Tres figuras se ocultaban al amparo de las sombras, no era sencillo el asunto a tratar y más que nada el mayor de ellos necesitaba del apoyo de esos dos que habían estado a su lado en otros tiempo.
-…la situación es tensa y tal vez sea la única oportunidad que consiga para que el este libre
-pero parece una negociación, un intercambio de mercancía, el es más que eso
-¿crees que no lo sé? Es a mí al que más le duele todo esto pero con los sucesos del mundial, las cosas podrían ponerse peor y no tendría control sobre en donde termine.
-si no hay otra salida… por principio de cuentas su actual posición no es para nada fácil.
-es justo en eso en lo que estaba pensando y solo negociando lo único que el resto de nosotros no posemos podremos conseguir que sea libre…
-aun así, hay algo en todo esto que no me termina de convencerme…
A pesar de la duda de la mujer, la decisión estaba tomada…
…
La habitación estaba sumida en la completa oscuridad, el mago no se imagina como habían podido lograr eso con una celda en lo alto de una torre. En todo ese tiempo el sol jamás había entrado por esas ventanas. Tardo unos segundos en acostumbrarse a la oscuridad y distinguir una figura sentada en el extremo del cuarto, sus ojos brillaban como los de un lobo en la oscuridad. Dumbledore termino de entrar en la celda antes de hablar con una voz amable
-ha pasado tiempo Allister –guardo silencio esperando una respuesta pero aquella persona ni siquiera se inmuto al oír su nombre –tus días aquí están a punto de terminar
-¿a cambio de qué? –era una voz grave y un tanto áspera, seguramente por la falta de uso
-eso no tiene que preocuparte
-dijeron que jamás saldríamos de aquí –Albus apretó ligeramente los puños, había algo en aquella oración que no le gustaba
-pero las cosas han cambiado, en un par de días vendrán a buscarte y después podremos hablar con más calma.
En esa ocasión ya no obtuvo respuesta, se esforzó un poco para poder ver el rostro del joven que ocupaba aquella celda pero no lo consiguió, tendría que conformarse con solo saber cómo sonaba su voz.
…
En un parpadeo llego octubre y las expectativas ante el gran evento que se esperaba en Hogwarts no solo afectaba a los alumnos sino a los profesores por igual, sobre todo al director que sabía que el trato que había hecho en agosto se tendría que cumplir una vez que las visitas llegaran. Mcgonagall también se mostraba algo preocupada y constantemente regañaba a sus alumnos que no se explicaban el comportamiento de la profesora.
Finalmente llego la noche en que tanto el colegio Beuxbatons como el de Dumstrang llegaron a Hogwarts para el torneo de los tres magos. La entrada del primer colegio en el gran salón fue delicado y sofisticado dejando a algunos sin aliento y suspirando por los alumnos de aquel colegio, los profesores aplaudieron complacidos por el espectáculo mientras que el director intercambiaba miradas con Snape y con Mcgonagall, cuando las puertas volvieron a abrirse y los estudiantes de Dumstrang comenzaron a desfilar con toda una demostración de fuerza, Dumbledore sintió como se formaba un nudo en su estomago y contenía la respiración, integrando el final de la comitiva y atrayendo la atención de todos los presentes, que se habían conmocionado al ver a Victor Krum, entraron dos estudiantes altos que caminaban al lado de un majestuoso tigre blanco, el cual llevaba una fina cadena de plata que muchos dudaban que sirviera para retenerlo, el felino caminaba con una elegancia que no parecía natural, su aspecto no dejaba de ser fiero sobre todo por los ojos rojos que poseía y que según Hermione no eran propios de un tigre. Al llegar ante los profesores el tigre camino de un extremo al otro y dejo escapar un rugido que le puso a todos la piel de gallina, uno de los jóvenes que acompañaban a la fiera formo un circulo de fuego azul alrededor del animal, el cual no se asusto ante las llamas, las cuales crecieron hasta cubrirlo por completo y ocultarlo de la mirada de todos los presentes, que estaban a la expectativa. El tigre volvió a soltar un rugido, en el instante siguiente el fuego brillo un poco más fuerte y se convirtió en un polvo azul que voló con el aire que aun entraba por la puerta.
Los ojos de todos se abrieron al contemplar que donde antes había estado el tigre ahora hacia una reverencia un joven delgado vestido elegantemente pero sin el uniforme de Dumstrang, nadie podía negar que era apuesto, bastante alto con una piel blanca y cabello dorado, pero el mayor atractivo eran sus ojos; eran de un rojo oscuro nada común y profundos, cuando Harry los vio le resultaron vagamente familiares.
El joven sonrió y todos aplaudieron ante tal espectáculo, Mcgonagall y Snape intercambiaron una mirada antes de ver al director, que se había quedado de pie contemplando al joven, la voz se le había ido y no daba crédito a lo que tenía ante él. Un sentimiento de pérdida se instalo en su pecho. Sin embargo se recupero rápido y prosiguió con el evento. En el ambiente se respiraba un aire de festividad y expectativa, aquel definitivamente iba a ser un año interesante para todos.
…
Más tarde, cuando todos los estudiantes ya estaban en sus respectivas casas, los adultos tenían que hablar de algunos asuntos. En la oficina del director se encontraba el ministro de magia junto con el jefe de los aurores, el director Karkarov, el profesor Dumbledore y el joven que se había convertido en tigre.
-bien he cumplido con lo que se me pidió, he traído al chico.
-y te lo agradezco infinitamente Igor.
Como un favor el ministerio de magia le había pedido al director Karkarov que recibiera y trajera hasta Londres al joven que había salido desde China. Con la presencia de todos en la oficina el trabajo del director terminaba, con unas gracias también de parte del Ministro de Magia, Karkarov se retiro de la oficina dejando a los otros. El auror prosiguió a retirar las cadenas que rodeaba el cuello y las muñecas del muchacho, era una atadura muy poderosa y solo bajo una orden el auror en jefe podía retirarla. Al hacerlo el joven respiro con cierto alivio como si le hubieran quitado un peso de encima. Al igual que el director al terminar su parte se retiro dejando a los otros dos. Muy serio el ministro hablo dirigiéndose a Dumbledore
-muchos no estuvieron de acuerdo con esto pero sabían que si tu tenias un plan podía existir cierta garantía. Espero que sea así Albus y que no tengamos que arrepentirnos de esto, el joven Allister Dumbledore queda bajo tu completa responsabilidad y por lo tanto te corresponde a ti hacer cumplir lo que este traslado implica.
-y así será
Allister no había pronunciado una sola palabra desde que había entrado en la habitación, era un poco difícil cuando no lo has hecho por más de 8 años, así que se limitaba a observar a aquellas personas que también actuaban como si él no estuviera en la oficina. Cuando por fin se retiro el Ministro de Magia, le dedicó una mirada con un rastro de miedo que obligo al menor a apretar los puños, la oficina se quedo en silencio. Allister sentía la mirada del anciano clava en el.
-creo que deberías sentarte Allister –el otro obedeció mientras que el director seguía escrutándolo con la mirada
-¿podrías dejar de hacer eso? nos incomoda –el director se sobre salto un poco y retiro la mirada
-lo siento, es solo que te pareces tanto a ellos que me resulta un tanto difícil no mirarte, ha pasado tanto tiempo
-si, mucho tiempo. –aquellas palabras salieron como un reclamo
-hice todo lo que estuvo en mi poder pero me fue imposible
-y entonces ¿qué hago aquí? –no quería escuchar sus excusas
El anciano estaba a punto de hablar cuando la puerta volvió a abrirse, en el marco se encontraban Minerva y Severus, la mujer parpadeo ella tampoco podía creer que se tratara del pequeño niño que hacía años había visto desaparecer tras una pesada puerta. Ambos se acercaron y se pusieron detrás del director
-es increíble cuanto has crecido y te pareces tanto a ellos aunque esos ojos son de tu abuelo.
Casi nadie habla del tema por ser un episodio bastante triste no solo para Dumbledore sino para todos los que los conocían pero Allister era el hijo de Brian, el fallecido hijo de Dumbledore. La tragedia era un tema delicado en el círculo cercado de Albus, sobre todo por el desenlace donde el pequeño Allister de tan solo 6 años de edad fue condenado a una prisión de alta seguridad en Cantón. Dumbledore había hecho todo lo que estaba a su alcance pero el crimen había sido grave y no hubo nada que pudiera hacer más que ver con impotencia como el menor era conducido a su celda, sin embargo las cosas parecían haber cambiado.
Allister forzó una sonrisa ante el comentario de la mujer, no le estaba agradando que hicieran referencia a ellos y mucho menos que hablaran de su parecido con ese hombre, Allister le guarda rencor a su abuelo, no solo por no haberlo salvado sino por lo que le paso a sus padres, de algún modo y con sus vagos recuerdos de aquello lo hacía responsable.
-¿y bien? –Albus tomo aire y entrelazo sus dedos mientras recargaba los codos en el escritorio
-logre hacer un trato para conseguir tu libertad pero tal como debes estar imaginándote necesitan un favor de regreso.
-¿Qué quieren?
-necesitan el pacto, las cosas se están complicando nuevamente en el mundo mágico
-¿el pacto? ¿Si te das cuenta de lo que estás diciendo?
-sé que es un asunto delicado, pero por después de ciertos eventos, esa fue la solución para poder sacarte de ahí.
-en pocas palabra me negociaste como una mercancía, porque no me sorprende –Mcgonagall apretó un poco los labios era justo lo que ella había creído.
-claro que no, solo hice lo que hacía falta para recuperarte, ¿crees que no me ha dolido todo este tiempo saber que estabas en ese lugar? –Allister frunció el seño y desvió la mirada
-pero ¿el pacto? ¿No crees que ya hemos perdido bastante? –aquellas eran palabras muy duras, los tres adultos eran conscientes que lo que le estaban pidiendo era algo que no debían pedir pero a veces cuando las personas están desesperadas no ven mas allá de su necesidad
-no te lo pediríamos si la situación no fuera tan extrema, el mundo mágico lo necesita –Allister sabía que no hablaban ni de él ni del pacto
-¿de quién se trata?
-de Harry…
-el niño que vivió...