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Aniversario por Guety

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Dedicado a Mako chan, al que siempre quise dedicar un fic de Get Backers (sólo me faltaba escribirlo, jeje). Se lo dedicaría también a Kôji, pero ya le he dedicado muchos, así que mejor a Josu, que me da la vena.
He de señalar que ni Get Backers ni sus personajes son propiedad mía, si lo fuesen no me dedicaría a escribir esto, lo publicaría en el manga.
Acepto y agradezco todo tipo de reviews, inclusive flames.

 

ANIVERSARIO

 

 

En las noches de verano como aquella, Ginji y Ban solían dormir en su pequeño Subaru 360. La temperatura era lo suficientemente agradable como para permitirlo y ambos preferían ahorrar el poco dinero que tenían para épocas más frías. Sin embargo, esa no era una noche como las demás. Estaban igual de pobres que siempre, igual de hambrientos, seguían sin poder pagarse el alquiler de ningún apartamento, tampoco tenían dinero para gasolina y, desde luego, aún no le habían pagado las deudas a Paul, pero a pesar de todo aquella era una noche especial para los Get Backers.

Ambos se encontraban en el Subaru, Ban en el asiento del conductor y Ginji a su lado, sentado en el lugar del copiloto. Ambos miraban expectantes al reloj del teléfono móvil, que habían colocado sobre el salpicadero, y que en ese momento marcaba las 23 horas, 59 minutos, 56 segundos.

“57” cantó Ginji cuando el indicador de los segundos avanzó un dígito.

“58” continuó.

“¡59!” siguió con la  cuenta.

“¡¡Ya son las doce!!” exclamó finalmente “¡Por fin es 11 de junio!¡Ya hace dos años que somos Get Backers!”

“Feliz aniversario” dijo Ban, sonriendo.

“¡Feliz aniversario a ti también, Ban chan!” contestó Ginji “¡Ya podemos comernos nuestro banquete especial!” añadió, sacando un par de bolsas llenas de comida.

El rubio le dio un plato de plástico a su compañero y cogió otro para él. A continuación, comenzó a servir su “banquete”.Este consistía en cuatro piezas de sushi del barato (dos para cada uno), un par de bolitas de arroz precocinadas, dos sándwiches de ensalada y un pequeño pero apetitoso pastel de chocolate.

“¡Qué aproveche!” exclamaron los dos a la vez cuando la comida ya estuvo servida, y acto seguido se lanzaron a por los “manjares”. Ginji engullía con avidez, pero Ban parecía algo pensativo (aunque eso no impedía que comiese de lo lindo también).

“Oye, Ginji” llamó después de un rato.

“¿Fi?” preguntó el aludido, con la boca llena “¿Phe phaza?”

“Nada, es sólo qué… Me gustaría haber podido pagar un banquete de verdad, con auténtico sushi, en un restaurante de lujo. Y sé que te hubiera dormir en una cama. Perdona por no tener dinero para ofrecerte una verdadera fiesta.

“No pasa nada, Ban chan” aseguró Ginji “Lo único que necesito en nuestra fiesta de aniversario es que estemos los dos juntos. Además, prefiero celebrarlo aquí antes que en un restaurante o en un hotel. Este es el único sitio que realmente es de los dos, me  gusta mucho.”

Ginji dijo esto último con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, y Ban le acompañó sonriendo algo más discretamente.

“¡Ah, por cierto!” exclamó el rubio de repente “¡Tengo un regalo para ti!” añadió, y acto seguido sacó un paquete de no se sabe donde.

 “Yo también te he comprado algo” comentó Ban, mostrándole otro paquete.

“¿Qué es? ¿Qué es?” preguntó Ginji, lanzánse ansioso sobre el presente “¡Déjame verlo!”

“Ni hablar” dijo Ban, apartando el regalo de las garras de Ginji “Primero tú”

“¡Vale!” accedió la “anguila eléctrica”, tendiéndole la pequeña caja a su compañero “¡Espero que te guste, Ban chan!”

“Vamos a ver…” musitó éste, rompiendo el envoltorio sin la más mínima compasión y abriendo la caja para descubrir el reloj de plata que había dentro. Era unos de esos antiguos que se sujetan al cinturón con una cadena (como el de Full Metal Alchemist, vamos). La tapa era de plata labrada, y en la cara interior se podía leer la inscripción “Espero que pasemos muchos años juntos. De Ginji para Ban chan”.

“Ginji, este reloj debe de haber costado carísimo ¿De donde te has sacado el dinero?”

“Bueno, tuve que hacer algunos trabajillos extra para comprarlo” reconoció el aludido “Pero es que nada más verlo me acordé de ti, como si el reloj me pidiese que fueses tú su dueño”

“Mira que eres idiota” espetó Ban.

“¿Es que no te gusta?” preguntó Ginji, poniéndose en forma de tare con ojillos de cordero degollado.

“Claro que me gusta” aseguró el ojiazul “Pero no tendrías que haberme comprado algo tan caro” añadió, revolviéndole el pelo a Ginji cariñosamente “¡Ahora mi regalo va a quedar deslucido!”

“¡Para nada!” exclamó el rubio “Cualquier cosa que tú me regales me va a encantar.”

“Más te vale, porque no puede cambiarse ni devolverse” dijo Ban, y le colocó el alargado paquete en las manos. Ginji lo abrió apresuradamente, sacando de su interior dos chapas rectangulares, unidas por uno de sus extremos. En ellas se podían leer las palabras “Get Backers” y justamente debajo, los nombres de ambos: “Ginji” y “Ban”.

El portador del jaggan le quitó las chapas a Ginji y las separó con cuidado. Después sacó una cadena de plata, pasó por ella la chapa que llevaba las palabras “Backers y Ban” y se la colgó  Ginji del cuello.

“Llévala siempre encima” dijo “Así, incluso aunque nos separemos, es como si estuviésemos siempre juntos. Yo me quedaré con la otra”. Y dicho esto unió la chapa que ponía “Get” y “Ginji” a las llaves del coche.

“¡Muchas gracias, Ban chan!” exclamó Ginji, mirando sonriente el colgante “Te prometo que no me lo quitaré nunca, aunque preferiría que estuviésemos siempre juntos, sin separarnos jamás. Espero no tener que mirar esta chapa con nostalgia en el futuro…”

 “Yo tampoco quiero separarme de ti, tonto” dijo el ojiazul “Pero no sabemos lo que puede pasar”

Ginji no dijo nada, limitándose a observar a su amigo con una extraña sonrisa en la cara.

“¿Qué pasa?” preguntó Ban, comenzando a mosquearse.

“Nada” contestó el rubio “Sólo estaba pensando que eres más tierno de lo que quieres aparentar”

“Yo no soy tierno” dejó claro el ojiazul.

“Sí que lo eres, este regalo lo demuestra” opinó Ginji “Aunque siempre intentes ocultarlo, eres una persona muy cariñosa, Ban chan. A veces me da pena que te lo guardes porque Shido y los demás piensan que eres muy frío, pero a la vez me alegro de que sólo lo demuestres en momentos como este. Me hace sentir especial.” Esto último lo dijo en voz baja, sin mirar a los ojos a su compañero, como avergonzado de sentirse así.

“Eres especial, Ginji” susurró Ban y, sin ser apenas consciente, acarició la mejilla del rubio.

“Ban chan…” murmuró éste, subiendo la mirada para fijarla en los ojos poseedores del jaggan.

Una de las ventajas que tiene el pasar la mayor parte del tiempo con una misma persona es que ambos acabáis siendo capaces de comunicaros son la mirada, tal y como estaban haciendo los dos Get Backers en ese momento.

Ban leyó en los ojos de Ginji los mismos sentimientos que él guardaba en su interior, las mismas dudas y confirmó que ese era el momento adecuado para dar el último paso, para dejar claro que lo que había entre ambos no era una amistad normal. Así que le besó. Muy suavemente, rozando apenas sus labios, para darle tiempo al rubio de soltarle una descarga eléctrica  en el caso de que Ban se equivocase y lo suyo sí fuese una amistad normal y corriente. Pero Ginji no sólo no le electrocutó, sino que cerró los ojos, le colocó una mano en el pecho con suavidad y abrió ligeramente los labios, dándole a entender que podía besarle más profundamente si quería. Y, evidentemente, Ban  no desaprovechó la oportunidad.

El beso fue largo, profundo, sentido, y muy tierno y romántico. Al fin y al cabo, era la primera vez que se besaban, ya habría tiempo para tocamientos apasionados más adelante. Separaron sus bocas lentamente cuando ambos pensaron que había llegado el momento de hablar unas cuantas cosillas antes de continuar intercambiando fluidos. Sin embargo, ninguno parecía capaz de encontrar las palabras adecuadas para expresarse, por lo que  permanecieron un buen rato mirándose en silencio, hasta que Ginji comenzó a partirse de risa.

“¿Se puede saber de que te ríes?” preguntó Ban, bastante cabreado de repente por el comportamiento de su compañero, que consideró fuera de lugar. ¿O es que le había permitido besarle sólo para reírse de él?

“Perdona, Ban chan” contestó el rubio sonriendo con dulzura “Es que tenías una cara tan seria…” Y al decir esto no pudo evitar otra carcajada.

“¡Pues claro que estoy serio, idiota!” exclamó el poseedor de jaggan, sonrojándose violentamente “¡Eres tú el que no sabe mantener la compostura ni siquiera en este tipo de situaciones!”

“Lo siento, lo siento” volvió a disculparse Ginji “Es que estoy muy feliz, no puedo evitarlo”

“¿Y por qué estás tan contento, eh?” Cuestionó de nuevo Ban, tranquilizándose un poco. Al fin y al cabo, esa actitud alegre y despreocupada era de lo que más le atraía de Ginji.

“¡Porque te quiero mucho, Ban chan!” contestó este último sin la más mínima vergüenza.

“¿Ah, si?” pues mira por donde, yo también te quiero a ti” replicó Ban, intentando sonar casual, aunque en su interior se moría de los nervios. “Te quiero como nunca he querido a nadie” añadió, acercándose más a Ginji y tomándole de la cintura.

“Lo mismo digo” contestó él, pasando los brazos por detrás del cuello de Ban. Éste se acercó aún más a Ginji, hasta que sus bocas quedaron a unos escasos centímetros de distancia, pero no le besó, sino que siguió mirándole a los ojos con tanto amor y pasión reflejados en sus pupilas que cualquier otro que no fuese Ginji se habría sonrojado de manera alarmante. Pero probablemente los ojos del rubio desprendiesen la misma intensidad de sentimientos en ese momento.

“¿Sabes? Nunca se lo había dicho a nadie” susurró finalmente el portador del jaggan.

“¿El qué?”

“Pues eso. Te quiero. Eres la primera persona a la que se lo digo.”

“¿En serio?” preguntó Ginji mirando a su compañero con algo de incredulidad.

“Sip. Nunca he tenido nadie a quién decírselo.” Confirmó Ban.

“¡No es verdad!” exclamó Ginji “Tú también quieres a Himiko chan, por ejemplo.

“Sí, bueno, pero es diferente” repuso Ban “De ti estoy enamorado.”

“Enamorado” repitió Ginji en tono de ensoñación “Me gusta. Yo estoy enamorado de Ban chan y Ban chan está enamorado de mí. ¡Qué bien suena!”

“Tienes razón, suena de maravilla” coincidió el joven Mido, y en ese momento volvió a besar a Ginji.

 

Esta vez la cosa  fue bastante más apasionada. Ban era el que marcaba el ritmo del beso, saboreando a Ginji como si estuviese realmente hambriento, y el rubio se adaptaba con tal facilidad a su compañero que parecía que lo tuviesen ensayado.

El moreno atrajo a Ginji hacia sí cogiéndolo del cinturón hasta prácticamente sentarlo sobre su regazo. Después procedió a introducir sus manos por debajo de la ropa del rubiales, dispuesto a no dejar ni un centímetro de su piel sin recorrer.

En el momento del contacto, Ginji sintió un cosquilleo subirle por la columna vertebral, al tiempo que una verdadera descarga eléctrica recorría la espina dorsal de Ban. Éste se separó un poco de su compañero y le miró perplejo.

“¿Has hecho tú eso?” preguntó.

“Eso  creo” repuso Ginji, y se apresuró en añadir “Lo siento mucho, no he podido evitarlo ¿Te he hecho daño?”

“Para nada, ha sido bastante agradable” respondió el ojiazul, todavía algo sorprendido. “No sabía que podías generar ondas eléctricas que causaran placer”

“Bueno, hasta ahora yo tampoco tenía ni idea” comentó Ginji “Es la primera vez que me pasa. Ni siquiera sé por qué lo he hecho.”

“Se me ocurre una explicación” dijo Ban, y a continuación acarició la entrepierna de su mejor amigo, recibiendo a cambio otra placentera descarga eléctrica “Por extraño que parezca, creo que cuando te excitas sueltas descargas eléctricas  que al tener contacto con mis nervios me crean placer” explicó.

“¿Entonces tú sientes lo mismo que yo?”

“Eso parece”

“¡Bien!” exclamó Ginji “Así podrás comprobar que me encanta que tú me toques, Ban chan”

“¿Ah, sí?” ¿Y dónde te gusta que te toque? ¿Aquí?” preguntó el aludido, acariciándole el pezón izquierdo. Ligera descarga eléctrica. “¿O mejor aquí?” esta vez le tocó el abdomen, centrándose en la zona del ombligo. Ligera descarga eléctrica. “Aunque creo que prefieres que te toque aquí” de nuevo fue el turno de la entrepierna, que esta vez acarició con bastante más firmeza, aunque también por encima del pantalón. La superó en intensidad a todas las anteriores, cosa que acentuó las  ansias de Ban de ir aún más lejos. “Creo que ya sé como subir el  voltaje al máximo” comentó, desabrochando el pantalón de Ginji y metiendo la mano por debajo de los calzoncillos. Pero antes de que pudiera siquiera acercarse al órgano deseado, el propietario de éste le detuvo.

“Espera, Ban chan”

“¿Qué pasa?” preguntó el interpelado “¿Estás incómodo aquí? ¿Quieres que vayamos a la parte de atrás?”

“No, no es eso”

“¿Entonces?”

“Es que…” Ginji parecía intentar evitar por todos los medios la mirada de su compañero de piso y trabajo. “Es que nunca… nunca he hecho esto antes”

Ban le miró fijamente.

“¿A qué te refieres? ¿Nunca has hecho el amor en un coche? Si es por eso no te preocupes, es incluso más divertido que hacerlo en una cama.

“No, es que tampoco lo he hecho en otros sitios”

“Bueno, en realidad yo tampoco lo he hecho nunca con otro hombre, pero supongo que será más o menos lo mismo”

“Me refiero a que no le he hecho nunca, ni con chicos ni con chicas.

Ban le miró aún más fijamente.

“¿Eres virgen? ¿Lo dices en serio?”

Ginji asintió con la cabeza. Ban soltó una sonora carcajada.

“No me lo puedo creer” musitó “Venga ya, tú solías ser el  emperador de la Fortaleza Infinita, debías de tener millones de chicas a tus pies”

“Sí, bueno, supongo” admitió Ginji, recordando tiempos en los que Shido y Masaki se veían obligados a disuadir a las múltiples féminas que trataban de colarse en su habitación durante las noches “Pero nunca encontraba suficiente tiempo como para tener una novia. Dirigir esa ciudad es bastante difícil, ya sabes. Y después te conocí a ti y bueno… Supongo que no me veía capaz de estar con otra persona.”

Ban volvió a reírse. ¡Eso era tan típico de Ginji! Él, por el contrario, a pesar de estar enamorado de su compañero, había mantenido alguna que otra relación esporádica con distintas mujeres, nunca más largas de una noche, para mantenerse en forma.

“¡No te rías, Ban chan!” le reprendió Ginji, sonrojado.

“perdona, perdona” se disculpó Ban “De todas formas, esto cambia un poco las cosas. Si no quieres ir tan deprisa, lo entiendo. Puedo esperar a que estés totalmente preparado.”

“¡No es eso!” manifestó el rubio “Sí que quiero hacerlo contigo, aquí y ahora, es sólo que… bueno, no sé muy bien qué hay que hacer. Nunca me lo han explicado.”

Ban dejó escapar otra carcajada.

“¿Ese es todo el problema” preguntó, con aire divertido.

“¡Para mí es algo muy serio!” exclamó Ginji, poniendo cara de indignación “Yo también quiero hacerte disfrutar, y no voy a saber cómo. No quiero que esto sea un desastre por mi culpa.”

Ese comentario logró acabar con la estruendosa risa de Ban que, sin dejar de sonreír, besó tiernamente la mejilla de su compañero.

“No seas tonto” le susurró al oído “Sólo con que estés conmigo ya estoy disfrutando. Además” comenzó a añadir, besando el cuello del rubio “yo puedo enseñarte todo lo que te interese aprender sobre esto”

“¿De verdad?”

“Por supuesto” mordisquito en el lóbulo “y te aseguro que soy muy buen profesor”

“Bueno, en ese caso…” comenzó Ginji sin mucha convicción, pero no pudo acabar ka frase pues Ban le interrumpió dándole un apasionado beso.

“Lección primera” susurró el ojiazul tras romper el contacto “relájate y disfruta”

Y entonces volvió a besarle, con un auténtico deseo de hacerle sentir bien, de transmitirle lo mucho que significaba para él ese momento. Y Ginji se dio cuenta de que no tenía sentido albergar esas dudas, porque su primera vez iba a ser con Ban, y sólo por eso sería perfecto. No importaba que no tuviese ni la más mínima idea de qué hacer a continuación, porque tenían todo el tiempo del mundo para aprender el uno del otro, y siempre sería maravilloso sólo por el hecho de estar juntos.

Aquella noche quedó grabada en sus mentes como una de las mejores de sus vidas y ambos se juraron no olvidarse nunca del sentimiento que les embargó cuando por fin se unieron, en cuerpo y en alma. En ese momento e miraron a los ojos, y cada uno supo que el gozo que le quemaba las entrañas estaba consumiendo también al otro, y sonrieron.

 

FIN

 

Creo que ha quedado un poco cursi, pero espero que os haya gustado!! Para cualquier cosa, sólo tenéis que escribirme. Hasta la próxima!!
Guety

 


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