Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Cuándo es nuestro tiempo? por Nira Tao

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Ok... no me maten, no tenía pensado subir esto ahora... quería terminar antes el siguiente capitulo de ¡No soy tu conejillo de indias!, y tener lista un especial para el cumpleaños de Shizu-chan...pero... creo que no queda como regalo xD

Notas del capitulo:

ME salio mi ladro dramatico y este fic es un cortate las venas...

ME PUSE A LLORAR MIENTRAS ESCRIBIA.. que oso xD y no solo lagrimitas, llanto como si viera clannad after story!! xD asi que...

ADVERTENCIA: Si son corazón de pollo (como yo) traigan papel para leer o mojaran su teclado xD (como yo)

NOTA: Creo que es el rpimer one shot que subo que es corto y no tiene lemon... pero igual espero les guste

Disfrute!! T^T

 

“Joven estudiante de preparatoria, asesina a su profesor encargado con una navaja. No hay evidencia ni aclaraciones de las causas por las cuales, la joven Zurumi atacó a profesor Takeda, dado que la estudiante fue encontrada muerta en el baño, aparentemente con la misma arma dio fin a su propia vida… (1972, 10.22)”

 

-¿Tsukishima?- dijo un joven de cabello castaño alborotado, ojos cafés ocultos en un par de anteojos, vio a su amigo absorto viendo un viejo periódico de hace más de veinte años.

-Shinra… ¿Dónde está?- dijo con voz seria.

-No lo sé, dejó esto- señaló el periódico que su amigo apretaba en sus manos- Y lo vi salir de la escuela, puede que se haya ido a casa…

-Nos vemos, Shinra.

-Adiós, y… Suerte…- dio un suspiro al ver a su amigo salir corriendo- Espero que salga bien esto. Eres un idiota, no sé qué planeas con esto, sabiendo que Tsukishima es sensible cuando se trata de ti… Roppi.

 

 

A lo lejos se podía ver como un hombre de cabellos rubios, vestido con una camisa blanca de manga larga, chaleco y pantalón negro, una larga bufanda blanca alrededor de su cuello, una mochila que se movía erráticamente por la carrera que daba su dueño, y ese par de ojos rojos ocultos tras unos anteojos, se veían furiosos y tristes a la vez. Aumentó la velocidad de la carrera cuando vio su objetivo, otro hombre de piel blanca, cabello negro, vestía completamente de negro, su camisa de manga larga, sus pantalones y ese gran abrigo que lo caracterizaba, lo que resaltaba de su persona, era la piel que tenía el abrigo en la capucha y el borde de las mangas en color rojo brillante, que hacía juego con sus ojos carmesí.

-¡Roppi!- gritó cuando le dio alcancé el rubio al moreno, este volteó sin mostrar expresión alguna al ver al rubio intentando regular su respiración- ¿Qué rayos es esto?

-Algo que merecías saber- dijo apoyándose en un árbol que estaba en medio de la solitaria calle, vio como las hojas de los árboles empezaban a caer.

-Pero no entiendo. ¿Por qué metiste este periódico viejo a mi casillero? ¿Y qué se supone que debo de saber?

-Tsuki… ¿Cuánto tiempo llevamos conociéndonos?

-Umm… Ocho años…

-¿No te has preguntado por qué nos llegamos a conocer? La razón, por la cual siempre peleamos e intentamos matarnos, pero sin llegar a nada, ¿sabes?- dijo viendo seriamente al rubio.

-¿Qué te dijo Kanra esta vez?- dijo dando un suspiro- Sabes que tu hermana está medio zafada, con sus cosas místicas y sus “visiones”- hizo las comillas con sus manos e intentó acercarse al moreno, quien lo vio molesto.

-Ella no tiene nada que ver… Simplemente lo vi. Desde el año pasado he estado soñando muchas cosas que hasta ahora no tenían sentido para mí, hasta que encontré eso- dijo señalando el periódico que Tsukishima aun sostenía fuertemente en su mano derecha.

-¿Qué viste?

-A nosotros- el rubio lo vio confundido- Siempre a nosotros, en distintos tiempo, dimensiones, y todo termina igual…- sintió como el rubio le acariciaba la cabeza.

-Solo son sueño…

-No son solo sueño, todo es verdad.- vio como el rubio lo vio con lastima- ¡Eres un completo imbécil!

Molesto por esa inocente mirada que siempre le dedicaba, alejó su mano de un manotazo, estaba por golpearlo, pero el rubio, no era débil aunque lo aparentaba, y en dos movimientos se encontraba recostado en el asfalto con el rubio sentando sobre su estómago y sosteniendo sus muñecas a la altura de su cabeza. Sin emitir sonido alguno de dolor o sorpresa cuando una de sus mano le soltó la muñeca para ponerla alrededor de su cuello.

En el suelo estaban regados las pertenencias de Tsukishima que se habían salido de su mochila, y el periódico que momentos antes sostenía ahora estaba a un lado de la cabeza de Roppi, con la noticia de la chica, a la vista.

-Vez, esa chica también murió, hace veinte años- dijo sonriendo falsamente, y viendo fijamente a los ojos carmesí contrarios.

-Roppi. No te vincules en hecho que pasaron hace mucho tiempo, antes de que naciéramos…- El moreno no se movió ni un centímetro al sentir como ahora eran ya dos manos las que estaban sobre su cuello.

-Yo te amo…- vio la sorpresa en los ojos del rubio, y como aflojaba su agarre- Pero… ¿Por qué? ¿Este tiempo tampoco es bueno?

-¿De eso se trata? ¿De bueno o malos momentos? Una pareja no siempre tiene buenos y felices momentos…

-Sí, pero este, no es nuestro tiempo, no podemos estar junto… Nos odiamos, queremos matarnos, y más importante, tú sales con Varona.

-¿Quieres que tengamos una relación de pareja entre nosotros?- dijo el rubio mordiendo su labio inferior, y sin soltar el cuello del moreno.

-Sí, lo deseo. Y no importa cuántas veces me rechaces, no importa cuántas veces me sentía abatido por cada momento que me ignorabas por alguien más…

 

En la mente de Roppi, pasaban diversas imágenes. Una joven estudiantes de cabello negro y ojos carmesí siendo rechazada por su profesor, un rubio de ojos color miel. Molesta por el rechazo y sabiendo que se casaría con alguien más por obligación de sus padres, enloqueció y lo asesinó para luego suicidarse ella en el baño de su escuela con un único pensamiento “Nos encontraremos después, mi amor”

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Un palacio de la antigua Japón, grandes patios internos y externos dentro del amplio edificio, el cual se encontraba en una montaña. Un joven de piel pálida, cabellos negros, adornado con un broche de oro rosa, en forma de una flor de cerezo con listones color perla cayendo por un lado, y hermosos ojos rosa pálido. Vestía un elegante kimono blanco y un largo abrigo de color rosa con estampados de flores de cerezo en blanco, el joven leía un pergamino cuando a lo lejos vio a un joven alto de cabellos rubios y ojos miel, vestía con un uniforme de mayordomo tipo ingles. Un rico, conocido de su padre se lo mandó como obsequio por la mayoría de edad del príncipe, diciendo que era un joven educado servicial y que sería de igual manera un buen guardaespaldas.

Desde el día que se conocieron se tomaron un gran cariño, el rey no le tomó gran importancia dado que su hijo solía ser muy amable con todos, incluyendo a la servidumbre. El príncipe siempre era bien atendido por el mayordomo, si deseaba salir de pasea por el pueblo este siempre lo acompañaba. Muchas veces fue su cómplice para sacarlo en secreto de la mansión para ir a festivales, claro vistiendo ropas comunes para hacerse pasar por un pueblerino más. Con el paso de los años, ambos se volvían cada vez más cercanos, hasta que una noche de festival de verano, el príncipe le reveló que lo amaba, pensando que sería rechazado, bajó la mirada con ojos llorosos. Pero grande fue su sorpresa cuando el rubio tomó su rostro con delicadeza entre sus manos y lo besó con dulzura, diciendo que sentía lo mismo.

Desde esa noche, ambos estaban más juntos de lo que estaban antes. El príncipe y el mayordomo solo se demostraban su amor cuando estaban completamente solos, en lugares donde nadie pudiera verlos, algunas noches clandestinas tenían sus encuentros para demostrarse su entrega el uno al otro.

Ese mismo año, se desató una guerra en la zona, el príncipe era la razón de la guerra. El reino vecino quería la mano en matrimonio del príncipe para el futuro rey, aunque los actuales reyes vecinos, no le veían el sentido dado que el príncipe era hombre y no podría engendrar herederos, pero eso parecía no importarle al futuro rey, al fin y al cabo el contaba con varias concubinas que podrían darle los hijos que deseara. El príncipe se negó completamente desatando la ira del futuro rey, el rey actual intentó detener a su hijo, pero solo causo su muerte, ahora el nuevo rey, embravecido por el rechazo, atacó al reino del bello príncipe. El padre de este intentó conocer a su hijo que se desposara al joven, pero este le dijo que ya amaba a alguien y que no podía fallarle a su corazón, por mucho que le doliera ver el caos que reinaba. El tiempo paso y la guerra continua, el rey en poco tiempo se enteró del amorío que había entre su hijo y su mayordomo, con asco y desprecio por aquella relación abominable, mandó al mayordomo a pelear, con la excusa de que no había suficientes soldados.

Un par de meses la guerra terminó, un joven guerrero había derrotado al rey pero a costa de su propia vida. Se realizó un gran festejo en su honor, donde el general y su tropa llegaban con el cuerpo del fallecido héroe, lo habían vestido y limpiado para darle el último adiós. La realeza estaba presente ese día, el príncipe al ver que era su amado el que había dado su vida, no pudo evitar correr hasta él y llorar desconsoladamente. Muchos pensaban que ambos eran grandes amigos a pesar de ser amo y sirviente, pero el rey sabía que las lágrimas que derramaba su hijo eran por amor.

Esa noche el príncipe se quedó solo en su habitación jugando con el último broche de cabello que su amado le obsequió, su padre entró a su habitación y lo golpeó, mientras este lloraba sin saber los motivos del castigo. Su padre le escupió la verdad, que él sabía de su inmundo romance, que aquello era abominable y por eso los dioses los habían separado. El joven volvió a romper en llanto una vez quedó a solas, caminó hasta el pasillo de su habitación, donde podía contemplar la luna, y en lagrimas pidió a los dioses que le permitieran estar de nuevo con su amado una vez más, no se arrepentía de nada, aun si su padre lo odiara, aun si le costaba toda su fortuna, el daría todo por vivir de nuevo a lado de él.

A las pocas semanas el príncipe enfermó gravemente, provocando su muerte. Muchos pensaron que era una maldición o simplemente una desgracia familiar, al haber perdido al primogénito. Pero para el príncipe su muerte no fue nada más que su deseo siendo concedido. En su último aliento vio la luna desde su habitación, y con una sonrisa dio gracias a los dioses, por permitirle volver a encontrarse con su verdadero amor.

 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Los años veinte. Un niño pobre, vistiendo viejas ropas que apenas y le quedaban, tenía el cabello negro lacio, y ojos castaño rojizo, de piel blanca manchada de tierra, vagaba por las calles de Londres, sentía que en cualquier momento moriría por la falta de alimento y el frio del otoño, sentía que ese invierno no lo sobreviviría. Pero cuando pensó estar en su lecho de muerte, en un callejón lleno de ratas, con su vista borrosa, vio a un niño correr hacia él, tenía el cabello rubio y parecía llamar a su padre, puesto que vio que alguien mayor lo cargaba en brazos y lo subían a un auto. No le importaba donde se lo llevaran, sentía que de igual forma, cualquier cosa sería mejor que morir ahí.

A los pocos días despertó en una habitación bastante sencilla, pero para sus ojos era demasiado, un doctor había entrado lo revisó y le dio el visto bueno. Vio de igual modo como una mujer regordeta de dulce sonrisa lo ayudaba para bañarse y vestirse con ropas nuevas y limpias, nada extravagante, una simple camisa blanca de manga larga, unos pantalones de lana café, unos calcetines y botas de su talla. Al ver se en el espejo mientras la mujer lo peinaba, no pudo evitar soltar en llanto en brazos de la mujer, ella le acunó y acarició su cabecita diciéndole que todo saldría bien de ahora en adelante.

Esa noche, fue presentado a la familia, el doctor era la cabeza de aquella adinerada familia, dijo que de ahora en adelante sería el compañero de juegos de su hijo, un niño de cabellos rubios, ojos miel y amplia sonrisa, vestía una elegante camisa de manga larga de color azul, pantalones negros y elegantes zapatos del mismo color. Al mirarse a los ojos ambos se sonrieron y sintieron como sus pequeños corazones daban un brinco. Al ser simples e inocente niños no le tomaron importancia.

Con el tiempo ambos jugaban todo el tiempo, incluso estudiaban juntos, aunque en realidad el rubio le mostraba al moreno el saber leer y escribir, nada complicado como lo que él hacía. Ambos tenían su propia habitación, el moreno dormía en las habitaciones inferiores donde dormían el mayordomo y  ama de llaves, la mujer regordeta. Pero en las noches de tormentas el moreno se escabullía en la habitación del rubio para buscar seguridad. Los años pasaban y ambos crecieron juntos. Ahora el joven moreno tenía una hermosa sonrisa, su cabello ahora era más largo atado en una cola de caballo, aunque el rubio lo fastidiaba diciendo que parecía más una cola de ardilla, al ser pequeña. El rubio terminó por enamorarse de su amigo, y cuando se lo confesó este lo tomó a bien, ambos mantenían en secreto su relación, pero solo ante los ojos del doctor, cosa que no era muy difícil ya que este siempre trabajaba.

Una noche, el doctor entró a la habitación de su hijo, y grande fue su sorpresa al ver a ambos dormidos y con las ropas esparcidas por toda la habitación. No dijo nada, solo se fue del cuarto sin hacer ruido. A la mañana siguiente el padre vio a ambos jóvenes entrar juntos y conversando de lo más normal como todos los días, pero su felicidad se fue al vacio cuando este le comunicó a su hijo que se iría a París a estudiar, al inicio no pensaron que fuera tan malo, así que ambos empezaron a conversar sobre su partida, pero de nuevo el doctor los interrumpió, diciendo que SOLO su hijo iría, y que el joven se quedaría como su asistente. Eso causó que el moreno soltara unas cuantas lagrimas y el rubio soltara en ira.

Las discusiones que tuvieron esa semana no hicieron cambiar de opinión al doctor, quería que su hijo siguiera sus pasos y que en Francia tendría una mejor educación. Ambos jóvenes se despidieron tristemente, pero el rubio prometió mandarle cartas para mantenerse en comunicación.

Las primeras semanas se hablaban por correo, al paso de los meses las cartas iba escaseando. Al cabo de dos años ya no le llegaba ninguna carta al moreno, por lo que había dejado de mandarlas él también. Ante la depresión y ante el contacto de enfermos, ese segundo año a finales de otoño la ciudad sufrió de una epidemia, mucho morían por la hepatitis, aun con tratamientos muchos morían. Y el joven no fue la excepción, contrajo el virus, fue confinado a su habitación, los únicos que accedían eran su nana, la mujer regordeta que ahora era una anciana, y el médico. Aunque el doctor estaba resentido con él por haberse enamorado de su hijo, no podía dejarlo morir, él también era su familia, hizo todo lo posible para salvarlo pero no lo logró.

Su última noche, usó las fuerzas que le quedaban y escribió una última carta a su amado, diciéndole todo lo que pasó ese año que no se habían hablando, le contó sobre los pretendientes y jóvenes damas que querían desposarlo, pero siempre se negó ya que él solo lo esperaba, porque ÉL era el dueño de su corazón. Le contó que desde niños lo vio como si ángel guardián, puesto que si él no lo hubiera encontrado en aquel callejón  hubiera muerto. Que no se arrepentía de nada, que a pesar de estar en su lecho de muerte él lo amaba con todo su ser, le pedía que fuera feliz, que sea el gran médico que su padre deseaba, porque él sabía lo inteligente y talentoso que era. Deseaba poder estar más tiempo con vida para poder verlo regresar con su título de doctor, recibirlo con los brazos abiertos, con una gran cena y una gran tarta de manzana que él mismo prepararía, porque sabía que era su favorito. Se disculpaba por no poder hacer aquello, le pedía que no se dejara vencer, que siguiera adelante, que en su otra vida él lo esperaría, sin importar cuantos años tengan que pasar.

Aquella carta fue dejada en el libro favorito del rubio por su nana, la mujer lloro esa noche al otro lado de la habitación, su niño había dejado ese mundo antes del amanecer. El médico había mandando había mandado un telegrama a su hijo tres días antes, diciendo que era urgente su llegada, puesto que tenía dos noticias para él. Al llegar este con apenas una pequeña maleta, entró a toda prisa con la esperanza de ver a su amado moreno antes de hablar con su padre. Cuando vio a su nana le preguntó por su paradero, esta solo rompió en llanto y entre sollozos dijo, fosa común.

Fue como un balde de agua helada para él, vio a su padre bajar de las escaleras, tenía la mirada fría, sin emoción alguna. Enfurecido pidió una explicación, su padre le comentó todo, incluso dijo haber hecho lo posible, pero el chico no vivió, embravecido el rubio salió de la casa para evitar que su amado fuera dejado en aquella fosa, él mismo le organizaría un funeral digno en el cementerio de su familia. Después del entierro, donde solo el mayordomo, algunos aldeanos, la nana y él asistieron para darle el último adiós.

Esa noche se enfrentó a su padre, discusiones y objetos volaban en su despacho, la ira lo cegaba y no solo por el hecho que su único amor hubiera muerto, sino el descaro de haberlo comprometido a una joven duquesa, ese era el colmo. Entre los objetos que destrozaba, volcó el escritorio de su padre, este terminó con todos los cajones abiertos, dejando ver varias cartas tiradas en el suelo, extrañado recogió una y vio que era la que había mandado hace apenas tres semanas, sorprendido vio varias con su letra y muchas más de su amado moreno, no lo comprendía, la última que le llegó fue hace más de año y medio, no entendió porque no le respondía, pero él siguió mandando una tras otra hasta conseguir una respuesta. Ahora lo entendía su padre nunca dejo que aquellas cartas llegaran a ellos, tomó todas las cartas y se fue no sin antes ver con odio y desprecio a su padre.

Toda la noche lloró mientras leía cada una de las cartas que eran para él, una a una, las fue acomodando, pensaba guardarlas en un portafolio, al ir a buscar uno en su librero reconoció el lomo del libro que le leía a su amor desde niños, lo tomó con cariño y lo abrió al azar, y vio una carta salir de esta. Se sorprendió al ver que era de él, la última carta. Si sentía que no podía llorar más, ese amanecer rompió en un llanto tan fuerte y lastimero que toda la mansión lo escuchó.

Pasaban las semanas y el joven rubio no salía, a duras penas comía, incluso mandó a sacar a la duquesa que fue a visitarlo, diciendo que no se casaría con ninguna persona que no fuera él. Al pasar los mes, él no pudo soportarlo más, vio el calendario era su cumpleaños… O al menos, esa fue la fecha en la que lo encontraron y dijeron que sería su cumpleaños, sin dudarlo, tomó una hoja y una pluma, escribiendo que el día de su muerta fuera enterrado junto a su amado, y junto a todas aquellas cartas que eran de ellos.

Esa mañana la vieja ama de llaves, salió a buscar un par de hojas de té del jardín cuando a lo lejos en un viejo árbol vio algo que la extraño, se acercó a paso lento y cuando estuvo lo suficientemente cerca, dado su poca vista, vio a su joven amo colgando de una de las ramas del árbol. Corrió despavorida y en llanto, su otro niño había dejado ese mundo. Muchos se sorprendieron por el repentino suicidio del joven y futuro médico, nadie se explicaba la causa de su decisión, solo la nana, que sabía del amor que sus niños se profesaban, vio con pena y con una sonrisa triste a su joven amo ser enterrado junto al moreno, tal y como lo había pedido.  La mujer le echó la culpa a su amo, molesta renunció y se fue ese mismo día. El doctor vio por última vez la lapida de su hijo donde se escribía “Te encontraré, para que estemos justos”

 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Los ochentas. Dos jóvenes salían de su escuela, uno de ellos tenía el cabello negro y el otro lo tenía teñido de rubio, ambos vestían un pantalón negro, al igual que sus sacos y zapatos, y una camisa blanca, el rubio tenía su saco abierto, ambos reían de lo que habían pasado ese día. Ambos jóvenes se conocían desde la secundaria, y ahora que estaban en preparatoria en la misma escuela les emocionaba saber que podían verse sin problemas, pasaron su primer año sin problemas y eran muy felices, eran los chicos más codiciados del instituto, en especial el rubio, pero ambos siempre rechazaban a sus admiradoras, diciendo que por el momento no buscaban una pareja.

Los rumores no tardaron en aparecer en su segundo año, se decía que ambos eran pareja, he ahí la razón por la cual siempre estaban juntos y ninguno sin novia. El moreno fue confrontado por un grupo de chicos del la clase de alado, insultándolo por ser pareja del rubio, este simplemente les decía que solo eran amigos que si ellos no decidían tener a una chica que solo buscaba estar con ellos por su apariencia no era problema de los demás, sin contar que nunca fueron descorteses con ninguna de las chicas. Pero ese evento no cesó, al contrario fue aumentando, dando que el rubio era de espalda más ancha y un poco más corpulento que el moreno, decían que este era un marica que daba las nalgas al rubio. Aquello molestó al rubio, porque escuchó y vio cuando a su amigo le iban a dar una buena paliza detrás de la escuela, era bastante obvio que defendería a su amigo de un grupo de ocho chicos que peleaban contra uno, él al ser bueno peleando y más fuerte que su amigo, se pudo deshacer de ellos él solo.

El moreno le dijo la razón por la que era constantemente molestado, el rubio le regañó por no decir nada, su amigo le dijo que no quería causarle problemas a él, y si los demás estudiantes le creían o no que solo eran amigos no era algo que le molestara. Dado que el rubio había defendido a su amigo, ahora él también era el centro de las burlas, el moreno ya estaba acostumbrado y sabía ignorarlos muy bien, pero el otro tenía mal carácter y no le gustaba para nada que lo llamaran con sobre nombres denigrantes. Molesto el rubio aceptó ser novio de la siguiente chica que se le declaró, un joven de primer año de cabello castaño y corto, de grandes e inocentes ojos negros, era linda pero no para enamorarse de ella, solo quería salir con ella para calmar a los bravucones que se metían con su amigo y él. Con el tiempo empezó a tomarle cariño a esta joven, ya solo de vez en cuando salía con su amigo, dejándolo solo la mayor parte del tiempo.

La realidad, era que el moreno estaba enamorado del rubio desde mediados de secundaria, había mantenido sus sentimientos bien ocultos por el bien de ambos, ya que prefería ser su mejor amigo a ser rechazado y alejado si se confesaba. Cuando empezaron a molestarlo por su supuesto romance con el rubio, este no le molestaba, dado que de por sí ya lo amaba, al ver a su amigo salir con esta jovencita sintió que su corazón se partía en mil pedazos, al principio su amigo le dijo que solo era para que dejaran de molestarlos, cosa que le alivió, pero con el tiempo se dio cuenta que ese simple aprecio que le tenía a la niña se volvía en interés, y finalmente enamoramiento.

Sin decir nada o quejarse, dejaba solo a su amigo con su novia, a pesar de que dejaron de molestar al rubio, los abusivos no dejaban en paz al moreno, en un arranque de ira y frustración, admitió abiertamente a sus abusadores que si era homosexual, pero no por eso estaba enamorado de su amigo, mentía diciendo que no sentía nada por él, que solo ÉL, ere el homosexual. El moreno no era una damisela en peligro, sabía defenderse.

Pasaron a tercer año, su último semestre antes de graduarse, él había tomado la decisión de irse a otro país a estudiar, su rubio amigo le pedía que se quedara, pero este se negó que él se encargaría del negocio de la familia, aunque al principio no lo deseara, logró convencer a su amigo que estaría bien. No faltaba mucho más que un mes para graduarse, el moreno estaba saliendo solo de la escuela como había estado haciendo en el último año, al pasar por un parque se interceptado por un grupo de cuatro chicos, los iba a ignorar y tomar otro camino, pero habían otros dos más en el camino de la derecha, se detuvo y observo que estaba completamente rodeado, eran al menos unos diez, sin pesarlo dejó caer su mochila en el suelo y sacó su navaja de su uniforme.

La pelea llegó a oídos del rubio que estaba en un puesto de helado al otro lado del parque, escuchó que unos pandilleros estaban golpeando a un chico de cabello negro y este intentaba defenderse con una navaja, al instante él dejó caer su helado sabiendo de quien se tratada, su novia le pidió no meterse y que solo llamaran a la policía, pero él se negó tenía que ir él a salvarlo. Su novia intentó retenerlo pero el simplemente se deshizo del abrazo del cual lo apresaba y corrió hacia donde estaba el enfrentamiento. Al llegar vio al moreno a duras penas de pie, sangraba por la cabeza y se veía cansado, el que parecía liderar mandó a los últimos tres de su grupo a retenerlo, ya que el resto se encontraba en el suelo, inconscientes, le quitaron la navaja y lo sujetaron por los brazos. Lo que al rubio le heló la sangre e hizo que estallara en ira, fue escuchar que el líder decir que él mismo se encargaría de follárselo como el marica que era, el moreno estaba muy cansado para decir algo, y antes de que fuera besado por aquel chico, vio una ráfaga dorada pasar frente a sus ojos.

Para su sorpresa vio al rubio moler a golpes a sus atacantes, si alguno apenas se levantaba este lo volvía a golpear hasta dejarlos en el suelo retorciéndose de dolor, el moreno suspiró aliviado y se dejó caer en el suelo, su cuerpo estaba mal herido, estaba cansado y había perdido mucha sangre, quería dormir y poder descansar. Apenas había cerrado los ojos, sintió que era rodeado por un cálido abrazo, era su rubio amigo, le sonrió amargamente y le di olas gracias por salvarlo de nuevo. El rubio intentaba mantenerlo despierto, pero este insistía de que ya estaba muy cansado, en lágrimas le pedía que no lo dejara solo, el moreno le decía que no lo estaba que tenía una linda novia que lo quería, fue entonces que el rubio le confesó que realmente no la quería, no la amaba como pareciera, si empezó a quererla fue porque tenía muchos aspectos parecidos al moreno, puede que no físicamente pero si sus gustos, se disculpaba por ser un tonto por no admitir que realmente estaba enamorado de él.

Aquello sorprendió al moreno, con una dulce sonrisa puso su mano llena de sangre en la mejilla del rubio, diciendo que él igual lo amaba, desde hacía mucho tiempo y que no se arrepentía de nada, que fue feliz estando a su lado aun siendo solo amigos, y que pasara lo que pasara él lo seguiría amando. El rubio estaba espantado por las palabras del moreno, se escuchaba como si se estuviera despidiendo, le pidió que no siguiera hablando que pronto la ayuda llegaría, pues vio que algunos transeúntes habían hablado a las autoridades, le pidió seguir despierto que él terminaría con su novia y ellos dos podrían estar juntos sin importar lo que los demás dijeran. El moreno le sonrió con melancolía diciendo que ya no podría hacer eso, que está muy mal herido y que ya no podía estar despierto por más tiempo, iba a decir más, pero fue callado por un beso, un beso lleno de amor y desesperación, sintiendo como ambos lloraban.

Con un par de lágrimas en los ojos rompió el beso y le sonrió con amor el moreno para  luego decirle con su último aliento: “Esta bien, no llores, nos veremos en otro tiempo… y podremos estar juntos… te amo, se feliz” y con una sonrisa se fue.

 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Tsukishima sentía sus lágrimas escapar por sus ojos, aquellas imágenes que veía Roppi, le fueron descritas con tal detalle, que parecía que el moreno le contaba como si hubiera pasado esa mañana, aquello causó dichas memorias lo golpearan como si fuera recuerdos de hace pocos días. Aquellas personas, mujeres, hombres en su mayoría, que se amaban, pero que nunca pudieron estar juntos, fue algo que le desgarró el alma. El amaba a Kadota, pero al ver aquello, empezaba a sentirse confundido, porque si alguien le arrebataba la existencia de Roppi, ni el amor que Kadota le daba no sería suficiente para darle brillo a su vida. Roppi, tenía razón, ese no era tampoco su tiempo. No podían estar juntos…

-¿Entiendes? –Cerró los ojos, y sintió como las manos alrededor de su cuello empezaba a tomar fuerza- ¿Vas a matarme?

-Sí, pero juntos…- dejó escapar las lágrimas, cayendo en la mejilla del moreno, haciendo que abriera los ojos sorprendido.

-Entonces, juntos- sus ojos también inundados en lagrimas, tomó la navaja que estaba en el suelo y se dejó llevar.

 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

Izaya empezó a despertar por la luz que se filtraba a su habitación, al abrir los ojos vio al Shizuo durmiendo plácidamente a su lado, pero al cerrar los ojos y volverlos a abrir, ya no estaba. Sorprendido por aquella ilusión y el repentino choque de imágenes que golpearon su mente en ese momento, le hicieron soltar gruesas lágrimas, inspiró algo de aire para evitar que las lágrimas salieran, pero le fue imposible, a cambio un grito de dolor y un fuerte sollozo escapó por su boca. Se sentó en la fría cama y con las manos sosteniendo su cabeza, lloró amargamente, no podía evitarlo ese terrible dolor que sentía en su pecho, era algo que no podía explicar. Una corriente de sentimientos “humanos” lo atacaron, dolor, abandono, desesperación, y a pesar de todo amor. Sorbiendo su nariz, vio por la ventana, aun con lágrimas en los ojos, a lo lejos como Shizuo corría hasta su apartamento con una señal de tránsito en sus manos.

-¿Este tiempo… tampoco es el nuestro?- dijo para sí mismo en un susurro. Limpió lo más que pudo los restos de su llanto que aun se negaba en cesar, para recibir a su enemigo. Sonrió amargamente al verse en el espejo, no era solo su reflejo, era el de los otros yo, su pasado, su amargo y solitario pasado.

-¡IZAYAA!- al escuchar su voz y el estruendo de la puerta siendo destruida causó que su corazón palpitara con fuerza

-Tal vez, éste puede ser nuestro tiempo… si acepto ser más humano- dijo viendo su celular, mientras dejaba caer sus lágrimas, y sin importarle como se viera, esperó al rubio en su habitación recargado en el gran ventanal- Shizu-chan, no dejemos que esto, nos separe de nuevo… Te he encontrado… otra vez…- sonrió con nostalgia al ver al rubio tirando su puerta- Hola, Shizuo

-¿Izaya?

 

 

 

Notas finales:

Muy bien!! Si llegaron hasta el final y sin soltar una lagrima!!!

Pues tienen corazones de piedra xD, jaja no es cierto.  Como vieron mencione a algunos de los alter ego de Shizuo e Izaya.

si no los conocen a todos aqui les dejo ima imagen xD

http://www.zerochan.net/1670700

 

Espero les haya gustado nos vemos!!~

 

PD. No me maten xD que el siguiente capi del fic, esta ya en proceso... que usagi me quiere matar por andar de vaga... pero la inspiracion!! xD esperemos que Usagi no me mate antes de terminar bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).