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Unidos por las estrellas por kina_chan

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Notas del fanfic:

Este fic nacio de mi imaginacion alocada. La idea se me ocurrio una tarde donde me puse a leer el horoscopo (cosa que nunca hago).

Este fic estara ambientado en mi pais. (Buenos Aires Argentina) Por lo que tendra mensiones de lugares y curiosidades divertidas de mi pais. Sin embargo, no usare jerga Argentina debido a que lo que significa aqui en otro pais significa otra cosa. A parte de que ya me acostumbre a escribir más o menos en general.

Los personajes tendran una actitud muy infantil la mayor parte del tiempo pero habra sus momentos de seriedad donde se comportaran más maduros. Todo depende de la situacion.

Notas del capitulo:

Hola a todos. Bueno, nuevo fic. 

En este prologo conocermos a los tres personajes principales más importantes del fic ^^ 

La tematica que elegi para este fic son las estrellas, por lo tanto sera bastante cursi. (Me gusta la cursileria)

Hace un tiempo me pidieron por Ask que haga un fic que sea un poco más realista y con personajes que tengan una relacion de amigos al principio que pasan a algo más. Asi que bueno, trate de hacer que la idea que se me ocurrio para este fic se apege un poco a eso. No sé si realmente les guste mi vision de la realidad ya que  los personajes de este fic son muy infantiles a pesar de la edad que tienen pero bueno... Todas las personas que conosco de esas edades se comportan asi y a veces aun peor que mis personajes. xD

(Esto es lo que pasa cuando me piden un fic con un habiente más realista.)

En fin, sin más que decir. Pueden comenzar a leer.

“Habiendo millones de estrellas en el cielo, mis ojos se fijaron solo en una de ellas. Y a pesar de ser el sol la más brillante y grande, el brillo de esa pequeña estrella fue la que me cautivo a primera vista.” Fue lo que pensó Miguel, el día en que se enamoro por primera vez.


La vida del pequeño Miguel Herrera era perfecta. Tenía a sus dos padres que siempre lo mimaban y jugaban con él junto con su pequeña hermanita. También tenía a Joel Ramos, su mejor amigo desde que eran bebes al parecer, y juntos compartirían ese día un gran evento astronómico. La lluvia de meteoros seria esa misma noche. Ambos habían preparado hace varias semanas quedarse a dormir en casa de Joel. Él tenía el telescopio en su casa, así que no tendrían problemas.


En ese entonces, Miguel solo era un niño de doce años de edad. Su cabello era corto y de color negro, su piel era de color beige y sus ojos eran de color azul. Mientras que, por otra parte, su mejor amigo Joel tenia diez años, su cabello también era negro y corto, usaba anteojos y sus ojos eran grandes y de color verde.


Miguel no recordaba del todo bien desde cuando ellos dos eran amigos, habían estado juntos durante tantos años que ni siquiera se había puesto a pensar en eso. Una vez se lo pregunto a su madre y ella le contesto que era porque ella solía ser amiga de la madre de Joel. Sin embargo, Joel no tenia padres, el se crio con su abuela toda su vida. La madre de Miguel solo acaricio su cabeza y le dijo que se lo contaría, cuando tuviese la edad necesaria como para entenderlo. Al ver lo muy incomoda que se veía su madre en esos momentos, decidió no volver a tocar el tema.


-¡Llegaste! Apresúrate y entra, debemos preparar todo para ver los meteoros. Las Líridas son una de la más hermosas lluvia de meteoros que hay. Esta noche comienza y se extenderá por otros días más, pero ya no puedo esperar por verlo.- Hablo Joel muy emocionando. Luego de dejar pasar a Miguel, Joel fue en busca de su telescopio.


Miguel acaba de llegar a la casa de Joel. Esa noche seria genial, verían un fenómeno astronómico muy raro y no podían perder esa oportunidad. Ni bien entro a la sala de la casa, se encontró con la abuelita de Joel, Blanca. La señora era muy anciana, tenía muchas arrugas y era muy pequeña. Se encontraba tejiendo con ambas agujas lo que parecía ser un suéter.


Aunque ella no estaba sola. Había un niño de cabello negro corto, ojos marrones, piel blanca de mejilla rojas sentado al lado de la señora. Cuando el niño vio a Miguel, este trato de esconderse al lado de la señora, tapando un poco su cara con el brazo de ella. Supuso que era algún pariente de Joel, su amigo era muy olvidadizo, por lo tanto, no le sorprendió que este se olvidase de presentarlo con aquel chico.


-Hola señora Blanca.- Saludo Miguel. La señora dejo sus agujas en su regazo y miro al niño con una sonrisa.


-Hola Migue ¿Cómo has estado? El es Noah, es el primo de Joel y tiene la misma edad que él. Noah, saluda al amigo de Joel.- Saludo la anciana acariciando los cabellos de su nieto. El niño dirigió tímidamente su mirada a Miguel, sus mejillas estaban rojas y aun no se apartaba del todo de su abuela.


-Hola…- Saludo con una voz temblorosa para luego volver a abrazar y ocultarse detrás de su abuela.


-Lo siento, es muy tímido.- Respondió la señora mientras seguía acariciando el cabello negro del niño. Miguel se acerco hasta el chico y le sonrió.


-Tú también viniste a ver la lluvia de meteoros ¿cierto?- Pregunto Miguel. El pequeño salió de su escondite y miro a Miguel a los ojos para luego asentir. -Yo también, vayamos juntos al patio a ayudar a Joel con las cosas.- Noah asintió, se bajo del sofá y siguió a Miguel hasta el patio trasero.


Esa noche iba a ser perfecta. Dormirían en una carpa en el patio, tenían sándwiches, papas fritas, gaseosa, entre otros bocadillos para disfrutar. El telescopio estaba en posición y Joel tenia una cámara en mano. Los tres estaban emocionados pero más lo estaba Joel.


-El cielo se ve muy hermoso.- Comento Joel, observando el cielo lleno de estrellas resplandecientes por doquier. Miguel y Noah rieron al ver lo muy emocionado que estaba Joel por las estrellas.


-Sí, realmente se ve muy hermoso.- Asintió Noah.Se quedaron observando el cielo nocturno, bajo la luz de la luna mientras comían unos bocadillos.


Aquella noche fue inolvidable. Pudieron observar como una gran variedad de meteoros pasaban por el cielo. Era un evento que sucedida muy raras veces en el mundo y obviamente merecía que le sacaran unas cuantas fotos a ese hermoso cielo. Noah saco una pequeña cámara de fotos de su mochila y comenzó a sacar fotos cada dos segundos. Incluso había sacado fotos de ellos tres juntos. Se la pasaban observando el cielo y hablando sobre algunas curiosidades que sabían sobre la astronomía.


La lluvia de meteoros había terminado, fue cuando los tres comenzaron a tener sueño y fueron directo a acostarse dentro de la carpa. No era para sorpresa de ninguno que el primero en quedarse dormido fuera Joel, incluso Miguel y Noah se rieron por eso. Miguel estaba a punto de quedarse dormido, cuando de repente sintió como unos brazos lo rodearon por la espalda para luego sentir como la frente de Noah también se pegaba a su espalda.


-Lo siento…no puedo dormir sin abrazar algo. No te molesta ¿cierto?-


-Está bien, no importa.- Respondió mientras se volvía a acomodar para luego cerrar sus ojos y poder dormir.


Esa fue la primera vez que Miguel conoció a Noah, el primo de Joel. Aquella vez que lo abrazo, no lo vio como algo malo, era dos niños inocentes después de todo. No le veía lo incomodo o lo raro, lo único que podía sentir en ese momentos fue la calidez de un simple abrazo durante toda la noche.


 


Los años pasaron y Miguel ya se encontraba con diecisiete años de edad. Desde aquella lluvia de meteoros, comenzó a ver más seguido a Noah en casa de Joel y por algún motivo, eso lo animaba bastante. Ya no solo era el primo de su mejor amigo, sino que ahora era un amigo más suyo, hasta tenía su número en sus contactos. Y a medida en que pasaba el tiempo y más lo conocía, más se daba cuenta de algo muy curioso con respecto a Noah.


Lo primero, era lo muy tímido que solía ser cuando se quedaba a solas con él. Era como si no pudiera decir ni una sola palabra mirándolo fijamente si no estaba Joel en el medio. Lo segundo era el color rojo que adoptaba su cara cada vez que estaba cerca de él. Sucedía tan seguido que hasta Miguel se olvidaba de cuál era el color original de piel que tenía Noah. Lo tercero y último, era la cara que ponía Noah cada vez que Miguel le decía que tenía novia o tenía una cita con alguna chica. Parecía entre molesto y triste, aunque fingiera que no le importaba, no parecía poder controlar las expresiones que hacia su rostro.


Era más que obvio que le gustaba y Miguel no le molestaba la idea, después de todo, Noah le había confesado que era gay hace poco tiempo atrás. Era lindo, amable, sabia cocinar y era muy maduro, y no le importaba el hecho de que fuera hombre. Pensaba en la idea de salir con él, para saber cómo era salir con un chico o siendo más específico, salir con Noah.


-Entonces… ¿Terminaste con Karina?- Pregunto tímido y rojo al estar tan cerca de Miguel. Se encontraban en casa de Joel, sentados en el sofá de la sala observando la televisión. Joel estaba junto a su abuela ayudándola a cocinar, dejando a su primo y a su amigo solos intencionalmente.


-Sí, termine con ella hace unas semanas.- Respondió desinteresado. Noah iba a una escuela distinta a la que iban Miguel y Joel, y eso se debía a que este vivía un poco más lejos de donde vivían ellos dos. Por lo tanto, lo veía una vez cada tanto al mes. Esta era su oportunidad para proponerle salir con él. –Las cosas no funcionaron como queríamos, así que solo quedamos como amigos. Además, comencé a interesarme en alguien más.-


-Oh, ya veo…- Suspiro decepcionado y un poco desanimado.


-¿Quieres salir conmigo?- Esa pregunta lo tomo por sorpresa, tanto que se sobresaltó al escucharla. Pestaño un par de veces mientras miraba completamente confundido a Miguel, como si no se creyera lo que acababa de escuchar. -¿Qué dices?- Le pregunto, confirmándole que aquello que había escuchado, era cierto.


-¿Eh? Pero… ¿Estás seguro? No es una broma de mal gusto ¿cierto?- Miguel comenzó a reír y luego negó con la cabeza.


-Lo digo enserio.- Los ojos de Noah brillaron intensamente, desvió la mirada apenado y luego lo volvió a mirar, esta vez con una gran sonrisa acompañándola.


-Está bien. Saldré contigo- Respondió avergonzado, sin embargo no dejo de sonreír.


-Ya era hora…- Ambos observaron al frente suyo, para encontrase con Joel, riéndose de su amigo y su primo, al ver lo avergonzados que estaban de que este los haya escuchado. –No me miren así, era más que obvio.-


 


Fue así como comenzó su relación de noviazgo. Su relación había durado más de lo que pensaría que duraría, Miguel normalmente no duraba más de un mes con sus novias. No iba a negarlo, la razón por la cual duraron fue porque realmente había un sentimiento de amor entre ambos. Si bien era la primera vez que salía con un hombre, no lo vio como algo nuevo o distinto, o quizás sí lo era. La manera en la que se besaban, la manera en la que se miraban, la manera en que se aferraban en un abrazo, la manera en la que se querían, era algo que Miguel nunca había sentido antes. En entre ellos había amor, había cariño, había un relación de verdad. Para empezar, era la primera vez que se presentaba frente a la familia de Noah como su novio, y de igual manera fue para este cuando se presentó frente a los padres de Miguel. Todos habían aprobado la relación sin ningún problema, era como un sueño lo que estaban viviendo.


-¿Estás seguro?- Le pregunto Miguel mirándolo fijamente a los ojos. La espalda de Noah choco contra el colchón de la cama y el mayor estaba encima de él apoyándose con ambas manos sobre la cama. Se encontraban en la habitación de Miguel, cuando Noah le propuso hacer el amor, lo había sorprendido bastante, mucho más porque le pareció tan sexy escuchar de esa voz tan dulce pedirle que le hiciera ese tipo de cosas.


-Si… Quiero hacerlo.- Noah le sonrió travieso, corrió los mechones de cabello que caían en su rostro y beso su frente con dulzura, llevando sus manos a la cabellera de su novio, enredando sus dedos y acariciándolo con cariño.


Miguel no lo dudo más, no había que pensarlo otra vez, simplemente se dejo llevar por ese deseo que ambos tenían. Volvió a tomar posesión de esos labios una vez más, con un hambre voraz, deseando comerlo por completo.


Deslizo sus manos por debajo de su camiseta sin romper el beso, sintiendo la suavidad de sus labios y de su piel. Noah también estaba hambriento, estaba deseando más de su novio, enredaba y enmarañaba con sus dedos la cabellera de Miguel mientras sentía como su piel ardía por sus caricias. Miguel comenzó a alzar su camiseta, se separaron por unos segundos que casi parecían eternos para poder quitarle la camiseta y la suya también, arrojándolas sin importante donde cayese. Ambos se tomaron unos segundos para mirarse y reírse de los nervios que esto les provocaba.


Volvieron a abrazarse y besarse con locura, sin querer perder más tiempo de lo necesario, no querían esperar más para dar ese gran paso. Miguel sabía que esta sería la primera vez de Noah, lo que lo hacia un momento muy especial para ambos y quería ser sumamente cuidadoso con él por esa misma razon.


Llevo sus manos al cinturón de Noah para desabrocharlo e ir bajando sus pantalones lentamente, observando lujurioso los movimientos que hacia su novio para quitarse los pantalones, deslizándolo por sus piernas. Mientras Miguel trataba de desabrocharse su propio cinturón, sentía como la lengua húmeda y traviesa de Noah recorría todo su cuello con deseo. Una vez que desabrocho sus pantalones, se los quito junto con su bóxer y los tiro al suelo, volviendo a saborear los labios de Noah con desesperación.


Acaricio con sus manos desde su espalda hasta llegar al trasero de Noah, metiéndolas por debajo de su ropa interior, apretando sus nalgas para ver como su novio se estremecía de placer. Fue deslizando la ropa interior de este hasta poder quitársela de una buena vez. Se detuvo a observar por unos instantes a su novio, se veía hermoso y erótico, con un hilo de saliva cayendo por la comisura de su boca y con un intenso rojo tiñendo la piel de su rostro. Ambos estaban excitados a esas alturas y no sabían cuanto tiempo más podían esperar en esa situación.


Se separo un poco de su novio para estirar y tomar el lubricante y el condón que estaban en la mesita de noche. Era la primera vez de Noah y quería tener cuidado con él para que disfrutase bien la experiencia. Abrió el envoltorio del condón con los dientes, observando como Noah se tapo el rostro de la vergüenza con sus manos, era más que obvio que lo habia hecho a propósito para ver su reacción. Se coloco el condón sobre su pene, asegurándose de que estuviera bien puesto para proseguir.


-Abre tus piernas.- Le susurro aun mirándolo con deseo, Noah asintió un poco nervioso y obedeció. Llevo sus manos a ambos muslos de su novio y los acaricio, incluso lamio y chupo parte de esa piel, dejándole así algunas hermosas marcas.


Noah estaba que ardía de vergüenza pero a su vez moría de desesperación por comenzar. Momentos como ese eran los cuales le hacían pensar a Miguel que era un jodido pervertido. Noah a penas tenia quince años y el era mayor que él, por dos años pero seguía siendo el mayor. Llego a pensar que no debería hacer ese tipo de cosas con él, al menos no todavía, pero a estas alturas eso ya no importaba.


-Migue…- Susurro algo ansioso, deseoso de que su novio continuara. Miguel vertió un poco del líquido del lubricante en su mano y la pasó por sus dedos.


-Relájate, voy a prepararte. No te preocupes, seré cuidadoso contigo.- Miguel se acerco un poco a su novio para poder besar su frente. Volvió a su labor y metió uno de sus dedos en la entrada. Noah gimió un poco doloroso, era la primera vez que alguien lo tocaba alli y no era muy cómodo para empezar.


Miguel metió el segundo dedo y abrió un poco el ano de este mientras jugaba con sus dedos en el interior. Noah parecía un poco menos adolorido, comenzando a remplazar sus gemidos de dolor por unos más eróticos y placenteros. Su rostro estaba al rojo vivo, sus ojos aguados por sus lágrimas y con saliva cayendo por su boca, aquellas imágenes que Noah le regalaba le resultaban sumamente sexys. Metió el último dedo en su interior, asegurándose de prepararlo sumamente bien antes de comenzar a hacerlo.


-Listo, creo que es suficiente. Lo siento, pero no creo que pueda aguantar más.- Miguel le sonrió mientras sacaba sus dedos del interior de su novio. Noah rio nervioso y asintió para luego taparse su rostro con ambas manos. –Oye, no hagas eso, quiero poder verte y besarte.- Le susurro Miguel al quitarle sus manos del rostro para luego darle un tierno beso en los labios.


Lo miro a los ojos y volvió a besarlo, esta vez en su frente, demostrándole de esa manera que todo estaría bien. Agarro de los muslos ambas piernas de Noah y las alzo un poco, se acomodó bien entre ellas y fue acercando su miembro a la entrada de su novio, rozándola divertido para luego meterlo en su interior lentamente. Noah gritaba de dolor al principio, era normal que lo hiciera ya que era su primera vez, pero Miguel no podía evitar preocuparse por él.


A medida de que se adentraba lentamente en su novio, acariciaba la punta de su pene y besaba sus labios para tranquilizarlo un poco. Una vez que Noah se relajó, este comenzó a hacer movimientos con su cadera para luego rodear con sus brazos el cuello de Miguel en un abrazo, indicándole de ese modo que podía comenzar a moverse.


Fue despacio con cada embestida que daba, disfrutando del cálido placer que le brindaba su interior. Noah todavía parecía algo adolorido aun pero trataba de concentrarse más en las placenteras caricias y besos de su amado novio. Sus cuerpos sudaban debido al calor, en sus pieles tenían las marcas de sus besos, sus labios estaban hinchados de tantos besos que se daban y estaba de más decir que el placer que estaban comenzando a tener nunca antes lo habían experimentando.


Las comenzaron a subir de intensidad una vez que los gemidos de Noah empezaron a escucharse más eróticos y sexys. Ninguno de los dos podía parar de decir el nombre del otro en susurros hasta incluso gritos. Estaban compartiendo un momento único, un momento intimo muy especial para ambos y lo estaban disfrutando al máximo. No se apuraban en terminar, todo lo contrario, querían que aquello jamás acabase. En ningún momento dejaban de mirarse, a menos que se estuvieran besando. Noah se aferraba cada más a Miguel, abrazándolo con sus piernas, abrazando su espada hasta incluso rasguñarla un poco debido a las embestidas fuertes que su novio le daba. Se podía escuchar claramente el crujir de la cama.


Los roces de sus cuerpos conseguían que sus pieles ardieran en el rojo fuego, los gemidos y susurros que Noah hacia cerca del oído de Miguel solo lograban fascinarlo cada vez más. Era casi una tortura, cada pequeña cosa que Noah hiciera solo provocaba que su autocontrol se fuera a la mierda. Las embestidas fueron tomando más velocidad y violencia ni bien ambos llegaron al orgasmo, arrancándole cada vez gemidos más fuertes de la garganta de Noah y ganándose más rasguños en su espalda de parte de él.


-To…Toma mi…mano.- Le pidió Noah entre jadeos, apoyando una de sus manos a un costado suyo sobre la cama, mientras que con la otra acariciaba los cabello de Miguel. Obviamente, su novio obedeció y tomo la mano de Noah mientras que la otra la mantenía puesta sobre su cadera.


Apretaban sus manos con fuerza mientras se besaban, ambos sabían que estaban a punto de terminar y querían disfrutar lo mayormente posible ese momento. El interior de Noah comenzó a apretarlo cada vez más, haciéndole casi imposible seguir moviéndose pero lo disfrutaba. Después de unas cuantas embestidas más, lograron correrse. Ese hermoso y largo gemido que soltó Noah quedaría grabado para siempre en la memoria de Miguel.


Luego de un minuto, Miguel se retiró del interior de su novio y se acostó a su lado para poder abrazarlo. Observando su rostro, memorizando desde el pequeño lunar que tenía en su oreja hasta el pequeño granito que sobre su ceja derecha. A pesar de las imperfecciones que este tenía, seguía viéndolo como la cosita más preciosa del universo.


-Te amo…- Le susurro Noah con una sonrisa una vez que su respiración se hizo más tranquila.


-Y yo a ti.- Le respondió besándolo una vez más.


*-*-*-*


Actualmente, ya después de tan solo tres años, Noah y Miguel no se soportan en lo más mínimo. Cada vez que se veían intentaba fingir que no existían o simplemente comenzaban una pelea de gestos e insultos. No podían llevarse bien ni siquiera un segundo. Discutían de la nada y parecía que sus discusiones no tenían fin, como la que estaban teniendo en ese momento.


-Las pocas neuronas que tenías de seguro se fundieron durante todo este tiempo.- Comento Noah riendo por lo bajo mientras seguía caminando. El pasar de los años no cambio mucho a Noah, seguía manteniendo su mismo peinado aunque su cabello estaba un poquito más largo que antes, su estatura era de 1.70, ya con dieciocho años de edad. Se vestía con su camisa a cuadros, su Jean negro y sus zapatillas rojas.


-Lo dice el que aumento de peso, gordito.- Le devolvió la burla Miguel mientras le sacaba la lengua. El pasar de los años no solo cambio a Noah, sino que también Miguel era un poco diferente a como eran antes. Media 1.80, su cabello ahora era rubio teñido con raíces negras, tenía veinte años de edad y llevaba unos pircings en sus orejas, uno en la ceja y otro pequeño en la nariz. Se vestía con una camiseta azul de manga corta, una bermuda color beige y sus zapatillas blancas.


-No estoy gordo y no tengo porque escuchar lo que dice un rubio falso como tu.- Era cierto, Noah no estaba gordo, tan solo su cara era un poco más redondita pero solo eso, detestaba que todos le dijeran eso solo por estar un poco rellenito.


-Como se nota que lo único que tienes de bueno son tus nalgas.-


-¡Cállate! No puedo creer que haya salido con el idiota más grande de todos.-


-Compartimos el mismo sentimiento.-


-¡La puta madre! ¿No pueden callarse aunque sea un minuto? La facultad está a unas dos cuadras más, ya llegaremos y se pueden alejar el uno del otro cuantos metros quisieran.- Hablo ya cansado la voz de la razón, la única persona por la que Noah y Miguel aún no se asesinaban entre ellos. Joel de diecisiete años de edad, altura de 1.80 como Miguel, llevaba sus anteojos puestos, tenía un pircings en el labio y unos cuantos en sus orejas. Llevaba puesta la camiseta negra que tenía el escudo de Capitán América, sus pantalones negros y sus zapatillas de igual color.


Miguel y Noah pararon de discutir para observar a Joel. Sin embargo, al instante comenzaron a los empujones e insultos nuevamente. Joel suspiro, se colocó sus auriculares y le subió el volumen a la música en su celular. Durante sus vacaciones, llego a pensar que su vida en la universidad sería un poco difícil por los estudios pero sería menos desastrosa y más tranquila que en la secundaria. Pero quizás tener que escuchar a dos ex novios pelear todos los días, no era una buena señal de que su vida sería tranquila.


Continuara…

Notas finales:

Bueno, eso es todo por hoy ^^ 

Si les intereso la historia y veo que tiene una buena aceptacion este prologo, subire el siguiente capitulo muy pronto. 

Bay neee, besos y abrazos. Nos leemos en el proximo capitulo :D


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