Por Siempre y para Siempre
Esta historia muestra como a pesar de las circunstancias de la vida, el amor siempre puede vencer los obstáculos mas difícil que se presentan en la vida, y estos dos personajes nos lo demuestran muy claramente:
“Por siempre y para siempre estaremos juntos, no importa que tan difícil sea ni que rumbo tomen nuestras vidas, siempre estaremos juntos”
Esa había sido la promesa que se habían hecho aquellos jóvenes enamorados e inexpertos de la vida, Milo Andreatos había conocido a Camus Lemoine por raras circunstancias de la vida, ya que era un día lluvioso, y el escorpiano se encontraba inmerso en sus pensamientos como era de costumbre, caminando sin ninguna preocupación bajo la lluvia, sin darse cuenta que un chico, de cabellos lacios y largos, de color escarlata y ojos del mismo color, de unos dieciocho años, corría a toda prisa por el mismo lado por donde él pasaba, con unas hojas en sus brazos tratando de resguardarlos de la intensa lluvia que caía en el momento, y que sin quererlo ambos chocaron e inevitablemente calleron al pavimento, de inmediato Milo se levantó a toda prisa para ayudar al chico que había hecho caer sin querer, pero ya era tarde, puesto que la mayoría de los papeles ya estaban mojados, por otra parte, el otro chico, llamado Camus, se disculpó con el joven con el que había chocado momentos antes, y sin más, los dos siguieron sus caminos. Aun que Milo en el momento no pensó mucho en aquel chico, cuando llegó a su humilde casa, la cual le pertenecía a él y a su hermano Kardia (un joven muy parecido a Milo, salvo que el cabello de él era de un color azul y tenia unos veintisiete años), (ya que sus padres habían fallecido en un triste accidente hacia unos siete años), y se hubo bañado y cambiado su ropa por una pijama sencilla con dibujitos de escorpiones, y había bajado a la cocina por que su hermano le había dicho que la cena estaba lista, fue ahí cuando él se puso a pensar en el incidente con aquel bello chico en esa tarde, esa era la primera vez que lo veía si se ponía a pensarlo mejor, ya que él solía viajar mucho por esa parte de la ciudad, por que cerca de ahí estaba la Universidad de Grecia, y salía de ahí a esa hora todos los días, aunque pensó que era solo una coincidencia, ya que quizás él solo pasaba por esa parte en ese mismo instante en la que él pasaba por ahí también, aparte Atenas era una ciudad bastante grande (y siempre se veían caras nuevas), y ocurrió lo que había pasado, pero hasta ahí quedó el asunto, ya que se encontraba bastante cansado y solo quería irse a su habitación y dormir con un oso, para así empezar un nuevo día con la misma rutina: levantarse a las 6 am, bañarse y alistarse para ir a trabajar a las 7:30 am a una cafetería en el centro de Atenas hasta las 11:30 am, luego almorzar, para así dirigirse a la 1 pm a la universidad a recibir sus clases para la carrera de diseño gráfico, que era la carrera que había elegido hacía un año cuando ingresó a la universidad, y salir cuatro horas y media mas tarde de ahí para dirigirse a la estación de tren para así irse a su casa, que solo eran aproximadamente 15 minutos de viaje para llegar a su casa. Eso había sido desde el punto de vista de Milo, ahora vamos con el joven Camus: ese día se encontraba bastante atareado y estresado, ya que se había ido a vivir a Atenas hacia una semana atrás por que a su padre le había aparecido una oferta de trabajo, él trabajaba como periodista en una revista francesa, y hacia un mes le había llegado la propuesta de trabajar para una revista sumamente famosa de Grecia, así que su padre ni lento ni perezoso aceptó la propuesta, aun que eso significaba irse a vivir a Grecia, específicamente al centro de Atenas, así que hacia apenas una semana atrás que vivía ahí, y precisamente ese día andaba en la universidad recogiendo los papeles para matricularse, además de otras vueltas más, eso explica los papeles que llevaba en sus brazos, ya que al estar atareado y por salir tan deprisa de su casa, que era un departamento bastante grande y cómodo, en un edificio en el casi centro de Atenas, había olvidado llevar su bolso y una sombrilla para resguardarse de la fuerte lluvia que había empezado a caer hacia momentos después de salir de la universidad con los papeles, y que después de ir caminando (casi corriendo mas bien) había chocado con aquel joven rubio, de cabello largo y rizado, ojos de un celeste muy bello, y de unos 19 años de edad, y con ello ambos habían caído a la acera, se colocó de rodillas y empezó a recoger sus no tan dichosos papeles, ya que estos se encontraban mojados casi que en su totalidad, por dicha aquel muchacho se había acercado a ayudarlo, gracias a aquel gesto de ayuda logró salvar los papeles para la matricula de la universidad, acto seguido se disculpo con el muchacho y siguió su camino hacia su casa, cuando llegó, se encontró con el departamento a oscuras y vacío, eso quería decir que su papá aun no había regresado del trabajo, así que de una vez fue al cuarto de baño, se baño y se puso una pijama blanca con dibujos de copitos de nieve, después de eso bajo directo hacia la cocina, ya que se moría de hambre, con costo y había podido desayunar en la mañana, cuando llego a la cocina revisó y dio con una nota que había pegada en el vidrio del microondas que decía: “Aquí te dejo la cena mi niño, hoy llegare más tarde de lo normal por cuestiones en el trabajo, Atte: Degel”, acto seguido abrió el dichoso aparato y se encontró con un plato de pescado empalizado y verduras al vapor, lo calentó y así se lo comió, luego estuvo “mirando” la televisión por un rato, fue ahí cuando se puso a pensar en aquel muchacho con el que había sufrido aquel pequeño incidente, se dijo a sí mismo que aquel muchacho debía pensar que él era un atarantado* e irrespetuoso por haber chocado con él y encima haberlo tirado al suelo, rezaba por encontrarlo algún día para así poderse disculparse con él mejor, luego de estar en sus pensamientos por un rato, escuchó la puerta principal abrirse, y encontrándose con su padre, se puso de pie y se fue saludar a su padre y a ayudarlo, ya que venia con unas cajas en sus brazos, luego de ayudarlo, le pregunto que qué eran esas cajas y su padre le dijo que se las habían dado en la recepción, seguro debían ser cajas que habían llegado desde su antigua casa en Francia, luego estuvo un rato charlando con su padre y a eso de las 11:30 pm se fue a su cuarto a dormir, ya que al otro día le tocaba ir a la universidad a dejar el formulario de matricula lleno y volver a ir a la cafetería a la que había ido a pedir trabajo para pedir nuevamente un formulario para trabajo, ya que esos papeles si se habían mojado completamente y se habían desteñido por culpa del agua, luego de eso no le tomo mucho tiempo para que se lograra dormir.
Al día siguiente, nos encontramos con un Milo totalmente adormilado a pocos minutos después de que sonara su alarma, el rubio, se levanto con bastante pereza de la cama y fue directo a ducharse, así con eso saldría del baño totalmente despabilado y listo para ir a desayunar, cuando bajó al desayunador vio que su hermano estaba recién levantado así que se pusieron a hablar sobre cualquier cosa, fue ahí que aprovechó para contarle a su hermano el pequeño accidente que había tenido con el muchacho pelirrojo el día anterior para así recibir un regaño por parte de su hermano que le dijo que eso le pasaba por ir en las nubes como todo el tiempo, el pequeño le reclamó para así ganarse una risotada por parte de su hermano mayor, cuando termino de desayunar se fijo que faltaban cinco minutos para las 7 y con esto tubo que salir como alma que lleva el diablo hacia la estación del tren, ya que su tren para ir al trabajo salía a las 7:05, ya cuando estaba en su turno de trabajo, a eso de las 10 am llegó un muchacho pelirrojo, de nacionalidad francesa, ese mismo con el que había chocado el día anterior, aun que al principio no lo reconoció, no tardó mucho para hacerlo, al ver lo hermoso que era se paralizó completamente y el francés cuando se giró y lo miró igual se quedo en shock, ¿Quién lo diría? ¿Reencontrarse con aquel chico rubio de cabello alborotado, trabajando en la misma cafetería en la que tenía planeado pedir una bacante de trabajo a medio tiempo?, definitivamente no era coincidencia…
Milo al notar que ninguno hablaba, decidió empezar..
Milo: Buenos días, ¿en que le puedo ayudar?
Camus al notar una voz hablándole muy lejanamente reaccionó al instante.
Camus: perdón?
Milo: Que ¿en que te puedo ayudar muchacho?
Camus: Oh! Disculpe, si bueno… venia para ver si no me podían dar un formulario para trabajo, es que ayer cuando tuvimos aquel incidente se mojaron por completo.. -Camus dijo esto con una tremenda pena.
Milo: Oh, lo siento mucho, ayer venia en otro planeta totalmente y no me di cuenta que venias al frene mío -Dijo Milo con una encantadora sonrisa en sus labios y acomodándose su cabello, con una perfecta cara de pena también.
Camus: Oh no, el que debe disculparse aquí soy yo -Dijo al instante- venia casi corriendo y no me e dado cuenta de que venias en frente
Milo: No te preocupes, mejor dejemos este tema atrás, permite me presentarme, Me llamo Milo Andreatos, pero dime solo Mijo -Dijo Milo con otra encantadora sonrisa, haciendo que el otro joven se sonrojara.
Camus: Mucho gusto Milo, yo soy Camus Lemoine, pero igual, solo dime Camus -Dijo con una sonrisilla algo nerviosa.
Milo: El gusto es mío Camus -Dijo sonriendole- Si me disculpas, que fue lo que me pediste hace un rato? -Pregunto, ya que no había prestado atención por estar inmerso en la belleza de aquel chico pelirrojo.
Camus: Oh cierto.. que si no me podrías dar un formulario de trabajo nuevo..
Milo: Claro Camus, en seguida vuelvo.. – Y con esto entro a una habitación que estaba a la par del mostrador
Camus solo se le quedo viendo, y en su cabeza solo estaba la imagen del rubio, y de lo extraño que había sido su reencuentro con él, sin mencionar lo rápido, además de que era toda una coincidencia (si se le puede llamar así) de que ese chico trabajara en el mismo lugar donde él iba a pedir trabajo, aun que si lo pensaba bien, ayer cuando fue a pedir el formulario, no se encontraba él ahí, en su lugar había un chico de cabellos lilas y con dos puntitos en donde deberían estar las cejas. En ese momento volvió Milo con una carpeta y adentro de ella estaba el formulario de trabajo.
Milo: Ten, aquí esta el formulario, llévate el folder también, así si llueve otra vez no se te mojarán.
Camus: Te lo agradezco mucho, y bueno.. ya debo irme, mañana pasaré nuevamente a dejar el formulario, nos vemos! -Al decir esto se dio media vuelta y cuando iba a empezar a caminar Milo lo paró y le dijo: Oye Camus… quería saber si… me aceptabas un café -Al decir esto le sonrió amablemente, aun que sabia que su turno terminaba hasta las 11:30, quiso invitarlo ahora, puesto que no sabia si luego tendría otra oportunidad de hacerlo, y como la cafetería estaba vacía, pues ¿Por qué no aprovechar? Además ese muchacho le interesaba, sentía que era una gran chico, aparte no podían ignorar que era sumamente guapo, quería saber como era, donde vivía y demás cosas, talvez parecía un acosador de primera, pero es que de veras quería entablar amistad con él.
Camus se volvió a dar vuelta y no le contestó de inmediato, se quedo pensativo pero finalmente dijo: Claro, ¿por que no? -En realidad debía ir a dejar el formulario de matricula a la universidad pero no tenia prisa, podía ir en la tarde a dejarla.
Milo: Excelente! ¿Que quieres comer? Pídeme lo que gustes y ya te lo llevo
Camus: Bien.. déjame ver… -Camus se puso a ver la vitrina en donde estaban los pasteles, y le llamo la atención uno de chocolate, con lustre de vainilla y una cereza en el centro de cada rebanada- Bien creo que elegiré ese de chocolate con cereza. -Lo cierto es que Camus era un goloso, y le encantaba el chocolate.
Milo: Muy bien, ya te lo llevo, y para tomar?
Camus: Un mate* por favor. -Dijo Camus con vergüenza, la verdad era que no quería abusar la amabilidad del rubio…
Milo asintió con la cabeza y luego le dijo a Camus que se entrara en donde estuviera más cómodo, luego se dio media vuelta y entro a la cocina del local para preparar el mate.
Camus se dirigió a una mesita a la par de una ventana y ahí espero a que Milo llegara.
Luego de unos minutos Milo llego con una bandeja, en ella estaba el pedacito de pastel de chocolate y el mate, la puso en la bandeja y se sentó en la banquita que estaba al frente de la de Camus.
Camus: Bueno.. gracias jeje -Estaba nervioso y ansioso a la vez, pues ese desconocido aparte de ser guapo, era amable, pero seguía siendo un desconocido (pero no por mucho).- Bueno y dime, estudias? -La verdad no sabia por que había preguntado eso, el no era de preguntar mucho, pero la curiosidad le ganó al gato..
Milo: Si, estudio en la Universidad de Grecia, justo a la 1 entro a mis clases.
Camus: A si? Y que estudias? Es una coincidencia, yo también ingresare a esa universidad… -Y si que era una coincidencia bien coincidenciosa, al parecer el destino estaba encaprichandose con ellos dos, además él le dijo que entraba a la 1 a clases, eso explica por que no lo encontró ayer cuando vino aquí a por el formulario, o eso suponia…
Milo: Wow.. y si que es una coincidencia jaja.. yo estoy estudiando diseño gráfico… no es la mejor carrera, pero es algo jaja..-Dijo el rubio algo apenado, lo cierto es que le daba bien el dibujar y diseñar, por eso es que se había ido por esa carrera.
Camus: Para nada, es una buena carrera!
Milo: jaja bueno.. digamos que si.. y tu? Estudias?
Camus: Si y no, cuando vivía en Francia empecé a estudiar medicina, pero no es una carrera para mi entonces creo que la cambiaré.. Estaba viendo las carreras disponibles en esta universidad y creo que me matricularé en maestría en literatura inglesa, es la que más me ha llamado la atención, además siempre me a gustado enseñar… -Dijo mientras comía un pedazo de su queque*.
Milo: ¿Vivías en Francia? Valla… debe ser un país lindo… Pero ¿por que vives ahora aquí?
Camus: Pues verás… mi padre es periodista y se le apareció una oferta de trabajo para una revista de aquí, y pues.. nos hemos tenido que venir, además no esta tan mala la idea de conocer un país nuevo, aun que en este momento soló me sé el trayecto de mi casa a la universidad y viceversa -Dijo un una semi sonrisilla tímida- Además mi padre se divorció de mi mamá hace unos meses, y dice que con esta nueva “oportunidad” podría olvidarla…
Milo: Oh entiendo… y bueno pues si quieres.. algún día podemos salir y así conoces la ciudad jeje, hay lugares muy bonitos a las afueras de Atenas -Le dijo sonriendole.
Camus: Podría ser, ya veremos… -Dijo esto y de inmediato sintió como sus mejillas le empezaron a arder.
Milo al verlo, se le hizo de lo mas tierno y simplemente le sonrió con ternura
Luego de un rato y de un poco mas de charla, Milo se dio cuenta de que su turno había acabado hacia 15 minutos, por lo que recogió el platico donde había estado el queque de Camus y el vaso y antes de que se los llevara a la cocina, Camus le dijo que si quería que lo acompañara a la universidad por lo tanto el rubio acepto sin rechistar, ya para ese entonces, había entrado su compañero Mu, por lo que cuando termino de cambiarse el uniforme y todo se despidió de él y se “fue” con Camus a la universidad, cuando llegaron a la entrada, venían con el cabello y la ropa algo desarreglada (ya que se habían atrasado por que el rubio llevó al pelirrojo a un parquecito que quedaba en las afueras de la ciudad y no habían medido el tiempo por lo que literalmente tuvieron que correr hacia la universidad) y para ese entonces el rubio estaba a punto de entrar a clases, ahí vería que excusa le daba al profesor cuando llegara, fue entonces cuando ambos muchachos se tenían que despedir:
Camus: Bueno Milo, fue un gusto haberte conocido, y fue increíble que me llevaras a ese parquecito, no tenias que molestarte, ahora ya estas tarde por mi culpa… -Dijo con una tímida sonrisa que no pudo evitar ocultar y muriendo de vergüenza por que “había hecho” que Milo llegara tarde.
Milo: El gusto es mío, ya te lo había dicho, y no tienes por que disculparte, te dije que con gusto te enseñaría la ciudad, mas bien en otras ocasiones te enseñaré más lugares, si me lo permites claro. -Dijo con una enorme sonrisa.
Camus: Claro, pero ahora ya debemos despedirnos que tu ya estas en clases y yo debo ir con el director.
Milo: Claro, pero solo si me prometes salir un día de estos.
Camus: Vale, vale!
Y así ambos muchachos fueron a donde bebían ir, sin duda alguna, desde ese día ninguno volvería a ser el mismo y desde ahora y sin ellos saberlo, se involucrarían entre ambos, para así empezar a encontrar sentimientos en ellos que serán correspondidos el uno por el otro a través del tiempo…