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Zhou Mi; Watch Me And Love Me (ZhouRy) por AnnaTeukie

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Notas del fanfic:

¡Oh! Espero y lo sigan, de una vez les digo que tendrá una 2da temporada. Este fanfic ya esta finalizado. Y la 2da temp. esta en proceso. Gracias por tomarse el tiempo de leer.

Notas del capitulo:

Leanlo.

Sus dos hijos eran lo único que le daba ánimos para seguir adelante, ya habían pasado dos largos años desde que su esposo HyukJae murió en ese accidente automovilístico. Quería matar al estúpido conductor ebrio que venía frente al auto de su esposo, ¿cómo es que pudo dejarlo solo? ¿Cómo le iba hacer para salir adelante? ¿Qué les diría a sus hijos al llegar a casa sin su padre? ¿Cómo educaría a sus hijos él solo? ¿Quién iba a cuidar a sus bebés el tiempo en el que él aún estuviera en la pastelería atendiendo? ¿Por qué se fue? Él lo amaba y sin embargo lo dejo.

Desde que HyukJae falleció, ha estado haciendo todo lo posible por sacar a sus hijos adelante, y repartir sus horarios para irlos a buscar a la escuela, hacer la comida, la limpieza de la casa, ir al súper a comprar la despensa y atender su preciada pastelería, la cual se la había regalado HyukJae en su segundo año de casados.

Había sido un día agotador y ahora estaba cerrando su negocio para poder volver a casa, en todo el día había estado fuera ya que le habían llegado montones de pedidos que él junto con Kyuhyun habían preparado, tenía que conseguir más personal que lo ayudara y mañana a primera hora pondría un cartel en la entrada, de sus queridos niños ya no se preocupaba tanto, pues su amiga Hyoyeon se le había ofrecido para hacerle de niñera, pero aun así él le pagaba sus horarios no quería que ella pensara que se estaba aprovechando de su generosidad.

Subió a su auto y ahora conducía lo más rápido que podía para poder pasar al supermercado a comprar las galletas favoritas de Yesung, y el helado de fresa para Sunny, era para compensar el no haber pasado mucho tiempo esta semana con ellos, los amaba eran su vida, cada uno de ellos le recordaba cada día a HyukJae, el carácter de Yesung, su figura delgada, y el color negro de sus grandes ojos los había heredado de su padre, a Sunny le había quedado su hermosa sonrisa, su cabello azabache, y la forma de sus labios, sus hijos eran los niños más preciosos que nunca había visto, y como no serlo si sus genes eran belleza pura.

Henry con su complexión delgada con curvas, piel de porcelana, cabello rojizo, labios definidos color carmesí, piernas largas y bonitas, con músculos en brazos y abdomen, y su cara angelical —que era hermosa a pesar de su edad— había conquistado el corazón de su esposo en la universidad, y no solo de él, sino de varios hombres y mujeres a lo largo de su vida. Pero no solo era su físico el que le ayudaba romper corazones, también era su dulce forma de ser, la forma bondadosa y sincera con la trataba a los demás, la forma tan apasionada con la que amaba, y todo eso se lo había ganado HyukJae a la buena, aún recuerda el día en que le pidió matrimonio, lloró a mares de la felicidad, su bello mono fue el primer hombre y el ultimo que lo toco en su vida, la primera vez que hicieron el amor fue en su luna de miel le agradeció a Hyuk por hacerlo especial para él, y cuando se enteró de lo que le había sucedido su mundo a su alrededor giró, y se le venía encima.

Ya en el súper, estiraba su brazo al tiempo que se ponía de puntitas para llegar a donde estaba la caja con las galletas ¿por qué diablos lo tienen que poner tan alto? No es como que todas las personas fuesen altas, si tan solo estuviera Hyuk él y su hermoso cuerpo le ayudarían a bajarle la caja. En un intento más por alcanzarlas dio un salto estaba a punto de ir a besar el suelo, y él cerró los ojos para intentar no sentir el golpe, pero lo que sintió fue otra cosa, un brazo fuerte y musculoso lo atrapaba por la cintura manteniéndolo, dirigió su mirada hacía su mano con la que agarraría las galletas ya que la sentía tibia, y ahí estaba otra encima de la suya sosteniéndola al igual que él sostenía las galletas, volteó su cara hacía atrás y lo vio.

Un chico alto, cabello castaño oscuro, ojos grandes color avellana, nariz perfilada, una bonita mandíbula, piel tostada, unos hermosos labios rosas, “tan incitadores, tan apetecibles”, se lamió sus labios después de ese pensamiento, el chico le sonrió y él cayo en el mundo real de nuevo sonrojándose hasta por donde no, su cara parecía un tomate. Y no era para menos, el muchacho era jodidamente sexy, se revolvió el cabello negando con la cabeza, recuperó su postura así como también tomo las galletas, aun sonrojado.

—Lo… lo siento– Habló Henry nervioso.

—No hay de que, es lo que todo mundo haría. —Le dio a Henry una sonrisa que lo dejó perplejo— Soy Zhoumi —le tendió la mano y Henry se la apretó

—Henry, mucho gusto

—El gusto es mío, no se ven personas como tu muy a menudo

El chico se sonrojo aún más si es que se podía, pero ¿qué le sucedía? No era un vil adolecente para comportarse así— ¿a qué te refieres con eso?

—Hermoso. Eres el joven más hermoso que yo haya visto, Henry

¿Cómo se atrevía a coquetearle? ¿Pero qué confianzas son esas? No se conocían hasta hace unos minutos y él ya le estaba tuteando, Henry era un hombre casado, bueno viudo, con hijos, un hogar, familia, no podía faltarle el respeto a su esposo de esa manera. Apenas habían pasado dos años desde que su amado falleció, para él ese acontecimiento aún estaba fresco en su corazón, se prometió así mismo y a HyukJae que no volvería a enamorarse de nuevo, no iba faltar a su promesa, apretó la caja de galletas contra su pecho. Es que ese chico despertó en él algo que hace mucho no sentía, al momento  que le soltó de la cintura cuando estaba punto de caer sintió un vacío grande, al mismo tiempo que un frío se apoderaba de su cuerpo, y cuando le apretó su mano, una carga de energía inexplicablemente deliciosa se apoderó de todo su cuerpo a llegar a su entrepierna, le gustó, pero al segundo se arrepintió.

—Bueno, gracias, yo me tengo que ir

Se dio media vuelta, se dirigió rápidamente a la caja para pagar lo que había estado buscando,  dejando ahí varado a Zhoumi, un lindo chico, uno que no volvería a ver, no sabía el por qué pero todo eso le dolía, le dolía el saber que le estaba faltando el respeto a su esposo sabiendo que a él le había gustado Zhoumi, si le gustaba, lo admitió al momento en el que se dio la vuelta y este le llamaba su nombre. Al ir a medio camino para su casa, deseó con ganas el volverlo a ver, se mordió los labios, ¿qué pensaría Hyukie de todo eso? Seguro diría  “¡Cristo, le viste ese abdomen!” sonrió al recordar lo boca floja  y descarado que podía llegar a ser su esposo a veces.

Al llegar a la puerta de su casa, busco las llaves en los bolsillos de su chaqueta y pantalón, al encontrarlas soltó un suspiro encaminándose a introducir la llave en el cerrojo, cuando abrió entró de inmediato. Ya deseaba ver las caras de sus preciosos hijos al ver lo que les trajo, cerró la puerta al hacerlo escuchó una hermosa vocecita.

— ¡Papi!– Gritó Sunny eufórica al ver llegar a su padre, corriendo hacia él para que la cargara.

Al tomarla en sus brazos y soltar la bolsa del súper al suelo, ella enredo sus bracitos alrededor de su cuello depositándole un tierno beso en la mejilla– Mi amor, ¿cómo has estado princesa? 

—Bien, Yesung no comió sus verduras– acusó ella, sacándole una sonrisa a su padre

— ¡Papi llegaste!– vio correr a Yesung desde el fondo del pasillo hacia él, y le abrazó sus piernas.

— ¡Hey, campeón! —Le revolvió el cabello— tu hermana me dijo que no quisiste comer tus verduras ¿por qué?

—No me gustan —respondió inmediatamente frunciendo el ceño

Ese sería un rasgo más para anexar en las lista de cosas que se parecen a Hyuk en sus hijos. Hyuk odiaba en el alma las verduras, daba cualquier pretexto para no comerlas, nada o nadie lo convencían  de hacerlo y si lo hacías era un milagro. Por lo tanto no se extraña de que a su pequeño hijo no le guste o les ponga caras, aparte de la edad en la que están donde solo quieren comer dulces y cosas insanas dañinas para su salud, pero Sunny es un caso distinto a su hermano, ella ama las verduras come todo lo que le pongas enfrente sin reprochar, ese rasgo es de Henry, tal vez los dos hayan heredado cosas de  su padre Hyuk, pero en la personalidad Yesung es el que más se acerca a él, todos unos huracanes imparables, inquietos, firmes, enojones, pero también todos unos extravagantes cariñosos cuando se lo proponen.

Al principio cuando la muerte de HyukJae aún estaba fresca, se encerraba en su cuarto a llorar todas las noches, pensando en que jamás lo podría superar por que sus hijos se lo recordaban todos los días, y no es que ya lo haya superado del todo ahora, pero en diferencia a la que hacía en aquel entonces ya había cambiado.

—Bien…—comenzó Henry bajando a Sunny de sus brazos y agachándose a la altura de sus hijos—Entonces no creo que te merezcas lo que te traje

— ¡Papá! ¿Por qué?– Yesung lo miró con ojitos llorosos y suplicantes

— ¡Oh vamos! No me hagas esa cara– tomó la bolsa del súper que casualmente estaba a su lado y se la mostró a los niños impacientes— Vallan a la sala y vean que hay dentro

La niña agarró la bolsa con arrebato y salió junto con su hermano corriendo con dirección, a la pequeña gran sala de su casa, con una sonrisa de padre orgulloso Henry se incorporó siguiendo a sus dos pequeños con la mirada como si con eso evitara que no se fuesen a caer. Cuando los perdió de vista miró hacia al frente, y ahí estaba Hyoyeon recargada en el marco del pasillo donde había visto todo la escena de un padre viudo con sus dos hijos.

Henry le sonrió, y ella no dudó en devolverle  el gesto.

— ¿Café?– interrogó ella. A lo que el rojizo solo asintió siguiéndola a la cocina.

Estiró los brazos al sentarse en unas de las sillas en la mesa, su hija pesaba aún más de lo que recordaba a pesar de no ser muy grande y no estar muy llenita, además por su trabajo hacia mucho que no la cargaba.

—Veras, cariño —Hyoyeon lo sacó de sus pensamiento— Hay algo que tengo que decirte

—De qué se trata

La chica soltó un suspiro cansado— Yo lo siento Henry pero ya no puedo cuidar a los niños, los adoro pero mis exámenes para la universidad se ponen cada vez más rudos, y no sé si pueda con las dos cosas al mismo tiempo, lo lamento.

El silencio los inundó.

¿Qué se supone que haría ahora? No podía volver a lo que hacía antes repartiendo sus horarios, pues los niños tienen más actividades que antes, Sunny el ballet, Yesung las clases de karate. Eso no le da muy bien a su horario, la clientela de su pequeño negocio ha aumentado y aún sigue en aumento y tampoco creía que Kyuhyun se fuera a dar abasto solo de aquí a que encuentren a algunos empleados que les ayuden.

De nuevo todo se le venía encima, sus hijos, su trabajo, todo. Siquiera con Hyoyeon tenía mínimo una o dos horas para descansar, pero ahora… tenía que pensar en algo, ni loco dejaba a sus hijos con niñeras que ni siquiera conocía, había leído en el periódico sobre niñeras que maltratan a los niños y no iba a arriesgarse a que le hicieran eso a sus hijos así tuviera que llevárselos con él a la pastelería.

¡La pastelería! Hay un pequeño cuarto sin usar de unos tres por tres metros, que bien podía acondicionar para sus hijos, si era pequeño pero se podrían distraer allí.

—Está bien Hyoyeon lo entiendo– dijo Henry metiendo su mano al bolsillo del pantalón.

— ¡Oh cielo! ¿En serio? Gra… ¿qué es esto?– Hyoyeon miraba sorprendida el dinero que Henry le ofrecía

—Tú paga, de los días que trabajaste

— ¡Oh! No, no, está bien. Henry…—chica le dio una sonrisa dulce mientras envolvía sus manos en la de Henry regresándole el efectivo— yo no hacia esto por dinero cariño, tus hijos son un amor  y me encanta cuidarlos, te lo he dicho muchas veces. Creo que no me escuchas —soltó las manos del chico

Henry carcajeó— Si te escucho y muy bien.

— ¡Pues no lo parece!– espetó ella indignada– Bueno, me tengo que ir. Está bien, a partir de mañana no vengo, ya se lo dije a los niños así que no te preocupes. Nos vemos.

—Está bien, te acompaño

—No, se dónde está la puerta gracias

Vio desaparecer a la chica mientras salía de la cocina, soltó un profundo suspiro contenido al oír como la puerta de la salida era cerrada,  paso sus manos por su cabello y cuello masajeándolo, los próximos días serian un martirio, mucho peor que el de hoy. “Cuanta falta me hace Hyukie” pensó. Como le hacía falta alguien, como le hacía falta un compañero, una pareja que le ayudara.

Una pareja, en ese momento recordó al sexy chico del supermercado, con sus musculosos brazos, y deliciosos labios, una sonrisa se le pintó en la boca de inmediato. Como quisiera envolverse en esos brazos, que esos labios lo besaran por donde sea, que Zhoumi le recorriera su cuerpo con caricias, besos, que lo… ¡Oh! ¿¡Pero en que está pensando!? ¿Cómo le puede estar faltando el respeto a su esposo de esa manera tan libidinosa? Aún peor con un desconocido, aunque no del todo. Siquiera sabía su nombre, Zhoumi, para ser un desconocido hasta su nombre le sonaba lindo. ¡Oh sí! Lo creía lindo, su nombre, sus brazos, su sonrisa, sus labios, su piel, sus ojos, su nariz, su cuerpo ¡joder! Todo en él le parecía malditamente bello, más que eso era, precioso.

Se lamió y mordió los labios imaginando el ¿cómo sería besarlo? ¿Cómo sería su sabor? ¿Sus labios serían suaves? ¿Cómo carajos besa ese hombre malditamente sexy? ¡Oh Dios! Tenía que dejar esos pensamientos sino no lo dejaría dormir en todo la noche, además de que le nacería un pequeño problema en su parte baja, y no quería soñar o atenderse pensando en un extraño que no volvería a ver como Zhoumi, pero un extraño que lo hizo suspirar, mejor aún pensar en él.

Si porque lo único que estaba en sus pensamientos ahora era… ZHOUMI.

 

Notas finales:

¿Qué les parecio?


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