“La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore” – Albert Einstein
1. Los Cupidos no son bebés con cara regordeta, que andan desnudos con flechas en forma de corazón, sino esa presencia que se cruza en tu camino cuando llegas al fondo y miras hacia arriba. Inesperadamente ahí están. Oh SeHun ha visto como esto ocurría muchas veces. Si pasas frente tu objetivo un segundo tarde, ellos mirarían hacia arriba dos segundos tarde. Si pasas suficiente temprano, puedes provocar que ellos literalmente corran hacia la persona de sus sueños y si ellos llevaban café caliente, ahí va toda posibilidad de una vida amorosa fácil. LuHan es un buen Cupido. SeHun ha visto a su hermano trabajar preguntándose donde los otros Cupidos lo hacían mal. Incluso había convertido ese escandaloso argumente caliente de derramar el café, en un jugueteo ardiente en la cama, aunque la pareja no se convirtiera en pareja hasta tres meses después cuando la chica descubría que estaba embarazada, pero LuHan argumentaba que eso era un bien mayor en sus vidas amorosas.
Parte de SeHun pensaba que todo eso era un manojo de azúcar cubierto de pura mierda; con respecto al resto, seguía encontrando divertido seguir a LuHan en sus “Love Runs”[1].
A primera vista, LuHan no tenía nada que ver con lo que los humanos pensaban que eran los Cupidos. Si ignorabas su cara de bebé y su cabello rosa chicle, LuHan, en sus jeans y su chaqueta negra, sentado en un banco fuera de la tienda de Bubble Tea, donde SeHun trabajaba, no tenía nada de extraño. Él no cargaba un arco ni flechas, y SeHun estaba convencido de que LuHan no había usado un pañal en su vida, sin importar cuantas veces LuHan había insistido que en realidad había sido un bebé en algún momento. SeHun nunca había visto un Cupido bebé en los últimos veinte años de su vida y quizás eso era porque no había nacido uno en todo ese tiempo. Los Cupidos nacen cuando un Cupido mayor tiene éxito en un millón de romances. Los humanos pueden ser obstinados cuando se trata del amor, y ellos pueden también ser crueles, por lo que es una difícil tarea. LuHan había admitido tener solo éxito en un par de miles de parejas, pero LuHan también era un buen Cupido, incluso alabado por los más viejos por su trabajo. SeHun no lo era.
Era el principio de la tarde del fin de semana y SeHun estaba por salir de su trabajo. Su hermano mayor generalmente llegaba a esperarlo para ir a sus “Love Runs” porque SeHun lo encontraría de todas maneras si no lo hacía. SeHun compró su usual Bubble Tea y caminó fuera, hacia el frío aire invernal, congelando sus manos, sumado al frío de su bebida. LuHan le sonrió y tomó su felicidad, sin un pequeño sonrojo en su pálida piel, aunque había estado fuera por alrededor de una hora. SeHun estaba un poco celoso de LuHan, que no se preocupaba por cosas como el clima o la obesidad. Él bebía lo que quería, comía cuanto quería, y hacía lo que quería. Era un espíritu en un recipiente hecho de amor y SeHun era solo la mitad.
Los Cupidos tienen un hijo de dos maneras—éxito en un millón de romances o del modo humano. Cuando los Cupidos se enamoran, pueden convertirse completamente en humanos y estar con quien aman, pero el niño, aunque mortal, todavía está dotado como mitad Cupido con ciertos poderes que SeHun raramente usaba e incluso solía olvidar.
LuHan se levantó y sacó su pequeña libreta rosa donde toda la población de Corea estaba nombrada, algunos junto a otros nombres, algunos con asteriscos referenciando a gente que no estaba en su distrito, y algunos en rojo. Cruzó una pareja de nombres; la tinta negra en la página cambió a roja. Había solo un par de cientos de páginas en la libreta, pero de alguna manera había siempre espacio para todos los nombres. SeHun había tenido una Libreta de Cupido antes y siempre lo volvía loco. LuHan la guardó en su bolsillo y se dirigió a SeHun alegremente.
[1] Esto realmente no sabía cómo traducirlo, ya que algo literal sería “Corridas de Amor” y sinceramente no me agrada del todo. Así que decidí dejarlo como en el original.