Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Empezo por una fiesta por Yue-chan

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta historia esta en Wattpad. Es de mi misma autoria pero tengo otro nombre de usuario...
Espero les guste :)

Esta es la historia de Miguel. Un chico listo, amable, pelo castaño y ojos avellana, de 17 años, que tiene un futuro pensado y lucha por ello. Es muy sociable y es querido por toda su familia. Este orgulloso y no duda ni un momento en decir que es gay, cosa que toda su familia sabe y acepta.

Como toda historia, hay que empezar desde el momento en que se dio cuenta de su sexualidad. Nada de campamentos, nada de juegos de botella, nada de besos accidentales en el que el otro chico decía al siguiente día que no paso nada. Fue una revelación muy normal.
Fue en su primer año de secundaria en donde tuvo una fijación los primeros meses por un chico que estudiaba con el. Su nombre era Gabriel. Un chico alto, de cabello negro y ojos verdes, inteligente y siempre de buen humor. Hizo sus acercamientos para hablar con el y todo iba bien esos meses. Llegaron a ser muy buenos amigos, tanto así que uno se quedaba en la casa del otro y viceversa. Se contaron absolutamente todo, excepto claro, el hecho de que Miguel es gay porque no sabía cómo su amigo se sentiría al respecto.

Paso ese primer año y como seguían siendo tan buenos amigos y muy cercanos, Miguel empezó a enamorarse de Gabriel aunque muy en el fondo sentía que no era nada, que se le pasaría luego de varios días. Al contrario de este, Gabriel empezaba a tener novias y pedirle consejos a Miguel. Aunque sabía que no podía ser nada serio, le dolía saber que no era correspondido pero como cualquier otro, prefería ayudarlo a perder su amistad. Era lo correcto, ¿no? Así pensaba que era. A finales de este año, decidió confesarle que era gay y que también tenía sentimientos por él.

Estuvo planeando su confesión por semanas y pensando en la buena relación que tenían, Gabriel se lo tomaría bien aparte de que nunca había mostrado disgusto por las personas homosexuales. Decidió confesarlo en la fiesta de último curso de segundo año que haría su amiga Anna. Al llegar a la casa de la susodicha, busco a Gabriel sabiendo que estaba ahí. Lo encontró en la cocina preparándose una bebida. Se le acerco.

-Gabriel. Hola-este se dio la vuelta y lo miro con una sonrisa poniendo más nervioso a Miguel.

-Miguel. Pensaba que no vendrías. Estaba a punto de ir a buscarte- bebió un sorbo de su bebida- ¿Cómo estás?
Miguel se estrujo las manos disimuladamente pensando cómo empezar su confesión y que no salieran palabras incoherentes ni forzada.

-Yo…-carraspeo- Yo quería saber… Yo quería saber donde esta Lisa-se pateo mentalmente por ser tan cobarde. Ya se había confesado con todos sus allegados y Gabriel era el único que faltaba.

-Pues... Terminamos hace dos días. Para haber durado dos semanas, no es que haya sido una relación pero fue lindo. Estoy bien, por si lo preguntas-sonrió para luego beber otro sorbo. Se quedo mirando al castaño- ¿Qué pasa? Estas extraño.

-Es que tengo algo que decirte.
Gabriel dejo su bebida en la esa y puso toda su atención en su amigo notando el tono de seriedad en lo que había dicho.

-Dime. Te escucho.

-Yo… Veras, el año anterior me di cuenta de algunas cosas. Como que ahora me gustan los hombres-hablaba pronunciando cada palabra con calma y cuidado viendo si Gabriel reaccionaba a algo-… y creo que muy en el fondo, fue por eso que me acerque a ti. Claro que en primer año no lo note pero bueno, ahora sí. Entre eso, me di cuenta que me gustas tú. Me di cuenta de eso este año y créeme, no quería que pasara porque no sabía cómo reaccionarias pero como sabes, nunca te dije y al ser mi mejor amigo, mereces saberlo. Tú sabes, mejor ahora que nunca-guardo silencio mirando el semblante del ojiverde el cual no tenía ninguna emoción. Pensó que eso podría ser algo bueno.

Rompió el silencio.

-Entonces, ¿qué piensas?
Gabriel se le quedo mirando y sonrió

-¿Qué pienso? Pues que estás loco si piensas que siendo una marica serás mi amigo.

Miguel no supo cómo reaccionar. Sintió como todo dentro de él se rompía con cada palabra y no sabía cómo solucionar la situación, como salvar ese Titanic que se empezaba a hundir.

-Pero… Yo…

-¿Y esperaste todo este tiempo para decírmelo? ¿Qué piensas, que porque dejaste pasar los días, esto sería diferente?-la sonrisa que antiguamente tenia, se borro completamente dejando un rostro lleno de rabia.

-No. Es que yo no sabía…-no pudo continuar. Lo poco de voluntad que le quedaba era para no tener que llorar. No en frente de el. Bajo la mirada.

-¿No sabías que, como decirme todo esto? Y aparte soy yo el que “te gusta”- movió la cabeza en negativa todavía sin creer que esa confesión acababa de ocurrir.

-No te estoy pidiendo que estés conmigo. Solo quería que supieras…

-Y aunque no me lo pidas, no quiero estar cerca de ti-le corto de golpe y guardo silencio para después continuar-No quiero que te acerques a mí. No quiero que me dirijas la palabra. Ya no quiero que me relacionen contigo- le dio una última mirada y se fue de la cocina.

Miguel estaba tratando con todas sus fuerzas de correr y alcanzarlo para decirle que podían hacer como si nunca le hubiera dicho aquello, estaba dispuesto a decir que todo era mentira pero el daño ya estaba hecho. Sabía por su mirada que le daba asco. Que le dijera que era mentira no cambiaría esa mirada.

Lo dejo irse.

Recordaba que esa noche fue una de las peores incluso cuando se trataba de una fiesta. No pudo contenerse más y dejo salir todas las lágrimas que había contenido. No sabía exactamente que le dolía más: haber sido rechazado, todas las palabras dichas por su mejor amigo o el asco en su mirada. Todo en conjunto lo hacía sentir miserable y lo calaba hasta los huesos. Esa noche perdió una amistad y un amor que había crecido por dos años.

De esto es de hace dos años y aunque en la actualidad le sigue doliendo un poco al recordar la situación, le hizo caso y no lo busco mas. Siguió con sus amigos y reforzó su amistad con Anna, la cual se convirtió en su confidente esa noche llegando a ser su mejor amiga y la que lo apoyaba en todo.

A Gabriel no lo volvió a ver después de esa noche. Tuvo entendido que se había ido del país o de la ciudad. No le habían dado muchos detalles y al fin y al cabo, se había ido y pensaba que eso era lo mejor para él: saber que Gabriel no estaría cerca y poder sanar o superar lo que había ocurrido.

Ahora está en su penúltimo año de secundaria y se aseguro de darse un cambio drástico porque el hecho de que lo rechazaran de esa forma no significaba que iba a echarse a morir. Al contrario, le daba más motivas para cambiar todo su aspecto. Creció más que los últimos años, empezó a hacer ejercicio y estaba dando frutos. Haría esos dos últimos años de secundaria algo para recordar.

Se vio en el espejo, asintió con aprobación al ver como se veía y salió de su casa directo a la escuela.

Al llegar, dio un suspiro para darse confianza y paso por las puertas estando seguro que ese año iba a ser diferente.

Era el mismo bullicio que de años anteriores. Era la emoción del primer día. Algunos hasta pensarían lo mismo que él: ese año iba a hacer uno diferente.

Era consciente de que su sexualidad no pasaba desapercibida y la de algunos tampoco pero no era algo que vivía diciendo a vox populi. Estaba seguro y orgulloso de su sexualidad. Cualquiera que le preguntara si le gustaban los hombres, el diría que si porque no era algo por lo cual avergonzarse. Sin embargo, también pensaba que ese orgullo no es razón para andar todos los días por ahí diciéndolo para hacerle saber al mundo lo que le gustaba y lo que no. Era su vida y como tal, no le correspondía a nadie saber más de lo que el diría.

Era triste saber que aun cuando el matrimonio homosexual es legal, todavía haya abusos y discriminación al respecto. Moría por decir que en su escuela no había discriminación pero eso sería una mentira. Eran muy pocos los casos pero los había. Quizás sea dicha o suerte de que el no haya pasado por alguna de esas situaciones.

Por otro lado, pensó, que se veía bien, que no era malo tener confianza en sí mismo y que a pesar de todo lo malo que pudiera haber en la escuela, había cosas buenas como los posibles pretendientes que pudiera conseguir. Eso, claro, sin que le nublara la vista de sus objetivos principales: graduarse con buenas notas y tener una buena carrera. Quería pensar que era un chico centrado.

Siguió caminando, saludando a aquellos que ya conocía y robando una que otra mirada con el aspecto que tenia. Le gustaba sentir que era atractivo para algunos.

Se paró en seco en medio del pasillo.

A lo lejos, pudo ver a Gabriel y aunque le costaba admitirlo se veía muy bien desde la última vez que lo vio y sabia que lo que veía, le gustaba. Al igual que él, Gabriel también había cambiado y por mucho. Empezando por su cuerpo, todo estaba más marcado. Gabriel siempre fue más alto que Miguel pero este año también aumento de altura.

Esta era la primera vez que Miguel veía a Gabriel dese hace dos años y debía admitirlo: el chico había cambiado para bien, hasta su vestimenta era algo que apreciar.
Paso dos años convencido de que ya lo había superado y que si lo llegaba a ver, no pasaría nada pero ahora que de verdad lo estaba viendo, dudaba seriamente de su convicción porque era difícil no verlo y quedar embelesado.

Gabriel saludaba efusivamente a todos aquellos que conocía y que no había visto en todo ese tiempo. Le gustaba saber que estaba de vuelta a su escuela y aunque no lo supiera, pensaba lo mismo que Miguel: ese año sería diferente.

Los dos hicieron contacto visual pero así de rápido como se miraron, Gabriel rompió contacto y siguió caminando pasando al lado del castaño, siguiendo de largo.
Miguel soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo desde que lo vio. No sabía cómo sentirse; no es que le sorprendiera que no le dijera algo pero al menos no lo miro con asco. No lo hizo la primera vez y si no lo hizo esta vez, era un avance.

-¡Miguel!- se escucho a lo lejos era Anna que venia corriendo. Al llegar, le salto encima abrazándolo como si no se hubieran visto desde hace siglos.- Mi querido y hermoso Miguel-dijo con un tono cariñoso mientras seguía abrazándolo- Te extrañe

-Nos vimos ayer, Anna- decía sonriendo mientras le correspondía el abrazo tan efusivo.


-No me importa- replico soltándolo- Te extrañe un mundo. Cuéntame. ¿Ya viste a alguien, picaron?

Se sonrojo y negó con la cabeza
-Es muy temprano para eso, ¿no crees?
Anna dio una pequeña risa y lo agarro del brazo para seguir caminando.

-Pienso que hay que ver el perímetro para saber donde construir la casa. Si sabes a lo que me refiero- le guiño un ojo y sonrió. Se le acerco más y en un susurro, dijo:- Además, tienes que dejar de ser virgen, Miguel.

El castaño se sonrojo tanto que podría comprarse con un tomate. Puso los ojos en blanco.

-La escuela sabe que soy gay. ¿También quieres que sepan que soy virgen?- miraba a los lados viendo quien los había escuchado mientras su amiga trataba de no reírse a carcajadas- Eso pasara cuando tenga que pasar, ¿ok?
Anna asintió conteniendo la risa.

-Claro, claro- decía sonriendo. Lo agarro otra vez del brazo para seguir caminando hasta su salón para su primera clase.- Oye, escuche que Gabriel volvió. ¿Lo viste?

Miguel miro a Anna y en vez de responder verbalmente, solo asintió.

-¿Te dijo algo?

Esta vez, negó.

-¿Qué me diría? Todo quedo claro en esa fiesta en tu casa y yo tampoco tengo mucho que decirle.

Anna suspiro desanimada al saber esto.

- De verdad quisiera que hablaran. Eran niños. Seguro ahora piensa diferente.

-No lo creo pero ¿sabes?- Anna lo miro expectante- Esta hermoso- dijo con una sonrisa boba en el rostro- Es tan hermoso que duele.
-Eres un dramático- dijo la pelirroja riendo.

-¡No lo soy!- exclamo indignado- Pero lo que te digo es cierto. Cambio para bien y no sé si mi cambio sea suficiente...

-No, no y no- le corto abruptamente- Me niego a que entres otra vez en un estado de desconfianza por ti mismo. Estas bien y te ves bien. No estás para impresionarlo solo a él, sino a todos y a ti también. ¿He sido clara?- pregunto en tono autoritario que no dejaba espacio para una negativa, por lo que Miguel solo asintió- Ahora vamos a clases.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).