El virus C13.
El más difícil de combatir de todos los tiempos. Letal. Sin cura.
Las pruebas secretas en los laboratorios británicos habían rendido frutos, pero lamentablemente de la manera incorrecta. El sujeto de prueba 1, al parecer había reaccionado bien a todas las medicaciones y pruebas realizadas. El equipo decidió probarlo en varios más.
Todo fue bien hasta cierto punto. Pasaron dos semanas y todos los sujetos de prueba perdieron la conciencia y quedaron en estado de coma. A la semana todo empeoró, todos los sujetos murieron por razones desconocidas. Un día después la catástrofe llegó, los sujetos de prueba justo antes de ser examinados por segunda vez para determinar su muerte, volvieron a la vida. Pero, ninguno de ellos era como antes. Ahora sin conciencia y con un solo objetivo; devorar carne humana.
La vacuna C13 ahora se había convertido en el virus C13. Una vacuna que prometía curar distintas enfermedades a la vez y también de una manera más rápida, lo había conseguido, con el método más rápido de todos; la muerte.
El virus se expandió demasiado rápido, era fácil el hacerlo, tan solo tenía que morderte una de esas malditas cosas y quedabas automáticamente infectado. Todo acababa tan rápido y a la vez tan lento.
Pero no solo el virus C13 había salido de aquel lugar, no, claramente también habían hecho otros experimentos. Experimentos que llevaban años siendo realizados y que iban en contra de la "naturaleza", pero no eran tan peligrosos como parecían, en realidad eran bastantes fáciles de llevar a cabo.
Combinación de ADN para crear híbridos perfectos.
Muchos de estos híbridos habían acabado muertos a causa de la liberación del virus C13 y creo que está de más decir que fue porque la mayoría de los pobres fueron salvajemente devorados por los "muertos vivientes"
Sin embargo los que habían sobrevivido tendrían que empezar a adaptarse a su nuevo ambiente y a todas las cosas en particular.
(...)
Tres semanas después de la expansión del virus, la gente aun seguía sin creerse nada de lo que estaba sucediendo. Como que no es fácil ver que tu padre intente devorarle el brazo a tu hermana o tu tía una pierna a tú madre. Sí, pero ahora tendrían que vivir con eso.
Actualmente, el verdadero pánico lo vivían los ingleses por tener un ligero número rebosante de esas cosas arranca cabezas y devora cuerpos. Todos los habitantes no infectados tenían un objetivo en común; abandonar cuanto antes Inglaterra.
Bueno y mientras los humanos intentaban arreglar su enorme desastre, los híbridos no entendían ni jota de lo que sucedía. Bien al menos ya habían comprendido que los humanos con caras horribles y ensangrentadas no eran para nada amigables si es que querían comerlos vivos.
Uno de esos híbridos en específico, en realidad uno de los más jóvenes, se sentía demasiado asustado y perdido. Si lo tomamos por su parte animal podríamos decir que él todavía era un cachorro, un cachorro que siempre había estado en una celda sin consentimiento alguno.
Tenía mucha, no, estaba que se moría de hambre. Llevaba días sin comer adecuadamente, no era como si en el laboratorio le hubiesen dado un buffet entero pero era mejor que esto. Y no había mucho que decir sobre la calidad de la comida que llegaba a encontrar; podrida, poca o nula. Tampoco conciliaba el sueño tranquilamente, sin tener un lugar predispuesto en donde dormir y por la presencia de esas personas que querían devorarlo, era fácil no poder dormir. Si tuviera un vocabulario más extenso podría decir que en verdad estaba jodido, pero él no conocía esa palabra.
Corrió e intentó pedir ayuda a los humanos que no tenían rostros horribles, sin embargo todos ellos le trataron mal y en algunos casos inclusive llegaron a pegarle o aventarle cosas, ya estaba comenzando a pensar que no había ninguna clase de humanos que fueran buenos.
Él no sabía ¿Era su culpa? ¿Qué estaba haciendo mal para que todas esas personas lo trataran así?, solo quería algo de comida, su pancita rugía y el solo deseaba un poco nada más. Se ponía triste con tan solo pensar que estaba siendo malo con esas personas, él no quería ser malo ¿Qué era lo que hacía que los humanos no lo quisieran? Continúo con cuidado para no toparse con una de esas cosas devoradoras.
Ese día en particular se la había ocurrido una gran idea. Pensó; él nunca había visto volar a esas cosas, siempre estaban en la tierra y caminando, por lo tanto, para no ser atrapado debía de dormir en una de esas casas enormes (edificios) que había a su alrededor, en la parte más alta para que no lo vieran. ¿Qué listo era verdad? Lo había pensado solito sin la ayuda de nadie y estaba emocionado por comprobar lo que había planeado.
Estaba listo, había escogido una casa enorme para poder descansar, pero primero debía subir. Trepó por las escaleras exteriores (al parecer era un edificio de departamentos) y se agarró muy fuerte para evitar caerse, de un momento a otro ya había subido dos pisos y el pequeño híbrido se dijo así mismo que eso era suficiente. Quería entrar no solo quedarse en esas escaleras metálicas, así que busco algún hoyo por dónde meterse al edificio. Encontró uno, no tan grande pero tampoco tan pequeño de seguro que cabría por ahí, parecía tener un tipo de protector transparente de un lado pero por el otro estaba abierto (Era una ventana, aunque él no lo sabía).
Una vez adentro solo busco un rincón para poder dormir, prefirió un rincón lejos del hoyo por el que había entrado. Se alejó unos cuantos metros y encontró un objeto enorme y acolchonado (Un sofá), ese era un lugar perfecto para poder dormir, Bilbo se subió al enorme sofá, (bueno él lo veía enorme pero la verdad no lo era tanto) y se hizo bolita acomodándose para dormir. Sacó la lengua y la pasó por sus labios, al igual que hambre también tenía bastante sed.
(...)
Desde que toda esa catástrofe había comenzado no dormía en lo absoluto, había reforzado la puerta de su departamento y dormía con una pistola debajo de su almohada, esta noche no era la excepción, mantenía los ojos abiertos y no podía dormir nada de nada. Con la mirada perdida en el techo de su habitación, reflexionando acerca de marcharse de Inglaterra igual que todas las demás personas. No sería fácil.
Su garganta se encontraba algo seca e igual quería ir al baño y no podía solo ignorarlo, cuando estás en un Apocalipsis Zombie no puedes ignorar nada o puedes también ignorarlo todo, si eres estúpido claro. Se levantó de la cama con el arma en la mano, sabía que era lógicamente imposible que algunos de esas malditas cosas hubiesen entrado a su piso pero más vale prevenir. Tomó la linterna y salió de su habitación, el reloj de pared marcaba las 4:12 am.
Luego de salir del baño ubicado a un costado fuera de su recamara, bajó las cortas escaleras para acceder a la cocina. Nada fuera de lo normal desde que había salido de su habitación hasta llegar al piso de abajo, bien, parecía que nada iba a pasar, caminó a lo largo de la sala y sintió algo extraño, como si hubiera una persona más en la sala. Iluminó con la linterna diferentes secciones para asegurarse de que no hubiera alguien y en efecto no vio nada.
Una vez más iluminó cerca de los sillones y pudo distinguir algo, un pequeño bulto que al parecer se estaba moviendo, se aproximó unos metros sin acercarse totalmente y puso la luz fija en el bulto. Este empezó a moverse y Thorin pudo distinguir una persona ¿Un chico?
—¿Qué mierda? —Se alejó cuando esa cosa había comenzado a moverse aun más, apuntó con el arma y le lanzó al bulto cualquier objeto que pudo encontrar.
Escuchó un quejido por parte de –él suponía– esa persona, había caído bruscamente del sofá y ahora parecía estar sacudiendo todo su cuerpo por el golpe. Thorin pudo observar un rostro y el pequeño híbrido se espantó por la presencia del humano, de seguro este humano también intentaría golpearlo.
Apuntó con la linterna para apreciar mejor lo que tenía al frente y aunque no estaba muy seguro de querer hacerlo no tenía otra opción, luego de apuntar con la linterna fue acercándose poco a poco con la pistola aun en la mano.
Bilbo le vio con la mirada más asustada de todas y solo pudo balbucear.
—¿Auh? —El pequeño balbuceó al mismo tiempo que movía sus orejas. Thorin abrió aun más los ojos, sorprendido.
—¿Qu-qué cosa eres? —El pelinegro movió el arma bruscamente haciendo que Bilbo se asustara.
—¡No! ¡No golpee a Bilbo! —protegió su rostro con sus brazos cruzándolos.
¿Qué carajo era un Bilbo? ¿Era él? ¿Era su nombre? Fuera lo que esa cosa fuere, había comenzado a temblar, era más que obvio que tenía miedo, no parecía amenazador, por el contrario actuaba bastante inofensivo. El más grande dejó a un lado el arma, para que el otro se calmara.
—No te preocupes, no te voy a golpear ¿Ves? —alzó ambas manos mostrándole que no tenía nada que pudiera lastimarle, aunque todavía conservaba la linterna en su mano derecha.
Bilbo dejó de cubrirse bajando lentamente los brazos.
—Vamos, levántate de ahí —Una vez que el otro estuvo de pie, Thorin no podía creer lo que veía. Quizás todavía seguía dormido y esto solo era un simple y muy extraño sueño, pero todo parecía tan real.
Unas orejas, para nada humanas ubicadas arriba de su cabeza y no a los lados, peludas del color de su cabello, lucían como las de un perro o las de un gato. Ese detalle podía pasar inadvertido un tanto pero, pero aquella cola, cualquiera notaría esa cola sobresaliente de la parte baja de su espalda. Eso no era humano, ya le había quedado claro que no. Recorrió todo su cuerpo con la mirada, algo incomodo por el hecho de que el chico se encontraba completamente desnudo.
—¿Qué eres? —Bilbo no entendió.
—¿Uhmm? —movió su cabeza hacia el costado derecho dándole un toque de ternura.
—¿Me entiendes? ¿Entiendes lo que digo? —Pues si hacía unos instante había hablado ¿O acaso era lo único que sabía decir?
—Veamos, comenzaré con otra cosa. Mi nombre es Thorin, Thorin Oakenshield ¿Cuál es el tuyo? —apuntó hacia la dirección del pequeño con una mano para dar referencia.
—Bilbo...
—¿Bilbo? Bien, entonces significa que si me entiendes. —dijo más para sí que para el otro.
—Thorin.
—¿Si qué pasa? —Bilbo empezó a acercarse a Oakenshield, lo que hizo que el más grande se sobresaltara.
Cuando estuvo frente a frente, estiró su brazo para poder tomar la mano de Thorin y la llevó hasta su estomago.
—Bilbo ti-tiene hambre, Thorin.
—¿Tienes hambre? ¿Y qué quieres? ¿Qué comes? —esperó un momento y no obtuvo respuesta, entonces pensó un poco en las características físicas de Bilbo—. ¿Quieres comida para perro?
—¡Bilbo no es un perro!
—¡Pues dime qué quieres! Espera un momento, ¿Dijiste que no eres un perro? ¡Entonces si sabes qué es lo que eres!
—¡Bilbo es un lobo!
—Créeme que he visto lobos y tú no pareces uno de ellos —"¿Un híbrido quizá?" Pensó Thorin. Si en las calles había zombies queriendo comer carne humana ¿Por qué no híbridos entre animales y humanos, sueltos también?—. ¿Bilbo sabes qué es un híbrido?
—¿Un fíbrido?
—Híbrido.
—¿Níbrido?
—Híbrido.
—¿Líbrido?
—Estoy cagado.
(...)
—A ver, dices que toda tu vida estuviste en un laboratorio secreto.
—Sí.
—¿Y eres qué? ¿Un cervatillo, un ciervo?
—Sí.
—Bien... ¡No puede ser que esto me este pasando a mí!
—Sherlock lo siente, no quería hacer que John se molestara.
—No, no estoy molesto Sherlock, tranquilo.
Se encontraba lidiando con el problema de nombre Sherlock desde temprano en la mañana, cuando de camino a su "casa" (que ahora parecía más un bunker por lo asegurada que estaba), se había topado en la entrada con eso, con ese chico y si no hubiese sido porque habló justo a tiempo le habría disparado por el gran susto que se había llevado al verlo.
Desnudo, con cuernos en la cabeza y una cola diminuta en la espalda baja, además de sus pies, que eran totalmente diferentes a los de los humanos. Luego de conversar horas con el "chico cervatillo" aun no creía nada, ¡Vamos! Si había aceptado que ahora en su mundo había zombies por qué no a un chico con cuernos y cola. Sherlock, que nombre más intelectual para un chico mitad humano, mitad ciervo. Con todo el tiempo que había pasado platicando repasó todo acerca de la estancia del chico.
—Puedes quedarte en mi casa, si es que no tienes a donde ir. —La felicidad se denotaba en el rostro del castaño sentado justo al frente de John— Solo no me comas mientras duermo.
—Ya le he dicho a John que yo no como carne.
—Solo era una broma Sherlock, he prestado atención a cada cosa que me has contado.
—¿Puedo ayudar a John?
—¿Ayudar? ¿Por qué? No te entiendo.
—John ayudó a Sherlock dejando que se quedará en su casa, Sherlock quiere ayudarlo a él también.
—Ahh... Sí, claro. Yo te aviso cuando necesite tu ayuda.
—John...—dijo en tono bajo y tímido.
—¿Qué?
—Sherlock todavía tiene hambre.
