Are you feeling fine?
-Alquimista Fullmetal, por órdenes del Teniente Coronel Mustang haz el favor de presentarte en su oficina de inmediato para un asunto importante.
Ed suspiró y asintió, rodeando al perro del militar y subiendo las escaleras lo más lento posible, seguido fielmente por Alphonse. Sabía lo que siempre pasaba cuando Roy Mustang lo llamaba personalmente a su oficina. Siempre era para un regaño o algo por el estilo, resultando en una broma de mal gusto sobre su altura.
-Que habré hecho esta vez? –Pensó para sus adentros y giró la perilla de la puerta, adentrándose a la oficina del oficial.
-Fullmetal, parece que decidiste al fin presentarte a las oficinas después de tanto huir. –Roy le mencionó con una sonrisa falsa desde su escritorio.
-Solo iba a arreglar mi brazo. –Dijo en voz baja, gruñendo.
Roy le dedicó una mirada prolongada y molesta, para luego voltear a ver algunos papeles en su escritorio.
-Y sin avisar, como siempre.
Una mirada fría de parte de Edward, y Alphonse reconfortó a su hermano poniendo su mano en su hombro.
-Alphonse Elric, podrías disculparnos un momento? –Mustang se había puesto de pie. Al solamente asintió y se salió de la habitación, dejando a los dos alquimistas solos.
El alquimista de acero miraba extrañado a Roy. Nunca había pedido algo tan absurdo, parecía que esta vez si se encontraba en problemas.
-Acaso es tan importante que avise? Lo he hecho antes y no has hecho tanto escándalo sobre ello antes.
-Esta ves es diferente, Fullmetal.
Roy se le acercó a Edward, cosa que hizo que se le pusieran los pelos de punta al más chico. Su mano se posó sobre la barbilla de Ed, y acercó su cara. La cara de Roy seguía enseñando la misma expresión, sin cambio alguno ante la situación que había puesto a Ed sonrojado de pies a cabeza. Sus narices rozaron, y Roy al fin soltó la barbilla de Edward.
El alquimista de acero empujó atrás a su superior, una expresión de sorpresa mezclado con asco pasó por su cara. Apretó los puños y le mandó un golpe a Mustang, quien lo esquivó con facilidad.
-Que demonios fue eso?! –Le gritó Ed, tratando de golpearlo de nuevo.
-Nada en especial, Fullmetal. –Roy agarró el brazo de metal y pasó su mano libre por la cintura del chico, atrayéndolo hacia el una vez mas.
Edward se tensó al sentirse cerca de Roy de nuevo. Quiso luchar para alejarse, pero su superior tenía mas fuerza que el. Una sensación escalofriante, sentirse tan cerca de otro cuerpo con una intención distinta. Sentía el aliento de Mustang, y cerró los ojos fuertemente.
Los ojos de Ed se abrieron en cuestión de segundos, al sentir el roce de sus labios con los del alquimista de fuego. Se juntaban cada vez mas, quedando completamente unidos en un beso de pasión de parte de Roy.
El corazón de Ed latía fuertemente, su instinto le urgía devolver el beso, pero su moral le decía que no. Que se alejara. Estaba paralizado. Cerró los ojos de nuevo, acercando su cabeza y cuerpo a Roy, excitándolos a ambos. Devolvió el beso con inseguridad al principio, pero al sentir la pasión de Mustang, agarró confianza. Pasó sus manos por el cuello de Mustang, ya no siendo un obstáculo obstruyendo el paso para unir sus cuerpos.
Una sonrisa picara se formó en los labios de Mustang, introdujo su lengua a la boca del chico menor. Ed hizo lo mismo, excitando de sobremanera a su superior.
El beso se cortó y ambos agarraron aire. Las manos de Roy ya trabajaban en deshacerse de la molesta ropa de Ed. Pronto disfrutaba del esbelto cuerpo que tenía enfrente. Besó el cuello del chico, sintiéndolo estremecerse con cada caricia y beso. Trazó un camino desde su cuello hasta su abdomen con su lengua, su mano levemente rozando el sexo del menor. Contemplaba el rostro de Ed, tan ruborizado y hermoso. Se acercó a besarlo de nuevo, su mano jugando con el miembro erecto del alquimista de acero.
Un ruido del exterior se escuchó, la puerta de la oficina del coronel abriéndose. Rápidamente se enderezó, chasqueando los dedos. Una barrera de fuego los cubrió de la vista ajena y le dio a Ed su ropa.
-Solo yo puedo contemplar tu cuerpo. –Le susurró al oído, ruborizando al chico nuevamente.
Un gran escándalo viniendo desde afuera, y Mustang le indicó a Ed que se escondiera detrás de su escritorio para vestirse. Una luz iluminó el pasillo del exterior y momentos después había desaparecido la barrera de fuego que el coronel había alzado. Entró Riza Hawkeye seguida de algunos otros militares.
Mustang frunció el entrecejo al verse interrumpido.
-Que quieres? –Resopló, gruñendo.
Hawkeye examinó la oficina detenidamente, un sonrojo evidente llenando su cara de color al ver ningún tipo de peligro. Bajó el arma y se disculpó varias veces, aunque la expresión de Mustang parecía no perdonarla por la intromisión.
Se retiraron dejando a Mustang solo con Edward una vez mas, el chico menor insistiéndole suavemente a que continuara con lo que había dejado a la mitad.
-Habrán otras oportunidades, Edward Elric. –Le guiñó dándole un corto beso en los labios. –Puedes retirarte.
Salió del cuarto con la cabeza gacha, desanimado. Su hermano lo saludó sonriente como siempre, pero lo ignoró, su mente solo en una sola cosa. Le extrañó a Al la actitud de Ed un poco. Abrió la boca para preguntarle sobre su actitud, pero fue interrumpido.
-Fullmetal, repórtate en mi oficina en una semana. –Roy asomaba su cabeza por la puerta de su oficina.
La cara de Ed se iluminó de inmediato, una sonrisa de oreja a oreja apareció. Asintió velozmente, una mueca de satisfacción apareciendo en la cara de Mustang al verlo así.
-Hasta entonces, Teniente Coronel.
Los dos hermanos se fueron al mismo paso, dejando solo a Roy, observando como se iba el pequeño. Un suspiro escapó sus labios, entrando de nuevo a su oficina cerrando la puerta.
-Hasta entonces.
Marcó el día en su calendario, un recordatorio. Volvió a continuar con su trabajo, sin pensar en nada más que la siguiente semana.