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Inochi no hana por Tsuki no Megami

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Notas del fanfic:

Participa en el mes AoKi segunda edición del grupo AoKiLovers en facebook.

 

Inspirado en la canción Last Flower by Radiohead.

Notas del capitulo:

Me pase de azúcar cuando lo escribí, por eso puede provocar diabetes xD.

Inochi no Hana

 

Yo Aomine Daiki siento que mi vida a perdido el sentido, desde aquel día en el  cuál mis errores cobraron un alto precio, mi ego y el orgullo hicieron una herida en lo que mas quiero, ya no se como dormir, que significado tiene el probar alimento alguno, lo único que me ayuda a pasar el tiempo es el alcohol. Aún que tengo un buen trabajo, en el cual estoy por recibir un ascenso y estar rodeado de personas, me siento incompleto, durante tantos días roge porque me mandasen un rayó de luz, así me desharía de esta obscuridad.

 

Mi rutina de toda la semana era beber, ir a trabajar y llegar a casa a tomar, las botellas se juntaban en el piso, al igual que las envolturas de comida chatarra, la cama siempre estaba tendida, pues nunca dormía ahí, a veces lograba descansar sobre el sofá, pero la mayor parte del tiempo me quedaba en el suelo, con el frío de la noche cubriendo mi cuerpo.

 

Cuando creí que ya era suficiente de estar así, llegado el momento de tomar una decision, use la patrulla que manejaba y con ella acabaría con mi vida, fue justo en ese momento que apareciste frente a mi, como un rayó de sol, tan deslumbrante, me abrazaste con ternura, quedándote conmigo hasta que la ambulancia llegó. Una nueva duda me llegó a la mente, agradecerte por salvarme o maldecirte por  regresarme al infierno que era mi vida, tu sonrisa fue un alivio a mi corazón, lo que antes estaba congelado ahora se derretía por el calor que irradias.

 

- Valla susto que nos diste, creó que llegue justó a tiempo ¿ No ?  Aominecchi. Decir que extrañaba tu voz chillona y esos ojos dorados, tal vez fue el efecto de los medicamentos lo que me hizo hablar, decirte cuanto te necesitó a mi lado, aferrarme a ti como un se agarra al filo del precipicio para poder seguir con vida, decirte que si vuelves a dejarme lo que evistaste hoy, sucedería con frecuencia hasta volverse real.

 

Tu sólo me mirabas, con lágrimas cayendo por tus mejillas, te inclinaste un poco, besando mis labios dijiste con tono burlón, que de haber sabido hace tiempo me hubieses abandonado, para que yo te dijera lo mucho que te amo y deseó estar contigo siempre. Afortunadamente sólo tuve una suspensión por haber usado el vehículo y manejar en estado de ebriedad, durante esos meses, decidimos vivir juntos y lograr que funcionará lo nuestro, lentamente iba recuperando el significado de vivir y amar a otro ser.

 

De pronto ya no necesitaba del alcohol para dormir, aquellas voces que escuchaba al anochecer, implorando en aliviar mi dolor, también guardaron silencio, ya no eran necesarias, ahora te tengo a ti, llenando mi ser con tu fragancia de flores, compararte con una de ellas no es mala idea, eres tan frágil y delicado como una rosa, pero fuerte y agresivo como sus espinas.

 

Como amo pasar los días a tu lado, todas y cada una de tus expresiones se quedan grabadas en mi mente y alma, tatuadas con el fuego ardiente de la pasión. De regreso al trabajo en la jefatura de  policía, cada fin de semana me realizaban un examen para ver que no estuviese bajo en influjo de alguna sustancia o droga, al principio me molesto, pero gracias a ti lo entendi, ellos también se preocupan por mi y eso me hace feliz, aunque tu eres el único que me llena de alegría cada rincón del cuerpo.

 

La noticia que impacto al mundo, el saber que existen algunos hombres con la posibilidad de tener bebés, no me asustó ni nada parecido, al contrario me hizo muy feliz saber que tu y yo podíamos tener una familia, recuerdo tu cara cuando te dije - Quiero que seas la madre de mis hijos, saliste de la estupefacción para decirme - Aominecchi no podías ser más sutil y romántico a la hora de pedírmelo. Te tome por la cintura levantando poco a poco la camisa que llevabas puesta, besando cada parte de piel expuesta, comenzaste a gemir y estos se volvieron más sonoros cuando tome un pezoncito entre mi boca lamiendo y mordiendo con cuidado, el otro lo acariciaba y pellizcaba con una mano, susurraste a mi oido que te llevase a la cama, eso me encendió más de lo que estaba, te carge hasta la habitación, devorando tu cuerpo toda la noche y hasta el amanecer. Una semana fue suficiente para decirnos si comprar un gato o un perro, al final tu ganaste y nos llevamos al minino de ojos claros que en las noches brillaban igual o más que los tuyos, en algún momento de su estancia me llegó a sustar, apareciendo de improvisto, restregandose en mi pierna con sutiles maullidos, con cariño lo llame Kida, una mezcla de nuestros nombres.

 

Un par de meses después me lleve el susto de mi vida, un martes en la tarde, irrumpieron en mi oficina con una noticia de suma urgencia, mi adorado rubio se encontraba en el hospital, sufrió un desmayo en plena sesión fotográfica, tan pronto como me lo permitieron mis  pies, salí de la jefatura pidiendo un taxi, sugerencia de mi jefe quien al verme alterado, me quitó las llaves del auto. Llegue al nosocomio, apenas divisé a un médico fui corriendo a preguntar por tu salud, me llevaron a recepción donde supe tu ubicación, por el elevador fue más rápido dar con el cuarto, al verte con una sonrisa tan radiante como el sol, el alma regreso a mi cuerpo, la noticia no pudo ser mejor, te encontrabas con siete semanas de embarazo, sentía que llegaba al cielo, el amor de mi vida me haría el honor de ser padre, por fin una familia para mi, debía cuidarte y protegerte, el doctor recomendó descanso, una dieta balanceada, alejarse de tareas o trabajos de mucha presión, siguiendo sus indicaciones dejaste el modelaje tomandote un año sabático, por mi parte llegaba temprano a casa, consentirte tenía sus recompensas dentro de cuatro paredes, sobre una cama y suaves fragancias, todo un paraíso exclusivo para mi.

 

En una revisión de rutina, el ultrasonido reveló que serían gemelos, un par de hermosos bebés nacerían a mediados de abril, eso explicaba porque tu pancita de veía bastante grande, cuando te lo mencione me arrojaste todo lo que estuviese a tu alcance, me reí muchísimo, tus cambios de humor eran fascinantes y exitantes, a quien engañaba cada día que pasase me enamoraba más de ti. El tiempo paso y el día de conocer a mis retoños llegó, las lágrimas se desbordaron de mis ojos al ver que tanto se parecían a nosotros, una hermosa bebita de tez media clara con un mechoncito de cabello rubio y ojos azules, el niño de ojos dorados y su cabello azul como el mio, nadie dudaría que son nuestros.

 

Tu me sacaste del abismo en que  me encontraba, iluminaste mi vida como un rayó de sol, me devolviste mis sentidos al percibir tu aroma de flor y me diste lo que siempre desee y nunca pensé en tener, por eso y muchas cosas más.

 

Te amo Kise Ryota.

 

 

Notas finales:

Dudas, quejas y comentarios son bien recibidos.

 

Gracias por leer


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