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Romeo y Julieta por Are

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Notas del fanfic:

Los pesonajes no me pertenecen y la historia está basada en la canción del mismo nombre de Jarabe de Palo.

Romeo y Julieta


 


El hombre que estaba en la puerta lo saludó con familiaridad, no hubo necesidad de la acostumbrada revisión que se hacía a los demás clientes, él era de confianza. Bajó las escaleras y se adentró al pequeño local, por dentro era mucho más espaciosos y cómodo de lo que parecía por fuera. Se sentó en su habitual lugar junto a la barra, en esa esquina cerca de la caja que le parecía tan cómoda, donde podía platicar con Himuro cuando este no tenía clientes a quienes atender.


El bar Yoru era uno de los pocos lugares donde podía sentirse libre, él mismo. Ser un diseñador tan exitoso le había traído muchas satisfacciones personales, logros económicos y por supuesto el reconocimiento de muchas personas. Sin embargo, aquello también había provocado que su vida privada fuera un desastre, principalmente por el declive que experimentó su vida social; contrario a lo que todos pensaban, a pesar de asistir a numerosos eventos, no podía salir más que a estos por ser acosado fuera de casa. Mayuzumi Chihiro, su novio, lo había abandonado, argumentando sentirse abandonado y reemplazado por el trabajo y atosigado por sus fans y paparazzi. Aquello le había dolido y por más que lo intentó no pudo convencerlo de quedarse.


Ahora, meses más tarde, se refugiaba en ese bar como todas las noches, tratando inútilmente de llenar ese vacío que sentía desde hacía mucho tiempo, incluso cuando Mayuzumi estaba presente.


No fue necesario hacer un pedido al barman, Himuro sabía muy bien lo que tomaba noche tras noche: wiski, cuatro cubos de hielo y agua mineral. Un suspiro siguió al trago que se deslizó por su garganta. Paseó la vista por el lugar, se encontraba casi desierto, lógico tomando en cuenta que era martes. Veía muchas caras conocidas, hombres jóvenes que, al igual que él, noche tras noche acudían a refugiarse a ese bar. Entonces, cuando su vista recorrió la barra le vio, ese cabello rubio era inconfundible.


Se levantó con su copa en la mano y caminó directo al centro de la barra, justo en el lugar en el que el rubio estaba – ¿Ryou-chan? – Preguntó. El otro volteó al oir su nombre pronunciado de aquella manera y por ese timbre de voz.


–¿Mibucchi? – La voz rasposa del rubio lo alertó. Cuando volteó notó sus mejillas sonrojadas, sus ojos irritados por el llanto y eran visibles aun las lágrimas, retenidas en sus hermosos ojos miel.


–¡Santo cielo! ¿Qué fue lo que te pasó? – El menor se apresuró a limpiar sus ojos y mejillas. Reo se sentó a su lado, mirándolo con preocupación, como una madre que ve a su hijo con raspones en las rodillas.


–No pasa nada, estoy bien– Reo frunce el ceño, es obvio que el rubio no está bien, nada bien.


Kise Ryouta es el modelo más aclamado de las últimas temporadas y todos estaban totalmente seguros de que esta no sería la excepción. El rubio es de esas personas a las que no importa lo que le pidan usar, siempre lucirá bien y hará que la ropa resalte, todo aquello que el rubio modelaba siempre era lo más vendido de la temporada.


Reo había trabajado con él en varias ocasiones; el rubio le parecía una persona alegre, amable y muy agradable, aunque algunos tenía otra opinión de él llegando a llamarle incluso engreído, con él siempre se había comportado muy humilde. Si bien no habían podido llegar a tener lo que se catalogaba vulgarmente como amistad, eran más que simples conocidos, tenían una relación que rayaba en la camaradería.


–¿Cómo puedes decir que estás bien? – Su tono fue más de reprimenda que de pregunta. Kise apretó el vaso que tenía entre las manos. La mirada de reproche de Reo le hacía sentir aún más miserable.


No, no estaba bien. Imposible estar bien cuando al que creías el amor de tu vida te deja sin más explicaciones que un “Lo siento, me enamoré”. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, pero rápidamente los limpió con sus dedos antes de que escurrieran. – He dicho tantas veces en estos días que estoy bien que ya es costumbre– Una sonrisa melancólica salió como suspiro de sus labios.


–Ryou-chan– Puso una mano en el hombro de Kise y apretó ligeramente en señal de apoyo. – Tal vez no seamos las personas más cercanas pero sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Si necesitas algo, no importa qué, no dudes en pedirlo; si puedo no dudes que te voy a ayudar–. Kise volteó a verlo, sus ojos nuevamente empapados en lágrimas.


–Mibucchi– Susurró. Reo sintió los brazos del rubio enredados en su cuello, la humedad en su piel le indicaba que el rubio estaba llorando, segundos después, los hipidos se lo confirmaron.


Reo hizo señas a Himuro para que llenara nuevamente   los dos vasos, mientras acariciaba la espalda de Kise para tratar de detener su llanto. No preguntó nada más, tampoco hizo ningún comentario, solo se quedó ahí, así, esperando a que el rubio se desahogara todo lo que necesitara. Minutos más tarde, el llanto había cesado, los leves movimientos espasmódicos eran el único remanente.


–Me botaron– Confesó con el rostro aun escondido en el cuello de Reo.


–Oh– No se le ocurrió nada más que decir. En el fondo sabía que el estado de Kise tenía un trasfondo romántico, pero siendo sinceros, nunca imaginó que alguien pudiera dejar así a Kise. No, tampoco era que lo considerara una persona de piedra o algo similar, simplemente que las personas como Kise tienen todo para enamorar a cualquiera, él incluido, pues en algún momento llegó a sentirse atraído por él, pero por respeto a Mayuzumi lo dejó pasar.


–Salimos desde la secundaria– Kise se levantó y miró a Reo para después tomar su vaso y terminarlo de un solo golpe. –Estábamos en el mismo club. Ambos amábamos el baloncesto–. Levantó su vaso vacío hacia Himuro, quien inmediatamente le sirvió otra copa.


–Yo siempre lo admiré. Si lo hubieras visto jugar tú también lo habrías hecho, y no te rías que es cierto. Sus saltos eran fenomenales y sus clavadas… ¡Lo digo en buen sentido!


‘Él era la estrella del equipo y yo quería ser como él. Aun así, él siempre me ganaba en los encuentros que teníamos. Comenzamos una relación de amistad, si podría llamársele así, por esa rivalidad; él, Aominecchi y yo siempre competíamos y aunque siempre me ganaban me divertía mucho. Yo no podía ser más feliz, en las tardes siempre nos quedábamos jugando y él siempre me enseñaba nuevas jugadas.


‘Poco a poco me fui enamorando, lo confieso. Aunque no sé en qué momento pasó, en un abrir y cerrar de ojos andaba babeando por él. Lo malo del asunto era que él no se daba cuenta, de verdad que hice todo porque notara que arrastraba el tapete por él y mira que ser discreto no es lo mío, Mibucchi, ¡pero parecía que Kagamicchi era ciego! – Hizo un puchero– Incluso Akashicchi y Kurokocchi se dieron cuenta– Suspiró.


–Bueno, el punto está en que gracias a eso él y yo comenzamos a salir.


–¿Sei-chan te ayudó? – Preguntó con incredulidad– No sabía que se le daba andar de cupido. – Reo y Akashi habían estudiado en la misma preparatoria, y aún después de tanto tiempo seguían en contacto, era una de las personas a las que Mibuchi podía considerar como amigo.


Una risita se escapó de los labios de Kise – En realidad fue Kurokocchi.


‘Él era… bueno, es muy amigo de Kagamicchi a pesar de lo celoso que se pone Akashicchi por eso. Gracias a Kurokocchi Kagamicchi me dio una oportunidad cuando se dio cuenta de lo que sentía por él. Pensándolo ahora no fue buena idea que se fijara en mí solo porque a mí me gustaba; pero en ese momento era un chiquillo y estaba feliz por estar con él.


‘Durante la secundaria realmente teníamos una buena relación. Éramos como cualquier otra pareja experimentando juntos. La primera vez que me tomé de la mano en sentido romántico fue con él, se veía muy lindo sonrojado y sabía que yo estaba igual. Nuestro primer beso fue tan romántico– Dijo con ensoñación– Y los que siguieron fueron igual de lindos. Mi primer faje también fue con él, claro que lo inicié yo, aunque al final fue él el que tomó el control.


‘Fueron buenos tiempo en la secundaria– Una sonrisa nostálgica se formó en su rostro– Pero como suele pasar, no todo es color de rosa.


‘Inevitablemente salimos de la secundaria. Sabía que las cosas podrían cambiar y eso era precisamente lo que no quería; no tienes idea de cuánto le rogué a mi mamá para que me dejara ir a Seirin para poder estar con él, pero ya se había decidido que iría a Kaijou y era un chiquillo, tenía que obedecer. No me quejo por eso, me fue muy bien ahí y conocí a muchos amigos, incluso Kasamatsu-sempai cuando se graduó me dijo lo feliz que estaba de haberme conocido– Sonrió– Aun así, en cada oportunidad que tenía me escapaba para ir a verlo.


‘Kasamatsu-sempai me regañó varias veces por eso. Muchas veces me encontraba con Akashicchi que visitaba a Kurokocchi y otras no veía a Kurokocchi porque se había ido a Rakuzan a visitar a Akashicchi.


‘Porque sí, ellos se visitaban mutuamente, en cambio, Kagamicchi nunca fue a Kaijou, era siempre yo el que hacía tiempo para verlo incluso dejando mis deberes de lado.


–Kise…– El rubio comenzaba a llorar nuevamente, pero no dejaba que los sollozos salieran de su boca. Con brusquedad tomó un trago de su bebida y se limpió las lágrimas.


‘Fui un imbécil, lo sé.


‘Las señales eran claras y estaban justamente en mis narices. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver y es cierto. Incluso Kurokocchi me dijo una vez que si no era feliz junto a Kagamicchi lo dejara, no había nada que me atara a él, pero yo estaban tan enamorado, tan idiotizado por él que no le hice caso; lo insulté e incluso le dije que era él el que no era feliz con Akashicchi y que estaba celoso, que quería quitarme a Kagamicchi, ¿Te imaginas? – Una risa amarga salió de sus labios.


–Akashichi me hubiera descuartizado si hubiera visto la expresión de Kurokocchi en ese momento. Supongo que fui muy duro, además de tristeza había miedo y preocupación en su mirada… Mi obsesión con Kagamicchi me estaba convirtiendo en un mounstruo.


‘Ese día Kurokocchi hizo lo que hacen los amigos: habló con Kagamicchi. Siempre admiré eso de él, a pesar de haberle dicho cosas horribles él seguía preocupándose por mí, seguía procurándome– Sonrió con nostalgia. Por primera vez en ese tiempo en la barra, Reo pudo ver un brillo en los ojos de Kise, una luz provocada por la amistad incondicional de la pequeña sombra de Seirin.


–Aun hoy no sé qué fue lo que Kurokocchi le dijo a Kagamicchi, solo sé que logró enfurecer al tigre. Izukicchi me contó que Kagamicchi golpeó a Kurokocchi, Teppei-san tuvo que agarrarlo, todos tenían miedo de que le hiciera algo, pero después del primer golpe se arrepintió. Kurokocchi tuvo que esconderse de Akashicchi para que no viera su moretón y matara a Kagamicchi por haberle puesto más de un dedo encima a Kurokocchi– Tomó de su vaso dejándolo vacío, pidiendo a Himuro con un gesto que lo llenara. Reo, por otro lado, no había probado ni siquiera un sorbo desde la última vez que se lo sirvieron.


–¿Sabes? Creo que ese día Kurokocchi le dijo algo grave a Kagamicchi.


–Ya lo creo, sino no lo hubiera golpeado.


–No, no lo digo por eso.


‘Kurokocchi y Kagamicchi siempre han sido muy buenos amigos y han tenido peleas feas, pero aún muy enojado, Kagamicchi nunca le había puesto un dedo encima a Kurokocchi. Después de ese día se distanciaron, más que nada fue Kagamicchi el que no quería hablar con Kurokocchi. – Kise respingó repentinamente– ¡No vayas a decirle a Akashicchi, por favor! – Miró con ojos suplicantes a Reo– Kurokocchi me mataría si Akashicchi le hace algo a Kagamicchi ahora que ya están bien.


‘Por mí no habría ningún problema, pero le prometí a Kurokocchi que no diría nada.


Reo sonrió comprensivo. – No te preocupes, soy una tumba.


Kise sonrió complice– En fin– Regresó la mirada a su vaso y jugó con los hielos – El resto de la preparatoria transcurrió con  normalidad y en la universidad decidimos mudarnos juntos. Fue por esa época que todo comenzó a ir mal. Cada vez con más frecuencia Kagamicchi llegaba tarde o no llegaba, era como si viviera solo en el departamento.


‘Sentía la cama muy grande para mí solo. El lugar en general me deprimía, sabía que estaba haciéndome daño y ahora no tenía a nadie que me diera su apoyo, no con Kurokocchi en estados unidos, aunque era obvio.


‘Mi vena masoquista salió y aguante durante cuatro años sin reclamar nada. Ingenuamente creía que Kagamicchi estaba ocupado por la universidad, cuando ambos salimos y las continuaron de la misma manera fue que comenzamos a pelear, y así siguieron las cosas por dos años más. Llegó un momento en que ya no me importaba, o al menos trataba de que fuera así, dejé de preguntarle todo, de preocuparme por él y  ni siquiera se dio cuenta. Todo cambió hace tres días, cuando llegó y me confesó la verdad: Está enamorado, pero no de mí.


‘No reclamé nada, no lloré frente a él; no iba a dejar que me viera sufriendo por él, no se merece eso– Limpió una lágrima traviesa y suspiró–, ¿Qué más podía hacer? No puedo forzarlo a que me ame. Esa misma noche se fue y yo resistí dos días, hoy no pude más. Y así llegamos a este momento, hasta ahora pude desahogarme– Kise volvió a llorar y Reo supo que realmente Kise había amado a Kagami, que aún lo hacía.


–¿Sabes? Siempre escucho a las mujeres quejarse de que los hombres no las comprenden, de que no saben tratarlas con cariño y ternura; incluso algunas me dijeron lo afortunado que era porque soy hombre y sé cómo tratar a otro hombre para hacer que la relación funcione. Se sorprenderían al saber que las relaciones homosexuales no son de color rosa como ellas lo creen.


‘Es que… no entiendo, ¿Qué hay de malo conmigo? Le di todo de mí y aun así no le bastó, no fue suficiente para que me amara. Él… ¡él era como mi Romeo, yo hubiera muerto si él lo hubiera querido!; estúpidamente creí que nuestra historia si tendría final feliz.


Un pesado silencio se instaló entre ellos, solo opacado por la música del bar y las charlas entre las demás personas, ajenas totalmente a pena del rubio.


–Ryou-chan, no hay nada de malo en ti, ¡mírate!, eres más que perfecto. Si Kagami-kun no te supo valorar es porque es un idiota. ¡Por Dios! No me digas que de verdad querías tener una historia como la de Romeo y Julieta. Esa es una historia más que ficticia, ellos eran algo así como extraterrestres ingenuos, totalmente ignorantes de lo que es verdaderamente la vida y el amor.


‘Además, no creo que tengas trece años y te apellides Capuleto, ¿Verdad? – Kise sonrió, por primera vez sin mostrar tristeza desde que se habían encontrado. – Lo finales felices nos iempre son como los pensamos, a veces nuestro final feliz es simplemente un nuevo comienzo, una oportunidad para iniciar de nuevo y hacer las cosas bien, ahora siendo más sabios.


‘No eres el único que sufre por amor– Reo bebió de su vaso tomando la mitad del contenido – Y aunque no creo en eso de que un clavo saca a otro clavo, si creo en que la soledad es una pésima compañera y consejera.


Kise enmudeció – Ryou-chan, me gustas, siempre me has gustado y aunque no puedo decir que te amo si puedo asegurarte que nunca te voy a engañar, siempre seré sincero contigo.


–Mibucchi, yo…


–Sé que es muy pronto, pero no digo que comencemos una relación justo ahora – Sonrió – Podemos conocernos un poco más y después poco a poco vemos que pasa.


Reo tomó su mano por encima de la barra y Kise sonrió, sellando una muda promesa de que intentarían sanarse las heridas el uno al otro.


Desde esa noche, aún sin acordarlo, tenían una cita, noche tras noches en aquel bar, donde frente a la barra, nacía una nueva pareja de amantes.


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