Detrás de un cristal.
Ahí era donde se encontraba el, detrás de un cristal, sentado en una silla de madera con su cara recargada en el respaldo y jugando con sus pies impaciente golpeando el suelo que también era de madera.
Pero ¿Qué mas podía hacer? Solo le quedaba observar, ver a la persona que deseaba desde tras de un ventanal polarizado (por ende la presa no podía ver como su depredador lo acechaba).
Llevaba enamorado mas de dos años, dos largos años en los que ideo el plan perfecto, uno que fuese infalible y certero directo al blanco. Tenia contactos y como no tenerlos si era policía, he ahí la ironía de su vida, ¡Era policía!
Un aproximado de tres años en la academia, llenos de duros entrenamientos y largas jornadas de sobreesfuerzo físico, tantos exámenes y pruebas que tuvo que pasar para poder unirse a las filas policíacas del estado, tanto sacrificio, estudio y dedicación para nada. Para que se fueran por la borda. Pero sin embargo en ese momento su posición y nombramiento al igual que su placa, eran lo último en lo que pensaba mucho menos le importaba.
Lo que quería hacer es ilegal y el lo sabe mejor que nadie. Su amor ya no era considerado amor. O por lo menos eso es lo que las personas ajenas a su sentir y situación no podían comprender, lo que comenzó como algo inocente y hasta cierto punto pasajero, se convirtió en algo posesivo y enfermo.
Ya no solo había amor en su estado original y puro, ahora este hermoso y sencillo sentimiento se encontraba mezclado con el enojo y el odio que le hacían sentir rencor.
Se dice que la felicidad de uno depende de la felicidad del otro, simple y sencillamente el no podía, no quería terminar de comprender y aceptar el significado de tales palabras dichas con anterioridad por una de las personas que el mas amo, su madre.
También sabía que el crimen que se formaba en su ya retorcida mente, iba en contra se sus principios y de los valores que le inculcaron cuando era niño. A pesar de todo el tenía un solo pensamiento el cual no cambiaría y seguiría intacto hasta ver logrado su objetivo.
-El es solo mio.
Susurro para si mismo, era demasiado tiempo ya soportandolo, era doloroso y le carcomía las huesos todas sus entrañas. Si no había hecho nada hasta el momento era precisamente por el amor que aun quedaba ahí, sin duda era un mínimo, pero lo había.
Seguía ahí sentado, observando como su amor se termina por derrumbar. El perfectamente sabia que la persona que amaba no estaba sola y ese no era la punta del monte que tenia por resentimiento.
Lentamente el chico mas bajo se acercó a su amado y posó en sus labios los propios para darle un beso, comenzando como un simple roce que fue tomando intensidad pero con sus límites ya que ambos sabían que se encontraban en vía publica y aun no eran bien vistas esas demostraciones de afectó.
-¡¡Maldita sea!!
Grito desde donde se encontraba. Al ver como se besaban de para de prisa de su lugar y golpeando el vidrio con tal fuerza que este salio volando por los aires. Lo había roto y ahora en sus nudillos izquierdos comenzaba a brotar sangre, ese liquido carmesí que intentaba ignorar y bien lo había logrado pues no se percató de el si no hasta que su piel paso del tono blanco en el que se encontraba debido a la presión que ejercieron sus huesos y músculos a un tenue rojo, probablemente mas adelante pasaría a verde y de verde a morado, así sucesivamente como sucede con todos los golpes.
Mientras tanto en la parte baja del edificio la gente que transitaba por ahí comenzaba a murmurar, y ¿cómo no hacerlo si esa era una de las peculiaridades de la naturaleza de los seres humanos?
Cierta pareja la cual era observada desde lo alto del edificio también opto por lo que en ese momento era la mejor opción.
-Cariño me parece que lo mas prudente en este instante es irnos, tal y como esta el ajetreo de personas no es buena idea el quedarnos aquí, además si algo te llegará a pasar no me lo perdonaría nunca. -Mencionó el mayor , puesto que no quería que le pasare algo el era su vida. Y se encontraba preocupando tanto por seguridad de su novio como por la de el mismo.
-Tienes razón también pienso que lo mejor es irnos, no esperemos que la cosa se ponga mas fea. Yo tampoco podría seguir sin ti si algo pasara. -Mencionó a su acompañante el menor tomando su mano un poco avergonzado y teñido de rojo en la parte baja de sus pómulos. A pesar se su vergüenza quería hacerlo, sentir el calor del contrario al estrujar la mano del contrario era algo que necesitaba, pero aun así quería mas cercanía y entrelazo sus dedos en un gesto aun mas profundo lleno de amor y cariño. Con tal acto ambos voltearon a verse directamente a los ojos para regalarse una tierna y sincera sonrisa, llena de amor y cariño.
Así de esta manera comenzaron a caminar ambos sujetando la mano del otro, sintiendo una paz indescriptible.
Sin embargo el que no tenía paz ni estaba tranquilo era el causante de su romanticismo y cariño. Sus ojos que de por si eran inexpresivos y fríos, ahora si tenían expresión, estaba enojado la furia y rabia se podía sentir a kilómetros como emanaba de cada poro de su morena piel. Lo odiaba, odiaba con todo su ser verlo a lado de alguien que no era el, ver que le regalaba todos sus gestos y expresiones a otra persona.
-No importa todo lo que tengo que pasar pata estar a tu lado mi vida. Pero el hecho de que te quedaras a mi lado por siempre, ya esta escrito y definido en tu vida. -Una sonrisa macabra acompañaba a esos ojos malditos y llenos de rencor. -Prepara todo para esta noche Sakurai, hoy empieza la fiesta.