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¡Algo se quiebra a pedazos...! por Teseo

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Notas del fanfic:

Queridos Lectores; la verdad es que esta es la primera vez que decido hacer pública alguno de mis textos. Sé que no soy el mejor, pero espero que mi experiencia siga aumentando de ahora en más y sea capaz de agradarles mi trabajo.

Notas del capitulo:

¡Buenas! Acá vengo con uno de mis fics, esta vez me he decidido a subirlo y espero que puedan tomarse el tiempo de leerlo, no solo de juzgarlo por el pésimo resúmen que le he hecho. ¡Me despido!

Oscuridad, la yaciente oscuridad que se movía encima de las cosas que tanto se esforzaban por mantenerse a la luz del día, una especie de descomunal fuera que estaba en todos lados y que no podía ser detenida por más que se quisiese; era algo que estaba destinado a coexistir con su fuerza contraria, la luz. No era de día, tampoco era de noche, estábamos en lo que se podía considerar una hora muerta, la brecha entre las dos potencias, el único momento donde eran capaz de coexistir en el mundo, dando pasos a intensos matices de color en toda superficie donde danzaban. Algo no se sentía bien desde hacía meses, como si algo en el mundo se hubiese ido de repente, algo que siempre estuvo entre los mortales pero no era valorado lo suficiente hasta que se estaba rompiendo justo en frente de sus narices y eso daba miedo, haber perdido algo pero no saber el qué.


No tardó mucho en escucharse un rayo sobre las nubes teñidas de naranja. Un temblor abarcó una gran área del suelo, tanto que se podría jurar estar en el lugar de un terremoto naciente, pero no era así. En cambio unas pequeñas motas resplandecientes de luz salieron desde la nada, parecían de alguna forma comunicarse entre ellas hasta el punto de aparecer en su forma humana; un grupo de trece personas, hombres y mujeres que parecían tener un aura dorada a su alrededor, distribuidos en forma de U invertida al frente de una mesa de piedra. Todo se quedó en silencio por un momento, ellos miraban como detrás de un árbol… un conjunto de sombras emergía y formaba la figura de un anciano; un pobre viejo al que no se le podía ver el rostro.


-       Entonces… ¿Puedo hacerlo, en serio puedo hacerlo? – Su voz se notaba suplicante, pero más allá de esa imagen de un decrepito anciano, se escondía el brillo de las llamas en sus cuencas vacías, portaba una túnica negra que cubría sus pies y un abollado casco negro sobre su cabeza; parecía alguien importante después de vivir en sus años dorados - ¿Me permitirán hacerlo al fin? ¿Podré liberarlo de una vez por todas? – El tono arrogante de su voz inundó el lugar; sus cuencas dejaban ver una pequeña llama morada creciendo en el interior, ansiaba llegar a completar sus planes por lo que se veía.


El escenario cambió…  Ahora el hombre tenía un estado más repuesto, sus cabellos negros caían largos hasta sus hombros y una risa macabra hizo eco en una habitación donde yacía en el medio un trono de hierro con forma de una inmensa calavera; a su lado, en un trono en forma de rosa dorada estaba una mujer que le miraba de reojo, con la cabeza gacha. El hombre tomó puesto en su trono y alzó su brazo derecho con la palma extendida; dejando que un estruendo gigante se hiciese paso en la habitación, tan fuerte que algunas estelas rocosas cayeron del techo; unas que podrían atravesarte en dos. El suelo se abrió en dos, dejando salir un olor putrefacto; como la mezcla del viejo baño de un restaurante de comida rápida en Buffalo y una gran cantidad de azufre. Eso dio paso a un pedestal que aprisionaba a dos mujeres de rodillas, con cadenas doradas cubriendo sus manos y una tela carmín  brillante de terciopelo tapando sus labios; con quemaduras por todo el cuerpo y aparentemente cansadas de estar allí.


-       Ahora, queridas. Ustedes me harán un pequeño favor… - El hombre tocó su mentón con el dedo índice, dejando ver anillos de rubí y otros ornamentos hechos de metal y huesos de antiguos guerreros, paró. Una risa salió de sus labios, capaz de helar y erizar los vellos de la nuca del más fuerte, sus dientes levemente teñidos con sarro dejaron salir – Porque con su ayuda, derrocaremos de una vez a los Dioses y yo podré reclamar lo que es mío por derecho.


Quería ayudarlas,  pero parecía que solo estaba en el modo de un espectador, como cuando vas a un cine a ver una película; por más que le grites a la gran pantalla no serás capaz de llegar a los que están dentro y eso me frustraba. El sentimiento de vacío aumentó en mi pecho, algo no estaba bien, de pronto comencé a sudar frío, mi respiración se aceleraba hasta el punto de no tener suficiente oxígeno en el cuerpo; él me miró directamente, sentí sus llamas clavadas en mis ojos, las sombras con ese putrefacto olor de azufre rodeando mi cuerpo, hasta el punto que estaba sumido en la oscuridad y su risa chillaba en mis oídos.

Notas finales:

¡Esto ha sido todo por el día de hoy! La verdad es que ha sido mucho más corto de lo que esperaba - y quería - pero el tiempo apremiaba. Espero que les haya gustado al menos un poquitín y seguiré subiendo más capitulos según pase la semana. ¡Si te ha gustado, un comentario siempre es bienvenido! Recuerden, ustedes son lo más importante para nosotros o al menos para mí lo son <3.


Se despide, Alex.


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