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Recuperando los pedazos de tu vida por SugarCrush

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Notas del fanfic:

Hola, este es mi primer fanfic de Leorio y Kurapika, (en realidad es mi primer fanfic de la vida, todos quedan en mi mente)la necesidad de más de ellos dos me ganó y nació esta historia. Aún está tomando forma en el word, pero tengo las ideas principales listas. Espero que lo disfruten tanto como yo :)

Notas del capitulo:

Este capítulo es un tanto corto, pero siento que no encajaba con la otra parte de la historia, así que lo subí así nada más. Espero le den una oportunidad a esta historia. Agradecería un montón que me dejaran su opinión al respecto :)

Habían pasado unas semanas desde que Gon se había recuperado y encontrado con su padre ¡Todo un episodio! Killua se había marchado con Alluka dejando a Gon un poco triste, no le había comentado nada a Killua al respecto para no preocuparlo o hacerle sentir mal, pero incluso Gon había llorado ante la perspectiva de que Killua simplemente lo olvidara. Del único que no sabía mucho-o casi nada-era de Kurapika, le incomodaba la idea de ser tan gallina y no llamarlo simplemente para saber cómo estaba ¿Seguiría teniendo desmayos? ¿Se cuidaría como era debido? Sabía que no tenía una gran responsabilidad con él ¡vamos! que no era su madre, pero bien sabía que Kurapika no tenía a nadie más en este mundo.
Echado cual vago en la sala de su casa escuchó sonar su celular, odiaba que interrumpieran sus sesiones de descanso, suficiente tenía con leer esos extensos libros de Medicina y lo del Continente Negro como para responder llamadas y sobre todo de números desconocidos... pero algo le dijo que debía contestar esa llamada -“¿Podemos hablar?”- era Kurapika, su voz era suave, calmada como si hubiese estado llorando demasiado tiempo como para ser consciente del mundo y de pronto  le llegó la realidad de un solo golpe. Sorprendido y algo curioso a decir verdad, no lo dudó y le sugirió que se juntaran ese mismo día si es que fuese posible, Kurapika aceptóal instante, nunca le dijo, pero cuando lo llamó, estaba frente a su casa. Se habían juntado en un pequeño y discreto bar cerca de su residencia temporal (porque aún no decidía si tomar o no lo del continente oscuro o seguir con lo de medicina); la charla no había sido de lo mejor, si es que se le puede llamar charla a ese ridículo monólogo que tuvo para tratar de animar (o por último espabilar) a Kurapika. Por sobre todo, le llamó la atención que Kurapika eligiese algo con alcohol en lugar de una soda, de hecho había sugerido el bar por la cercanía y en realidad esperaba una negativa y un cambio rotundo de lugar. –“Ya no sé cómo seguir, lo que tenía sentido para mí ya terminó, no sé a dónde ir.”-  Ahora que lo mencionaba, el mismo nunca se había puesto a pensar o siquiera cuestionar la vida de Kurapika, ¿qué haría después de? sentía que este era demasiado reservado con todo y se molestaría por la más mínima intromisión en su vida privada, algo totalmente opuesto a los otros dos mocosos a los que no había que preguntarles nada para que soltaran todo fuese malo o bueno (quizás Killua era un poco más cerrado pero con Gon simplemente no podía evitarlo), eran libros completamente abiertos, al fin y al cabo eran niños. Con Kurapika en cambio, nunca se había puesto a pensar que en realidad su propósito era limitado y el que su vida girara en torno a algo tan pequeño, tan acotado (aun así no menos importante), terminaría en quitarle el real sentido a su vida, que era eso: Vivir. No tenía ni 20 años y ya estaban sus metas completas o así al menos lo sentía él y la sensación de haber terminado todo, su único propósito en la vida en los últimos cuatro años, la idea de que no era necesario seguir, que carecía de sentido estaban llenando por completo su ser acabándolo poco a poco.

Leorio intentó sacarle más información, que abriera un poco, solo un poco, su interior, que lograra sacar esa decepción que sentía de sí mismo, pero no consiguió nada, muy por el contrario, quedó sorprendido al ver que Kurapika no era nada más que alguien hueco, casi sin emociones, sin aspiraciones, sin vida y no se aguantó: -“Ven conmigo unos días, tengo una habitación extra y está a solo unas calles de acá. Estoy intentando entender un poco más esto del Continente Negro y la verdad es que me cuesta montones, hay cosas extrañas, lenguas que no entiendo y criaturas que no logro imaginar. Ven y ayúdame, será entretenido, hay un montón que leer’’- Kurapika lo miró fijamente, y recién en ese momento notó lo profunda que era su mirada; que tenía un par de pecas cerca de la nariz producto, quizás, de estar al sol una buena temporada entrenando. Notó además que no estaba usando sus ropas características, como si una parte de él, de manera inconsciente, hubiese renunciado a la tribu: llevaba unos jeans negros, unos zapatos toscos del mismo color y un suéter rojo (aunque el morral era el mismo de siempre). Y si no reparó en lo poco observador que él mismo era fue porque de pronto le nació una necesidad enorme de abrazarlo, de confortarlo y de verlo como era antes, gruñón y desagradable como siempre fue. – “Entonces podemos irnos ya, llevo muchos días sin dormir, estoy hecho polvo”-

Lerio pagó la cuenta, lo tomó del brazo y lo llevó a su casa.

Notas finales:

Hasta acá el primero capítulo, quizá haya cosas de la historia original que modifique un poco (muy pequeñas en todo caso) y es más que nada para conveniencia de la historia (y para mí también jeje)

Espero sus comentarios ¡nos vemos en el otro capítulo! ;)


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