[ I ]
24 de diciembre de tus veinte años. Tenías todo un futuro por delante, habías sido aceptado en la escuela de medicina de la que se habían graduado tus padres, eras joven, muy talentoso para la medicina, tenías un matrimonio arreglado con una chica de familia que nunca en tú vida habías visto y a la cual posiblemente nunca podrías amar pero eso no importaba igual no podías negarte o eso causaría la decepción de tú padre... Y tú que vivías complaciendo a tú progenitor en todo y tratabas de ser el hijo que siempre hubiera querido... Bueno no tenías muchas opciones.
Desde que tienes memoria te has desvivido para que tú padre este orgulloso de ti, desde pequeño todo lo que querías escuchar de él era "Estoy muy orgulloso de ti hijo". Pero no importaba que tan alto eran tus calificaciones, que tantos trofeos ganabas nunca era suficiente para él. Entonces terminaste con la autoestima por los suelos gracias a tú padre. Quizá por eso cuando alguien te dijo que no tenías que obedecerlo en todo no pudiste evitar caer en lo que tú progenitor llamó "etapa de rebeldía".
Esa etapa donde dejabas tus estudios de lado para salir de fiesta con un montón de desconocidos que se hacían llamar tus amigos , donde bebías hasta olvidarte de tu nombre y donde hacías muchas estupideces sin razón aparente.
Bueno, era justo una de esas estupideces lo que te había llevado a hacer una carrera con un tipo en un auto que no te llego a los talones, -era un decir para demostrar su incompetencia. -
Manejabas un Hudson Hornet 1952, el manejaba un nissan Skyline. Se burlo de que tu nombre era idéntico al del auto y te acuso de lento y obsoleto como el auto, eso te vasto para retarlo a una carrera de una vuelta. Conocías a la perfección el camino de terraceria que iban a recorrer así que fue pan comido, mientras tu hiciste perfectos giros en la tierra el se fue directo contra un cactus.
Ni siquiera pudiste disfrutar tu triunfo porque la policía llego al lugar y como ya estabas en tu fase de hacer estupideces sin razón aparente hiciste la estupidez que te tenia en tu situación actual...
Con tu auto estampado contra una cabina telefónica, con un golpe en la frente y un automóvil de policía local detrás de ti.
—Genial... -no pudiste evitar gruñir cuando viste a uno de los oficiales bajar del auto caminando hacia el tuyo. —Buenas noches oficial, ¿Quiere ver mi licencia para conducir?
Preguntaste burlón dandole tu licencia sin siquiera voltear a verlo, tu familia era importante en ese pueblo, la única familia de doctores así que la gente simplemente no se metía contigo para no enfadar a tu padre. Todos y cada uno de los policías se hacían de la vista gorda contigo, eso te llevo a pensar que seria lo mismo esta vez.
—Baje del auto por favor... -dijo el uniformado, entrecerraste la mirada sobre él. Seguro era un viejo loco o algo por el estilo. Pero cuando volteaste te encontraste con un hombre joven, de cejas pobladas ojos azules y un cabello color rojo intenso. —Baje del auto por favor... -repitió y asentiste antes de salir.
—¿Estoy en problemas oficial? -preguntaste cuando habías salido del auto.
—Bastantes problemas diría yo... quedas arrestado. -sentencio poniéndote una esposa en la muñeca derecha.
—¿Que? -eso te sorprendió, seguramente no sabia quien eras. Para tu suerte su compañero bajo del auto e interfirió.
—McQueen, ¿Que carajos estas haciendo? -El otro policía podías reconocerlo como el Sheriff. Uno de los que sabían que eras intocable.
—Estoy arrestando a un tipo que esta manejando ebrio y acaba de chocar con una cabina telefónica. -dijo sin soltar el agarre que tenia a tu otra muñeca.
—¿Estas loco muchacho? ¿No sabes quien es este chico? Es el hijo del doctor Hornet, si lo arrestas tendrás muchos problemas.
—Ya escuchaste al Sheriff, ahora suéltame. -gruñiste viendo al pelirrojo parpadear confundido. Y antes de que pudieras hacer algo ya te tenia sometido contra el cofre de tu auto mientras terminaba de ponerte las esposas.
—No me importa quien carajos eres, aun estas arrestado. -no pudiste ocultar tu sorpresa. Ese chico... era diferente.
Estuviste unas horas detenido, horas en las cuales el pelirrojo que te había arrestado te estaba vigilando. Te llevo una manta porque hacia frió y un café bien cargado para que se te quitara lo borracho. Mas que su amabilidad por hacer esas cosas por ti lo que te llamaba la atención era que te trataba de manera indiferente, a él le importaba un carajo que fueras hijo de único doctor del pueblo -aquel que se negaba a atender a alguien que lo ofendiera a él o su familia- simplemente merecías estar allí por romper la ley.
Te quedaste sentado viéndolo mientras hacia quien sabe que cosa en el escritorio, sus ojos azules se veían mas oscuros que los tuyos incluso aunque estaba a la luz, su cabello rojo se rehusaba a quedarse acomodado atrás sin importar cuantas veces trato de acomodarlo. Cuando se dio cuenta de tu mirada te miro fijamente hasta que te sentiste casi obligado a voltear a otra parte, era como si tuviera una imponente presencia a pesar de ser tan joven.
Como era de esperarse no duraste mucho en ese lugar, horas después él mismo policía que te había metido en esa celda te liberaba gruñendo un "puedes irte, paga<ron tu fianza" Eso no parecía hacerlo feliz...pero tu tampoco estabas de muy buen humor en ese momento, por eso cuando pasaste por su lado -y para molestarlo- enredaste tus dedos en el cabello rojo de su nuca y uniste tus labios con lo del uniformado.
Fue solo unos segundos antes de que te empujara, apretando los dientes rojo de la furia. Habias logrado molestarlo así que te dabas por bien servido... lo malo tal vez era que no te había desagradado aquel contacto.
Debías haberte golpeado fuerte la cabeza como para pensar que ese beso te gusto.
[ II ]
Cuando le dijiste a tu padre que querías ser policía él camino hacia ti, puso sus manos en tus hombros y viéndote seriamente dijo
"Se el mejor policía y yo estaré mas orgulloso de lo que ya estoy."
Si querías ser un buen policía ibas a tener que prepararte, así que fuiste a la academia policíaca y pasaste tus pruebas con las mejores calificaciones. Fue una suerte cuando te asignaron a la policía local de Radiador Springs porque así podrías estar cerca de tus amigos y tu familia.
Lo malo era que había pocos policías en el departamento y los que había eran muchas veces ineficientes... Justo el día en el que el Sheriff te estaba mostrando el pueblo te dejo el volante para "dormir" un rato. Entonces detuviste tu solo a un tipo que conducía en estado de ebriedad y había chocado con una cabina telefónica.
Te advirtieron que lo dejaras, que era un chico intocable. Pero te daba igual que fuera hijo de papi e igual lo arreste. Te toco vigilarlo y como no te apartaba la mirada te estabas poniendo nervioso, fingiste estar haciendo un crucigrama. No te sorprendió que de inmediato pagaran su fianza, casi te daba coraje que fueran así las cosas ya que ese tipo pudo haber lastimado a alguien.
Y por alguna razón cuando iba a irse te beso, obviamente lo alejaste y le lanzaste una mirada de furia. Apretando los puños y los dientes... Ah, seguro el Sheriff había estado gritando a los cuatro vientos tu orientación y por eso el criminal llamado Hudson Hornet estaba tratando de burilarse de ti.
Cuando pudiste regresar a casa lo hiciste encontrándote cerca de tu auto al criminal, cruzado de brazos y fumando un cigarrillo mientras veía hacia las estrellas.
—Hola, protector de la ley. -lo escuchaste decir con una sonrisa amplia. —Estaba esperándote.
—¿Tienes asuntos que atender conmigo?
—No, en realidad no.... Pero me gustaría invitarte un café. -eso era extraño, pero aun así aceptaste, estabas algo curioso sobre ese sujeto.
Fueron a un café cercano, el lugar era agradable pero el servicio tardaba mucho. Tiempo que aprovechaste para ver mejor al criminal. Cabello negro azabache, el fequillo le llegaba hasta los pómulos, piel clara y unos ojos azules que parecían contrastar con todo en él.
Te pregunto, tu nombre, tu edad y que te había llevado a ese pueblo.
A lo que respondiste: Wyatt Alexander McQueen, 20 años, mi padre es como fundador de Radiador Springs en realidad... Mas que las respuesta lo que parecía interesarle era tu manera de hablar, tu ligero acento sureño debería hacerle gracia.
Te le quedaste viendo mientras tomabas de tu café, la manera en la que arrugaba la nariz al probar el café,te hacia pensar que estaba acostumbrado a cosas mas caras.
—Me estas viendo mucho. ¿Acaso te gusto? -te pregunto burlón.
—No. Ni siquiera eres mi tipo. -parecía realmente ofendido con eso. —No me gustan los hijos de papi.
—Pero te gustan los hombres...
—Me gustan las mujeres también. Pero en los chicos sigues sin ser mi tipo. -lo viste arrugar las cejas de nuevo. habías terminado tu café y estabas por agradecer la invitación y levantarte de la mesa cuando sentiste como tomaba tu chaqueta y te jalaba hacia él besándote de nuevo. Pero esta vez había sido diferente porque tenias la boca ligeramente abierta cuando lo hizo.
—Ya lo veremos McQueen. -dijo lamiendo su labio inferior antes de irse dejando unos billetes por el café en la mesa.
Te quedaste unos minutos como idiota sin reaccionar, antes de intentar ir tras él pero no lo encontraste.
No sabias que no era la ultima vez que lo detenías....