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Naruto...el rey de la selva. por Panda Teme

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, sino al drogado de Kishimoto-san.

La pelicula es propiedad de disney.

Notas del capitulo:

Panda Teme...reportandose...

hey...e vuelto con otra de mis ideas tan raras que espero que sea de vuestro agrado.

la idea la tuve viendo la pelicula del 2013 y me dije ¿por que no hacerlo? y lo hice... :v

bueno aqui va el primer cap.

 

Dos mundos...

 

-¡Minato!-

Entre la profundidad de la selva de áfrica, se alzaba un pequeño campamento de científicos y exploradores, en ese lugar se encontraba una bella mujer pelirroja quien cargaba un adorable bebé de no más de un año mientras trataba de llamar la atención de su esposo.

-¡¡¡MINATO NAMIKAZE TE ESTOY HABLANDO!!!- la mujer tomó una roca y la aventó en dirección al hombre rubio a quien llamaba esposo, este logro esquivar el golpe a tiempo y la roca termino dándole en la cara a uno de sus compañeros, provocando que este se cayera al suelo de yerba.

-¿q-que ocurre Kushina?- preguntó el rubio con un rostro de preocupación.

La mujer cambió su semblante enfurecido a uno alegre y brillante.

-mira, nuestro niño ya puede decir mamá.- dijo emocionada. –vamos amor, di mamá.-

El pequeño rubio miró a su madre para luego sonreír y balbucear.

–ma-mmá…-

El hombre se acercó corriendo a abrazar a su esposa con mucha emoción.

-nuestro pequeño Menma es tan inteligente.- sonrió el rubio mayor.

-pues claro, ya que yo soy su madre.- la pelirroja infló el pecho orgullosa mientras que a su esposo se le resbalaba una gota de sudor en la cabeza.

-Aja…y a mí que me coma un cuche….- el hombre que aun seguía en el suelo con la piedra en la cara habló, llamando la atención del rubio mayor, quien se acercó corriendo a ayudarlo. –aun no entiendo porque no le pusieron Naruto al chamaco, se hubiera escuchado guay en él.-

-¡no empieces de nuevo Jiraiya!- le gritó la mujer, provocando que el peliblanco temiera por su vida. –nuca permitiría que le pusieras a mi hijo el nombre de uno de tus libros asquerosos.-

-¡no son asquerosos!- se defendió el hombre.

-¡¡¡NO ME GRITES!!!-

El peliblanco se hizo para atrás junto con su discípulo rubio, ambos abrazados y temblando de miedo ante la imponente mujer.

-aun no entiendo por qué rechazaste a Madara para casarte con ella.- le susurró de forma discreta Jiraiya a su discípulo.

-p-porque la amo.-contestó Minato. La pelirroja escuchó eso último que dijo su esposo y a su alrededor regreso el aura apacible y maternal.

-yo también te amo querido.- sonrió la mujer. –y Menma es la prueba de eso.-

Minato es un reconocido científico y explorador, dueño de la gran empresa Namikaze. Ha viajado por todos los 5 continentes, haciendo grandes descubrimientos, como tribus que se creían ya extintas, hasta enfermedades exóticas…y también la cura de ellas. Famoso, no por su dinero, sino por su noble corazón,  se enamoró y casó con Kushina, una exploradora común y corriente, con quien tuvo un adorable niño varón rubio; todo eso estaría normal, salvo por una cosa…

-No comprendo como una mujer y un doncel pudieron concebir un hijo.-

Jiraiya rascó su cabeza. –Eso es algo realmente extraordinario.-

-ya te lo hemos explicado Jiraiya, no hay nada que no pueda hacer el amor verdadero.- Kushina le sonrió a su marido y este le devolvió el gesto; él bebe rio en contestación de los dos, provocando que la pareja riera y Jiraiya sonriera complacido, el amor era tan hermoso.

Pero esa alegría no duro mucho, pues un disparo rompió el aire.

-¡Kushina, ve a nuestra tienda con Menma y protéjanse.- gritó Minato mientras tomaba una escopeta y corría mientras era seguido por su gente, todos ellos armados. -¡¡¡Jiraiya quédate con ellos!!!- ordenó el rubio mientras era engullido por la maleza de la selva. ‘’Madara…sé que estas detrás de todo esto’’ se dijo mentalmente el científico.

-¡Minato! ¡¡¡Minatooo!!!- gritó la pelirroja, sintiendo sus lágrimas salir de sus ojos y mojarle las mejillas.

* Un paraíso sin tocar, en este mundo de amor…Se vive bien, se vive en paz… *



OoooOoooO



-los seres extraños aún no se han ido.-

-¿qué haremos? ¿Y si son peligrosos?-

-¿creen que invadan nuestro territorio?-

-¡podrían matarnos!-

-¡SILENCIO!- el potente rugido logro callar el bullicio que ahí se presenciaba en solo un segundo. –Aquí nadie va a morir mientras yo sea el líder.- bramo el enorme gorila de lomo blanco mientras golpeaba el suelo con los nudillos de sus manos.

-…pero Kerchak…- el temible gorila se volvió hacia las sombras al escuchar su nombre. -¿cómo vas a salvar a toda la manada si ni siquiera pudiste proteger a tu pequeño cachorrito de las garras de Sabor…?- de la oscuridad emergió la elegante figura del que hablaba con burla, quien veía al gorila con una sonrisa.

-Kurama…-gruño el enorme animal al ver al zorro. - ¿qué haces tú aquí?

-ahhh…nada, solo venía a visitar a un antiguo compañero.

-¡tú no tienes nada que hacer aquí! Lárgate, tengo asuntos que atender con la manada, los seres extraños podrían invadir nuestro territorio.-

-en vez de preocuparte por los extraños deberías estar consolando a tu hembra, a este paso ella podría morir por la depresión de perder a un cachorro.-

-tú no tienes derecho a opinar sobre este asunto.- gruño el gorila.

-bueno…solo no digas que no te lo advertí.- el zorro se dio la vuelta y se escabulló entre los arbustos con su característica elegancia.

El gorila alfa gruño de nuevo al ver como Kurama desaparecía, hasta que se dio cuenta de algo.

-¿dónde está Kala?-

Ningún gorila supo que responder.

-posiblemente fue a pasear por ahí…- habló una de las gorilas hembras mientras cargaba a su cría de pocos días y la colocaba en su lomo.

-…Kala…susurró el alfa.


OoooOoooO


-¡¡¡NO KUSHINA NO VAYAS!!!-

El peliblanco trataba de que la pelirroja no regresara al campamento que había sido invadido y destruido por unos soldados contratados por el mismísimo Madara.

-Jiraiya…-susurró Kushina mientras le entregaba al pequeño rubito, quien dormía plácidamente. –toma a Menma y huye de aquí…no le daré el gusto a ese hombre de llevarse a mi marido.-

-pero Kushina…tu hijo te necesita.-

-en este momento Minato no tiene a nadie, él me necesita más que Menma, quien ahora te tiene a ti. Confía en mí… ¿sí? Prometo que regresare con Minato.-

La mujer pelirroja se dio la vuelta y echo a correr de vuelta al campamento, Jiraiya se dio la vuelta y corrió en sentido contrario, cubriendo al pequeño con sus fuertes brazos, decisivo en protegerlo…
 
-Kushina…sé que me estas me estas engañando…-

-¡¡está escapando uno!!- escucho como alguien gritaba a su espalda.

-rayos…-


*Concreta, saca el valor, da fuerza a quien necesita
Construye hoy tu protección, las cosas hoy cambian
Peligro vas a encontrar*


Kushina corrió con todas sus fuerzas, ingresando en el campamento, o lo que quedaba de él.

-…Minato…- siguió corriendo en busca de su esposo.

Mientras tanto, el rubio luchaba con todo su ser, motivado por ver a su esposa e hijo a salvo, disparando y golpeando a los enemigos como solo un Namikaze lo puede hacer.

-Minato.- el mencionado se volvió hacia el hombre que pronuncio su nombre.

-Madara.-

-tu pelea es conmigo.- el azabache saco su arma mientras apuntaba hacia el rubio que ha amado desde su niñez. –maldito engañador…-

-no me pidas pelear contigo…porque no lo are.- el Namikaze tiro su escopeta, levantando las manos hacia arriba de su cabeza.
-qué bueno…así me ahorras un buen tiempo.- Madara quito el seguro de la pistola.
–te amo Minato, no sabes cuánto…pero decidiste irte con esa mujer…yo te ofrecí cosas que otra persona no podría darte nunca…-

-lo se…yo también te quise, pero Kushina me dio algo que tú no tienes…me dio sus verdaderos sentimientos, una mujer fuerte y decisiva; lo tuyo Madara es frialdad y manipulación absoluta. Cambiaste como solo un Uchiha lo haría.-

El hombre lo escucho con su mirada inmutable, aunque por dentro estaba destrozado por las palabras del otro. Apunto hacia Minato y dijo con voz firme.

-hasta nunca…Namikaze Minato.-

Y entonces tiro del gatillo…

…lo último que vio fue una larguísima cabellera roja que se aferraba con todas sus fuerzas al pecho de Minato para después caer encima de él.

Kushina se había interpuesto entre su esposo y la bala, la cual atravesó la espalda de la mujer para después atravesar el abdomen del rubio, quien escupió sangre al momento.

-Kushi…na…- la llamo el rubio.

Ella subió la mirada, sonriéndole y con lágrimas en sus ojos grises.

-Minato…Menma está bien…Jiraiya lo protegerá…- la mujer sintió la muerte llegar. –Mina...to…te amo.- y entonces expiro.

El rubio abrazo a su esposa con las pocas fuerzas que le quedaban ante la mirada de sorpresa de Madara.

-también…te amo…- susurro en el oído de la mujer. –Madara…gracias…por hacer que yo muera…al lado de la persona que ame y seguiré amando.- el Namikaze sonrió ligeramente antes de que su cabeza cayera al suelo, muerto, con la pelirroja sobre él, ambos abrazados y con una sonrisa en los labios.

-…dos pájaros de un tiro.- susurro mientras guardaba su arma, viendo aun la escena que se extendía ante sus ojos. –Así que tienen un hijo…ump…-el hombre sonrió tétricamente. –Estos dos no perdieron el tiempo.-



Jiraiya huía y esquivaba los balazos que le tiraban, protegiendo al pequeño Menma con su propia vida; unos minutos atrás dos balas habían atravesado su hombro, provocando que perdiera mucha sangre; pero el instinto de sobrevivencia era más fuerte y el deseo de proteger al niño lo era aún más.

Pero entonces una bala se insertó en su espalda, haciéndolo caer al suelo, protegiendo a Menma del impacto.

El peliblanco se arrastró por el suelo, escondiéndose en el hueco de un árbol con el rubito aun dormido en brazos; escucho cuando sus perseguidores seguían corriendo, creyendo que él seguía huyendo con el niño. Resoplo aliviado; envolvió a Menma con una manta y lo cubrió con hojas grandes de palma para camuflajearlo.

-volveré por ti pequeño…te lo prometo…-

El peliblanco saco fuerzas de su flaqueza para correr en dirección opuesta, llamando la atención de sus perseguidores quienes comenzaron a seguirlo.

Jiraiya los guio hacia una peligrosa cascada;  tenía planeado cruzar el tronco que servía de puente para así poder perderlos nuevamente, pero justo cuando puso un pie en el momento en que su pie toco la corteza un segundo disparo se incrustó en su espalda, haciéndolo caer hacia el vacío.


 

OoooOoooO


La gorila llevaba ya toda la mañana y tarde vagando por el territorio, tratando de olvidar el terrible dolor que le carcomía el pecho.

Buscaba fruta para comer sin concentrarse realmente; desde hace ya muchos días que había dejado de comer y nadie le insistía en que lo hiciera. Las demás sabían que era el instinto, que pronto se le pasaría tan pronto de dé a luz a otra cría, pero por alguna razón ella no quería otro bebe que le recuerde la falta tan grande que hizo.

-Kala.- de la maleza salió Kurama, el zorro.

-hola Kurama.- saludo la gorila.

 -¿aun sigues deprimida?- no obtuvo respuesta. –Kala, se por el dolor que estás pasando, pero la actitud que tomas no es la correcta…eres una gorila fuerte, yo sé que puedes seguir adelante, hazlo por tu cría.-

Kala resoplo. –lo se Kurama, pero a veces me pregunto qué hubiera pasado si yo no…- Kala callo de golpe.

-¿ocurre algo?- pregunto el zorro algo extrañado por el repentino cambio.
-¿oyes eso?- susurro la gorila, tratando de descifrar el extraño sonido que retumbaba en la selva.

El zorro alzo las orejas. –Parece el chillido de algún animal viejo y herido.-

-…no…-volvió a susurrar Kala. –Es algo mucho más tierno…- la gorila se giró hacia dónde provenía el sonido, corriendo hacia esa dirección con el zorro detrás de ella…

Se sentía rara…como si algo en el pecho le hiciera correr hacia allá; se sentía atraída, como si fuera un imán. Como si la estuvieran llamando.


*El llanto no podrá curar la herida de tu corazón
No todo está perdido aún…*

*…Oye alguien que te está llamando
Un ser, dos mundos son
Te guiará, tu corazón decidirá por ti.*


 Kala y el zorro llegaron a donde se encontraba el enorme árbol hueco, el más antiguo de toda la selva. La gorila se acercó y retiro las palmas que ahí se encontraban, descubriendo al hermoso bebé rubio quien lloraba, exigiendo atención; en el momento en que Kala retiro las hierbas y la luz volvió a iluminarle el rostro el niño dejo de llorar, viendo a la gorila, sonriéndole y estirando sus bracitos regordetes hacia ella.

-m-mamá – balbuceo el rubito.

Algo en Kala se removió, un lindo calorcito comenzó a crecerle en el pecho. Tomo al niño en brazos y lo pego a su pecho de forma protectora.

-¿no planeas quedarte con él o sí?- pregunto el zorro mientras se sentaba sobre sus patas traseras.

-míralo, se ve tan indefenso. Es mejor que se quede conmigo.- contesto Kala viendo aun al bebé de forma maternal.

Kurama resoplo. –a Kerchak no le gustara esto.-

Gorila y zorro emprendieron el camino de vuelta a la manada, quienes rodearon a  Kala tan pronto llego con ellos, ignorando al zorro que se volvía a escabullir.

-Kala. ¿Dónde estuviste? Kerchak te estuvo buscando.- decían las demás gorilas, todas ellas con crías.

La gorila sonrió –Tranquilos yo solo…fui a dar una vuelta.- dijo mientras enseñaba a la criaturita.

Las demás gorilas se hicieron hacia atrás, asustadas, a excepción de una pequeña gorila.

-tía Kala…que rayos es eso.- pregunto mientras se acercaba sin miedo alguno.

-es un bebé Terk.- contesto Kala con un aura maternal.

-pues es muy feo.-

La gorila recibió un zape por parte de su madre. -¡¡¡Terk!!!- le regaño.

-pero lo es…- el rubito se volvió hacia la gorila y le sonrió de forma tierna. -…aunque no es tan malo una vez que te acostumbras…-

Entonces la imponente figura del macho alfa hizo su aparición, haciendo que las demás se alejaran por respeto.

-¿Qué es esto?- el lomo blanco se acercó a su esposa y olfateo al bebé, sacándole una risa al infante. Pero el macho no se lo tomo tan bien que digamos, pues empezó a gruñir y a negar con la cabeza.

-Kerchak, te prometo que el niño no hará nada peligroso.-

-el niño mismo ya es peligroso.- contesto el alfa con un gruñido.

-solo es una cría abandonada, no causara ningún problema, no si yo lo crio.-

Kerchak no pudo decir más, su esposa estaba destrozada por la pérdida de su cría, tal vez y ese extraño ser pueda aliviar su dolor.

-muy bien.- contesto el gorila. –podrá quedarse aquí siempre y cuando este siempre a tu cuidado.-

Kala sonrió agradecida. –ohh Kerchak, sé que será un buen hijo…-

El alfa la corto. –he dicho puede quedarse…no que va a ser mi hijo.- el macho se dio la vuelta y siguió su camino, dejando a su esposa algo afligida por la respuesta.

-¿y como le pondrás a tu nueva cría?- Kurama volvió a aparecer desde las sombras para acercarse y olfatear al bebé quien siempre sonreía.

La gorila se lo pensó un buen tiempo para después ver a su nuevo hijo y decir.

-siento que debería llamarlo…Naruto…mi pequeño Naruto.-

-¿Naruto? Bueno…si tú quieres asi pues está bien…- Kurama movió la cola dando su aprobación.

-Naruto…desde ahora yo te protegeré de cualquier cosa, y aquí estaré siempre para ti…-



Notas finales:

¿que tal? ¿les gusto? ¿me dejan un RW?

Entonces nos vemos en la proxima actualizacion...

Se despide Panda Teme...cambio y fuera.


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