Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

FINAL FELIZ por Caroshii

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

El romance no es lo mío, así que me disculpo de antemano si es que hay algo raro en la historia.

Notas del capitulo:

Siento la tardanza, Yaru bonita. Lo hice con todo el corazón para ti.

Disfruten de la lectura.

¿Era en serio?

 

No sé qué es lo que Yuu pensaba acerca de mí. No es que sea la persona más quisquillosa del mundo, pero estaba completamente seguro de que comprarme una plancha para la ropa era, por lejos, el peor regalo que le puedes hacer a alguien importante para ti.

 

“Ahora que vives solo, creí que la necesitarías para planchar tus camisas, a veces no están en muy buenas condiciones”. Eso me había dicho el condenado después de semejante bomba. Encima después de un regalo digno de un marido que no sabe qué regalarle a su esposa, venía a decir que usaba mi ropa arrugada solo porque una vez me equivoqué de camisa y saqué la que estaba sin lavar y completamente mal doblada. ¡A mí! Un digno modelo de pasarela. Indignante.

 

Después de eso salí más que furioso de mi casa, dejándolo ahí, completamente solo, para pasar mi cumpleaños número veinte seis y el quinto aniversario desde que nos hicimos pareja. Nos conocimos un día en un bar gracias a mis amigos. Quiero mucho a Yuu, él estuvo acompañándome en mi sueño de ser modelo y gracias a él conseguí lograr entrar a una prestigiosa compañía de modelaje. Pienso que sin su apoyo no me habría motivado a enviar mi currículum a aquella agencia de modelos en la que actualmente trabajo.

 

Quiero pensar que es culpa de nuestros horarios tan diferentes a la hora de trabajar, digo, un modelo que pasa todo el día posando para distintas propagandas o marcas de ropa y un barman nocturno, definitivamente no es una buena combinación, pero la verdad es que hace mucho me di cuenta de que la chispa que hubo al comienzo se comienza a extinguir lentamente, hasta el punto de que he llegado a pensar que podría serme infiel. Lo entendería, lo sé, vivir una rutina es algo horrible y ambos necesitamos acción, cosas nuevas que agiten nuestros corazones.

 

Pero, pese a todo, no quiero terminar con él. Ha sido quien más me ha brindado apoyo y el único que me ha querido incondicionalmente.

 

Caminaba completamente sin rumbo, no tenía a dónde ir y volver a casa definitivamente no era una opción por ahora. Lo peor de todo es que ni con dinero había salido debido al enojo del momento.

 

Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo y lo saqué. La pantalla se iluminaba y decía “Manager”. Perfecto, de seguro era para hablar de la nueva colección del diseñador del momento para la que tengo que modelar de ahora en adelante. Al parecer le gustó mi rostro serio y mi postura al pasar por las pasarelas.

 

- ¿Aló? - Terminé por contestar, la verdad es que a lo mejor la conversación me ayudaba a relajarme aunque sea un poco. - ¿Kai-san?

-Buenas noches, Akira-san - me encantaba lo carismático que era para hablar. Siempre una charla con él podía alegrarte hasta el día más amargo. Tenía ese don que no muchos tienen, pero supongo que él es alguien al que no se le puede odiar por más cosas malas que te haga. - Estuve revisando los diseños que modelarás.

- ¿Alguna novedad?

-Sinceramente, y sin ánimos de exagerar, es algo con lo que nunca nos habíamos topado desde que comenzamos a trabajar juntos - Kai-san y yo llevamos un par de años juntos en el negocio del modelaje. Por eso me sorprendió que me lo haya dicho, yo ya me había probado prácticamente de todo. Si tuviera que mencionar algún vestuario extraño, mencionaría la vez en la que un diseñador ruso me hizo modelar con una chaqueta hecha de cáscaras de huevo molidas y pantalones con diseños de jamones. “Desfile de Comida” le llamaba a su colección, y yo era el desayuno.

-Dime que no es peor que esa vez en la que el diseñador me hizo salir con ropa interior de Bob Esponjas azules - Un escalofrío me recorrió la espalda al recordar aquel bochornoso momento.

- ¡No! Diablos, no me hagas recordar esa imagen tan perturbadora - se quejó - es un raro en el buen sentido. El diseñador tiene un estilo muy particular. No sabría exactamente no cómo describirlo, pero la ropa que tú usarás solo me dice una cosa; “Reita”

 

Mi sorpresa fue aún mayor cuando dijo aquello. El ser modelo profesional hace que mi imagen sea un ícono más más que reconocido por todos lados y eso me ha dificultado mucho al momento de querer tener un poco de diversión nocturna, si es que ya me entienden. No me malinterpreten, si salgo lo hago con Yuu, pero todo es más difícil aun sabiendo que un homosexual no es bien recibido por toda la sociedad y yo vivo de mi imagen.

 

           Por todo lo anterior, Kai-san y yo ideamos a un personaje perfecto, nada que ver con lo que muestro a diario. Para mis placeres nocturnos suelo ponerme ropa oscura, algo que a simple vista grita “rudo” y me parecía más que increíble poder modelar con ropa que me haga sentir más cómodo, más yo.

 

- ¿Es en serio? Diablos, ya tengo ganas de ver esa ropa - Lo sé, un adulto hablando como un infante no es la imagen idónea, pero me sentía eufórico y con una gran emoción en el pecho.

- Sabía que te gustaría. El lunes habrá una reunión para que el diseñador conozca a los modelos y viceversa. Es una persona algo quisquillosa, pero valdrá completamente la pena, su marca es de renombre internacional y si todo sale según lo acordado, tu rostro podría salir por todos los rincones del mundo.

- ¿Quién es ese sujeto tan importante? - Debía admitirlo, la curiosidad me estaba ganando en estos momentos y una sensación extraña me recorría el cuerpo.

- Lo sabrás el lunes, Akira-san. Sé paciente - se rió al notar mi indudable tono de voz - debo dejarte, tengo cosas que hacer.

- Nos vemos.

- Sí, te envío la dirección - Tomó una pequeña pausa antes de continuar - Feliz cumpleaños, Akira-san.

- Gracias

 

Corté con una gran sonrisa del rostro. Ese hombre definitivamente tenía un don especial para alegrar a los demás.

 

Vagué un poco más por las calles hasta que finalmente me dio frío y terminé volviendo a casa.

 

Prendí la luz, de seguro Yuu ya se había ido a casa al darse cuenta de que yo no regresaba. Fui a la cocina y me preparé un chocolate caliente. Lo tomé con lentitud, lo único que necesitaba era que me ayude un poco a dormir, debo verme bien si quiero impresionar atan grandioso diseñador y las ojeras no ayudan.

 

Una vez que terminé, dejé mi taza y me fui a mi habitación. Prendí la luz y lo primero que veo es a Yuu desparramado sobre mi cama, con el pijama que dejó aquí y completamente dormido. Lo hubiese dejado así hasta el día siguiente, pero volví a estar cabreado con él en cuanto lo vi.

 

- Despierta, Yuu - Lo llamé, pero solo recibí un gruñido de respuesta - Arriba, debes levantarte e irte.

 

Comenzó a moverse perezosamente, como si fuese un maldito adolescente que no tiene voluntad de ponerse de pie y contribuir al mundo. Esperé paciente hasta que se dignó a sentarse en la cama, para que él termine mirándome extrañado, como si no supiera de qué va la cosa. Y repito ¡¿En serio, Yuu?! ¡¿En serio?!

 

- ¿No deberías estar en tu casa? - Quizás soné más duro de lo que debía, pero no podía controlarme. Soy una persona impulsiva.

- Quería pasar todo el día contigo, pero no contaba con que salgas huyendo de casa el día en que se supone que es nuestro aniversario - Y encima tenía el descaro en sacarme en cara que yo me fui de la casa.

- Por algo tuvo que haber sido, ¿no? - Estaba perdiendo la paciencia y Yuu no estaba haciendo puntos al debatirme.

- Mira, Akira. No sé qué diablos es lo que te molesta tanto últimamente. Te montas unos dramas dignos de actriz de telenovela y ya no sé si estoy contigo o con una maldita mujer menopáusica.

 

Oh, no. No lo dijo. Mi rostro por reflejo se endureció y mis puños se apretaron tanto hasta que mis nudillos quedaron blancos. Eso era el otro tema que odiaba tanto de Yuu. El hecho de que antes de conocerme haya sido “hétero” hacía que a veces olvide que está con un hombre y comience a tratarme como su pequeña esposa trofeo.

 

Al parecer se dio cuenta de su error, porque su cara se dulcificó hasta quedar con una mueca angustiada, como un niño pequeño que hizo una travesura y no quiere ser regañado por su madre.

 

- Eso sí que no, Yuu. Te puedo aguantar el hecho de que me hayas dado una plancha para mi cumpleaños, incluso el hecho de que tengas a ese compañero de trabajo que no se despega de tu cuello cada que puede. Pero déjame aclarate por ya no sé cuántas veces; YO-NO-SOY-UNA-MUJER - Lo ceceé todo con los dientes apretados. Me sentía cada vez más indignado.

- Sinceramente, con ese humor que traes no me sorprendería que me dijeras que te dio la menstruación - Fue un susurro, pero a la distancia en la que nos encontrábamos me fue imposible no escucharlo.

 

Nunca había estado tan enojado en mi vida. Una más de sus referencias y no mediría la fuerza de mis puños al impactar con esa boca que suelta todas esas ofensas hacia mí.

 

- ¡Vete de mi casa de una buena vez! Saca tu trasero de mi cama y no vuelvas - comencé a gritarle, descargando toda mi furia en cada grito, pero al parecer era tanto que, en vez de disminuir mi tono de voz, cada vez hablaba más fuerte.

- Mira, Akira. Mañana voy a volver a verte y, para cuando estés más calmado, hablaremos tranquilamente, como dos personas civilizadas.

 

Comenzó a alcanzar sus cosas y a vestirse lo más rápido que podía. Se notaba que quería huir de mí como en cada pelea que teníamos. Pero claro, yo huyo una vez y ya soy una mujer menopáusica. Bufé al aire recordando las tonterías que me dijo. Cuando por fin terminó de vestirse se fue sin despedirse y yo pude acostarme a dormir.

 

Al día siguiente tomaría una decisión importante que repercutiría en mi vida, porque sí, pensaba terminar con él. Todos mis deseos de continuar con la relación se fueron por el desagüe junto con su último comentario. Está bien, soy impulsivo, pero no un incivilizado y que me dijera lo contrario era hiriente.

 

Tal y como esperaba, Yuu apareció exactamente a las 10 am frente a mi puerta y yo no podía sentir una convicción tan grande como la que llevaba en el pecho. Me entristecería, sí, pero soy una persona fuerte y sé que con el tiempo me repondría.

 

Discutimos durante unos 45 minutos hasta que finalmente le dije que quería terminar con él. Obviamente me comenzó a echar en cara el hecho de que por mí él había dejado a su novia en el instituto y que fue una pérdida de tiempo todo este tiempo que pasó conmigo. He de decir que me hirió, pero sabía que cuando se sentía apresado era capaz de decir lo que sea para liberarse de la culpa.

 

Se fue dando un portazo y diciéndome que yo nunca encontraría a alguien tan bueno como él y que me quedaría como lo que era; un solo y maldito marica que no puede salir del clóset por miedo a terminar repartiendo muestras gratis en un supermercado de segunda. Por supuesto que yo le devolví las gentilezas, pero a estas alturas ya no valía la pena, estaba todo hecho.

 

Me pasé el resto de la tarde viendo películas de comedia y comiendo de todo lo que encontré en el refrigerador para tratar de alegrarme un poco. Soy modelo, pero tengo un metabolismo que me permite comer lo que un león y no quedar como una pelota. Beneficios de ser yo, supongo.

 

El lunes me desperté con la peor cara de deprimido de todas. Dejé a Yuu, pero lo quería y el hecho de saber que ya no puedo contar con él si es que necesito apoyo, duele. Me vestí lo mejor que pude y me puse todo el maquillaje que me fue posible para disimular las ojeras. No quería espantar al diseñador en mi primer día de trabajo con él.

 

Me monté en mi convertible y conduje hasta la dirección que me envió Kai-san ayer por la tarde. Llegué con cinco minutos de anticipación. Era un local del centro por lo demás lujoso. Ese tipo debía ser millonario, aunque yo no podía quejarme, la vida me había tratado bien.

 

Al primero que vi fue a Kai-san, sentado en una silla de frente a mí. Alzó la mano al verme y me acerqué hasta donde estaba. Aun no llegaba el diseñador, pero había unos doce chicos más. Eran los modelos y sus managers, lo sabía porque había trabajado con todos ellos en alguna pasarela o sesión de fotos, sí que debía ser un diseñador importante.

 

- Buenos días - saludé a todos con una reverencia y me senté junto a mi mánager.

- Buenos días, Akira-san. ¿Cómo pasaste tu cumpleaños? - Como siempre, Kai-san se lucía por sus modales.

- Del asco - Respondí encogiéndome de hombros y frunciendo el ceño.

- ¿Algo que deba saber? - Se sorprendió y no lo culpo, yo siempre llego muy animado al trabajo, ya que es algo que me apasiona.

- Terminé con Yuu - Resumí - discutimos y nos mandé al diablo - Pareció apenarse, sabía que él quería verme bien.

- De seguro volverán, no creo que haya sido tan malo.

- Mientras discutíamos comenzó a decirme que era una mujer - alzó una ceja con sorpresa, sabe lo que me ofende que me digan así - ¡Menopáusica o con menstruación! - Exclamé volviéndome a sentir indignado y enfadado con ese maldito idiota.

- Vaya, que fuerte. Supongo que encontrarás a alguien adecuado a ti.

 

Me palmeó la espalda a modo de consuelo y nos mantuvimos en silencio durante quince minutos más. Hace diez minutos ese diseñador tuvo que haber llegado, pero al parecer le apetecía hacerse el importante por lo que no se dignaba a aparecer.

 

Y como si lo hubiesen invocado, apareció por la puerta del local trayendo consigo todo ese glamour típico de estrellas de pasarela. Mientras se acercaba pude reconocerlo por fin. ¡Era Ruki-sama! Uno de los mejores diseñadores debido a sus innovadores y enriquecedores trajes, llegando éstos a costar miles de pesos. Ahora sí que mataba a Kai-san, no decirme un detalle tan importante y conmigo en unos trapos que no le llegan ni a los talones. Pude haberme puesto una de las chaquetas suyas que tengo en el armario, soy un fiel seguidor de su estilo y me he permitido el lujo de comprar algunas prendas de su autoría.

 

Se sentó justo frente a mí, entre medio de dos modelos, y se quitó sus grandes lentes de sol para dirigirnos a todos una mirada de lo más penetrante. Fue tan intensa que no pude mantener la cabeza en alto por más de 30 segundos, conservando la calma. Estaba ante mi mayor ídolo, por lo que mis mejillas me delataban completamente.

 

- Lamento la tardanza - Su voz se escuchaba tan grandiosa como parece. Tan grave y estilizada - Tuve pequeños asuntos que atender antes de llegar aquí.

- Oh, no se preocupe, Ruki-sama, nosotros no llevamos tanto tiempo aquí - Comenzó a hablar Kai-san por todos. Era el único que no parecía hipnotizado por su presencia.

- Bien, entonces comencemos a hablar de lo que es importante - nos volvió a repasar a todos con la mirada y buscó en su bolso unas carpetas negras que posteriormente puso en la mesa - Investigué acerca de todos ustedes. Es por eso que están aquí, supongo que nadie ha visto la colección, me preocupé de que Kai no se las muestre antes de tiempo.

 

Nos extendió a cada uno una carpeta y comencé a ojear la mía. Abrí la boca a más no poder y escuché la suave risa de Kai-san al verme. ¡Era perfecto! Modelaría la ropa que más me gustaba en el mundo.

 

Había diseños de todo tipo, unos treinta conjuntos en total. Esos se repartirían entre todos y, al ser siete, nos tocaría a cuatro cambios cada uno, además de que dos afortunados podrían optar por un quinto cambio. Dejé de lado la carpeta para tomarle atención. Estaba hablando acerca de su colección.

 

- Estos son los diseños preliminares, posiblemente le haga unos pequeños retoques dependiendo de cada modelo, pero la esencia está en esto - Su voz tan refinada, el movimiento de sus labios - Me gustaría que me dijeran enseguida si aceptan o no, es importante que cada uno dé el cien por ciento - su envolvente e intensa mirada, analizando cada rincón de mi alma a cada segundo que volteaba a mirarme. Me tenía hipnotizado el movimiento de sus labios cada vez que pronunciaba una palabra. En mi mente solo tenía una duda; ¿A qué sabrán sus besos? Llevaba casi dos días desde que lo dejé con Yuu, pero el hombre frente a mí estaba haciendo que ya nada importe, que solo pueda verlo a él, como si fuese lo único que hay en el universo - ¿Suzuki? - Su voz diciendo mi nombre, sentía como poco a poco se me hacía agua la boca - Suzuki - Un codazo por parte de Kai me hizo volver en mí. Había estado en un trance que no permitía enterarme de lo que sucedía a mi alrededor, por lo que no me había dado cuenta de que me estaban hablando,

- Sí, lo siento. No estaba atento. ¿Me lo podría volver a repetir, por favor? - Me sonrojé avergonzado, estaba quedando mal frente a semejante personaje.

- Ya todos pudimos darnos cuenta de eso, Suzuki - Su tono de voz no se escuchaba amenazador, incluso pude deleitarme con una pequeña sonrisa de su parte, acompañado de las risas de las personas con las que estábamos - Te estaba preguntando si es que te apetecía modelar para mí en esta colección. Debes saber que no será sencillo, pero pienso que valdrá la pena - Ególatra. Pero tenía motivos para serlo. Llegar a la cima nunca ha sido fácil.

- Sí, claro - Me lo pensé por unos segundos y contesté sonriendo. No todos los días se presentaba esta oportunidad - Acepto trabajar con usted durante la campaña. ¿No es así, Kai-san? - Miré al mencionado sin dejar de sonreír y él imitó mi gesto.

- Por supuesto. Será un honor trabajar con usted - ambos nos sincronizamos e hicimos una pequeña reverencia como señal de agradecimiento.

 

Los managers y Ruki continuaron hablando de fechas y sesiones de fotografías, mientras yo no dejé de mirar al diseñador en todo momento. Al finalizar, todos nos pusimos de pie y salimos del local, el cual había sido pagado por el mismo Ruki. Cada quien se subió a su vehículo y nos separamos.

 

Por mi parte, yo debía ir a la casa de Kai-san para firmar el contrato de trabajo y afinar los últimos detalles, así que fui atrás de su auto hasta que llegamos a su casa.

 

- Parecías bobo mirándolo - Fue lo primero que me dijo en cuanto nos sentamos en los sillones de su casa. Me sonrojé al haber sido descubierto.

- No pude evitarlo, sabes que es una de las personas a quien más admiro en el mundo del modelaje y las pasarelas. Es un ícono para mí - Kai-san conocía mi fascinación hacia él y su ropa, ya que fue él mismo quien me mostró sus diseños cuando decidimos crear a Reita.

- Sabía que te iba a gustar. Yo le hablé de ti - me sorprendió su comentario - Le mostré un par de fotos de Reita y quedó encantado con tu apariencia.

- ¿Y cómo es posible que hayas hablado con semejante personaje?

- Fuimos compañeros en el instituto, a veces nos juntamos a beber. Él me habló de la colección y me pareció adecuado mostrarte.

- Es decir que conseguí modelar para él con conexiones tuyas, ¿no? - De repente como que ya no quería trabajar para Ruki. No me sentiría bien de saber que gracias a la intervención de Kai-san tengo trabajo y no por méritos míos.

- ¡Claro que no, grandísimo idiota! - A veces, cuando se enojaba, llegaba a dar un miedo horrible - Ese hombre es un perfeccionista, si no le hubieras gustado me hubiese mandado al diablo. ¡Ya te puedo decir que le gustaste mucho como modelo! Dijo que le gustaba tu faceta ruda, que era muy natural y no parecía forzada. Que tenías “eso” de especial - Me aliviaba de cierta manera que me lo hubiese dicho, no me gustaba obtener las cosas por pena.

 

Dos días después yo estaba entrando por las puertas del gran edificio BM, directo a lo que sería nuestra primera sesión fotográfica de las 4 que habría en total para, posteriormente, realizar todo el trabajo de pasarela. Todo transcurriría en el lapso de un mes, con la posibilidad de conseguir un contrato permanente con la compañía, lo cual significaría estabilidad económica. No me quejo, pero así ya no tendría que estresarme tanto por conseguir un puesto en algún comercial o pasarela.

 

Llegué a donde nos deberíamos cambiar y vi al gran Ruki dando indicaciones a todo quien pasara por su lado. Llevaba ropa exquisita para Reita, él era a lo que yo siempre aspiré antes de conocer a Yuu. Volteó a mirarme y medio sonrió. Dejó de dar órdenes y caminó hasta mí.

 

- Buenos días, Ruki-sama - Hice una pequeña reverencia mientras hablaba lo más amable que podía. Adoraba al hombre frente a mí.

- Buenos días, Suzuki. Llegas temprano, me gusta - Su tono de voz por algún motivo me causó escalofríos.

- Sí, estaba ansioso por comenzar - Me sonrojé mientras lo decía. No me gustaba quedar expuesto, pero algo en este hombre me invitaba a  sincerarme - No quiero sonar adulador, pero me encanta su nueva colección. Bueno, ésta y las anteriores.

- ¿Otras colecciones? ¿Conoces más de mi trabajo? - Pude escuchar un poco de interés en sus palabras.

 

Tal vez no estaba acostumbrado a ser adulado por modelos tan reconocidos como yo. No es por presumir, pero en serio llevo ya mis huellas en este rubro.

 

- Por supuesto, mi guardarropa está lleno de ropa diseñada por usted.

- Entonces lo que Kai dijo era verdad - Volvió a sonreír levemente y mi sonrojo aumentó considerablemente - Él mencionó que para tu vida aparte de la imagen pública que tienes, usabas este tipo de ropa para poder salir por las noches sin ser descubierto. Al parecer no me mintió.

- Me enteré de que son amigos, la verdad es que me tomó por sorpresa.

- No tendría por qué. Entramos al mundo de la moda juntos, él trabajaba para mí, pero se fue cuando conoció a un chiquillo con el potencial suficiente. Alguien que tenía mucho futuro en este mundo. Y ahora que te veo, siento que no se equivocó. Si yo hubiese estado en su lugar hubiera hecho lo mismo - Quedé boquiabierto, no me esperaba que Kai-san haya dejado de trabajar para semejante diseñador por alguien como yo. Me sentí importante sin poder evitarlo.

 

 

Después de eso, comenzaron a llegar los demás, por lo que nos envió a todos a cambiarnos a un camarín, donde había un par de chicas que nos indicaban qué ponernos cada uno, además de maquillarnos. Una vez listos, salimos del camarín y nos indicaron que nos pongamos cerca de una pared de color blanco.

 

Ruki se nos acercó y comenzó a detallarnos uno por uno con la mirada, soltando comentarios como “Tú estás muy bien”, “a ti hay que perfilarte un poco más el rostro”, llegando enseguida las maquillistas para retocar. Llegó a mí y me miró de pies a cabeza con mucha lentitud. Comencé a ponerme nervioso.

 

- Así que tú eres Reita - Me tensé ante su comentario. Nadie que conociera mi vida diaria, me conocía por ese nombre, además de Yuu y Kai-san - Sabía que no me había equivocado contigo, estás espectacular - Su mirada seductora, su sonrisa de medio lado, su voz insinuante. No sabía qué era lo que me atraía tanto de este hombre - Bien, comencemos - su voz sacándome de mis pensamientos y, cuando miré para el lado, pude ver a dos de mis compañeros mirándome con recelo por haber captado la atención del gran Ruki-sama.

 

A todos se nos tomó unas 40 a 50 fotografías en individual, considerando los cambios de ropa, además de algunas en parejas o de a tres. Fue agotador. Terminamos y nos cambiamos, para después despedirnos de todos e irnos a casa.

 

Nuestra rutina fue igual  por las próximas tres semanas. En ese tiempo logré acercarme mucho a Ruki. Aprendí que es un hombre con el que puedes hablar de lo que sea. Desde ropa –que es lo más entendible-hasta música y videojuegos. Es sorprendente saber que tu ídolo adora casi los mismos juegos que tú y que escuchan el mismo tipo de música. Por supuesto que al final de las sesiones, él se ofrecía a llevarme a casa o sino íbamos juntos a tomar café. Ese día fue uno en los que fuimos al café que estaba cerca de mi casa.

 

- No lo sé, no tienes cara de ser bueno para ese juego - Estábamos hablando de un juego que había salido hace poco y que, según él, era muy bueno y en poco tiempo había logrado dominar. A estas alturas, ambos nos tuteábamos, aunque seguíamos usando honoríficos.

- ¿Qué? ¿Acaso dudas de mis habilidades? - Cuestionó falsamente indignado, sonriendo burlón.

-Dudo que seas capaz de vencer al primer jefe por ti mismo - Sentencié con na ceja alzada y sonriendo de la misma manera que él. Era un hombre maduro con 32 años de edad, pero a veces podía comportarse como un verdadero infante si se lo proponía. Era algo que me fascinaba de él.

- ¿Es un reto? Porque si es uno, me apunto. No dejaré que un niño como tú dude de mis habilidades - Se veía excitado por el reto. Sus ojos centellaban con las luces.

- Si quieres vamos a mi casa - propuse.

- Vamos a la mía, me gusta estar cómodo mientras derroto a niños y esta ropa no es la adecuada.

 

Acepté y nos fuimos enseguida en su convertible de última generación. Llegamos a una zona de departamentos lujosos, -lo mínimo que esperaba de él-, y nos metimos a su departamento. Era amplio y con mucho estilo. Todo estaba perfectamente sincronizado.

 

Me hizo tomar asiento frente al plasma que ocupaba casi toda la pared mientras iba a  la cocina por algo de beber. Llegó hasta mí un pequeño chihuahua que meneaba la cola emocionado esperando caricias. Yo lo tomé en brazos y comencé a hacerle mimos hasta que su dueño apareció con refrescos.

 

- Veo que ya se llevan bien. Te presento a Koron-chan

- Me encantan los perros, pero nunca me he animado a tener uno, me da miedo descuidarlo en algún momento y que la pase mal estando conmigo.

 

 Estuvimos jugando por horas y, para cuando nos dimos cuenta, eran las 11:30 pm.

 

- ¡Se hizo muy tarde! - Exclamé cuando tomamos una pequeña pausa y me dio por revisar mi celular.

-¿Alguien está esperándote en casa? - Preguntó curioso.

- No, pero no creí que estaría hasta esta hora aquí - Me puse de pie dispuesto a irme, pero su voz me detuvo cuando comenzaba a ponerme la chaqueta.

- Quédate - Soltó de repente. Lo miré extrañado.

- ¿Hablas en serio?

- Por supuesto. Quédate y mañana en la mañana te acompaño a buscar un cambio de ropa a tu casa para ir al trabajo - Lo pensé por un momento, me sonaba tentador quedarme a dormir, pero temía hacer algo de lo que después me arrepentiría. Sentía una gran atracción hacia este hombre y no sabía si podría controlarme sabiendo que estaremos toda la noche solos.

- Está bien, no tengo inconvenientes.

 

Después de eso me enseñó la habitación de invitados y me ofreció ropa para dormir. Me negué diciendo que estaba más cómodo en ropa interior. Me lavé los dientes con un cepillo nuevo que Ruki tenía guardado y me fui a la cama.

 

A eso de las tres de la mañana desperté con ganas de ir al baño. Hice mis necesidades y después fui a la cocina por un vaso de agua. Entré y me encontré a Ruki sentado frente a la isla que había en el centro de su cocina.

 

- Buenas noches, Suzuki. ¿No podías dormir? - Me saludó con una sonrisa y pude notar que estaba fumando.

- Me levanté al baño y venía por agua - Busqué entre las puertecillas un vaso y lo llené hasta el tope para después sentarme frente a Ruki - ¿Siempre te levantas a fumar? Morirás joven.

- Mi madre siempre dice que de algo debemos morir. Yo lo haré por fumador - soltamos una pequeña risa ¾ La verdad es que soy yo quien no podía dormir.

- ¿Por qué?

- He estado pensando muchas cosas este último tiempo y hoy tuve noche de reflexión.

- ¿Puedes contármelo? - Siendo sinceros, me estaba dando curiosidad.

- Claro, más que mal, es  algo que te incluye - tomó una pequeña pausa para comenzar su relato - Sabes que llevamos unas semanas hablándonos como más que compañeros de trabajo, ¿Cierto? - Asentí con la cabeza, extrañado de que saque ese tema de conversación - Y me di cuenta de que en este corto tiempo te has vuelto importante para mí - Mi corazón se aceleró mientras él continuaba hablando - me planteaba acerca del acercamiento que hemos tenido en este tiempo y me parece ilógico que a estas alturas te tenga tanta confianza. No debería ya que soy famoso y sé que muchos intentan acercarse a mí por interés.

- ¡Yo no soy así! No me interesa tu fama ni tu dinero - Lo interrumpí gritando casi sin darme cuenta. No creía que Ruki pensara que estoy con él por conveniencia. A mí me interesaba él, como persona. Lo miré con el ceño fruncido y él solo rió al ver mi rostro serio.

- Lo sé, Suzuki, lo sé. Sé que no eres de esos. Tengo la capacidad de calar a las personas, lo cual es necesario para el trabajo que desempeño, y sé que no estás por interés. - Me relajé enseguida - Me di cuenta de que no era normal que estemos tan a gusto mutuamente así que me replanteé nuestra relación.

- ¿Y cuál fue tu conclusión? - Me sentía ansioso, mis puños se apretaron.

- Que me gustas.

- ¿Qué? - Abrí la boca, asombrado. ¿Me estaba diciendo que al gran Ruki-sama le gustaba yo? ¿Incluso habiendo mejores y más interesantes prospectos? - ¿Hablas en serio?

- Muy en serio, Suzuki. Me gustas. No estoy diciendo que daría la vida por ti, pero es obvio que siento cierta atracción - Ruki seguía hablando, pero yo no era capaz de entender lo que decía. Yo le gustaba, si bien no me estaba declarando su amor, era algo bastante fuerte viniendo de él, una persona que podría tener a quien quisiera, pero que por azares del destino prefirió que sea yo.

 

            Estaba tan absorto en mi mundo que no noté cuándo se puso frente a mí, a escasos centímetros, mirándome fijamente con aquellos ojos tan hipnotizantes.

 

- ¿Estás escuchándome siquiera? - Reclamó llamando mi atención.

- Y-yo… Lo siento, estaba perdido en mis pensamientos - Mis mejillas ardían, las sentía calientes hasta las orejas.

- Ya me di cuenta - Se acercó más, quedando frente a frente, con nuestros rostros a escasos centímetros de distancia - Te estaba preguntando acerca de tus sentimientos. ¿Qué sientes por mí? - Era arrebatador, podía tenerme a su merced con solo acercarse un poco a mí.

- P-pues… Me pareces alguien muy interesante, además de que eres alguien fascinante con el que se puede pasar momentos muy amenos - Puso una mano contra mi pecho, sintiendo lo acelerado que estaba mi corazón. Tenía esa sonrisa felina, de quien sabe que tiene el control de la situación y así era.

- ¿Te gusto? - Si tuviera que definirlo en una palabra, diría “directo”. No le gustaban los titubeos. Un día nos lo dijo “Miren, si los elegí, es porque en ustedes vi a personas seguras. No me gustan las personas tímidas y faltas de carácter, porque a esos me los como vivos y después quedan buenos para nada”.

- Claro que sí - Reí nervioso - Eres una persona de lo más atrayente para mí - Quería evadir una respuesta. No estaba seguro de mis sentimientos hacia él, ya que nunca me había planteado el hecho de que me corresponda.

- Vamos, Suzuki, sabes a lo que me refiero - la mano que estaba en mi pecho subió hasta mi cuello y se quedó anclada en ese lugar - Dime lo que quiero escuchar.

 

Sentía que mi corazón explotaría en cualquier momento, no estaba preparado para dar una respuesta satisfactoria, pero estaba seguro de que el hombre frente a mí sí me gustaba. Debía responderle, comenzaba a tener deseos de probar esa boca y mi única manera de conseguirlo era sincerarme con él. Me coloqué lo más tranquilo que podía teniéndolo a tan poca distancia y hablé fuerte y claro.

 

- Me gustas.

 

No pasó ni medio segundo cuando ya podía sentir los labios de Ruki chocando contra los míos. Lo tomé de la cintura haciendo que se siente sobre mí con las piernas a ambos lados de mi cuerpo. Pasamos de un suave beso a uno más intenso donde su lengua se introdujo en mis labios sin previo aviso, haciendo que nuestro beso sea más sucio.

 

Nos besamos hasta hartarnos y un poco más. Finalmente, nos separamos y nos miramos con una pequeña sonrisa en el rostro. Sus ojos brillaban, de seguro los míos también. Queríamos disimular lo que sentíamos, pero era algo difícil de conseguir. Yo me sentía muy feliz y mi pecho bombeaba con una agradable sensación de ahogo que se consigue.

 

Me fui a dormir después de que charláramos un poco más. Al día siguiente habría una sesión y se necesitaban todas las fuerzas necesarias para lo que se venía.

 

Al día siguiente nos levantamos, desayunamos y nos fuimos a mi departamento, pequeño en comparación con el de Ruki. Llegamos unos 10 minutos antes de lo acordado y esperamos a que los demás lleguen. Ruki nos mandó a cambiarnos de ropa y me pude fijar en las miradas de odio que me dedicaban mis compañeros. Estaban celosos de mi relación con Ruki, pero yo no les tomaba importancia, mi mente estaba en la grandiosa noche que había tenido.

 

La pasarela se realizó con éxito. Aparecimos en todos los periódicos y en la televisión fue un tema del que se habló por mucho tiempo. Por supuesto que conseguí trabajar como modelo fijo para Ruki, bueno, otro compañero también lo logró. Al parecer ambos habíamos impresionado bastante a la prensa.

 

Tres meses después de eso, Takanori –sí, ya usábamos nuestros nombres- y yo formalizamos nuestra relación y nos hicimos novios. Todos nuestros compañeros de trabajo se volvieron locos, pero más loca aún quedó la prensa cuando en un arrebato de esos tan típicos de Takanori, dijo en una entrevista televisiva que tenía un romance con su modelo estrella “Reita”. Nos molestaron por meses, incluso actualmente nos llenan de preguntas cuando asistimos a entrevistas.

 

Llevábamos dos meses desde que nos hicimos novios cuando las cosas comenzaron a ir mejor entre nosotros. Habíamos encargado comida en el mejor restaurant de la ciudad para celebrar otra campaña exitosa de Takanori. Comimos y bebimos durante toda la noche, estábamos algo ebrios, pero seguíamos conscientes de todos nuestros movimientos.

 

- Entonces, si tuvieras que elegir entre ser comido por un tiburón o por un león hambriento, ¿cuál elegirías? - Lo pensé un rato, era una pregunta difícil.

- Supongo que el león. Si el tiburón me muerde en el mar, el agua salada escocerá mis heridas y me dolerá más.

 

Mi móvil comenzó a sonar y miré la pantalla; número desconocido. Me extrañé pero no le tomé importancia. Contesté.

 

- ¿Aló?

- ¿Akira? ¿Eres tú? - Me sobresalté al reconocer el tono de voz de quien llamaba.

- ¿Yuu? ¿Por qué me llamas? - Takanori se puso alerta y frunció el ceño en mi dirección. Yo ya le había hablado de Yuu, de seguro no le hizo gracia que me esté llamando a las tres de la mañana.

- Escuché que conseguiste trabajar como modelo fijo. Felicidades, sé que fue lo que deseaste siempre - Su voz se escuchaba pastosa. De seguro había bebido antes de llamarme.

- Responde; ¿Por qué me llamaste? - Quería cortarle, a él ya no tendría por qué interesarle que me esté yendo bien.

- Sí, lo siento. Akira, quiero volver contigo. Sé que fui un hijo de perra por tratarte como lo hice, pero me di cuenta de que solo contigo puedo ser feliz.

- Estás ebrio, Yuu. Además ya no me interesa volver contigo. Fuiste claro conmigo cuando dijiste que yo era una menopáusica. No creo que te guste estar conmigo en estas condiciones - No quería sonar resentido, pero sus palabras me habían lastimado y a veces me hacían sentir inseguro en mi relación con Takanori.

- Oh. Vamos, cariño. Sabes que no quise decir eso.

- No me interesa. Por favor, no vuelvas a llamarme otra vez - No esperé a que me conteste y le corté enseguida.

 

Dejé el móvil sobre la mesa de centro y miré a Takanori. Seguía con la misma mirada. De pronto comenzó a gatear hacia mí hasta que quedó casi encima de mí.

 

- ¿Qué quería? - Su voz, tan seductora y grave. Envolvía mis sentidos y me hacía sentir cosquillas por todo el cuerpo.

- Volver conmigo - Era competitivo, posesivo. No dejaba que alguien que tuviera esas intenciones conmigo se me acerque. Siguió avanzando hasta que quedó por completo sobre mí, mientras mi espalda reposaba en el suelo de su casa.

- ¿En serio creía ese hijo de puta que tenía oportunidad de tomar lo que es mío?

- Dijo que si volvía con él, sería una mejor persona, que me complacería todos los caprichos. Todo lo que yo quisiera - Era mentira, pero la posición en la que estábamos era demasiado sugerente, mi interior burbujeaba por la cercanía. Anhelaba sentirlo como parte de mí.

- ¿A sí? ¿Eso dijo? Después de hoy ya no vas siquiera a recordar su nombre.

 

Y así fue como comenzó nuestra locura. Él me besaba apasionado y yo le respondía de la misma manera, con desenfreno. Estábamos en un punto sin retorno donde solo queríamos pertenecerle al otro.

 

Sus manos desabrocharon mi camisa y las mías quitaron su camiseta solo deteniéndonos cuando no podíamos concentrarnos en algo más que no sea besarnos. Nuestros pantalones también desaparecieron al poco rato. El duro suelo nos pareció incómodo para lo que venía, así que nos pusimos de pie y, sin dejar de besarnos y toquetearnos, llegamos a su habitación. Me besó por todos los rincones y yo le devolví hasta la última caricia. No teníamos fin, ambos nos deseábamos.

 

Fue muy paciencioso a la hora de prepararme. Llevaba meses sin acción así que había perdido la costumbre. Por suerte Takanori no se desesperó y pudo culminar esa parte de manera perfecta. Su frente entró en contacto con la mía, que estaba perlada de sudor, y lentamente introdujo su miembro en mí.

 

Me aferré a su espalda como si mi vida dependiera de ello mientras ambos gemíamos descontrolados. Su ritmo lento comenzó a tomar velocidad hasta que ambos caímos en un frenesí de placer. Mi entrada ardía, pero la sensación de tenerlo adentro mío era sublime.

 

Terminé primero que él ya que me estuvo masturbando cuando su ritmo se volvió más acelerado. Posteriormente fue su turno de acabar en mi interior con un gemido de lo más sensual, algo propio de Takanori.

 

Nos dejamos caer en la cama frente a frente para podernos ver a los ojos después de tan magnífica experiencia. Sus ojos centellaban emocionados y yo no podía sentirme más enamorado del hombre que tenía ahí.

 

- Te quiero - Me sonrojé al pronunciar aquello.

- Yo también te quiero, Akira - Me respondió sonriente. Era algo pronto para decirnos te amo, yo ya sentía que lo amaba, pero era muy precipitado para el poco tiempo que llevábamos.

 

Por supuesto que tuvimos algunos problemas, y era que, trabajando en lo que trabajamos, es imposible que alguien no nos vea con segundas intenciones. Ahí es donde entran en juego los celos. Él solía celarme con todas las chicas que se arremolinaban a mi alrededor y a mí me daban pataletas cada que algún ejecutivo o modelo trataba de irse a tu cuello. Muy en el fondo eran estas cosas las que mantenían la relación viva. Por mi parte, pensaba que Takanori sería con quien pasaría el resto de mi vida. Actualmente llevo tres años con él como pareja y me siento cada día más enamorado de él.

 

Creo que éste sí es un buen final feliz.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).