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Recuperación por Sorgin

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Los recuperadores miraban con alegría su desayuno. Con el último trabajo habían conseguido pagar las facturas a Paul. Una nueva época llena de esplendor nacía para ellos. Heaven entró en el local con una sonrisa. Traía lo que parecía ser un trabajo sencillo.

 

-Buenos días muchachos.- Abrazó a Ginji por la espalda, quien jamás ponía pegas a ello- Traigo un maravilloso, fácil y rápido tarabjo.- Ban acabo con su café de un sorbo.

 

-¿Fácil?. Tus trabajos jamás han sido fáciles.- Heaven Le dio un golpe en la nuca. Y sacó una foto de una chica de unos dieciséis años del bolso. Los recuperadores la miraron curiosos.

 

-Que guapa.- Ginji recibió un golpe en la cabeza por parte de su compañero.- ¿Qué dije?.- Pregunto inocentemente.

 

-¿Qué la pasa?.- Ban se sobo la mano con la que había pegado a su compañero.

 

-Eso es lo que quieren averiguar sus padres.- La mujer movió la foto como si quisiera hipnotizarlos.- He dicho ya que son una familia acomodada de Sahinagawa.

 

-¿Cuánto?.- Ban siempre prefería las cartas sobre la mesa.- La mujer mostró cinco dedos.

 

-Por cabeza. Y Ban, estamos hablando de millones.- Ahora que los muchachos estaban más interesados la mujer les explicó los hechos.- Desapareció anoche. Al parecer discutió con su padrastro y se escapó por la ventana de su habitación. Su madre me ha dicho que llevaba puesto su uniforme cuando se escapó. Encontraron este papel en su mesilla.- Ban tomó la nota y la leyó se trataba de un número de teléfono. Lo marcó. Dio tono.

 

-“Si lo que quieres es pasar una buena noche y divertirte con gente fantástica no cuelgues…Moshi moshi soy Adachi, ¿quién llama? ” – Ban colgó en el acto.

 

-Es una línea de citas.- Dirigió una mirada preocupada a su compañero.- Vamos a necesitar ayuda.- Heaven tosió para hacerse notar. Ban la miró.- Demasiado mayor.- La ofendida intento asfixiarle.

 

-A esos tipos les gustan las colegialas.- Ginji miro a Natsumi y sonrió, después miro a Ban.- Demasiado peligroso para ella. ¿Y si se lo pedimos a Himiko-chan?.- Ban se encogió de hombros.

 

-Se lo pedirás tú.- Encendió un cigarrillo. Los Get Backers salieron del bar mientras Heaven se miraba en el espejo.

 

- Pero si yo puedo pasar por una niña tranquilamente, ¿verdad Paul?.- Éste simplemente se metió en la cocina a preparar una pizza.- Bastardo.- Dijo malhumorada.

 

Ginji y Ban se dirigieron a casa de Himiko, haciendo una parada informativa en la fortaleza infinita. La red de información de Makubex era mucho más amplia que la suya. Realmente el muchacho era un genio de los ordenadores y en menos de diez minutos sacó la ficha del sujeto con solo el número de teléfono. Retomaron su camino. Llegaron a casa de Himiko y tras unas súplicas de un chivi Ginji, ésta acabo aceptando. Tomó el teléfono y marco el número que Ban le leyó. Sonó y una voz masculina con falsa amigabilidad le habló.

 

- Hola, ¿eres Adachi?.- Pregunto la muchacha haciéndose la incómoda.- Una chica de mi escuela me dio tu número, me dijo que tu conseguías citas.- Hizo un mohín como si sintiera vergüenza.- Entonces, ¿puedes hacer que conozca alguien?. Esta noche, genial. - Permaneció unos segundos en silencio.- Ese pub esta en Shibuya, ¿no?. Claro a las nueve estaré allí.

 

-¿Qué te ha dicho?.- Ban la miraba interesado, sabía lo bien que mentía pero jamás pensó que lo haría con tanta soltura.

 

-Qué esta noche va a haber una fiesta con gente importante y que yo quedaría muy bien allí; a las nueve.- Miro a Ban con desgana.- Ah sí, me ha dicho que lleve mi uniforme.- Los recuperadores estallaron en carcajadas.

 

-Si os hace tanta gracia vais vosotros vestidos de colegialas.- Silencio.- Bien, conseguidme uno.- Suspiró Pero su cara cambió a extrañada cuando vio a Ban sacando uno del maletero de su Suburu.

 

-No preguntes.- Le amenazo Ban.

 

-¿Es qué tienes fantasías eróticas con Ginji así disfrazado?.- Ban la dirigió una mirada asesina.- Vale me cayó.

 

A la hora señalada los recuperadotes aparcaban su coche cerca del lugar de encuentro. Ginji estaba demasiado callado para ser él. Midou le hizo reaccionar con un suave golpe.

 

-¿Qué atormenta a tu cabecita ahora?.- Preguntó buscando en sus bolsillos el paquete de cigarros.

 

-Vas a morirte de cáncer.- Le dedico una fingida sonrisa, Ban le contesto con una mirada “no cambies de tema” marca registrada.- Según Makubex ese hombre es un proxeneta, por mucho que lo niegue. Se dedica a engañar a adolescentes.

 

-¿Y?, ¿qué te preocupa?.- Golpeó el mechero que no se encendía, se le había acabado el gas. En un momento tan importante como ese. Ginji se acerco a él y produjo una chispa que  encendió el cigarro.

 

-¿Y si llegamos tarde?. Esa niña piensa que esto solo es una cita con alguien que la va a invitar a un par de copas. ¿Qué pasaría si la forzarán?.- Ban expulso el humo con desgana.

 

-Ella se lo busco.- Ginji le miro sorprendido.- Fue ella la que corrió a llamarle; quizás si sabía lo que había detrás.- Encogió los hombros ante la sorprendida mirada de su amigo.

 

-A veces das miedo.- Ban iba a contestarle cuando vio a Himiko entrar en el local con el uniforme.

 

Iban a entrar tras ella cuando el portero se puso delante, impidiéndoles el paso. Ban trato de sobornarle, pero éste simplemente le señaló el final de una larga cola. Iba a golpearle cuando un hombre salió y vio a Ginji.

 

-¿Eres idiota de nacimiento o te entrenas?.- Miro enfadado al portero y señaló al rubio.- ¿Es qué no ves qué es uno de mis invitados?- Puso su brazo alrededor de los hombros de Ginji e hizo que el castaño les siguiera. Eligieron una mesa algo apartada desde dónde veían a Himiko.- ¿No sabía que te gustaba este ambiente?.

 

-Estamos trabajando Misaki.- Ban escupió las palabras mientras se colocaba al lado de Ginji y enfrente del otro rubio.

 

-Gracias por ayudarnos.- Sus ojos tristes eran reflejo de sus sentimientos.

 

-Pareces preocupado, ¿qué tomáis?.- Al ver que los muchachos le ignoraban pidió tres cervezas.- ¿Puedo ayudaros?.- Ban le mostró la foto de la muchacha.- Muy guapa y ahora que lo dices si que me suena.- Los recuperadores le miraron esperanzados.- Ese chico que esta con vuestra amiga le busco un hotel. Vendrá esta noche, al parecer Edogawa-san la pidió para esta noche.

 

-Sus padres la están buscando.- Dijo Ginji recuperando su sonrisa habitual.- Solo tenemos que esperar a que venga y entonces la recuperamos.

 

-No os va a ser tan fácil. Se trata de una reunión privada. Puedo colar a uno si queréis.- Ginji se ofreció antes de que el poseedor del Jagan pudiese negarse.- Bien entonces, oye ¿la que esta teniendo problemas no es tu amiga?.

 

Por la salida de emergencia el chico se llevaba a Himiko casi arrastras. Ban salió para protegerla después de dedicarle una mirada a su compañero. A fuera el muchacho subía la falda de la muchacha mientras que contra la otra mano trataba de liberar su hombría. Ban se quedo mirando desde la puerta como la joven le golpeó en el pecho para dejarlo sin aire y después vertía una esencia de corrosión en la ya no viril masculinidad del muchacho quién gritaba de dolor.

 

-Eso fue cruel.- rió Ban, quién no pensaba gastar ni un yen en llamar a una ambulancia.

 

-Ahora sabrá como se siente en la otra posición. Me largo a casa y hazme un favor.- Ban se acercó a ella para acompañarla a su moto.- Olvídate de mí.- el muchacho se rió y se despidió con un beso en la mejilla.

 

Dentro del pub Ginji subió junto con el antiguo camarada de los Volts a una planta superior solo para invitados especiales. El mayor le presento como un joven muy entendido en la materia y le dijeron que serviría las copas. Le sujeto por la muñeca antes de que el antiguo emperador del trueno siguiese al hombre que le iba a dar “un atuendo apropiado”.

 

-Yo nunca he estado ahí dentro así que no se que es lo que va a pasar. Pero dudo que sea algo buena ya que estarás en compañía de líderes Yakuza más buscados.- Le abrazó y aspiro el aroma de sus cabellos, como si se tratase de un niño pequeño.- ten cuidado.

 

-No te preocupes.- Le dedico una infantil sonrisa.- No por nada soy un recuperador.

 

Entró en un vestuario y le ofrecieron ropa para cambiarse. Cuando le dejaron solo suspiro y una voz en su cabeza le dijo “ya me lo esperaba”. Otra en cambió reía pícaramente mientras decía “tenía que haberle dejado a Ban”. Nunca se había sentido tan feliz de estar depilado.

 

Entro en la estancia dónde se reunían los yakuzas con una bandeja de plata y una botella de Chateau Bridoire cosecha del 97 y algunas copas de cristal de bohemia. Se miro en un espejo al entrar y suspiro disimuladamente. Llevaba puesto unos shorts de cuero negro. Y un chaleco del mismo tono y material junto con unas botas con algo de plataforma. Reviso la estancia en busca de la chica y la encontró besándose con uno de los jefes, quién se la llevo de allí a los pocos minutos. Ginji iba a seguirles cuando sintió como una mano le tomaba de la muñeca. Un hombre de unos cuarenta años le miraba sonriente.

 

-¿A dónde crees que te vas tan pronto?.- Preguntó haciéndose el inocente. Ginji no supo que contestarle. El hombre tiro de el y lo coloco sobre sus rodillas. Empezó a besar el cuello pálido del muchacho.

 

-Tengo que ir al baño.- Trato de ponerse de pies pero fue inútil. Los otros dos jefes se acercaban lentamente a él.

 

-No seas tímido, ¿es tu primera vez?.- Pregunto el más mayor.

 

-No tengas miedo lo pasaremos bien.- Dijo el otro. Ginji notó como las manos de esos hombres se perdían en su cuerpo y como le despojaban de la ropa.

 

Los fuertes pares de manos le arrebataron con bruscos tirones el chaleco y los pantaloncitos, que hacían función de calzoncillos. Trato de patear a uno de los hombres, pero fue en vano. Uno de ellos sujetaba sus brazos y otro le separaba las piernas, mientras que el hombre de unos cuarenta años y cabellos negros, mostraba su miembro erecto. Comenzó a masturbarse mientras miraba el cuerpo desnudo de Ginji.

 

 Ban tuvo un mal presentimiento y corrió hacía la discoteca. Se encontró con Kurusu quién intentaba derribar la puerta por la que había entrado el muchacho hacía demasiado tiempo. Ban la derribo con su “mordisco de serpiente”.

 

Dentro de la habitación Ginji era objeto de los deseos sexuales de esos hombres. No quería usar su poder, podría matarlos; sin embargo ese razonamiento perdía fuerza por momentos. El hombre que le separaba las piernas lamió su glande con fuerza y pasión. El hombre que le sujetaba los brazos comenzó a lamerle y mordisquearle los pezones. El antiguo señor de los Volts noto como su interior era humedecido. La botella de vino estaba siendo vaciada en su interior. Sintió el cuello de frío cristal le penetraba violentamente. Quiso gritar, pero no pudo. Un dedo entro en su interior. De pronto su mente se quedo en blanco.

Ban entró en la estancia y miro la escena horrorizado. En el centro de una mesa se encontraba su compañero tumbado totalmente desnudo y a su alrededor la locura había sido desatada. Tres cuerpos electrocutados se preparaban para pagar por sus pecados. Midou trato de acercarse pero esos ojos cafés se lo impidieron. Conocía demasiado bien esa mirada, la misma que el día en que se conocieron. Era la prueba de que el emperador del trueno había renacido.

 

-¡Si has tenido algo que ver en esto te matare!.- Arrojó a un atónito Masaki contra el suelo. La puerta de la habitación de al lado estaba destrozada, los ojos azules miraron a la muchacha y al jefe yakuza que estaba con ella.- Si quieres ayudar a Ginji llévate a la niña a su casa.- Dijo mientras le entregaba un papel con la dirección.

 

-Yo no he tenido nada que ver.- Dijo mientras tomaba a la muchacha aterrorizada en brazos. El jefe yakuza trato de escabullirse detrás de ellos.

 

-Tú no.- La voz de Ban sonaba fría y amenazadora. El antiguo camarada de Ginji cerró la puerta al salir.- ¿Hasta dónde llegaste?.- El hombre suplicaba piedad de rodillas pero para Ban la visión de su destrozado amigo era peor que cualquier otro insulto. El mordisco de serpiente acabo con la vida del hombre. Se acercó al rubio y le abrazo.- Ya ha pasado.-  Sintió una corriente eléctrica recorriéndole la columna vertebral, era doloroso pero no le soltó.

 

El emperador del trueno le miro con frialdad, su niño había desaparecido y ahora solo queda ese ser vació y frío. Cubrió su desnudez, mientras luchaba por que su amigo no le electrocutase, con su camisa. Trato de tomarlo en brazos pero éste se zafo. Rodó hasta caer en el suelo.

 

-¿Qué te han hecho?.- Una pregunta lanzada al aire, conocía perfectamente la respuesta. Había visto los restos de sangre en la mesa y corriendo por sus muslos. Se arrodillo para acariciarle pero una descarga eléctrica le arrojó contra la calcinada pared.

 

-¡NO ME TOQUES!.- Estaba fuera de sí. Ban intento calmarle pero todo fue en vano. Ginji acumuló una gran cantidad de energía que hizo explotar.

 

Jamás supo como consiguió escapar de todo ese infierno en el que se convirtió el local. Tampoco supo como consiguió conducir su Suburu hasta el Honky Tonk. Tenía demasiadas lagunas. Lo único que alcanzó a escuchar al abrir la puerta del bar fue a Natsumi gritando.

 

El dueño del bar le colocó sobre una de las mesas. Tenía un aspecto horrible, quemaduras, cortes y sobre todo sangre. Paul busco por los alrededores a su compañero pero no le encontró. Esto le preocupo aún más. Jubei tardo apenas quince minutos en llegar. Curo las heridas del castaño con técnicas aprendidas de sus antepasados. Los antiguos reyes Volts estaban allí reunidos, incluso Makubex a través de un portátil.

 

-¿Ha dicho algo?.- Kadsuki tenía la cabeza de Jubei apoyada en su regazo, el muchacho había quedado agotado después de realizar las curas.

 

-No.- El dueño del Honky Tonk les miro preocupado.- No y eso me preocupa. No tengo ni idea de lo que ha pasado, pero además Ginji ha desaparecido.- Miro el cuerpo inconsciente que descansaba sobre la mesa.- Ellos nunca se separan.

 

-Bueno este dónde este, esta cabreado.- Shido señaló la ventana. Una tormenta eléctrica se acercaba a la fortaleza infinita.- Makubex, haz un rastreo de las calles de la ciudad baja.

 

-Hace rato que le estoy buscando Shido.- El muchacho se quito sus gafas amarillas.- Sin embargo aún no he conseguido….

 

-¡MAKUBEX!- Gritó el señor de las bestias. La conexión se había cortado.- Definitivamente esta allí.

 

-¿Quién esta en la fortaleza?.- Kakei se incorporo.

 

- Makubex, Ren, Sakura, Teshimine, Emeshi.- Se dispuso a salir por la puerta, cuando oyeron como un cuerpo se levantaba pesadamente.

 

-Dos críos, una niña con complejo de Coco Channel, un viejo y un payaso de tercera.- Rió Ban sujetándose las costillas.- No creo que ninguno de ellos pueda detenerle.

 

-¡Esto es culpa tuya!- Grito Shido y le sujeto por los hombros. El poseedor del Jagan le aparto y se coloco una camisa que le ofrecía Paul.

 

-Sí.- Todos se quedaron de piedra; en especial por que sus ojos empezaban a humedecerse.- Así que es cosa mía arreglarlo. ¡No os metáis!.

 

A pesar del aviso los antiguos compañeros del emperador del trueno le siguieron, Ban estaba a punto de replicar cuando Kadsuki le recordó que Ginji también era importante para ellos. Suspirando y ayudado muy a su pesar por el protegido de Madoka se dirigió en busca de su amigo.

 

El emperador volvía a su castillo con la camisa de su compañero mal atada, la cual apenas le cubría hasta el muslo. Entro en la ciudad baja por las calles más peligrosas. Un paso detrás de otro y cada le alejaban cada vez más de la realidad. Frente a él unos hombres del anillo amenazaban a una pobre mujer con una niña pequeña.

 

-¿Prefieres que se lo haga a tu nieta?.- Al reírse dejo ver que le faltaban tres dientes. Otro hombre cogió a la niña. Se abalanzaron sobre la mujer como bestias. Una descarga cruzo la calle dejando un surco. Los hombres le miraron furiosos al muchacho y la mujer aprovecho para escapar.- ¿Te das cuenta de lo que has hecho mocoso?, ahora tendrás que ocupar su lugar.

 

-Venimos de la zona media de la fortaleza, ¿sabes lo que eso significa?.- Sacó unas navajas gigantes y sonrió.- ¿Bien a quién voy a tener el gusto de destripar?.- No contesto.- ¿Eres idiota?, te estoy preguntando tu nombre.

 

-Raitei.- Un escalofrío les corrió por la columna vertebral. Una luz cegadora fue lo último que vieron.

 

Makubex preparaba los sistemas de defensa. Su amigo estaba fuera de sí y necesitaba pararle. Sin embargo los sistemas perdieron toda su energía, incluso la de reserva. Como una vela prendida en la oscuridad, Ginji era la única fuente de luz en la oscuridad.

 

Ban y los demás entraron dentro de la fortaleza, prendieron el mechero que éste heredo  de Yamato y buscaron el camino hasta las dependencias de Makubex. Por suerte para ellos ese no era el objetivo de Ginji. El peliplateado se arrojó a los brazos de Jubei. Estaba aterrorizado aunque ninguno había sufrido daños.

 

Ban se alejo del grupo siguiendo la presencia de la energía de Ginji. Lo encontró en el mismo lugar dónde se vieron por primera vez. Allí apoyado contra los restos de unos cimientos destrozados se encontraba ese muchacho de ojos castaños que una vez había gobernado sobre las gentes que vivían en ese lugar. Se acercó a él.

 

-Ginji.- No reaccionó.- Ginji mírame.- Su voz estaba quebradiza.- Se que las palabras no significan nada en una situación así, pero…- Seguía mirando el horizonte sin prestarle la más mínima atención.- Ginji, no quiero perderte.- Raitei se giró, la camisa tenía los botones superiores desabrochados. Se veía realmente hermoso.

 

Sin embargo la pelea era inevitable. Los dos dando lo mejor de sí mismos, mostrando todo su poder. El grupo de amigos se acercaron para contemplar la escena. Ninguno bajaba la guardia, tampoco parecían querer detenerse. Una danza de violencia y muerte que les llevaba al éxtasis. Un baile en el que cualquier pequeño roce les causaba dolor y placer. Sin percatarse entraron en el interior de una casa abandonada. El castaño empujo a su compañero contra el suelo y se quedo encima. Ginji desvió su mirada, mientras Ban se dejaba cortejar por la visión del cuerpo que estaba bajo el suyo. Actuó por instinto.

 

Beso las mejillas de su mejor amigo y después sus labios. El rubio reaccionó positivamente al contacto, giro los ojos para mirarle. El castaño le dedico una sonrisa mientras desabotonaba la camisa. Si debía tener algún recuerdo de aquella noche haría que fuese agradable. Succiono los pezones de su amante ocasional. Lamió su pecho, con ternura y bajo su lengua hasta el ombligo de este haciéndole cosquillas. Su Ginji empezaba a despertar. Humedeció de nuevo su lengua y dibujo el contorno de sus muslos interiores. Tomo el miembro de este y lo acaricio suavemente; sonrió al notar como este se sonrojaba con su contacto. Después sin darle tiempo a negarse lo succiono completamente. Sintió un pequeño calambre recorrer su boca lo que sirvió para excitarlo aún más.

 

Ginji miraba a su compañero sin entender nada, sentía sus mejillas arder. Un nudo en la garganta le impedía hablar, a sus oídos llegaba la voz de Ban apenas en susurros le prometía que esta sería la mejor experiencia de su vida. Vio como el castaño se desprendía de sus prendas sensualmente y se acariciaba su masculinidad. Una parte de él quería salir corriendo de allí, otra deseaba que esa locura no acabase nunca. Lamió los dos dedos que le ofreció el castaño y a los pocos segundos notó como uno se habría paso en su interior. Le costo acomodarse a él. Aún así pronto comenzaron a inundar la estancia gemidos de placer.

 

Los antiguos compañeros de armas de Amano se habían acercado para asegurarse que todo iba bien. Como transformados por Medusa miraron la escena atónitos, para después salir de allí a toda velocidad.

 

-Ahora entiendo como le venció la otra vez.- Dijo Shido aún sonrojado.

 

-Ahora entiendo por que decía que se estaba divirtiendo y no quería volver.- Rió nerviosamente el maestro de los hilos.

 

-Cuando Akabane se entere de la manera en que Ban venció a Raitei se va a decepcionar mucho.- Jubei intentaba ponerse serio.

 

-¿Quizás también quiera probar?.- Todos miraron a Makubex.- ¡¿Qué?!, era él el que decía que le gustaba probar nuevas experiencias.- Rieron ante el comentario y fueron ha reunirse con sus compañeros antes de que estos se impacientarán y decidirían seguirlos.

 

Mientras en la habitación Ban penetraba poco a poco, muy dulcemente, a su compañero; no quería que sufriera aún más. Sintió como la estrechez de éste se abría causándole el mayor de los placeres. Aceleró el ritmo sin percatarse de ello y Ginji se quejó obligándole a reducirlo. Pronto se acomodaron el uno al otro. Sintió como su semilla se desparramaba en su interior de manera violenta y lamió la que el muchacho de cabellos rubios expulso contra su estómago. Le sujeto por la nuca y le beso con pasión. Después sin una sola palabra se dirigieron hacía la habitación que solía ocupar Ginji, se ducharon y se vistieron. No entablaron conversación en toda la noche.

 

Por la mañana entraron en el Honky Tonk silenciosamente. Los que allí estaban les miraron con ocultas sonrisas. Paul les invito a un café y un trozo de pastel para sonsacarles algo de información, ya que los camaradas solo habían reído ante la pregunta. Incluso Heaven vino para felicitarles por que los padres de la joven la habían llamado para agradecerles el trabajo y pagarles. Ni siquiera Ban saltó de alegría al ver el cheque simplemente se lo dio a Paul.

 

-Cóbrate las deudas jefe. Y pon lo demás en nuestra cuenta para las vacas flacas.- Miró de reojo a Ginji quién llevaba su antigua ropa de Raitei. Se veía realmente hermoso.

 

-Deberíais pensar en comprar una casa.- Dijo el hombre de las lentes oscuras mientras cogía el cheque.

 

-Ya, ¿y con que lo pagamos?.- Se encogió de hombros.- Ya sabes como es este trabajo. Un día tienes una buena paga y el resto del mes no tienes ni las llamadas de encuestas de la telefónica.

 

-Aún así.- Les miro de reojo.- ¿De dónde sacaste esa ropa Gin-chan?.-El muchacho le dirigió una tierna sonrisa.

 

-Ayer pase por la fortaleza infinita a recoger algunas cosas.

 

 

-Ahora que lo comentas, ¿que paso ayer?.- Unas risitas en el fondo de la sala, provocadas por Jubei, Kadsuki y Shido, pusieron nervioso a Ban, quién fingió indiferencia, mientras bebía su café.

 

-Tuve un ataque de ansiedad.- Respondió Ginji tranquilamente. Ban casi se atraganta al mirarlo; jamás pensó que podría mentir tan fácilmente.

 

-¿Y menudo ataque que le dio?.- Rió Shido.- Deberías haberles visto, ¿eh Ban?.- este fue a responder cuando la taza del señor de las bestias estalló.

 

-Shido.- Algunas chispas brillaban alrededor de Ginji.- ¿Sabes lo que le pasa aun animal cuando le cae un rayo?.- le dedico una sonrisa. El castaño afirmo.- Bien.- Ban le dirigió una tierna mirada a su compañero y sin poder evitarlo le abrazo por la espalda.

 

-Deja ya de hacerte el emperador, hace rato que salimos de la fortaleza.- Sus labios se juntaron en un profundo beso.- Tenemos una nueva misión así que vamos a trabajar, anguila eléctrica.- Los ojos de Ginji brillaron, tardo solo dos segundos en seguir a su compañero.

 

-Ban-chan.- Les dedico una sincera sonrisa a sus amigos y salió del local.

 

-¿Porqué esta con un tío como esa maldita serpiente?.-Shido ayudo a Natsumi a recoger los pedazos de la taza.- Quieres cobrármela por favor.

 

-Shido tu mismo has contestado a tu pregunta.- le sonrió Kadsuki mientras se acurrucaba entre los brazos del hombre al que amaba.- Por qué esa maldita serpiente le ama y daría su vida por él. Aunque no siempre lo demuestre, Ban también sabe ponerse tierno.

 

Fuera de allí el Suburu se alejaba por las calles hacía una nueva misión, comprarse una casa dónde forjar una vida juntos.

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