tu adicción por tres años Atsushi.

–Ya te dije, solo veía como crecias en todo más y más, quería ser alguien-

–Ya cierra la boca Atsushi. –acarició lento el flequillo del contrario. –Me gusta cuando atas tu cabello justo como ahora.

–¿Aka-chin?

–¿Sabes? Tú nunca fuiste alguien inferior a mi, siempre fuiste más, por amar a alguien como yo. Con todas mis virtudes y cada uno de mis defectos, eso te hace una persona tan amable e insuperable. Que ridículo ¿no crees? Separarnos por algo como esto.

–¿Aka-chin me ama?

–Estoy...y siempre estaré enamorado de ti Atsushi, eso tenlo por seguro.

–Ahh~ quiero probar la dulzura de Aka-chin ahora, ahora de inmediato.

–Entonces Atsushi...vamos, llevame a mi habitación.

–Amo mucho a Aka-chin. –dijo afirmando su frente en el hombro del pelirrojo.

Akashi pudo sentir por primera vez la angustia de Atsushi, quien parecía temblar mientras lo tenia entre sus brazos, eso le enterneció por completo. Luego de probar sus labios en un apasionado beso después de tres años, Atsushi caminó cargando al más bajo hasta dar con el cuarto de este, cuando llegaron y lo dejó con cuidado sobre la amplia cama, lo acorralo con todo su cuerpo

–Feliz cumpleaños atrasado, Aka-chin.

–Gracias.

Todo parecía un sueño para Seijuurou, pero sentir ese exquisito y dulce calor del cuerpo desnudo de Atsushi, le recordaba a cada segundo que tan real era lo que estaba sucediendo. Era lo que estuvo esperando todo este tiempo, anhelando con todo su absoluto ser el regreso de la persona que más atesoraba en el mundo entero.

–Ohh, Aka-chin ahora que recuerdo...te hice un enorme pastel de cumpleaños pero lo olvidé afuera de la puerta.

–Ngh...Atsushi, ¿podemos hablar de aquello cuando no estemos en la cama?

–Mm~ es cierto es que solo lo recorde. Lo siento Aka-chin.

Ambos rieron, se besaron y continuaron fundiendose en el otro, con una ansiedad embelezadora y ardiente al mismo tiempo, marcando sus cuerpos como suyos nuevamente. Se amaban, se amaban tanto, a pesar del tiempo, a pesar de todo, para siempre.

 

 

//////////////

–Tan dulce. –exclamó Akashi luego de probar el pastel.

–¿A Aka-chin no le gustó? De verdad me volví el mejor en esto.

–Me ha encantado, sabe delicioso, justo como se esperaba de ti.

–Si~ porque lo hice pensando en Aka-chin.

–¿A veces piensas en mi para preparar cosas de tan buen nivel?

–No. Quiero decir... Aka-chin no pasa a veces por mi mente, Aka-chin siempre está atrapado ella.

–¿“Una loca adicción más grande que los dulces”?

–Eso mismo, Aka-chin sí que lo entiende. 

Una hermosa sonrisa se dibujó en el rostro del pelirrojo, quien sentía una satisfacción exuberante, la felicidad había tocado su puerta otra vez, una nueva oportunidad que no despreciaría por nada. Aquel fue el mejor de los cumpleaños, ya que recibió el  obsequio perfecto, lo más dulce que Akashi Seijuurou conoce, Murasakibara Atsushi.

 

Notas finales:

Gracias a los que leyeron, espero sus comentarios y que les haya gustado, primera vez que hago un MuraAka y me gustó mucho, seguiré escribiendo de ellos para mejorar con la pareja, bueno eso.

Les envio saludos y nos leemos pronto, espero(?)

Bye.


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