Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My perfect boy. por Kuraikun

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holii, hoy vengo con un one-shot la verdad es que es el primero que hago así que espero que me haya quedado bien y que os guste tanto como a mí escribirlo ^^

Espero vuestros comentarios, muchas gracias de ante mano y hasta la próxima :3!

PD: Espero que os riáis con algunas partes (?)

Estaba en la habitación que compartía con Hiroto en la cama, dando vueltas en ésta; debido a que no podía conciliar el sueño.

Hoy por una parte, mi día fue bueno, porque pasé bastante tiempo con Gouenji-kun, el chico del cual estoy enamorado, aunque por otra parte no dejaba de recrear una y otra vez un momento bonito, pero que fue interrumpido.

Que qué pasó, ah bueno, os lo contaré a continuación:

FLASHBACK.

Cuando me levanté por la mañana, estaba más o menos emocionado, ¡Le confesaría mis sentimientos! Estuve días, practicando para aquello, y estaba completamente seguro de que todo saldría bien.

O eso pensaba.

Estábamos todo el equipo desayunando preparados para irnos a entrenar, y cada uno se fue levantando cuando ya hubieron terminado, en eso veo que Gouenji se levanta.

-Corre, Fubuki-kun, es tu oportunidad, y no tengas miedo, estoy seguro de que corresponde a tus sentimientos-me animó Hiroto con una sonrisa amable, asentí con la cabeza y me dirigí a él con la intención de declararme, pero por supuesto algo más apartado de los demás, no quiero que vean mi declaración, sería demasiado vergonzoso.

Cada vez estaba más cerca de él, y sentía como mis mejillas ardían, y como mis nervios aumentaban con tan solo su presencia, ¿qué era lo que tenía para gustarme tanto?

Tal vez ese pelo rubio parecido al de Vegeta, esos ojos negros, en los cuales me perdía observándolos, o sus sonrisas ladeadas, o tal vez esa personalidad tan misteriosa que tenía, nunca podrías saber qué era lo que pasaba por su mente.

-G-gouenji-kun-le llamé con voz temblorosa y con las mejillas ardiendo, cosa que odiaba; con mi piel pálida se notaban muchos más mis sonrojos, ¿por qué tendría que ser tan jodidamente tímido?-Sígueme un momento, tengo algo que decirte-él me miró extrañado y sin mediar palabra, me siguió hasta fuera del comedor, justamente detrás de la concentración, por ahí nadie pasaba y no podrían interrumpirnos.

Estaba muy nervioso, casi podía sentir como en cualquier momento mi corazón se iba a salir de mi pecho, pero lo más importante, ¿cómo debería de empezar? ¡Ya se me había olvidado por completo las líneas que me había aprendido!

-Bueno, dime-me alentó a que le contara de una vez por todas aquello, seguro que ya se estaba impacientando.

-Eh…bueno…yo…-mientras trataba de decir dos simples palabras, no dejaba de jugar con mis dedos y murmurar cosas sin sentido; en eso noto que Gouenji se está intentando aguantar la risa, seguro para no ofenderme, si es que me tenía que ver muy patético.

-Fubuki, ¿te encuentras bien? No estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo

-Yo quería decirte, que yo…bueno tú m…me g-g-u…-estaba a punto de decirle, mas algo o más bien alguien, cuyo apellido empieza por E y acaba por U, nos interrumpió.

-¡Eh, chicos, venid que la práctica ya ha comenzado!-en esos momentos me dieron ganas de matar al capitán de las maneras más atroces que se me pasasen por la cabeza, mas no podía, tenía que controlar mis instintos asesinos, a veces pienso que se me quedó parte de la personalidad de Atsuya en mí.

Pero bueno, no podía desanimarme, ya tendría otra oportunidad de declarar mis sentimientos.

-Sí, ya vamos-y así los tres nos fuimos a entrenar.

Como si fuese poco que mi declaración resultase fallida por culpa del retrasado del capitán; a Gouenji y a Toramaru se les desvió su remate combinado, ¿y adivináis qué? ¡Sí, me dio a mí! Como si no tuviese ya suficiente con el balonazo que me dio contra el partido del equipo definitivo de la Academia Alius, el Génesis.

Gouenji a veces tenía una manera muy rara de arreglar las cosas.

Caí al suelo mareado, todo a mí alrededor me daba vueltas, incluso vi a dos Gouenjis, después todo se volvió negro.

Aunque ahora que lo pensaba, el día no acabó tan mal, porque cuando desperté, estaba apoyado en el regazo de él, con un paño en la frente, seguramente por el golpe.

-Ah, ya has despertado-me miró y pudo ver como sus ojos reflejaban algo de tristeza, ¿por qué?- Lo siento, se nos desvió el tiro. ¿Qué tal te encuentras?

-B-b-bien-no pude evitar tartamudear, ¡no podía creer que estuviera así con él! Era como un sueño hecho realidad.

Despacio me levanté de él, no podía aprovecharme de su amabilidad, sin embargo al hacerlo, de nuevo todo me daba vueltas. No creía que el golpe fuese para tanto.

-Mentiroso, anda, será mejor que te lleve a tu habitación para que descanses-antes de que pudiera protestar, Gouenji ya me llevaba entre sus fuertes brazos, si seguía así me iba a dar un ataque al corazón, y lo peor de todo eso, es que por las cercanía de ambos, él lo podría notar, ¡no quería eso!

-¡No! ¡Espera Gouenji-kun puedo caminar solo!-protesté ruborizado, incluso podría decirse que más que el pelo de Hiroto. Al ver como no me soltaba y me hacía caso omiso, comencé a patalear, sin importar que pudiera caerme de sus brazos, mas él me agarró más fuerte.

Me llevó a mi habitación, y con cuidado me dejó sobre la cama.

-Gracias-le agradecí totalmente avergonzado y me cubrí con las sábanas hasta la cabeza para que él no viera lo terriblemente patético que estaba así.

-De nada. Bueno, será mejor que descanses, voy a seguir entrenando con los otros-se despidió y se dirigió hacia la puerta, no quería que se fuese; así que con rapidez sin importar que aún seguía mareado, incluyendo un fuerte dolor de cabeza, le agarré de la camiseta, impidiendo así que se fuera.

-No me gusta estar solo-en parte era mentira, ya no le tenía miedo a la soledad; mis amigos estaban conmigo, a pesar de que Endou hiciera que mis instintos asesinos despertasen.

Eso me recordó a cuando le tenía miedo a las tormentas, y le grité eso mismo a Gouenji, y él se fue enfadado por querer ser perfecto.

-Si me prometes que te estarás quieto en la cama descansando, me quedaré contigo-pero esta vez fue diferente, él se quedó haciéndome compañía, sin embargo eso no quitaba que seguía algo malhumorado por mi interrumpida declaración.

FIN FLASHBACK.

-Fubuki, ¿sigues despierto?-me preguntó Hiroto desde la otra punta de la habitación, se me había olvidado que él no tenía el sueño muy pesado, así que con cualquier ruido se despertaba.

-Sí, es que no puedo dormir. ¿Me puedo ir a tu cama?-le pregunté ante su mirada desconcertada; mentiría si dijera que no echaba de menos a mi hermano, y cuando yo no podía dormir, siempre me iba con él.

-¿A qué viene eso?

-L-lo siento, es que cada vez que no podía dormir, me iba con mi hermano Atsuya, pero tal vez a ti te incomode-me resigné a que no dormiría a su lado, mas para mí sorpresa no fue así.

-No, que va, puedes venirte si quieres-así fue como pasé la noche durmiendo junto con Hiroto,  esperaba dormir sin complicaciones, sin embargo no fue así; cuando mi amigo pelirrojo concilió el sueño, y yo seguía ahí muriéndome del aburrimiento, empezó a murmuras cosas ininteligibles, y no pude pegar ojo en toda la maldita noche.

Después por la mañana temprano, me empecé a reír sin parar despertando a Hiroto que me miraba desconcertado, hasta que enrojeció al comprender el por qué me reía tanto, y seguido dio un salto en la cama yéndose al baño.

-Te espero abajo, ya es la hora de entrenar-me vestí y con rapidez fui a desayunar, aguatándome la risa de alguna manera; fue demasiado gracioso, escucharle gemir el nombre de Midorikawa, y luego verle con una erección.

Sabía que era pervertido, pero no tanto.

Vi como entraban por la puerta el capitán junto con Gouenji, y éste se sentó a mi lado, ya que el sitio estaba libre.

-Buenos días. ¿Y Hiroto? Siempre está aquí contigo, que raro que no esté-preguntó el ceño fruncido.

-Buenos días.-le respondí tratando de aguantarme la risa, era para haberlo grabado con la cámara, que pena que no tuviese una encima en ese momento.-Tuvo un problema-le expliqué estallando en risas, no todas los días ves a Hiroto más sonrojado que su propio pelo.

Al parecer a Gouenji se le pegó un poco mi risa, y sin saber qué era lo que pasaba, escuché como se carcajeaba, era la primera vez que lo veía reírse debido a lo serio que era.

-¿Te ríes de sus desgracias? No me esperaba esto de ti-decía entre risas.

Estaba a punto de explicarle qué ocurrió, cuando el entrenador llegó, y anunció que hoy tendríamos el día libre, por el esfuerzo de los partidos que hasta ahora todos estaban ganados, y esperaba a que así siguiese.

Era mi oportunidad de pasar tiempo junto a él a solas.

-Gouenji-kun, ¿te apetecería pasar el día conmigo? Si no tienes nada que hacer claro…-me expresé con cierto nerviosismo, típico de mí, que sin embargo yo odiaba con todas mis fuerzas, estaba seguro de que incluso él, aunque no se lo hubiese dicho, sabía de mis sentimientos. Siempre he sido tan obvio, no sé cómo puede ocultar sus expresiones tan fácilmente, no me cabía en esa cabecita mía, pero bueno, me estoy desviando mucho del tema.

-Claro, ¿por qué no?-así que nada más terminar de desayunar, salimos los dos juntos de la concentración. Era un tiempo maravilloso para salir a pasear; el sol brillaba con intensidad, el cielo estaba despejado sin ninguna nube de por medio, mostrando su brillante azul, el cual me encantaba. Siempre me había encantado el azul, sin duda era mi color favorito.

Ahora que lo pensaba…Lo había invitado a salir, pero, ni siquiera sé qué se supone que vamos a hacer. Sí, lo sé, es para darme una patada en la boca de lo genial que suelo ser a veces. ¿A quién pretendo engañar? Era una patata. Y para mi desgracia, no sabía ni sacar tema de conversación con él, esto no podía ir a peor.

-¿Quieres ir a por un helado? A pesar de que no es verano, sino otoño, hace un poco de calor ¿no crees?-me comentó mientras se quitaba la sudadera de Inazuma Japón, dejándose ver una camiseta de tirantes blanca, junto con su bien formados brazos. Sentí como mi corazón entonces comenzó a bombear con rapidez, y fuerza, desbocado totalmente, con tal solo ver aquella imagen, tan…Sensual. Dios mis hormonas están demasiado revoloteadas, con nada ya saltaban. Debido a mis nervios solo atiné a asentir, sintiéndome de nuevo patético. Y eso que solo había visto sus brazos. No sé cómo lo hacía en los vestuarios no lo podía ver.

En ese momento me di una buena hostia, pero no delante de Gouenji, sino ya es que piensa que debo de ir a un psiquiátrico, y con urgencia. Sino que me la di mental, ‘’Dios ¿en qué mierdas estás pensando, Shirou? Dejemos esos comentarios pervertidos de lados, y centrémonoslo, en pasarlo bien con Gouenji. Sí, eso debería de hacer’’.

En cuanto menos me lo esperé, llegamos a un puesto de helados.

-¿De qué sabor lo quieres? Yo invito-me sacó de mis pensamientos, la suave voz del rubio, el cual me observaba expectante esperando a que de una vez por todas me decidiera.

-¿Qué? No hace falta que invites-reproché, aunque en el fondo me moría de ganas, pero por otra parte me daba algo de apuro.

-Dios-soltó de nuevo una leve risa, la cual era música para mis oídos.-Si no es para tanto, es solo un helado, ni que me fuera a quedar pobre por invitarte.-tenía razón y me comencé a reír junto con él. Antes de que pudiese responder, la dependienta nos miró con una sonrisa, que no supe muy bien identificar, y además de que son de estas que dices, que lo responderá a continuación no será nada bueno.

-Qué buena pareja hacéis, sois muy monos, cuando os caséis por favor invitarme a la boda-tras decir aquello, se empezó a reír, nos había avergonzado tanto a mí, como a él, aunque sonase muy extraño, percibí un leve sonrojo en sus mejillas. Quizás el mundo acabaría hoy. Gouenji carraspeó dando a entender, de que mejor no siguiese hablando del tema, que nos abochornaba a ambos, aunque más a mí.

-Eh…Pues lo quiero tropical-dije por fin, y él pidió uno de fresa. Y nos fuimos de allí pitando, por si acaso la dependienta loca nos volvía a decir algo como aquello o peor aún, ¿quién sabe? Como dice la canción, Jonny la gente está muy loca.

Nos fuimos a un pequeño parque cerca de aquí sentándonos juntos en el césped bajo la sombra de un gran árbol, para comer tranquilamente nuestros helados de cucurucho.

-¿Puedo coger un poco de tu helado?-pregunté con ganas de saborear también el de fresa.

-Claro-me respondió con rapidez.-Pero luego me tienes que dar un poco del tuyo-asentí con la cabeza y me acercó el helado un poco, pero antes de que pudiera saborearlo, el idiota del rubio, no se le ocurrió otra cosa que mancharme la nariz con éste, mientras se reía un poco. Hoy al parecer sí que se encontraba de buen humor. Al principio quería intimidarle un poco mirándole serio, pero eso solo hizo que su risa aumentase aún más, y al final a mí se me acabó contagiando.-Eso de intimidar no se te da bien, ¿eh, Fubuki?-bromeó todavía más, y me tendió un pañuelo, con el cual me limpié.-

-Que gracioso-le contesté con sarcasmo obviamente, pero nos reímos aún más que antes, como él bien decía no era muy bueno para intimidar. Después me ofreció un poco de su helado, y yo del mío.

-Te has manchado-me soltó de repente.

-¿Dónde?-pregunté con la intención de limpiarme, con el pañuelo antes dado, sin embargo, sentí como Gouenji se acercaba peligrosamente a mi rostro, ¿qué pensaba hacer? Estaba muy cerca para mi gusto, y estaba a punto de apartarlo de mí, pero estaba totalmente paralizado por los nervios que me producía aquella distancia, ¡estaba claro era un asesino y para no levantar sospechas, quería matarme de un paro cardíaco, o peor aún…un infarto! Entonces sentí como lamía mi mejilla justamente donde me había manchado de helado, haciendo que de inmediato mis mejillas enrojecieran de golpe, y que mi corazón latiese aún más rápido de lo que iba si era posible.

‘’¿Qué acababa de pasar?’’

-¿P-por qué has hecho eso?-pregunté una vez que pude calmar mis nervios y mi corazón.

-Te habías manchado.- ‘’Oh, ¿no me digas? ¿En serio? No lo sabía’’-Y como no tenía otro pañuelo…-su excusa no sonaba muy convincente, pero no decidí creerle.

Nos quedamos un rato en silencio, solo disfrutando del buen paisaje, y la presencia del uno y del otro, mientras terminábamos de comernos el helado.

Llevaba un rato observándole de reojo; parecía querer decir algo, aunque al final abría la boca y la volvía a cerrar, haciéndome desesperar, pero claro no quería admitir delante de él que no le podía quita la vista de encima de lo loco que me tenía. Hasta que al final se decidió a hablar.

-¿Puedo preguntarte algo?-asentí a pesar de que ya lo había hecho…¿Qué? No me miréis así, me hacía ilusión hacer ese chiste ¿vale?-No sé si preguntártelo, porque a lo mejor piensas que soy un cotilla, o algo parecido, es solo que me da curiosidad.

-Pregúntame lo que quieras sin miedo, no te voy a morder, ni a matar, creo-dijo lo último apenas audible, y prosiguió con aquello que quería preguntarme con tantas ansias.

-Bueno, yo…Me preguntaba si…De verdad lo siento si la pregunta te incomoda-se disculpó antes de seguir, notando como se encontraba nervioso.-Después de lo de aquello.-¿lo de aquello? ¿Qué? No estaba entendiendo una mierda.-El accidente.-me aclaró al ver que le estaba mirando con el ceño fruncido, y se me formó un nudo en la garganta, y noté un dolor intenso en mi pecho, pero no le culpaba, si él quería preguntar, estaba en su derecho.-¿Tú vives solo? Y lo siento de nuevo-tras preguntar aquellas palabras sentí como se acercaba a mí y me rodeaba los hombros para pegarme a él. Le miré un poco sorprendido, pudiendo comprobar que en su rostro tenía un leve rubor. Me parecía la cosa más tierna que había visto en años. Reí levemente, me sentía muy protegido entre sus brazos.

-No, no vivo solo-volví a reír, creo que me formuló esa pregunta porque estaba preocupado por mí, pero no estoy en su mente, por mala suerte no podía saberlo con seguridad.-¿Quién crees que paga mi instituto, o la casa dónde vivo?-negó con la cabeza dándome a entender que no sabía.-Después del accidente, me llevaron a un orfanato de allí de Hokkaidou.-comencé a relatarle, no me importaba contárselo a pesar de que no tuve unos recuerdos especialmente bonitos.-Pasé dos años allí, si te soy sincero, fueron horribles, estaba totalmente solo, los niños me ignoraban por completo, y si se dignaban a hablarme solo era para meterse conmigo, o incluso golpearme…Pero después de haberlo pasado tan mal, una familia vino por fin a adoptarme, aunque yo había perdido toda esperanza, porque era de los más mayores, y claro la gente los prefiere cuanto más pequeños mejor. A pesar de que a veces echo de menos a mi familia biológica, especialmente a mi hermano Atsuya, tengo a una familia más que me cuida.-terminé de explicar con una sonrisa, que se la pegué a Gouenji, el cual me miraba con los ojos brillando, como si de un momento a otro se le fuesen a saltar las lágrimas por haberle contado algo como aquello.

-Lo siento por hacerte recordar malos momentos-me apretó más contra él, dándome así de aquella manera su apoyo.-Por lo menos esa espera valió la pena, ahora por lo que me has contado tienes a una familia fantástica que te cuida, además de unos magníficos compañeros de equipo-asentí con la cabeza, y algo inseguro pasé mis brazos alrededor de su cintura, quedándonos aún algo más pegados. Quisiera que el tiempo se detuviese para poder seguir estando de esta manera con él, era como un sueño hecho realidad.

 

Decidimos algo más tarde ir a una tienda de ropa, algo así como las chicas, cosa que en realidad me parecía algo extraño, pero por mirar y probarnos nuevos estilos, tampoco iba a pasar nada. Cogimos varias camisetas y pantalones y nos metimos en un probador diferente cada uno, uno al lado del otro, aunque me hubiese gustado haber estado ambos en el mismo, mas el mundo a veces era muy cruel, y parecía querer cumplirme ese pequeño deseo.

Cada vez que terminábamos de probarnos algo, salíamos para que el otro nos viese, de verdad esto cada vez me recuerda a lo que hacen las chicas. Aunque también era divertido de alguna forma.

Una vez que ya terminé de probarme toda esa ropa, salí del probador, esperando a que Gouenji terminase, pero creo que aún le quedaba bastante le oía hablar, supongo que era por teléfono, no creo que él tenga TID al igual que yo tiempo atrás.

Me fui a la puerta que daba entrada a los probadores a esperarle, mientras tanto yo me quedé jugando al piano tiles, o como decía llamarlo Hiroto ‘’el pianito’’ Cuando noté que una voz que reconocería a miles de kilómetros de distancia, a pesar de los años que llevábamos sin vernos, se dirigía hacia mi persona. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, y no precisamente uno bueno.

-Vaya, vaya-escuché que decía con su típica voz molesta y arrogante.- ¿Qué tenemos aquí? Si es el pequeño, aunque no tan pequeño.-me partía con su chiste.- Fubuki Shirou.-ni siquiera levanté la mirada del móvil, lo mejor era hacer como si no existiese para no buscarme problemas.-¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme?-siguió hablando al ver que no me dignaba a contestarme. Mierda por su culpa no he podido hacer un nuevo récord.

-Uy, sí, me alegro tanto-le respondí con sarcasmo, y le miré por fin. Era uno de los abusones del orfanato, el cual no había cambiado en años, según mi parecer. Seguía con esa típica sonrisa suya arrogante, con ese pelo azabache revuelto y rizado, salvo que ahora se había teñido el flequillo de rojo. Sus ojos seguían siendo tan negros como los recordaba, esos que tanto miedo me daban, y que me miraban con burla, y esta vez pude distinguir algo más, ¿lujuria quizás? ¿Pensaba llevarme a uno de los probadores y violarme? Si pensaba que seguiría siendo ese niño pequeño indefenso, la tenía clara vamos.

-Me rompes el corazón, Fubuki-me respondió con dramatismo, y por supuesto con sarcasmos, no sabía qué era lo que esperaba, pero yo le miraba con indiferencia.

-Como si me importase.-me guardé el móvil en el bolsillo de la sudadera.-Mira, Sora, si no tienes nada mejor qué hacer, mejor vete ¿vale? No estoy aquí para aguantar tus gilipolleces, ya me hiciste mucho en el orfanato ¿no?-le respondí con rudeza con la intención de decirle algo a Gouenji, como que me dejase entrar en el probador con él, antes de estar aguantando a este petardo. Sin embargo, cómo no, no pasó como yo esperaba; si no que de un rápido movimiento, al parecer al haberle hecho enfadar con mis palabras. Me agarró fuertemente de los hombros, haciéndome chocar contra la pared, quedando de esa manera arrinconado, entre la estúpida pared, y él.

Aunque no sabía quién era más estúpido de los dos, la pared o él, creo que mejor la segunda opción.

Mentiría si dijese que aquel golpe no me había dolido, el tío tenía fuerza, e incluso más de lo que recordaba en mi niñez. Antes de que pudiera apartarle de mí, me agarró fuertemente de las muñecas posicionándolas sobre mi cabeza. Me estaba empezando a acojonar.

‘’Vale, vamos a mantener la calma, me tiene cogida las manos pero no las piernas, así que tengo una vía de escape que la tengo que utilizar como si mi vida dependiese de ello’’

-S-h-i-r-o-u-deletreó mi nombre en mi oído haciéndome estremecer, esto no me estaba gustando ni un pelo. Al final llevaba razón, me veo que me viola en los probadores, pero aún tenía el as bajo la manga, además de que también si veía que la situación se ponía extrema podría empezar a gritar como un poseso y todo arreglado.-Estate quietecito y vamos a pasarlo bien ¿vale?-ni de coña. Tras decirme eso, se acercó peligrosamente a mis labios, Dios, no quería que mi primer beso fuera con este desgraciado, así que como pude eché la cabeza a un lado, lamiéndome la mejilla. Me volví a estremecer, mas esta vez del asco. ¡Me veo que me lavo la cara con lejía para que se me vayan sus putos gérmenes!

Tal vez exagero, pero no me culpéis, imaginaos que estáis en esta situación, ¿cómo os quedáis?

Como en este sitio todo el mundo es especial nadie se coscaba que un pobre niño inocente estaba a punto de ser violado. 

Vi sus intenciones por completo de cogerme como a un saco de patatas y arrastrarme a esos probadores, más antes, sin pensarlo demasiado, y viendo como Gouenji por fin había finalizado esa llamada importante. Me defendí yo solo, como si estuviese tirando mi aullido de lobo, le di una patada en su entrepierna, una muy bien merecida.

Se cayó al suelo con las manos ahí, aguantándose las ganas de gritar y darme una golpiza que no me reconocería ni yo mismo.

-¿Qué ha pasado?-preguntó extrañado, y mientras mirábamos más ropa para probarnos, le conté la pequeña historia del violador que quería hacerme cosas sucias allí mismo, y de un valiente Shirou Fubuki que no necesitaba  de un príncipe que viniese en su rescate.

De alguna forma hay que romper los clichés ¿no?

Aunque debía de admitir que miedo había pasado, como en los viejos tiempo, solo que esta vez al estar más calmado pude pensar con claridad.

 

Durante el resto de la tarde no hubo más intentos de violación, por suerte. Pero el cielo cada vez se estaba oscureciendo más, junto con unas nubes negras, que me decían ‘’Si, Shirou, lo siento te vamos a hacer sufrir, y va a haber relámpagos, de esos que te dan tanto miedo’’

Por la noche cuando estaba subiendo las escaleras tras haber terminado de cenar, escuché el primero, lo que provocó que me quedase petrificado en medio de éstas, asustado y temblando como un cachorrito que es abandonado en la calle, a su suerte, y con el frío.

No quería recordar aquello, tan solo pedía estar tranquilo, y poder dormir como si nada…

-Fubuki, ¿estás bien?-escuché a mis espaldas, y al voltear me encontré con el rubio de nuevo. Al final ni siquiera he podido declararme hoy.-¿Quieres que te haga compañía hasta que la tormenta se vaya?-logré asentir levemente con la cabeza antes de irnos a su habitación. Estaba vacía, ¿dónde estaría Endou? Cuando estábamos a punto de acostarnos en la cama para estar tranquilos, o más bien yo, escuchamos como un ¿gemido? De la habitación de al lado, y creo que era de Kazemaru seguido oímos ‘’Shhh, Kazemaru no gimas tan alto nos van a escuchar’’ De Endou.

Los dos nos miramos a la cara, un poco traumatizados ante eso, aunque luego nos empezamos a reír sin parar, llegó un punto incluso en el que el rubio comenzó a golpear la cama de la risa. No sabía si era debido al trauma producido, o porque no era normal escuchar eso, o tal vez ambas cosas.

Esas cosas más en la intimidad, por favor.

Si te unes al Raimon seguro que no pasan cosas normales.

Tras parar de reírnos, ambos, nos acostamos en la cama, boca arriba uno al lado del otro, sin decir nada, ya que no era necesario. Incluso la tormenta había quedado en un segundo plano, al solamente pensar en que estaba a solas con Gouenji otra vez, estaba claro de que me estaban dando muchas oportunidades, para poder declararme, esta vez sin ninguna interrupción de por medio, mas mis palabras no salían, no sabía ni quiera cómo iba a comenzar a hablar.

Cuando escuché al rubio hablándome, me giré hacia él para poder escucharle mejor, y él hizo lo mismo, quedando de esa manera uno en frente del otro.

-¿Sabes?-comenzó a decirme con una leve sonrisa, de esas que hacía que miles de mariposas revoloteasen por mi estómago.-No sé cómo empezar a decirte esto, pero intentaré ser lo más claro posible y que no suene cursi, porque de verdad estás cosas se me dan mal, por no decir como el putísimo culo.-nos reímos los dos por haber dicho aquello. Había despertado cierta curiosidad en mí lo que me quería decir.-Hace unos días, no estaba seguro de mis sentimientos, me hacía paranoias mentales del estilo, ¿me gusta o  no me gusta? Incluso le pregunté a Endou que se sentía al estar enamorado, ni te imaginas la cara que se le quedó al pobre. Yo también me sorprendería si un amigo sin venir a cuanto me suelta, ¿qué se siente al estar enamorado? Pero como he dicho antes estas cosas no se me dan bien, y al ser tan poco expresivo, saber incluso mis propios sentimientos me cuesta la vida misma. Pero ahora que por fin me pudo contentar con claridad, y el día de hoy que lo hemos pasado juntos, por fin he podido aclarar estos sentimientos que tenía revueltos en mi interior.-vi como hacía una pausa, como si se estuviera preparando para decirme aquello que tanto anhelaba soltar, y yo escuchar. Mi corazón latía como desbocado, ¿esto era una declaración? ¿O estaba tan desesperado que ya incluso me inventaba cosas? Quizás, pero no, esto era la realidad.-T…te amo, Shirou Fubuki, no sé qué tienes que me trae loco-terminó de decir por fin con un leve rubor en su mejillas.

Abrí los ojos como platos, no me lo podía creer, ¿había escuchado bien? ¿Gouenji se me estaba declarando? O ¿más bien, se me declaró? Si esto fuera un sueño, no quería despertar nunca, debido a que siempre que sueño con Gouenji, me acaba rechazando.

Que alegre que soy ¿verdad?

-¿L-lo dices de verdad?-pregunté atónico, sin poder asimilarlo aún.

-Sí, nunca podría mentirte con esto Fubuki, pero si no me correspondes lo…-le interrumpí de inmediato.

-No, no-reí levemente por los nervios que me estaba produciendo esta situación, también era de locos, al igual que en la otra habitación de al lado.-Y…y-y-yo…También te amo Gouenji-dije por fin, con las mejillas más rojas que el pelo de Hiroto, y antes de que pudiera decir otra palabra más, sentí como el rubio juntaba los labios con los míos, en un beso tierno y algo torpe de parte de ambos, por la poca experiencia que teníamos, o por mi parte, nula.

Mientras nos besábamos sentí como me abrazaba por la cintura, pegando más nuestros cuerpos y yo lo correspondí pasando mis brazos por su cuello profundizando de alguna manera algo más el beso. Al separarnos ambos estábamos ruborizados, por la vergüenza.

-¿Entonces quieres salir conmigo?-me preguntó una vez al separarnos de nuevo con esa sonrisa suya, la cual tanto me enamoraba.

-Por supuesto-le respondí con una sonrisa más amplia.-¿Te importa si esta noche duermo contigo?

-No, pero pondré el despertador algo antes, para que nadie se dé cuenta y nos vean aquí juntos, sería un poco, ya sabes…-¡que monada, le daba cosa admitir, que le daría vergüenza que nos vieran aquí juntos!

-Está bien, espérame aquí que voy a ponerme el pijama-le avisé antes de marcharme y volver en cuestión de segundos emocionado. Dormiría con él, es un sueño hecho realidad.

Al llegar vi como él ya se había cambiado, y que me esperaba para que me metiese en la cama junto con él, y de esa forma dormir los dos, juntos, abrazados. Estaba seguro de que esta noche por los nervios no iba a dormir una mierda, pero poco me importaba con tal de poder estar con él.

Me acosté a su lado, nos tapó a ambos con una manta, y de nuevo nos abrazamos.

-Buenas noches, Fubuki

-Buenas noches-levanté un poco la cabeza de la almohada, y como si hubiéramos pensando en lo mismo, nos dimos un beso de buenas noches, antes de caer los dos en brazos de Morfeo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).