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Anhelando la lejanía por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Ésta historia es un RL pleno y completamente RL, se mencionará parejas extra pero solo serán menciones, espero que lo disfruten, para cualquier duda, pregunta o reclamo pueden buscarme en facebook como KratSn fics 

 

Advertencia: En cierto punto hay mucho drama y cosas difíciles de afrontar debido al exceso de situaciones conflictivas. Un largo camino que seguir antes del final feliz. Pido discreción 

Notas del capitulo:

Hola mis pequeñas y pequeños, vengo a mostrar otra de mis locas ideas, gracias al cielo que las vacaciones por navidad y fin de año sirvieron para que me inspirara jajajaj 

Lo que me recuerda, ¡FELIZ AÑO! para todos, paz, prosperidad... y todo lo que se dice en éstas fechas XD

 

Es mi primer RL... creo, bueno tengo otro como pareja secundaria pero destrocé la OTP de muchos  ¬_¬  ... dejando eso de lado y volviendo al tema principal aquí tendrá final feliz, ni idea de como lo hago XD pero lo haré 

 

Si soportan los veré en las notas finales

 

Adv: tomé un cliché y bueno, veremos que pasa

 

 

 

Todos odiaban la clase de matemática y yo no era la excepción, al menos no hasta hace unos meses, cuando empezó el  nuevo periodo escolar. Lo recuerdo bien, mi salón estaba lleno de niños charlando de sus novias, las niñas hablando de lo que debían hacer para verse más bonitas. Supongo que era normal ya que todos teníamos quince años, dieciséis máximo, estamos en plena adolescencia, esas cosas son nuestra prioridad… bueno deberían serlo, pues para mí, como que esa adolescencia me abandonó. Debería buscar una pareja pero nadie me llama la atención, en parte me siento un ser extraño, alguien al menos debería atraerme pero… me desvié del tema. Decía que hace unos meses cambió mi opinión, la razón era simple, el nuevo maestro

 

 

-todos a sus lugares – la encargada daba la orden y de inmediato cada uno tomaba su lugar. Tras la reverencia correspondiente empezaba la clase, si mal no recuerdo así fue la primera vez también

-abran sus libros en la página 27, empezaremos con el nuevo tema – la voz profunda y seria, el traje impecable, la fedora reposaba en el escritorio y mi asco aumentaba solo con ver aquellos ojos negros profundos. Cómo luchaba por mantener la serenidad en mi rostro. Escuchaba la clase sin concentrarme totalmente, jugaba con mis esferos imaginando que haría mi madre en la cena – si no presta atención le agradecería que saliera del salón – la voz de mi maestro me trajo a la realidad de inmediato, similar a un golpe con el borrador… espera, ¡si era un golpe! ¡El maldito me había golpeado!

-lo siento – apreté mi puño cuando me di cuenta que Reborn-sensei me lanzó mi propio borrador. Podía ver su sonrisa ladeada, parecía disfrutar de nuestro sufrimiento, bueno no era raro ya que era el profesor más estricto que conozco en mi corta vida – no pasará de nuevo

-eso espero, caso contrario reprobará sus exámenes y tendrá que asistir a clases complementarias – me tensé al escucharlo. No quería hacer eso, mi madre me mataría y mi padre me quitaría mi mensualidad, ¡jodida adolescencia!

-si… sensei – pronuncié con desgano mientras miraba los problemas en mi libro. Ese maestro que no sobrepasaba los treinta me tenía al borde de la desesperación, no solo porque era estricto sino porque parecía burlarse de mí cuando no podía realizar algún ejercicio ¡maldito sea!... ¿mencioné que odiaba las matemáticas? Pues desde que Reborn-sensei, más conocido como el “señor perfección” apareció… las detesto

 

 

 

Rogaba porque sus clases terminaran y solo ahí me sentía relajado. Observaba a mi alrededor y era como si el alma se nos escapara del cuerpo a todos, me impresionaba que un solo  hombre lograra eso, pero algo debía admitir, el sensei era un buen maestro. Las explicaciones eran claras, precisas, si ponías la suficiente atención lo entendías todo, pero… me aburría como nunca y así fue como… reprobé mi examen y tuve que buscar  ayuda. Eso me lleva a la situación actual, me encuentro fuera de la sala de profesores, reuniendo todo el coraje que tengo para solicitar la dichosa ayuda. Tengo que hablar con el sensei para que me ayude a encontrar un tutor, el mejor de mi clase ya estaba ocupado y no estaba seguro si alguien más podría darse la tarea de enseñarme con paciencia

 

 

-me sorprende tenerlo por aquí joven Bovino – su sonrisa de medio lado tiene un tinte de “eres mi peor alumno y esto era predecible”

-necesito ayuda – susurré algo avergonzado pues aquella mirada me estaba incomodando. Le expliqué mis problemas para encontrar la ayuda que necesitaba y él solo bebía el café negro – ¿podría decirme si algún alumno puede hacerse cargo de mí?

-lo haré yo – lo miré confundido mientras ladeaba mi cabeza, ¡eso tenía que ser broma!

-es… ¿es en serio? – lo observé jugar con las extrañas y sobresalientes patillas que tenía y lo caracterizaban

-como tu maestro me siento responsable – la seriedad con la que me dijo todo eso fue… tan convincente que accedí sin dudarlo – puedes quedarte después del horario normal. Iré a tu clase para explicarte lo que no entiendas, solo revisa el contenido, prepara las preguntas. No olvides nada

-gracias – dije mientras terminaba de asimilar todo. En primer lugar no me hacía gracia verlo más de las horas necesarias, en segundo lugar no me caía bien y en tercer lugar, la primera opción más la segunda

-es todo, puedes retirarte. Empezaremos desde mañana – me sonrió levemente mientras retomaba su trabajo habitual

 

 

¡Genial, tengo un tutor! Nótese el sarcasmo… suspiré cansado mientras regresaba a casa, tendría que prepararme para el siguiente día y los días necesarios para aprender todo. Cuando comente lo ocurrido en mi casa, mis padres se ¿alegraron?... ¿era en serio? ¿Qué cosa buena puedo sacar de una tutoría con Reborn-sensei? “él te enseñara bien, es tu maestro después de todo”… madrecita mía, te amo, te adoro pero a veces no te entiendo… solo pude suspirar resignado. Llamé a I-pin para desahogarme un poco y ayudó bastante “no te preocupes Lambo te irá bien, no puede ser tan malo” decidí creerle a mi amiga, ¿Qué puede pasar?

 

 

-tienes que reemplazar esto aquí… – ahí estaba yo, con los apuntes y mi vista clavada en el cuaderno, intentando no perder detalle de la explicación… pero había algo que me estaba incomodando. El sensei estaba sentado en frente de mí, con el porte elegante que lo caracterizaba, serio, mirándome todo el tiempo… ¡me estaba agobiando tanta atención! – bien

-ahora entiendo – y lo peor de todo es que… ¡estaba entendiendo toda la maldita materia! llevaba unas dos horas en tutoría y logré entender algo que en casa me llevó toda la tarde medio leerlo

-serias buen alumno si te concentraras más – me dijo mientras se levantaba – creo que por hoy esto es suficiente

-no es tan malo – susurré pero el sensei me escuchó, volteó a verme y sonrió burlón…. Odiaba esa sonrisita de superioridad

-soy el mejor tutor en esta escuela – lo vi dar media vuelta y retirarse. Yo solo quería que se cayera de las escaleras, no que se muriera o algo… solo que se lastimara un poco

-arrogante – susurré mientras me disponía a recoger mis cosas, al menos el primer día estaba superado

 

 

La semana pasó con rapidez, y algo tenía que aceptar, mi sensei era bueno. Tenía una habilidad innata para enseñar, también era amable en ciertas ocasiones ya que me tenía paciencia cuando algo en verdad no entendía. Empecé a darme cuenta de las razones para su carácter tan duro, en primer lugar si él nos exigía nosotros teníamos que esforzarnos y mejorábamos nuestras habilidades, era directo porque solo así las cosas se entendían, sonreía burlón sinónimo de que le gustaba las acciones que tomábamos, era observador fijándose en cada alumno, analizando los problemas que tenían, y que olía a café… no sé cuándo me empecé a fijar en eso pero… olía a café. Si alguien se acercaba lo suficiente también lo percibiría, el aroma que desprendía era a café, un toque suave, era mezclado también con una colonia ligera, fresca, bueno al menos eso era lo que yo percibía. Cuando se acercaba para explicarme podía embriagarme con ese aroma… ¡maldición, en que cosas me fijaba!

 

 

Me bastó la tutoría del sensei por un mes para volverme uno de los alumnos más destacados en esa materia. Me sentía dichoso por dos razones, la primera que ya no tendría que ver al sensei después de clases y la segunda porque mis padres se pondrían contentos, tal vez así consiga ese videojuego que tanto anhelo. Aunque cuando disfrutaba en casa de la paz, recordaba el aroma del sensei… ¡eso era malo, muy malo! ahora pensaba en él y anhelaba sus clases, las cuales ahora me parecían interesantes ¡pero qué demonios me hizo el sensei! Algo que  más me impactó fue el hecho de que ahora sabía pequeños detalles de la vida del sensei. Algunas veces cuando yo me distraía o nos tomábamos un descanso solíamos platicar, así que… tenía 29 años, era soltero, le gustaba los tajes costosos, sus padres vivían en un pueblito lejano, era hijo único, tenía un pequeño camaleón como mascota llamado Leon, le gustaba los capuchinos, sus patillas eran su rasgo más atractivo  y que estaba dispuesto a viajar si podía aspirar un trabajo en Italia… no entendía porque sabía toda esas cosas ¿Cuándo pasó?

 

 

Cuando dejé de ver el lado malo del sensei, podía ver las cosas positivas de él, no eran muchas pero las tenía. Como el hecho de ayudarme, aunque pudo darme un compañero de estudio y ya, se ofreció él mismo a hacerlo. Eso fue… genial, mis notas mejoraron bastante, así que ¿por qué estoy en este mismo momento en frente de él?

 

 

-¿qué se le ofrece joven Bovino? – su voz es autoritaria y causa que de un pequeño salto, eso hace que esa sonrisa que odio aparezca – ¿tanto me teme?

-no es eso – “idiota, idiota, idiota, odio su maldito ego” – necesito ayuda con algo sensei – suspiré resignado mientras veía que el sensei ampliaba su sonrisa

-así que le gustaron las tutorías

-… - quise lanzarle un insulto y decirle que se muriera pero… respire hondo y completé mi pedido – no entendí el último tema, solo quiero que me explique algo

-bien, te veré después de clases entonces

-¿puedo pedir su ayuda cuando no entienda algo? – dije con un toque de recelo, porque no me gustaba la idea de pedirle ayuda. Odiaba que me mirara como si fuera superior a mí, solo porque es profesor… lo odio

-puedes hacerlo, por algo soy tu profesor

-gracias – sonreí levemente y el sensei me devolvió la sonrisa, pequeña pero era sonrisa. Si lo veías bien, no era tan malo como creí

-no dejaré que uno de mis estudiantes sea un mediocre – olvídenlo ¡¡si, es un cretino!! Sólo gruñí bajito mientras él me miraba – tienes talento y no dejaré que lo desperdicies – ahora si ya no sabía que pensar. Cuando me dijo lo último percibí un pequeño toque de ¿dulzura? ahora el señor perfección… ahora no sabía si en verdad era malo o bueno. Suspiré antes de despedirme, dar la reverencia y salir de ahí

 

 

 

Pasaron semanas, pedía ayuda cada que necesitaba, no eran muchas… ¿a quién engaño? lo hacía más o menos tres días a la semana. Me sentía un poco torpe pero me seguía distrayendo a veces y perdía el hilillo del asunto. No sé cómo el sensei me aguantaba, aunque no robaba más de media hora en sus días laborales. Era extraño, ahora me agradaba el sensei al menos hasta que decía cosas que menospreciaban mi intelecto, ahí si me daba rabia. Las cosas empezaron a cambiar cuando por error descubrí la casa del sensei, y digo por error porque… aceptémoslo, estaba huyendo de una pandilla que quería pelea. Corrí como desquiciado para terminar perdiéndome entre las calles, rondé por allí por unos minutos, horas tal vez y cuando me di cuenta el sensei estaba en frente de mí. Fue horrendo explicarle mis motivos para estar allí, el sensei solo me miraba divertido y me refugió en su casa un par de horas en las cuales charlamos un rato. Le conté sobre un poco de mi vida…  ¿por qué hice eso?

 

 

-me gustan las niñas, son delicadas y generalmente son amables – sonreí al recordar a I-pin, ella es amable pero cuando se enfada me da la sensación de que estallará en algún momento

-tienes fama de rompecorazones – el sensei me miraba con curiosidad y yo solo le sonreía divertido… era raro hablar de ese tema con mi profesor

-usted tiene la misma fama – ni como negarlo, las niñas lo doraban a pesar de todo lo idiota y egocéntrico que fuera. Todas se morían por el sensei, había que admitir que era atractivo, un cuerpo de infarto y un porte elegante, el deseo de cualquiera

-soy un maestro serio, mis líos amorosos no deben involucrar a alumnos si eso estaba pensando – pues sí, en eso pensaba, con esa forma de hablar podría engatusar a cualquier alumna o alumno

-entiendo su profesionalismo pero tengo una duda – waaa mi lengua se estaba soltando demasiado pero me ganaba la curiosidad

-pregunta, antes de que decida no responder

-¿le atraen los hombres? – ¡cómo tuve el valor! Seguramente un sonrojo adornaba mis mejillas en ese momento, regresaría a casa y miraría mi reflejo acordándome de esta situación… no creo soportarlo

-si son donceles puedo aceptarlo o si tienen algo especial – la simplicidad, serenidad, formalidad o lo que sea que tenía su voz me tranquilizó. Pensé que se iba a enfadar o algo

-yo pensé que solo le atraían las mujeres – sonreí mientras jugaba con mis cabellos negros y rizados

-no tengo prejuicios

-pues en la escuela los donceles estamos bastante escondidos… – y ahí fue donde me arrepentí de no medir mis palabras, ¡joder, se suponía que era un secreto! los donceles generalmente nos ocultábamos para no ser tratados de manera especial – yo…

-ya lo sabía – me dijo sin inmutarse – está en tus registros

-había olvidado eso

-no te preocupes, no diré nada, ustedes tienen mayores libertades si eso no se sabe

-odio que la gente empiece a tratarnos como una mujer… al enterarse de que somos donceles es como si todo cambiara – suspiré mientras me relajaba un poco, al menos el sensei parecía el mismo… cuando mis padres me explicaron mi condición yo solo podía verme al espejo, mis ojos verdes, mi cabello rizado, los rasgos aniñados, de cierta forma parecía mujer pero… ¡no era una! y me molestaba mucho cuando alguien quería tratarme así

-tratarlos de forma diferente no es lo correcto, son hombres después de todo

-gracias por eso – sonreí sonrojándome levemente, era grato encontrar personas con ese pensamiento. Mis padres solían tratarme como un niño y se los agradecía, I-pin también lo hacía, nadie más sabía mi secreto por lo que a la vista de todos yo era un hombre y ya… ser doncel era un reto

 

 

No sé cómo pasó, no entiendo como pude, tampoco sé por qué pero… ahora y aunque me costara admitirlo, me gustaba pasar tiempo con el sensei. Era agradable sentir el aroma del café, ver esos oscuros ojos que me miraban desde arriba, me intimidaba a veces y eso me hacía enojar pero dejando eso de lado, solo podía embelesarme con el hombre ante mí. Las patillas que hacían sobresalir su rostro, la seriedad que mostraba, todo de él… me había cautivado, ¡y eso era horrible! por un lado me sentía culpable ya que era mi sensei y a veces buscaba escusas para verlo, en otras me sentía basura porque me imaginaba como sería si me correspondiera y dejaba todo por estar a mi lado. Me sentía un insecto que debe ser pisoteado cuando entendía que Reborn-sensei sería acusado de pedofilia, mis padres se morirían si yo me involucrara con un hombre que me dobla la edad y a pesar de eso yo seguía pensando en el sensei como algo más que un simple profesor… me atraía ese sujeto… ¡soy despreciable! Al menos tenía a I-pin que era mi confidente “es muy raro pero no creo que sea malo, dicen que para el amor no hay edad” ella siempre sabía cómo animarme, un poco al menos

 

 

 

 

 

Al final lo que más me temía sucedió, mis sentimientos ya eran demasiado evidentes. Para la época de Navidad, el mismo sensei me lo aclaró “sabes que no me involucraría en una relación con un alumno” yo solo sonreí melancólicamente. Esa vez lo encontré en medio de la calle y conversamos en un parque cercano, la nieve caía y hacía frío por lo cual mi sonrojo podía camuflarse con las reacciones de mi cuerpo ante en clima, “yare, yare… lo sé y lo lamento… sólo deje que siga así, digamos que es mi primera ilusión y no pasara más allá de eso” no supe ni como pude decir algo así, pero más increíble me pareció la respuesta de Reborn-sensei. “Haz lo que quieras mocoso pero no interfieras en mi trabajo o dañes mi reputación” típico de ese hombre, y a pesar de decirme aquello… me dejó seguir pidiéndole ayuda con las tutorías e incluso me dejaba visitarlo de vez en cuando en su casa. Aunque a veces pienso que debería de echarme a patadas, porque alimentar mis ilusiones es más doloroso. En algún punto dejé de pensar en mi corazón herido a futuro y simplemente disfrutaba de la compañía del sensei

 

Decidí alejarme un poco, más para cuidar de mi propio orgullo y corazón, que por otro motivo. Desaparecí en el día de noche buena y solo volví cuando las clases del nuevo año empezaron. Me la pasé pensando en el sensei, varias veces me golpeé la cabeza contra la mesa, ¡¡cómo podía ser tan idiota!! Después de eso volví a caer… busqué tutoría, y me sentí inmensamente feliz al sentir el aroma a café nuevamente. ¡Seré idiota! Estaba cayendo en un abismo y Reborn-sensei… parecía disfrutarlo, ¡el maldito lo estaba disfrutando! podía ver en aquella mirada oscura la felicidad cuando yo me sonrojaba

 

 

-¿le parece gracioso que me ilusione con algo imposible? – le reclamé cuando en verdad ya me había colmado la paciencia

-¿quién dijo que es imposible? – sonrió de medio lado antes de levantarse de su escritorio, después de todo la hora de tutoría había terminado

-espere… ¿a qué se refiere? – me interpuse en su camino, estaba intrigado por esas palabras

-nunca permití que alguien se metiera en mi casa antes – me sonrió colocándose su fedora y ocultando su mirada – pero aun eres un mocoso… por lo que no haré nada

-¿y si yo insisto? – lo miré desafiante, ahora que me daba una pequeña esperanza no estaba dispuesto a quedarme así… necesitaba actuar

-¿qué más quieres mocoso? – me habló con seriedad. Debía entenderlo, él era mi maestro… me doblaba la edad y yo…

-¡que me quieras! – me sonrojé, lo sabía porque mis mejillas me ardían. Mi corazón latía como loco… nunca me imaginé estar diciendo eso… y menos al odioso sensei

-eso es… imposible – me esquivó para salir de allí

-¿es porque soy menor de edad? – de nuevo lo intercepté, podrían pensar que soy fastidioso pero… no estaba dispuesto a perder esta oportunidad caída del cielo

-si – su voz mostraba seriedad pero yo me adelanté

-solo falta unos años… yo…

-no me metas en problemas – gruñó y me tensé pero no retrocedí

-lo visitaré hoy – no me respondió pero sea lo que sea que pasara, él despertó mi ilusión, lo intentaría al menos… ¡él tuvo la culpa de todo! Me quedé un rato allí suspirando, estaba solo así que… – yare, yare… soy un idiota

 

 

Como dije, en la tarde estaba parado en frente de su casa, debatiéndome en si tocar o no el timbre, incluso me temblaban las piernas. Una cosa era visitarlo como mi maestro y mi amor platónico pero… ¿ahora qué demonios debía decir o hacer? a los cinco minutos el propio Reborn salió enfadado y de un tirón me metió a su hogar. Me asusté e incluso solté un pequeño chillido por la repentina acción

 

 

-¿sabes lo desesperante que es esperar a que te dignes a tocar? – lo escuché bastante enfadado

-no me reclames nada – me quejé con un puchero – ¡estaba nervioso y qué!

-así que te pongo nervioso – me dijo acercándose hasta que nuestros rostros se separaban por unos centímetros. Mi cuerpo se tensó pero intenté no apartar la mirada – interesante

-¿qué intentas? – mi voz se quebró levemente… eso fue inevitable

-comprobar qué tan en serio vas, sólo eres un mocoso – se mantuvo a esa distancia analizando mis movimientos

-y usted un vejete – me quejé acercándome

-pero aun así te enamoraste de mi

-lo hice

-¿y qué harás?

-yo… – simplemente me dejé llevar por el impulso. Lo besé y ni yo mismo me lo creía, pero no me arrepentí, aunque fue un beso casto pude apreciar la suavidad de los labios de mi sensei. Me separé de golpe cuando sentí que era necesario, no podía evitar estar sonrojado ¡fui impulsivo!

-que linda vaquita – me susurró al oído mientras levantaba mi rostro para besarme de nuevo, yo solo suspiré, ya que el ritmo que me marcaba no era nada parecido al beso infantil que le di hace unos momentos. Movía sus labios con cuidado sobre los míos, yo solo lo seguí, estaba extasiado sintiendo el sabor del café negro combinarse con el dulce que los míos despedían. Fue un contacto… diferente y jamás pensé que lo haría

-¿por qué… “vaquita”? – reclamé cuando nos separamos y pude retomar mi respiración normal

-¿no sueles usar siempre una camisa de manchas? – sonrió burlón – pues te queda bien aunque todavía eres un mocoso –

-idiota – me quejé alejándome, pero él me aprisionó de nuevo. Si seguía besándome así podría acostumbrarme

 

 

 

Lo acosé… en pocas palabras era eso. A pesar de que Reborn… si señores ahora era Reborn y no el sensei… bueno lo acosé, lo visitaba constantemente ahora solo en su casa, ciertos días a la semana, después de todo sería raro que yo saliera de casa muy seguido. Él se limitaba a seguirme la corriente, muchas veces me dijo que no le causara problemas y terminé entendiendo que se reprimía mucho debido a la condición en la que estaba, un profesor… ¡el maldito problema era que era profesor y yo menor de edad! al menos me dejaba estar junto a él, a pesar de que muchas veces sentí como quería aumentar nuestra cercanía. Los besos siempre eran calmados y notaba como se auto controlaba, tenía curiosidad por saber qué era capaz de hacerme… eso sonaba horrendo si yo lo decía pero simplemente tenía curiosidad. Besos castos, roces delicados, podía ver algo que nacía en aquellos ojos negros pero casi de inmediato me apartaba de empujón. Me reclamaba por estar tan cerca, solía molestarse sin razón y eso me fastidiaba. Terminábamos peleando y con unos besos suyos me bastaban para terminar toda pelea, sonaba tan… Estúpido, pero así era nuestra extraña relación

 

 

-¿es normal que… te contengas? – ok estaba pisando terreno peligroso y lo sabía. Estaba a solas con Reborn en su casa, tenía esa duda desde hace tiempo así que me atreví a preguntar

-te lo dije, soy tu profesor… necesitamos cierta distancia – su voz estaba cansada

-estoy en mi derecho a protestar… te veo frustrado de vez en cuando – me quejé. Hace varios días trataba de acercarme un poco más, besarlo de vez en cuando sin que él tomara la iniciativa, lo común, pero generalmente Reborn no respondía como  quisiera… espera… ¿cómo quería que respondiera?... ni yo mismo lo sabía

-estás siendo molesto – me dijo mientras se recostaba en su sofá y cubría su rostro con la fedora

-yare, yare solo tengo curiosidad – sonreí mientras se me ocurría algo… algo que hacía cuando era pequeño, cuando quería llamar la atención de mi padre... claro que era diferente pero lo intentaré

-deja de pensar en estupideces – se quejó, yo me acerqué lo más silencioso posible hasta estar junto a él

-no te contengas – susurré en su oído y él se tensó. Recuerdo que mi padre solía asustarse y empezaba a perseguirme por la sala… tal vez la comparación era absurda pero en ese instante solo quería molestar a Reborn – Reborn – susurré una vez más logrando que él se quitara la fedora y me mirara. Sonreí satisfecho brindándole un pequeño beso casto

-estás jugando con fuego – me dijo y vi de nuevo ese algo extraño que guardaba en su mirada. De pronto se sentó en el sofá y tiró de mí hasta lograr que me levantara. Me quejé por el rudo movimiento e hice un leve puchero, él me sentó a su lado, me tomó por la cintura pegándome a él – vaquita tonta – susurró en mi oído mientras me besaba la mejilla. Delineó mi piel con su nariz hasta que nuestros labios estaban muy cerca, me sonrojé a pesar de que el insulto me molestó pero cuando iba a protestarle, él me besó… introdujo su lengua en mi boca y suspiré por la impresión. Podía sentirlo jugar con mi lengua y me aferré a sus hombros, le seguí el juego como siempre hacía. Dejé que poco a poco cada parte de mi cavidad fuera explorada, empezó suave pero después aumentó el ritmo hasta que me quedé sin aire y él, al darse cuenta, me soltó… respiré profundamente, jadeando mientras trataba de reponerme… admitía que me gustaban esos besos, demasiado si soy sincero – suficiente

-no – protesté de inmediato – no lo es – sonreí mientras pasaba mis brazos alrededor de su cuello – Reborn… de nuevo – ésta vez inicié yo con el beso, quería saborearlo un poco más. Sentí como me pegaba más a él, apretando mi cintura y mi mente estaba poniéndose en blanco, me agradaba que nuestros sabores se combinaran, nunca se lo dije pero así era. La mirada oscura me ahogaba en ciertas ocasiones, me ponía nervioso, y cuando cerraba los ojos al besarlo era como si me hundiera en ellos. Me sentía un poco incómodo en esa posición así que me acomodé mejor… ¿cómo lo hice?

-oye… - se quejó cuando pasé una de mis piernas hasta rodear su cadera, me senté en su regazo y jamás dejé de abrazarlo, sonreí satisfecho cuando vi su ceño fruncido – estás pasando los límites – me regañó de inmediato y a pesar de eso sostenía mi cintura de forma delicada

-no me importa – sonreí mientras lo aprisionaba con mis piernas, pegándome un poco más – Reborn~ - al ver la reacción ¿enfadada? De mi azabache me pregunté si estaba comportándome como un infante, pero cuando se acercó a mi oído…

-atente a las consecuencias – ese susurro hizo que me estremeciera sumándole a la pequeña mordida en mi lóbulo, ¡en qué me metí!

-aah… - ¿de dónde salió eso? Cerré mis ojos avergonzado… tenía razón aún soy solo un niño – Reborn… – ¡me mordió!... y no me dolió. Mordió mi labio antes de besarme nuevamente y mi cuerpo se tensó pegándose más al de mi pareja. Reborn paseó sus manos por mi cintura ascendiendo de vez en cuando, sabía lo que estaba haciendo y yo lo disfrutaba, lo acepto… ¡estaba esperando esto!

-deja que tu voz salga – susurró y podía percibir esa tonalidad grave. Me tensé al sentir sus manos buscando mi piel debajo de la camisa que llevaba, solté el agarre de mis piernas y me aferré a sus hombros. Suspiré cerca de su oído cuando sentí el frio toque de sus dedos en mi cintura – vamos… por qué no dices mi nombre – me retó mientras se alejaba para contemplarme con esa mirada oscura y esa sonrisa ladeada

-Reborn – ¡al demonio todo! si ya lo tenté no me arrepentiría de nada. Lo vi sonreír satisfecho mientras se acercaba para besarme nuevamente, yo solo me dejé hacer. Descendí mis manos por su pecho, cosa que no me había permitido hacer jamás, lo acaricié apreciando el bien formado cuerpo que tenía, y él me pegó más haciendo un contacto más íntimo. Podía sentir el roce… me estaba perdiendo en la sensación, incluso cierta parte de mí empezaba a reaccionar, cuando me fijé intenté apartarme pero…

-quieto – me ordenó mientras sonreía divertido. Intenté  alejarme pero el sostuvo mi cadera con fuerza mientras deslizaba su otra mano por mi pecho, abdomen y seguía descendiendo mientras yo temblaba por la fricción con mi ropa y piel – ¿qué tenemos aquí?

-espera… yo… ah – cerré fuertemente mis ojos mientras me retorcía debido al roce que Reborn ocasionaba… su dedo acariciaba mi intimidad sobre el pantalón, la misma que estaba empezando a reaccionar. Me sonrojé como nunca, cubriendo mi rostro con una de mis manos intenté no emitir ningún sonido, pero me era imposible cuando mi pareja empezó a torturarme con caricias

-deja salir tu voz vaquita – me susurró mientras me quitaba mi mano, besó mi mejilla y yo solté un gemido bajito cuando presionó mi erección. Mi cuerpo tembló y me abracé a él respirando con dificultad, escuché su leve risa… pero no tenía ni ganas de pelear con él en ese momento

-ah… oye – me quejé intentando separarme y que dejara de torturarme pero me apretó más a él. Gemí alto cuando sentí un roce… al parecer no era el único disfrutando de todo eso – Re… Reborn – miré la oscuridad en su mirada, ahora podía saber qué era ese algo, era deseo… lo besé con necesidad, suspiré cuando volví a rozar su erección. Quería hacer algo también y con un poco de vergüenza deslicé mi mano hasta tocar su intimidad, él gruñó apretando mi cintura, sonreí satisfecho al lograr algo así

-vaquita traviesa – me dijo mientras me mordía el cuello, gemí sin vergüenza pues estaba disfrutando de eso. Escuché el sonido de… ¡mi zíper! Salté un poquito cuando sentí que mi pantalón se aflojaba – tranquilo… – me susurró y confié en él. Podía sentir como sus dedos acariciaban mi piel buscando mi erección, apreté mis manos, aferrándome a sus hombros con fuerza. Cuando al fin encontró mi falo y me liberó de la prisión en la que me mantenía gemí, gemí alto. Su mano rodeaba mi intimidad, los escalofríos se repartían por mi cuerpo y mi mente se nublaba, ¿cómo podía sentirme en el cielo por unos simples roces?

-tú… – sentía el vaivén que él marcaba en mi falo, mi voz salía sin vergüenza alguna, y él parecía disfrutarlo pero no me iba a quedar sin hacer nada. Con un poco de dificultad bajé mi mano, toqué el botón del pantalón de Reborn, temblaba ligeramente ya perdido en la excitación – Reborn… Re… – amaba decir su nombre porque él parecía apretarme un poco cuando lo escuchaba. Acaricié su miembro con mis dedos por sobre la tela y él me miraba con esa sonrisa burlona

-así que quieres sentirlo también – sonrió mientras me  ayudaba a cumplir con mis deseos, guió mis dedos hasta que por fin podía acariciarlo por encima del bóxer. Con un poco de vergüenza dejé que mis dedos se deslizaran alejando la prenda de la erección que mi amante ahora tenía, escuchaba sus gruñidos, su respiración agitarse, mi ego subió. Aquel mocoso que lo acosaba ahora era el causante de que perdiera el control y soltara su voz cerca de mis labios, aunque jamás detuvo sus movimientos en mi miembro,  yo empecé a imitarlo. Sube y baja, lo rodeé con mis dedos, él era más grande que yo, era evidente, eso solo hacía que mis gemidos subieran de todo. No era idiota, sabía que eso solo era el comienzo,  me aterraba, pero mi cuerpo buscaba el placer… el único que me lo daría era él

-yo… ah – de repente  me obligó a dejar de masturbarlo, me miró antes de besarme con pasión. Rodeé su cuello al sentir como tomaba nuestras erecciones juntas y movía su mano para darnos placer mutuo. Gemí entre el beso y cada sonido murió entre nuestras bocas. Mis caderas se movían para aumentar aquella deliciosa fricción y Reborn sostenía mis caderas ayudándome a seguir con mi movimiento. Mi espalda se arqueaba y un par de lágrimas traidoras se deslizaron desde mis ojos. Suspiré profundamente cuando sentí como el calor se expandía por mi cuerpo, jadeaba, Reborn también lo hacía aunque trataba de mantenerse cuerdo – Reborn… yo ya…

-hazlo – me ordenó mientras mordía mi cuello, una marca que seguramente se mostraría al día siguiente. De pronto todo se fue de mi mente. Grité debido a la sensación que me envolvió, sentí el apretón en mi falo seguido de la liberación de aquel líquido espeso que manchó lo que estuvo a su alcance, las ropas quedarían marcadas por mi esencia y la de él quien soltó un gruñido largo y profundo. Podía escuchar nuestras respiraciones irregulares y sonreí feliz al haber logrado mi objetivo… escucharlo disfrutar de lo que acabamos de hacer era mi tesoro, lo recordaría siempre – solo tendrás esto – dijo de repente y yo me quedé sin palabras, todavía no me recuperaba cuando él dijo aquello, pero me aferré a él con desesperación, pidiendo de forma muda que continuara pero  no lo hizo, solo me acarició la espalda y los cabellos de forma delicada. Nada comparado al que es su carácter, era extraño pero me gustaba, me besó en los labios, sin separarse unos segundos en los cuales me embriague con su aroma – Lambo – creí que eso era un sueño y al parecer el maldito de Morfeo me jugó una broma, pues la oscuridad me invadió debido al agotamiento… lo último que recuerdo fue el rostro sereno de Reborn con una media sonrisa

 

 

Días…

 

 

 

Lunes… ¡era el jodido lunes!… y mi enfado llega hasta niveles inimaginables… primero tuve el mejor momento íntimo con Reborn, hasta incluso corrernos juntos aunque no pasó más allá. Después simplemente me despierto en la casa donde no hay más que una nota que decía que tenía que resolver algo importante y eso fue el viernes ¡el viernes!... bien cuando lo vea lo mataré. ¿Quién se cree que es para desaparecer así sin nada? lo llamé y nada, fui el domingo a su casa y nada. Espero la clase de matemática y lleva un retraso de 10 minutos, ¡maldito Reborn!

 

 

-tomen asiento por favor – de pronto el director ingresa con ese porte altivo, jamás llegará a ser elegante – tengo algo que informarles – todos pusimos atención, bueno casi todos yo solo fingí poner atención. Estaba mejor pensando en lo que le reclamaría a Reborn – su profesor – en cuanto escuché eso puse atención... tenía un mal presentimiento – dejará su cargo en esta institución, así que por esta semana no tendrán maestro en esta asignatura. Todo se arreglará cuando el reemplazo tome las riendas de todo

-señor director, ¿por qué el sensei se fue? – una de las chicas del salón me ahorró la pregunta y le daría las gracias porque en ese momento me quedé en shock… eso no podía ser posible

-le ha llegado una oferta de trabajo en Italia. Ya nos había comentado algo antes así que no fue sorpresa – aquel hombre sonrió mientras explicaba algo más que yo no entendí, solo podía pensar en mi… ¿pareja?

-¿pero cuándo se fue? ¿Cuándo decidió eso? – las miles de preguntas de todos en mi salón fueron las que yo me hacía en esos momentos –

-Reborn-san se fue ayer por la tarde. El trabajo lo requería con urgencia y todo fue un trámite veloz, así que espero que entiendan por qué no se despidió pero no se preocupen estamos a punto de terminar este año escolar por lo que dediquen sus últimos esfuerzos y no le den problemas al sustituto…. – yo solo escuchaba un bla, bla, bla que me taladraba la cabeza, cuando al fin el director se fue… teníamos las horas libres y yo… tenía el corazón roto

 

 

No di muestras de estar afectado, me guardé todo el dolor hasta el receso correspondiente cuando logré subir a la azotea. Me senté mirando al cielo y me mordí el labio, la rabia me llenaba… ¿llorar? ¿Por qué debería hacerlo? ¿Acaso fue demasiado importante para mí?... si lo fue…

 

 

-¡Lambo! – la voz de I-pin me sacó de mis meditaciones

-I-pin… ¿qué haces? – cuando me di cuenta ella estaba a mi lado mientras acariciaba mi rostro y procedía a abrazarme

-me acabo de enterar – ella estaba sollozando

-¿por qué lloras? – le devolví el abrazo con fuerza dejando que ella llorara

-porque tú… no lo haces – me sorprendí por esa respuesta y por instinto toque mi mejilla… no había nada – porque es mucho peor sufrir en silencio… me duele entender eso

-yare, yare… – sonreí y no sabía cómo demonios podía hacerlo – sabía que algo así pasaría, él me lo advirtió – reí bajito – yo solo era un impedimento para él y tomó la decisión correcta

-idiota no digas eso – sentía mi hombro mojado y ella solo me apretaba más, yo le acaricié el cabello y la consolé – tú estabas enamorado y él se fue… mis lágrimas reemplazan a las tuyas

-gracias – fue lo único que pude decir pues no quería hablar, demasiadas cosas para un solo día

 

 

Destrozado, nada era peor que estar destrozado y no llorar, ese día solo me rompí. ¿Cómo lo sabía? pues simple… no sentí en ningún momento que las lágrimas me invadieran y eso que siempre fui un llorón, pero nada podía hacer ¿verdad? I-pin conversaba conmigo y yo seguía sin saber cómo reaccionar, era la primera semana y mi dolor creció, me dolía tanto que ya no podía concentrarme bien, pero por amor a mis padres me esforcé para sacar las notas suficientes para no necesitar asistir a las clases de verano. Me dolía el pecho pero aguanté hasta los días finales, no lloré y eso me impresionaba, en cambio I-pin sollozaba de vez en cuando mientras platicábamos

 

El día final de ese ciclo me quedé sentado en el salón, I-pin estaba a mi lado y yo… sostenía un borrador en mis manos, ni idea de porqué pero me relajaba… estaba empezando a enloquecer… si eso debía ser, y sucedió… mi vista borrosa. Una pequeña gotita en mi mesa, I-pin se quedó callada, gracias al cielo éramos los únicos en el salón. Intenté detenerme pero otra lágrima cayó y las siguientes llegaron de improvisto. Cubrí mi boca impidiendo que mis sollozos salieran pero mi intento fue en vano… al fin pude llorar, de ira, de dolor, el sentirme usado, traicionado, desecho en todos los sentidos. Todo se quedó en ese lugar, mi llanto combinado con mi rabia, el deseo de convertirme en el viento, el deseo de que el dolor terminara pero cada vez que miraba al frente podía recordarlo… el idiota que me robó el corazón se fue sin dejar pista… pero ¿qué más daba?...  yo solo era un chiquillo idiota, un llorón que se metió en la boca del lobo… un iluso que pensó que sería amado… correspondido

 

Continuará… 

 

 

Notas finales:

¿qué les pareció?

Bueno si por aquí alguien sabe quién soy yo, sip fui yo quien arruiné el final de "Ayudándote a superar tu claustrofobia" con el RL, bueno tengo la mente turbia en ocasiones, así que.... ¿creyeron que me iba a disculpar? ... no lo haré, porque me gustó lo que hice jajajaja

 

Ya. ya dejando eso de lado, porque son aguas pasadas, me interesa saber qué piensan de la idea que acabo de empezar, no es mucho y tengo planeado hacer un fic chiquito, unos cuatro o cinco capis o menos, recibo ideas y sugerencias, éste fic está dedicado a ustedes por lo que me gusta saber qué pasa por sus alocadas mentes 

Tengo unas preguntas que son necesarias para seguir

¿Que creen que pasará después?

¿añádiré a mi OTP aquí (1827 por si lo dudan)?

¿destrozaré de nuevo una parejita popular XD ?

 

Bueno como siempre digo, cualquier duda, reclamo, sugerencia pueden dejarla en un review, con gusto les contesto

Si llegaron hasta aquí dejen que diga:... "Wow ¿porqué siguen leyendo?" jajjaja

Besos para todo el mundo!!!

Nos vemos ^_^


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