El primer hermoso y efímero amor [Cherik]
Two-shot
Erik, al igual que todos los demás niños de la clase observa atentamente como la maestra Pepper maneja una silla de ruedas hacía dentro del salón.
Había un niño en la silla de ruedas.
¿Por qué había un niño en una silla de ruedas?
-Niños, éste es su nuevo compañerito Charles, como pueden ver es un poco especial, pero hagamos lo posible para que se sienta cómodo ¿De acuerdo?-
Erik sigue todos los movimientos de la maestra con su mirada, ve como deja la silla de ruedas en la fila del fondo y luego vuelve al frente para seguir impartiendo la clase. Pero Erik no se preocupa por seguir viéndola a ella, él sigue con su mirada atenta a su nuevo compañero.
Charles. Así dijo la maestra que se llamaba su nuevo compañero.
A Erik le parecía un lindo nombre.
Puede notar claramente como Charles les sonríe con timidez a los niños a su lado. Y puede notar claramente como éstos hacen una mueca de disgusto y alejan sus bancas de él.
Charles pone una cara triste.
A Erik no le gustó verlo triste.
No le gustó que ésos niños lo despreciaran. Él conocía el desprecio.
No se sentía bonito.
X
Llegó la hora del recreo y Erik no podía apartar la mirada de Charles.
-¡Erik! ¡Ven! ¡Vamos a jugar!- Le llamó Azazel.
Erik lo siguió a paso lento, se sentía extrañamente inquieto al ver que Charles se quedaría solo en el salón.
Erik se sentía raro. Él era muy feliz cuando jugaba, y a pesar de estar jugando se sentía triste.
¿Por qué?
Notó como la maestra dejaba la silla de ruedas en el patio de juegos para luego volver nuevamente adentro.
Erik sintió feo al ver a Charles solito, siendo ignorando mientras paseaba su mirada entre los niños y niñas que jugaban felizmente.
Erik sabía como se sentía estar solo.
Nadie había querido jugar con Erik porque era un mutante. Así que lo evitaban y lo aislaban.
Pero después Azazel y Janos ingresaron a su clase y se hicieron amigos.
Estar solo se sentía feo.
No quería que Charles se sintiera feo.
Él podía hacer algo.
-Hola- Saludó un poco nervioso una vez que se halló frente a él.
Charles, que hasta ese momento tenía la cabeza agachada, mirando el suelo, levantó su rostro y miró a Erik con lo que parecía ser sorpresa.
Erik pensó que tenía unos ojos azules bonitos, muy bonitos.
Entonces cayó en cuenta de que su saludo no había sido respondido.
-Hola- Repitió. -Soy Erik-
Pero Charles, nuevamente, no respondió.
-¿Puedes hablar?-
Charles negó con la cabeza.
Erik pareció un poco alarmado.
-¿Entonces cómo te comunicas?-
Así.
Erik escuchó una voz en su cabeza. Se sintió raro.
Pero de esas veces que se sentía raro bien, no raro mal.
Era una extraña sensación que estaba dispuesto a volver a experimentar.
Pero dejando de lado su emoción por escuchar una voz en su cabeza, Erik sentía curiosidad por saber cómo es que podía hacer eso.
Recordó que su mamá le había dicho que había unos mutantes que se podían meter a tu cabeza y hacer otras cosas geniales.
Amaba mucho a su mamá.
Su mamá era muy hermosa, amable, cocinaba delicioso y...
Ah, el estaba pensando en ésos mutantes de los que le había hablado su madre.
¿Cómo se llamaban? Te...Tele... Tele...
Telepatas.
Escuchó de nuevo en su cabeza.
¡Ah sí! ¡Telepata! Charles debía de ser un telepata.
Eso era genial y...
Momento.
Los telepatas eran mutantes. Por lo tanto, Charles era un mutante.
-¡Eres un mutante!- Gritó emocionado.
Debo de parecerte despreciable, extraño y...
-¡Para nada! ¡Yo también soy un mutante!- Interrumpió.
¿De verdad?
-¡De verdad!, Yo puedo controlar los metales-
Algunos niños de alrededor se le quedaban viendo como si fuera un fenómeno. Dado que Erik entablaba una conversación con un niño que no emitía palabra alguna.
Pero a él no le importaba. Le habían visto como un fenómeno desde que tenía memoria.
Ademas, estaba feliz, muy feliz. Pues creía fervientemente que él y Charles serían buenos amigos.
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Al día siguiente, Erik rechazó cortésmente la invitación de Azazel y Janos para jugar, diciéndoles que jugaría con Charles, ellos parecían un poco sorprendidos, confundidos pero luego simplemente se encongieron de hombros y dijeron que estaba bien.
Le dijo a la maestra Pepper que él llevaría a Charles al patio de juegos y así lo hizo.
Dejó la silla en el jardín, bajo la sombra de un árbol y se sentó a un lado.
-Mira Charles, mi mamá me hizo dos emparedados, toma uno- Erik le tendió el alimento, esperando que Charles lo tomará, pero eso no pasó
Erik, no puedo.
¿Por qué no podía? Erik se lo estaba ofreciendo amable y voluntariamente. Ah, cierto, Erik lo había olvidado. Charles no podía mover sus manos.
-Lo lamento, lo había olvidado- Expresó algo cohibido.
No pasa nada.
-Yo te ayudaré a comer-
No es necesario.
Pero aún así, Erik le ayudó. Con cuidado y paciencia.
Charles estaba agradecido.
Y el emparedado sabia delicioso.
Gracias Erik.
-Hey, eso hacen los amigos ¿No?-
Charles sonrió.
Erik también había acabado su comida.
-¿A qué quieres jugar Charles?-
No lo sé, realmente no puedo jugar a muchas cosas en mi condición.
-No es cierto Charles, mi mamá dice que si alguien se lo propone puede lograr lo que quiera-
¿Tú crees?
-Vaya que lo creo y además, mi mamá lo dijo y ella no me mentiría-
Está bien.
-¡Oh! ¿Sabes jugar al ajedrez?-
He visto a mi papá jugar y lo he visto en la tele, pero no sé jugar.
-No hay problema, yo te enseño, mañana traeré mi juego de ajedrez y te enseñaré, nos vamos a divertir mucho-
Charles volvió a sonreír.
A Erik le gustaba mucho la sonrisa de Charles.
Era muy, muy bonita y le hacía sentir cosas en el estómago, no como cuando tenía hambre o le dolía, lo que sentía al ver la sonrisa de Charles se sentía bonito.
Eres genial Erik.
Erik sonrió ampliamente.
Como en ese momento Erik no llevaba su tablero consigo, por el momento se conformaron jugando con los soldaditos que Erik cargaba en su mochila.
Erik tomaba la mano de Charles y le ayudaba a mover los soldados.
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-En parejas quiero que hagan un dibujo en una cartulina, les entregaré el material en lo que se van juntando- Anunció la maestra Pepper.
Erik no dudó ni un segundo en hacer pareja con Charles.
Será mejor que te juntes con alguien más Erik, yo no puedo ayudarte a hacer el dibujo.
-Tonterías, claro que puedes ayudarme-
Erik extendió la cartulina blanca sobre la mesita en donde trabajaría con Charles en el dibujo.
La maestra dijo que tenían que dibujar un animal, el que quisieran.
-¿Qué animal quieres dibujar Charles?-
Un... Charles parecía dudar.
-Vamos, cualquier animal está bien-
Un tiburón. Se animó a decir.
-Muy bien, un tiburón será-
Erik se encargó de que fuese trabajo en equipo, él le pidió a Charles que le dirigiera en la manera de dibujar el tiburón, los colores, los detalles. También tomaba la mano de Charles, hacía que sujetara la crayola y movía su mano para que pintara, una vez y después otra y otra...
Erik había disfrutado mucho pintar el mar junto con Charles. Erik amaba el azul desde que lo había visto en los ojos de Charles. Y el mar era azul. No un azul tan bonito y claro como el de los ojos de su amigo, pero era azul.
Ambos quedaron sumamente satisfechos con el resultado. El dibujo de un tiburón sonriente con ojos verdes, algunos peces nadando alrededor de él y un mar muy bonito hecho con color azul y brillantina.
La maestra les felicitó por su buen trabajo y le puso una estrellita a su dibujo.
Charles se veía feliz.
Él también lo estaba.
-Oye Charles ¿Y por qué decidiste dibujar un tiburón?-
Porque tú pareces un tiburón.
¿Él parecía un tiburón? Los tiburones daban miedo. ¿Charles le tenía miedo?
Comenzó a sentirse triste.
Tienes una bonita sonrisa que me recuerda a un tiburón enseñando todos sus dientes, un bonito tiburón.
Erik sonrió ampliamente sin poder evitarlo.
¡Ah! Por eso los ojitos verdes del tiburón.
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-Mira, traje mi tablero de ajedrez para enseñarte a jugar-
Charles asintió.
Erik acomodó las piezas en su lugar correspondiente, diciéndole a Charles cómo debía hacerse para luego proceder a explicarle cómo se movía cada pieza.
Al terminar la explicación comenzaron a jugar.
Erik tenía que mover las piezas por ambos.
Escuchaba la voz de Charles en su cabeza diciendo que movimiento haría y el tomaba su mano, lo hacía agarrar la pieza y la movía.
Se divirtieron mucho.
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Pasaron los días convirtiéndose en semanas.
Charles y Erik se ls pasaban juntos, a veces jugando también con Azazel y Janos.
Erik quería jugar con Charles para siempre.
Y no dudaba ni un segundo de que Charles compartía su sentir.
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Erik, tuvo que faltar un día a clases, porque se había resfriado.
No pasó ni un segundo en que no pensara que Charles estaría solo. Se sintió muy mal y no era por estar enfermo.
Pero se sintió peor cuando al día siguiente al ir a la escuela, se encontró con que su amigo no había asistido. Y al preguntarle a la maestra el por qué, ésta pareció titubear pero finalmente le respondió.
Unos de sus compañeros habían molestado a Charles, le habían puesto "Mutante asqueroso" en la frente con marcador, le habían insultado y le habían lanzado globos con agua.
Al no saber aún quiénes habían cometido tal fechoría, no se había ejecutado un castigo.
Pero Erik sabía quiénes habían sido y no se conformaría con que sólo fueran suspendidos.
-Lehnsherr ¿Qué diablos quieres?-
-Quiero que pagues por lo que hiciste-
-No sé a qué te refieres-
-No te hagas el tonto Shaw-
Y aunque Erik terminara con varios moretones y hubiese sido suspendido dos días por haberse peleado con Shaw y sus dos estúpidos lame botas, no se arrepentía.
Se cumplió su suspensión.
-Lo siento- Le dijo a Charles.
¿Por qué?
-Por lo que te hicieron Shaw y sus amigos-
No ha sido tu culpa.
-Sí, si hubiese estado aquí pude haberlo evitado-
Que no ha sido tu culpa, en todo caso sería mi culpa, por nacer mutante y ser inválido.
-¡Claro que no Charles!-
Charles le miró.
-No es malo ser mutante, tampoco ser inválido-
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Al día siguiente, Shaw le amenazó a él y a Charles.
-Ya verán, hoy vendrá mi hermano mayor y les dará una paliza a ambos-
Erik no tenía miedo.
Sí, efectivamente, el hermano mayor de Shaw los esperaba en la hora de salida.
Erik no era un cobarde, pero el hermano de Sebastian era considerablemente más grande que él.
No podría ganarle.
Tenía miedo.
Pero no dejaría que nadie se metiera con Charles.
A pocos centímetros de que el puño del mayor golpeara su cara, cerró los ojos pero no sintió nada. Al abrir los ojos notó como éste estaba en el suelo.
Estaba dormido.
¿Qué había pasado?
He sido yo... Creo...
Erik recordó que su mamá le había dicho que entre esas cosas geniales que podían hacer los telepatas, podían controlar la mente de los demás.
Aunque se necesita de experiencia y habilidad para eso.
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Charles parecía estar nervioso.
-¿Qué sucede?-
Mi mamá viene por mí hoy.
Erik no conocía a la mamá de Charles, solamente conocía a su padre, Brian Xavier, quien lo recogía puntualmente.
Cuando le tocaba a la mamá de Charles recogerlo, Erik simpre se iba antes, pues su mamá ya había llegado y la de Charles no. Ella siempre llegaba tarde.
Luego de unos minutos, llegó una señora rubia que fue llamada por la maestra Pepper y entraron al salón. Por la forma en que Charles la miraba, supuso que ella sería su mamá.
Sí, ella es, ha llegado temprano.
Parecía nervioso todavía.
Observó como la mujer rubia, la mamá de Charles, se acercaba hacía ellos.
Se halló frente a Charles e ignoró a Erik.
-Eres un niño estúpido-
¿Qué? ¿Erik había escuchado bien? ¿La mamá de Charles acababa de llamar estúpido a Charles?
-Suficiente tengo con que todos sepan que mi hijo es un inválido, no quiero que sepan que también es un mutante, ¿No te había quedado claro ya? ¡No quiero que uses tu mutación!-
No podía ser verdad.
-¿Quieres que vuelvan a rayarte la frente y a molestarte? Todos dirán que Sharon y Brian Xavier tienen un mutante por hijo ¡Qué horror! Bastante malo es que sepan que estás en está asquerosa escuela por petición de tu padre, vámonos, te castigaré en casa-
La mujer comenzó a mover la silla de ruedas hacía la salida de la escuela.
Erik tenía ganas de decirle muchas cosas a la mujer, empezando por decirle que la estúpida era ella, pero su mamá y su papá le habían dicho que tenía que respetar a sus mayores, además, al ver que varios objetos de metal comenzaron a flotar, Charles le pidió mentalmente que se tranquilizara.
No le diría nada a la mamá de Charles por respeto, respeto que pensó, no merecía.
¿Cómo era posible que aquélla fuera la madre de Charles?
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Las vacaciones llegaron y en lugar de sentirse feliz, Erik se sentía triste, no iría a la escuela durante un buen período de tiempo, por tanto, no vería a Charles durante un buen período de tiempo.
¡Qué terrible!
No soportaría sin jugar con Charles por mucho tiempo... ¡Pero claro! Charles podía ir a su casa para jugar.
No había motivo para estar triste.
Solamente tendría que pedir permiso, sabia que su mamá le diría que sí, supuso que la parte difícil sería que la mamá de Charles aceptara.
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Iba a hacer One-shot pero Wattpad se puso nena y batallo para escribir después de un número de palabras Nomas llevaba 2303 palabras y ya llevaba rato batallando, ni aguanta nada(?) Ando inspirada, probablemente la segunda parte la subo hoy mismo Está basado en un cortometraje este fic. Advertencia: El final es triste. Chao <3 :3