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WITH OR WITHOUT YOU? por Aya Chwan

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Notas del fanfic:

Este Fanfic va para el concurso que organiza LPF -One Piece yaoi en Español por su tercer aniversario. ¡Felicidades a esta gente hermosa que traduce mi hermoso yaoi! ToT)


- Nombre del fic: WITH OR WITHOUT YOU?
- Pareja principal: Ace x Sabo
- Nombre de la escritora: Aya Chwan (Facebook: Iris)
- Parejas preferidas por orden de preferencia: 1. ZoSan, 2. KidLaw, 3. MarAce, 4.LuSan

Resumen:

Las cenizas que dejó aquel incidente, se le habían adherido a la piel.

Ace cometió el más grande error de su vida; lo que lo hizo alejarse por casi cuatro años. Cuando finalmente volvió, estaba listo para enmendarlo.

Reconciliaciones familiares, deudas, recuerdos, cicatrices y heridas abiertas. Él no esperaba todo aquello. 

Notas del capitulo:

 

Recuerden que todos los personajes pertenecen a Oda-sama. Yo solos los utilizo anónimamente.

Este fic se escribió solo. Cuando estas inspirado supongo c: xD

Disfruten la lectura nwn)/ 

"Cuando veo tu rostro, mi corazón se derrite"
BFMV -Hearts Burst into fire-

 

La suave brisa de aquella tarde otoñal le removía escandalosamente los cabellos logrando que estos le azotaran el rostro. En el auto, todos guardaban silencio y por todos se refería a él y a su padre, pues Luffy no cuadraba en aquel calculo por el hecho de ir dormido –e incluso estando así era sumamente inquieto exceptuando que hacia menos ruido– Los colosales edificios comenzaban a quedarse atrás, dándole lugar a las praderas y maizales que comenzaban a extenderse mientras las edificaciones humanas se distanciaban más unas de otras. Aún faltaba un buen tramo de camino, pues la interestatal –la carretera más larga del país– así parecía indicarlo.

La Villa Fucsia estaba ubicada a un extremo de aquella columna vertebral de asfalto y a unas tres horas  de la capital, en automóvil. El pequeño asentamiento estaba rodeado de colinas, sembradíos y alguno que otro terreno donde la maleza crecía a sus anchas y el ganado vacuno retozaba con total libertad.

Todo aquello le hacía falta, las casas con olor a madera y pan recién horneado, el aire fresco limpiándole los pulmones de todo aquel humo y trajín de ciudad. Aspiro lenta y pausadamente como si aquello fuera el mayor privilegio, al menos para sí, lo era.

La camioneta roja se estacionó frente a la casa resguardada tras una larga cerca de madera que recordaba haber pintado de blanco unos veranos atrás. Todavía veía a su abuelo gritándoles que dejaran de jugar e hicieran el trabajo encomendado. No pasó mucho cuando Chopper –el labrador color chocolate que apenas y era un cachorro cuando se había ido– salió a recibirles. Cuando le vio bajar, prácticamente se arrojó sobre él haciéndole trastabillar. Le conmovía tanto verle tan distinto incluso, sentía el corazón encogiéndosele al percibir aquella emoción por parte del animal, como si hubiera estado aguardando por su llegada.

-He vuelto…- acarició la cabeza del cuadrúpedo mientras su mente se inundaba de nostalgia.

-A pesar que has estado lejos, él aun te recuerda- la pesada mano de su padre descansó en su hombre. Le miró, pero aquel hombre parecía más entretenido observando a la nada. Era el mismo de siempre. Al sentirse observado, Roger carraspeo - Ve y despierta a Luffy. Calentaré las sobras de anoche- a continuación, entró a la casa y Chopper le siguió de cerca. De un rápido vistazo, Ace se dio cuenta que, demasiadas cosas habían cambiado y él se lo había perdido.

 

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-Zoro y Sanji finalmente admitieron lo mucho que se aman- se llevó la cuchara con sopa a la boca y después de saborearla un momento continuó con su relato -Ussop y Kaya se comprometieron y Robin tendrá un bebe de Franky- el mayor se limitaba  a escuchar en silencio. Sonaba  que a todos les estaba yendo bien, le aliviaba tanto saberlo, especialmente porque quería ponerse al día con todo

- […] Luego de ir a terapia, Sabo ha estado mejor- el sonido de una cuchara siendo puesta en la mesa llamó la atención de ambos hermanos, Roger alzó la vista y le dedicó una mirada desaprobatoria por hablar de mas, Luffy se dio cuenta de su error y continuaron cenando en completo silencio, para  decepción de Ace, el menor ya no mencionó el tema.

 

-¡Sabo! ¿Dónde estás?-el vapor le quemaba el rostro,  el humo le lastimaba los ojos y las fosas nasales le ardían. La desesperación le estaba dominando, su amigo no aparecía por ningún lado y si él moría…si Sabo moría nunca se iba a perdonar por ello.

-¡Ace!- escuchó una voz que sobresalió por encima del sonido de la madera siendo consumida por el fuego, regresó sobre sus pasos poniendo toda su esperanza en que aquello no fuera alucinación y que, la voz que le llamaba realmente fuera a quien buscaba.

Cuando Luffy le había dicho que Sabo estaba escondido en la vieja cabaña, el terror se hizo latente. Él había iniciado aquel incendio pensando en que nadie saldría herido. Que estúpido había sido. Entre las llamas y el humo, una silueta humana se dibujó

-¡Sabo!- lleno de euforia se apresuró a llegar hasta él para tomarle la mano y sacarlo de ese infierno.

-¡Ace, ten cuidado! ¡El techo se está cayendo!- el crujido sobre su cabeza le alertó, apenas y tuvo tiempo de darse cuenta que la viga principal se precipitaba sobre él, obligándole a saltar sobre un puñado de escombros prendidos. Las palmas de las manos comenzaron a enrojecérsele y los brazos le dolían, el calor era ya sofocante -¿Estas bien?- para su horror y mala suerte, la figura que le llamaba y que finalmente estaba a su lado, no era el rubio.

-¡Luffy! […]-

 

Apoyó los codos en la baranda de bambú y relajo sus hombros permitiendo que el cabello se le corriera hacia la cara –Lo lamento- dijo al fin.

Luffy, que estaba sentado sobre ésta, le observó con curiosidad.

-¿Qué es lo que lamentas?- balanceaba sus piernas con tranquilidad. Ese lugar siempre fue su favorito, la casa del árbol. Podía verse toda la villa y no solo eso, los pájaros revolotean sobre su cabeza, tan libres que se sentía que no se puede estar aún más cerca de las nubes.

“Tú y tu hermano son unos monstruos sin corazón”

“Sabo casi muere por tu culpa de tu hermano”

“Aléjate, no quiero tener nada que ver contigo o tu familia”

-La cicatriz bajo tu ojo- llevo la mano derecha hasta su rostro, enterrándose los dedos en el cuero cabelludo dejándose que su palma cubriera parte de su frente y ojos. Que vívido era aquel día. Podía ver a Luffy con lágrimas surcándole la faz, como olvidar aquella desgarradora imagen mientras se cubría la mejía izquierda y la sangre escurría entre sus pequeños falanges. Simplemente actuó, no pensó, sus malditos impulsos le obligaron a hacer algo de lo que seguía lamentándose.

-Ace- le llamó. Este volvió su atención alzando la mirada de entre los insurrectos mechones de cabello, encontrándose con el rostro sonriente de Luffy -Si no me hubieras golpeado, yo no te habría dejado y si no fuera por ello, yo no estaría aquí ahora-

 

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-Padre- Roger solía salir a fumar en el pórtico de la casa. Ace había decidido que era el momento perfecto para abordarle, a pesar que sabía que el tema no estaba a discusión -Iré a casa de Sabo. Necesito verle- Agregó tratando de sonar decidido.

-Creí haberte dicho que no-exhalo el humo de su cigarrillo, lenta y de manera desafiante.

-Sé que me odias por causarte problemas- apretó la mandíbula con frustración, como le dolía admitir aquello en voz alta -[…] Por mi culpa casi se llevan a Luffy y te quitaron hasta lo último ¡Pero…!-

-Te equivocas, Ace-le cortó sin brusquedad. Chopper llegó corriendo de quien sabe dónde y aun jadeando se sentó en el suelo, junto a los pies de Roger, este acarició su canida cabeza y continuo  -Siempre supe, supimos- se corrigió  -Sobre tu condición pirómana. Fue algo que se manifestó a muy temprana edad al igual que tu narcolepsia- suspiro de manera cansada - Nunca podrían quitarme a Luffy, es mi hijo, ¿El dinero dices que te preocupa?, Nada que con trabajo duro no se recupere. Pero…- arrojó la colilla al suelo, se tomó su tiempo para pisotearla hasta que finalmente esta se deshizo bajo sus pies. Alzo la mirada y se volvió hacia Ace, el brillo de aquellos ojos era algo que el chico no iba a olvidar nunca -Nunca voy a perdonar que le robaron 4 años de libertad a mi hijo- incluso Chopper ladeo la cabeza ante lo dicho, como si esperara la respuesta por parte de Ace

-Papá…-las escenas comenzaron a reproducirse en su mente, como si hubiese estado presenciando aquellos momentos. Su padre regresando a una casa en  donde nadie le esperaba, ni su fallecida esposa, ni sus hijos. Podía ver como culpaba al mundo de no comprender a su hijo mayor deseando ser él quien llevara esa carga.
La tristeza en sus ojos al no ser recibido por un abrazo, solo la abrupta soledad llena de silencio. No podía tener a Luffy en casa, tenía que trabajar desde la madrugada hasta el anochecer para poder pagar los daños que el incendio había causado.

-Si no hacia todo lo que estuviera a mi alcance, los perdería…a ambos-

Luffy regresaba de comprar algunos frutos del mercado local, no se fijó en que momento Chopper se había ido, así que esperaba encontrarlo en casa. Cruzó la verja y presenció algo de lo mas sorprendente, Ace estaba abrazando a Roger, con la cara escondida en su pecho, seguramente llorando; no podía decir si su padre también lo hacía pero lo que si sabía es que ver aquella escena le emocionaba en exceso. Sería una lástima si…

-¡Yo también quiero un abrazo!- y cuan potro desbocado, corrió hacia ellos.

 

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“Debes dejar de vivir en el pasado Ace, allá no hay nada bueno, por ejemplo, no hay carne”

-Ace…-lo veía, ahí de pie frente a él, pero real y sinceramente no lo creía. Habían dos opciones: Aquel personaje había pasado de ser algo abstracto y finalmente era un ser latente y existente de nuevo, o simplemente se había vuelto loco de remate.

Cuantas cansinas veces se había imaginado algo similar, donde Ace le sorprendía con su regreso, le dedicaba una sonrisa y se disculpaba por toda la soledad que le hizo pasar y él, corría a abrazarle con fuerza, para demostrarle lo mucho que lo había extrañado y luego de un golpe cariñoso en el hombro, le reclamaría haberle dejado y nunca haber escrito, pero igual lo perdonaba desde antes de que diera cualquier razón. Le eran insignificante en esos momentos.

Y sin embargo no podía, sus músculos no actuaban acorde a sus pensamientos ¡ah! Como se conocía, esa mezcla de nervios y felicidad lo traía incapaz de reaccionar y si lo hacía, posiblemente sería un gran conjunto de palabras incoherentes e intransigencias tardías.

Por su lado, Ace no podía dejar de mirarle. El rubio había cambiado tanto desde aquel entonces, empezando por como sus facciones se habían acentuado, ya no tenía la apariencia de un chiquillo, gozaba de más porte y elegancia. El mismo cabello dorado, pero parecía más sedoso y suave al tacto, los mismo ojos azules, la misma piel clara y…una mancha que irrumpía en aquella armoniosa perfección, porque para él, todo en Sabo era perfecto.

Cuando finalmente estuvo cerca, extendió la mano y acarició aquel rostro destruido. En la parte izquierda de su cara, desde la frente hasta poco más abajo del pómulo una mancha se extendía, pareciere suave y frágil, con varias protuberancias, como una raíz que sobresale en una pared.. Piel muerta, envejecida, destrozada. Agradecía ver que ambos ojos prestaban atención a cada movimiento suyo y no solo uno.

Había tanto miedo en aquel momento, no merecía el perdón de nadie y menos el de Sabo, no era capaz de perdonarse a sí mismo, los últimos cuatro años había vivido apuñalándose con la culpa una y otra vez.

-Me da tanto gusto…- antes de siquiera poder disculparse, su mano se vio humedecida por las finas lagrimas que Sabo dejaba escapar ¿Cómo era eso posible? -Creí que nunca te volvería a ver…- Sabo acarició la mano de Ace –que aun permanecía en su rostro– con la propia y cerró los ojos –No después de lo que mis padres te hicieron a ti y a tu familia- confesó con sinceridad

-Pero… ¿De qué hablas?- no lo comprendía, simplemente su mente se negaba a procesar aquello –es mi culpa que esta horrible mancha este en tu cara- no quería ni imaginarse que otras partes de su cuerpo estarían así –tus padres tenían razón empeñándose con enviarme lejos o incluso en querer verme muerto- la expresión del pecoso se tornó sombría, casi furica- Soy un monstruo…-

-No- ahora fue él quien acarició una de las mejías del azabache – No intentes justificarles. Tu no merecías ir a la correccional por un accidente…- Ace apartó la mano que el otro le ofrecía, sus ojos estaban vidriosos prácticamente al borde de las lagrimas

-¿Por qué demonios no entiendes que pudiste haber muerto por mi culpa? ¿Por qué no me odias? ¿Por qué…?- sus palabras se vieron irrumpidos por los sollozos propios.

-¿Me preguntas a mi porque?- una carcajada triste brotó de los labios del rubio –Yo te pregunto a ti ¿Por qué no escribiste? ¿Sabes cuanta soledad pase por tu culpa? O ¿Cuántas veces en un solo día me preocupaba por no tener noticias tuyas?- apretujó la mano de Ace contra su rostro –No me importa lo que sucedió, lo único que me importa es que finalmente volviste a mi lado, idiota-

 -Lo lamento tanto Sabo, todo…lo lamento tanto- A partir de ese momento las palabras sobraban, hacían un mal trio. El pecoso no hizo más que besarle la frente, la nariz, las mejías e incluso los parpados, por el resto de esa tarde. Podía asegurar que aquello, era como estar en el paraíso.

Verle sonreír, escuchar su voz de nuevo, probar el fruto prohibido que aquel rubio tenia por labios,  eran cosas que, podía hacer por el resto de su vida. Definitivamente el calor que Sabo emanaba, no era como el de las llamas, aquel lastimaba y dejaba secuelas, el de él, apaciguaba temores y le hacía sentir vivo.

Quizás no fuera del todo capaz de absolverse a sí mismo, como la cicatriz de Sabo, sanaría de a poco y aunque aquella fallo aun seguiría ahí, ya no dolería, solo sería un recordatorio de lo frágil que es la vida.

Tampoco se lamentaba del tiempo en la correccional o los maltratos que ahí recibió, o su estadía en el hospital psiquiátrico, aunque esto último lo agradecía de gran manera. Poder hablar sobre su trastorno de control de impulsos de manera abierta y saber cómo trabajar en ello, había sido de gran ayuda.

Como aquel incendio, el dolor y el miedo se estaba quedando en el pasado, uno en donde Ace no tenía razones para vivir estancado. El presente, era mucho mejor.

Notas finales:

 

Mil gracias por leer c:

Aya~Chwan*.*)/


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