Desde que se acordaba, LuHan siempre estuvo observando a ese chico con cara de Baozi. Desde siempre, pero “el siempre” tenía un comienzo.
Fue un día cualquiera de invierno. Un día de esos en los que ha nevado demasiado y no puedes ir a clases. La nieve para los niños como el pequeño Lu significaba dos cosas. Una de ellas era faltar a clase y jugar, y la otra, enfermar.
LuHan no había tenido buena suerte ese invierno, porque cogió un resfriado y catarro, teniendo que quedarse así en el resto de la semana.
Sus padres se iban al trabajo pronto, y no tenía hermanos que le cuidasen. Su padre siempre fue un hombre ocupado, y su madre tenía demasiado trabajo y a la vez demasiadas horas disponibles, las cuales se gastaba en su segundo lugar: el salón de belleza.
Entre pasar de canal en canal, intentando encontrar algo interesante que ver, o comer los dulces que su madre le había dejado, así fue como se le pasaron los días a Lu.
Hubiese sido perfecto, pero se aburría. Escuchar a los niños jugar afuera con la nieve sin él era cruel. LuHan odiaba el invierno en esos momentos, porque no podía disfrutar de lo único bueno… De salir afuera.
Fue al cuarto día de sus vacaciones por causa de la nieve cuando vio llegar un camión a través de la espalda. Era un camión de mudanzas.
Así que la casa de los viejos que murieron el año pasado al fin será ocupada… Espero no les ataquen sus fantasmas a las pobres personas. Pensó el chico de 12 años, sonriendo para sí mismo. Él no pisaba esa casa o el perímetro cerca de ella, le daba miedo y no quería acercarse.
Se permitió el lujo de levantarse del sofá, a pesar de sentir sus piernas flaquear debido a la enfermedad. Se lo permitió, y fue ahí cuando vio al coche de la familia que viviría en esa casa.
Eran una familia de cuatro. Primero salió la madre, una mujer con apariencia cálida, abrigada con un abrigo de color negro, elegante, con un cabello marrón ligeramente rojizo. Después de eso salió el padre, que a diferencias del padre de LuHan, era un hombre con un abrigo color rojo y negro, y un gorro de pato en su cabeza. A LuHan le pareció gracioso, como un padre perfecto, o al menos, su apariencia transmitía que era un hombre divertido…
Después de él salieron a la vez los dos hermanos. La niña parecía menor que el niño, aunque los dos eran de la misma altura. La niña tenía el cabello negro y liso de su padre, mientras el niño había heredado la cara ligeramente redonda y el tono marrón rojizo de cabello de su madre. Era un niño muy mono, LuHan rápidamente sintió ganas de ser su amigo. Se prometió que cuando mejorase, saldría a saludarle.
Pasaron tres años y Lu aún no se atrevía a saludarle. A pesar de que iban a la misma escuela, a pesar de ser vecinos… No podía simplemente. Cada vez que se acercaba al chico su corazón comenzaba a latir rápido y no se podía explicar por qué, pero tenía una sensación de ser inferior al chico cara Baozi. No era por ser racista, que LuHan fuese chino en un país de coreanos no significaba que fuese inferior. Era más bien una inferioridad que sentía porque le veía al chico, y le parecía demasiado perfecto, con una familia perfecta, unas notas cercanas a la perfección, y… por qué negarlo, una novia perfecta.
Fue dos meses atrás cuando una chica de esas típicas “cara inocente, mente pervertida” se acercó a MinSeok y le pidió salir. LuHan estaba presente, lo vio de pasar.
Era viernes, hoy LuHan tendría que ir a la sala de química porque se había dado voluntario para ayudar a preparar uno de los experimentos de la profesora, así le subiría la nota.
Hoy en su totalidad fue un día divertido, estuvo con su amigo Kris, su amigo de toda la vida, y juntos pasaron las clases, pero en los recreos como estos, Kris se encontraba acosando a un chico mientras LuHan se dedicaba a ayudar a la profesora de química.
El día divertido, sin embargo, duró poco.
Ella se acercó, empujada por dos amigas. Maldita zorra. Esa era una zorra, LuHan lo sabía. Por muy cara de inocente que tuviese, era una zorra.
LuHan paró en seco, disimulando como podía. Sí, quería ver cómo era rechazada. No era de las primeras que le pedían salir a MinSeok, él la rechazaría…
Se dedicaron unas pocas palabras. LuHan pudo descifrar un “Oppa… llevas mucho tiempo gustándome…”
Claro, mucho tiempo. ¡Se conocían desde hacía medio año solo! ¡LuHan conocía a Min desde hace 3 años y no le pedía salir! Pero qué estúpido. Yo soy un hombre.
“Si pudieras darme una oportunidad oppa, solo una… Yo no te defraudaré”
Y fue cuando MinSeok se acercó y le susurró algo al oído, con una muequilla muy notable… Era un malvado, LuHan lo sabía. El chico cara Baozi era un malvado.
“Sí oppa…Puedo…” Le dijo esta, se estaba casi derritiendo delante de él, iba a caer. Y fue Min el que la cogió, abrazándola de la cintura.
MALDITA ASQUEROSA Y REGALADA. BASTARDA OFRECIDA. MUY DISPUESTA TIENE QUE ESTAR LA PIERNAS-ABIERTAS ESTA.
Sí, eso pensó LuHan, maldiciendo. Porque lo siguiente que vio, le partió el corazón. ¡Ella le estaba besando! No espera. ¡Él le correspondía a la maldita ofrecida!
Fueron muchos suspiros antes de que LuHan dejase su lado masoquista y avanzase para evitar proseguir viendo la escena. Una experiencia horrible, se dijo. Porque ahora el chico Baozi tenía una novia. LuHan pensó que ese día jamás llegaría, pero había llegado.
LuHan solo quería ir a casa y encerrarse, quizás viciar a la play unas sanas horas… Pero olvidarle.
No le había olvidado. Aquí seguía, persiguiendo al chico Baozi mientras caminaban hacia casa. Misma dirección, diferentes aceras. Sonaba gracioso, irónico.
LuHan aprendió a aceptar el hecho de que MinSeok tuviera novia. Los veía cogidos de las manos y dándose besos delante de todos y ella sonriendo tan feliz mientras él solo se mantenía neutro y horriblemente tranquilo… Como si la zorra esa no le estuviese metiendo la lengua en su garganta…Y a saber dónde más metía la puta lengua la regalada esa.
Pero LuHan no dejaba de sentir esas sensaciones por Kim MinSeok. Su pelo marrón con brillos rojizos cada vez le parecía más tierno. Sus músculos… Como si no tuviese 15 años…Se notaba que iba al gimnasio, y eso a LuHan le podía. No, no era solo el cuerpo. A pesar de ser más bajo que LuHan, MinSeok transmitía un aura como de fuerza, de poder, de seguridad. MinSeok siempre iba con un chico, LuHan le conocía, pero no era su tipo. Era JongDae, al parecer se habían convertido en mejores amigos, porque siempre andaban juntos, siempre mientras no estuviera la bastarda ofrecida/ regalada. Sí, LuHan la odiaba. Odiaba su maldita suerte, y muy dentro en su interior, quizás sentía envidia.
Él al fin y al cabo era un chico. Pero es que no dejaría de seguir observando a MinSeok… A pesar de mantener más distancia de lo normal a causa de la novia. LuHan era así, por muy humor de muertos que le provocase la chica esa, no intentaría nada con su novio. Vamos no podía, los dos eran heterosexuales.
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-¡Estoy tan feliz, YiFan! – Gritaba LuHan, sonriendo, dando ligeros saltos de alegría, euforia, o lo que fuese. Su sonrisa brillaba, sus ojos medio cerrados estaban brillando también. Estaba envuelto de un aura alegre, cálido…
Kris solo giró la cabeza varias veces. LuHan era un idiota. ¿Cuándo se daría cuenta de que estaba enamorado de MinSeok? No podía no estarlo. ¿Quién sino daría tales brincos y sentiría tal felicidad por el simple hecho de que cierta persona rompió con su novia? De verdad, este tipo es idiota.
-Mucho duraron, si es que yo lo sabía. La zorra esa… La zorra esa… ¡Arg! ¡Malitos cuatro meses YiFan! Al fin Baozi está libre… - LuHan a veces no se daba cuenta de los gritos que pegaba. Muchos ya lo rumoreaban. Otros daban por hecho eso. “LuHan es gay” Porque LuHan también tenía su familla en la escuela, sin embargo ninguna mujer se le había acercado, quizás por razones obvias. Aun así todas suspiraban a sus espaldas y susurraban frases como “Es una pena…” aunque había más agresivas que debido a la frustración se dedicaban a insultarle. “Maldito comepollas” Como si ellas no comiesen pollas.
Pocas pollas había comido LuHan. Desde luego que poco en sí había comido LuHan. Aún se consideraba pequeño para esas cosas, no se sentía listo. Pero sí estaba listo para esto.
-¡Kris, Kris! ¡Pienso regalarle una caja de bombones en san Valentín! – Habló Lu emocionado.
Kris soltó una risita cariñosa, acariciándole la cabeza a su amigo. – Espero consigas dársela. Espero no te rechace. – Mierda. Kris la había cagado. Le metió miedos a LuHan, pero es que era la verdad.
Por lo que Kris había escuchado por ahí, MinSeok era un heterosexual hecho y derecho. Había perdido la virginidad a sus catorce años y no se cortaba en follarse a cualquier ofrecida que pasase sus estándares. Así era MinSeok, un completo retrasado en la opinión de Kris.
No, no le gustaba. Kris nunca fue así, él nunca utilizó a ningún hombre para tener sexo. No era inocente como LuHan, que ni cuenta se daba de lo que le atraía o no, pero tampoco era un MinSeok “macho alfa me las follo a todas” Le parecía repugnante, y no sabía cómo LuHan no se daba cuenta, no entendía cómo le podía dar igual el hecho de que el chico que le gustaba era un completo mujeriego.
-Pero yo no me confesaré ni nada de eso. A mí no me gusta, Ge. Es un hombre. – LuHan suspiró, mirando sus manos. Kris iba a decir algo, pero fue interrumpido por un LuHan que comenzó a correr. – Nos vemos Ge. Me tengo que ir a casa. – Sí, salió corriendo. Corría porque si no, perdería de vista a MinSeok, y ahora que estaba sin la novia que le acompañase a todos lados, Lu podía ir tras él…A unos metros de él, pero sí tras él.
Sin duda verle las espaldas a Min era lo mejor. Sin duda Min era lo mejor. Su Hyung favorito. Su compañero favorito, su vecino favorito… Su hombre favorito…
No era ninguna modelo de sexy de revistas de esas que le gustaba admirar, porque ellas aparte de provocarle una erección, poco le provocaban. Por eso le parecía tan especial el Baozi, porque le provocaba sensaciones diferentes.
Caminar de forma feliz delante de su Hyung estaba bien, hasta que él paró en seco, y LuHan embobado chocó contra las espaldas de MinSeok.
-¿Que…? Perdón yo no pretendía…- LuHan y su corazón acelerado. Primera vez tan cerca del chico Baozi. Primera vez a su lado, primera vez sintiendo la espalda o cualquier cosa de él… Pero lejos de una disculpa o al menos “seguir de largo” de parte de él, recibió un empujón por parte de un MinSeok enfurecido.
LuHan iba a protestar, iba a rogar que le perdonase, pero su trasero dolía… Se había caído de culo en el suelo y dolía…
Y es que estaban en medio de una calle al parecer desértica, no había nadie.
MinSeok estaba enfadado. MinSeok le quería gritar, y LuHan lo sabía, porque la cara del chico no mentía…
-Lo siento… - Volvió a pedir disculpas LuHan.
-¿Por qué siempre me sigues a escondidas, eh?