Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

POR UNA NOCHE DE LUNA-KAISOO por Ugly Girl

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Y empezamos con esta “dramática” historia de cambia formas. Es una de mis preferidas, tengo que decir que todos los créditos y derechos son de la escritora Milagro Gabriel.
 
No se arrepentirán, se los prometo. Las actualizaciones serán seguidas ya que, ya tengo toda la historia adaptada.
 
Disfruten del primer capítulo.

La joven pantera negra caminaba con la cola al viento moviéndola de un modo despreocupado, del modo que solo un felino puede hacerlo. El día había sido infernalmente caliente, así que la noche presentaba una brisa fresca que hacía más llevadero el verano. La manada entera había salido de paseo. El bosque era propiedad de la manada de lobos, los felinos eran animales de ciudad, pero en ocasiones necesitaban estirar las patas. La abuela, una gata vieja y testaruda había metido cabeza de que sería fantástico ir al campo. Por un módico precio se les había permitido vagabundear todo el fin de semana por los paisajes agrestes.

Soo se había separado del resto, recién había cumplido sus veinticinco años, ya era un cachorro grande, no necesitaba la constante vigilancia de sus hermanos mayores; en ocasiones eran una gran y contundente patada en el culo,  aprovechando su recién adquirida independencia caminó junto al cauce del río. La luna llena brillaba en lo alto del cielo reinando sobre los bosques. Por ser un gatito joven todavía no superaba ese asunto de perseguir cualquier cosa que se moviera y la curiosidad era precisamente la que había matado al gato. 

De un salto subió a una roca de al menos metro y medio de alto, la cual estaba enterrada junto al río; la vista era hermosa, moviendo la cola se hecho sobre sus patas. Era un gatito feliz, la abuela le había dado un enorme tazón de leche y su padre había asado un buen filete de carne cocinaba en un término medio jugoso. Recostando la cabeza en sus patas delanteras balanceo su cola de un lado a otro. Sus hermanos siempre bromeaban diciendo que tenía una cola hiperactiva, solían decir que la movía a un estando dormido.

Un conejo gris salto entre la hierba llamando la atención  del felino; Parándose en sus patas delanteras observó al pequeño animalillo tentarlo, lamiéndose el hocico con la pequeña lengua rosa sintió como todos sus instintos básicos despertaban, iba a cazar, bajando las orejas y tensando la cola salto sobre la tierra húmeda, las almohadillas de las patas amortizaron el sonido de sus pasos entre la hierba, los ojos verdes brillaban permitiendo ver en los más oscuro bajo los árboles. 

El inocente roedor comía tranquilamente algunos brotes de hierba, sin sospechar la enorme sombra depredadora que vigilaba cada uno de sus movimientos. Soo nunca había perseguido a una presa viva, el felino aunque estaba lleno, quería jugar. Preparado para una emboscada se agacho hasta pegar el pecho a tierra, impulsándose en sus patas traseras cayó justo en el lugar en el que el conejo había estado comiendo. El animalillo corrió algunos metros y luego se paró en sus patas traseras olisqueando el aire. El maldito roedor se estaba burlando.

El pelo del lomo se erizo, un gruñido salió desde lo profundo del pecho, ese ratón sobre engordado iba a saber de primera mano que era meterse con un felino cambia formas; mostrando los filosos dientes lo amenazo, el animalillo le dio la espalda y hasta se atrevió a mordisquear una ramita que estaba cerca. 

Esa mínima provocación fue lo único que necesito para comenzar la loca carrera. Habría conejo para el desayuno o él acabaría limpiando las habitaciones de sus hermanos por ser tan inútil.

El conejo no se la puso fácil, ambos corrieron desenfrenadamente saltando y esquivando enormes troncos. Uno corría por su vida y el otro por su honra. La persecución era encarnizada, en más de una ocasión tubo al animalillo tan cerca que sus garras quedaron con algunos pelitos blancos. 

El roedor corrió junto al río, en cinco hábiles saltos cayó en la horilla opuesta, Soo ya no estaba en sus cabales, olvidando cualquier advertencia fue tras el infractor. Después de tanto ir y venir tenía a la bolita de pelos atrapada contra unas rocas, estaba justo por caerle encima cuando sintió que alguien o algo lo observaba; los pelos de la nuca se le erizaron, dejando ir al conejo comenzó a observar  los alrededores. 

Su corazón felino se encogió, levantando la cabeza trato de encontrar en el aire la esencia de algo conocido; Nada, no había ninguna maldita cosa que le fuera familiar, los árboles formaban una muralla verde, la hierba alta no le permitía ver más allá de algunos metros. La luna llena era un enorme ojo plateado que fisgoneaba entre las ramas. Todos sus instintos le gritaban que tenía que volver con el resto de la manada.

Los aullidos de los lobos rompían el silencio de la noche, ahora sonaban más cerca que cuando estaba en el campamento.  Un mal presentimiento lo golpeo como si una tonelada de ladrillos le hubiera caído encima. En su persecución había cruzado el río, el límite que impusieron los perros.

Bajando la cabeza comenzó hiperventilar, algo lo estaba observando y no podía encontrar desde donde. De cazador había caído a la categoría de presa, y no le gustaba para nada la sensación. Sacudiendo la cabeza decidió enfrentar como todo un felino lo que viniera; atrapado contra las rocas chillo mostrando los dientes, esperaba verse amenazante al arquear la espalda doblando su tamaño.

Un gruñido bajo llego desde algún lugar frente a él. Soo sólo tenía una oportunidad y no la iba a desperdiciar. Tal vez si hubiera sido un felino tan experimentado como su padre o tan fiero como sus hermanos mayores, pero él era simplemente Soo, el chico que no mataría una mosca, bueno, quizás solo a un conejo.

El sonido de las ramitas al romperse le advirtió que algo se acercaba y anunciaba su presencia a propósito. Con sólo dos opciones, quedarse y morir dignamente o correr para pelear otro día, se decidió por la última. Por algo su padre le había enseñado a usar sus patas antes que las garras.

Un aullido profundo marco la posición del lobo para el resto de la manada. La pantera se erizo sabiendo que probablemente no solo tendría que vérselas con un enorme lobo, si no que tendría a todo un grupo listo para ajusticiarlo. Sin esperar más tiempo salto lejos de las piedras que lo acorralaban y comenzó a correr tratando de encontrar el río que marcaba el límite permitido para las panteras por ese fin de semana.

Las garras filosas herían la tierra buscando aumentar el agarre, aunque no podía ver a su perseguidor sabía que lo tenía cerca. Estaba seguro de que era un animal grande por la manera en que la hierba era apartada. 

Silencio.

Frenando de golpe se dedicó a escuchar. Podía ser una pantera de ciudad, pero tenía la noción de una emboscada cuando la sufría. Levantando su cara peluda olisqueo el aire. Nada parecía estar fuera de lugar, no llegaba hasta él el olor de algún depredador. Los árboles continuaban en su actitud indolente, una suave brisa movía las hojas que formaban el techo verde; ahora sí que estaba asustado, tratando de calmarse respiro profundo, estaba tan concentrado en escapar de su perseguidor que había acabado alejándose del río, ya ni siquiera podía escuchar el agua correr entre las piedras. Estaba en medio del territorio de los lobos, era carne muerta.

Sin saber a dónde ir o qué hacer entro en pánico, su parte felina ya no estaba para escuchar razones de la parte humana que insistía en buscar un lugar para esconderse. Con las garras extendidas para lograr mejor tracción escapo hacia ninguna parte, sólo quería alejarse, regresar a casa. 

Allí esta.

Un enorme lobo gris salió de entre la maleza. Estaba en franca carrera tras el gatito desgastado; Soo ya no podía más, era rápido y ágil, pero su cuerpo había llegado al límite. Antes de poder tener cualquier tipo de reacción sintió el enorme peso de su perseguidor aplastarlo contra la hierba. Era gato muerto.

Soo ya podía sentir las enormes fauces del lobo alrededor de su cuello peludo, sería fácil para ese enorme animal romperlo como si fuera una ramita. Temblando se quedó quieto con la cabeza entre sus patas delanteras, podía tener las de perder, pero no rebajaría a la manada felina suplicando por su vida. 

Una enorme lengua comenzó a lamer desde el cuello hasta llegar a sus orejas felinas causándole escalofríos. El lobo lo cubría con su enorme cuerpo impidiéndole cualquier movimiento. Para cualquier ojo no entrenado era simplemente un gran perro descansando en una noche de luna.

Para total consternación de Soo se encontró a sí mismo ronroneando encantado por lo que ese enorme perro le estaba haciendo con la lengua. Era una pantera negra, trababa de convencerse a sí mismo, debía de tener algo de dignidad. Las cosas solo empeoraron cuando el chucho comenzó a restregar el vientre sobre la espalda de Soo, lo estaba marcando y él no podía hacer nada al respecto. Iba a oler a perro por días si ese animal confianzudo no se detenía.

Concentrando la fuerza en las patas trató de ponerse de pie sin lograr nada. El lobo no le iba permitir ir a ninguna parte. Del miedo paso a sentirse enfadado, luego comenzó a sentirse raro. Tenía mucho calor y no era el clima del verano ni la gran manta térmica peluda que tenía encima, era un calor que le venía desde a dentro. Si no podía ir a ninguna parte al menos aprovecharía que le estaban limpiando la piel negra concienzudamente. Ese lobo era un experto, de seguro fue gato en otra vida.

Con esos interesantes pensamientos se dejó hacer, podía ser joven pero no era estúpido; de todos modos, no era como que pudiera levantarse y salir corriendo de allí. Cerró los ojos relajo el cuerpo, tenía deseos de balancear la cola, lástima que estuviera prensada entre los cuerpos.

Unas manos grandes recorrieron su costado, manos de hombre; el peso que tenía sobre sí había cambiado significativamente, aunque seguía siendo lo suficiente para mantenerlo fijo contra el suelo. A lo lejos escucho los aullidos de la manada, la luna plateada reinaba sobre la noche del bosque y el felino se sentía como el gato en una fiesta de sillas mecedoras.

-¡Cambia!- La orden llegó fuerte y clara desde el hombre sobre él. Antes de que pudiera detenerse a razonar la situación, se encontró obedeciendo.

La piel suave y peluda de la pantera cambio por una suave y de delicioso color blanco.

-Eres una hermosa presa –Sentencio la voz del lobo, baja y profunda - Digna de un lobo hambriento

Soo quiso levantar la cabeza para ver a su captor, pero un brazo fuerte se lo impidió -Déjame ir -Exigió la pantera tratando de darle cierta dureza a la voz, sin lograrlo –Mi manada me espera del otro lado del río.

Una risa ronca vibro en el pecho tibio a su espalda - Ese es exactamente el problema, estás de este lado del río. Nadie entra a nuestro territorio sin estar dispuesto a recibir un merecido castigo.

El miedo comenzó a invadir cada célula del cuerpo de Soo -¿Qué me harás?

Una mano grande recorrió su costado y llego a la cadera apretándola - Tengo el castigo perfecto para ti… Sé cómo vas a pagarme por haber invadido. 

Algo muy distinto del miedo tenso el cuerpo de la pantera, el hombre a su espalda se bajó quedando acostado de lado. Soo estaba tan asustado que no podía moverse cuando lo único que tenía sobre su espalda era una mano grande que la recorría desde la nuca hasta el comienzo de la curva de su trasero. 

Soo seguía acostado con la mejilla pegada al suelo y las manos a los costados de su cabeza. Un temblor recorrió su cuerpo, se sentía tan caliente que comparado con él, el infierno era una nevera. Desnudo sobre su vientre el pene duro se friccionaba contra la hierba. 

-¿Cuándo fue tu primer cambio?- La voz ronca del hombre junto a él pregunto.

-Hace menos de un año - Jadeo cuando el hombre planto un golpe con la mano abierta en el trasero redondo - Lo juro.

-Más te vale -Gruño el hombre- No me gusta que me mientan… Eres demasiado joven, pero es hora de que te hagas responsable de tus actos.

Soo decidió que era el momento de correr. “Nunca huyas de un lobo a menos que estés seguro de que puedes escapar”, le había advertido su padre en una ocasión. Aprovechando que el lobo parecía encantado frotando los globos de su trasero; sin tiempo para cambiar, se puso de pie y corrió tan rápido como su cuerpo humano se lo permitió.

En su escape pudo escuchar claramente el aullido furioso del cambia formas a su espalda, estaba seguro que el chucho no lo dejaría escapar; la luna era ahora un disco enorme entre los árboles, era simplemente algo difícil de ignorar. Jadeando salto sobre un tronco podrido, esquivo los enormes árboles, sus pies desnudos se resbalaron un par de veces, no estaban hechos para ese tipo de terreno. Soo simplemente no podía creer como podía llegarse a complicar tanto un perfecto día de verano. Un paseo familiar se había convertido en una carrera por su vida; lo peor, era que el resto de la manada pensaba que estaba durmiendo en su tienda de campaña, no perdido en medio de ninguna parte, escapando de un enorme canino furioso. 

Jadeando se sostuvo de un tronco, las piernas le pesaban como dos plomos, se dejó caer sobre el suelo sintiendo a la enorme bestia que caía sobre él, un gruñido profundo y salvaje lleno el aire.

Estaba atrapado.

Bajo la sombra de un gran árbol, que convertía la noche en una tumba, fue puesto con la espalda sobre el suelo. El lobo estaba nuevamente en su forma humana, debía medir por lo menos dos metros de alto como hombre, el cabello largo y castaño tocaba un poco sus hombros, unos ojos dorados le miraban airados – Eres mío - Sentencio con voz rasposa sentándose sobre la cadera de KyungSoo- ¡Mío!

En ese momento la pantera supo que su destino estaba sellado, la enorme erección del lobo hombre que se presionaba contra su vientre era clara pista de cuál sería su castigo. Siendo el menor de una familia de nueve hijos siempre había sido protegido, una vez se había escapado con un amigo de la escuela, su hermano mayor lo descubrió cuando por fin iba a recibir su primer beso. Ahora lo que nunca había entregado sería tomado por la fuerza.

Los grandes ojos verdes de Soo miraban a su captor suplicando en silencio lo liberara; La piel color blanca  contrastaba con el dorado de guerrero sobre él. El humano en él estaba aterrado, extrañamente la pantera estaba simplemente curiosa. 

-Déjame ir -Susurro Soo – Por favor… -Se mordió los labios. El hombre podía tomar su inocencia, pero jamás lo sabría por su boca, jamás. 

Una mano grande recorrió su quijada, un gruñido animal resonó en el pecho del hombre sobre él. A través de los ojos dorados pudo ver al lobo que observaba atentamente a su presa. KyungSoo estaba seguro que de haberse topado a su enemigo en un club nocturno o en la calle, lo habría perseguido babeando. Una lástima.

El lobo cambia formas bajo su rostro hasta quedar a milímetros de la boca de KyungSoo, buscando un beso. El hombre más pequeño aparto el rostro. Lagrimas brillaban en los ojos verdes de la pantera –Haz lo que te dé la gana. 

Una sonrisa cruel se dibujó en el duro rostro masculino - Eso es precisamente lo que voy a hacer, pequeño gatito. 

Soo apretó los labios negándose a sí mismo la opción de suplicar. Era un hombre, no un cachorro, actuaría en consecuencia.

Una lengua húmeda y tibia recorrió su quijada hasta llegar al lóbulo de su oreja causando un estremecimiento que llego hasta la base de su polla, luchando para no tocar el suave cabello del lobo hombre puso las manos a cada lado de su cabeza serrándolas en un puño hasta que los nudillos se le pusieron blancos. 

-Sabes tan bien - Comento el desconocido acariciando sus costillas mientras la boca asaltaba una de sus tetillas haciendo que KyungSoo arquera la espalda - ¿Quién se hubiera imaginado que los estirados felinos fueran tan putas?

-¡Aaaah! -Jadeo KyungSoo al sentir el pellizco cruel en el pezón que no era torturado por la lengua y los dientes del can – ¡Déjame!-

- Tu boca me pide una cosa - Se burló el lobo lamiendo su camino vientre a bajo - Mientras tu pene llora por falta de atención. 

Soo estuvo seguro de una cosa, jamás había deseado tanto y odiado hasta el punto del dolor a otro ser – ¡Te odio!- Chillo cuando sintió los labios alrededor de su pene.

-Lo noto - Comentó el enorme guerrero entre sus piernas mientras se tragaba la erección de un sorprendido KyungSoo. Metiendo un dedo grueso en el culo apretado del hombre más pequeño comenzó con su dulce ataque a la próstata.

Un gruñido felino rasgo el velo de la noche cuando después de unos cuantos lametazos se venía duro en la boca del hombre mientras ya tenía dos dedos excavando dentro de él.

-¡Ahhhh! – Gritó KyungSoo cuando volvió a ser consciente de sí mismo después de los espasmos de su primer real orgasmo; estaba sobre sus manos y rodillas, con el culo al aire. Antes de que pudiera protestar sintió como el enorme eje se introducía en el hasta las bolas sin ninguna otra preparación. 

–¡Noooo! – El ardor fue tan intenso que pensó que se desmayaría, ese hombre era tan grande como un caballo. Arañando la tierra con sus garras extendidas comenzó a arrancar la hierba desde la raíz.

A lo lejos aullidos y gruñidos de lobos se escuchaban desde la espesura a unos cuantos kilómetros, al parecer estaban en su propia fiesta. La luna, diosa de los lobos ejercía toda su influencia sobre los cambia formas llevando a las criaturas hasta un frenesí por encontrar a su pareja destinada.

Los constantes golpes en su próstata estaban acabando con la cordura de Soo. Estaba siendo tomado duro y sin ningún tipo de contemplación. No sabía si suplicar que se detuviera o que siguiera follándoselo hasta llevarlo a la estratosfera.

Justo cuando sus bolas se estaban pegando a su cuerpo, listas para desovar su semilla. El hombre más grande a su espalda se vino fuerte dentro del apretado culo sin importarle en lo más mínimo la condición precaria de Soo. Antes de que el nudo se formara y aun destilando semen el hombre se retiró abandonando a la joven pantera a su suerte en medio de la espesura del bosque.

Notas finales:

Espero y les haya gustado, diganme si quieren el segundo capitulo.

 

Besos y buenas noches a todos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).