Era inicio del año escolar y Antonio caminaba sin demasiado ánimo con dirección a su escuela secundaria acompañado de su hermano Alberto, quien era su mellizo, sin embargo no se parecían físicamente casi en nada.
Éste último intentaba conversar, aunque dicha línea de diálogo iba en una sola dirección, ya que Antonio ignoraba sin intención a su hermano; estaba demasiado sumergido en sus propios pensamientos como para presarle atención.
*-Va a ser un día mierdoso. Bastante aburrido como cualquier otro, ¿por qué debo seguir viniendo a este lugar y, aun peor, por voluntad propia?... no puede ser... que poco amor propio tengo...-*
Su madre siempre les obligaba a levantarse por lo menos dos horas antes de la hora en la que iniciaban las clases para que así pudieran llegar a tiempo. Estudiaban en el turno de la tarde, por decisión de ella; la madre de ambos mellizos controlaba prácticamente cada faceta de sus vidas.
“Por lo menos el primer día, joder, que el resto del ciclo siempre llegan tarde...”-Replicaba la mujer, de ojos verdes como uno de sus hijos; no debía tener más de 40 años por lo que se podría considerar una madre joven…
*-Maldita sea mama, ¿no ves que no quiero seguir viniendo aquí?-*
Sin razón aparente, Antonio odiaba su escuela: Tenía amigos, el nivel educativo era bueno y prácticamente era una buena escuela, que se encontraba a 25 minutos caminando. Había mejores opciones, eso era verdad pero aquel sitio no era tan malo, estaba entre las primeras 10 escuelas de la ciudad.
Al llegar se encontraron con su grupo de amigos con los que pasaron el tiempo que quedaba hasta la ceremonia de Bienvenida, la cual paso sin pena ni gloria, solo se trataba de la directora hablando y deseándole suerte a los nuevos alumnos de primer año, así como les pedía a los de último grado que se comportaran y dieran su mejor esfuerzo para poder graduarse e ingresar a la preparatoria, lo cual no ayudo al estado de animo de Antonio, quien, por el sol, se había puesto rojo de su cara caucásica.
La ceremonia lo estaba poniendo de un humor peor que el infierno.
Cuando por fin se terminó el evento, el profesor encargado los guio a sus respectivos salones. Antonio que no era demasiado alto, por lo que estaba casi al principio de la fila. Se sentía como niño de preescolar y cuestionaba para sus adentros por qué formarlos por estaturas.
*-Ya no tenemos cinco años, maldita sea… -*-bufó, demostrando su malestar
Sólo de reojo pudo ver a un chico que portaba su uniforme completo hablando con la directora, un chico unos 10 centímetros más alto que él, un poco aperlado y de cabello negro quien parecía solo asentir con la cabeza a todo lo que la directora le decía. Sin embargo no le dio más importancia.
Ya en el salón el Profesor, quien era una cara conocida por todos ellos comenzó a hablar:
-Bien chicos, vuelvo a ser su maestro una vez más...- El alumnado no pudo contener los gritos de alegría ya que el profesor, de nombre Friedrich, era un gran maestro pero sobre todo una persona buena y amable que se llevaba bien con los jóvenes, bastante bromista y relajado:
-sí, sí, sí, ya sé que me aman pero parece como si yo estuviera maldito por que con este es mi 3er año con ustedes...-Gran parte del grupo reía ante el comentario sarcástico del hombre, la mayoría menos Antonio, quien se refugió en su teléfono celular mientras veía las actualizaciones de Facebook.
-Profesor Friedrich, puede venir un momento…-Solicitó una mujer de edad mayor y rostro serio al susodicho. Esa mujer se trataba de la prefecta.
El profesor salió al instante y un escándalo se armó en el aula, muchos de ellos estaban felices de volverse a ver después de las largas vacaciones de verano.
-¿De qué creen que se trate…? Es raro que interrumpan de esa forma la primera clase.-Preguntó Miriam, una de las amigas de Antonio
-Quizás debe irse temprano porque su perro se asfixió con una pelota…-Dijo Alberto en forma de chiste…
-No lo sé... pero espero que tarde en regresar, no quiero que nos de su sermón de: "Tienen que ser mejores este año blablabla" ¿no es así, Antonio?-interrogó Aura, una chica pelirroja también miembro del reducido grupo de amigos del susodicho.
Éste, sin embargo, sólo movió su cabeza en señal de estar de acuerdo mientras se disponía a escuchar música durante la ausencia del profesor.
Pasaron diez minutos aproximadamente cuando el Profesor regreso con una carpeta en su mano y una cara de increíble asombro.
¿Qué pasa profe?, ¿algo malo? no me diga que le despidieron por acosar a las alumnas de nuevo ingreso...-Se mofó un chico que tenía reputación de ser un revoltoso.
-No, no es eso, solo que tenemos un nuevo alumno, recién llegado del extranjero.
-¿Y qué tiene que decirnos de él…?- Preguntó una chica medio regordeta pero simpática, ya que siempre que viene un nuevo alumno el profesor daba un resumen del nuevo alumno para que lo conocieran mejor
-Bueno…-se aclaró la garganta mientras leía el contenido del expediente del nuevo chico…-calificaciones perfectas, un alumno de 10/10, ha estudiado en Alemania, Rusia, Francia e inclusive su natal Inglaterra... es un poco introvertido y callado. Su historial académico es perfecto, no sólo por sus calificaciones, sino porque jamás ha faltado a una clase. Tipo de sangre: O negativo y le gustan los chocolates amargos.
Hubo revuelo y expectación por parte de los jóvenes estudiantes, nunca habían escuchado de un alumno con calificación de 10 en todo.
*-¿Un nuevo alumno?-* pensó para él mismo e inevitablemente no pudo dejar de pensar en el chico alto de cabello negro. *-¿Qué probabilidades hay de que sea él?-*
-Bueno, ¿por qué no lo conocen ustedes mismos…? pasa por favor…-Solicitó el profesor.
En eso, y como se del destino o la casualidad se tratase, entro:
Era alto, de piel aperlada, cabello negro, ojos azules grisáceos, delgado, con una bolsa de un solo tirante en la cual tenía varios broches de diferentes Pokémon, y con la corbata un poco floja y las mangas arremangas.
Se puso en frente del salón y barrió, casi literalmente, a todos los presentes; soltando una mueca de disgusto al verlos a todos.
*-¡Es él…!-*
-¿mmm…? preséntate ante tus nuevos compañeros, ¡y escúchenme bien! nada de preguntas, hasta el final… comienza por favor.
-Vengo de Italia, donde fue el último lugar donde estudié, tengo 15 años, y me llamo Charles, todo lo demás que podía decir ya lo escucharon del profesor… supongo que es un gusto…-Antonio lo veía fijamente pero Charles no parecía percatarse de ello.
Hubo varios murmureos irrelevantes de muchas de las jovencitas que afirmaban que era guapo, incluso mejor que muchos de sus compañeros.
-Bueno, ¿tienen alguna pregunta para el chico?-Sin demasiada espera, comenzaron a llover infinidad de preguntas
-¿Tienes Novia?
-No, y no deseo tener una...-Respondió, tajantemente.
-¿Ya te han besado…?
-¿Para qué quieres saber eso…?-Se notaba un tono de molestia en su voz.
-¿Te gustan los videojuegos?-Preguntó un chico, dando fin a las preguntas personales.
-Sí, aunque no me considero "Gamer"-Fingió una sonrisa, al parecer esa pregunta no le molestaba
-Yo tengo otra pregunta, ¿Por qué te fuiste de Inglaterra?-
-Alemania, estaba en ahí cuando decidí mudarme aquí.
-Entonces, ¿sabes hablar alemán…?-Interrogó Aura.
-Offensichtlich, Fräulein...-
Hubo un breve silencio en el aula… al parecer, nadie sabía que había dicho…
-Bueno si no hay más preguntas... entonces iniciemos con su primer día de clases…
-Yo quiero preguntar algo…-Antonio levantó la mano para dejarse escuchar…-Tus otras escuelas, ¿eran escuelas de paga…?
-Sí, así es…
-Y también, ¿es cierto que eres un prodigio?
-Se podría decir, pero me gusta pensar que en realidad es mérito de mi propio esfuerzo y no algo de genes...
-Entonces, si eres tan listo y tienes el dinero suficiente para pagar escuelas privadas, ¿por qué viniste a esta escuela de mierda, en este país de mierda…?-Estuvo a punto de recibir una amonestación por parte del profesor, pero esto se evitó ya que Charles respondió al instante…
-Detecto odio, no… más bien frustración en tu voz; no tengo porque darte razones de nada pero vine a este país, porque necesitaba terminar la secundaria en un país cercano a Canadá, ya que ahí estudiare el resto de mi vida y necesitaba acostumbrarme al clima, la presión y a otras cosas relacionadas al medio. ¿Eso resuelve tu pregunta?
-Por cierto, ¿qué hay de tus amigos?, ¿no los extrañas?-preguntó otro estudiante…
Charles rio ligeramente…-¿amigos?, ¿quién menciono que tuviera tal cosa?, estoy bien solo, lo que me recuerda: no tienen por qué preocuparse por mí, si me ven deambular en soledad a la hora del almuerzo, pueden dejarme así… no tiene que molestarse en hacerse mis amigos… no me interesa tener tal cosa. Soy inofensivo, mientras no se metan conmigo.
Así se dio por finalizada la presentación de Charles. El resto del día fue silencioso por parte del nuevo ya que no hablaba con casi nadie, las palabras que decía eran lo más cortantemente posible y nadie era capaz de mantenerle una conversación por más de 6 minutos. Antonio no le dirigió la palabra, pero ocasionalmente le dirigía una mirada para saber qué hacía.
Nadie fue capaz de encontrarlo a la hora del almuerzo.
Las clases terminaban a las 7:00 pm en punto. Estaban en clase química, y Antonio no le quitaba los ojos de encima al moreno quien estaba hablando algo de fórmulas con la profesora mientras ésta lo veía con cierto asombro. Sonó la campana que les permitiría regresar a sus hogares.
*-¡La campana!, por fin me podré largar, pero antes debo hablar con el “señorito perfecto…”-*
Su plan de intercambiar palabras con el chico nuevo no pudo concretarse ya que la profesora habló evitando la salida del alumnado…
-No tan rápido jóvenes, nadie se va hasta que me den sus trabajos, joven Charles, usted puede irse ya, lo veré mañana y fue todo un placer…-La mujer sonrió cortésmente. Charles agradeció para posteriormente retirarse
Antonio termino su trabajo unos minutos más tarde y corrió para intentar alcanzarle, ya que quería hablar con él. Era casi una necesidad.
Cerca de la parada de autobuses, se encontraba Charles, poniéndose unos audífonos azules; tenía que bajar en la intersección de la parada y un puente que le permitía cruzar el río que estaba a un lado de la Escuela para tomar el autobús que lo llevaría a su nueva casa.
-¡ESPERA!-Gritó Antonio, mientras esquivaba a varios estudiantes para llegar al encuentro con Charles…
Éste se detuvo al escuchar la voz de Antonio, la cual reconoció al instante...
-Oh eres tu ¿Qué quieres…?-Fingió sorpresa, mientras le preguntaba con un tono de voz relativamente molesto.
-Tu... tu... quieres... quisieras...- Casi no podía hablar. Sus palabras eran cortadas por pequeños jadeos que reflejaban cansancio, después de todo, había corrido por un tiempo considerable.
-¿Yo qué…?-Preguntó con desesperación. Parecía llevar prisa.
-¿Quisieras... almorzar... mañana.... con nosotros... mis amigos y yo?
-¿No dije que no tenían qué preocuparse por mí? no necesito que me integres a tu grupito o dicho de otra forma, no necesito de tu lastima, gracias...-Hizo un movimiento con la mano en señal de despedida e intentó reanudar su camino, sin embargo, Antonio lo detuvo por el brazo.
-No lo hago por que sienta lastima por ti, lo estoy haciendo por mí…-Esto causó interés en el extranjero…-estoy seguro que me quitarás esta sensación de monotonía que siento desde hace un año... por favor…
-Verwünscht!-Maldijo en un susurro casi imperceptible…-está bien, pero si me aburro, me largaré y sólo comeré contigo… no trataré con ninguno de tus amigos, ¿está claro…?-
Antonio asintió, mirándolo directo a los ojos; ese azul grisáceo se cruzó con sus verdes ojos y produjo una extraña sensación en su estómago, su vejiga, y sus testículos; como alguna clase de cosquilleo. -Gracias...- dijo a lo bajo, dejándolo en libertad y permitiendo que Charles siguiera con su camino...
-Hasta mañana, Antonio...-se despidió el moreno, repitiendo el movimiento de su mano.
Este último solo se le quedo mirando... ¿Acaso había hecho un nuevo amigo…?