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Sax and you por Yoshita

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Notas del fanfic:

Hola, bienvenidos a mi blog, Yoshita. Hace mucho que no escribía, así que debo estar algo oxidada, sin embargo, al ver Haikyuu! no pude soportar la tentación de escribir, y mucho menos luego de amar a estos dos. 

Hay una ligera inspiración en Frank Sinatra, uno de los dioses de la música del siglo XX, así que sería increíble que leyeran mientras escuchan a este magnífico hombre.

Espero disfruten el fanfic.

 

Disclaimer: Furudate Haruichi es el creaadoor de Haikyuu! y sus personajes.

Notas del capitulo:

Basándome en una canción del maestro Sinatra del mismo nombre, I get a kick out of you es el inicio de la historia entre nuestro querido Yuu y el tierno Asahi-san. 

 

Si les gustaron mis proyectos, los invito a leer el resto, que se encuentran en One Piece, Bleach, KHR y Sengoku Basara.

 

Sin mas ni mas, gracias por leer.

 

PD: lamento si hay errores ortográficos o de alguna índole, si encuentran, dejen el comentario y lo arreglaré tan pronto pueda.

Noya llevaba ya tiempo trabajando en el bar. Podía decir que conocía a los clientes habituales, lo que lo hacía capaz de discernir entre los nuevos. 
Su empleo era sencillo, pero al tiempo doble: era mesero y músico; y al chico no le importaba, es que cuando realmente tienes talento para varias cosas, no se puede quedar uno de brazos cruzados. Y justamente era lo que Nishinoya había hecho. Tenía habilidades y era algo que Ryuu había aprovechado, aceptándolo en el bar que su hermana tenía ya hace muchos años. 
Se asomó por un lado de la cortina, escrutando su público. Si vio caras nuevas. Realmente prometía ser una buena noche. 
 


-Una botella de ron y dos martinis, uno con olivas extra... Y sigue viniendo, ese hombre no se cansa de ser rechazado por Nishinoya- el mesero llevó el pedido a la barra. 
-Kuroo-kun, un hombre no se rinde fácilmente- el muchacho tomó la botella de ron y la puso en la bandeja- además es viernes, Yuu-chan toca todos los viernes. 
-Es verdad- el pelinegro se apoyó en la barra- ¿y qué es toda esa mierda de no rendirse?
-Pregúntale a Iwa-chan, él te lo dirá- respondió preparando los martinis- te dirá cuánto tiempo lo estuve acosando. 
-Eres caso aparte, Oikawa- rodó los ojos y tomó las copas que Tooru acababa de colocar sobre la barra- mas le vale a Nishinoya no hacerlo de nuevo. 
-¡Es viernes, Kuroo-chan!- exclamó Oikawa mientras Tetsuro se alejaba. 
-¿Es viernes?
-Es cierto, no debes saberlo porque Yuu-chan apenas y regresó de sus vacaciones. 
-Bueno, Nishinoya-san volvió hace un mes, pero todos los viernes anteriores han sido completamente normales- Akaashi dejó en el lavamanos el trapo con el que limpiaba la barra. 
-Lo que pasa es que Yuu-chan es toda una perra. 
La cara de sorpresa de Akaashi fue digna de una foto. 
-Yuu-chan llegó aquí buscando trabajo, era un músico callejero y esa noche, el jefe lo dejó tocar en el escenario. Si, era viernes. 
-¿Músico? ¿Nishinoya-san?
-No lo parece, ¿verdad? Yuu-chan es todo un genio con su boca- Oikawa mostró una sonrisa torcida que le dio mala espina a Akaashi. 
-¿Qué quiere...?
-Calla, va a comenzar. 
Las luces del escenario se encendieron al tiempo que las luces ambientales del resto del antro se atenuaron. La envejecida cortina roja se veía opaca a través de la cortina de humo que despedían la mayoría de clientes del lugar. Había un micrófono en todo el centro, apoyado en su base, y nada mas. Unos pasos resonaron en los tablones y una pequeña figura apareció en escena. 
-¿Nishinoya-san?
-Jaja, todos tienen esa reacción la primera vez- rió Oikawa- Yuu-chan es otro mientras esté en tarima. 
Era cierto. Los días que Nishinoya estaba como mesero, o barman, o incluso de cajero, tenía su usual cabello levantado con el mechón amarillo cayendo en su frente, un traje de pantalón negro y camisa blanca con corbatín, y un poco de delineador de ojos (porque Oikawa, simplemente porque Oikawa). 
Pero ver a Yuu en el escenario era como ver a alguien completamente distinto. Cambiaba su ropa por un traje mas clásico: un smoking gris de rayas verticales, camisa blanca, tirantes y un pañuelo rojo atado al cuello; el cabello lo había peinado hacia abajo, dejando que cayera hacia el lado izquierdo de su rostro ese mechón amarillo tan particular en él. Y un sombrero que hacía juego con su traje. Un hermoso Al Capone moderno. 
Nishinoya nunca saludaba a su público, ni hacía un gesto o un grito, él simplemente daba una leve reverencia y se llevaba a la boca el saxofón que tanto amaba. 
Pero es que, como había dicho Oikawa, Nishinoya era toda una perra. 
Comenzó a tocar. Los dedos se movían por toda la extensión del instrumento, sacándole gemidos. Su boca maestra acariciaba la boquilla, su lengua lamía la paleta y su aliento hacía que el instrumento gritara. Ese era el show de Nishinoya Yuu, el sexofonista, como lo habían llamado. El chico interpretaba cuatro o cinco canciones y luego... Esperaba pacientemente a que Oikawa le llevara los números de las mesas que lo habían solicitado. Tanto hombres como mujeres pedían la excitante compañía del músico. Y Nishinoya tomaba dos o tres de las invitaciones de la noche para seguir su diversión. Decir que era una puta estaba bien, pero en realidad era una puta selectiva, porque Noya no se iba con cualquiera. Aunque no es que fuese cualquiera el que asistía a ese bar. 
Cuando acabó la segunda canción, un sujeto alto, de apariencia peligrosa y amenazante, se acercó a la barra donde Oikawa y Akaashi observaban al chico. 
-Fíjate en este, Aka-chan, estoy seguro que viene a preguntar por Yuu- le susurró al chico y luego se acercó a la barra- ¿puedo ayudarle? 
-Si... Eh.. Ah... El chico... Ese...- la mano que apuntaba a Nishinoya temblaba- es que... Me gustaría que me acompañase... Por hoy... Es que no se cómo...
-No digas más, grandote- Oikawa le guiñó un ojo- deja tu nombre y el número de tu mesa, le diré a Yuu cuando acabe. 
Nervioso, escribió sus datos en una hoja que Tooru le había facilitado. El sujeto dio varias reverencias dando las gracias y se retiró con torpeza. 
-Vaya enorme idiota- murmuró y desdobló el papel- ¡pareciera que hubiese escrito con el culo, apenas entiendo!- bufó y dobló el papelito para ponerlo en la vasija de vidrio con la etiqueta de "viernes de Nishinoya". 
-Parecía asustado...
-No se quién es, nunca había venido. Y no se por qué mierda tenía que temblar, sólo venía por Yuu. Pero tranquilo, Aka-chan, te mostraré lo popular que es Yuu-chan. 
Siguieron mirando al chico y cuando acabó la tercera canción, Oikawa esperó pacientemente la oleada de gente que venía a pedir a Nishinoya por la noche. Pero jamás llegó. 
-Pero qué extraño...- murmuró poniendo las manos en sus caderas- Yuu suele tener de diez a veinte peticiones por noche... ¡Y va solo una!
-Será que no es tan popular...
-¡Oye Oikawa!- llamó Kuroo- ¿qué tal va nuestro querido Nishinoya? Espero ganarle la apuesta hoy al bastardo de Tanaka. 
-¿Apostaron? 
-Yo dije que Noya tendría 16 peticiones, Tanaka dijo que serían 20. 
-Ninguno acertará, Kuroo-san, apenas va una sola- mencionó Akaashi. 
-¡¿Una?! ¡¿Estás seguro?!
-Una- Oikawa mostró la única nota blanca dentro del jarrón de vidrio- de ese sujeto de allá. Parece peligroso, pero es como un peluche gigante. 
-¿Eh? 
-Eso lo explica todo. 
-¿Pero qué dices, Tanaka?
-El sujeto peligroso- dijo el recién llegado dejando la bandeja sobre el mesón- es la razón por la cual nadie ha venido por Noya. Tienen miedo de que el tipo gigante les haga algo. 
-¿Cómo lo sabes? 
-Es de lo que hablan- se encogió de hombros- uno escucha pedazos sueltos de conversaciones, pero hay varios diciendo que se les fueron las ganas de pedir a Noya esta noche. Temen que el tipo les haga algo. 
-Ese hombre no mataría ni a una mísera mosca- se burló Oikawa. 
-Pero ellos no lo saben. 
 


La función de Noya había terminado y el chico se había retirado a su improvisado camerino. Oyó unos golpes en la puerta. 
-Pasa- dijo y se puso una toalla húmeda en el rostro. 
-Tengo tus peticiones, Yuu-chan. 
Suspiró. 
-Bueno, tu petición. 
Dejó de dar vueltas en la silla giratoria y arrojó la toalla al suelo. 
-¿Solo una? 
-Es de un tipo aparentemente escalofriante pero es como un pastel de chocolate inmenso, completamente inofensivo. 
-Bueno, parece que hoy será fácil... ¡Bien!- sonrió y exclamó- me alistaré, gracias Tooru. 
-De nada, Yuu-chan. 
Oikawa salió y cerró la puerta tras de si. 
-Bueno, es uno por esta noche... Y si es como dijo Tooru, puede que me lleve a comer antes de acostarse conmigo- sus ojos brillaron- tendré comida. 
Se desvistió rápidamente y buscó la ropa con la que había llegado al bar. Su turno había terminado. 
Se asomó por la pequeña ventana que había, pareciese que fuese a llover. 
-Entonces si llevaré la chaqueta. 
Se vistió con calma: un pantalón negro, una camisa gris, una leñadora de cuadros naranja con negro y tennis oscuros. Guardó el traje en el armario y tomó su bolso. 
Salió del camerino mirando el papel que Tooru le había dado. Era un nombre nuevo. 
-Hey Noya- chocó palmas con Tanaka- bien hecho, hombre, hoy sonaste increíble. 
-¡Gracias, Ryuu! Ya me voy. 
-¿Con el sujeto escalofriante?
-No debe dar tanto miedo, adiós Ryuu... ¡Adiós chicos!- exclamó haciendo gestos con la mano hacia la barra. 
Los muchachos le correspondieron. 
-A ver... Mesa 3, mesa 3... ¡Ajá!- corrió a la mesa donde un hombre robusto miraba a lado y lado- ¡hola!- gritó. 
Al hombre casi le da algo. El sujeto de la mesa se sobresaltó lo suficiente como para caerse de la silla en la que estaba. 
-Vamos hombre, que no soy tan feo- le largó una mano para ayudarle a ponerse de pie- soy Nishinoya Yuu, Tooru dijo que querías de mi compañía esta noche...- miró el papel, había olvidado el nombre de su cliente- ... Azumane Asahi. 
El hombre temblaba en la silla. 
-Oye, no tengas miedo, puedo ser el pasivo si quieres...
-¡Afuera!- se levantó de repente- ¡vamos fuera!
-Oye si, pero tienes que pagar...
-Yo... No tomé... Yo...
-Entiendo, solo viniste por mi... Tranquilo, pasa mucho... Vamos afuera- Noya lo tomó por el brazo con el temor de que ese sujeto se desmayara en cualquier momento. Ya fuera, lo soltó- ¿a dónde iremos?
Tembloroso, le dio un papel con una dirección. 
Noya miró la dirección, no conocía el sitio pero sabía llegar. 
-¿Caminaremos?
Azumane asintió. 
-Catarsis, ¿eh?- intentó armar conversación en el camino- ¿qué clase de lugar es? ¿Cómo son las camas? ¿No hay problema si entran dos hombres? Una vez fui con un tipo a un sitio y armaron pelea- rió al recordar- pero le partí la cara al administrador y al final pudimos entrar- estalló en risotadas- ah, esa noche fue excelente, ese tipo me...
-Libros. 
-¿Qué?
-Hay libros. Y no hay camas. Solo cojines en el suelo. 
-Libros, ¿eh? Y cojines...- el chico lo pensó por un momento- bueno, suena interesante- miró a su alrededor y luego al papelito- mira, estamos ya a unas cuadras. 
Azumane asintió nervioso. 
Noya seguía hablando sin parar de su trabajo como acompañante nocturno. Parecía que todo eso le traía sin cuidado, pero el rostro contrariado de su cliente lo detuvo. 
-¿Estás bien? Oye, te ves algo enfermo, ¿quieres ir por algo?
Negó. 
-Solo apúrate a llegar al sitio, por favor. 
Ah. Era eso. Tenía ganas. Lo entendía perfectamente. 
-Está bien- siguió andando, cruzó unas calles y se paró en frente del sitio con el letrero de "Catarsis"- hey, es un lugar algo... Elegante. 
Azumane lo ignoró y abrió la puerta, Noya lo siguió a su espalda. 
-Oye, para pedir la habitación, ¿puede ser la 4? Me gusta el cuatro porque uno, dos, tres...
El chico se quedó callado. Eso no era un motel ni mucho menos. ¡Era una cafetería! Una cafetería con bibliotecas por paredes. Una cafetería con cojines en lugar de mesas. Una cafetería. 
-¡¿Pero qué es este...?!
-¿Asahi?- preguntaron tras el mostrador- ¡Asahi! Ya nos preocupábamos por ti- el chico de cabellos canos que había salido a saludarlo sonreía con amabilidad. 
-Espera un momento, Azumane Asahi- musitó el músico- ¿qué es este sitio?
-Es Catarsis, mi cafetería favorita. 
-¿Qué hacemos aquí?
Azumane no respondió. 
-Oh no... No, no, no lo hiciste de nuevo, Asahi... ¡Daichi! ¡Tenemos un problema!- el muchacho se dejó caer al suelo en unos cojines- ¿de dónde lo sacaste esta vez, Asahi?
-Trabajo en Parade- respondió antes que su cliente lo hiciera- soy acompañante nocturno y él- señaló a Azumane- me pidió esta noche. 
-Creo que ha habido un malentendido...
-Nishinoya, Nishinoya Yuu. 
-Nishinoya-san, lo que sucede con este bebé gigante es que, por alguna razón, llegó perdido al sitio donde trabajas. 
-¿Eh?
-Es que salí tarde... Y me perdí... Y terminé dentro de ese bar y... Tenía que pagar algo pero no quería... Entonces escuché que había alguien que acompañaba a la gente en la noche, que era el músico... Y le dije a ese chico de la barra que...
Nishinoya estalló en risas. 
-¡No puedo creerlo! ¡Eres realmente tonto! Fuiste víctima del bar. 
-¿Víctima?- cuestionó el chico de cabellos claros. 
-En Parade hay una política: si entras, consumes. Si no, no sales. 
-¿Qué quiere decir?
-Quiere decir lo que quiere decir, debes gastar dinero dentro del bar para poder salir, no hay manera de lo contrario. Pero... ¿Por qué no pediste una cerveza?
-Asahi es intolerante al alcohol. 
-¿Jugar en el casino improvisado?
-Asahi no apuesta. 
-¿Ir a la sección de poledance?
-Digamos que Asahi no es bueno en ese tipo de cosas. 
El músico se dejó caer en los cojines. 
-Entiendo, tu única escapatoria era pedirme ayuda. 
-Lamento el malentendido, yo... Yo si quieres te pago, pero...
-Un café. 
-¿Qué?
-Invítame un café y me quedaré contigo por esta noche. 
-¿Qué pasa aquí?
-Daichi-san... Yo...
-Hola, soy Nishinoya Yuu- lo saludó desde el suelo. 
-Sawamura Daichi... Asahi, ¿quién es él?
-Otro trabajador nocturno. 
Sawamura chocó la palma de su mano con su frente. 
-No de nuevo... ¿Dónde fuiste a parar hoy?
-A Parade- respondió el de cabellos canos. 
-¿Parade? Pero eso es casi a 30 minutos de aquí. 
Azumane sonrió culpable. 
-¿Por qué no llamaste? Podía haber ido a buscarte, o Suga. 
-...
-¿Y bien?
-Dejé mi teléfono en casa...
-Maldición, Asahi, te juro que...
-Ya, ya- el albino se puso de pie- están asustando a los clientes. 
-Lo siento, Suga. 
-No pasa nada- se volvió a Noya- Sugawara Koshi- le tendió la mano- es un gusto. 
-Lo mismo digo- se puso de pie- ahora ven, me debes un café- tomó a Asahi de la mano y lo llevó a una esquina cerca a varios libros regados en el suelo. Se cruzó de piernas y le hizo señas al mas alto para que se sentara a su lado- es cierto que hay libros. 
-Lo siento por la confusión, yo...
-No hay problema- mencionó- hay noches donde deseo que pase justo lo que pasó hoy- dijo con nostalgia- realmente hay días donde quiero que alguien me invite un café. 
-¿No lo hacen?
-Claro que no, si quieres sexo con alguien, lo invitas a una copa... Bueno, mas de una. Pero si quieres pasar el rato, conversar y reír, invitas un café. Pero a mi solo me han invitado a copas. 
-Hasta ahora- habló claro y con confianza, sin titubeos ni nervios y Noya pudo escuchar perfectamente la profunda voz de Azumane. 
-Hasta ahora- sonrió. 
Suga apareció llevando sus bebidas. 
-Espero que te guste, Nishinoya-san. 
-Gracias. 
-Suga, ¿podrías...?
-Ya te traigo- rió y se fue. 
-¿Quién eres, Azumane Asahi?
-Yo... Yo... Eh...
-Tranquilo, no voy a hacerte nada...- tomó un sorbo del café- ¡sabe maravilloso! Y no tiene alcohol- dio una sonrisa ligera y sincera, ¿qué tanto detestaba el chico su trabajo?- respira profundo, cálmate y habla. 
-Soy... Soy jugador de volleyball profesional y tengo 23. Entreno con el equipo de la ciudad junto con Suga y Daichi todas las mañanas. En las tardes tengo un trabajo a medio tiempo vendiendo libros en una librería cerca al lugar donde entreno. Vivo aquí... Pero no aquí, aquí- rió nervioso y señaló el techo- Suga, Daichi y yo rentamos un apartamento hace tiempo. 
-¿Cómo fue que terminaste en el bar?
-Me perdí. 
-¿Por qué no pediste ayuda?
-Me da pena. Y había dejado mi celular en el apartamento, así que no había manera de llamar a Daichi o a Suga. 
-¿Y lo mejor era entrar a un bar?- mencionó alzando una ceja y bebiendo la última gota de su café. 
-Me perdí- se defendió. 
-Vale, vale- rió- pero tengo una duda, ¿qué es eso de "otra vez"? ¿Es que te ha pasado mucho?
-Bueno, verás, es que... Hay noches, como hoy, en que salgo tarde. Y como hay veces que, como hoy, dejo mi teléfono, me dedico a caminar buscando el camino y hay mujeres... Que se acercan y me dicen si quiero que me acompañen y les digo que si... Y les doy esta dirección y... Bueno, se enojan porque no hacen su trabajo... Y luego se van molestas con dinero que tuve que darles... Pero nunca me había metido a un bar. 
-Eres realmente torpe- sonrió- deberían haber mas tipos como tu. 
Azumane logró sonrojarse. 
-Ten- Suga apareció de la nada con galletas recién horneadas con figuras de animales- disfruten. 
-Oye, espera- llamó el chico- ¿puedes traerme otro café? Él invita, claro. 
Asahi le asintió a Suga. 
- En un momento. 
  

 
-No era necesario que me acompañases- murmuró Nishinoya. Debían ser las 3 de la mañana. Estaban las calles casi vacías y en silencio. 
-Es lo menos que puedo hacer luego de nuestro malentendido. 
-Jeje, es un malentendido afortunado. 
-¿Afortunado?
-Porque pude conocer a alguien como tu- susurró con una sonrisa sincera. 
-¿De verdad solo te piden eso?
-¿Eso? ¿Sexo? Si, realmente si... Aunque hubo una chica que me llevó a un baile de graduación o algo así... Aunque luego nos acostamos... Y con dos de sus amigas. 
Asahi agitó las manos frente a él. No necesitaba saber mas. 
-Realmente eres un pastel de chocolate gigante- se burló- completamente inofensivo, pero he de darte las gracias. 
-¿Qué?
-Tooru dijo que habías asustado a todos los que pensaban pedirme esta noche, pero dijo también que no dabas el miedo que parecías dar. Pero gracias a ti tomé café y no tuve que despertar en una cama ajena. Ah, y comí galletas. Me gustan las galletas. 
-¿Parezco un pastel?- murmuró preocupado, ¿él? ¿De chocolate? Pero...
-Tranquilo, Asahi-san, eres un pastel muy agradable. 
Sonrió. 
-Gracias, Nishinoya. 
-Es aquí- se detuvieron frente a un edificio de apartamentos- no es muy bonito, pero es algo. Entra, dejaré que uses el teléfono para llamar a Sugawara o a Sawamura. 
Asahi aceptó la oferta, no quería pasar por lo mismo. 
Subieron hasta el cuarto piso y Noya abrió la puerta. 
-Sigue, tranquilo- Noya se quitó los zapatos en la entrada y arrojó la maleta al sofá- ¿quieres agua?
-No, gracias, solo el teléfono. 
Nishinoya señaló una mesa al fondo de la estancia. 
-Gracias. 
Asahi se acercó y tomó el teléfono. Buscó en su bolsillo el teléfono que Suga le había anotado (porque Azumane Asahi se olvida de los teléfonos también) y marcó. 
-Ya estoy donde Nishinoya, ¿pueden...?
-Estamos a cinco minutos. 
-¿Pero cómo...?
-Nishinoya nos dio la dirección y nos pidió recogerte. 
Azumane se tornó carmín. Buscó al músico con la mirada y lo encontró quitándose la chaqueta. 
-Suga y Daichi-san ya vienen en camino...- mencionó tras colgar. 
-Bien- se sentó en el sofá- ven Asahi-san, siéntate mientras ellos llegan. 
Azumane se encaminó al sofá y se sentó al lado del chico. 
-Nishinoya... Tu...- ¿qué podía decirle? No se le ocurría mucho- tocas el saxofón muy bien. 
-Gracias, Asahi-san. Me gusta mucho tocarlo. 
-¿Eres músico de profesión?
-Estudié hasta la mitad de la carrera de música... Luego lo dejé, era aburrido. O bueno, todo lo que enseñaban ya lo sabía. 
-¿Ya?
-Estudié por mi cuenta desde que tenía 4, digamos que tenía mucho recorrido solo. 
-Eres impresionante, Nishinoya. 
-Gracias, Asahi-san. 
-¡Oye Asahi!- oyeron un grito desde la primera planta. 
-Ese es Daichi- se puso de pie- bueno, me iré. 
-Está bien- Noya le alargó la mano para despedirse- me gustó conocerte, Asahi-san. 
-Digo lo mismo, Nishinoya. Eh...- Asahi rebuscó entre sus bolsillos y le dio a Yuu el papel con la dirección del café- es... Por si algo...
Yuu no la recibió. 
-Consérvala, la necesitas tu mas que yo- sonrió- recuerdo bien como llegar. En lugar de eso, toma- se giró y garabateó en un papel- esta es la dirección del bar- señaló y escribió "bar"- esta es la dirección de aquí- escribió "casa"- y este es mi teléfono, por si me necesitas. 
-Bueno, yo...
-No digas nada- le empujó por la espalda hasta la puerta- avísame cuando llegues, posiblemente me preocupe el que te pierdas de nuevo- sonrió- adiós- cerró la puerta y escuchó un "hasta luego" del otro lado. 
Nishinoya borró la sonrisa que tenía y apoyó la frente en la puerta. Comenzó a sollozar. 
-Me gusta ese sujeto- murmuró- pero yo no soy nadie para gustarle a alguien tan bueno. 
El teléfono lo sobresaltó. Tomó el auricular. 
-¿Hola?
-¡Noya! Parece que sigues vivo, ¿cómo fue todo?
Otra vez su rostro dibujó una sonrisa. 
-Realmente bien, Ryuu, excelente. 
-¿Estás bien? ¿Te dio algún alucinógeno o una droga o algo?
Noya negó con la cabeza y estuvo a punto de negarle a Ryuu pero...
-Café. 
-¿Qué?
-Me dio café. 
-No pudo solo ser "café", Noya. 
-Fue café y galletas, eso es todo Ryuu. Buenas noches. 
Colgó. No quería que una conversación sinsentido arruinara su buen humor. 
Se desvistió. Se sentía algo extraño no haberse quitado la ropa en toda la noche, pero era agradable. No era que su trabajo le disgustara, era que a veces... Deseaba dejarlo. Pero daba buen dinero y Nishinoya necesitaba ese ingreso, con solo el trabajo de mesero no podía mantener su instrumento y eso era lo mas valioso para él. Además debía terminar de pagar el apartamento. 
Quizá podría encontrar otro empleo en las tardes... 
Lo sobresaltó la vibración de su teléfono en la mesa de noche. 
 
Debemos hablar.
 
Pero no tenía ganas. Ryuu podía esperar hasta mas tarde. Por ahora él planeaba dormir. 
Se metió a la ducha y se dejó empapar, realmente era satisfactorio no tener rastros de saliva en el cuerpo, o fluidos en sus partes bajas, o marcas de uñas en su espalda y brazos. Todos esos gajes del oficio. 
Cerró el grifo y se secó. Salió completamente desnudo, abrió su mochila y sacó la servilleta que antes envolvía las galletas de animales. Todavía olía a café y a galleta. 
Su teléfono vibró de nuevo. 
 
Asahi llegó bien. Soy Suga, el grandote cayó dormido tan pronto llegamos, sentí que debía avisarte.
 
Sonrió. "El grandote" era un apodo normal, pero "pastel de chocolate" sonaba mas bonito. 
 
Gracias Suga-san, te lo encargo. Buenas noches.
 
Pulsó enviar y guardó el número como "Suga".
 
Buena noche, Nishinoya-san.
 
Listo. Hasta ahí llegaba la conversación. No se sentía obligado a continuar. 
Lanzó el celular a la silla que tenía en una esquina y apagó la luz. La habitación quedó algo oscura, sin embargo las luces exteriores lograban dar un poco de luminosidad, lo que permitía a Noya saber su camino, aunque ya lo sabía fácilmente. 
Se metió bajo las cobijas. 
-Azumane Asahi... Asahi-san. 
Rió para si. 
-Asahi-san. Tiene el pelo café. El café es rico- colocó las manos detrás de su cabeza y miró al techo- me gusta el café y me gusta Asahi-san, pero me gusta mas tomar café y galletas con Asahi-san. Espero... Espero y mañana se pierda de nuevo. 
 

Notas finales:

Esperen la actualización en unos días, estoy en parciales finales.

Gracias por leer.

 

 

A


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