Las calles están llenas por un bullicio de gente ruidosa, que no para de moverse de un lado hacia otro en un intento de encontrar el tan ansiado regalo ideal. Toda esa gente sucumbiendo ante el materialismo, siendo atraídos por el escaparate que sea más cursi, que tenga más corazones o más colores rojos o rosas.
Todos ellos, intentando demostrar lo románticos que pueden llegar a ser. No necesitas un día para hacer algo especial, si tienes pareja, todos tus días tienen que ser especiales y tienes que demostrar a esa persona cuánto lo amas diariamente, no solo un día.
¿Y por qué digo todo esto? Mañana es San Valentín.
Todo el entorno está sobrecargado con parejas empalagosas y decoraciones que ya comienzan a rozar el límite de lo cursi. No es que yo no sea romántico, pero no considero necesario hacer exageradas demostraciones de amor durante un único día cuando los demás no haces nada.
Por eso mismo no pienso celebrarlo, Natsu me conoce, y sabrá que no me gustan este tipo de idioteces innecesarias. Llevamos como pareja el tiempo suficiente y no es necesario que celebremos esta tontería, porque nosotros demostramos nuestro amor todos los días.
Aunque... Pocas veces le he dicho que le quiero.
Mientras caminaba vi un pequeño puesto, en donde regalaban ramos de flores para el día de San Valentín. Mis ojos se dirigieron directamente hacia las rosas rosas, me recordaban a Natsu; una flor que puede llegar a ser muy bonita, pero tienes que tener cuidado con sus espinas. La flor me recordaba a Natsu en sí, y las espinas a su personalidad.
- Disculpe - Dije al anciano que se encargaba de regalar los racimos - Quiero esas - Señalé las rosas rosas.
- Claro, aquí tiene joven -
Tal vez suene hipócrita, pero sentí el impulso de tener un detalle con él. Seguro que no se espera que le lleve algo para celebrar San Valentín, aunque darle el ramo de flores será jodidamente vergonzoso, así que espero que le guste, porque será la primera y única vez que haga esto.
|| 14 de febrero, San Valentín, 6:00 A.M ||
* Ding dong * Llamé al timbre de la casa de Natsu, se que era muy temprano, pero no quería que nadie me viese haciendo esto. Como vi que nadie respondía dejé mi dedo pulsando el timbre hasta que me abriese la puerta.
- ¡¿Qué quieres a estas horas idiota?! - Dijo Natsu abriendo la puerta de golpe, aún llevaba puesto el pijama y tenía el pelo revuelto en señal de que acababa de despertarse.
- Encima que vengo a celebrar San Valentín contigo y así me recibes - Dije en un tono bromista.
- Pensé que no te gustaba este tipo de fiestas -
- Y no me gustan, pero decidí hacer una excepción - Le entregué el ramo de flores y una carta que decidí escribir ayer por la noche. Tuve que dirigir mi mirada hacia un lateral, la vergüenza que sentía en estos momentos era tan grande que hasta consiguió sonrojarme - Idiota, más te vale conservar esa carta, porque será única e irreemplazable -
No podía ver lo que hacía Natsu, pero escuché como abría la carta, que decía así:
"Aún recuerdo cuando eramos unos críos, tu siempre estabas ahí, con tu deslumbrante sonrisa que siempre me dejaba embobado y tu llamativo pelo rosa que tanto llamaba mi atención. Siempre íbamos juntos a todas partes y en esa época fue donde comenzamos nuestra rivalidad, una relación que nos unió más que a cualquier otro.
A lo largo de los años, me fijé que no solo era tu sonrisa y tu pelo lo que llamaba mi atención, eras tú en general. Porque me gusta ese comportamiento infantil, que hace que me dan ganas de tratarte como a un niño y mimarte; porque me gusta hacerte cabrear, cuando se que en realidad solo intentas hacerte el duro; porque me gusta pasar tiempo contigo, y ser nosotros mismos; porque me gusta verte feliz, eso me hace feliz.
Y pensar que estoy tan jodidamente enamorado de ti...
Con cariño, tu estríper."
Tal vez la carta no era gran cosa, pero no era bueno haciendo cosas así. Para ser la primera vez, no estaba mal... Era una nueva forma de demostrarle cariño.
- G~Gray... - Hubo un instante de silencio - No sabía que pudieras ser tan cursi - Dijo el peli rosa con esa sonrisa que me enamoró. Su cara estaba totalmente roja, al igual que la mía.
- Callate idiota -
Natsu dejó el ramo y la carta en la entrada de su casa - Pero - Rodeó con sus calientes brazos mi cuello para besarme - Yo también estoy jodidamente enamorado de ti - Susurró en mi oreja sensualmente.
No tardo en besarlo de forma demandante, mientras poco a poco entro en su casa y cierro la puerta. Mi lengua invade por completo su boca, la cual tiene ese sabor que tanto me embriaga, iniciando así una lasciva danza entre ambas lenguas.
Mientras nos besamos, comienzo a desvertirlo ahí mismo, tirando su ropa al suelo para dirigir después a Natsu de espaldas contra la pared.
Abandono su boca para recorrer lascivamente su cuello con mi lengua, dando pequeño mordiscos en él. Por otro lado, una de mis manos estaba jugando con sus rosados pezones a la vez que con la otra masturbaba ligeramente su duro miembro.
Natsu solo podía gemir y jadear del placer que estaba sintiendo en estos momentos, oírlo era música para mis oídos, y solo conseguía que me excitara más y más.
- Ahh... Ahhhh... Me voy... Gray... - Gemía Natsu mientas aceleraba cada vez más las masturbaciones.
- Así es... Natsu, correte ah... - Mi mano se llenó con su semen, el cual aproveché para lubricar su entrada, introduciendo uno de mis dedos en ella.
- ¡Ah, Mm...! -Instintivamente, el peli rosa rodea con sus piernas mi cintura, al cual elevé con mi fuerza, ayudándome de la pared para sostenerlo.
Cuando su entrada estaba lo suficientemente dilatada, introduje un segundo dedo, iniciando así movimientos de tijereta mientras fingía pequeñas penetraciones.
- Gray... Ah... Te quiero dentro ya - Decía suplicante, yo no tardé en aceptar su petición. Me desprendí de la poca ropa que me quedaba, y elevo aún más sus caderas, sujetándolo del culo para introducir mi enorme polla en su interior.
Me quedo quieto mientras noto cómo sus paredes me aprietan de una forma tan placentera. Para que no piense en el dolor, empiezo a besarle nuevamente hasta que noto cómo su cuerpo comienza a relajarse, entonces comienzo a moverme en su interior con movimientos lentos para aumentar el ritmo gradualmente.
Él simplemente se deja llevar, apoyando su cabeza en mi hombro mientras gemía mi nombre.
Mis estocadas se vuelven más regulares y profundas, y mi pene comienza a bombear aquella esencia blanquecina en su interior.
- Ahh... Natsu - Jadeo cuando termino de correrme en su interior, a la vez que él lo hacía en nuestros abdómenes - Te quiero - Dije mientras lo besaba, esta vez de una forma más tierna.
- Gray... Yo también te quiero -
Lo cargué hasta la cama y me posicioné encima suya, para volver a juguetear con ese cuerpo que tanto me atraía.
- Vamos a por otra ronda - Le pregunté pícaramente mientras seguía con mi pequeño juego.
- Hoy lo haremos hasta que no podamos más - Contestó él, dándome un casto beso en los labios.