Mika caminaba a paso ligero pero cada minuto que pasaba se hacia mas rápido, mas apresurado que el anterior. Le costó mucho conseguir aquello pero cuando lo encontró supo que era lo indicado para la ocasión, aquel día se declararía a su Yuu-chan.
Como vampiro no tenía mucha libertad a pesar de que los altos mandos del ejército demonio imperial japonés le habían dado un permiso especial, permiso que ocupaba al máximo en aquellos días de paz. Los vampiros eran cosa del pasado y a pesar de eso su vida no era tan tranquila como el lo esperaba, aún habían asuntos por resolver en cuanto a seguridad en la ciudad.
Giró en una esquina de la calle esperando no encontrarse con nadie conocido, los amigos de Yuu-chan eran algo entrometidos en especial esa tal Shinoa. Corrió por las calles desiertas hasta llegar a la casa que compartía con Yuu y a grandes pasos entró en ella intentando que su corazón dejara de hacer ese ruido molesto y que no se escuchara mas allá de su cabeza. Miró su reloj y apenas eran las diez de la mañana y a esa hora su acompañante no se había despertado aún, lo supo por el silencio de la casa y porque aún no habían platos sucios del desayuno en el lavaplatos.
Se sentó en un sillón a esperar y a leer un libro, pero pasaban los minutos y las horas y Yuu no aparecía en la planta baja, decidido preparó el desayuno a pesar de no poderlo probar por ser un vampiro, pero confió en sus dotes culinarias y en una receta encontrada en uno de los libros que había conseguido del cuartel. Esperó y cuando ya pensaba que nada iba a pasar Yuu apareció a pasos lentos y perezosos bajando por la escalera. A Mika se le detuvo el corazón.
A pesar de que Mika lo había planeado todo en su cabeza quedó paralizado ante la imagen de Yuu despeinado, con la pijama mal puesta y recién despierto. Yuu le quedó viendo extrañado.
-Mika, MIKA!
-He?...si?
-¿te ocurre algo? ¿estas enfermo? Desde hace rato que te estoy hablando y no contestas.
-ah…jajajaja los vampiros no nos enfermamos Yuu-chan- Mika sonrió- siéntate, preparé el desayuno.
-Wooow gracias Mika!
Yuu desayunó y conversaron de cosas sin importancia, recuerdos de semanas atrás, anécdotas con sus amigos, la falta de profesionalismo de Guren.
De pronto Yuu observó una flor roja frente a él puesta sobre la mesa.
-Mika ¿y esa flor?
-ah….es un Tulipán, lo encontré y lo traje.
-ahhh.
Un silencio los envolvió pero para nada incomodo, entonces Mika decidió hablar.
-Yuu-chan- se atrevió a decir Mika- yo…yo quería decirte algo.
-¿Si?
-Hace mu…mucho tiempo que significas mucho para mi, mas de lo que te puedes imaginar, por eso la verdad es que estuve buscando esta flor, para decir mis verdaderos sentimientos hacia ti. Te amo y aunque se que talvez no sientas lo mismo por mi- Mika tomó en sus manos el tulipán rojo y se lo extendió con manos temblorosas hacia Yuu- y tal vez no sea el mejor momento, pero por favor, recibe mis sentimientos y yo te amaré por siempre!.
Yuu sonrió cariñosamente, besó a Mika suavemente y para Mika su vida en tinieblas se iluminó.
Fin.