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El delirio inaplazable por Liuvob

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Notas del fanfic:

Solamente un fic que escribí tratando de imaginarme un irremediable y apasionado resultado de la extraña relación de aquellos dos.

Notas del capitulo:

Comenzando con un fic que pretenderá ser breve. Agradecería infinitamente su apoyo y sus opiniones, ¡que para complacerl@s estamos publicando esto!

¡Disfruten por favor!

Capítulo 1

“Visitas planeadas”

Tras aquella visita rápida de Rukawa que concluyó con un único intercambio de miradas y la evidencia del logro del pelinegro expuesta a Sakuragi, hubo por lo menos otras 15 alrededor de los 4 meses que Hanamichi estuvo internado en aquella clínica, estudiando torpemente por su cuenta para no atrasarse con las clases. En ninguno de aquellos casuales encuentros se concretó algún diálogo considerable o palabras  circunstanciales de mucha fuerza.

A pesar de que era evidente que el nuevo miembro de la selección juvenil de Japón hacía todo lo posible por pasar por allí y darse a la tarea de coincidir con el cada vez más irritado genio nunca se dirigió a él abiertamente. Sólo con las cartas de Haruko, Hanamichi logró sobreponerse al aburrimiento de no practicar básquetbol y la ira que le causaba ver al presumido de Rukawa más seguido que a sus mismos amigos. Se declaró a sí mismo como el Rey de la Rehabilitación, así que dio lo mejor de sí durante todo ese tiempo para volver a ayudar a su equipo a tiempo.

Por fin había llegado el momento de volver a su rutina normal, y Sakuragi no permitiría que los cuatro meses perdidos de entrenamientos  pesaran en su prometedora carrera de basquetbolista. Como le había dicho el profesor Anzai, algunos de los movimientos más geniales que aprendió al final ya no estaban tan claros para su cuerpo, pero se prometió a sí mismo que en menos de un mes recorrería de nuevo el sendero del éxito.

En la clínica le dijeron que no debía sobreexigirse, así que sólo le estaba permitido practicar lo básico, no podría jugar en un partido hasta dentro de  un mes más pero su misión sería ganar aquel juego sin importar contra quien fuera. El primer día hábil tras haber sido dado de alta no asistió a las clases, ya que prefirió irse de pinta con su grupito para celebrar su vuelta a la escuela; pero la estamina explosiva de Hanamichi no se había desvanecido y había decidido volver al gimnasio con todo el ánimo y agudeza de siempre.

-¡El Rey del Rebote está aquí!-gritó escandalosamente llamando la atención de todos y abriendo las puertas de par en par.

-¡Es Hanamichi!-exclamó Ryota corriendo a darle la bienvenida.

-¡Hanamichi! ¡Ya has vuelto!-dijo también un sorprendido Mitsui.

-¡Así es! ¡Ya no tendrán que arreglárselas sin mí!- dijo con una pose triunfal dándo palmadas en las espaldas de sus compañeros que ahora lo rodeaban y riendo sonoramente.

-¡Sakuragi! –una voz femenina detrás de Sakuragi logró robarse velozmente la atención que los muchachos reclamaban hasta entonces- ¡Qué bueno es verte tan animado!

-¡Haruko!- balbuceó el pelirojo encarando a la chica.

-Pero si no ha cambiado nada- comentó Ayako con los brazos cruzados y sonriendo-

-Es bueno tenerlo de vuelta- asintió Yasuda- los ánimos del equipo no han sido los mismos desde que él se fue y Akagi y los demás se graduaron.

-Tienes razón- asintió Ayako- incluso la energía de Rukawa pareció disminuir después de que volvió de los entrenamientos de la liga juvenil.

Mientras todos rodeaban  a Sakuragi, hubo alguien que lo miraba en silencio desde lejos mientras pretendía ignorar la escena. A pesar de haber ido a verlo tantas veces cuando estaba en recuperación el desagradecido mono pelirojo lo ignoraba olímpicamente, así que después de unos minutos de escuchar cómo todos se ponían al día con Sakuragi, Rukawa trató de llamar su atención haciendo un poco de espectáculo al tener toda la cancha para él sólo con los demás completamente distraídos del entrenamiento.

Comenzó botando el balón y tras una ágil vuelta donde esquivó a un enemigo imaginario haciendo rechinar sus tenis contra la cera del piso, atinó una excelente y escandalosa clavada, atrayendo por fin la mirada del recién llegado. Kaede no pudo ver el gran y repentino cambio en la expresión de Sakuragi tras su ostentosa demostración de habilidades, pero pudo escuchar que había hecho efecto.

-¡Zorro estúpido!-grito de pronto Hanamichi abalanzándose sobre el susodicho- ¿es que no tenías otro lugar para ir a correr? ¡Estúpido engreído!-dijo  con su eterna tonadita de reclamo hacia el muchacho, que ahora forcejeaba con él, tomándo sus palabras casi como un cumplido.

-Supongo que es su forma de saludar- suspiró Ayako mientras se apresuraba con los demás a intentar separar a los eternos protagonistas de las peleas en el gimnasio.

No mucho tiempo después sonó el silbato y el profesor Anzai, que acababa de llegar  recibió contento a Sakuragi ordenándole a todo el equipo que comenzara con el entrenamiento. La actividad fue tan demandante como siempre. Tras varias vueltas en la cancha Sakuragi tuvo que admitir para sí mismo que había perdido condición, pero no se dejaría derrotar por el zorro, que parecía desafiarlo corriendo siempre justo frente a él.

-¡Zorro! ¡Deja de burlarte de mí!- se quejó escandalosamente Sakuragi persiguiendo a Rukawa con más insistencia, con intensión de golpearlo. Finalmente aquellas provocaciones funcionaban como una efectiva motivación para ambos así que  el resto del equipo solo los dejó ser. Por lo menos hasta que empezaron a sobrepasarse y rebasar a todos sus demás compañeros creando un lío en la fila y haciendo tropezar a uno de los novatos con un empujón.

El resto del entrenamiento transcurrió rápidamente para todos menos para Sakuragi, quien fue detenido a media jornada por el profesor Anzai, para cuidar preventivamente la espalda recién recuperada del muchacho. A cambio de cumplir con la petición de detenerse, el maestro le permitió quedarse a practicar algunos tiros. Por el desorden que ayudó a causar Rukawa en las vueltas de calentamiento, Anzai lo castigó obligandolo a quedarse a vigilar que Sakuragi se controlara y cuidara su condición. Sakuragi no estuvo muy conforme con la idea, pero prefirió quedarse mal acompañado que regresar a casa.

Cuando todo el equipo había salido ya de las duchas Rukawa y Hanamichi estaban aún practicando tiros, cada quien en una canasta y muy bien aderezados con la actitud competitiva de siempre.

-Estás seguro que quieres quedarte Hanamichi? A penas es tu primer día desde que regresaste, no deberías trabajar demasiado- le dijo Haruko un poco preocupada.

-¡Haruko, no hay necesidad de que te preocupes por este gran jugador! No tengo más tiempo que perder, ¡el as de este equipo recuperará el ritmo del entrenamiento y estará listo para que Shohoku triunfe en su primer partido de las preeliminares de este  año!-

-El primer juego en el que participarás será solo un partido amistoso Sakuragi, deberías relajarte un poco -dijo Ayako.

Sakuragi sólo respondió lanzando velozmente tres canastas seguidas, haciendo suspirar de resignación a ambas mujeres, que se despidieron y se fueron rápidamente.

-¡Rukawa! Te encargo mucho a Hanamichi!- se despidió el capitán Ryota justo después mientras salía del gimnasio.

-¡Cuida que este tonto no se vuelva a lastimar!-se burló Mistui, obteniendo la clásica respuesta agresiva del recién recuperado Hanamichi.

En cuanto todos se fueron Sakuragi detuvo de pronto sus lanzamientos y se volvió hacia Rukawa, quién anotó otras dos canastas antes de percatarse de que el otro lo observaba.

-¿Qué se te ofrece, do’aho?- preguntó volteando por fin su mirada hacia el pelirrojo.

-Quiero saber porqué fuiste tantas veces a verme a la clínica- dijo Sakuragi con un tono de voz inusualmente serio y calmo.

-¿A que te refieres, torpe? ¿Quién te dijo que fuí a verte a tí?- contestó Kaede con una actitud menos desafiante que sus palabras.

-¡Eres un estúpido!- ahulló Sakuragi abalanzándose sobre él y empujándolo hasta que quedaron en una esquina, con el zorro acorralado contra la pared.

Rukawa no dijo nada, pero su expresión cambió automáticamente a una de enfado. El rostro de Sakuragi estaba a penas a unos centímetros del suyo y ya podía sentir su respiración chocando contra la del otro chico. Trató de forcejear un poco para zafarse, pero Hanamichi no parecía tener planes de darle tregua.

-¿Qué es lo que quieres? ¡Suéltame ya!- reclamó el chico que se encontraba contra la pared.

 La rodilla de Sakuragi estaba acomodada entre las piernas de Rukawa, y lo tenía sostenido por la camiseta con su mano izquierda. Su mirada enfadada competía con la del zorro y se podía ver como apretaba los dientes.

-¡No te entiendo para nada!-dijo entonces Sakuragi con un tono confundido soltando la camiseta de Rukawa- ¿Porqué fuiste a verme así? ¿De verdad sólo querías burlarte de mí?-soltó por fin Sakuragi con un hilo de voz.

Kaede se quedó un rato en silencio, mirando hacia otro lado y aún sin cambiar de posición.

-Claro que no, torpe- dijo finalmente aún sin verlo a los ojos.

Sakuragi entornó los ojos y dio un suspiro.

-¡Entonces dime porqué!- insistió el pelirojo mirando directamente el rostro de su compañero de equipo, cuestionándolo fuertemente con la mirada.

Rukawa no respondió y ante  la continua evasión del muchacho, Sakuragi volvió a enfadarse y apretando bien el puño lo golpeó en el rostro. Naturalmente la reacción del afectado fue retroceder y llevarse la mano al golpe, tratando de sentir los daños dejados por la agresión. Entonces Sakuragi lo soltó bruscamente y dió algunos pasos hacia atrás.

Justo cuando estaba a punto de irse Rukawa lo detuvo sosteniendo fuertemente su muñeca y sin previo aviso lo jaló violentamente hacia él y le robó un beso. Fue un beso más salvaje que romántico y más urgido que dulce, pero fue esa fogocidad tan indiscutible la que convenció de inmediato al pelirojo de corresponder al gesto sin pensarlo ni un segundo. Pudo probar el sabor a sangre que había provocado con el golpe previo y sin saber porqué ésto sólo logró excitarlo.

El beso se volvió todavía más intenso,  sus lenguas parecían estar atrapadas en una tormenta y ninguno de los dos era capaz de detenerse, hasta que comenzó a faltarles el aire. Las manos de Sakuragi de inmediato pretendieron acercarse al cuerpo del otro muchacho, pero éste no se lo permitió y no sin antes dedicarle una mueca entre sonrisa y enfado salió corriendo de allí, dejando olvidada su mochila.

Sakuragi no salió del shock de lo que acababa de pasar hasta 10 minutos después y quedó echando hostias y apretando los dientes con efusividad.  “¡Maldito zorro cobarde!” pensaba recriminando al otro sus acciones con el rostro furiosamente sonrojado.  No tardó en darse cuenta de que Rukawa había dejado atrás sus pertenencias las cuales de inmediato pasaron a estar en sus manos y fueron secuestradas por el salvaje pelirrojo. “¡Me las vas a pagar!”, se repetía mentalmente.

Justo después de aquello Sakuragi se volvió a casa y se apresuró a comprobar curiosamente el contenido de aquella bolsa, sin saber muy bien que buscaba, únicamente motivado por la sed de venganza. Sacó un cambio de ropa, una toalla, una botella con agua… nada demasiado especial.

El zorro apenas llevaba una pluma roja, una negra, un libro y una libreta pequeña, no parecía tener el más mínimo interés en las actividades académicas de la preparatoria.  Sakuragi se exasperó y de la pura rabia que le causó no encontrar nada más interesante ni recriminador comenzó a hojear el libro y la libretita. En el libro sólo encontró uno que otro dibujito de balones y canastas de basquetbol y algunos lerdos garabatos de jugadores haciendo clavadas. El zorro sí que estaba obsesionado con el básquet.

 Después de eso tocó revisar la libretita. La abrió en una página al azar y se percató de que era una agenda, no sabía que aquél era tan organizado. Efectivamente pudo ver los entrenamientos del equipo nacional y los de el equipo mutuo allí registrados, anotados con pluma roja. También había varios partidos agendados, incluso  unos cuantos que no eran de Shojoku; debajo de aquellos que ya habían pasado podían leerse algunas notas muy breves de cómo había ido todo o de alguna jugada que hubiese llamado su atención. 

Sakuragi siguió curioseando por las fechas pasadas, buscando leer  las notas que pudieran ser de utilidad, después de todo en lo que se refería a básquetbol él debía admitir que Rukawa era alguien de quien se podía fiar, ya que estaba tan obsesionado como él.

De pronto entre aquellas fechas llegó a una que llamó poderosísimamente su atención. Un viernes a las siete a.m. Salir a correr por la playa. Y luego encontró otra: sábado 11 a.m. Salir a correr por la playa. Martes 7 a.m. Salir a correr por la playa.  Entonces se dio cuenta que de acuerdo con las fechas Rukawa no solía salir a correr en las mañanas antes de aquellos cuatro meses en que él estuvo ausente, o por lo menos fue entonces cuando comenzó a registrar en su agenda aquella actividad.

Habiendo sido seducida su curiosidad, Sakuragi se puso a buscar y subrayar todas aquellas ocasiones en que Rukawa salió a correr en las mañanas empezando de atrás para adelante. Llevaba 23 contadas, 15 de ellas tenían una palomita y en las otras, la hora y el día estaban tachados.

Siguió comprobando los registros hasta que llegó a la palomita número 16, que de hecho era la primera palomita que había en la libreta, justo debajo del registro del entrenamiento mañanero vio un torpe boceto a pluma de un mono enfadado, con una peculiar cabellera pintada con la pluma roja… y un pequeñísimo corazón en la esquina inferior derecha de la hoja. Esto lo hizo toser escandalosamente y sus ojos se abrieron como platos. Aquellas eran todas las fechas en que el torpe zorro  había ido a verlo.

 

 

Notas finales:

Ya tengo escrito el siguiente capítulo, sólo esperaré a leer algun review para editar algún detalle y continuar publicandolo :) 

Volveré pronto, ¡muchos saludos a todos!


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