Park ChanYeol y Byun BaekHyun se conocieron en la universidad el primer día de clases, comenzando un nuevo año de estudios, desvelos, fiestas locas y decisiones erróneas; se conocieron porque un pequeño Byun de cabellos negros derramó café cargado y sin azúcar sobre los libros de un alarmado Park que corría para llegar a tiempo a su primera clase del día.
Park ChanYeol cursaba su segundo año en Medicina, y Byun BaekHyun estaba en tercer año de Derecho.
Para compensar aquel incidente del café, Byun aceptó una cita con Park.
“Te ves… bastante bien.” Había dicho ChanYeol el día de la cita cuando fue a buscar al mayor a la puerta del dormitorio de chicos de la facultad.
“Eres lo mejor que he visto en esta universidad.” Había dicho BaekHyun al finalizar la cita.
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Se volvieron cercanos después aquella cena, se volvieron demasiado cercanos dirían el resto de sus amigos.
Park ChanYeol y Byun BaekHyun se volvieron mejores amigos, novios, amantes, se volvieron uno la vida del otro. A pesar de sus apretados horarios en la universidad, se hacían tiempo para verse sigilosamente entre clases, durante los recesos, a la hora del almuerzo, en cualquier momento libre.
Sus respectivos compañeros de habitación estaban hartos de tener que escuchar ruidos obscenos y maldiciones durante los viernes por la noche. Por lo general siempre trataban de hacerse un panorama para evitar a los tórtolos, pero había ocasiones de mala suerte en la que tenían que atestiguar situaciones incómodas, para ellos al menos, porque Park ChanYeol y Byun BaekHyun eran unos desvergonzados.
Siete meses después de la graduación de ChanYeol, que fue un año después de la de BaekHyun, ambos se fueron a vivir juntos en un cómodo departamento céntrico. Podían pagárselo después de todo, uno era un médico y el otro un abogado; y a pesar de que eran nuevos en sus respectivos rubros, eran bastante buenos en lo que hacían y rápidamente ascendieron en sus elecciones profesionales.
Dos años después, Park ChanYeol, de 27 años de edad, era médico de cabecera; Byun BaekHyun, de 28 años de edad, tenía su propio bufet.
Ambos seguían enamorados uno del otro, se amaban tanto que molestaba estar con ellos más de tres segundos. Aunque sentían que algo faltaba.
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“BaekHyun…”
“¿Qué?”
“Cásate conmigo.”
“¿Contigo?”
“Sí, conmigo.”
“. . .”
“. . .”
“Está bien, no me queda de otra.”
“Es bueno que lo tengas claro.”
“ChanYeol…”
“¿Qué?”
“Te amo.”
“Te amo.”
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Seis meses después, Park ChanYeol y Park BaekHyun disfrutaban de su luna de miel en alguna isla caribeña del pacífico, lejos del movimiento de la ciudad y todo lo agotador que los abrumaba día a día.
Esa noche se amaron como nunca antes, hicieron el amor de tal manera, que nunca se habían sentido tan completos como esa noche. ChanYeol era de BaekHyun, BaekHyun era de ChanYeol, todos sabían eso; todos darían su vida confirmando el amor que estas dos personas se tenían.
Es impredecible como el destino nos pone a ciertas personas en el camino, es impredecible como a veces el destino juega a nuestro favor para lograr nuestra felicidad, es misterioso como el destino obra en las vidas de las personas.
“ChanYeollie, ¿qué hubiera pasado si no derramaba mi café en ti?”
“Me habría salvado de una quemadura en segundo grado, y me habría perdido el momento indicado de mi vida.”
“¿Nos habríamos visto en por la universidad en algún momento?”
“Estudiábamos distintas carreras, en distintos edificios, en distintos años, ¿tú que dices?”
“Fue bueno que me detuviera a comprar café.”
“Fue bueno que me hiciera tarde ese día.”
Ahora nada faltaba, todo estaba completo. Se pertenecían mutuamente ante la ley, el mundo, y a ellos mismos.
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“KyungSoo…”
“¿Dio positivo?”
“Sí, oh dios, ¿qué haré?”
“¿Cómo que qué harás? Primero, deja de llorar y compórtate con dignidad, por favor.”
“Debo decirle a ChanYeol, oh por dios, vamos a tener un bebé. Soo, ¡Vamos a tener un bebé! Un bebé de ChanYeol, con sus exquisitas orejas y su cabello, y su sonrisa, oh dios.”
“Acabas de describir al bebé más deforme de la tierra.”
“Oh, cállate, perra envidiosa.”
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“¿Baek? ¿Qué sucede? ¿Estás bien?”
“Sí, no pasa nada, llamé para decirte que llegaras temprano porque tengo algo importante que decirte. Hice una cena especial, y sabes que detesto cocinar, pero es tu comida favorita así que por favor llega temprano, gigante desagradecido.”
“Oh, fantástico, le dejaré mis pacientes al Doctor Kim; lleva haciendo nada un par de semanas, un poco de trabajo extra no le hará mal. Nos vemos a las 6:30, ¿vale? Te amo.”
“Te amo también.”
Park BaekHyun estuvo en la cocina toda la tarde, se tomó el día libre para alistar a la perfección la sorpresa para su esposo y que la presentación de su primer hijo saliera completamente idónea. El reloj digital que colgaba de una pared en el living era su compañero esa tarde, fue por eso que unos cuantos minutos antes de las 5:00, salió de la cocina y se dirigió a la habitación para darse una ducha y ponerse presentable para cuando ChanYeol llegara.
Terminó exactamente a las 6:07, tomó la hoja que confirmaba su embarazo de dos meses y medio firmado por un médico que ventajosamente era el colega de ChanYeol, y se dirigió con eso a la mesa del comedor para comenzar a servir.
A las 6:23, un sentimiento que no pudo reconocer lo aturdió de la nada, recorriendo su cuerpo bajando su temperatura corporal; sintió una presión en el pecho y muchas ganas de llorar.
A las 6:24, esa sensación horrible había pasado y se sintió tranquilo nuevamente, tomando un par de respiros profundos trató de olvidar lo sucedido; y le atribuyó ese extraño cambio de ánimo a las hormonas del embarazo.
A las 6:30, faltaba poco para que ChanYeol llegara a casa, estiró el papel sobre la mesa, junto al plato de comida que se mantenía caliente gracias a su perfecta sincronización en servir la cena.
20 minutos después, tenía la cabeza apoyada en una mano, y su pierna se movía incesantemente contra el suelo. ChanYeol no llegaba aun.
3 minutos y una llamada después, supo que ChanYeol no iba a llegar. Nunca más.
Park BaekHyun se quedó quieto en su silla, acariciando su vientre todavía plano, con la mirada puesta en el lugar que su esposo solía ocupar en la mesa y lágrimas cayendo por sus mejillas. ChanYeol no llegaba, ChanYeol no iba a llegar.
Fue entonces que su llanto salió ruidoso y destructivo, rompiendo su alma y corazón en miles de pedacitos; sus lágrimas caían en torrentes salados manchando su rostro enrojecido.
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“¿Señor Park? ¿Esposo de Park ChanYeol?”
“S-Sí, soy yo. ¿Dónde está él?”
“Se encuentra en la habitación 403, aun no lo retiran, lo estábamos esperando.”
BaekHyun corrió, simplemente dejó que sus piernas lo llevaran hasta donde esa maldita habitación estaba. Al entrar, vio a ChanYeol recostado sobre una cama de sábanas blancas, tenía los ojos cerrados y una expresión pacífica en su rostro pálido.
Parecía que dormía, sólo que las máquinas no hacían ruido, y su esposo siempre cálido estaba demasiado frío.
BaekHyun ignoró todas esos pequeños detalles y se acercó al hombre que era su vida, recorrió el apuesto rostro de Park ChanYeol son sus dedos finos, sonriendo de manera rota y llevando la mano flácida de su esposo hasta su propio vientre.
“Amor, ChanYeol, vas a ser papá, así que más te vale despertar, ¿de acuerdo? Sé que puedes oírme así que deja de bromear y despierta de una vez para que podamos ir a casa a cenar. La comida debe estar fría, pero podemos calentarla mientras hablamos sobre nuestro hijo.” Acercó su rostro hacia el del más alto, dejando un beso sobre unos labios que siempre estaban tibios y húmedos y muy suaves, pero que ahora estaban tan fríos. “ChanYeoru, vas a ser papá, no me dejes solo, por favor.”
Cerró los ojos y colocó la cabeza a un lado del cuerpo de su amor, esperando por que despertara y volviera a sonreír.
“Fue un conductor ebrio, lo impactó de manera lateral y murió al llegar aquí, a las 6:23.” El doctor habló, y BaekHyun comenzó a llorar nuevamente como si se le fuera la vida en ello, y así era, su vida se había acortado a la mitad al mismo tiempo que la de ChanYeol se desvanecía.
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|10 años después|
“¡Park ChanYeol! ¿Podrías por favor dejar de hacer eso? Te caerás y yo me reiré mientras lloras de dolor en el piso.”
Un Park BaekHyun con algunos años encima le gritaba a su hijo en un parque.
Seguía viéndose tan bien como cuando contrajo matrimonio sino mejor, los años le sentaban bien, y su hijo había heredado la energía y obstinación de su padre, por lo que tenía que lidiar con esa pequeña bestia como si aún fuera un adolescente.
Un pequeño Park ChanYeol a punto de cumplir 10 años correteaba de aquí para allá tratando de impresionar a su progenitor por medio de peligrosas acrobacias en los juegos.
BaekHyun caminaba a paso lento hacia su hijo, maldiciendo por lo bajo a pasto que hacía ralentizar su avance más de lo que era necesario. Finalmente llegó a una cómoda y fabulosa banca a unos cuatro metros de distancia de donde su hijo estaba haciendo niñerías; realmente era un réplica de su padre, era alto para su edad, tenía esas orejas adorables y esa sonrisa que te invitaba a reír con él. BaekHyun amaba a su hijo más que a nada en el mundo. Era la prueba del inmenso amor que él y ChanYeol habían tenido.
Levantó la cabeza unos momentos a la vez que cerraba los ojos, sintiendo el viento rozar su mejillas, y al sol calentar su piel.
“Espero que estés disfrutando de esto, ChanYeol, tu hijo me da dolores de cabeza y ya no soy tan joven como antes, ¿sabes? Pero te sigo amando y gracias por dejarme a Channie aunque sería bueno que lo hubieras conocido.”
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“Prometo amar a Byun BaekHyun por el resto de mis días incluso más allá, prometo amarlo incluso si lo único que queda de mí es un recuerdo o mi espíritu flotando por ahí en algún lugar. Porque esto es para siempre, y por siempre.”
“Prometo amar a Park ChanYeol hasta que el deje de amarme, e incluso lo amaré cuando el ya no me quiera, porque lo buscaré y nunca lo dejaré ir. Porque esto es para siempre, y por siempre.”
Las personas invitadas a la boda aplaudieron y había algunos llorando.
No era necesario que dijeran que su amor era para siempre, porque eso se notaba, y el para siempre era eterno para ellos.
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