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Secuestro por QueenNanen

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Regresaba bastante cansado a su departamento. El día había sido bastante ajetreado, muchos trabajos por hacer y poco tiempo para emplearlos. Sentía que si seguía así pronto explotaría.

Levi tomaba el rutinario camino a su hogar. Era un día cualquiera de verano, el calor se hacía presente junto con los gritos de los niños corriendo en el parque junto con sus padres, personas comiendo helado sentada en las bancas , todo normal...

Excepto por un pequeño detalle...

Sentía que le seguían, de seguro le dirían paranoico o lo tacharían de esquizofrénico, pero algo había que le acongojaba. Desde ya hace una semana sentía una mirada sobre él, en los recesos, en sus clases, de ida y de vuelta a su departamento. Y lo que más le estresaba y provocaba un malgasto de su preocupación era no saber quién rayos era.

Algo le tenía inquieto...

Como de costumbre pasó por algo de comer al negocio de su hermana, Mikasa. Entrando en aquella tienda miró su reloj mientras que seguido de haber ingresado por aquella puerta sonaba una campanilla dándole la bienvenida al igual que a todos los clientes. El lugar era bastante acogedor con combinaciones de marrón y blanco, el olor a café del bueno y chocolate era su preferido cada vez que entraba, podía quedarse horas sentado ahí tomándose un simple café cortado mientras apreciaba la tranquilidad de aquel lugar. Rápidamente una mesera le fue a tomar su orden. Se acomodó en su asiento preferido apegado al gran ventanal que mostraba la belleza que rodeaba al acogedor local

.-Hola Levi, ¿llevas lo mismo de siempre?.-le preguntó la muchacha mientras le sonreía en forma de saludo.

-Hola Annie -saludó a la novia de su hermana mientras miraba la carta.-Hmm...-Torcía su gesto mientras miraba la carta. -Sorpréndanme hoy.-terminó diciendo mientras cerraba aquella carpetilla y se la entregaba.

-Muy bien, tu solo espera un poco que ya viene- respondió sin más mientras hacía una pequeña despedida y se iba a atender a una pareja que había entrado hace pocos segundos al local.

-¡Hola!, Bienvenidos-

Y así veía Levi como su cuñada atendía a los demás mientras cada vez se sentía el cálido y agradable ambiente. Ya más relajado tomó su bolso y se propuso a avanzar un poco más en su trabajo, sacó su libreta y lápiz y volvió a dejar el bolso a su costado, mientras organizaba sus pensamientos algo le aturdió de su tranquilidad...

...Alguien le observaba...

Lentamente, y evitando ser obvio, bajó el lápiz de la altura de su boca y miró hacia el frente y buscó entre los clientes.

Nadie...

Nadie de ahí le observaba, todos reían y conversaban en aquel tan acogedor aire que se desprendía. Giró su rostro a la izquierda, hacia el ventanal. Ahí en frente había otro restaurant.

Y lo vio...

Ese chico le miraba, no alcanzó a reconocerle ya que al momento en que sus miradas se cruzaron este la giró y siguió al pendiente de su comida. Pero era él... estaba seguro.

Vestía ropa casual, una camisa celeste y pitillos negros, nada anormal para un joven de su edad, pero ese físico se le hacía increíblemente familiar, intentaba buscar en sus memorias y no se le venía nada a pesar de que él tenía una memoria increíble.

-Hey, Levi.-se escuchó una voz familiar mientras veía como Mikasa se sentaba frente a él con su orden, sonrió ampliamente y desvió la mirada del restaurant de en frente.-¿Eh?.-giró su vista hacia donde pocos segundos la tenía Levi.-Hey... ¿Ya me vas a dejar por otro local?-fingió tristeza mientras se levantaba y fingía irse, ambos rieron y Mikasa volvió a sentarse.-Ten tu orden, es mi nueva especialidad, quiero que me digas como está-Hablaba con emoción mientras sacaba los platos de encima de la bandeja y le ofrecía su comida a Levi, el morocho mostró felicidad ante la astucia de su hermana y sin pensarlo dos veces se hecho a la boca un trozo de aquel postre, era realmente exquisito. Miró a su hermana que se encontraba expectante y le sonrió.-¿Está bueno?-preguntó incrédula.

-Está increíble.- Siguió comiendo con más ganas en forma de respuesta. Se percató que nuevamente alguien le observaba, rápidamente giró su rostro encontrando su mirada con la del otro, su acechador volvió su atención a la comida.

-Es el- Se respondió en sus pensamientos. Estaba harto. Terminó de comer rápidamente y le agradeció a Mikasa y Annie por su hospitalidad. Ambas le rogaron en que se quedara un poco más, pero él se excusó diciendo que ya era tarde (10.30), que se estaba oscureciendo y él tenía que terminar un trabajo. Pagó la cuenta y guardó sus cosas en su bolso.

Le iría a enfrentar

Se paró bruscamente llamando la atención de su acechador, y con la mirada fija en él, salió del local mientras se despedía de ambas chicas. Al momento de devolver la mirada notó que su seguidor se paraba y se marchaba rápidamente.

-Ah no, eso sí que no. Tú no te me escapas-susurró mientras se acercaba a la vereda y pretendía cruzar la calle, el semáforo se puso en rojo para los peatones y hasta ahí quedó su persecución.

Notó como el joven pagó y salió caminando rápidamente del restaurant mientras le regalaba algunas miradas rápidas.-vamos maldita sea.-gruñía Levi al no poder alcanzarlo, tenía una tremenda curiosidad por ver quién era, y que rayos quería. El semáforo se volvió verde y él empezó a correr, inmediatamente el otro también lo hizo y así comenzó aquella persecución. Ambos empujaban a cualquier persona que se le cruzara ante aquella desesperación, uno por saber quién era y el otro por ocultar su identidad.

-Ha... Maldición Ha -jadeaba Levi mientras se afirmaba en sus rodillas y recuperaba un poco el aliento. Aquel muchacho había sido demasiado rápido, aparte de que él no era de esos que les apasionaba el deporte.-Apretó su mandíbula y miró hacia abajo mientras aún jadeaba, se enderezó mientras miraba a su alrededor. Conocía el lugar y se encontraba bastante lejos de su hogar.

Ya había oscurecido...

Preocupado remangó su poleron en la mano izquierda para ver qué hora era.

11.32

Pues, el muy maldito le había tenido corriendo como por media hora. Molesto por no haberle atrapado se giró sobre sus talones y emprendió camino a su morada, debería tener cuidado por si se lo volvía a encontrar, quería tenerlo entre sus manos para molerlo a palos y demostrarle que con él se había equivocado.

¡No podía tenerlo pensando todo el día en quién mierda era!

Ya bastante fastidiado siguió con su camino mientras miraba todo ya más relajado. Era bastante tarde, pero ahora solo le quedaba cruzar aquel parque que tanto temía por las noches pues era la única forma de llegar a su departamento. La última vez que tomó un "atajo" le asaltaron entre 4 y no pudo salvar ni sus calzoncillos, y ese parque de noche daba un aspecto tenebroso.

Pero no hay que mal interpretar, él no le tenía miedo a la oscuridad, solo a lo que podría haber entre ella... O así es como se mentaliza el para no mostrar esa pequeña debilidad.

Metió la mano derecha en su bolsillo apretando levemente su celular, como una forma de mantenerse más seguro ,y su otra mano se dirigió a la correa que colgaba en su hombro izquierdo en donde se encontraba su bolso. Apretó su mandíbula y tragó pesado mientras comenzaba a dar pasos temerosos.

-vamos Levi, no seas tan cobarde-se auto reprochaba mientras comenzaba a dar pasos firmes y solo escuchaba el viento mover las hojas y sus pasos, a los pocos segundos sintió otra presencia e inmediatamente se detuvo.

El sonido de sus pisadas cesó... Pero había otro par que no...

Jadeo del miedo mientras se giraba lentamente y veía entre la oscuridad a un muchacho parado frente a un semáforo, la poca luz que desprendían las estrellas y los focos de aquella plaza dieron con el cuerpo de su acechador mostrando el mismo físico que vio en el restaurant. Se giró rápidamente y comenzó a correr en dirección a su hogar, sus pisadas se aceleraron al igual que las del muchacho que le seguía.

-No-Gimoteó cuando sintió una mano apresarle por sus cintura y otra por su cuello, la última traía un paño que fue directamente a tapar su boca y nariz provocando que este a los pocos segundo de respirar comenzara a sentirse débil hasta que poco a poco se desmayó.

-E...Ere...n- fue lo último que pronunció para quedar en completa inconsciencia.


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