Era de noche, específicamente la llamada noche de brujas. Desde que Degel podía recordar cada año en esta misma fecha su pareja Kardia, desaparecía misteriosa e inexplicablemente, no sin antes pedirle que se encerrara en la habitación que ambos compartían y que bajo ningún motivo o circunstancia abriera la puerta o saliera de esta luego de el haberse marchado. Hizo énfasis en que Degel no debía de abandonar la habitación pasase lo que pasase o escuchase lo que escuchase.
Degel, quien hasta la fecha había obedecido sin cuestionar el a su parecer tan absurdo pedido del peliazul en los cinco años que llevaban viviendo juntos, esa noche no pudo contener su curiosidad cuando alrededor de las 3:00 A.M comenzó a escuchar ruidos provenientes de la sala del apartamento que compartía con el griego. Movido por la mórbida curiosidad y la atracción a lo que a sido prohibido, decidió ignorar las advertencias de Kardia y salir a investigar el origen de los ruidos que escuchaba, ademas de que quería saber si su compañero había llegado a casa.
¡craso error!
Al abandonar la habitación donde había estado recluido, Degel rompió la protección que Kardia había creado para el, tampoco noto que había desecho con sus pies una fina linea de tierra sagrada que el heleno había puesto en la entrada antes de marcharse a modo de barrera de contención.
Bajo lentamente las escaleras y quedo en shock al notar parado en el centro de la sala de su casa a una criatura que si bien tenia forma humana, las prominentes alas negras que salían de su espalda, las manos terminadas en garras y los cuernos apenas disimulados por una espesa y rizada cabellera azulada, que a su vez cubrían unos inmensos tatuajes revelaban su naturaleza demoníaca. Estaba aterrado, definitivamente eso era cualquier cosa menos humano.
- esos tatuajes- se dijo a si mismo.- se parecen a los de Kardia...
se quedo viendo fijamente a la criatura desde la distancia, este tenia la misma piel bronceada de su griego, poseía los mismos intrincados tatuajes, el mismo cabello azul y alborotado y ato los cabos.
- ¡oh por los dioses- gimió bajito, o eso creyó.- esa cosa es Kardia!
Al momento de decir aquello, la criatura se volvió a verlo y sus ojos de un fulgurante rojo brillaron en la penumbra de la sala y antes de poder reaccionar siquiera ya la cosa-Kardia se encontraba delante de el, sonriendole escabrosamente, su cuerpo estaba paralizado del terror, la cosa-Kardia tenia colmillos y sangre escurría de sus labios.
- hola Degel.- le dijo con la voz de un ser sacado del mismísimo infierno antes de lanzarse y atacarlo.
Quiso correr, pero el demonio era mas rápido y lo derribo. Trato en vano de luchar con el y logro hacerle unos rasguños, pero fueron mas sus propios golpes por la caída que el daño que le pudo infringir a la criatura, aun así le dio batalla. Se supo derrotado y realmente pensó que moriría, cerro sus ojos al compás que iba perdiendo el conocimiento, aceptando su inminente muerte, antes de morir pronuncio sus ultimas palabras... te amo, Kardia.
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Al día siguiente despertó bajo la mirada escrutadora de su novio, le dolía la cabeza horrores y tenia imágenes muy confusas en su cabeza, no era capaz de coordinar un solo pensamiento coherente.
Sus amatistas chocaron con las gemas azules de su pareja y una imagen difusa de una maraña de pelo azul atacándolo lo invadió, pero la desecho inmediatamente, su Kardia jamas le haría daño...¿o si?
- ¿que me paso? - le pregunto al peliazul.- siento que la cabeza me va a estallar.
- Al parecer decidiste emborracharte en mi ausencia – le respondió Kardia mientras le señalaba varias botellas de vino.- te encontré desmayado en la sala.
- Sabes que no bebo, Kardia.
- Pues al parecer, ayer lo hiciste.
- Me siento extraño...como confundido
- quizás tuviste una pesadilla, suele pasar luego de ver cosas...mmm...desagradables.
- ¿Por que lo dices? - una imagen lo asalto.
- Mmm...por nada, pero deberías aprender a escuchar consejos mi amor, la curiosidad puede ser peligrosa y a veces la naturaleza traiciona y el auto control no es suficiente – le dijo antes de besar su frente y dejar el desayuno que había preparado para el.
Mas imágenes lo golpearon, pero no era capaz de distinguir la fantasía de la realidad, vio algunos rasguños en el bello rostro de su amante y algunos en sus manos y se aterro, paseo su mirada por la habitación y no había nada fuera de lo normal, salvo por las botellas de vino y un pequeño, casi imperceptible rastro de algo que parecía ser tierra cerca del umbral de la puerta, cerro sus ojos y suspiro.
Desde ese día, y solo por precaución... Degel jamas volvió a salir de la habitación una noche de brujas luego de Kardia desaparecer.
Fin.