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Parte de mí por fanamorfic

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-          Señores y señoras, esto se pone interesante. El público no puede contener la emoción…

-          Cállate idiota.

-          Al aspirante le puede la presión, sabe que es su última oportunidad de remontar.

-          ¿Quién es el aspirante?

-          El mejor jugador en la pista se prepara para reanudar el juego. Y… allá va…

Samuel botó un par de veces el balón y empezó a correr hacia su amigo sin dejar de golpear el balón contra el suelo.

Si conseguía encestar una canasta más habría ganado a su amigo y este debería obedecerle durante la próxima media hora. Por desgracia solo le sacaba un punto a su amigo, y si este lograba arrebatarle la pelota y encestar el sirviente sería él.

Un par de botes más y Samuel ya se encontraba frente a su contrincante. Se preparó para atravesar su defensa y tirar a canasta cuando…

Iván apenas tuvo tiempo de apartarse para que el rubio no cayera sobre él. Con gran estrépito Samuel cayó de bruces al suelo. Apenas tuvo tiempo de soltar el balón y poner las manos frente a su cara para evitar besar el suelo.

El moreno no dudó ni un momento. Corrió a por el balón antes de que saliera del campo de baloncesto y lanzó al tablero. Un tiro limpio.

-          ¿Sigues vivo? – se acercó a su compañero con el balón de nuevo en sus manos y sin ninguna prisa.

-          Sí… - contestó Samuel aún desde el suelo.

-          Me alegro, no querría perder a mi esclavo tan pronto.

-          ¿No tienes corazón? – se quejó el muchacho sentándose y comprobando los rasguños que se había hecho en manos y rodillas al caer.

-          Tráeme un refresco de esa máquina. Tú pagas, por supuesto – se rio Iván pasando a su lado.

Samuel estiró el brazo y agarró por el tobillo a su amigo haciéndole caer al suelo. De un salto se puso de pie y corrió a por su cartera.

-          En seguida se lo traigo – gritó.

-          ¡Serás imbécil!

El rubio tomó unas monedas de su mochila y fue a la máquina expendedora a por un par de refrescos para él y su amigo, ignorando los insultos que este le dirigía. Cuando se reunió con él, un refresco en cada mano, lo hizo con una amplia sonrisa de satisfacción.

-          Quita esa sonrisa de lerdo de tu cara – le arrebató de mala manera una de las bebidas. -  Eres un crio.

-          Si tú lo dices…

-          ¿Vas a ir esta noche? – el moreno abrió la lata y se la llevó a los labios.

-          No lo sé. Tendría que hacerlo a escondidas. Mi padre está harto de que salga hasta tarde.

-          Venga, es la fiesta de graduación. Pregraduación, vamos.

-          ¿A la gente de verdad le gusta hacer fiestas verdad? – Samuel imitó a su amigo y bebió un largo trago de su bebida – Aún falta más de un mes. ¿No hicieron una fiesta de pregraduación hace un par de semanas?

-          Ni idea – contestó Iván bebiendo otro trago. – Pero deberías venir. Dentro de poco no tendremos tiempo para fiestas ni nada de diversión. Se acercan los finales.

-          Calla. No me lo recuerdes – bufó el rubio llevándose el refresco a los labios y vaciando su contenido en su boca. – No sé, ya veré qué hago.

-          Ven. Como tu amo te lo ordeno.

-          El trato era solo durante media hora – Samuel se alejó y lanzó la lata de refresco a un contenedor junto a la cancha. – Limpia. No sé si me puedes obligar a hacer algo esta noche.

-          Si te lo mando ahora sí. – El moreno se acercó a su amigo y también lanzó su bebida acabada a la papelera. La lata golpeó el borde de esta y cayó al suelo.

-          Y pensar que he perdido contra ti… - se burló Samuel.

Iván le fulminó con la mirada. El rubio, previendo que su amigo se disponía a golpearlo, corrió a recoger la lata del suelo y a tirarla a la basura.

-          ¿Entonces vienes? No nos queda mucho tiempo para estar juntos.

-          Tonterías, aún queda mucho hasta los exámenes. Y luego tendremos todo un verano libre. Espero… - murmuró el chico recordando los últimos exámenes que había hecho. – No hables como si no nos fuéramos a ver nunca más. Sé que soy irresistible, y que una semana sin quedar conmigo se te debe de hacer eterna, - se rio pasando junto a su amigo hacía el banco donde tenían sus cosas. – pero… Mierda.

El moreno se asomó, curioso, desde el hombro de su amigo. Samuel tenía en sus manos su teléfono móvil y apretaba los botones desesperadamente. Cinco llamadas perdidas de su madre.

-          Me voy a casa. Me van a matar – se despidió el rubio cogiendo todas sus cosas y llevándose el móvil a la oreja. – Mamá, sí. Ya voy. No. Que no…

-          Te espero esta noche. – le gritó el moreno a la espalda de su amigo.

Samuel se despidió levantando la mano, sin siquiera girarse, concentrado en la conversación con su madre. Por ello no pudo ver la triste expresión de su amigo al verle irse.

Notas finales:

Bueno, este capítulo no tiene mucha historia. Es una presentación de los personajes más que otra cosa, aún así espero que les haya gustado y les anime a seguir leyendo futuros capítulos.

Muchas gracias.


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