Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Abismo por Amok Scarlet

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Um... pues es una historia muy dramática a mi parecer. Algunos dirán que no es así y es cierto, pero las miles de posibilidades no dicen que no lo sea.

Así que bueno se los dejo y espero me den sus opiniones al respecto.

Siempre que estoy contigo, el tiempo que paso a tu lado, todo lo que pasamos juntos, cada sonrisa y mirada que me lanzas, palabra que sale de tu boca me hace sentir vivo. Aunque todo sea una farsa, a pesar de que es un montaje, no importa que estés actuando, para mí eres mi razón de existir. Si tú desapareces yo no podré volver a levantarme, todo se volverá de piedra y nada logrará que vuelva a abrir los ojos.


Te pido, te imploro, te suplico que no importa qué, por favor no me abandones. No me importa que me utilices, no me importa ser tu sirviente, no me importa ser un títere, pero por favor no me dejes. Sé que vivo en una mentira, sé que tienes a otros, sé que estás conmigo por pura conveniencia, pero no importa, nada de eso importa con tal de que estés a mi lado.


No sé si es una obsesión, un capricho, mi dependencia, o es porque te amo. Más sé que si tú te vas de mi vida, ya nada tendrá sentido para mí. Nada valdrá la pena, nada, nada, nada…


Por eso me quedó callado, por eso no escuchó lo que el resto dice, por eso no veo lo que sucede, por eso no hago nada. Me muestro impasible, imperturbable, inamovible. Lo sé todo, y tú eres él que no sabe nada. No es porque no quieras, es porque no te interesa. Lo sé, yo no te importo. Y me duele, cuando te vas por las noches, escurriéndote en otros brazos, probando nuevos placeres, compartiendo calor con otro.


Mi corazón es masoquista, ¿sino por qué seguiría aquí?, estoy encadenado de por vida a ti y es porque yo lo quiero así. Soy patético, teniendo tantas oportunidades para escapar y no tomar ninguna, porque en ese camino tú no estás.


Y una vez más estoy solo en la cama, esperando tu regreso, está a punto de amanecer pero todavía no llegas, me preocupa, siempre tratas de entrar antes de que salga el sol, ya se te hizo tarde. No quiero pensar que no volverás, no quiero creer que no te veré nunca más.


Vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, por favor… por favor regresa, no me dejes, tienes que acostarte a mi lado y fingir que no te fuiste a ningún lado, sonreírme cuando despierte y darme un beso en los labios, hacer que te persiga hasta la cocina y desayunar juntos envueltos en risa, darme un baño contigo y cargarte hasta la cama, vestirte y despedirme antes de ir al trabajo, y… y… y… volver a la realidad…


TAP TAP TAP CLICK TAP TAP TAP


Respira lento, normaliza tu respiración, tranquilo, todo estará bien, has vuelto, has vuelto, me siento aliviado, feliz, creí que no vendrías.


—Sigue dormido —tu voz, suenas ronco, te acercas a mí, me abrazas, te acurrucas —faltan 20 minutos, es suficiente —tu aroma, estuviste con alguien más, otra vez. No lloraré, no, porque has vuelto. Lo demás no importa—. Te amo —susurras, y tus palabras me hacen feliz por un momento.


Escucho tu respiración, se hace lenta. Tu agarre es flojo también, te has quedado dormido. Debiste de hacer mucho esta noche. ¿Por qué no puedo ser yo quien te tenga en sus brazos?


Me doy la vuelta para ver tu rostro. Tan hermoso… ¿Por qué sigues a mi lado? ¿Por qué siempre vuelves? ¿Por qué? Sasuke ¿Por qué?


No lo entiendo, y no sé si quiero entender. ¿Acaso es que me tienes pena? ¿Es por qué crees que sin ti no soy nada? ¿Es por qué te soy útil? ¿Cuándo te aburras de mí me dejaras?


—No te vayas, por favor —te susurro al oído, tus cabellos se escurren entre mis dedos, negros y sedosos. Tu piel blanca y suave. Te amo tanto, haría cualquier cosa por ti. Será tonto, pero moriría si me lo pidieras, si eres tú, sólo si eres tú.



Me siento pesado, ¿estaré enfermo?, llevo varias noches sin dormir, últimamente no puedo mantener los ojos cerrados. No es hasta que llegas que puedo dormir. Muy poco tiempo.


—Naruto —volteo al frente. Como siempre tan elegante y pose de persona seria y vieja. Aunque es de la misma edad que yo.


—Oh, Shikamaru. ¿Qué sucede? —mi asesor de ventas, Shikamaru Nara. Uno de mis mejores amigos.


—No te ves muy bien. Tienes montañas de papeleo, debería llamar a Gaara para que nos ayude con el proyecto. —Trae más hojas que las deja en mi escritorio.


—No, estoy bien. Deja a Gaara, ya tiene suficiente trabajo —Sabaku no Gaara, mi otro mejor amigo. Vicepresidente de la corporación Shukaku y asociados. Somos editores de libros.


—De acuerdo, pero tendrás que comer conmigo dentro de una hora y no quiero peros, te ves muy mal. —Me mira con el ceño fruncido, y para que Shikamaru me mire así debe ser que parezco un muerto.


—Está bien, gracias por preocuparte —trato de sonreír. No lo logro del todo.


—Somos amigos después de todo, además no quiero trabajar doble por tu culpa —dice bromeando, pero el tono de preocupación no se va.


—Jajá, lo sé —mi risa suena pesada.


—Te veo en un rato, no se te olvide firmar los papeles —señala las hojas que acaba de dejar. Se da la vuelta y no mira atrás.


—Um, nos vemos —Shikamaru no pregunta ya por Sasuke, sabe que no logrará nada. Todos se han dado por vencidos. Soy muy testarudo cuando se trata de él.


Creo que compraré pastillas para dormir y algunos analgésicos, me ha estado doliendo la cabeza. Ah, ¿cuánto tiempo más duraré estar en pie? Últimamente siento que me hundo en la tierra, como si me llamara.


No me gusta estar en esta oficina sin color, la ventana es lo único que me conecta al exterior. ¿Estaría mejor si no te hubiera conocido? Si el destino era conocernos aunque no fuera en las mismas circunstancias… ¿sería igual? No lo sé y no lo sabré.


Mejor me doy prisa con estos papeles.



Seguro está durmiendo, tiene el sueño tan pesado. No se da cuenta cuando salgo y cuando regreso. Es tan conveniente.


Hoy llegué más temprano, ese tipo se fue en cuanto lo llamó su novia. Teniéndome a mí, ¿por quién me toma? Sólo por eso cancelaré nuestro trato.


—Naruto, tú nunca me vas a dejar, pase lo que pase. ¿Verdad? —su cabello me encanta. Este hombre nunca me va a dejar. Es el único que puede ser mi esposo. Mientras me divierto, mientras me alejo, no importa qué, siempre estará aquí para recibirme.


Naruto es el único que importa, los demás son sólo una distracción. Parece un ángel mientras duerme. Su carita de niño bobo y sus manos grandes y cálidas. Naruto es el único. Hay veces en las que me pregunto qué haría si supiera que lo engaño.


—Tú eres el único —le susurro al oído antes de desvestirme y ponerme la pijama. Alzó las cobijas y lo abrazó por la espalda. Escuchó el latir de su corazón. Un ritmo que me gusta, acompasado y suave.


A veces me pregunto porque hago lo que hago. ¿Estoy mal? ¿Es un vicio? ¿La adrenalina? ¿Qué es? ¿Por qué me gusta tener esta vida? ¿Acaso lograré algo con esto? ¿Es qué estoy buscando algo? Sí es así, ¿por qué me duele y por qué sigo con esto?


Acarició la espalda de Naruto, su aroma siempre me ha gustado. Estos días ha estado cambiado, su olor no es el mismo que otros días. ¿Cambió de loción? ¿Shampoo?


Casi no nos vemos, en las mañanas preparamos el desayuno, nos bañamos, vestimos entre juegos y nos robamos besos. Hasta que se va y luego yo voy por ahí buscando que hacer. Es cuando pienso que no debí salirme del trabajo que tenía en la compañía.


Esta casa es demasiado grande para mí solo. La señora Chiyo viene tres veces por semana a ayudarme a hacer la limpieza. Ella es muy observadora y me sabe algo, yo lo sé. Me insinúa sobre mis romances. Pronto me vendrá con un sermón, lo huelo.


Eso no importa, que digan lo que quieran, eso no hará que yo deje de ser quien soy y menos que deje de hacer lo que hago.


Su cuerpo siempre ha sido así de cálido. Me sorprende que sea mío, habiendo tantos pretendientes allá afuera, se quedó conmigo.


¿Qué es lo que estoy buscando? Algo falta… Mis ojos se cierran con este último pensamiento —¿Qué falta?



Ya llevo varios días tomando las pastillas, cada vez estoy tomando más. Shikamaru me obliga a comer con él y Gaara se ha metido en esto también. No puedo rehusarme, lo hacen por mi bien.


Llegan al mediodía y me hacen salir de la oficina. No sé cómo Gaara sale todos los días para venir solamente a ver que me alimente. Estos chicos están locos.


Mis padres también han venido a visitarme esta semana, casi me arrastran al hospital. Terminé por convencerlos que sólo es por falta de sueño.


Ver a mi madre con algunas canas en sus cabellos rojos y mi padre con un rubio más pálido, me hizo sentir viejo. Las pocas arrugas en sus rostros y las sonrisas de ternura y vitalidad que me daban, eran como si yo regresara a ser un niño. Por un momento pensé en ir y contarles todo, llorar en los brazos paternales que me extendieron, pero no lo hice. No podía preocuparlos otra vez, no debía dejar que me vieran de esa forma. No debían de verme así.


El tiempo que estuvieron aquí me hizo sentir bien, Sasuke estuvo con nosotros y parecíamos una pareja llena de amor. Mi madre y Sasuke prepararon una cena deliciosa, mi padre y yo estuvimos entretenidos armando un Yacht Holandés a escala.


No lo terminamos.


Cuando mis padres se fueron los extrañé enseguida. Habían llenado el vacío que crecía en mí y en cuanto los vi desaparecer en su auto se volvió a vaciar. Extraña sensación la de sentirse perdido, sin saber qué rumbo tomar o qué hacer.


Sasuke no había salido durante esos dos días que mis padres estuvieron aquí. Pude dormir más tranquilo, pero igual de nervioso. El día en que mis padres desaparecieron, Sasuke volvió a salir, regresando en la madrugada. Me sonríe, me dice te amo.


Yo… creo que me romperé en cualquier momento. Me siento cansado, me mareo por momentos, casi no tengo apetito, tengo mucho sueño. Las pastillas no ayudan mucho. Ya no son tres, ni cuatro, son cinco o seis.


Hoy tomé varias, la prescripción dice una tableta o dos, pero ya no concilio el sueño. Prefiero estar lo suficiente drogado para salir de la realidad. Por un momento al menos, por un momento adentrarme en el mundo que me he creado, lejos de la realidad, lejos del dolor.


Sí, parece funcionar. No tendré que soportar la tortura de esperar a que llegue la mañana, no tendré que llorar mientras no está. Podré dormir por un momento… dormir, hasta que la mañana llegue…



Hoy fue un mal día, no encontré a nadie que quisiera pasar el rato. ¿Todos se pusieron de acuerdo o qué?


Ahora que lo pienso, hace tiempo que no lo hacemos, Naruto y yo. Debería despertarlo en cuanto llegue a casa. Le diré que tengo ganas. ¿Hace cuánto que no lo hacemos? ¿1 mes? ¿2 meses? Creo que más.


Por un momento me paro en la puerta y miro el cuerpo durmiente en la gran cama, debe sentirse solo. Lo he abandonado durante tanto tiempo. ¿Me extrañara? ¿Por qué no me lo ha dicho entonces? ¿Es que ya no me quiere? ¿Se conforma con sólo verme? ¿También tiene amantes?


Toco sus cabellos rubios y acaricio su rostro. ¿Por qué no me has abandonado? ¿Por qué sigues con alguien como yo? ¿De verdad no estás harto de mí?


—Hey, Naruto —le hablo al oído, esperando que me escuche —Naruto, te he extrañado. ¿Por qué no me tocas? He estado pensando mucho últimamente, ¿cambiaste de loción?—Beso sus labios. Creo que es la primera vez que lo deseo tanto. No sé porque, pero me siento triste, muy, muy triste—. ¿Naruto? —No escucho su respiración —Hey Naruto… —me alejo para ver mejor su rostro.


Esta pálido. Ahora que recuerdo, no ha estado comiendo muy bien que digamos. Deja el plato casi lleno, se ha visto cansado. Un momento, toco sus manos y las siento frías. Esto no me gusta.


De la impresión que tengo me he hecho hacía atrás, no puedo creer lo que estoy viendo, no puede ser verdad.


—¡Auch! —casi caigo de la cama, toqué algo con mi mano, ¿qué es esto? Un frasco de pastillas y está casi vacío —¿Qué has hecho? Naruto… ¡¿Qué has hecho?!


No entrés en pánico, tranquilízate, a lo mejor lleva tiempo tomándolas y por eso está vacío. Debe ser eso, sólo está durmiendo, sí, Naruto no haría algo como eso. Él me ama, por eso no lo haría. Vamos a ver.


¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Por qué no se despierta? Por más que lo sacudo no reacciona. No puede ser cierto, no… ¿verdad? Tú eres él único que no puede abandonarme, no puedes, no puedes…


Me tapo el rostro con las manos. Este miedo es insoportable, no es miedo, es terror. ¿Qué haré si Naruto ya no está conmigo? ¿Qué soy yo sin él? ¿Cómo quedó yo ante sus miradas? Me van a odiar, ellos me odian. Y Naruto no… él no va a saber nada. Y yo tengo la culpa, la maldita culpa de no haberle dicho nunca.


Me lanzó sobre su cuerpo. Mis pensamientos corriendo a mil por hora, pensando en un montón de mierda que no puedo controlar.


—¡No! ¡No! ¡No te puedes ir! ¡No puedes dejarme! ¡Ya no lo haré, pero por favor no me dejes! ¡No puedes irte! ¡No debes! ¡No debes! ¡Mierda, despierta de una vez! —mis manos golpean su cuerpo. Lo que hago es irrazonable.


—¡Tranquilo! —alguien me toma por los hombros y giro la cabeza para ver quién es.


—¡Sálvalo! ¡Tienes que salvarlo! ¡Itachi yo…! ¡Lo he matado! ¡Es mi culpa! ¡Yo le hice esto! —me mira con una cara de sorpresa y desconcierto.


Sin esperármelo me da tremenda cachetada. Callé, tomé mi mejilla con una mano. No me había dado cuenta que estaba llorando. Mi mano esta empapada en lágrimas.


—Dame tu teléfono —me extiende la mano, yo buscó mi celular y se lo doy. No puedo pronunciar palabras. No sé qué pensar en este momento.


Observó lo que Itachi hace. No sé si fue bueno o no que viniera en este momento. Pero lo agradezco. Mientras lo escuchó es fácil controlar mis nervios. Esta horrible sensación en mi cuerpo y la extraña visión que estoy teniendo.


Es como si todo fuera un sueño. Y como quiero que lo sea.



—¡¿Qué sucedió?! —Hinata me toma por el cuello de la camisa. No tengo el valor para verla a los ojos —¡Todo esto es por tu culpa! ¡Si yo no hubiera…!


—¡Hinata! Cálmate, estamos en un hospital —Gaara la detiene. Lo miro por un segundo, su mirada me aterra, caigo en el asiento, me encojo por la mirada. Es sorprendente como las cosas pueden cambiar en un segundo. No espere que nada de esto sucediera y me hiciera entender.


—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento… —no puedo dejar de repetir las palabras. Lo sé, es mi culpa, lo sabía, sabía que Naruto conocía todo lo que yo hacía. Él me dejaba vía libre.


Veía el dolor en sus ojos azules, esos hermosos ojos que yo rompí, en sus labios temblorosos cuando me daba una sonrisa, su pecho con respiraciones irregulares cuando llegaba en las noches antes del amanecer, él lloraba, lo sabía y no hice nada, no quise hacer nada. Pensé que siempre tendría esa hermosa cara en el rostro cuando me veía, sus brazos extendiéndose, esperando que callera en ellos.


No quise ver lo que provocaba, no quise escuchar, no quise sentir lo que estaba enfrente mío. No quería romper la imagen que tenía. Nunca quise ver lo que sucedía.


—Lo siento, lo siento, lo siento… —parezco un niño, llorando por su juguete favorito, el que creyó que siempre estaría con él, pensando que nunca se rompería y ahora que se ha perdido, entiende lo que es no tenerlo —lo siento, lo siento…


—Está bien, ya no llores o Naruto me matará —Itachi, me dejo un momento para hablar con el doctor.


—Her… mano… —Sé que no quería dejarme solo, me estuvo viendo desde lejos, vi cómo me miraba, esa compasión y tristeza.


—¡Holis! —tan bobo, tratando de aligerar la tensión. Me aferro a él, el único apoyo que tengo en este momento —todo estará bien, no te preocupes.


—Podrían, por favor, dejarnos un momento —les pide mi hermano. Me siento tan inútil, tan débil, tan estúpido, tan… soy una basura, la peor escoria.


Y ahora, vengo a arrepentirme. A llorar. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Ya es muy tarde? ¿Debo huir? Quiero salir corriendo, irme lejos y no ver cuando despierte. ¿Qué le diré? ¿Lo siento? No puedo hacer eso, pero sé que lo haré.


¿Para qué vine entonces? No vine a arruinar todo, a pesar de que me aproveche de la situación. Era mi última oportunidad en ese entonces y ahora parece que la historia se repite pero ahora soy yo quien pierde.



No sé qué pensar, parece que de verdad se arrepiente. ¿Y si sólo finge? No sé. ¿Dónde está Shikamaru? Ya debería estar aquí. ¿Por qué tarda tanto?


Si Itachi no hubiera llegado… cálmate, estas en un hospital, no puedes… si puedo, dejarlo en cama por unos días no le hará daño a nadie… pero Naruto se molestará si hago eso, Tch… Pinche Naruto, ¿Cómo se te ocurre tomarte pastillas para dormir en esa cantidad? ¡Por dios, ya no eres un niño! ¡Puedes seguir la prescripción! No debimos dejar que comprara esas pastillas…


—¿Estás bien, Gaara? —Hinata parece muy preocupada. Siempre ha estado al pendiente de Naruto. Aun esa vez, aunque Sasuke le gano en aquella ocasión.


—Sí, perdón, me duele un poco la cabeza —Me pregunto si aún lo intentara, o ya lo olvido. Pero no creo que lo haya olvidado —¿Vamos a la cafetería?


—Por favor, quiero un poco de té —parece tan tímida, como siempre lo ha sido. Me pregunto tantas cosas en este momento.


—De acuerdo —caminamos a la cafetería, mientras sigo con tantas dudas en mi cabeza. Buscando razones y motivos. Tratando de encontrar una salida al laberinto que he formado en mi cabeza.


Esto es imposible, no creo entender cómo llegamos a esto y mucho menos que fue lo que hizo que hiciera tal cosa, logrando empujar a Naruto a esta situación.



Rayos, tenía que verlo venir, era tan obvio. ¿Cómo no me di cuenta? No es hora de culparse, tengo que llegar y ver en qué estado se encuentra. Espero que no sea tan crítico. Me pregunto cómo estarán los demás. No he podido llamar a sus padres y no sé diga de los viejos. Si les llamo les dará un paro cardiaco. Mi padre me va a matar, tiene la fuerza suficiente para hacerlo. ¡Demonios!


Ya veo la entrada. Veamos, veamos, ¿Dónde están? La luz aquí es demasiado brillante. Me va a dar dolor de cabeza. ¿Mmm? ¿Itachi?


—¿Itachi? —Sasuke también, se ve pálido. Siempre me ha llamado la atención ver a este par de hermanos. El más grande consintiendo y protegiendo al más chico, muy natural, pero esto llega a otro extremo. Parece entenderlo con sólo una mirada.


—Shh… se acaba de dormir. —Parece que estaba llorando. Debes estar feliz Naruto, parece que se ha dado cuenta, algo tarde. —Le están dando un lavado de estómago, afortunadamente no ingirió todo el medicamento por lo que es probable que no haya absorbido todo el fármaco, o eso me dijeron los doctores, nos queda esperar.


—Estás muy bien informado, Itachi —mira a Sasuke con ojos compasivos. Conoce muy bien a su hermano, tanto como Naruto. Ese idiota, algo debe tener en esa cabeza dura—. Por cierto, ¿Qué haces aquí?


—Olvide algo en su casa, cuando fui a buscarlo… Vi a Sasuke en pánico y Naruto estaba en la cama. Llamé a una ambulancia y comprobé que estuviera respirando. —se detiene y mira el rostro de Sasuke.


Le quita algunos cabellos del rostro y limpia su rostro con un pañuelo que guarda en su bolsillo del abrigo recargado en la silla. Suspira, pesado y lento. Se le ve triste y parece que culpable.


—Después de todo, ya era hora… —se entretiene acariciando sus cabellos, mimándolo, parece su padre—. Yo también tengo algo de culpa, no presté atención a lo que sucedía y aquí están las consecuencias. No puedes culparlo del todo, Shikamaru, la culpa nunca es de una sola persona.


—No lo culpo, si él no estuviera aquí… —miró hacía la salida, lo recuerdo perfectamente, ese día fue como éste, nos sentíamos tristes, esperando noticias, al final no termino bien. Para nosotros era tabú hablar del tema —probablemente Naruto no hubiera vuelto a sonreír…


—Mmm… Eres sabio Shikamaru —no me gusta esa mirada que tiene, evaluadora. Como si necesitara su aprobación—. Gaara y Hinata estuvieron aquí, tal vez están en la cafetería, te avisaré cuando tenga noticias.


—Bien, cualquier cosa sabes dónde buscarme —no me da una respuesta. Camino a la cafetería y antes de perder de vista a los hermanos los miro una última vez, parece que tenías razón Naruto, Sasuke si te quiere, no sé si creerlo o no, pero confiaré en mis instintos, como aquella vez. No me decepciones, Sasuke. No quiero volver a vivir esto por tercera vez.


Cuando encontré a Gaara y Hinata estaban tomando bebidas calientes. Los saludé y me senté con ellos.


—¿Cómo está Naruto? —Hinata parecía temblar, apretaba el vaso de unicel que sostenía. Miré a Gaara, negó con la cabeza.


—Creí que sabían —los miré un poco confundido.


—No, cuando vimos a Sasuke nos alteramos un poco, llegó Itachi y venimos hacía acá —Hinata pareció darle las gracias a Gaara.


—Estará bien, le están dando un lavado a su estómago. —Trato de sonar lo más tranquilo que puedo.


—¿No es peligroso? —Esperaba esa pregunta.


—No, no para nada, es una pequeña limpieza interna para sacar las toxinas, a mi abuela se lo hicieron varias veces, como sea, no tardara en ponerse bien. —Eso no es una mentira. Mi abuela se excedía muy seguido con sus medicamentos. Alguien tuvo que vigilarla en todo momento para que no lo hiciera de nuevo.


—¿Estás seguro? —No sé si este bien, pero no quiero preocuparla.


—Claro, el doctor lo ha dicho —lo que hago por esos dos.


—Shikamaru, ¿quieres café? —Me levanto de la silla siguiendo a Gaara. Intuyendo lo que viene —¿Cómo está?


—Tenemos que esperar, le están haciendo el lavado de estómago, esperemos que no haya ingerido todas las pastillas —miró de reojo a Hinata. Mira perdida por la ventana. No me imagino como debe sentirse.


—¿Y lo otro? —Su enojo remarca las facciones duras de su frente y los ojos. La mandíbula apretada y como ceñía el vaso con sus dedos.


—¿Qué piensas, Gaara? Yo creo que esto fue para bien. —Mi voz es confiada, porque así lo creo. No dudo que lo haya sido.


—¿Pero a qué costo? —Entiendo cómo se siente. Más creo que esto es mejor de lo que esperaba.


—No te preocupes, todo saldrá bien —no parece convencido, por ahora eso bastará —me debes mi café.


—Uh-hum —asiente y pide un café para mí.



Siento mi cuerpo… mmm… ngh… ¿Por qué me siento tan extraño? Mis ojos pesan, hay mucha luz… todo esta blanco aun con mis ojos cerrados y huele a… ¿hospital?


Hay una aguja en mi brazo… una aguja… escalofríos. No me gustan las agujas. ¿Me la quito? ¿No me la quito?


¿Por qué estoy en un hospital?


—Naru… —¿Mmm? Abro mis ojos lentamente —¡Naruto! ¡Estás bien! ¡Estás bien! Perdóname, perdóname, perdóname —¿Estoy soñando? Un Sasuke lloroso, abrazándome, pidiendo perdón, debo estar soñando —es mi culpa, yo te empuje a esto, yo no quise ver, yo… yo… no tengo perdón, me debes odiar, yo te hice daño, pero… —este debe ser uno de mis más codiciados sueños —no podía huir, tenía que remediar lo que hice, sé que es tarde… —no me gusta ver su rostro lloroso, ¿cuánto tiempo habrá estado llorando? Tiene los ojos hinchados, la ropa de ayer, su cabello está grasoso, no se ha ido a bañar, él, el amante de la limpieza —Naruto… —apenas y puedo moverme —¿Por qué sonríes?


—Sa… —mi garganta se siente rasposa —Sasu… mgr… no…


—No hables, voy a llamar a una enfermera —aprieto su brazo, casi no tengo fuerza, temo que se me escabulla, como esto es un sueño, debe de pasar lo que yo quiero, ¿verdad?


—No… te vayas… —esto es difícil —Sasu…


—Por favor no hables —parece bastante afligido —voy al pasillo y le hablo a la enfermera, te lo prometo, así que suéltame, sólo al pasillo, lo prometo.


Suelto su mano, estaba frío. Este sueño es muy real, no quiero despertar, quiero seguir en este sueño. Donde hay un Sasuke que se preocupa por mí, donde las lágrimas son para mí, donde sus manos me tocan, no quiero volver a ese mundo donde Sasuke me rehúye, donde finge que todo está bien, donde sus palabras son vacías, no quiero ver unos ojos que no me ven…


No quiero volver, no creo poder soportarlo, no podré seguir fingiendo que no me doy cuenta, no quiero que vuelva a doler, mi corazón no podría soportarlo, lo he forzado por mucho tiempo, si vuelvo ahí creo que tendré que dejarlo, y luego… supongo que moriré de tristeza.


Debería estar feliz por el Sasuke que está aquí, pero no puedo, pensar que es un sueño y que desaparecerá me deprime. Quiero al Sasuke que me mira, lo quiero, lo quiero…


—¿Por qué lloras? —no quiero despertar —¿tanto querías desaparecer? Lo entiendo, tú soportaste más que yo, todo este tiempo… fui yo quien te empujo a esto, lo siento, de verdad, lo siento…


—No quiero… despertar… quiero… ver a este Sasu… al Sasu que… se preocupa… por mí… quiero seguir… en este sueño… quiero…


—Señor por favor, deje el cuarto, necesitamos hacer una revisión —las enfermeras llegan y Sasuke parece sorprendido.


Logro ver a Itachi en la puerta, se lleva a Sasuke con él, la enfermera hace algo, no presto atención, sólo como Sasuke es llevado por Itachi quien me mira con una sonrisa. Sus labios se mueven “no-es-un-sueño”. No es un sueño… el mensaje llega a mi cabeza, no lo entiendo, es imposible, no es posible, no puede ser, no es un sueño…



El tiempo es sabio, los cielos son prudentes, y yo… soy un simple humano. Mi cuerpo sabe a lo que está acostumbrado, por más que le diga a mi cabeza lo que debe hacer, mi cuerpo sigue otras órdenes. Me han dado de alta y estoy en casa descansando. Es raro para mí tener la atención de Sasuke. Se siente extraño que sea atento conmigo, siempre lo deseé, pero ahora que lo tengo es un poco extraño.


—El baño está listo. ¿Quieres…? —Se ha mostrado tímido, parece que apenas nos estamos conociendo —¿Quieres que te talle la espalda?


—Está bien —soy escéptico a lo que está sucediendo, no me lo termino de creer.


La forma en que me toca también es sutil, se avergüenza de mirar mi cuerpo y parece precavido al mirarme a los ojos. No sé si es porque se siente culpable y trata de reponer su error o es por cortesía. Después de todo, somos esposos.


Hasta para besarme, es un beso de niños, un roce de labios y sale corriendo. Me gusta cuando se sonroja, como si fuera la primera vez que da un beso, eso me hace sentir feliz, más recuerdo cuando estuvo en otros brazos y se esfuma mi felicidad.


¿Soy cruel? No puedo tocarlo, no quiero tocarlo y volver al principio de esta historia. Si lo toco, si deseo más, él volverá a las andadas y lo volveré a perder. No quiero eso, no quiero.


—Ya estás limpio. ¿Nos…? —De verdad me gusta este Sasuke, me hacen recordar los primeros días que salimos, conociéndonos, éramos tímidos el uno con el otro. Nos avergonzábamos de nuestros actos y de nuestros pensamientos—. ¿Nos metemos a la tina juntos?


Si esto durara por el resto de mi vida me doy por satisfecho, pero la realidad es distinta, nada dura para siempre.


Los días siguen pasando, Sasuke lo intenta, estando conmigo en cada oportunidad. Ahora soy yo el que lo evita. No puedo seguir el ritmo que ha tomado mi vida. No puedo tomar la oportunidad que se me está dando. No confío en ello.


—Naruto, yo… —estando en casa, como se ha vuelto habitual, Sasuke me está esperando en la puerta de la entrada del apartamento. Parece dolido, sus ojos tristes y cristalinos, su cuerpo se ve más pequeño de lo que es. Somos de casi la misma altura, y ahora lo veo más pequeño que otras veces. Más pálido y delgado. Como si se fuera a romper.


—Vamos al cuarto, te ves enfermo —las palabras salen de mi boca sin pensarlo. Siempre me he preocupado por Sasuke, siempre ha estado en mi vista, siempre he velado por él. Es natural para mí estar al pendiente de él.


Niega con su cabeza, me sonríe y por un momento me siento terrible. Pero se va, tal como llegó. Lo tomó por sus piernas y por su espalda. Lo cargo hasta nuestro cuarto. Primero se queja, y mientras subo los escalones sus pequeñas manos se aferran a mi camisa.


No lo miro, siento que tiembla. Se recarga en mi pecho y noto su respiración, profunda y nerviosa.


—Es la primera vez —dice mientras lo recuesto en la cama. Acomodo las almohadas para que este más cómodo. Y lo miro taparse con las sabanas. Me da risa verlo de esa forma.


—¿Mmm? —sus orejas se han pintado de carmesí. Mi corazón se ablanda y no puedo evitar querer tocarlo.


—Es la primera vez, desde entonces, que me tocas… —me detengo a centímetros de rozar sus dedos.


Sasuke, tu nombre viene a mi mente y los pensamientos lejanos sobre ti regresan y se vuelven tú. Otra vez eres tú el que toma el control sobre mí. Eres tú el que siempre me ha movido, la razón de muchas de mis desilusiones, de mis amores perdidos y ganados. Siempre estuviste ahí.


Y aquella vez también. Algunas veces pensé que venías a romperme el corazón, al igual que la primera vez que te fuiste. Dejando mi frágil alma al borde de un colapso. Sakura vino a rescatarme de la caída y me dejo cuando estaba casi curado.


Volver a caer al abismo me aterra. Pero luego viene tú y tomas mi mano. Sacándome una vez más de la oscuridad. Fue una gran ayuda. Al principio pensé que te habían llamado y pensé que ya no te amaba. Me di cuenta que no fue así y Sakura sólo era un remplazo de tu existencia.


—Lo siento —ahora me siento estúpido. ¿Por qué no darte otra oportunidad? Al fin y al cabo mi alma, corazón y cuerpo te pertenecen.


Ya había decidido ser destrozado por ti. No importaba si me hacías mil pedazos. No importaba si no me querías. Así fuera un simple juguete de tu colección, siempre conté que regresaras conmigo.


—N-no, no tienes que disculparte. Es lógico que no creas en mí, después de todo es lo que coseché, tú no tienes por qué disculparte —Me miras sorprendido y tu mirada cambia mientras hablas. Unos ojos tristes y desolados, no me gusta esa mirada. Yo la he provocado. Tal vez no he aprendido nada, si tengo que caer, caeré.


—Te amo, Sasuke —tu rostro se oculta más en las cobijas, veo el temblor de tu cuerpo, has esperado que vuelva a pronunciar estas palabras. Te entiendo, lo he querido escuchar de tu boca por tanto, tanto tiempo. Es un dolor que vivirá siempre dentro de mí.


Me siento en la cama y deslizo la cobija de tu cara, la sostienes tan fuerte. Me inclino y te hablo al oído, te pido que me dejes verte y tus manos se debilitan, dejándome despojarte de la sabana, miras a otra parte, pero yo te busco, no es hasta que nuestros ojos se encuentran que me acerco a tus labios.


Tiemblas tanto, emociones quieren salir de mi cuerpo, el recuerdo de tu sabor, tu aroma, el calor, el tacto, todo me embriaga, me llena y se desborda. ¿Valió la pena la espera? El tenerte una vez más me extasía.


—Sasuke —repito tu nombre como un mantra, una y otra vez, deseando que te lleguen mis sentimientos contradictorios —Sasuke —te beso el rostro, acaricio tus brazos, tu torso, te subo la camisa, gimes sorprendido.


Tu voz me excita. Te beso el cuello, busco tus muslos, te acaricio sobre la ropa. Hace tanto que no te tocaba que no puedo detenerme, me siento como lobo en celo. Quiero comerte despacio pero a la vez tan rápido.


Tomas mis hombros como apoyo, estoy siguiendo el camino a tu vientre, degustando el paraíso que es tu piel, con mis manos voy descubriendo esa parte que te hace hombre, aquel glorioso lugar donde expulsas el placer.


—N… no… espera… hace… ngh… —tu voz, esa hermosa voz perdida en el deleite de las sensaciones que te provoco. Oh Sasuke, eres mi vida, mi belleza y mi perdición y locura.


—No puedo —me tomó un poco de tiempo decírtelo, en cuanto lo hago beso tu ombligo. Ya me he deshecho de los pantalones y tus zapatos. Delineo tus piernas y me detengo debajo de tus rodillas, un punto débil que encontré la primera vez que te degusté.


—Qui… mmm… ro… tocart… déjame… ah… hacerlo… por favor… —me detengo bruscamente al escuchar tu suplica. Mis ojos se atiborran de alegría. Te beso, te beso sin reparo, no me detengo en probar cada parte de tu boca, recreo un nuevo juego con nuestras lenguas, tus manos tratan desesperadamente de deshacerse de mis ropas.


Siento arder mis mejillas en cuanto nos encontramos frente a frente sin nada que ocultar, como niños de primaria tímidamente nos miramos el uno al otro. Quiero perder esta vergüenza que llegó cuando vi todo la hermosura de tu cuerpo. Tu rostro sonrojado, tu piel pálida lo hace más notorio, eres hermoso.


Me acerco con lentitud a tu rostro, aunque no quiera sigo teniendo miedo, te beso lo más suave que puedo. Trato de desinhibirme y tomar el control una vez más. Te acaricio tus muslos y provoco que separes tus piernas, permíteme adentrarme en ti, quiero que volvamos a ser uno, una vez más.


Tú cedes al poco tiempo, mis besos y caricias te ponen dócil, la bestia que soy sale al exterior mirando con hambre tus expresiones. Te has puesto mucho más sensible de lo que recordaba.


—Sasuke —te llamo con voz suave y espero que me mires y respondas.


—Hazlo —tu mano posa entre tus piernas y te muestras seductor y tímido. Una mano por arriba de tu cabeza y la otra cruzando tu cuerpo tocándote, las piernas mostrándome el camino y tus ojos impacientes—. Entra en mí, quiero sentirte dentro. Profundo… —terminas en un suspiro.


Me inclino y beso la mano que vas a quitar antes de que lo hagas. Lamo tus dedos y rozo con mi lengua la piel sensible de tus caderas. El centro que mueve tu pasión. Paso por tu brazo repartiendo besos y mordidas fugaces.


Llego a tu hombro y beso el hueso. Estás tan delgado. Olisqueo por la clavícula y paso por la garganta. Te inclinas y muerdo la barbilla. Tu expresión me mata, me pone ansioso. Mis labios siguen tu mandíbula hasta llegar a tu oreja.


—Sasuke —te vuelvo a llamar. Sin razón, sin motivos. Te remueves debajo de mí y alzas tus caderas rozándote como gata en mí—. Relájate —te pido y tal cual lo haces. Tus manos abrazan mi espalda y no puedo evitar tensarme.


—Ya —suplicas y me muerdes la oreja. Maldigo en mi mente. A tientas busco el lugar que preparaste para mí. Con cuidado me voy metiendo en ti.


Te crispas. Tus uñas se entierran en mi piel y noto la tensión en tu abdomen. Tus ojos cerrados involuntariamente. Tomo tu espalda y te siento en mis piernas.


—¿Mejor? —pareces más relajado. Me miras y buscas mis labios. Nos besamos, entramos en la boca del otro, buscándonos, saboreándonos, recordándonos.


—Naruto —tus ojos se vuelven cristalinos y miles de flechas atraviesan mi mente con pensamientos discordantes—. ¿Por qué eres tan bueno?


—Sólo contigo —tus ojos se abren y me sonríes. Parece que nos entendemos bastante bien, sin muchas palabras.


—No me dejes —tu voz sale cortada. Te escondes en mi cuello —ya entendí lo que buscaba —acaricias mi espalda, sin mirarme te separas y tus dedos recorren mi pecho. Te entretienes en mi vientre y vuelves a mirarme —perdón por entenderlo hasta ahora.


No te dejo decir más. Te beso y tus pompis caben en mis manos. Te bajo más, quiero estar más dentro de ti y sentirme seguro. Hay cosas que se explican mejor con las acciones.


—¡Ah! —echas la cabeza atrás y tus cabellos bañados en sudor saltan. Es una imagen bella y embriagante —Espe… ¡Ah! —no quiero que hables. Me empujo y te aprieto tus nalgas. Que suavidad.


—Sasuke, te amo, no importa que —te abrazas rápido a mi cuello mientras te meneas sobre mí. Sabes que no te dejaré decir más.


Busco tu cuello y lo muerdo. Mi mano en tu cadera y la otra en tu pene. Juego con él, lo aprieto, lo masajeo, lo torturo de la mejor forma que puedo pensar. Eres tan lindo. Tus ojos tratando de no perder los míos y miras de vez en vez mis labios. Te cumplo tus deseos, buscando tu boca y mordiéndola.


Oh Sasuke, quiero que esto no termine. Quiero vivir siempre de esta forma. Cuanto deseo que sólo me mires a mí, pienses en mí, no me importa si me atrapas en una jaula, con que me digas de vez en cuando que me amas y me muestres esta mirada, lo demás no importa.


—Ya… ya, Naruto. Ngh… no creo poder… mmm… más… me vengo —lo sé. Siento como aprietas, estás tan caliente. Tan delicioso…


—Yo también… —no puedo terminar, gritas en éxtasis y mi cuerpo reacciona al tuyo, soltando lo que quería salir desde hace mucho—. ¡Te amo!


Nos quedamos abrazados, recargados en el hombro del otro. Yo te acaricio la espalda y tu pierna. Sentirme tan cerca de ti es algo que pensé no volvería a hacer. Y nunca fue mi intención irme de tu lado. Siempre quise morir después de ti y cargar con el dolor que significa ver que mi otra mitad se va. Y después de eso iría contigo.


—Naruto —tu voz es un hechizo para mis oídos. Te volteo a ver —eres el único que ha tomado mi corazón —me sorprenden tus palabras. Me siento perdido —cuando… —te aclaras la garganta y con miedo me miras —cuando estaba con otros —me inquieto —siempre esperé que vinieras y me gritaras. Que me reclamaras, que pusieras en mi lugar. Nunca pensé que te tragaras todo como un barril sin fondo.


»Y creí que nunca me mirarías como la primera vez. Tus ojos azules hicieron un recorrido por mi cuerpo y yo quedé atrapado por esa mirada vivaz y seductora. Y me entregué a ti. Esperando que todo saliera bien. Pero desaparecí. Te enamoraste de alguien más y me aproveché cuando ella se fue. —Tus ojos siguen fijos en los míos. Tu mano nerviosa acaricia mi hombro y la otra me abraza—. Creí que no me amabas cuando decidimos casarnos. Al principio decidí guardarme todo. Casi no nos tocábamos y pasabas todo el día en el trabajo.


»Fue así que un día en la calle un hombre se me acercó. Al principio me resistí y después me dije ¿por qué no?, necesitaba desahogarme. Quería sentirme amado. No quise darme cuenta de tu mirada y de cómo deberías de sentirte tú. Lo siento por no hablar. Por quedarme callado. Esto es culpa mía.


Nunca pensé que Sasuke se sintiera de esa forma. Nunca se me ocurrió haber sido el causante de todo este lío. Nunca se me vino a la mente tal situación.


—Sasuke, la culpa nunca es de uno solo. Sino de dos. Perdóname por no haber hecho algo antes. Al principio me sentía inseguro y temía que no fuera real lo que estaba pasando. Me aleje para poder pensar y cuando me di cuenta ya no pasabas las noches conmigo. Me encerré en mí mismo haciendo miles de suposiciones, algunas más locas que las otras.


»Gaara, Shikamaru, Hinata, hasta Kiba se dio cuenta. Aunque no lo he visto últimamente. Tal vez por eso. Me estuvieron insistiendo que hablara contigo, yo no les hice caso pensando que tú lo dejarías algún día. Fui convirtiéndome en un hombre patético. Las pastillas me ayudaban a conciliar el sueño, esperarte estaba acabando conmigo. Más nunca quise desaparecer. Me excedí, lo admito, pero no fue con esa intención.


Tus ojos están llorosos. Te tomó de tus cabellos y te hago reposar en mi pecho. Te acaricio y nos recuesto en la cama. Me obligo a salir dentro tuyo y entrelazo mis piernas con las tuyas.


Tus manos en mi pecho hechas puños, tu cuerpo respingando y yo acariciándote, abrazándote, jugando con tus cabellos. Lloras y yo lloro en silencio. Ambos nos hemos dañado. Ambos estábamos equivocados respecto al otro, y aceptamos una realidad que no concordaba con lo que sentíamos.


Así nos dormimos, cansados física y mentalmente. Demasiadas emociones para un día. La verdad que sí. Lo que venía después lo tendremos que ver estando descansados y con la mente despejada.



Desperté con una sensación deliciosa en el cuerpo. Hacía mucho que no dormía tan bien. Subí la vista y unos ojos azules me miraban. Su rostro sonriente y la mirada cálida me sacaron una sonrisa. Sus dedos acariciaban mi rostro.


Era tan tierno conmigo, me hacía querer llorar, ¿por qué este hombre es tan bueno? Es demasiado para mí.


—No llores Sasuke —me alza la barbilla, sus ojos profundos me estudian. Siempre me ha sorprendido como su mirada me desnuda el alma. Nada se puede esconder a esa mirada, más antes sus palabras eran sólidas y ayudaban a desarmarme por completo y caer a sus pies.


—Naruto —mi voz sale en un suspiro. Hace tanto que no me sentía de esta forma. Encadenado, como en un principio. Quería que Naruto se sintiera atrapado por mí y termine siendo yo el que no podía escapar de él. Todo el tiempo pensando en él y tratando de alejarme—. Átame a ti, no me dejes ir, dime lo que sientes y reclámame, por favor.


Tomo sus manos que posan en mi rostro y lo miro con miedo, esperando su respuesta. Sus ojos abiertos y quietos antes de las olas se enternecen y noto un brillo que hacía tiempo no veía.


—Ahora lo sé —me dice y entrelaza sus dedos con los míos. Se los lleva a sus labios y me besa—. Debí hacerlo desde el principio. Los dos nos hemos equivocado, yo te herí y tú me heriste. Siempre se puede solucionar, excepto la muerte.


Mis dedos rozan sus labios antes de que se los lleve al pecho. Siento como sube y baja. Su respiración es profunda y tranquila. En mi cabeza escucho un TUM-TUM y me doy cuenta que es su corazón palpitando, la palma de mi mano me lo transmite.


—Yo nunca te dejare de amar, así seas mujer, una bella flor, un salvaje tigre, una piedra en el fondo del mar, un ave milenaria o un pequeño insecto, te amaré, siempre. Reencarnaré y te buscaré porque mi alma siempre irá a ti, pues es tuya.


Me deja sin palabras, su forma seria de hablar y la mirada inquebrantable que muestra son su forma de decirme que haga lo que haga, diga lo que diga, sin importar nadie, hará y cumplirá con ello.


—¿Me harías el amor? —pido sonriendo, sintiendo el calor de nuestros cuerpos. Lo de anoche fue una pelea, una discusión que empezó con un romance. Ahora quiero sentirlo de una forma distinta. Quiero que me dome, que me controle y me haga sentir completamente suyo y una vez más quedar atrapado por él en sus finas y tiernas redes.


—Siempre que quieras —me encanta esa sexy sonrisa en su rostro. Me derrite y hace que me quiera subir en él y morderlo.



—Te lo dije —maldito Shikamaru. Si tan sólo no fueras bueno para juzgar a la gente, ¡yo hubiera dicho esas palabras!


—Hum —te odio.


—Aunque me mires con esa cara de “te voy a matar”. Tan sólo míralos, ha pasado año y medio. Sasuke y Naruto no pueden verse más felices.


—Pero las cosas cambian, tal vez no ahora, ¿quién te asegura que después no? —yo no me siento seguro sobre esto. Y sé que tiene razón. Tal vez Shikamaru hizo un trato con el diablo y por eso sabe lo que va a pasar. Cómo si eso fuera cierto, ni yo me lo creo.


—Sabes que no es así —ni siquiera me mira. Este año que pasó estuvo lleno de sorpresas.


Naruto y Sasuke para empezar arreglaron sus problemas. Hinata termino casándose con su mejor amigo Shino, a todos nos tomó con la guardia baja. Kiba se fue al extranjero a casarse con una tal Tenten, una chinita que conoció cuando estaba en New York.


Shikamaru entabló una relación con mi hermana, todos nos lo esperábamos, lo que no esperábamos era al bebé. Al parecer mi hermana anduvo de loquilla por ahí y terminó abandonándola, algo triste, Shikamaru le declaro sus sentimientos por ella desde niños y prometió hacerse cargo de la niña y de ella.


Yo por mi parte sigo soltero y quiero quedar así. Tal vez adopte un perro o un gato, tal vez un perico o una gallina, tal vez un conejo o un hurón. O a un niño. Pero eso sí, lo crío yo solo. Espero que no salga igual de loco que toda esta gente con sus sorpresitas.


Naruto y Sasuke adoptaron una niña, Sasuke la encontró en un parque abandonada. Al parecer tenía desnutrición y había perdido la vista. Una historia bastante trágica para un ser tan pequeño.


Sin embargo, se ven tan felices los tres. Algún día la niña podrá ver, los avances médicos están dando grandes pasos. Ahora por ser tan pequeña no se puede hacer mucho. Esperan que crezca y así poder realizar más estudios. Yo diría que tuvo suerte, esta familia tiene los recursos para ayudarla. Tal vez no fue coincidencia que la encontrara.


Ojalá y que Shikamaru no se equivoque, ahora se ven tan felices que me daría un ataque de rabia si no fuese así. Más te vale Shikamaru, confiaré en ti.



Sasuke, mi Sasuke. ¿Cuántas cosas hemos pasado estos últimos años? Tantas que no puedo contarlas. Y Sasuke, hemos encontrado una cosita, mejor dicho una personita que te necesita, que me necesita, que le da más vida a nuestra casa. Y con Noah en casa se volverá una guerra.


—¿Le dejaste comida a Noah? —me preguntas meciendo a Haru en tus brazos. Te vez tan lindo con un bebé en brazos. Si los hombres se embarazaran tú serías el más hermoso, con tres, seis u ocho meses de embarazo. No me cabe ninguna duda.


—Sí, también el agua y la puerta al patio está abierta. Chiyo ya habrá llegado. Si se me olvidó algo ella lo hará y cuando lleguemos me regañará por haberlo olvidado.


—Está bien —tus ojos se han vuelto más cálidos, tu sonrisa más deslumbrante y cada día te amo más.


Me acerco al banco donde estás sentado y te beso la frente. Me pongo en cunclillas y me sostengo con los brazos en tus rodillas. Beso a Haru en sus manitas, tan pequeñitas y morenitas. Un color muy lindo para sus cabellos cobrizos y sus ojos avellana.


—Somos una pareja muy dispareja con una niña y un perro muy incompatibles, ¿no crees? —te miró con una sonrisa en el rostro.


—No seas bobo, se llevaran muy bien —afirmas.


—Yo no estoy muy seguro —me levanto y me siento a tu lado—. Si tú dices que es así, entonces tienes razón. Te beso los labios y acaricio tus orejas. Sé que te gusta.


—No hagas eso aquí —te has puesto rojo.


—¿Llamamos al niñera? —te acaricio con la punta de mi nariz el cuello. Te has vuelto tan sensible.


—Sí —me suena a un ruego, de inmediato saco mi teléfono y marco un número rápido.


Oh Sasuke, eres una cruel y bendita contradicción. Tú eres mi abismo, mi oscuridad, mi maldición, la daga en mi corazón, la sal en la herida, eres todo aquello que me hace daño. Pero Sasuke, eres más que eso. Eres mi luz, la razón de que siga en pie, eres mi fuerza, mi esperanza, mi mundo, mi salvación, eres todo aquello que me hace feliz. Sasuke, te amo tanto que dos fuerzas opuestas se contraen y se expulsan entre sí.


Gran abismo, tus manos me acarician, me estremezco al tacto, el oscuro silencio no me deja ver, mis oídos saborean el miedo, escucho tus manos arropándome, el olor del abandono inunda mi boca, la tristeza ahoga mi nariz.


El silencio asfixia mis palabras, el llanto comienza a salir, mis manos tiemblan, mis odios ya no quieren oír, solo deseo hundirme en tus misterios y no salir de ahí jamás, llévame a la profundidad de tus tierras y no me dejes escapar, por más que te implore, no me dejes salir una vez más.


Una vez más perdido entre tus murallas, podre sentirme seguro, aunque frio es el lugar, más cálido me siento al sentirme entre los miedos que guardas, solo tú entiendes mi sufrimiento, que tanto tiempo he llevado cargando a mis espaldas, solo tu gran abismo logras hacerme sentir seguro.

Notas finales:

Espero que me digan si les gustó o no les gustó. Si los aburrió o no, si ya se esperaban el final, si esperaban que Sasuke terminara yéndose o sí que Naruto se muriera, todo es aceptable, en algún momento lo pensé. ¿Y ustedes lo pensaron?

Bueno, eso es todo y muchas gracias por pasarse y leer, y a los que se tomen el tiempo de dejarme un comentario se los agradezco. Y nos vemos en otra historia, por ahí tengo pendiente una actualización.

Bye bye

Amok Scarlet


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).