¿Alguna vez te ha tocado la terrible tarea de consolar a tu mejor amigo mientras este lloraba sobre tu hombro y lo único que podías era ser su apoyo en situaciones tan delicadas puesto que su novio le acababa de dejar y, lo peor, no es que tengas que soportar la cascada de lágrimas en tu dirección ni los mocos que dejarían marca en tu camiseta favorita hasta que se vuelva trapo o que te utilice como psicólogo persona, sino que es la persona de la cual estas terriblemente enamorado? A mí sí me ha ocurrido.
Tweak Tweek, mi mejor amigo desde la infancia, compañero y amor platónico.
Pasó el viernes en mi casa y una vez que se acabó mi dulce tortura me quedé esperando a que llegara el lunes pensando… ¿Qué es lo que había pasado entre Tweek y él? Por mucho que me alegrara que terminaran no tenía sentido.
Llegó el tan ansiado lunes que lo único que me quito fue tiempo para jugar videojuegos, me subí al autobús y me senté en mi lugar de siempre al lado de Tweek quien ya estaba ahí. Nuestro lugar no andaba ni muy atrás como para formar parte de la bola de lunáticos de mis compañeros o muy adelante como para ser de los callados y tranquilos, estábamos en medio pero un par de asientos más cercanos a la parte de adelante.
Giré mi rostro a mi lado izquierdo donde estaba Tweek pues él siempre sube más temprano porque prácticamente es uno de los primeros que recoge el autobús antes de llegar a la escuela. Y lo observé. A el ya dormido Tweek con el lado izquierdo de su frente recargado en la ventana, su cabello alborotado y rubio era evidentemente grasos y despeinado, sus bajo sus ojos cerrados había un par de grandes ojeras ya conocidas en su persona, su boca entre abierta donde salían leves pero sonoros ronquidos dejaba al descubierto sus dientes amarillos además de aquel rastro de saliva que o pudo evitar escapar por la comisura de sus labios, su cuello tenía algunos moretones por todas las peleas que tenía cada noche con aquellos gnomos-roba-calzoncillos y seguramente había más heridas bajo aquella camisa vieja y apestosa 2 o 3 tallas mayor a la suya, manchada de café y de otras cosas de dudosa procedencia y sus manos se encontraban con unas vendas. Se veía deplorable. Patético incluso. Y yo me preguntaba como es que incluso en tan malas condiciones Tweek se seguía viendo tan perfecto y hermoso…
Me alejó de mi ensoñación el hecho de que varios chicos gritones pasaran por nuestro lado, levantó la mirada, ya llegamos a la escuela y todos se están bajando. Pongo mi mano en el hombro del rubio y lo muevo ligeramente, solo hace falta eso para que este se levante de golpe y empiece a temblar.
-¡Gah! ¿Qué ocurre? – cuestiona alterado.
-Tweek, ya llegamos. – le dije mientras agarraba mi mochila y me levantaba.
-Ah… si… – contesto para tomar su mochila igualmente y bajara tras de mí del autobús.
Ambos seguimos nuestro camino al interior de la escuela y por los pasillos pero cuando sonó el timbre no dirigimos al salón a regañadientes, Tweek preocupado de perder clases y que lo expulsen de la escuela y que, como castigo sus padres lo obliguen a ser esclavo sexual de los alienígenas y yo simplemente seguía al más bajo.
Una vez dentro empezó la horrible clase de Historia donde yo me senté en la última fila mientras veía a Tweek varios asientos adelantes sacar sus útiles entre temblores y tics.
Las primeras clases siguieron con naturalidad, dos horas de Historia, una de física y la última para estar por fin en el receso era matemáticas pero había algo que me desconcertó y eo fue el tener que ver a Tweek platicando animadamente con su EX-novio. ¡Con el maldito infeliz con el que acababa de terminar hace una semana! Mi ceño se fruncía cada vez que veía como el idiota de McCormick hacía sonrojar a Tweekers y este no hacía nada para detenerlo. Apretaba mis puños al punto de dejar tan blancos mis nudillos que dejaban la harina en ridículo pero ni eso lograba calmar la ira que sentía en aquellos momentos. Sonó el estúpido timbre para el receso y todos mis compañeros salieron volando de ahí. Me levanté de mi asiento para encaminarme hacia Tweek y el rubio imbécil que se encontraba dándole palmadas en la espalda a su tembloroso y frágil cuerpo.
-Tweek. – llamé con voz monótona.
-¡Gah! – exclamó sorprendido el cafeinomano.
Y McCormick rio un poco.
-¡C-Craig! – llamó en un grito nervioso el de ojeras antes de que yo pudiera hablarle. – ¡T-tengo que gah hablar contigo!
-Seguro. – le dije.
Hubo un momento donde Tweak volteó a ver a Kenneth y este le asintió mientras le levantaba el pulgar. Escuché como tragaba saliva para tomar mi muñeca y levarme lejos del salón. Caminamos por los pasillos ignorando a los chicos a nuestro alrededor así como ellos nos ignoraban a nosotros. Seguimos caminando hasta llegar a las puerta de la escuela pero hay no se detuvo; siguió avanzado, saliendo de la escuela y caminando por sobre la nieve hasta que llegamos a una arte exterior de la escuela donde no había ventanas cerca.
Tweek me soltó mientras suspiraba nervioso y se posicionaba a cierta distancia de mí, evitándome la mirada.
¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¿Qué esconden él y McCormick?
Tal vez a pesar del corto tiempo que llevan separados están saliendo de nuevo. Pensó mi lado negativo que, prácticamente, es todo yo.
-C-Craig… yo… gah tú… - comenzó Tweek, temblando más de lo usual. – B-bueno… t-tú eres gah un b-buen amigo… y l-las cosas ca-cambian a-algunas gah veces…
¿Qué estás diciendo, Tweek?
-*Me siento tan patético.* – pensaba Tweek.
Acaso… ¿ya no quieres ser mi amigo?
-Tweek. – llamé, interrumpiendo su intentó de discurso. – No sé qué es lo que hice mal para que quieras dejar de ser mi amigo…
-¡Gah! Y-yo no-
-No. – le interrumpí, quería terminar con esta mierda de una vez. – Antes de que no nos volvamos a hablar tengo que decirte algo.
Bajé por unos segundos la mirada y apreté los puños. No es momento de acobardarse.
-Me gustas. – dije por fin, dudando de la realidad de este momento. – Desde hace años que te amo y es que es difícil no estar enamorado de ti con lo perfecto y dulce que eres y es que amo todos esos detalles que te hacen tú. El que te gusta dormir con un solo calcetín puesto. El cómo piensas que cada detalle debe ser perfecto. El cómo odias ponerte los calcetines después de ponerte los pantalones o incluso aquella extraña pero dulce obsesión tuya de dar regalos a todos…
Metí mi mano en mi sudadera sin poder creer aun lo que realmente estoy haciendo. Saqué de mi bolsillo una hoja doblada para abrirla lentamente con la cabeza en blanco y una vez abierta completamente mostrársela a Tweek.
-Por eso y muchas cosas más es… – dije…
En la hoja había varias imágenes de Tweek ya sean fotografías o dibujos de él, durmiendo, enojado, alegre, nervioso, sorprendido, asustado, triste, aterrado, y… si las juntabas todas decía “Te amo”…
Me doy diabetes…
-Es por eso que te amo, Tweek Tweak…
Miré fijamente al rubio quien tenía la mirada baja y temblaba ya no tanto como antes pero un poco más que de costumbre.
-C-Craig… yo gah n-nunca te dije porque Kenny terminó gah conmigo... – me dijo entre sollozos y evidentes lágrimas. – É-él me dejó p-porque gah d-descubrió que a mí gah m-m-me gu-gustaba a-alguien m-más… gah y… bueno… - levantó la mirada tímidamente para sonrerirme nervioso. – m-me animo a gah de-decirtelo…
Espera… ¿Qué?
-M-me gusta el que gah aunque n-nadie lo crea, que eres una gah dulce persona… t-también el que de-de vez en cuando gah t-te gusta l-leer c-con los libros gah al revés o c-como de repente te gah preocupas de cosas que has hecho gah antes a-aunque no sea ni el momento o el gah lugar… por eso y más… yo gah… yo…
Sacó del bolsillo de su pantalón una hoja doblada varias veces. La desenvolvió frente a mi hasta que cuando estuvo completamente abierta la puso de manera que yo pudiera admirar el lado rayoneado y abrí los ojos demás de la impresión. Frente a mí estaba una gran hoja blanca llena de fotos y dibujos de mi persona en diferentes ángulos y con diferentes expresiones y, si juntabas todas decía…
-Te amo. – dijo, dejando de temblar increíblemente. – Te amo, Craig Tucker.
No paso mucho para que guardara mi hoja ya doblada en el bolsillo de mi sudadera para caminar hasta el rubio quien nuevamente comenzó a temblar; lo tomé de ambas mejillas y lo impulse hacia adelante mientras doblaba un poco mis rodillas.
Y lo besé.
Colocó sus brazos alrededor de mi cuello y yo baje mis brazos a su cintura donde una vez que lo apreté a mí lo elevé ligeramente.
Cuando el beso acabó solé a Tweek al igual que él a mí y le tome la mano.
-Somos los peores maricas de todo South Park. – declaré lo obvio para besarle el dorso de su mano.
-Gah ci-ciertamente. – corroboró mi Tweekers, sonrojado. – Somos un par de raros.
Fin <3