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POR UNA NOCHE DE LUNA-KAISOO por Ugly Girl

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Notas del capitulo:

Y aquí les traigo el siguente capitulo, lo sé, lo sé, tarde un poco, lo siento.

Si todo sale bien, hago doble actualizacíon...todo depende de los reviews <3

Gracias a esas personitas que se tomaron el tiempo de leer y dejar un pequeño comentario.

La sensación de abandono que sintió KyungSoo no tenía punto de comparación. Había sido tomado, usado y luego dejado atrás. Todas sus estúpidas ideas románticas rotas en solo acto que lo hizo sentir sucio. Si tan sólo pudiera decir que no lo había querido, eso salvaría algo de su dignidad, pero si el lobo continuara allí estaba seguro que le estaría rogando para que le ayudara a correrse. 

Tomando su forma animal KyungSoo camino tambaleándose, alejándose lo más rápido que sus patas temblorosas le permitían, del lugar donde sus sueños habían muerto. Camino sin rumbo por un tiempo hasta que escucho el sonido del agua que se golpeaba entre las piedras. El río estaba cerca.

Un kilómetro y llegó a la orilla del agua. La nariz felina levantada al viento, estaba cerca del campamento familiar. Caminando por la orilla logro encontrar un estrecho por donde cruzo en unos cuantos saltos sin mojarse mucho las patas peludas.

Apenas se metió dentro de la tienda se escondió bajo las mantas. Su hermano mayor dormía como un tronco, así que no escucho la llegada del gatito fugitivo. No había terminado de calentar el saco de dormir cuando escucho los aullidos de los lobos desde el otro lado del río y los gruñidos de los felinos que respondían desde el campamento. Lo que había sido un tranquilo paseo familiar se transformó en una salida de emergencia. El territorio de los lobos había sido invadido y las panteras negras debían salir de allí para no acabar en medio de un fuego cruzado.

En medio de todo el alboroto nadie noto el semblante pálido del felino más joven, ni el olor a lobo que se le había pegado a la piel color chocolate.

Semanas después

— ¡Niño por Dios! — La voz de la abuela llego desde el otro lado de la puerta — por tu culpa tus hermanos van a llegar tarde otra vez.

— Tengo veinticinco años— Se quejó el felino por enésima vez, aún a sabiendas de que sería como sembrar entre piedras —. Debería tener mi propio auto y no tener que viajar con mis hermanos. ¡No es justo!

— Justo o no viajaras con tu hermano MinHo—, gruño la vieja gata— y más te vale que no sigas enfurruñado o yo misma entrare a zurrarte el trasero.

La amenaza, fuerte y clara de la gata, fue suficiente para que KyungSoo reevaluara la situación. De un salto salió de las mantas y corrió al baño, había que ser muy idiota para meterse con la madre del Alfa de la manada felina. En ocasiones le parecía ver a su propio padre encogerse en su propia piel cuando ella lanzaba miradas asesinas a la familia cuando alguien quería pasarse de listo. La abuela tenía sus muy bien plantados quinientos años. Aunque a simple vista parecía una mujer de unos robustos cincuenta. 

KyungSoo no quería arriesgar su fino pellejo, así que se ducho rápido, luego se vistió con lo primero que encontró en el armario. Pasando por el espejo estudio sus tristes ojos verdes.  Terminando de cerrar el botón de la cinturilla de sus pantalones bajo corriendo las escaleras. Cuando llego al comedor, ya sus hermanos estaban terminando de desayunar.

— ¡Lo siento! — Se disculpó sin mucha sinceridad—, me quedé dormido—

— ¿Dormido? — Gruño MinHo mostrando los colmillos— antes eras el niño estudioso de la familia, y ahora prácticamente hay que arrastrarte a la escuela. 

KyungSoo le dio un mordisco a la rebanada de pan tostado que tenía a la mano, levantado los hombros y dejándolos caer, trato de fingir despreocupación. — No eres el único con derecho a ser un holgazán— se defendió llevando el vaso de leche a su boca para tratar de meterse a la fuerza el desayuno.

MinHo era un chico grande, ya tenía los treinta años, aunque en el mundo felino era lo mismo que decir un adolescente, ser el sétimo hijo de nueve hermanos lo hacía comportarse como todo un hermano mayor con KyungSoo. Levantándose de la mesa, extendió todo su metro ochenta de altura, tratando de imponer su presencia al metro setenta de la pantera más joven. La piel color chocolate un poco más oscura contrastaba con la de Soo, el cabello peinado hacia un lado y los ojos color avellana mirando al chico más pequeño como si se lo fuera a servir de postre.

— No te atrevas a llamarme holgazán—, advirtió MinHo mostrando los colmillos—, eres una pequeña mierda consentida, eso es todo.

Los demás hermanos salieron del comedor, cada uno a ocuparse de sus asuntos, dejando a los dos felinos revoltosos solos para que fueran el desayuno de la abuela.

KyungSoo podía ser pequeño, pero no se la iba a poner fácil a MinHo, estaba cansado de ser el hermano menor, él bebé de la familia. Tirando la silla se puso en posición de ataque contra su hermano, las finas garras se extendieron en sus dedos y los colmillos se prepararon para encajarse en la piel del hermano metido. Estaban a punto de caer uno contra el otro cuando sintieron el agua fría empaparlos de pies a cabeza. La abuela había tirado una cubeta de agua con hielo encima de los nietos revoltosos. 

—Dejen de comportase como unos críos o voy a usar sus pieles como alfombra en la entrada principal—, sentenció la mujer. Sus ojos negros miraban de uno a otro, dejando claro que no quería más jueguecitos. —Si llego a darme cuenta de que se pusieron a pelear en la escuela —… dejo la frase inconclusa, a sabiendas de que sus nietecitos sabrían perfectamente cuales serían las consecuencias. La madre del Alfa era algo digno de temer. Desde que la madre de los felinos había sido asesinada unos años atrás, la abuela tomo muy enserio su papel con los pequeños cachorros.

— ¡Si abuela! — Respondieron los chicos sin mucho convencimiento. Después de subir a sus habitaciones y vestirse otra vez, en la entrada los esperaba ChanYeol con una sonrisa de oreja a oreja

— Ustedes son unos imbéciles—, comento el felino mientras seguía a sus hermanos hasta el coche— tenían que saber que la abuela los oiría desde la cocina—.

Si las miradas pudieran matar, ChanYeol, el octavo hijo, sería hombre muerto desde que había comenzado a hablar. El chico era de la misma estatura que MinHo, pero su bocaza superaba con creces su falta de estatura. 

La manada aparentaba ser una familia grande, todos sus miembros vivían en un imponente condominio. Juntos manejaban varios clubes nocturnos que nunca pasaban de moda en la ciudad. Tal vez todo se debía a que los cambia formas pantera eran criaturas hermosas en su forma humana. La piel color chocolate claro, el cabello negro azabache, y los ojos negros de mirada lujuriosa, hacían de los especímenes de esa raza, tanto machos como hembras,  sexo en dos piernas. 

En la escuela todo marchaba igual. Todo lo que antes había sido importante para KyungSoo había perdido color, era como si el mundo estuviera envuelto en sombras grises. 

Para un cambia formas felino, tener veinticinco años era lo mismo que para un humano tener dieciocho, su proceso de crecimiento era lento, cuando alcanzara los cincuenta años sería considerado un adulto, aunque a su edad ya era apto para tener pareja. Lástima que su padre había hecho público de que quién tocara a su hijo se debía considerar cadáver. Con una sonrisa triste fue a su salón de clases, otro día más en el infierno.

El profesor de filosofía comenzó a hablar de sustancias, de fenómenos y otras pavadas. Después de los primeros veinte minutos, KyungSoo se perdió viendo por la ventana. Era otoño, así que los árboles lucían sus hojas de un interesante color oro, una brisa fría movía las ramas meciéndolas cansinamente. Cerrando los ojos dejo salir un suspiro cansado, desde el asunto con el enorme lobo no era el mismo. Sabía por los otros cachorros de la manada, que muchos tenían sexo por diversión con desconocidos en los clubes de la familia y ninguno pasaba de tener un buen rato. Pero en su caso las cosas no eran así, sentía un vacío y una tristeza que se le había metido por la piel hasta llegar  a sus huesos. Como si extrañara algo que nunca había tenido.

— ¡Señor Jo! — Trono la voz del profesor— otra vez pensando en la razón de la existencia.

KyungSoo era tímido por naturaleza, el ver a toda la clase mirándolo como si fuera algún espécimen del laboratorio de biología, no ayudo con su sonrojo —Lo siento— logro balbucear sintiéndose aún más tonto. El profesor le dedico una mirada reprobatoria y continuó con la clase dándose por satisfecho con la cara compungida del chico.

El timbre que anunciaba el receso para el almuerzo lo saco de su triste ensoñación; en ocasiones sentía deseos de decirle todo a su padre, como Alfa de los felinos este pediría el pellejo  del que se atrevió a ponerle más que una pata encima a su hijo más joven, pero llegado el momento no se atrevía.

— ¡KyungSoo! — La voz de su mejor amiga le gritaba desde el otro lado del comedor —. ¿Dónde te habías metido? — 

Para KyungSoo era un mal día para socializar, lo peor es que llevaba semanas sintiéndose igual — Hola Sulli— la saludo sin muchos ánimos, dejando la mochila sobre el piso se sentó en la silla frente a ella — ¿Qué tal las cosas? — Pregunto poniendo su mejor cara de inocencia.

—Pues aquí, buscando a un amigo que anda perdido— Reclamo Sulli.

Soo se dedicó a estudiar el contenido de su bandeja como si fuera su proyecto de química — He estado ocupado —, trato de fingir una sonrisa complaciente — la abuela insiste en hacer excursiones familiares, ya sabes, para conectarnos con la madre naturaleza. 

La sonrisa socarrona de Sulli le causo un escalofrío por la espalda al felino, esa chica no solo era tan bonita como una muñeca Barbie, sino que era inteligente como el mismo demonio. El capitán del equipo de futbol de la escuela pasó haciéndole un guiño a Sulli, como miembro del equipo de porristas todos esperaban que ella aceptara ser su adorno, pero ella simplemente lo eludía de modo muy diplomático.

—Lo tienes de las bolas— se mofo KyungSoo, tentando a su suerte, una vez paso el sequito de su majestad deportiva. — Definitivamente al tipo le van las castañas con curvas de pista de carreras— completo su discurso sonriendo triunfante ante el ceño fruncido de Sulli. 

—No me cambies de tema—, insistió la castaña sin morder el anzuelo— que te traes que pareces tener la cabeza metida dentro de un hoyo. Nunca has sido precisamente el alma de la fiesta, pero de allí a ser un completo antisocial hay mucho trecho. 

—Es algo difícil de explicar— se excusó Soo. No era como que pudiera contarle acerca del mundo de los cambia formas. Eran amigos, pero ella vivía feliz en su ignorancia.

— ¿Mal de amores? — Pregunto Sulli antes de llevarse a la boca una buena carga de ensalada.

—No preguntes— suplico Soo dejando caer la mirada a su bandeja de comida sin tocar — solo estoy un poco cansado. Los profesores se creen que solo existimos para cumplir con sus asignaciones.

—Es cierto— se quejó Sulli con un suspiro dramático—. Lo peor es que se enfadan cuando les pruebo que soy más lista que ellos.

—Tus padres no te enseñaron que fanfarronear es de mal gusto— la acuso Soo con una sonrisa cómplice— ser la campeona de ajedrez no te da derecho a arrastrarle tu nivel de inteligencia a los pobres mortales.

La carcajada alegre de Sulli hizo que muchas cabezas se volvieran en el comedor, a la chica le valía una mosca la opinión ajena, era una reina y no le molestaba recordárselo a los demás —Pues que se la encajen— no pienso permitir que vuelvan a llamar a mis padres solo porque mi calificación sea de un promedio de diez. Se creen que ser castaña tengo la obligación de ser  idiota.

El timbre del inicio de las lecciones le permitió a KyungSoo escapar del interrogatorio de Sulli, la chica no entendía de respeto a su vida privada. Si se le había metido algo en la cabeza, era algo serio hacerla mirar hacia otro lado.  El resto de la tarde pasó entre evitar a Sulli y soportar las majaderías de ChanYeol y MinHo, los dos podían llegar a ser una verdadera patada en el culo cuando se lo proponían.

Las últimas lecciones pasaron lentas, para KyungSoo era como si hablaran en chino, había pasado de ser uno de los mejores estudiantes a ser el que siempre está en la luna. En cuestión de semanas estaba tocando fondo.

En ocasiones se quedaba mirando el teléfono celular como si deseara que alguien le llamara. Cuando se quedaba solo, se pasaba las horas pensando en el enorme lobo, en las razones que lo llevaron a castigarlo de esa manera tan cruel. Bien era cierto que invadir el territorio de otro sin permiso era suficiente razón para ser ajusticiado sin reclamos de parte de nadie, pero seducirlo, usarlo y luego dejarlo desnudo en medio de la nada, era simplemente demasiado. 

— ¡Bájate de esa nube! — Hablo MinHo mientras golpeaba la parte baja de la cabeza de KyungSoo— últimamente pareciera que estuvieras enfermo.

KyungSoo camino tras sus hermanos deseando darles de patadas, una lástima que la amenaza de la abuela era algo a tomar en cuenta antes dejarse llevar por su famoso mal genio. Los dos mayores se sentaron adelante, mientras Soo fue relegado a la parte de atrás.

—Yo insisto en que deberíamos traerlo en una silla de bebé— bromeo MinHo con su hermano ChanYeol— podría ser peligroso llevarlo solo con el cinturón.

—Ustedes son unos hijos de—... gruño Soo, callándose a tiempo cuando recordó que los nueve hermanos tenían la misma madre. — ¡Maldición! — 

El resto del viaje transcurrió en una relativa tranquilidad, los dos hermanos comentaban los pormenores del día escolar, como un par de viejas chismosas, mientras Soo estaba silencioso hundido en su propio mundo.

Parquearon el automóvil en el estacionamiento privado que había bajo el edificio, de allí a la azotea, donde se encontraba el hogar del Alfa y sus nueve cachorros. MinHo le golpeo con la mano abierta a su hermano ChanYeol en la espalda, causándole un fuerte escozor en la piel. El ofendido le dio una patada en el culo al otro mientras corrían al ascensor. KyungSoo, sintiéndose viejo en comparación con ese par de charlatanes, subió al ascensor tratando de ignorarlos lo mejor que podía en el pequeño cajón de metal y vidrio.

ChanYeol y MinHo entraron al departamento como una trompa marina sin detenerse  en sus juegos estúpidos, el menor de los cachorros opto por una entrada más digna.  Apenas traspasar el umbral, KyungSoo sintió la tensión en el aire.

—ChanYeol, MinHo —, hablo la abuela en un tono gélido—, el Alfa y yo necesitamos hablar con KyungSoo a solas.

Los dos hermanos se miraron uno al otro sorprendidos, luego le dedicaron una mirada lastimosa al más pequeño de los cachorros. — ¡Estas jodido hermano!

— ¡Ese vocabulario! — Advirtió la abuela viendo como el par de granujas se escabullían por el pasillo que llevaba a los dormitorios. 

El Alfa caminaba siempre con la cabeza alta y los hombros enderezados en una actitud de pateare-tu-culo-hasta-que-seme-gaste-la-punta-de-la-bota. La manera de moverse y su metro ochenta hacía que muchos tuvieran cuidado con cabrearlo más de lo saludable. El hombre no aparentaba tener más de treinta y cinco años, a los sumo, cuando ya contaba cientos de años en su haber. Los ojos color negro noche, la piel color chocolate claro como el resto de sus parientes, el cabello corto en un fino peinado hacia un lado permitía apreciar a un buen espécimen de la raza de las panteras.

— ¿Qué pasa? — fue lo mejor que se ocurrió preguntar a KyungSoo al ver la cara de preocupación de su padre y de la abuela. 

—Hablaremos en el estudio— anuncio su padre mientras se dirigía al sitio indicado.

No hacía falta ser adivino para saber que algo malo, muy malo estaba ocurriendo, el semblante crispado de la abuela confirmaba sus peores temores. Nada asustaba a esa mujer. Sintiéndose a punto de un desmayo se sentó en la silla frente al escritorio de caoba del Alfa. La abuela quedo de pie detrás de su hijo, como si supiera que el hombre iba a necesitar ayuda para lo que sea que le iba a decir al cachorro.

—Voy a empezar por decirte hijo— hablo el padre desde su posición de Alfa— que si decides que no aceptaras la orden del Sagrado Consejo, yo te apoyare hasta las últimas consecuencias.

...

Notas finales:

¡Espero y les haya gustado! Ya falta poco para que aparezca aquel lobo que abandono a Soo<|3 

Bonita noche~


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