Algo peor que estar triste es encontrar algo que te haga olvidar por qué lo estas. Y es aún peor saber que es negativo y a largo plazo, algo así como una tortura.
No conozco del todo a mi tía, solo sé de su existencia.
-¿Por qué con ella? Ustedes también vendrán ¿cierto? ¿No me irán a dejar solo con ella o sí? – Me altere, me aterraba el hecho de la “desaparición” de mis padres, no llevaban sino un día y mis hermanos ya estaban tomando cartas en el asunto, creo eso es lo que hacen los mayores ante una situación de tal índole, actúan por el bienestar común tomando todas las posibles alternativas como un camino viable a la solución. - ¿Por qué me están abandonando si tenemos lo necesario para no separarnos?
-No se trata de eso, es algo más complicado de lo que parece.
-¿Qué tiene esto de complicado?
No respondió.
Dio media vuelta y salió de la casa.
Nunca había temido al cambio, pero en esa ocasión me sentí aterrado, no por el hecho de cambiar yo sino por el cambio a mi alrededor.
“La ilusiones perdidas son verdades halladas” Cuanta razón tenía papá y en esos momentos debía afrontar la verdad, es doloroso empacar recuerdos y arrancarlos de su lugar de nacimiento.
Era de noche y con cada pertenencia que guardaba en la valija desechaba alguna experiencia, lista para ser reciclada. La frazada purpura que me obsequió mamá cuando era bebe, debido a mi color de ojos. Quizá sea el único obsequio que tengo de un miembro de mi familia, las nanas ocasionalmente me consentían con algún capricho que les exigiera, Tea y Tristán solo me felicitaban y abrazaban deseándome un feliz cumpleaños.
No pude dormir, ¿Volvería a ver a mis hermanos? Más importante aún ¿Volvería a ver a mis padres? ¿Qué pasaría conmigo? El sueño me termino por vencer por la madrugada.
El problema de tener sueños muy elaborados es que cuando quieres recordar lo más importante recuerdas uno que otro fragmento. Sin embargo se puede llegar a recordar con el transcurso del tiempo, por unos instantes no recuerdas nada y por otros recuerdas todo, esa noche no logre soñar nada inclusive pareciera que nada me haría olvidar lo que estaba sucediendo.
No hubo despedidas o dramas no promesas de reencuentro, fue como un día común y corriente a excepción de que ya no volvería por la tarde. El taxi estaba a la espera de mi abordaje, salude, cerré la puerta y el auto se puso en marcha. No hay mucho que decir del viaje pues todo fue silencioso.
Dormité la mitad del trayecto y para cuando desperté no reconocía el lugar ¿Sería una zona de la ciudad que nunca visite u otra ciudad? Pasando una hora y media después llegamos a nuestro destino el cual resultó ser más de lo que esperaba.
El sitio tenía una que otra similitud a ciudad Dominó no obstante las casas estaban distribuidas y organizadas. Podría resumir que tenía el aspecto campestre; alejado unos cuantos kilómetros se alzaba un muro de matorrales el cual cercaba una morada, que lejos de ser humilde, se encontraba en buen estado y parecía limpia. La calzada que iba desde los matorrales hasta la entrada principal de la fachada estaba flanqueada por árboles robustos y frondosos, que por sus ramas y hojas, creaban una especie de arcos que brindaban una sombra excelente.
Los alrededores de la casa no eran ostentosos, abundaba gran variedad de flora; no dude de la presencia de algún animal salvaje por los alrededores a pesar de que la zona parecía austera me dejó bastante impresionado por su simplicidad bella y armoniosa.
El auto cabía perfectamente por el sendero sin embargo no me dejó en la entrada de la casa por lo que me vi obligado a recorrer a pie el camino desde los matorrales. La entrada era rústica y de madera, creo que era de caoba sin embargo el marco de las ventanas y la puerta era de piedra; desde el techo descendía un podo de maleza, resultado de humedad y el paso del tiempo. Utilicé la albada para llamar al dueño del recinto, llame más de una vez pero no hubo respuesta, no había ruido ni del interior ni del exterior, sólo yo y mi respiración, inclusive no había viento y empezaba a oscurecer al tiempo que descendía la temperatura.
A través de la prominente oscuridad una mirada felina tiño el panorama con el mismo color de ésta, rojo, el color de destino. Las hojas de los árboles, el sendero que transite a mi llegada, la casa, las estrellas y la luna. Un escalofrío recorrió mi cuerpo dejándome completamente inmóvil, parecía que las raíces de los árboles sujetaban mis pies, a lo lejos parecía que estuviera por ocurrir el ocaso y en contraste se visualizaba una silueta que a medida que el sol desparecía, ésta crecía. A medida que se incrementaba, esa mirada intensificó su atención en mí, para ser más exactos, miraba mi pecho; su mirada estaba clavada – figurativamente- en mí. Lo peor fue cuándo su mirada cambió su objetivo a mis ojos, al sentir ese contacto visual tuve la sensación de que estaba dentro de mí, era una sensación escalofriante en verdad. Una mano se posó sobre mi hombro y en un suspiro escuche “Bienvenido, al fin apareces”.
Sobresaltado voltee a contemplar de quien era aquella misteriosa voz y para mi sorpresa me encontré con un anciano que estaba en cuclillas justo a mi lado, confundido parpadee un par de veces antes de preguntar “¿Qué dijo?” En un tono apenas audible.
El anciano me miro desconcertado –No has tenido un buen día debo suponer ¿Cierto?- se rasco la nuca –lamento no haber estado cuando llegaste – dijo apenado –pero Mai olvido decirme que llegabas hoy.
“¿Cuánto tiempo paso? ¿Me dormí? Siento como si hubiese estado horas, cuando apenas habían pasado no menos de cinco minutos.”
-No hay problema, no hace mucho que llegue, descuide. ¿Quién es usted? –Dije apenado.
-Soy Solomon Mutou, supongo que tú eres Yugi.
-Sí, así es. Al parecer usted es mí… “¿abuelo?” – pensé.
-Abuelo – Dijo afligido.
Tras haber dicho la palabra abuelo, me pregunte si yo podría llamarle así a alguien a quien nunca había conocido por ese término.
Sin más rodeos el anciano me ayudo a incorporarme y me invito a pasar.
Lo primero que pude notar fue la iluminación la mayoría de las linternas era luz amarilla, así mismo conforme caminaba por el pasillo principal tampoco pude dejar de lado el piso que se lucía con bastante beldad, podía ver los cuadros de las paredes bien alineados y dibujos abstractos, tenía buen gusto, para ser la morada de un viejo, tenía un gusto exquisito por la elegancia moderna. Pareció que leyera mis pensamientos pues comento:
-Esta no es mi casa, es la casa de Mai-
“¿Mai? Ese nombre de nuevo ¿Se tratara de la tía desconocida?”
A lo cual el abuelo respondió: -En efecto, Mai es tu tía.
De acuerdo, ya conozco su nombre sin embargo sigo sin saber cómo es y creo que no lo sabré en un buen tiempo.
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Despertó por una voz que le llamaba desde la planta baja, la voz familiar de Tea le anunciaba que se diera prisa o llegaría tarde a la escuela. Se sentía cansado y desorientado, pareciera que hubiera tenido un día muy agitado, el cuál no lograba recordar.
Inicio de semana.
¿Qué tanto hizo el fin de semana?
Se levantó, vistió, bajo a desayunar y salió pitando a la escuela, no podía llegar tarde de nuevo o se ganaría una cita al salón de detención y por la tarde debía llegar temprano a casa, pues quería despedir a sus padres que por negocios, estarían fuera de Dominó cerca de tres semanas.
Últimamente había llegado tarde por x o y razón, algo lo estaba retrasando, algo a lo cual aún no presta atención.
Continuara…