En un perdido lugar del infierno se encontraban dos demonios muy apuestos, uno de cabello oscuro, ojos negros, buen porte, contaba con 40 años en "apariencia"*, aunque ya llevaba más de un milenio de vida, y un entrecejo fruncido en señal de profunda reflexión, ya que este demonio, que lleva como nombre actual Miyagi You, suele ser muy risueño, alegre y optimista; mientras pensaba era observado por Usami Akihiko, un demonio retirado de sus actividades y encargos malditos a sus "aparentes"* 32 años, aunque era un poco menor que You, tenía un pelo color plata algo largo, unos ojos lilas hipnotizantes y de buen porte, al igual que su amigo. Akihiko intentaba no prestarle atención al exagerado comportamiento del mayor.
Miyagi se movía inquieto luego de despachar a una de sus amantes más molestas e insistentes, una ninfa pelirroja y de grandes atributos; no sabía como siempre lograba volver a enredarse en sus sábanas, era buena en la cama, pero no lo suficiente.
-Miyagi, ¿puedes dejar de caminar en círculos? Me mareas- Akihiko estaba harto de las constantes aventuras del pelinegro con mujeres al azar, de las cuales ninguna le hacía gracia y más de una se le lanzó insinuante.
-Lo siento Akihiko- dijo mientras ofrecía un cigarro como ofrenda de paz-- es que con todo esto de Yue no puedo estar en paz, ya no sé qué hacer, quizás...-
No pudo terminar cuando de la nada entró un mensajero, estos se caracterizaban por su atuendo grisáceo que significaba su imparcialidad ante las constantes discusiones del creador, el destructor y todos los inimaginables pesadillas y sueños.
-Miyagi- dijo con voz aguda el joven- te ha enviado un mensaje Haruhiko-sama, desde su hogar en la tierra humana-
-¿Tierra humana?- preguntó el pelinegro curioso- ¿que acaso Haruhiko no estaba posicionada como uno de los grandes ayudantes de Kami-sama?-
-Lo estaba, hace 6 años humanos, Miyagi-sama- dijo algo consternado el mensajero por la ignorancia del receptor de aquel recado- Si no le molesta debo entregar el mensaje lo antes posible, como ordenó el amo- se notaba que tenía prisa, en su bolso sobresalían muchas orbes brillantes de distintos colores**, estas eran pequeñas como dulces esto se debía a que luego de ser correctamente recibidas eran ingeridas por el mensajero para ser destruidas, manteniendo la confidencialidad del tema; además, cada una era calificada por color según su urgencia, la que llevaba en sus manos aquel joven era verde fosforesente, significaba que era un encargo presuroso y de rápida entrega.
-Habla entonces, pues- dijo sin mucho apuro You.
-Querido You, van años desde que no hablamos, una década humana para ser exactos, te maravillará saber que en este tiempo me he casado- Miyagi abrió la boca de la sorpresa, Haruhiko, ¿casado? esto de calcular un año humano jamás le vendría bien, pero supuso que fue hace poco para la eternidad de un ser sobrenatural- No te invité a la boda, ya que estabas muy ocupado con tus misiones en ese tiempo, ya van 6 años humanos desde aquello, creo que ya es hora de presentarte a mi esposo, un lindo y joven humano- Miyagi abrió el doble la boca... ¡¿humano?!- Te espero apenas recibas este mensaje, trae a tu pareja, si es que tienes, cosa que dudo o algún amigo o amiga si gustas, te esperamos ansiosos, mi amigo demonio. Con cariño y apuro, Usho Haruhiko- el mensajero sonrió, trago la bola de luz, hizo una reverencia y desapareció, en su lugar solo quedo un trozo de papel con la dirección de su amigo.
-Woah, y que dices Akihiko, vamos a corromper humanos, estoy aburrido de ninfas, ángeles, demonias, mensajeras...- Miyagi seguía nombrando seres sin darse cuenta de la expresión seria de su acompañante, Usami se rebatía entre ir con uno de sus pocos amigos o quedarse en el cómodo infierno, pero acompañarlo significaba volver...regresar a donde una vez vivió el amor más desenfrenado y pasional que en su eterna vida podría tener, volver a pisar el verde pasto que una vez pisó junto a su dulce amor, ver el cielo azul que observó de la mano de su precioso niño, ver las aves volar, las estrellas brillar, la luna fría en su ausencia, no... él no podría ir allí.
-...hadas, vampiresas...- seguía su lista un ensimismado Miyagi cuando se vio interrumpido por el rotundo "No" de Usami-...¿qué? ¿no irás?-
-No puedo Miyagi, hace 22 años, 22 años van desde que lo perdí... yo no iré, lleva a algún otro amigo, que muchos tienes- dijo en retirada el peliplata.
-No, ¡espera Akihiko! No puedo ir sin tu compañía, no conozco el mundo humano, ni sus complicados valores, ni nada de su basura científica y tecnológica, ayúdame, por favor- You puso cara de perrito malherido.
Akihiko se debatía, le debía la vida a Miyagi, literalmente, de no ser por él estaría en el basurero corrompido en los pecados y el dolor rasgante luego de su pérdida... tal vez si debía ir solo unos días, lo suficiente para que su amigo se adaptara al lugar, allá vería al tal Haruhiko, él podría guiarle desde entonces -Está bien- dijo vencido el ojilila -solo una semana humana, no más.
-¡Yay! gracias, amigo- dijo saltando de alegría el de ojos oscuros- arregla tus maletas, nos vamos hoy.
Los amigos alistaban todo para ir al mundo de la perdición y las tentaciones vivientes, como allí les llamaban a esos seres corrompidos por los vicios y sus sentimientos.
Mientras, en la Tierra, un pelinegro daba un dulce beso a su novio -Hoy llegarán seguramente, mi vida, te agradará Miyagi, es un loco- le dijo mientras despeinaba a su pequeño castaño, de seguro la pasaremos muy bien- No se imaginaban que aquella invitación pondría muchos mundos y vidas pies arriba, el cómo cambiarían el destino.
Un mensaje inesperado: Fin del capítulo.