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El cortesano, el noble y el príncipe. por Maby de Sagitario

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Notas del fanfic:

Saint Seiya no es de mi propiedad, es del sensei Masami Kurumada.

 

Desarrollada en un reino ficticio gobernado por Asmita

Notas del capitulo:

Por si acaso también lo publiqué en wattpad n.n

Camus D'Acuario había partido a las tierras donde se asentaban diversos condados, más allá del reino Indrapahts a comprar varios lotes para su familia y de paso visitar a unos parientes de su padre. Mientras tanto Hyoga Vladosky como su amante se ocupaba de asistir a las fiestas, banquetes y exhibiciones donde era celebrado y en cierto modo temido.

—parece que la fiesta de Aioros te dejó rezagado patito—comentó con cierta burla su amigo Ikki apenas entró a su habitación.

—Aioros siempre ha sido un excelente anfitrión, no por algo Sísifo lo escogió como su heredero—dijo levantándose de la amplia cama de sábanas de seda—llama a Mime para que me traiga un tónico para la resaca.

—soy tu invitado,no tu sirvienta, Hyoga—espetó ofendido ikki.

Puso los ojos en blanco en tanto se ponía de pie con dificultad y cogiéndose la cabeza tomaba una camisa y se le ponía sobre su torso desnudo. Una risa ahogada se escapó del peliazul mientras señalaba con el índice su parte superior.

—jajajajajaja, parece que te hubieran zamarreado Seiya y Jabu, si te vieras te asemejas a las viejas gritonas del círculo de Saori —se burló desternillándose de la risa ignorando el aura asesina de este al ver como se burlaba de él.

Mascullando una blasfemia el rubio salió de su habitación en búsqueda del solicitado sirviente que de seguro se encontraba puliendo la vajilla de oro para una cena que ofrecería en honor del rey Asmita y su familia; no se equivocó, lo halló en la inmensa cocina en compañía de otros sirvientes conversando y riendo desinhibidamente.

—Mime—llamó deteniéndose en el umbral de la puerta mientras el silencio se hizo presente en los hombres y mujeres—prepárame una bebida para mi resaca, esta cefalea me está matando.

—si señor ya voy—dijo.

—no se preocupen, sigan en sus cosas, me complace verlos conversar animadamente—se dirigió a la pequeña multitud que lo observaba en silencio.

—¡ señor!—intervino una mujer de mediana edad.

—sí

—llamo a su peluquero—dijo a modo de pregunta, a sabiendas de que le reprendería por su atrevimiento, pero el de ojos azules sonrió divertido—claro, necesito un poco de arreglo.

Ella soltó un suspiro de alivio. Mime se apresuraba abriendo y cerrando gavetas, sacando y mezclando polvos para disminuir la molestia de su señor quien se dejó caer en una silla facilitada por otro de los servidores al tiempo que continuaban con sus labores, el preciado medicamento fue vaciado en un vaso, Hyoga bebió de un tirón todo el contenido del vaso en tanto hacía efecto en menos de lo que canta el gallo. Al cabo de unos minutos se encontraba repuesto y más animado, agradecido se retiró de nuevo a su cuarto donde se vestiría decentemente.

Más tarde.

—Camus no te dijo ¿Cuándo regresa?—preguntó interesado Shun a la vez que escribía una sátira de la corte.

—no, ni siquiera los criados de su mansión saben algo—respondió desganado.

—o lo saben pero no quieren decirte—murmuró tirando la pluma sobre un legajo de papeles.

Él se encogió de hombros.

—tal vez su odioso padre los instruyó para que no me den información, ya sabes cómo me ve Dégel D' Acuario—comentó con la mirada perdida.

—sí, sí lo sé, más o menos él te ve como una ramera de alto nivel.

—él no cree que amo a su hijo—murmuró tristemente mientras dirigía su atención a una escultura de clorita que descansaba sobre una mesa de nogal.

El suave toque del joven Andrómeda calmó en parte la incertidumbre que albergaba su pecho, una incertidumbre que crecía día a día al pensar que Camus algún día no tan lejano llegue a casarse con otro que no sea él. De vez en cuando se convencía así mismo de que estaba equivocado, que siempre lo amaría y su estricto padre ya no intervendría más en su vida. Hyoga Vladosky se consideraba el hombre más atractivo de toda Indrapaths aparte de Afrodita Roses, nadie más lo eclipsaría ni lo desplazaría del corazón del heredero de Bluegard. Su ego y riqueza aparte de su nueva posición como favorito del canciller Saga Geminae admirarían a Camus.

—que tal si haces una visita a como se llama el amigo de los Acuario...

—Shura.

—sí a ese.

—¿crees que sepa algo?—preguntó esperanzado

—puede ser, ya que su tío El Cid junto a Sísifo son los únicos aparte del solitario Albafika en tener contacto con la gran familia condal de Bluegard, sin contar que le caes bien a los dos primeros.

—tienes razón pequeño, debo ir mañana—se dijo confiado—ahora debemos dormir.

Shun hizo una mueca de disgusto, no tenía intenciones de irse aún a dormir. Su amigo con una sonrisa lo empujó juguetonamente instándole a irse a descansar.

—¡ vamos, tienes que descansar!

—está bien, Señor de Helias—rezongó arrastrando sus zapatos fuera de la habitación.

Seguro de sí mismo, lanzó una carcajada mientras se acomodaba en su lecho, lo tenía todo sólo le faltaba conseguir el amor definitivo de Camus y sería más poderoso y feliz de toda la corte de Asmita.

—soy un señor, nada me detendrá en poder ser el señor de Bluegard—y con este pensamiento se durmió.

 

 

Notas finales:

Un saludo para todos.

Acepto críticas constructivas,sugerencias; menos insultos.


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