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Un castigo por placer por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Buenas  tardes gente bonita.

 

Inspirado en la imagen que publicaron en facebook

Un castigo por placer.

 

En el gimnasio de la preparatoria Shutoku durante un periodo de descanso, el equipo completo discutía su plan de entrenamiento para los próximos días, dos de ellos completamente inmersos en su mundo, uno conversando con un sempai, el otro mirando con el ceño fruncido aquella escena.

 

- Midorima, deja de verlos así.

 

- No te esfuerces Miyaji nunca entenderá, prefiere que se lo roben a aceptar lo que siente.

 

- Outsubo tiene  razón, eres un tonto.

 

El peliverde miraba a sus superiores con rabia encerrada, mejor dicho frustrado, al parecer todos sabían lo que ocultaban, el halcón ya había declarado su amor por el peliverde, el mayor se limitaba a tratarlo como un amigo aunque por dentro se estuviese muriendo en hacerlo suyo. Ese día por lo mañana el horóscopo de cáncer tendría un buen día y  encontraría la respuesta a sus dudas con una solución favorable.

 

Al terminar su junta se pusieron a practicar, unos más animados que otros, esto no paso de ser percibido por un ojiverde que al ver como uno del segundo equipo poso su mano sobre las caderas del pelinegro, una venita se formó en su frente, un aura oscura salía de su alrededor, todo aquel que pasase cerca lo notaba, sus sempais no lo pasaron por alto, con un balonazo lo hicieron reaccionar.

 

- Midorima pon atención al juego, aún que sea una práctica debes estar al cien.

 

- Es ridículo nanodayo.

 

- Sólo por eso limpiaras el gimnasio y recogerás todo después de dar cien vueltas.

 

-  Es un poco excesivo, Miyaji-sempai no sea cruel.

 

- Quieres hacerle compañía  Takao, eso se puede arreglar.

 

- No gracias, me basta con el entrenamiento.

 

Basta decir que el ambiente en el lugar, estaba peor que un duelo de espadachines apuntó de desenfundar su espada, debido a ciertos incidentes la práctica término con un puntaje a favor del primer equipo y es que con los tiros de alta trayectoria nadie podía superarlos, la mayoría se retiraron dejando solos a dos jóvenes y sus problemas.

 

- Shin-chan es obvio que algo que molesta, porque no lo sacas de una vez. 

 

- No tengo nada, además no deberías estar aquí, vete a casa no necesito compañía y menos la tuya.

 

- Tienes razón, ya me cansé de esperar por ti, no lo haré más. Dejó caer el balón con el que jugaba, tomando sus cosas e irse a casa.

 

En su mente sólo una idea cruzaba, acaso Oha-Asa se equivocó en su prediccion o porque no lograba ser honesto, el sonido de la puerta abriéndose lo saco de sus cavilaciones. - Takao espera yo...

 

- No Shin-chan, ya espere demasiado, dejame tranquilo. Se dispuso a salir, pero una mano  se lo impedía.

 

- Si hay algo  que me molesta y eres tú. Hablaba cerca de su oído debido a la posición en la que se encontraban. - Desde ese día no puedo dejar de pensar en ti, por  eso ... lo de hoy no es la excepción, quiero que tú seas ... mejor dicho espero que...

 

No lograba terminar la oración, su rostro se tiño con un adorable tono rojizo, el menor al voltear pudo verlo, ambos con los ojos puestos en el otro,  se fueron acercando, con el corazón latiendo tan fuerte y rápido, sus labios se rozaron enviando una descarga a todo su cuerpo, poco a poco fueron profundizando aquel contacto, disfrutando del sabor, el calor y lo placentero que era estar cerca uno del otro.

 

- Agh mgh Shin-chan no aquí.

 

- Ya no hay nadie. Sus respiraciones eran profundas y aceleradas, cada beso, cada caricia, encendía una llama de pasión, la ropa se hizo estorbosa siendo lanzada aún lado, el peliverde no tardó en probar esa piel blanquecina marcándola como suya, desde el cuello hasta la clavícula dejó huella, siguió su camino al pecho tomando un pezon entre sus labios lamiendo, mientras el otro era atendido por su mano.

 

- No más Shin-chan agh no puedo ngh. El placer que recibía lo llevaba al paraíso, era tanto que podía morir ahí mismo y ser feliz, dejó de pensar cuando su miembro fue tomado por la boca del mayor, los gemidos que trataba de callar, al final salieron enciendo más al ojiverde, el cual se quitó la venda de su mano izquierda, llevó tres de sus dedos a la boca del menor, quien los lamió ávidamente hasta dejarlos bien ensalivados. - Espera, no quiero ser el único que disfrute. Acomodándose ambos para seguir donde lo dejaron, el halcón metía y sacaba el falo del mayor de su boca, mientras su cavidad anal era estimulada.

 

Cuanto tiempo llevaban en el gimnasio, ninguno lo sabía y tampoco les importaba, sólo anhelaban continuar explotando su pasión, los dedos que tanto quería sentir se encontraban en su interior, los labios que deseaba probar le daban placer a su miembro, cuando ambos estaban a punto de llegar al climax pararon todo.

 

- Lo haré despacio para que no sea tan doloroso.

 

- No soy tan frágil, puedo soportarlo.

 

Recostado en todo lo largo del lugar, a pocos centímetros se ubicaba la puerta, afortunadamente con los seguros puestos, separó sus piernas permitiendole el acceso, poco a poco fue metiendo su miembro en esa estrecha cavidad, unas lágrimas se escapaban por los ojos del ojiplateado pues esa intromisión lo estaba partiendo en dos, aún así no dejaba de ser un sueño hecho realidad, con un impulso logró meterlo por completo, sacando un grito de dolor por parte del halcón, quería embestirlo de una vez, pero al ver la cara de sufrimiento del chico debajo de él, se contuvo al menos hasta que se acostumbrase. Unos minutos después el azabache comenzó a mover sus caderas dando la señal que podían empezar la faena.

 

Por todo el sitio lo único que resonaba eran los gemidos y sonidos de dos jovenes volviéndose uno, no prestaron atención a nada, cada beso que se daban era una muestra más de lo mucho que habían deseado estar juntos, con los cuerpos perlados por el sudor terminaron con el nombre de su pareja, uno dentro del menor, el otro en sus estómagos, estaban agotados debido al esfuerzo físico, apesar de ello se sentían felices, de esa forma se dijeron lo mucho que se quieren y necesitan, se quedaron un rato acostados.

 

- Takao yo te am...

 

- No necesitas decirlo, ya lo sé, además acabas de demostrarlo, ahora debemos de arreglar esto.

 

- Puedes levantarte, mejor quedate acostado, yo recojo todo y te llevo a casa. Poniéndose de pie, colocándose su ropa ayudando al halcón con la suya.

 

- Gracias Shin-chan, la verdad no puedo ni sentarme. 

 

Con un último beso se puso a ordenar el gimnasio, tal y como su sempai lo había pedido, al terminar llevó cargando al ojiplateado hasta su casa, esa escena no era extraña ya antes había llegado así por el entrenamiento infernal, su madre lo recibió con una sonrisa y el baño listo, se despidió de su tsundere novio con un inocente contacto en los labios y un buenas noches. Al ir caminando a su hogar un mensaje llegó a su teléfono el número de su sempai, era corto pero directo, una orden de reunirse ambos con el, mañana a primera hora, apenas puso un pie dentro de su casa, saludo a todos y fue directo a su habitación, hablaría con Takao al amanecer, por ahora quería descansar. El día siguiente dio comienzo como el resto, con una diferencia, debían llegar antes que el resto y hablar con Miyaji.

 

- Buenos días Miyaji-sempai. Saludaron ambos jóvenes.

 

- Iré al grano con ustedes y sobre todo tu Midorima. El nombrado dio un paso al frente, quedando muy cerca del otro. - Me puedes explicar porque los dos tuvieron sexo en el gimnasio el otro día.

 

Por instinto retrocedieron unos pasos, acaso no habían sido lo suficientemente precavidos?  Sus cálculos fallaron y alguien fue testigo de su aventura romántica? el peliverde fue quien habló con tanta seguridad reflejada en su mirada. - El objeto de la suerte de cáncer y escorpión era un gimnasio.

 

La cara de su sempai por semejante respuesta era inigualable tanto que el halcón no aguantó y se puso a reír como si no existiese un mañana, lo cual provocó que Miyaji se extendiera en el castigo para ambos chicos, un mes de entrenamiento al  doble, además de ser los encargados de limpiar y acomodar el gimnasio. Unas terminando de dictar su castigo/sentencia, comenzaron con sus clases y la rutina de todos los días, al menos ahora que ya estaban juntos como pareja no se les haría tan pesado.

Notas finales:

Gracias por leer


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